Capitulo 74

Bien.... eh.... Hola,Marvelitos. En estos momentos, estoy escribiendo porqué sé quetengo que hacerlo, pues, de no ser así, la historia no avanzaría yno se acabaría nunca. Pero, si realmente tuviera que depender de misganas, cerraría todas las carpetas con mis historias y las dejaríaaparcadas a un lado, seguramente apagando el ordenador.


En este punto, lo másseguro es que os estéis preguntando ''¿Qué ha pasado?''. Bien...seguro que más de uno me entiende cuando diga esto. Mis padres.


Sí, eso simple yllanamente es lo que me ha pasado. Mis padres son.... y han sidosiempre... una pareja que solo puede estar en calma durante brevesperíodos de tiempo, con ocasionales peleas puntuales por las cosasmás absurdas que alguien pueda llegar a imaginarse en estosmomentos.


Pero luego... en laspeores situaciones, esas peleas van a más, llegando al punto ''Voy apedir el divorcio'' ''Vete a la mierda'' ''No quiero volver averte'' y una larga lista de insultos varios dados a gritos quetodos los vecinos de los alrededores podrán escuchar sin problemasdesde sus casas.


En algunos casos, esposible que os sintáis identificados, que hayáis vivido situacionessimilares o lo hayáis visto antes de un divorcio.


Sinceramente, el hechode que mis padres se separaran me ayudaría a tener algo de calma enmi vida, pues, por las formas que tienen ambos de ser, no dejarán dehablar y empeorar la situación si yo no me meto en medio y los paro.Algunos diréis que no es lo más sensato porque me salpicará a míla discusión. Y os digo ''es cierto, pero la pelota se haría muchomás grande si no lo hiciera''.


Después de unadiscusión de esas dimensiones, vienen días de malas caras, másinsultos, alguno de los dos duerme en el sofá, silencios tensosdonde parece que cualquier ruido podría provocar una nuevabatalla.... Vamos, que no es un ambiente relajado como para quealguien se siente y escriba sin más.


Algunos pensaréis''Pues tus padres se separaran o acabarán haciéndolo''. No, másquisiera yo. Después de vivir días en esa tensión, de nuevo, porlos motivos más absurdos, todo vuelve a la normalidad entre ellos,no se saca más el tema de la discusión, vuelven a dormir juntos y asalir por ahí. ¿Y los demás, que han estado a punto de ver comouno de los dos se largaba de casa? Pues nos quedamos con cara de nosaber qué mierda pasa aquí, ni cómo arreglarlo o cómo hacer queesto no se repita.


Porque esta pelea, quese produjo porque el asiento de mi madre en el coche estaba movido,lo que significaba que alguien se había subido en él, solo ha sidomeses después de otra gorda, donde mi madre dejó en la calle a mipadre, después de una hora le permitió pasar a recoger sus cosaspara que se largara, él fingió desmallarse dos veces (mi padre noes buen actor) y, sinceramente, aún no sé cómo se arregló la cosay él logró quedarse.


Por cosas como esas, miestado de nervios y de ánimo se montan en una montaña rusa, noconcilio el sueño y lo que viene siendo escribir o cualquier otraactividad me resulta imposible. Ellos vuelven a la normalidad, pero¿cómo lo hago yo? Así que.... aquí estoy, obligándome aescribir, tratando de volver a la rutina. Si notáis que algo nosigue el mismo ciclo que lleva la historia durante todo este tiempo,por favor, hacedmelo saber y trataré de ponerle solución porque, apesar de que quiero avanzar, es como si ahora no supiera bien cómo.


Algunos diréis que nome obligue. Yo os digo ''O lo hago o habrá otra discusión en casa yesto se hará infinito y no escribiría nunca''.


Así que... creo que hedejado las cosas claras. Espero no haberos amargado demasiado el día(o la noche, sea cuál sea el momento en el que vosotros leéis) yque disfrutéis de la historia. Supongo que por eso me gustaescribir. En ellas solo existen los conflictos que yo quiero quehayan. Y, si lo deseo, puedo hacer que acaben.


Disfrutadlo yhablaremos después.


CAPITULO 74


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Cuando Sam y Bucky se dirigieron al piso de los Wilson, sabiendo quetenían que hablarles del apartamento que este ultimo habíaalquilado para ellos sin previo aviso, a parte de contarles todos losdetalles sobre que Sam iba a ser ahora miembro de la policía, elhalcón gruñón empezó a poner pegas de camino a la casa.


-Mi madre y mi hermana seguro que pierden la cabeza. Son de esetipo de personas.


-Es posible que se emocionen, pero creo que eso es lo normal-comentó Bucky, cogido a este de la mano.


Así era como habían llegado a la tienda de muebles más cercanay, tras examinar algunos cuantos muebles, como la cama o el sofá queiría en el salón, dejando el resto para más adelante, Bucky sehabía aferrado a su mano y se había negado a soltarlo en todomomento, casi como si alguien les hubiera pegado.


La dependiente que se encargó de mostrarles los muebles no dejóde sonreír mientras los veía de aquella manera, pues Bucky seencontraba sacando pecho al mismo tiempo que Sam parecía estardeseando esconderse en el agujero más pequeño que consiguieraencontrar.


Solo habían escogido eso, la cama y el sofá, porque amueblartodo el apartamento les llevaría mucho más tiempo y, como Buckybien había dicho...


-Empezaremos por lo más importante y luego nos iremos encargandodel resto.


Sam estaba convencido de que el mapache podría vivir solo conesos dos muebles en casa, sin necesitar nada más.


Sus ropas solían estar en maletas y en macutos todo el tiempo,preparado para ir a una misión en el momento en el que sus jefes lollamaran. Estaba hasta convencido que solo se había empeñado encomprar una cama porque él se había negado a hacer nada en elsuelo.


-Le estás dando vueltas por la cabeza a algo- le dijo elcastaño, obligándole a volver la cabeza hacia él.


-¿Qué?- murmuró Sam a su vez, mirándole.


-Que tenias la cabeza en otra parte.¿En qué estabas pensando?


-Que ha sido un día con demasiadas sorpresas- murmuró.


Y no estaba mintiendo. Entre haber pasado sus pruebas, saber quetenía un trabajo esperándolo, la sorpresa de Bucky y saber queahora tenían un piso que amueblar, eran demasiadas cosas como paraaceptarlas de golpe.


-Bueno... al menos han sido sorpresas agradables. Deberías teneruna sonrisa en la cara de oreja a oreja, en vez de lucir esa cara,que parece que alguien te hubiera golpeado o algo así.


-Discúlpame por no ir dando brincos por la calle- le soltó estea su vez, mirándole con disgusto.


-No pasa nada. Ya sabía cómo eras de antes. Nada me sorprendeya- comentó Bucky, sonriendo ampliamente.


Era como si el malestar de Sam lograra hacerle crecer a él. Ocomo si sintiera que no era él mismo si no le daba unos cuantosgritos.


-Sabes que no me puedo pasar toda la vida gritándote, ¿verdad?-le dijo este, volviendo la cabeza de nuevo hacia Bucky.


-¿Cómo que no? Llevas gritándome desde que nos conocimos. ¿Quéson unos cuantos años más, hasta que nos hagamos viejos?


De verdad parecía creer que su relación no sería la misma siSam no le gritaba de vez en cuando.


-A ver si va a resultar que eres uno de esos que les gusta queabusen de ellos- comentó el halcón gruñón, alejándose un poco deBucky para poder mirarle mejor.


-He de admitir, que, con el tiempo, el hecho de que me grites meexcita bastante- asintió este, sin perder la sonrisa que tenía enla cara.


Como respuesta a eso, Sam lo golpeó en el brazo con la manolibre.


-Oh, sí. Golpéame más fuerte- le soltó Bucky a su vez,mirándole, logrando que Sam se avergonzara y se regañara a símismo por entrar en los juegos extraños de este.


-Eres un pervertido- le dijo por lo bajo.


-Pero solo contigo- le dijo Bucky a su vez.


-Eso no me tranquiliza tanto como tú crees.


Sin embargo, para suerte de ambos, no tuvieron que continuar conaquella conversación, que había empezado a hundirse en extrañosterrenos, llegando al edificio de Sam.


Este echó un vistazo hacia arriba, como si desde allí fueracapaz de ver a su familia, deteniéndose, forzando a Bucky a pararsetambién.


-¿Qué ocurre?- le preguntó el castaño, colocándose a su ladode nuevo.-¿Tan nervioso te pone contarle a tu familia que vas aindependizarte e irte a vivir con tu novio?


Sam le dirigió una dura mirada, molesto porque no le dejaraasimilar lo que iba a pasar a continuación. Pero, en seguida, dejóde mirarlo cuando se dio cuenta de la sonrisa que se estaba abriendopaso en el rostro de este, disfrutando del momento.


Al parecer, Bucky realmente adoraba que lo tratara mal. Por sucumpleaños, iba a tener que comprarse un látigo y darle unoscuantos azotes.


Negó con la cabeza para alejar aquella absurda idea que le habíainvadido y se concentró únicamente en el hecho de cómo iba acontarle a su familia que se iba a vivir con este.


Tras unos breves instantes de pensar, se dijo que lo mejor quepodría hacer sería seguir hacia adelante y que dijera lo primeroque se le pasara por la cabeza. Después de todo, en cuanto les dierala noticia, no le dejarían hablar.


-Vamos adentro- dijo de pronto, haciendo que Bucky le siguierasin más remedio.


No hubo cruce con vecinos ni nada que le despistara de suobjetivo final mientras subían en el ascensor, cada vez más cercade su destino. Y , cuando se colocó ante la puerta de su piso, tomóaire para soltar sin más la noticia que venía a dar.


-¡Nos mudamos!- exclamó Bucky, nada más pasar por la puerta,haciendo que Sam se volviera hacia él con los ojos abiertos comoplatos.


¡¿A caso no tenía que ser él el que diera semejante noticia asu familia?!


Sin embargo, el castaño solo le dirigió una sonrisa, como si nohubiera hecho nada malo.


Sarah, que había estado sentada delante de la televisión, asomóla cabeza por encima del mueble, en su dirección, y la madre de Sam,que estaba haciendo algo en la cocina, dejó caer un cuchillo alsuelo.


-¿Cómo dices?- apareció preguntando el señor Wilson,quitándose las gafas de leer que llevaba en la punta de la nariz.


-Como sabía que Sam iba a pasar sus pruebas sí o sí, lepreparé una sorpresa. He alquilado un apartamento para los dos- lescontó el castaño, sin dejar de sonreír, aún con la mano de Samaferrada a la suya.


El halcón gruñón seguramente no le había soltado aún porqueestaba demasiado sorprendido al ver lo fácilmente que este habíasoltado la noticia, aún mirándole como si acabara de soltar unabomba en mitad de su salón.


-Pero... pero...pero... - fue lo único que llegó a murmurar laseñora Wilson, aún pareciendo en shock.


-¿Voy a poder ir a visitaros? ¿Está aquí cerca?- preguntóSarah, poniéndose de rodillas sobre el sofá para poder hablar haciaellos.


-¡No!- exclamó Sam en el acto, sabiendo que esta podíaacomodarse fácilmente.


-Sí- le soltó Bucky a su vez, aún dirigiendo una sonrisa atodo el mundo.-En cuanto consigamos amueblar la casa, podrás venircuantas veces quieras.


-Pero... ¿esto lo habíais hablado o algo?-preguntó el señorWilson.


-Como ya he dicho, era una sorpresa que le tenía a Sam. Nosabéis la cara que ha puesto cuando lo he llevado al piso.


-Me lo puedo imaginar- comentó la señora Wilson, agachándosepara recoger el cuchillo que se le había caído al suelo.


-¿Eso significa que podré usar su cuarto para lo que quiera?-preguntó Gideon, que parecía el menos sorprendido de la casa.


Era posible que hubiera esperado que, antes o después, llegarancon una noticia como esa.


-No, no vamos a cambiar nada de la casa solo porque tu hermano sevaya- se quejó el patriarca de los Wilson, volviéndose hacia suhijo mayor.


-¿Qué más dará? Si será un cuarto que ya no use más-protestó este, irritado.


Pero, ante la mirada de su padre, decidió callar.


-Pero... ¿cuándo pensáis iros?- preguntó la señora Wilson,caminando hacia ellos como si aún no hubiera salido del todo delshock y le siguiera costando.


-Pues no lo hemos hablado- comentó Sam, soltándose en esemomento de la mano del castaño, dándose cuenta de que habíanentrado así y que toda su familia los había visto.


-Pero será lo antes posible- afirmó Bucky.-Después de todo,los dos ya somos adultos y es hora de que vivamos nuestra vida.


-Yo quiero echarme novio también- se lamentó Sarah, apoyándoseen el sofá mientras los miraba.


-Aún eres demasiado joven para eso- protestó su hermanomediano, volviendo los ojos hacia ella.


Pero esta solo le sacó la lengua y se volvió de nuevo hacia latelevisión.


-Mi pequeño- murmuró la señora Wilson, llegando hasta Sam ysujetando el rostro de este entre sus manos.-Ya se nos va de casa.


-Me voy de casa, mamá- protestó este.-No del país.


-¿Y dónde está ese piso al que os vais a mudar?- preguntó elseñor Wilson, el que estaba siendo más practico que sentimental enaquellos momentos.


-En el centro- le informó Bucky, viendo como Sam aún tenía elrostro atrapado en las manos de su madre.-Casi en el corazón deManhattan.


-Bueno... si te dan esa zona para patrullar, lo máximo que vas atener que hacer será atrapar a unos cuantos ladrones de tiendas ycontrolar el tráfico- comentó el señor Wilson, pareciendo mástranquilo al saber que su hijo iba a estar en una zona segura.


-Mamá, por favor, ¿puedes soltarme ya la cara?- rogó Sam,tratando de que esta le soltara para poder continuar con laconversación.


-No puedo- le dijo esta, apretando su cara contra la de él,rodeándole con sus brazos.-Mi pequeño se nos va de casa. Tengo quedisfrutarte todo lo posible- comentó esta, solo estirando una manohacia Bucky para unirlo al abrazo cuando reparó en la presencia deeste sonriente junto a ellos.


-Es oficial, Sarah- comentó Gideon a su hermana pequeña.-Él esel hijo favorito.


-No digas tonterías- se quejó la señora Wilson.-Si tuviera losbrazos más largos, sabes que también os estaría abrazando avosotros. Mis tres pequeños no van a estar más juntos como ahora.


-Sabe que vamos a permanecer en la misma ciudad, ¿verdad? Se lohemos dicho, ¿a que sí?- comentó Sam por lo bajo.


-Pero no te resistas más- le respondió Bucky, aprovechandoaquello para poder achuchar al halcón gruñón todo lo quequisiera.-Tú solo dejate abrazar y todo acabara cuantoantes.

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Lasmadres parecían haber despertado a una especie de radar, pues,cuando Steve acabó con los ensayos del grupo y terminaron de revisarsu agenda con Natasha para aclarar cuáles serían los próximoseventos que tenían en el horizonte, se encontró con que SarahRogers estaba sentada cómodamente en el salón del piso, hablandocon Jarvis, a pesar de que el anciano mayordomo parecía empeñado enpermanecer en pie.


-Mamá, ¿qué estás haciendo aquí?- comentó, dirigiéndosehacia ella y regalándole un beso en la mejilla.


-¿Acaso una madre necesita una excusa para visitar a su hijo?-replicó ella a su vez, acariciando el rostro de este antes de queSteve se volviera a incorporar.-He venido de visita en uno de misdías libres y aquí el amable señor Jarvis ha estado haciéndomecompañía, aunque ha rechazado todas mis invitaciones para que sesentara.


-Lo lamento, señora Rogers, pero mientras me encuentre en mihorario laboral, debo permanecer en el lugar que me corresponde.


-Vamos, hombre. No diga eso. Tiene pinta de ser quién se encargade la casa y, por lo que veo, hace un buen trabajo. Se merece undescanso.


-Lo mismo le digo yo, pero se niega- se quejó Steve.


-Agradezco su preocupación por mi bienestar, pero le aseguro queme encuentro en pleno uso de mis facultades sin necesidad dedescansos.


-Es un hombre testarudo- afirmó la señora Rogers.


-Desde luego- convino Steve.-Ni siquiera me deja fregar losplatos.¿Te lo puedes creer?


-Señor Jarvis, si impide que mi hijo haga esas simples tareas,me lo va a transformar en un vago.


-No es para tanto, mamá- comentó Steve.


-Lamentaría que se produjera tal hecho, pero si el señor Rogershiciera mis tareas por mí, ¿qué uso tendría yo?


En ese punto, ambos tuvieron que darle la razón.


-Ahora, si me disculpan, seguiré con mis tareas y les dejaré untiempo a solas. Soy consciente de que hace tiempo que no se veían-comentó el mayordomo, haciendo una inclinación completamente rígiday saliendo del cuarto.


-Me cae bien ese hombre, pero parece salido de otra época-comentó la señora Rogers.


-Es que es de otra época, mamá. Él se encargó de cuidar deTony cuando sus padres murieron. Y, supongo, lo hizo todo siemprepermaneciendo en su sitio.


-A veces, se me olvida la difícil vida que ha tenido Stark-comentó Sarah, pareciendo apenada.-Siempre está tan alegre y sindejar de crear...


-Tony sabe disimular muy bien lo que le pasa. Además, es unhombre fuerte que no se deja abatir fácilmente por los golpes que ledé la vida.


Sarah lo contempló con atención mientras hablaba, con unaligera sonrisa en los labios.


-¿Por qué sonríes de esa manera?- le preguntó Steve.


-Es que... nunca me imaginé que te vería así de enamorado-comentó esta, apoyando un brazo en el respaldo del sofá.


Casi de manera instantánea, un sonrojo subió por el rostro deRogers.


-¡Pero, ¿qué estás diciendo, mamá?!


-Solo hay que mirarte a la cara mientras habla del señor Stark.Estáis tan enamorados... No sabes lo feliz que me hace- le dijoSarah, sujetando una de las manos de Steve entre las suyas.


-Por favor, Sarah. Creí que había quedado claro que podíasllamarme Tony- comentó este, apareciendo tras el sofá ysorprendiendo a ambos.


El moreno parecía estar contento por ver a la mujer allí,dirigiéndole una sonrisa mientras lanzaba su chaqueta a un lado.


-Disculpa. Se ve que aún no me he acostumbrado a la idea-comentó esta, poniéndose en pie y dirigiéndose hacia él, tambiénsonriendo.-Pero, si vengo a visitaros a menudo, seguro que enseguidalo cogeré de costumbre.


En cuanto estuvo a su altura, la señora Rogers le dio uncaluroso abrazo a Tony, que pareció pillar a este un pocodesprevenido, pero recibió de buen grado.


-Parece que el señor Jarvis cuida bien de ambos- comentó estacuando lo soltó, echándoles un vistazo a los dos.-Aunque no quieroque os convirtáis en unos mimados.


-Desde luego, señora Rogers. Eso no va a pasar.


-Oh, por favor. Si yo te llamo Tony, espero que tú me llamesSarah. Ya lo sabes.


-Por supuesto. No sé dónde tengo la cabeza.


-¿Un día duro?- le preguntó Steve.


-Ya sabes. Pepper. Quiere que trabaje durante todo un díalaboral completo.


-Vaya. Que mala. Quiere que trabajes.


-¿Y cómo van las cosas fuera del trabajo?- le preguntó Sarah.


-Oh. Pues muy bien, la verdad- afirmó Tony.-Steve y yo estamos apunto de adoptar- soltó sin más.


-¿Disculpa?- dijo Steve, volviéndose hacia Tony.


-¿Cómo dices?- le preguntó Sarah.


-Es un chico estupendo. Tiene quince años y está trabajando enla discográfica con Steve. Le ha cogido bastante cariño, así queestaba pensando ''¿por qué no?''.


Sarah miró hacia su hijo, que negó con la cabeza conresignación, y se echó a reír.


-Bueno... a mí no me importaría que lo hicierais. Me haceilusión saber que podría tener nietos algún día. Aunque seannietos ya adolescentes.


-Oh. Seguro que le encantaría Peter. A todo el mundo le encantaese chico. Se sabe ganar a la gente.


-Solo he dicho que estaría bien que recibiera ayuda- soltóSteve.-Pero ya sabes como es Tony para todo. Lo lleva al extremo.


-La verdad es que... si es un chico tan encantador y que deverdad se merece esa ayuda, me encantaría que se labrindareis.¿Podría conocerlo?


-Siempre podríamos ir un día de visita a la discográfica paraver a Steve trabajando con el grupo y conocer a Peter- sugirió Tony.


-¡Esa me parece una idea estupenda!- exclamó la señoraRogers.-Siempre quise ver a Steve trabajando.


-¿Por qué siempre pienso que no sale nada bueno cuando vosotrosdos os juntáis?- comentó Rogers.


-Oh. Steve, no seas celoso. Podemos compartir el amor de tu madresin problemas- le dijo Tony, envolviendo los hombros de Sarah con unbrazo y volviéndose hacia este.


La señora Rogers sonrió, envolviendo la cintura de Tony a suvez, sabiendo que a esta le parecía gracioso todo lo que este hacia.


-Sí, cariño. Puedo apreciar al hombre que has elegido paracompartir tu vida.


-Oh, no. Ya hace tiempo que no me pongo celoso. Sé que avosotros dos hay que dejaros a vuestro aire. Solo me provocaría undolor de cabeza de otro modo.


-Oh, mi niño- comentó la señora Rogers, dirigiéndose hacia ély abrazándole por la espalda.-Se pone celoso si ve a su mami dándolecariño a otra persona.


-¡Ya te he dicho que no es eso!- exclamó este, tratando desoltarse.


-Pero que tímido que es mi niño.


-No se crea. Cuando quiere, deja de serlo- soltó Stark concompleta calma, sonriendo.


-¡Tony!- exclamó este, entre escandalizado y avergonzado.


Pero Sarah todo lo que hizo fue reír, pareciendo ya conocer desobra cuál era la mecánica de ambos.


-Tranquilo, cariño. No soy tan ingenua para no saber quevosotros haréis vuestras cosas.


-¡Mamá!- exclamó este, poniéndose en pie, tapándose losoídos con las manos.-¡No quiero hablar de esos temas contigo!


-¿Ves?- comentó Tony, colocándose junto a ella, mientras Sarahse incorporaba del sofá.-Siempre es así con él.


-Siempre fue tímido delante de otras personas. Creo que eso losacó de su padre.


-Desde luego, tendría que haber salido más a usted. Se habríacomido el mundo ya hace mucho.


-Oh, calla. No hace falta que digas esas cosas- le dijo la señoraRogers, dándole un golpecito en el brazo, aunque le estuvieradirigiendo una sonrisa.


-Si queréis, me marcho y os dejo hablar.


-Ya está otra vez- dijo Tony.-Se nos pone celoso cuando no leprestamos atención.


-Es tan sensible- asintió Sarah, dándole la razón.


-Creo que me iré a la cocina, para ver si Jarvis necesita ayuda-comentó Steve, sabiendo que, dijera lo que dijera, estos seguiríandiciendo lo que quisieran.


Y antes de que ellos le siguieran, Tony y su suegra se dirigieronuna sonrisa cómplice y fueron tras sus pasos, sabiendo que sacaban aSteve de los nervios, pero haciéndoles la suficiente gracia comopara aún no acabar con la broma.


-Vamos, cariño. No te enfades- le dijo su madre.


-Salgamos a cenar por ahí para que se te pase el enfado.


-¡Que no estoy enfadado!


-¿Vamos a por sushi?- comentó Sarah.


-Oh. Perfecto- dijo Tony.-Conozco un sitio genial cerca. Si Steveno quiere venir, ¿por qué no vamos tú y yo?


-Por mí, sin problemas- afirmó ella, cogiendo el brazo que Tonyle tendió y dirigiéndose al ascensor.


Caminaron más lento de lo normal, esperando que Rogers hiciera odijera algo de ello. Pero, hasta que no se oyó el ruido delascensor, este no llegó hasta ellos, con sus abrigos.


-Pero será una cena rápida- comentó Steve, montando en elascensor.


Como respuesta, Sarah y Tony se miraron y volvieron a sonreírse,sabiendo que iban a tener bromas para rato.


Findel capitulo 74


Bueno...sinceramente, llevaba pensando toda la semana que tenía el texto queescribo con el móvil ya pasado al ordenador y preparado. Y llegohoy, dispuesta a subir el capitulo y cuál es mi sorpresa cuando abroel documento y veo dos páginas y nada. Menos mal que todo lo tengoguardado porque si no, me habría dado un infarto.


Tengoque decir que, desde que escribí la entrada de arriba, estoy muchomejor (aunque con algunas peleas entre ellos aquí y allá, que escomo el pan de cada día) y me obligo a ser optimista. Creo haberoscomentado que gané un concurso de la peli El Muñeco de Nieve. Puesno ha sido el único. Gané también el libro firmado por los protasde El Secreto de Marrobowne y anteayer me informaron que gané unconcurso que había sobre la peli de Feliz día de tu muerte, asíque supongo que la vida te pega por un lado y te acaricia por otro.En algo tenía que tener suerte. Supongo que poder soltar esto aquí,como en plan diario, y extraerlo de dentro, en vez de dejar que seenquiste, ayuda. O, al menos, es la sensación que tengo yo.


Dibujartambién me ha venido bien. He estado concentrada en mis novelaspersonales y hoy mismo he terminado a un personaje nuevo (los dewattpad podréis verlo, pero los de fanfiction hay que exigir que sepuedan subir imágenes con los textos ya). Se llama Wiaryon y es unadiosa creadora. Por ello, debería ser buena, pero digamos que... esalgo celosa de la suerte que tienen otras y es belicosa, avariciosa ydesea por todos los medios tener a Reskat, uno de los diosescreadores que habitan en el cielo.

Si entráis en mi twitter(Judit_Da_Silva1) o en mitumblr (donde me podéis encontrar como Tomoyo Chidori) En ambospodéis encontrar todos los dibujos que he estado haciendo y quiénesson cada uno, pues cuando empiezo a dibujar... Cuando a mi cabeza le da por una cosa, no hay quién le ponga freno, aunque tenga que interumpirme de otras cosas.


Sinembargo, centrémonos en la historia. Bucky y Sam ya han dado subuena noticia, aunque haya sido al extraño modo del castaño, laseñora Rogers y Tony se llevan genial molestando a Steve de vez encuando... en fin, que son familias felices. Espero que el haber leídoeste capitulo os haya traído sonrisas a vuestras caras como a mí meha pasado mientras lo leía para corregir, aunque no sé muy bien conqué llegaros en el próximo. También tendré que pensarlo.


Nose me ocurre qué más decir en estos momentos, así que, con lamente dándole vueltas a mil cosas al mismo tiempo, mejor me despido.Como siempre, os deseo que os mantengáis sanos y nos seguimosleyendo en el siguiente capitulo. Bye.

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