Capitulo 72
Suma y siguen loscapítulos en esta historia, Marvelitos míos. Y muy encantada deello estoy, porque hay otras parejas que quería dejar bien definidasy claras. Alguna que otra hasta me lo habéis comentado vosotrosmismos, así que, como no, aquí vamos a tratar de darle una alegríaal máximo de personas posibles.
Pero en este momento,en este día, en este ciclo lunar en el planeta Tierra, llegamos aquícon un nuevo capitulo que iniciará con un Thorki (y esta vez sí, nocomo en el capitulo anterior), con otra posible pareja sobre lamitad. Es lo que tiene que escriba luego los capítulos, que no estoysegura de lo que voy a hacer hasta que está hecho. Como siempre, sihay otros de por medio, se diferenciará con la línea de puntos.
Y no, no me preguntéisquienes son la otra pareja. No lo tengo claro (o, a lo mejor, soloquiero que sea una sorpresa para vosotros)
Hoy me toca subir elcapitulo 70, así que aún no me estoy creando un buen margen.Sobretodo cuando mañana me voy a casa de mi hermano y no voy a poderllevarme el ordenador. El martes tenemos que irnos a Madrid y elmiércoles vamos al museo del Prado y de vuelta para casa con cuatrohoras de viaje, así que, como veis, en estos días va a estar jodidoeso de que me ponga a escribir. Es como si el cosmos no quisiera quelo hiciera.
Pero yo me voy a oponeral cosmos o las fuerzas universales que están en mi contra y trataréde escribir en cualquier momento libre de este viaje que tenga libre.Como vamos a una firma de libros, seguro que nos va a tocar hacercola. No quiero recordar todas las que me comí en la Feria del librode Madrid, al que fui este verano con mi cuñada.
Y sí, por si lo habéisnotado, si hay algo importante relacionado con libros, mi cuñada yyo estamos allí las primeras de la cola. Dios. Aún recuerdo que,para que nos firmara Blue Jeans nos tiramos algo más de tres horas,cerraron la caseta y el hombre, muy amable, nos guió hasta un bancopara firmarnos a los que aún estábamos allí, esperando. Podríahaber dicho que nos tocaba volver después de comer. Él y su noviame parecieron muy majos.
Bueno... volviendo conla historia, porque, como siempre, me puedo despistar con una sombraque pase cerca, centrémonos en cómo estaba la cosa con estos dos,osea, con la pareja de Thorki.
Por lo que podemosrecordar, Thor, para varias, se fue de la lengua más de lo debido yLoki, como una buena diva haría, se enfadó con él. Pero, como elhecho de pegarle en directo no habría quedado demasiado bien para suimagen ( o eso piensa Loki. A lo mejor a las fans les habríaencantado) pues tendrá que echarle la bronca en privado.
O, eso será, siempre ycuando, si Thor no tiene algo preparado para él a su vez. ¿Lotendrá? ¿Habrá caído él mismo en la cuenta de que ha metido lapata? Tendremos que leerlo para saberlo, ¿verdad?
Seguiremos hablando alfinal del capitulo. Espero que os guste.
CAPITULO 72
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A pesar de que Thor le diría a cualquiera que él no había hechonada malo en el programa de televisión, que simplemente habíarespondido a las preguntas que le habían hecho con la mayor de lassinceridades, sabía que, de decir eso delante de Loki, iba a suponerque el moreno no le permitiría tocarlo en mucho, mucho, muchotiempo.
Ya lo había enfadado bastante con todo lo que había ocurridocon su intervención en el club de fans. Si llegaba a casa con otroerror de ese tipo, podía darse por muerto.
Así que, antes de que Natasha y la furgoneta les dejara en casa,alegó que tenía que ir a un lugar antes.
Tanto el moreno como su jefa de prensa se le quedaron mirando, nocon demasiada buena cara.
-¿A dónde quieres ir?- le soltó Romanoff.-Te recuerdo que eresalguien que destaca y la gente puede acabar reconociéndoteenseguida.
-Lo tendré en cuenta- aseguró.-Pero no voy muy lejos y volveréa casa enseguida.
Natasha al final aceptó parar el coche, aunque la expresión deLoki le estaba dejando claro que era mucha mejor elección que sequedara dentro del vehículo.
-Volveré enseguida- le dijo a Loki, mirando a este antes debajarse, tratando de que se quedara tranquilo.
-¿Lo dices por mí? Fíjate lo que me importa a donde vayas- lerespondió el moreno, cruzado de brazos y mirando hacia otro lado.
Ya solo quedaban ellos en aquella furgoneta, lo cuál era deagradecer para que nadie viera la actitud cortante de este.
Y supo que tenía que salir sí o sí, de manera urgente.
-Como hagas un escándalo por ahí, puedes estar seguro de que tecortaré lo que más quieres-le dijo Natasha, bajando la ventanillade su lado del coche, antes de que él hubiera podido alejarse losuficiente.
Aquello hizo que este se detuviera un momento, reflexionandosobre lo que le había dicho.
-¿Vas a cortar a Loki?- preguntó.
Pero Natasha, en vez de responder algo a aquello, soltó unbufido y volvió a subir la ventanilla, poniendo el coche en marcha.
Tras eso, Thor se dirigió hacia un destino claro y, para susorpresa, sí que fue reconocido por la gente, aceptando firmar unoscuantos autógrafos y tomándose unas fotos con las fans.
Más de una le preguntó por su relación con Loki, pero, con unasonrisa en los labios, tuvo que decir que aquello era algo que debíamantener en privado, dirigiéndoles un guiño.
Eso era más que suficiente para que a ellas les diera una risitanerviosa y algo pervertida, imaginándose cómo sería su relación,y dejaban de preguntar.
Por su parte, supo enseguida cómo se comportaría Loki de estaren la misma situación. Seguramente, iría con la cabeza bien en elalto, no sonreiría para las fotos y alegaría en seguida que estabademasiado cansado como para seguir con aquello. Estaba claro que nole llamaban diva solo porque Thor lo había mencionado en el club defans. Se lo había ganado él mismo.
Fue a la tienda que le había venido a la cabeza ante la duda decómo resolver el enfado que el moreno tendría con él, hizo sucompra, notando como los ojos de las dependientas estaban clavados ensu persona todo el tiempo. Más de una se le acercó, preguntando sinecesitaba ayuda.
Thor acabó sin estar muy seguro de cuantas veces había dichoque sabía lo que quería y que no necesitaba ayuda.
Tras hacer su compra y saludar a unas cuantas fans que se habíanquedado en la puerta de la tienda, esperando a que saliera parapedirle más fotos y autógrafos, se dirigió hacia casa, pensandoque, dentro de poco, las fans también sabrían dónde vivían.
Eso podía llegar a ser un poco peligroso. O eso les había dichoRomanoff. Incluso aunque les apreciaran, precisamente por ello podíanpermanecer las veinticuatro horas pegadas al edificio, intentandoverles entrar y salir en cada momento.
Si la cosa se ponía demasiado peligrosa, tendrían que pensar enmudarse a un lugar con mayor seguridad.
Pero Thor no quería irse. En aquel edificio había vivido conLoki, este se le había confesado, los dos habían empezado unarelación... Habían demasiados recuerdos como para poder dejar todoeso atrás.
O en eso pensaba mientras subía por el ascensor hasta su piso,sin llegar a encontrarse con ningún vecino.
Ya había sido una suerte encontrar la tienda abierta, pero, susvecinos estarían ya en casa, seguramente cenando en familia,esperando encontrar algo interesante en la televisión antes de irsea dormir.
Aún no demasiado confiado en que saliera bien lo que habíaplaneado, sacó las llaves de su bolsillo, sujetando el paquete quellevaba en brazos con la otra mano, sabiendo que Loki estaría en elotro lado, seguramente enfadado, dispuesto a lanzarle los mayoresgritos que hubiera oido en su vida.
Era mejor prepararse mentalmente para ello antes de entrar.
Sin embargo, cuando abrió la puerta y entró al piso, Lokiestaba sentado tranquilamente en el sofá, leyendo un libro, y nisiquiera se volvió a mirarle, lo que era aún peor que el hecho deque le gritara.
-Ya he vuelto- comentó, dejando las llaves sobre el cuenco de allado de la puerta.
Vio como Loki asentía con la cabeza, pero no hizo comentarioalguno, lo que solo logró que Thor se pusiera aún más nervioso,acercándose a él y rodeando el sofá.
El moreno se encontraba sentado con calma en un extremo del sofá,sujetando el libro con una mano y las piernas cruzadas, en unapostura que no hablaba precisamente de comodidad, pasando las hojascon la otra mano, sin alzar la vista del libro.
Parecía haber pasado por la ducha, ya que tenía el cabello algohúmedo y se había puesto su pijama verde y la bata que loacompañaba.
Solo le faltaba una copa de brandy para parecerse a uno de esosmarqueses de antes, que leían delante de sus enormes chimeneas.
-¿Estás muy enfadado conmigo?- murmuró el rubio, llevandocuidado al introducirse en aquellas aguas engañosas.
-¿Debería estar enfadado contigo?- comentó Loki a su vez, conuna voz fría que no transmitía nada.
Aquello solo le hizo tragar saliva, sabiendo que estaba mucho máscabreado de lo que había creído en un principio. Quería oírledecir lo que había hecho mal por sí mismo. Y eso podía llegar aser muy peligroso.
-Sí- afirmó.-Deberías estar enfadado porque, a pesar de que laseñorita Romanoff nos dijo que nos centráramos en hablar del grupo,yo empecé a hablar de nuestra vida privada.
-Mientras que lo sepas...- comentó Loki a su vez, pasando unahoja.
El sonido de aquel trozo de papel moviéndose pareció resonar enel apartamento silencioso.
-Yo... quería pedirte disculpas por haberme ido de la boca. Séque es algo que hago casi siempre, pero te prometo que será algo queconseguiré cambiar.
-Y a los cerdos les saldrán alas- comentó Loki a su vez,pasando otra hoja.
La tensión se podía masticar en aquella casa.
-Sé que no lo he hecho bien y que no te gusta que comente asíde fácil todo lo que tenga que ver con nuestra relación, que a losdemás no les importa lo que hagamos o dejemos de hacer- le siguiódiciendo.
-Oh. Créeme, vamos a pasar mucho tiempo antes de que volvamos ahacer nada- le dijo el moreno, pasando nuevamente una página.
-Por eso, porque sé que lo he hecho mal y que nada de lo que tedijera conseguiría arreglarlo, he ido hasta la tienda que tanto tegusta y te he traído esto- le dijo Thor, tendiéndole el paquete quellevaba entre las manos.
Loki dirigió su mirada hacia él en ese instante, pues, habíatan ocupado ignorándole que ni siquiera se había dado cuenta de quellevaba algo entre las manos.
-¿Qué es eso?- preguntó, aún sin moverse.
-¿No es mejor que lo abras para descubrirlo?- le dijo el rubio asu vez, dirigiéndole una pequeña sonrisa.
Loki no parecía muy confiado, pero dejó el libro a un lado y sepuso en pie, cogiendo el paquete y abriendolo sobre el sofá.
Thor, en silencio y sin moverse, observaba la cara de este,esperando ver su reacción para saber si el regalo que le habíatraído era suficiente o no.
Por el modo en el que los ojos de Loki se iluminaron al ver loque habia dentro del paquete, supo que había hecho una buenaelección.
Se trataba de una chaqueta, una chaqueta de unos 1200 dólares.Era oscura y de algún material muy suave que Thor no supodeterminar, pero, a pesar de que tembló cuando entregó su tarjetade crédito para pagar aquello, también sabía que Loki adorabaaquella chaqueta. Cada vez que habían pasado delante del escaparatede aquella tienda, se había quedado mirándola con ojos golosos. Erael regalo ideal si buscaba que lo perdonara.
-¿Cómo has podido comprar esto?- le preguntó Loki, volviendolos ojos hacia él, pareciendo tan ilusionado como un niño el díade Navidad.
-Pagando con la tarjeta- respondió este.-Es posible que no puedacomprar caprichos en un buen tiempo, pero ha válido la pena para verla cara que has puesto.
Loki se mordisqueó el labio inferior, volviendo los ojos a lachaqueta que tenía entre las manos, y luego miró de nuevo a Thor.
-Esto no es justo. Sabes cuáles son mis puntos débiles- comentóel moreno hacia este, dándole un golpecito en el pecho con un puño.
-Bueno... tú también sabes los míos- le respondió el rubio asu vez, sonriendo.
-¿Y cuáles son esos puntos?- le preguntó Loki.
-Tú. ¿A caso tienes que preguntarlo para saber eso?
El rostro del menor se enterneció, pero pareció darse cuenta enese instante de que estaba perdonando a este demasiado rápidamente,ya que carraspeó y trató de hacerse el duro de nuevo.
-¿Cree que por comprarme cosas caras voy a perdonar todo lo quehagas?
-No. Solo quería comprarte algo que sabía que querías. Sabíaque el hecho de que me perdonaras no iba a depender solo de eso.
Loki lo observó con los ojos entrecerrados, no confiandodemasiado en él, pero, al ver la expresión de Thor, que parecía uncachorrillo al que hubieran dejado abandonado bajo la lluvia, loenterneció demasiado como para seguir enfadado con él.
Se estaba convirtiendo en un blando.
-Ven- le dijo Loki, sujetando a este por una mano, dando lavuelta al sofá.
-¿A dónde vamos?- preguntó Thor.
-A agradecerte el esfuerzo que le has puesto para que teperdonara- le respondió el moreno.-Te voy a demostrar cuanto te loagradezco... en mi cuarto.
Thor estuvo a punto de sonreír, pero prefirió seguir con lacabeza gacha, fingiendo que no había encontrado un modo de traspasarlos muros de Loki cuando se enfadara con él.
A su hermanito le gustaban muchas cosas, así que... ya sabíaqué hacer cuando se le fuera lalengua.
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Porsu parte, Natasha Romanoff había vuelto a su despacho en lacompañía, tratando de cuadrar lo mejor posible las agendas delgrupo, sabiendo que, cuánto más conocidos fueran, menos tiempopodrían permanecer quietos.
Los chicos aún no sabían dónde se habían ido a meter.
Suspirando, se pasó una mano por el cuello, tratando de aliviarun poco el cansancio que estaba tratando de acabar con ella, sinmucho éxito.
Hasta que sintió un par de manos sobre sus hombros, masajeando.
Volviendo la cabeza, vio a Barton tras ella, así que se relajóun poco, pues había estado preparada para dar unos cuantos golpes aquién se hubiera atrevido acercarse a ella con semejante facilidad.
-¿Un día duro?- le preguntó Clint, pareciendo que sabía dóndetocar para aliviar el dolor de esta.
-Más o menos- comentó ella, recostándose de nuevo en su sillapara disfrutar del masaje.-Aunque la mayoría de los chicos saben loque tienen que hacer, ese tal Thor me saca de mis casillas de vez encuando.
-Aún son inexpertos. Dales un poco más de tiempo- aseguróeste, sin dejar de masajear.
Ni siquiera recordaba ya cuantos años hacia que conocía a ClintBarton. Y, a pesar de todo ese tiempo, donde este no había negado enningún momento sentir algo por ella, no se había rendido, a pesarde todas sus negativas.
Había seguido estando allí, como una especie de constante en suvida. Seguramente por ello, la propia Natasha había dejado detomárselo muy en serio, porque se lo había dicho tantas veces queera imposible que alguien se lo llegara creer.
Sin embargo, en otras ocasiones, cuando este simplemente poníasus manos sobre ella, como en esa ocasión, podía sentir querealmente era cierto lo que decía sentir por ella y le hacíasentirse un poco culpable por rechazarlo sin más.
Ella siempre había sido una mujer solitaria, independiente,demasiado fuerte como para que cualquier hombre pudiera colocarse asu lado. Había tenido sus aventuras, pero siempre bajo sus propiostérminos, sabiendo que nunca desembocaría hacia algo más serio yseparándose cuando ella se cansaba de repetir.
Pero, si acepta los sentimientos de Clint, sabía que sería paraalgo más serio que unas simples noches de pasión en una agradablecama. Sería algo con vistas hacia el futuro y eso, aunque no lodemostrara, lo temía como el infierno.
-Los chicos deberían ya saber la situación en la que seencuentran- comentó ella, obligándose a salir de sus pensamientos,sabiendo que se podría acabar hundiendo en un mar que podríaahogarla si seguía nadando en ellas.-No son ningunos niños y les heexplicado cómo es realmente el mundo en esta profesión.
-Tú puedes explicárselo todas las veces que creas necesarias,pero hasta que ellos no experimenten todo en sus propias carnes, nosabrán lo duro que puede ser este mundo-le dijo Clint, continuandocon su masaje.
Los nervios le habían agarrotado la espalda a esta, creandopequeños nudos que él no parecía tener problemas para desenredar,encantado solo con el mero hecho de que esta le permitiera poner susmanos sobre ella.
Barton se había sentido atraído por la joven pelirroja en elmismo momento en el que sus ojos se habían posado sobre ella.
Tony la había puesto a trabajar para su discográficaprácticamente cuando ella había terminado la universidad y no habíatardado mucho en demostrar que era una auténtica tiburón para aqueltrabajo, poniendo firmes hasta a los grupos más problemáticos quehubieran podido tener.
Precisamente, uno de los motivos por los que Clint empezó asentirse cada vez más atraído hacia ella era por su fiereza, elhecho de que, a pesar de saber que no se estaba ganando el cariño denadie, ella hacia su trabajo sin falta y era todo lo despiadada quetenía que ser para obtener resultados.
Por un breve periodo de tiempo, hasta llegó a pensar que teníaalgún tipo de amorío con el multimillonario, pues prácticamentesolo mostraba con él una sonrisa y dejaba ver el lado gracioso yluminoso de Natasha Romanoff. Pero enseguida se dio cuenta de queaquellos dos eran solo amigos. Ella no era como las otras chicas conlas que Tony salía. No se dejaría llevar de un lado a otro pornadie, ni siquiera por alguien que manejaba más de media ciudad,como ocurría con Tony Stark.
Cuando Natasha finalmente se dió cuenta de la atención queClint tenía puesta sobre ella y le preguntó abiertamente si es quesentía algo por ella, no dudo en responder que sí, a pesar de saberque eso solo lograría que ella se alejara.
No tenía motivos para mentir y, con el tiempo, volvieron aacercarse, a pesar de que ella sabía lo que pasaba con él.
Lo que Clint se dijo era que solo necesitaba tiempo, hacerle verque no iba a rendirse, por mucho que tratara de alejar a la gente y,más antes que después, lo aceptaría. Eso era lo que se habíadicho siempre.
Aunque la espera se había alargado unos cuantos años, pues estahabía estado trabajando fuera del país.
-¿En qué estás pensado?- le preguntó esta, percatándose deque Barton parecía haberse sumido en sus propios pensamientos.
Este bajó la vista hacia ella y tuvo que contenerse para noinclinarse hacia esta y robarle un beso así como se encontraba.
-Pensaba en el tiempo en el que nos conocemos ya.
-Han sido unos cuantos años- comentó Romanoff, asintiendodébilmente.
-Sí. Y, sin embargo, no me parece realmente que haya pasadotanto.
-Pero, ¿qué dices?- se quejó Natasha.-Yo acaba de salir de launiversidad. Era joven y tenía toda la vida por delante.
-Hablas como si tuvieras cincuenta años. Que yo sepa, habráspasado tus treinta no hace mucho.
-Ni sueñes con que te vaya a decir mi verdadera edad- se quejóesta.
Pero, a pesar de su pequeña discusión, las manos de esteseguían sobre ella y no había hecho intención alguna de apartarle.
-¿Has cenado?- le preguntó Barton, cambiando de tema derepente, haciendo que esta volviera a alzar la cabeza hacia él.
-No. Quería terminar el trabajo antes de marcharse o se me iránacumulando las tareas.
-Pues termina y te llevo a algún lugar a comer. Hay unrestaurante de comida húngara que hará que se te salgan los ojos delas órbitas.
-¿Comida húngara?- repitió ella.
Sabía que Romanoff había estado mucho tiempo viajando por elmundo, pero, como prácticamente el jefe de aquella discográfica, decara al mundo, ya que Tony estaba detrás de todo, se habíaencontrado con ella en más de un país y había podido ver susreacciones en más de una ocasión.
Y Natasha Romanoff no había puesto mayor cara de disfrute quecuando se habían cruzado en Budapest, cada uno con un trabajo entremedias, pero que había logrado que ambos pudieran permanecer unosdías juntos.
Clint, en cuanto se había enterado que esta iba a volver parahacerse cargo del grupo de Rogers, se había preparado unos cuantosases bajo la manga para impresionarla.
Hombre precavido valía por dos.
-He oído que son los mejores cocineros que podrás encontrar- lesusurró, inclinándose hacia ella, sabiendo que esta ya deberíaencontrarse salivando.
-Pero... el trabajo...- murmuró ella, tratando de resistirse aaquella tentación que se estaba cocinando en su mente.
-Podría ayudarte durante la cena. Acabarías el doble de rápidoy me informarías de cómo van las cosas al mismo tiempo- le dijoBarton.
Sabía que no iba a ser tarea fácil el llevarse a esta a suterreno. Después de todo, no habrían pasado tantos años parallegar a ese punto si las cosas hubieran sido fáciles. Seguramente,ella no le hubiera resultado tan interesante de haber sido fácil.Pero tampoco iba a rendirse en aquellos momentos, cuando, en ciertaforma, estaban avanzando.
Romanoff le observaba con atención, como si estuviera buscandoen su expresión algo que le indicara los motivos ocultos de Clintpara aquella cena.
Aunque no había nada oculto. Ella sabía de sobra que estesentía algo por ella y que solo estaba tratando de avanzar algo,aunque fuera unos pocos pasos, en esa relación.
A lo mejor, se estaba haciendo mayor, a lo mejor la estrategia deeste de nunca rendirse estaba surtiendo efecto, pero, la realidad eraque ya no le importaba demasiado que este intentara algo.
Lo había conocido prácticamente con todas sus caras, lo serioque podía ser en el trabajo, como se comportaba con los amigos, elridículo que podía hacer a veces, que normalmente hacia parasacarle a ella algún tipo de reacción...
Este seguía observándola, esperando una respuesta por su parte,aún masajeando sus hombros, donde el cansancio había remitido unpoco gracias a él.
-Está bien- comentó esta, poniéndose en pie y cogiendo subolso.-Vamos a cenar. Pero solo como compañeros de trabajo.
-Por supuesto. Solo compañeros de trabajo- afirmó él,sonriendo.
-En serio, Clint. Nada más.
-No puedo asegurarte eso. Mi encanto es tan fuerte que, al final,antes de que te des cuenta, es posible que acabes enamorándote demí- le dijo este, saliendo del cuarto mientras se encogía dehombros.
Romanoff quiso decir algo más para quejarse, pero solo pudoreírse ante aquello, así que, sin añadir una palabra más, esta losiguió fuera del cuarto, pensando que era posible que este no andarademasiado desencaminado en sus suposiciones.
Fin del capitulo 72
Sí, lo sé. Al parecer, estoy metiendo más relaciones a estasalturas de la historia, así que ahora es un Stony, con Thorki,WinterFalcon y Clintasha, con la aparición reciente también deljoven Peter Parker. La descripción de esta historia cada vez se estáhaciendo más larga. Creo que ya ni siquiera me dejaba añadir mástexto.
Pero, ¿qué culpa tengo yo si por el capitulo 60 y pico se meocurrió meter a Natasha, lo cual no tenía intención alguna cuandoinicié el fanfic, y encajaba perfectamente con nuestro querido ClintBarton? Era algo superior a mi control. Y, de igual modo, también séque a más de uno le encantará el hecho de que se incluya estapareja en la historia.
Sin embargo, al mismo tiempo, tengo la impresión de que esto seestá haciendo más largo que un día sin pan. Si meto máspersonajes, eso me obliga a hablar de sus propias historias ydesarrollarlas y, por lo tanto, no puedo solo hablar de ellos en unpar de capítulos y terminar la historia. Sería absurdo.
Estoy cada vez más convencida de que, para dar final a estahistoria, vais a tener que decirme claramente ''acaba con ella de unavez, porque esto está acabando siendo más largo que la Biblia''.
Aún así, espero que os guste esta nueva pareja. En lo que sonlas películas, Natasha me gustaba más con Bruce y, en los cómics,su historia con el Soldado de Invierno me encanta. Pero es cierto queen la serie de animación de los Vengadores, la relación que hayentre Clint y ella me gusta, así que supongo que ella es algo asícomo un comodín que está bien y encaja allí donde la coloques.
Y por no hablar de Thor y Loki.... está claro que, si quieres queel moreno te perdone por algo, la solución más rápida y efectivaes regalarle algo lo bastante caro y que a él le gustara. Lo hehecho un materialista. Que mala persona soy.
Pero seguro que Thor está disfrutando ese perdón que Loki leestá dando. (Todos nos podemos imaginar lo que están haciendo)
Bien... como no tengo nada más que añadir y quiero continuar conlos siguientes capítulos, será mejor que me despida ya aquí detodos, Marvelitos míos, así que ya sabéis lo que voy a decir acontinuación. Manteneos sanos y nos seguimos leyendo en el próximocapitulo (con el que me voy a poner ahora mismo). Chao.
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