Capitulo 70
Hola a todos losMarvelitos que andáis por aquí de nuevo. Para mí, acabo de subirel capitulo 69, aunque no estoy muy segura cuando subiré estecapitulo. Seguramente será el domingo, aunque no lo sé.
Mañana, mi cuñadaquiere ir a ver la película del Muñeco de Nieve y el fin de semanavoy a ayudar a una amiga con un trabajo que tiene que hacer para suuniversidad. Espero que, entre medias, me dé tiempo a escribir paraempezar a ir desahogadamente con la historia y si (y digo Y SI recalcándolo mucho) si veo que avanzo mucho con esta, es posible queempiece a revisar los últimos capítulos de ''Encontrémonos en elEspacio'' e intente(recalquemos ese intente) ponerme al día con las dos, aunque desdeya os digo que no voy al mismo ritmo que iba antes.
Medí cuenta, cuando estuve tiempo sin escribir, que iba super agobiadapara traeros todos los capítulos de la semana y que parecía que meahogaba un poco si el tiempo me pillaba muy justo. No quiero volver aesa sensación y a ese agobio. Se supone que escribo porque me gusta(y en segundo lugar porque os gustan las historias a vosotros y poreso os las traigo). No voy a provocarme un nuevo bloqueo o ver comose ha pasado un día de nuevo y que parezca que apenas he hecho nada.
Seguroque más de uno entiende la sensación de la que hablo. Hay más deun escritor entre los lectores.
Yencima, ahora, pues, han pasado un par de días desde que intentéiniciar este capitulo, ya me ví la peli, me ha llegado el paquetecon el premio (Ese libro cuesta 20 euros. Con razón solo te dan esede la colección) y, después del fin de semana, de ayudar a mi amigay tal, el lunes voy a casa de mi cuñada porque el martes vamos aMadrid a una firma de libros del creador de ''El viaje más largo''y ''Bajo la misma estrella''. Son cuatro horas en coche hasta allí,dormiremos en un hotel, al día siguiente iremos al museo del Prado yluego volveremos a Murcia. Esos son los planes.
Nosé cómo se me ha llenado esta semana así. Además, ese mismo finde semana he quedado con unos amigos para pintarnos por Halloween eir por las calles dando el cantazo para reírnos un poco. Dos semanasque se me están llendo volando. Me gusta hacer cosas, pero no cuandose me satura tanto la agenda.
Losé. Parece que uso esto de diario personal. Lo siento. Vamos acentrarnos en la historia de nuevo. Por como dejamos las cosas en elcapitulo anterior, tenemos que volver con Sam y Bucky para conocercuál era la sorpresa que el castaño le ha preparado a este. Y, porsi fuera poco, a la mitad más o menos, vamos a volver con Steve yTony, que seguro que echabais de menos ver a estos dos juntos denuevo. Lo sé. Son puro amor.
Asíque ese es el resumen del principio del capitulo. Vamos a conocerjuntos qué acontecimientos se avecinan en la historia. Disfrutad delcapitulo y nos seguimos hablando después.
CAPITULO 70
............................................................
A pesar de que ya había asimilado más o menos lo ocurrido, siendoconsciente de que de verdad había pasado sus exámenes, que habíallegado a su objetivo, eso pareció quedar un poco opacado ante elhecho de que Bucky quería llevarle a algún lugar que desconocía.
El mapache no era muy dado a darle sorpresas, básicamente porqueparecía incapaz de guardarse algo para sí durante demasiado tiempo,así que Sam, caminando junto a él, con su mano atrapada en la deeste, pues había tratado de liberarse y este no se lo habíapermitido, solo se podía preguntar a dónde pensaba llevarlo y quehabría preparado.
-¿Acaso sabías que iba a pasar mis pruebas?-le dijo, tratandode iniciar una conversación.
-¡Por supuesto!- afirmó Bucky sin dudarlo.-Eres uno de loshombres más cabezotas que conozco, así que, si decidiste que ibas apasar esas pruebas y ser policía, lo ibas a hacer sí o sí.
Sam entrecerró los ojos, pues, en esos momentos, no le quedómuy claro si le había alagado o insultado.
-¿Gracias?- murmuró.
-¡De nada!- respondió este, dirigiéndole una amplia sonrisa.
-Pero sabes que no me gustan demasiado las sorpresas. Además,aún me queda llamar a Steve y contarle que he pasado.
-Ya lo llamarás más tarde. Seguro que él, en estos momentos,se encuentra liado. Además, es imposible que no te guste la sorpresaque te he preparado.
-Si es una fiesta o algo así, ya te digo yo que no. Nunca megustaron las fiestas sorpresa.
-Me da igual cuanto trates de averiguar lo que te he preparado.No pienso soltarte una palabra más.
-Eso será porque yo no me he empeñado lo suficiente en ello. Siquisiera, te haría cantar como un canario- le soltó Sam,derrochando esa confianza que lo embargaba a veces.
-Oh, por favor. Sabes que solo hablaba porque te veías adorablecuando tratabas de sacarme información. Pero, en esta ocasión, nodiré ni una palabra.
-¿Por ninguna razón en el mundo?
-Por ninguna razón en el mundo- afirmó Bucky, absolutamenteconvencido de ello.
-¿Incluso aunque te prometiera algo a cambio?-le susurró Sam.
Aquello fue suficiente para que Bucky se detuviera y se volvierahacia él, examinándole de arriba a bajo.
-¿Algo... como qué?- susurró el mapache, notándoselevisiblemente interesado.
Sam solo sonrió de medio lado, pero, después, esa sonrisadesapareció y le señaló con el dedo.
-¿Ves? Al final, si yo quiero, cantas como un canario.
-¡No es verdad!- exclamó este.-Solo quería saber lo que seríascapaz de dar a cambio. Pero no significa que hubiera cedido.
-Oh,por favor. Si se te ha notado demasiado. Tenías una cara que decíaclaramente que me lo habrías contado todo para conseguir lo que yote daría.
-Si sigues distrayéndome con esta charla sin sentido, nollegaremos jamás a nuestro objetivo- le soltó Bucky, dándose mediavuelta y continuando andando hacia algún destino que solo élconocía, con Sam caminando con él.
-La culpa es tuya en realidad, porque cedes demasiado fácilmente.
Las calles se sucedieron una tras otra, hasta quedar cerca delcentro, donde la torre Stark era visible en el horizonte.
-¿La sorpresa es ir a ver a Steve a la torre? Te aviso que no esmuy sorpresa si la estoy viendo- le comentó el moreno.
Bucky, que parecía haber estado pendiente de otra cosa, miróhacia el enorme edificio que sobresalía por encima de todas lasdemás, y negó con la cabeza.
-No, no nos dirigimos hacia allí. ¿Qué te ha hecho pensareso?- le soltó este.
-Que vamos en su dirección.
-No, ansioso. No vamos hacia allí. En realidad, ya hemosllegado- comentó, abriendo la puerta del portal de un edificio.
Sam echó un vistazo hacia arriba, preguntándose que habríaallí que Bucky quisiera enseñarle. ¿A lo mejor había alquiladouna habitación para "celebrar" que había pasado suspruebas?
Observó la enorme sonrisa que había en el rostro de este y esosolo logró que frunciera más el ceño, porque todo le quedó muchomenos claro.
Pero, aún así, siguió a Bucky hacia el interior, montándoseen un amplio ascensor que parecía nuevo y de bastante buena calidad.
-¿A quién vamos a ver aquí?- le preguntó Sam, incapaz decallarse por más tiempo.
-Solo aguanta un poco más. No queda nada- afirmó Bucky,sonriendo visiblemente más que antes.
Era como un niño en una tienda de caramelos, así que eso solologró que Sam se sintiera más inquieto que antes.
Viendo como los pisos se sucedían uno tras otro, Sam estuvoconvencido de dos ideas.
Idea número uno: Bucky había montado una fiesta sorpresa con susamigos en un sitio desconocido para que no se oliera nada hastaentrar en el cuarto. O idea número dos: había alquilado algo paracelebrar los dos solos el hecho de que había pasado sus pruebas.
Eran las dos opciones que su cabeza barajaba sin parar. Sobretodoporque Bucky parecía cada vez más risueño conforme más subía elascensor. Y habían unos cuantos pisos.
Cuandolas puertas se abrieron en el piso 30, el mapache volvió los ojoshacia él, tan ilusionado que ya no era un niño en una tienda decaramelos. Era un niño al que le habían comprado toda la tiendapara él solo.
-¿Preparado para lo que viene?
-No sabría decirte porque no tengo idea de lo que viene.
-Vamos, Sam. Ponle un poco más de alegría, hombre-le dijo este,tomando su mano de nuevo entre una de las suyas.
-Veré si la cambio cuando me enseñes lo que sea que hayaspreparado aquí.
-¿Ves? En el fondo sí que estás emocionado. Solo que noquieres mostrarlo.
Sam no comentó nada al respecto y Bucky, al que solo le faltabaponerse a dar saltitos, se dirigió hacia la puerta de un piso, en ellado derecho, al final del pasillo. Sacó unas llaves de su bolsillocon la mano libre y, tras echarle un último vistazo a Sam, quepermanecía esperando, abrió la puerta.
Ambos hombres pasaron al interior, pero, a pesar de lo que elhalcón gruñón se había esperado, no había otra gente allí, niglobos, no gritos de "Sorpresa", ni una cama rodeada develas para pasarlo bien.
Lo que tenía ante él, clara y llanamente, era un piso enormecompletamente vacío. Las ventanas mostraban un buen paisaje de laciudad, pero estas debían de ser excelentes aislantes, pues nollegaba nada del ruido que debía haber allí abajo.
Sam se internó allí dentro y dió una vuelta sobre sí mismo,volviéndose poco después hacia Bucky, que seguía mirándole con lailusión reflejándose en su cara.
-¿Y bien?- le pregunté el castaño.-¿Qué te parece?
-¿Qué me parece el qu?- preguntó él a su vez.-Es un pisoenorme vacío. ¿Por qué me has traído aquí?
-Porque, aunque de momento es un piso vacío, es un piso que esnuestro- le susurró Bucky, colocándose ante él y mostrándole unnuevo juego de llaves, tendiéndoselas.
Sam pareció cortocircuitarse durante unos instantes, como si susistema no hubiera entendido lo que Bucky le había dicho. Después,miró al castaño a los ojos, que seguía sonriendo, las llaves quependían en su mano y vuelta a su cara.
-¿Qué has dicho?- murmuró.
-Bueno... esto no quiere decir que no me encuentre muy a gusto encasa de los Wilson, pero, ambos ya somos adultos, ambos tenemos ya untrabajo que es fijo y bueno.... me pareció un buen momento paraindependizarse. Me encantaría poder besarte sin preocuparme por quémiembro de tu familia podría estar viéndonos.
Sam abrió la boca, tratando de decir algo, pero ningún sonidopareció salir de ella.
-¿Tan emocionado estás que no puedes hablar?- le preguntóBucky, aún sonriendo, agachándose un poco para poder mirar a Sam alos ojos.
-Yo...es que no sé bien qué decir ante esto- murmuró el halcón gruñón,desaparecida ya cualquier idea de lo que este iba a prepararle.
Estaba claro que había fallado en sus hipótesis. Esperaba queno ocurriera lo mismo en el trabajo.
-¿Por qué no dices que he hecho un excelente trabajo y mepremias dándome un enorme beso?
Las mejillas de Sam se tiñeron un poco al oír eso, haciéndolecarraspear, pero, echando un breve vistazo a su alrededor, se diocuenta de que no tenía que estar pendiente de quién pudiera verlosporque, simplemente, allí dentro solo estaban ellos dos.
Aquel era su apartamento, el piso que Bucky parecía haberbuscado para los dos.
Aún algo inquieto, pues ambos sabían de sobra que Sam no era delos que demostrara con acciones sus sentimientos, aferró la chaquetade Bucky y le hizo inclinarse hacia él, besandole.
Este pareció sorprendido por un momento, pero en seguida notócontra sus labios la sonrisa que se formó en sus labios y los brazosde Bucky lo rodearon, estrechándole contra él, profundizando elbeso, haciendo que abriera la boca para recibirle, notando como Samcedía fácilmente contra él.
-¿Estás siendo generoso, Wilson?-le preguntó Bucky, alzandouna ceja, cuando se separaron para tomar aire.-Normalmente, no cedestan fácil cuando intento ser más... concienzudo.
-No hay nadie que podría sorprendernos ni de los que tengamosque ocultarnos, ¿no?- le dijo este a su vez, encogiéndose dehombros.
Y aquello solo hizo que Bucky sonriera más ampliamente.
-Eso es verdad. Una gran verdad.
-Lástima que no haya muebles-comentó Sam, echando un vistazo asu alrededor, aún entre los brazos de Bucky.-Si hubiera una cama, almenos, podríamos seguir. Pero me niego a hacer nada en el suelo.
El castaño lo observó durante unos instantes para asegurarse deque hablaba en serio y, tras percatarse de que así era, soltó a Samy se dirigió hacia la puerta.
-¿A dónde vas?-le preguntó el moreno.
-¡A comprar una cama! ¡Ahora vuelvo!- exclamó, abandonando elpiso.
Y Sam, que solo pudo echarse a reír durante un momento, lo sigo.
-Espera.Voy contigo. Tendremos que decidir juntos nuestros muebles- le dijo,cerrando la puerta de SU apartamento trasél.
..................................
Paracuando Steve se vio libre, por fin, de las manos de Natasha, elvehículo que el grupo poseía ahora para desplazarse los fuellevando a cada uno a su casa, incluido al joven Parker, que parecióno creerse del todo lo que le decían cuando le ofrecieron llevarlohasta su casa.
-¿Ha...habláis en serio? ¿No sería mucha molestia?- les dijo el chico,pareciendo emocionado y reticente al mismo tiempo.
-No es ninguna molestia- le dijo Steve, mostrándole la puertaabierta para que subiera.-Además, Queens no está tan lejos de dondevamos algunos.
El chico, que parecía que aquel era el día de Navidad y sucumpleaños juntos, acabó subiendo al vehículo y a penas pudopermanecer tranquilo en el asiento mientras les oía hablar.
Steve observó el edificio donde vivía cuando llegaron, tras darlas indicaciones pertinentes al conductor, no en ruinas, pero casimás viejo que el edificio en el que él había vivido con su madre,y se sintió aún más unido con aquel chico.
-¿Estás ahora solo en casa?-le preguntó cuando este se bajódel coche, sabiendo que su tía estaba en una clínica, tratando derecuperarse de algún problema médico.
Este les había contado que ya era mayor cuando ella y su tíoBen se ocuparon de el a la muerte de sus padres, siendo pequeño. Y,tiempo después, un delincuente le había pegado un tiro a su tíocuando este se había enfrentado a él, dejándoles a ambos solos.
-Sí. La tía May necesita estar en la clínica para que lacontrolen. Allí la cuidan bien y se encargan de todas susnecesidades. Yo me defiendo bien en casa. Me enseñó a cocinar yponer lavadoras, así que no hace falta que se preocupen por mí- lesdijo este, dirigiéndoles una enorme sonrisa.
Pero todos los presentes desearon adoptarle en aquel mismoinstante. A pesar de todo lo que había vivido, de no tener las cosasnada fáciles, nada hacia borrarle la sonrisa de la cara.
Steve aún pensaba en ello cuando las puertas del ascensor seabrieron en el apartamento, con aquel sonidillo característico suyo,viendo como la entrada se iluminaba, a pesar de que el resto del pisose encontraba en silencio y a oscuras.
Como salido de la nada con su magistral maestría, Jarvis sepresentó frente a él en cuanto fue consciente de que alguien habíallegado.
-Buenas noches, señor Rogers. ¿Ha tenido un buen día?
-Buenas noches, Jarvis. Ha sido uno de esos días agotadores,pero diría que ha salido todo bien-le contestó, dedicándole unasonrisa. Pero sus ojos se dirigieron hacia el resto del piso.-¿Tonyaún no ha vuelto de trabajar?
-El señor Stark se encuentra en su taller desde que ha llegado-informó el anciano mayordomo.-Parecía algo frustrado, así que nole he molestado y he dejado preparada la cena de ambos, pues imaginéque acabarían teniendo hambre. Ahora que usted ha llegado para podercuidarlo, ¿me necesitan para algo más o puedo retirarme?
-No, Jarvis. Has hecho un excelente servicio. Puedes retirarte.
Este asintió con la cabeza y, sin más, se dirigió hacia elascensor, tras Steve, y montó en este.
-Que pase una buena noche, señor Rogers.
-Igualmente, Jarvis- le deseó este, viendo como el ascensor secerraba y el anciano se marchaba.
Después, tras asegurarse de que estaban realmente solos, sedirigió hacia el taller de Tony, donde lo vio trabajando antes deentrar gracias a las puertas de cristal. Oía la música que estabaescuchando porque se encontraba cerca, pero las puertas eran buenasaislantes, así que la mayor parte del sonido quedaba atrapado dentroy no corriendo por todo el piso.
Pulsando la clave para poder acceder a aquella parte del piso,Steve entró en el taller, donde Tony estaba haciendo algo que paraél era prácticamente indescifrable.
Sin mediar siquiera una palabra, se inclinó sobre el pequeñomoreno y se abrazó a sus hombros, como otras veces había hecho estecuando llegaba agotado de trabajar, haciendo que Tony sesobresaltara, volviéndose hacia él y deteniendo la música.
-¿Ya has vuelto?-le preguntó Tony cuando vio que se trataba deél.
Aunque la pregunta estaba claramente de más. Estaba allí,delante de él, ¿no?
-Y ha sido un día de lo más agotador- comentó Steve.
-Sí. Ya he visto vuestra entrevista- comentó este, dirigiéndoleuna sonrisilla divertida.
-¿La has visto? ¿Cómo es posible?
-Bueno... Pepper no puede estar pendiente de mí a todas horas.Además, estabais saliendo en la tele en directo. Eso no podíaperdérmelo por nada del mundo.
-Así que has visto como Thor casi la lía delante de todoEstados Unidos.
-Sí. Y ha sido genial- afirmó este, sonriendo más ampliamente.
-Vamos. Que te has divertido mucho al verlo.
-Desde luego.
-Espero que el resto del público piense igual que tú- comentóSteve, dejando escapar un pequeño suspiro.
-Eh- le dijo Tony, poniéndose en pie y sujetando las manos delrubio entre las suyas al verle hacer aquel sonido.-¿A qué vieneeste estado? ¿Tan horrible ha sido?
-No estoy así por lo de Thor.
-Entonces, ¿por qué?
Steve miró a este, preguntándose si podía contarle a Tony lahistoria de Peter. Después de todo, el chico se lo había contado enconfianza, porque era un fan. No sabía si se sentiría igual si éliba contándola por ahí.
Pero, al mismo tiempo, pensó "Es Tony. No hay alguien enquién confíe más".
-Hay un chico- comenzó.
Conlo que solo logró que Tony frunciera el ceño y le interrumpiera.
-¿Un chico? Steve, te aviso que no es nada tranquilizador paraun hombre que su pareja llegue algo preocupado y diga que hay unchico. ¿Sabes cómo ha sonado eso para mí?
-Si me dejaras continuar, en vez de interrumpirme, loentenderías.
Tony asintió, pero no dejó de mirarle entre los ojosentrecerrados.
-Continua, por favor.
-Bien. Hay un chico que está trabajando para Barton, que seencarga de nuestra ropa. Es muy joven, solo tiene quince años, peroha pasado por mucho y se está esforzando tanto para ayudar con losgastos de la clínica de su tía, que es la única persona que lequeda en el mundo que... Solo... creo que tengo la obligación dehacer algo por él.
-¿Por qué? ¿Tan bien te ha caído?-le preguntó Tony.
-Es un fans. Has tenido que ver su cara de ilusión cuando nos havisto frente a él o cuando le he dado la mano. Se ha iluminado comosi alguien encendiera una bombilla.
-Eres un trozo de pan, Steve Rogers-le dijo Tony, acercando elcuerpo de este hacia el suyo.
-Puede ser, pero no has visto lo que se está esforzando, lo queestá luchando.
-¿Y qué has pensado hacer por él? Porque, si estás hablandode esto, es que has pensado en hacer algo.
-No. Quiero hacer algo por él. Pero también tengo la impresiónde que si hiciera algo, se lo tomaría como caridad y no loaceptaría. Está trabajando duro por sus propios medios. Nopermitiría que nadie le regalara nada.
-¿Y cómo sabes tú eso?- le preguntó Tony.
-Porque se parece mucho a mí- le dijo Steve, clavando los ojosen Tony.
Este permaneció unos instantes mirándole, pero, en seguida,rompió el contacto.
-Está bien. Basta de desgracias. Vienes de una larga jornada detrabajo. No puedes venir aquí y abrazarme en este estado de ánimo.
-¿Y qué quieres que haga? No puedo evitarlo- le dijo Steve.
-Vamos a remediar eso ahora mismo.
-¿Cómo?
-Vamos al dormitorio- afirmó Tony, sonando bastante seguro.
-No sé si hoy es un buen día para eso- comentó Steve.-Estoyrealmente cansado.
-Con más razón. Te aumentaré la autoestima y dormirás como unbebé. Es un todo en uno.
-¿Este es tu método para resolverlo todo?-le dijo Steve,sonriendo brevemente.
En cierta manera, ya debería saber que Tony era incorregible.
-Por supuesto.¿A caso lo dudabas?- le dijo este a su vez,volviendo la cabeza hacía él y dirigiéndole una amplia sonrisa.
Findel capitulo 70
Sí,sí. Soy una completa ogro por interrumpir el capitulo justo en estepunto, cuando Tony está completamente convencido de que le puedequitar a Steve las penas de encima poniéndosele él encima (¿Lopilláis? Cambiando una cosa por otra. Sí, se que no tengo chispa degracia fuera de la historia)
perosabéis también cómo hago las cosas y esa escena de cama entre Tonyy Steve no sé cómo saldrá de larga o que tan detallada la haga,así que, en vez de hacer un capitulo de veinte página, términoeste de diez y os haré sufrir un poquito hasta que os haga llegar elsiguiente. Cosas de hacer una historia por capítulos, señores.
Y,sinceramente, alzo mi mano y me uno al club de ''Personas que quierenadoptar a Peter Parker''. Tengo en mi cabeza a Tom Holland cuandome he puesto a escribir sobre este Parker y ni yo misma me puedoresistir a semejante ternurilla de chico. Dan ganas de abrazarlofuerte y decirle que no se preocupe por nada, que todo va a salirbien y que los demás se harán cargo de todo.
Esperono ser la única a la que le pasa eso, por favor.
Yese momento entre Bucky y Sam, mientras este le enseña elapartamento que ha alquilado para que los dos vivan juntos... Porfavor, Universo, escucha mi llamada y enviame un hombre como Bucky,incluso así de pervertido y todo. Gracias.
Luegose extrañan de esas personas que se enamoran de sus propiospersonajes. ¿Cómo no nos vamos a enamorar de ellos cuando son tanabsolutamente encantadores? A lo mejor, si nos encontráramos hombrescomo estos a cada vuelta de la esquina, estaríamos tan hartas deellos que los tendríamos aborrecidos, pero, como no es así....
Enfin... llegados a este punto, creo que no me queda mucho más pordecir sobre el capitulo. Solo comentar que, si veo que sobra espacio,es posible que la otra parte del próximo capitulo esté dedicada alThorki. Hay que darles su oportunidad a todas las parejas, ¿verdad?
Asíque, sin daros más la tabarra por hoy, me despido aquí, Marvelitosmíos, manteneos sanos y nos seguimos leyendo en el próximocapítulo. Chao.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top