Capitulo 57


Buenas a todos losMarvelitos que estéis por aquí en esta cálida tarde de domingo.


A pesar de que teníaya el capitulo escrito desde mitad de semana en el móvil, no mehabía dado tiempo a pasarlo al ordenador hasta ahora. Y, además,hoy hemos tenido comida familiar por ser el día de la madre, asíque.....


Mis padres se han idosobre las cuatro y media porque ellos van cuatro días a las semanaal bingo, pero mi hermano y mi cuñada se han quedado hasta las 6.Nos hemos echado unas cuantas risas y se nos ha ido el santo alcielo, la verdad. Así que, aquí me hayo, escribiendo a toda lecheesto porque dentro de nada tengo que subir el capitulo.


La verdad es quetambién me he despistado con una peli de Robert Downey Jr queestaban poniendo en la tele; US Marshall. Hay que ser sinceros. Hastaque no ha terminado la peli, no he podido concentrarme del todo paraponerme a escribir y, además, he quitado hasta la televisión yestoy en completo silencio ahora mismo en casa porque tengo laimpresión de que podría despistarme hasta con una mosca volando.


A ver.....¿qué teníaque decir sobre este capitulo? Ummmm....¡Ah, sí! Que, a pesar decual fue el anterior, este va a ser un capitulo dedicado al Stony. Séque tengo que arreglar el problema que se ha formado en el hogar delos Odison, pero eso llevará tiempo y con Steve y Tony continuamosdesde el mismo punto donde dejamos su parte.


Y tendré que hacerotro capitulo de Sam y Bucky. Los he dejado bastante abandonados contodo lo que está ocurriendo en las otras parejas.


En fin. Ya no másfollón. Os dejo con el capitulo y hablamos luego.


CAPITULO 57


.......................................


Mientras descendían de la habitación de cristal, Steve fuesintiéndose más tranquilo y más emocionado al mismo tiempo.


Más tranquilo por el hecho de que ya no estaban completamenteexpuestos en aquella habitación que no daba lugar a la intimidad. Yemocionado porque, a pesar de estar alejándose de allí, sabía quelo que iba a acabar ocurriendo con Tony en algún otro cuarto de lacasa.


Desandar los pasos hechos hasta allí se le hizo un trayectolargo, sobretodo porque tenía su mano entrelazada con la del morenoy estaba deseando sentirla por su anatomía, al mismo tiempo que éldisfrutaría de ello.


-Oh, oh, Rogers. Me parece que, en esta ocasión, estás tú másansioso que yo- le dijo Tony en tono de burla, cuando en realidadestaba tan nervioso como él o más.


-Será porque me has tenido en tensión todo el camino-sedefendió este.


-Eso no es verdad. Te he tenido tranquilo y hasta te healimentado.


-¿Con un perrito caliente?


-Sigo sin entender qué es eso que tanto te molesta con esedetalle. Era una gasolinera. ¿Qué querías que te llevara? ¿Caviar?


-Tony, si no quieres estropear los ánimos, deja de hablar- lepidió este, cerrando la puerta cuando entraron al cuarto.


No había nadie más en la casa ni la iba a ver, no habíavecinos ni nadie alrededor que los pudiera molestar, pero, aun así,este quería tener toda la intimidad que pudieran.


Fue extraño porque, cuando Tony oyó como esa puerta se cerraba,notó como los nervios y la emoción se dispararon por su cuerpo,sabiendo perfectamente lo que iba a acabar ocurriendo allí.


Steve se le acercó con una sonrisilla en los labios, prometiendomuchas cosas, y él no pudo hacer nada para evitar recibirlo.


Cuando lo tuvo lo suficientemente a mano, sujetó el rostro deeste y obligó a Rogers a inclinarse hacia él para poder besarlo,sintiendo como este se estremecía nuevamente entre sus brazos por elcontacto.


A veces, podía parecer tan fuerte y otras tan delicado..... Eraemocionante y excitante en cierto modo.


Si Tony tuviera que describir al rubio ante alguien, lodescribiría como un helado al que se le hubiera añadido un toque depicante.


Y por cosas como las que estaban sucediendo en ese momento se lodemostraban.


A pesar de haberse estremecido de arriba a bajo ante su contacto,una de las manos de Rogers acabó bajo su propia ropa, tratando dehacerla a un lado, haciendo que fuera Tony quién sonriera en esaocasión.


Era divertido ver cuando este sacaba su lado atrevido, ver comopodía dar rienda suelta a lo que normalmente siempre mantenía bajocontrol.


-¿Ha llegado el momento de desnudarnos?- le preguntó Tony en unsusurro, notando como los dedos de Steve trataban de abarcar todo loposible.


Estaba claro que la ropa empezaba a desaparecer o el rubioacabaría arrancándosela.


Steve pareció algo avergonzado al darse cuenta de lo que estabahaciendo, pero, aun así, no apartó sus manos de él y le mantuvo lamirada a Tony, queriéndole decir que, si quería empezar a quitarropa, él no se interpondría en esa misión.


Tony no pudo evitar sonreír de nuevo.


No sabía que había llegado a pervertir tanto a aquel chico.


Aun recordaba como parecía haberse sorprendido del hecho desaber que estaba interesado en él.


Y ahora, sin embargo, allí estaban, rogándole en silencio paraque continuaran con aquello.


-Eres un diablo, ¿lo sabias?- le dijo el moreno, sujetando elrostro de este de nuevo entre sus manos.


-¿Yo soy el diablo? Te recuerdo que has sido tú el que nos hatraído en medio de la nada para que nadie pueda molestarnos.


-¿Y quién lo está disfrutando?


-Los dos-le respondió este, sonriéndole de nuevo.


Si Steve realmente supiera lo que provocaba dentro de él cuandolo veía sonreír de aquel modo.... Era como si pudiera crear todo unmundo nuevo de la nada, como si.....Tony no creía tener las palabrasnecesarias para describirlo.


En su lugar, volvió a besarlo, siendo el único modo que conocíapara hacerle conocedor de lo que sentía.


Y Steve no puso impedimento alguno.


Unidos ambos en uno, pareció lo más natural del mundo empezar adeshacerse de la ropa que tanto se interponía entre ambos. Dondecayera daba igual. ¿Si desaparecía? Tenían armarios llenos.


En lo único que podían pensar ambos en ese momento era quehabían pasado demasiado tiempo separados, teniendo que permanecerocultos o trabajando para evitar las cámaras y poder tener unmomento a solas.


-Pareces ansioso- le dijo Tony a este cuando el rubioprácticamente le arrancó la camisa que llevaba bajo el traje.


Steve alzó la vista hacia él, pensando por un instante que a lomejor se había pasado con su pasión. Pero la sonrisa en los labiosdel moreno le dijeron que no le molestaba precisamente.


Inclinándose hacia Tony, fue este el que volvió a besarlo,dejando a un lado las palabras.


En aquellos momentos, solo tenían que concentrarse en sentir, ensaber que estaban de nuevo juntos, en que podían disfrutarse el unodel otro sin que nadie les fuera a interrumpir.


En algún punto, toda la ropa acabó por desaparecer, haciendoque Tony se detuviera un momento y contemplara a Steve.


Podría resultar pesado con el tema, pero observar ese cuerpo eraalgo digno de admirar. El muy cerdo estaba siempre en forma,joven.... Tendría que estar protagonizando todos los malditosanuncios que hubieran en el mundo, fueran de lo que fueran.


Pero jodete Hollywood. En aquellos momentos, todo aquel cuerpoera únicamente suyo.


-¿En qué estabas pensando?- le preguntó Steve, restando ladistancia que se había creado entre ellos cuando habían estadohaciendo la ropa a un lado.


Cuando su mano se posó sobre la cintura de Tony, por un momento,llegó a pensar que se quemaría.


Porque así era como sentía la piel de este y la suya propia.


Ambos estaban ardiendo y, cuando se tocaban, lo único queconseguían era que las llamas se hicieran aún más grandes ydifíciles de apagar. Tendrían que dejar que ese fuego losconsumiera.


-Que eres condenadamente guapo.¿Nadie te ha dicho que te odiapor ello?- le respondió Tony, colocando una de sus manos sobre elabdomen de Steve.


No movió la mano, simplemente la dejó allí, sobre su piel.Pero esta se encogió contra su mano como si hubiera recibido unapequeña descarga eléctrica.


-No hagas eso- le amonestó Steve, entre los dientesentrecerrados.


-¿El qué? ¿Tocarte? ¿Tú puedes tocarme a mi, pero yo no ati? ¿Qué injusticia es esa?-le dijo el moreno, haciendo que su manosubiera poco a poco por su pecho para luego solo volver a bajar ycolocarse en el mismo lugar donde había empezado.


-Eres un hombre malo- le dijo Rogers.


-Oh, sí. Condenadamente malo, pequeño. Y ya verás lo mucho quete llega a gustar eso-le dijo este, dirigiéndole una sonrisilla queprometía muchas cosas.


Steve no pudo evitar sisear por lo bajo.


Ver esa sonrisa, en esa situación, podía significar tantascosas.....Y su imaginación no perdía tiempo para tratar de imaginartodas las posibilidades.


Con la mano de Tony aún sobre su abdomen, le hizo retrocederhasta la cama, donde Steve se dejó tumbar, sin perder de vista aeste.


O, al menos, eso intento.


Cuando Tony volvió a besarlo, en ese momento sintió como si semareara, como si no fuera capaz de decir donde estaba el suelo y elcielo, como si hubiera bebido más de la cuenta....


Seguramente se habría emborrachado de Tony.


No sintió que tenía las manos atadas hasta que trató de rodeara este, que estaba tumbado sobre su cuerpo, con los brazos, ycomprobó que no podía moverlos.


Alzando la vista hacia el cabecero de la cama, vio como el morenoparecía haberle atado con unas cuerdas suaves, seguramente pensadaspara que no se hiciera daño cuando tirara, y volvió la vista haciaeste.


¿Cuando le había atado? La habilidad que tenía Tony parahacerle perder la cabeza era algo espectacular.


-No pongas esa cara de pánico, pequeño- le pidió Tony, sentadotranquilamente sobre él.-Ya verás como esto te acaba gustando.


-No me gusta estar atado- le dijo Steve a su vez.


Se sentía algo agobiado al no tener libertad de movimiento. Y laverdad era que le molestaba no poder estar tocando a Tony comodeseaba hacer por aquellas estúpidas ataduras.


-Ya verás como te acabara gustado-le dijo este, mostrándole untarro que el rubio no supo identificar.


-¿Qué es eso?- le preguntó Rogers.


Diría que parecía una crema, pero Tony cogió un pincel,seguramente sacado de la improvisada sala de pintura que habíaorganizado arriba.


-Esto, querido amigo, es pintura corporal comestible. No sabeslas virgerias que inventan ya. Y, después del tiempo de ayuno quellevo, esperando este momento, creeme cuando te digo que de verdadvoy a disfrutar comiéndote.


Que dijera algo como eso, pasándose una lengua juguetona por loslabios solo hizo que un estremecimiento placentero le recorriera todala columna de arriba a bajo, dejando atrás un hormigueo que noterminó de abandonar su cuerpo.


-Por el modo que has tenido de temblar, diría que te ha gustadola idea-le dijo Tony, sonriendo de nuevo.


Steve amaba y odiaba aquella sonrisa por igual porque, a pesar deque disfrutara de lo que fuera que Tony hacia en esas ocasiones,siempre acababa siendo malo con él de algún modo.


-¿Por qué no empiezas cuanto antes para que llegue mi turno?-le dijo Rogers, alzando la barbilla hacia él.


Si quería que le rogara o algo por el estilo, estaba muyequivocado. Le dejaría hacer lo que le viniera en gana en aquelmomento con su cuerpo. Pero que tuviera en cuenta que él se iba atomar la revancha.


-Ummm. Esa idea también me gusta bastante-afirmó el moreno,moviendo las caderas sobre él y entrecerrando los ojos.


Sí, estaba claro que a Tony le había gustado la idea. ¿Qué nole gustaría a este si significaba pasar más tiempo los dos en unacama?


El moreno mojó el pincel dentro del pequeño bote y, como sifuera algo con lo que no pudiera decidirse, observó con atención elcuerpo de Steve, pensando qué decorar primero.


En realidad, tenía tanto donde elegir que no sabía por dondeempezar. En aquellos momentos, Tony deseaba verter el contenido delbote por todo el cuerpo de Rogers, ver como aquella cosa con olor afrutos del bosque se extendía poco a poco por aquella piel claraantes de que él se lanzara y acabara devorándolo.


Ok. Se estaba sobreexcitando pero, ¿cómo no hacerlo consemejante cuerpo delante?


-¿Vas a empezar pronto?- le preguntó Steve, tratando de parecerimpaciente.


Aunque en realidad estaba disfrutando al ver como el autocontrolde Tony y sus ganas de jugar se iban desquebrajando conforme mástiempo permanecía mirándolo.


Era como si, al estar juntos, fuera imparables los impulsos, sinser capaces de darse cuenta que lo que pretendían y lo que acababanhaciendo eran cosas muy diferentes.


-No seas impaciente. Quiero tomarme mi tiempo-le regañó Tony,tratando de centrarse de nuevo.


Observando el rostro de Steve alternativamente, pinceló lospezones de este, que parecieron oscurecerse cuando la atención delmoreno se centró en ellos.


Fue una sensación cosquilleante la de sentir las suaves ypequeñas cerdas sobre su piel, pero Steve no estaba para reír enaquellos momentos.


Teniendo que apretar los labios para no dejar salir un pequeñogemido, observó la sonrisilla de satisfacción que se habíadibujado en el rostro de Tony, que no le quitaba el ojo de encima.


-¿Ha sido agradable?- le preguntó este.-Parece que te hagustado cuando he dado mis primeras pinceladas.


-Pues....yo diría que apenas las he sentido- le dijo Rogers a suvez.


Si se pensaba que iba a poder con él tan fácilmente, estabaequivocado de nuevo.


Trató de mover las manos, pero las cuerdas que le acariciaronlas muñecas le recordaron que no podía moverse de donde estaba.


-Pero no vamos a parar aquí, ¿verdad?-le dijo el moreno,mojando nuevamente el pincel y contemplándolo.-¿Qué más deberíapintar?


-Supongo que todo aquello que te quieras comer- le respondióeste, sintiendo calor por todas partes a aquellas alturas.


Era cierto que ahora estaban con el jueguecito del pincel, perotuvo que recordarse que, todo aquello que Tony pintara era paracomérselo luego. E imaginar la lengua de este paseándose por todosu cuerpo no ayudaba en absoluto a controlar su respiración.


-Ummm. Entonces he traído un pincel muy pequeño. Hay demasiadascosas que quiero devorar- afirmó Tony, con esa sonrisilla seductorade medio lado.


Pero, a pesar de lo que había dicho, volvió a meter el pincelen el bote y trazó un camino desde su pecho hacia el abdomen,haciendo espirales y demás dibujos que sabía que iba a tener queeliminar más tarde.


Cuando llegó hasta su ombligo, Steve ya sentía que le faltabael aire y que era bastante difícil que lo fuera a recuperar, viendocomo este pintaba sobre su cadera e iba más abajo.


-¿Acaso estas esperando algo?- le preguntó Tony, cuando viocomo todo el cuerpo de este parecía estar más que dispuesto parajugar.


El miembro de Steve, al menos, parecía estar pidiendo laspasadas de ese pincel, queriendo que las caricias no pararan.


-Creo que.....de los dos....tú eres el que más estáesperando....algo- le soltó Rogers entre jadeos.


Aquello era una condenada tortura, dulce y con olor a frutos delbosque, pero tortura al fin y al cabo.


Por mucho que supiera que Tony iba a retirar todo lo que estabapintando con la lengua, parecía que ese momento no iba a llegarnunca.


¿Hasta donde más pintaría? ¿Cuánto más alargaría aqueljuego? ¿Plegaria hasta la punta de sus pies solo para ver como élse retorcía sobre la cama, esperándole?


Parecía algo de lo que Tony sería capaz.


Pero, tras dar unas pinceladas alrededor de su miembro, haciendoque este temblara sin remedio sobre la cama, el moreno dejófinalmente el bote a un lado.


-Bueno....Creo que ha llegado la hora de la comida- comentóeste, frotándose un momento las manos.


Steve apretó los puños, sintiendo como las cuerdas le mordíanlas muñecas en aquella ocasión.


Odiaba tener a este tan a mano y no poder tocarlo. En aquellosmomentos, prácticamente en lo único en lo que podía pensar, aparte de en la rosada lengua de este bañando su cuerpo, era tumbarlosobre la cama y acabar con el maldito tiempo de espera.


Por eso precisamente le habría atado Tony, porque sabría que notendría paciencia en esos momentos para hacer sus jueguecitos.


-¿Estás esperándolo?- le dijo este, inclinándose sobre suslabios, pero sin llegar a besarlo.


Steve incluso separó un poco los suyos, pero sabía que este semantendría a distancia de momento. Lo único que pudo hacer fueasentir con la cabeza para que supiera que tenía su permiso.


-Bien. Pues vamos a empezar.


Pensó que ya no podría ser posible, pero cuando sintió lalengua de este sobre su pecho, lamiendo las partes que el mismo Tonyhabía pintado, Steve sintió una nueva ola de calor que lo recorrióde arriba a bajo, como si tuviera magma debajo de la piel. Sintióque le faltaba el aire, oyendo su propio corazón acelerado en losoídos, y trató de mirar a este y decírselo, decirle que, de seguirasí, iba a acabar muriendo.


Pero no tenía aliento como para poder hablar.


-Ummm. Creo que tu piel es un buen condimento, Rogers- comentóTony, alzando un momento la cabeza hacia él antes de seguir con sutarea.


A Steve le hubiera gustado poder responder algo a ese respecto.Pero no podía.


Solo pudo contemplar como la lengua de este salía una y otravez, limpiando todo aquello que ya había pintado antes, haciendo quelas costillas se apretaran contra sus pulmones y le hicieran aún másdifícil respirar.


Sus jadeos estaban llenando el cuarto, haciendo que resonaran en unespacio tan grande, oyéndose por encima del sonido de su propiocorazón.


Y la cosa solo pareció ponerse algo peor cuando Tony llegó a suabdomen y empezó a descender, jugando con la curva de su ombligo,recreándose en la forma de sus caderas y llendo más abajo.


El miembro de Steve estaba saltando a aquellas alturas, pidiendoque la maldita atención se centrara sobre él de una vez.


Pero Tony fue lo suficientemente malo como para verle e ignorareso, jugando con la piel de su cintura y observándole a él al mismotiempo.


La piel de las muñecas de Steve estaba empezando a magullarse delos tirones que este estaba dando inconscientemente para liberarse.Aunque era mejor así. El poco dolor que estuviera sintiendo soloayudaría a aumentar la sensación de estar atrapado entre sus redes,a su completa merced, sin posibilidades de escapar.


-¿Dónde más me quieres, Steve?- le preguntó el moreno en unmomento dado, cuando ya se estaba dirigiendo hacia el objetivofinal.-Dímelo y te prometo que te daré lo que quieres.


Este tuvo que abrir los ojos para poder mirarle, tan concentradoen las sensaciones que no sabía cuando los había cerrado.


Primero miró a Tony, asegurándose de que estaba cerca de dondele quería, pasándose la lengua por los labios resecos. Pero, pocodespués, cuando se dio cuenta de lo que este estaba diciéndole,entrecerró los ojos y lo miró con furia.


-No me mires así y responde. Creo que aquí soy yo el único queme podría tirar así todo el día.


-Tú....estabas tan....ansioso como....como yo- se quejó Rogers,que no sentía ningunos deseos de darle a este lo que quería.


-Sí. Pero también es excitante verte en este estado.


Steve soltó un gruñido desde el fondo del pecho, como si fueraun animal acorralado. Pero, al ver como Tony solo sonreía, sabíaque el único modo de acabar con aquello era hacer lo que este queríaque hiciera.


-De acuerdo. Quiero que....continúes.


-¿Que continué con qué?- le preguntó Tony.


Estaba claro que no le iba a dejar escapar tan fácilmente deaquella.


-Quiero que....sigas lamiéndome- tuvo que decir en voz alta.


¿De verdad se había atrevido a pronunciar esas palabras? Nopodía creérselo.


-Que lama. ¿El qué?- siguió preguntándole este.


Estaba más que claro que estaba disfrutando con aquello.


Steve se aseguró de que realmente no podía liberarse de lascuerdas dando un firme tirón y clavó sus ojos en Tony, odiándoleun poco por obligarle a decir aquello en voz alta.


-Quiero que lamas mi pene ahora mismo, antes de que acabearrancando el cabezal de esta cama.


La sonrisa que se extendió por los labios de Tony al escucharledecir aquello fue más que considerable.


-Así me gusta-afirmo el moreno, comenzando a inclinarse haciaél.-Que digas las cosas claramente. Eso bien se ha ganado un regalo.


Findel capitulo 57


Sí,lo sé. He sido muy mala con Steve por haberle puesto en unasituación como esta, pero también sé que os ha encantado verlos eneste juego, haciendo estas cosas. Lleváis esperando este momento asolas entre ellos desde que mencioné en el capitulo (no recuerdo elnúmero) que iban a pasar un momento a solas durante un fin desemana.


Nosé porqué pero, siempre, en algún punto de la relación de estosdos, siempre hago que alguien ata a alguien. No me preguntéisporqué. Supongo que es para dar un poco más de emoción a esemomento. Pero tengo que decir que si alguien me tuviera que atar ami, tendrían que dejarme inconsciente primero. Odio la idea de estartotalmente indefensa ante lo que otra persona pudiera hacer.


Hayque tener mucha confianza en tu pareja para estar tan indefenso ydisfrutar el momento, sabiendo que no tienes nada que temer con él.


Enfin......sé que dejé las cosas tensas con Loki y Thor, pero creoque el siguiente capitulo también será Stony. Considero que estosaún no han terminado lo que han empezado aquí y os tengo que dartoda la escena al completo si es que quiero seguir viviendo.


Laverdad es que ahora mismo tengo bastante sueño (no sé porqué) asíque no se me ocurre nada más que decir. Vamos a despedirnos aquí.Como siempre, Marvelitos míos, espero que os mantengáis sanos,esperéis con ganas el siguiente capitulo y nos seguiremos leyendo sitodo sigue llendo bien. Bye ^^

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top