Capitulo 54


Pues aquí estamos denuevo, Marvelitos, con este suma y sigue de capítulos. De verdad osdigo que, de seguir de este modo, no veo nada complicado quelleguemos a los 100 capítulos o más, porque de verdad que, ahoramismo, en este punto exacto, no tengo ni idea de cómo darle un finala esta historia. El que estaba pensando no puede ser por como seestán desarrollando las cosas en estos momentos.


Así que,prácticamente, lo que os estoy diciendo es que espero que me hayáiscogido cariño porque, si no, nuestra convivencia va ser larga ytediosa.


Ahora mismo estoyescribiendo esta intro de este capitulo porque mañana he quedado conunos amigos para comer para celebrar el cumpleaños de una de ellasy, como tengo que coger varios autobuses, me pondré a escribir en elmóvil. Sí, lo sé. Me conozco, me lo dice mi ser, porque ahoramismo no tengo libros que me llamen mucho la atención en mi kindler.Así que prefiero dejar esto ya hecho y, cuando vuelva, que serásobre las 8 o las 9 de la noche, porque eso también me lo veo venir,pues solo tengo que pasar lo que lleve hecho en el móvil.


Aunque mis amigos y yosiempre quedamos para comer, siempre se nos alarga las horas yacabamos siempre de noche, aún dando vueltas por la calle. Tambiénsolemos destacar porque comenzamos con un tema y acabamos con 20,hablando bastante alto. Y, por lo general, alguno de los temassiempre será alguna perversión. Somos así de extraños. Y somosfelices siéndolo.


Bien. Como creo que mehe vuelto a enrollar en temas que seguramente no os interesen, osdejo ya con el capitulo. Disfrutadlo.


CAPITULO 54


........................................................


Siguiendo a Bucky hacía su habitación de nuevo, Sam tuvo laimpresión de que aquello no iba a acabar de la manera tan rápidaque él creía en un principio.


A veces se le olvidaba como era este y con la facilidad con laque le manipulaba.


Pero, a pesar de que, seguramente, perdería toda la mañana consus juegos, no se resistió ni abrió la boca. Después de todo,desde que Bucky había vuelto, no habían podido estar completamentea solas.


Por supuesto, no le diría jamás a Bucky que había anhelado quevolviera y que se había sentido solo en su ausencia, aunque deberíade saberlo solo al ver que no se negaba a acompañarlo, sabiendo loque iban a hacer.


-¿Estás nervioso?- le preguntó Bucky, tras cerrar la puertadel cuarto.


Aunque en aquellos momentos se encontraran a solas, no sería laprimera o última vez que un miembro de la familia Wilson aparecíapor sorpresa y tampoco era necesario dar espectáculos gratuitosporque sí.


-¿Por qué preguntas si estoy nervioso?- le preguntó Sam a suvez, con su mano aun envuelta en la del castaño.


-No sé. Tal vez el hecho de que estés temblando me ha dado unapista.


Bajando la vista, se dio cuenta de que este tenía razón. No eracomo si fueran unos temblores que lo sacudieran, pero la mano queestaba entre la de Bucky temblaba. ¿A qué se debía eso?


-¿Tantas ganas tenías de que esto pasara que estástemblando?-le preguntó este, colocándose ante Sam, bajando el tono.


Siempre que hacía eso, empleando aquel tono suave y bajo, hacíaque algo dentro de él se retorciera sin remedio, como si leacariciara.


-No te lo tengas tan creído, idiota- fue la respuesta que elhalcón gruñón le dio, bajando la vista hacía el suelo para notener que ver el rostro de Bucky.


-Me tomaré eso como un "Me moría porque pasara",gracias- murmuró el castaño, apoyando su frente en la de Sam.


Aún tenía la mano de este entre la suya, pero no le tocó deotro modo tras eso, haciendo que Sam frunciera el ceño, alzando lavista hacia Bucky, viendo como este había estado observándole a suvez.


-¿Qué se supone que estás haciendo?-le acabó preguntando.


Bucky siempre hacía cosas raras, cosas que escapaban de sucomprensión y aquella era una de ellas.


-Te estaba observando.¿Acaso no puedo?


-No es que no puedas, pero es raro.


-¿Por qué? ¿Por qué es raro mirar a la persona que quiero?


Otra vez ese estremecimiento que lo recorría de arriba a bajo,como si sus palabras hubieran sido una caricia que hubiera tocadocada uno de sus rincones.


-No sueltes esas cosas de esa manera- le advirtió, sintiendocomo la cara empezaba a arderle, bajando la vista al suelo de nuevo.


No podía mirarle a los ojos cuando soltaba aquellas cosas consemejante calma.


-Me tomaré eso como si me hubiera dicho "yo también tequiero".


Sam abrió la boca, pero no emergió nada de ella, así que lavolvió a cerrar, sintiendo como Bucky le daba un beso a un lado delrostro.


Estaba claro que el castaño leía a través de él. Y eso eraalgo que Sam agradecía. Había dicho muchas veces "te quiero"a la ligera a alguno de sus ligues. Pero, en los pocos casos quehabía creído sentir algo en serio, no había sido capaz. Era comosi sus mismos sentimientos le impidieran hablar con seguridad cuandotendría que hacerlo.


Los besos de Bucky siguieron sucediéndose uno tras otro, dejandoun camino cálido por un lado de su rostro hasta que llegó a suslabios, dejando que el castaño lo besara a placer.


Después del tiempo que llevaban sin verse y sin estar solos,pensaba que Bucky sería más agresivo, más exigente. Pero ese besono tuvo nada de eso.


De una manera que sería capaz de derretir corazones, Bucky besósus labios una y otra vez con pasadas lentas, calmadas, como siquisiera quedarse con su textura y su calor.


El estremecimiento volvió a recorrer el cuerpo de Sam de arribaa bajo, dejándole sordo y mudo al mundo, excepto para este.


Antes de darse cuenta de lo que ocurría, la parte interna de susrodillas choco con la cama, haciendo que cayera sentado sobre esta yBucky le siguiera.


No tardaron mucho más en acabar ambos tumbados, aun con la menteida con aquellos besos condenadamente lentos, haciendo que Samjadeara contra los labios del castaño mientras envolvía su cuellocon los brazos.


Parecía que el único modo de permanecer cuerdo y entero eraaferrándose a él, a pesar de sentir como la mano de Bucky seintroducía bajo su camiseta, alzando esta, y dejando un camino depequeñas llamas por toda aquella piel que llegaba a tocar.


Se removió, sin poder evitarlo, cuando la temperatura del cuartoempezó a subir y no opuso resistencia cuando Bucky empezó adesvestirlo, haciendo otro tanto de lo mismo con él.


En aquellos momentos, la ropa sobraba y no se sentía con ganasde fingir calma, así que, conforme le sacaba las prendas al castaño,las fue lanzando hacia cualquier parte del cuarto, sin importarledonde cayeran, solo queriendo sentir de nuevo aquel calor contra él.


Sería otra de las cosas que jamás admitiría con Bucky, peroera demasiado fácil hacerse adicto a su calor, como si fuera algonecesario para vivir, como si ningún otro tipo de calor pudierallegar tan hondo como aquel.


Por su parte, lo único que podía hacer Bucky fue acariciaraquel cuerpo que le estaba dando permiso en aquellos momentos,disfrutando de la suavidad de su tacto entre los dedos, deseandopoder fusionarse realmente con él para que nadie pudiera decir dondeacaba uno y empezaba el otro.


¿Parecía algo pueril? Seguramente lo era. Pero lo sentía comouna necesidad tan fuerte como respirar. Sentía la necesidad dereclamar a este continuamente para dejar claro a todo el mundo queera suyo, que estaban juntos y que nadie se lo iba a poder quitar,incluso dejándoselo claro al propio Sam, ya que este siempremantenía cierta distancia con él y nunca parecía demasiado seguro.


Esos pensamientos parecieron arrastrarlo, ya que, antes de que sediera cuenta, tenía a Sam gimiendo por lo bajo, ya había llevadouna de sus manos hacia el miembro de este, haciéndole jadear ysaltar sobre la cama.


No quería ser agresivo. Al menos, no la primera vez que estabanjuntos después de tanto tiempo, pero, al final, los instintos podíanmás que él.


Sin embargo, Sam no pareció disgustado con su agresividad. Enrealidad, pareció recibirla bastante bien, ya que se abrazó aúnmás a él, queriéndole más cerca, y separó las piernas un pocomás para acortar la distancia que había entre ambos.


Bucky no desaprovechó aquel regalo que este le estaba dando, asíque continuó con sus besos y sus caricias mientras acababa porentrar en él.


Por supuesto, el halcón gruñón se retorció sobre la cama,aunque el gemido que emergió de sus labios le indicó que no fueprecisamente porque le dolieran.


Tenía las uñas cortas, pero Sam logró clavarle los dedos en laespalda.


Bucky estuvo tentado de decirle que apretara más fuerte, tantocomo pudiera, que dejara su marca en él del mismo modo que deseabamarcarlo. Pero, para haber podido hablar, tendría que haber apartadolos labios de él y eso sí que no iba a pasar.


Comenzó un lento vaivén, más bien pensado para enloquecer aSam, pero, al cabo de un rato, viendo como este jadeaba, se retorcíay se movía contra él, Bucky empezó a pensar que aquello era unaauténtica tortura para él mismo.


El gruñón no podía poner esas caras y esperar a que estepermaneciera mucho tiempo con aquel ritmo suave y calmado, ¿verdad?


Se envolvió alrededor de Sam como si quisiera transformarse ensu segunda piel, observándolo mientras continuaba con losmovimientos de cadera, notando que, al igual que Sam, él tambiénestaba perdiendo el control.


-Sam- jadeó, más como un ruego para que este abriera los ojos yle mirara que otra cosa.


Este a penas logró hacerlo, ya que sentía que su pecho estabatan hinchado como si estuviera a punto de explotar en cualquierinstante. Y no ayudó demasiado que Bucky le besara en ese mismomomento, haciendo que todo su interior estallara en cientos depedazos de luz.


Al sentirlo, Bucky no pudo evitar dejarse arrastrar por él, aúnbesándolo, necesitando anclarse a él para poder volver a su cuerpocuando todo pasara.


Y, tras la tormenta, volverían a iniciarlo todo. Una y otra vez,durante todo el día si hacía falta, disfrutando al máximo delhecho de estar juntos, solos, libres para poder hacer lo quequisieran o necesitaban. Porque, lo dijeran o no, ambos senecesitaban. Y lo sabían.


........................................................


Mientras veía como los coches y edificios se sucedían uno tras otroa través de la ventanilla del coche, Steve no dejó de preguntarseuna y otra vez dónde tenía pensado el moreno llevarlo.


Podría ser cualquier parte del globo. Y no era solo una frasedicha al azar. Tony tenía el bastante dinero como para montarle enun avión y llevárselo a cualquier parte.


Aunque a Steve no le gustaría salir del país, pues queríasaber como seguirían llendo los asuntos del grupo mientras estabafuera.


Una parte de él sabía que la prensa se enteraría que amboshabían salido de la ciudad y no les costaría demasiado suponer quese habían marchado juntos. ¿Esa noticia también podría afectar algrupo de alguna manera? ¿Qué aspecto malo podían sacarle a eso? Nolo sabía en esos momentos, pero estaba seguro de que la prensa loharía.


-No pongas esa cara- le dijo Tony, con la vista clavada en lacarretera.


¿Cómohabía visto la cara que había puesto, si ni siquiera había vueltolos ojos hacia él? ¿Dónde tenía el espejo oculto?


-¿Perdona?- le espetó Steve.-¿Cómo sabes la cara que estoyponiendo?


-No hace falta ser un genio para saber que, en medio de estesilencio, le estas dando vueltas a algo. Y tu mente siempre se vahacía malos temas cuando no te estoy prestando atención.


-¿Temas malos? ¿Y cómo sabes que lo son? ¿Y si estuvierapensando en cosas alegres?


-Si no estamos hablando del fin de semana que tenemos pordelante, no es un tema bueno-le soltó este sin más.


-No le he dejado ninguna nota a mi madre. Se preocupará cuandovuelva y vea que no estoy-comentó este de repente.


-¿Ves?-le espetó Tony.-No piensas en nada bueno cuando te ponesa pensar por tu cuenta. Solo mándale un mensaje y dile que vas aestar fuera.


-Cierto- convino el rubio, sacándose el móvil del bolsillo dela chaqueta y escribiendo un rápido mensaje.


Tras pensarlo un momento, lo único que acabó diciéndole aSarah Rogers fue que iba a estar fuera con Tony. Conociendo a sumadre, solo con esos datos ya se quedaría tranquila, ya que parecíaser una de esas fans que tenía el moreno por ahí.


Después de escribirlo, vio como este extendía la mano hacia él,sin apartar los ojos de la carretera.


-¿Qué?- le preguntó Steve, ya que no tenía ni idea de lo quele estaba pidiendo con ese gesto.


-Dame tu móvil-le dijo este a su vez.


Steve frunció el ceño, ya que no entendía para qué queríaeste su móvil, pero acabó tendiéndoselo.
Y, con un rápidomovimiento, este se lo guardo en su chaqueta.


-¿Me acabas de confiscar el móvil?


-¿Quéclase de romántico fin de semana sería si estuvieras pendiente almóvil a todas horas?


-Pero....¿Y si pasa algo importante? ¿Estaremos incomunicados?


-He dejado a Pepper a cargo de todo. Si pasara cualquier cosa,ella sabrá lo que hacer.


-¿Y ella sabe a dónde vamos para que pueda avisarnos si pasaalgo grave?


-¿Estás loco? ¿Cómo íbamos a tener un romántico fin desemana si esa mujer supiera donde estamos? Me estaría llamando porcualquier pequeña cosa del trabajo.


-Osea....que la has dejado a ella a cargo de todo, pero nisiquiera ella puede contactar con nosotros. ¿Ves el fallo de eso?


-Yo no veo fallo alguno. Es un plan perfecto para estar los dossolos todo el tiempo.


-Tampoco he cogido mis cosas.


-No te va a hacer falta. Ya me he ocupado yo de eso- le dijoTony, dirigiéndole una rápida sonrisilla antes de volver suatención a la carretera.


Tony sabía organizarse muy bien cuando quería desaparecer. Esoquedaba más que claro. Pero....¿Se había ocupado hasta decomprarle ropa para que no pudiera ni sospechar a donde iban?


-Tengo la impresión de que no me dirás a donde vamos si tepreguntara, ¿verdad?-le dijo Steve, acomodándose en el asiento.


-Eres un gran adivino, Rogers.


-Pero, teniendo cuatro días, tampoco podremos irnos muy lejos-reflexionó en voz alta.


-¿Acaso intestas sonsacarmelo? Porque te advierto que no lo vasa conseguir.


-Me alegría muchísimo tener aunque fuera una pequeña pista- ledijo el rubio, dirigiéndole una dulce sonrisa que Tony no pudoevitar mirar.


-Lo único que te diré es que vamos a estar completamente solos-acabó por confesar.


-¿Esa va a ser toda la pista que me vas a dar? Es muy difíciladivinar nada con algo así. Podemos estar completamente solos enmuchas partes. En el desierto, en lo alto de una montaña, en unaplaya privada.....


-No me vas a sonsacar nada más. Por muchas caras adorables queme pongas.


-¿Te ha parecido adorable?- le preguntó Steve, dirigiéndoleuna nueva sonrisa.


Pero Tony se cerró por banda, dispuesto a no decir nada máshasta que llegaran.


-Sabes que, si vamos en coche, podré ver hacia donde nosdirigimos antes de que lleguemos, ¿verdad?- le soltó Steve al cabode un rato, volviendo la cabeza hacia este.


-Ya he pensado en eso. No tienes que preocuparte.


-Oh. No me preocupaba. Creía que habías tenido un fallo en tuperfecto plan.


-Yo no cometo fallos, pequeño. Yo soy perfecto- le soltó Tonycon la mayor calma del mundo.


Steve lo miró, sorprendido, por un momento, pareciéndoleincreíble la habilidad que tenía para decir ese tipo de cosasderrochando seguridad en sí mismo. Pero, al cabo de un momento, solopudo echarse a reír.


Eso era tan.....Tony.


-Bien. Ya hemos visto que tu plan es infalible. Solo me quedaráquedarme quietecito en el asiento y esperar a ver a dónde me llevascomo un niño bueno- comentó el rubio tras eso.


-Yate gustaría a ti que fuera tan fácil-le dijo el moreno, abriendo laguantera del coche y sacando un antifaz completamente cubierto.


-¿Para qué quiero esto?-le preguntó Steve cuando este se lotendió.


-Estamos a punto de poner rumbo a nuestro destino. Si pudieranleer los carteles de tráfico, ¿dónde iba a estar la magia?


-¿Así que quieres que me ponga esto?-le preguntó, tomando esteentre sus manos.


-Sip.


-¿Y cómo puedo estar seguro de que no te aprovecharas de quetengo los ojos tapados para hacerme cualquier cosa?


-Más quisieras tú que eso pasara- se rió Tony.-Estoyconduciendo.¿Cómo iba a hacerte algo? Además, sabes que cuandoempiezo, no puedo parar. Acabaríamos teniendo un accidente y no esmi idea pasar el fin de semana romántico en el hospital.


-Bien. De acuerdo. Si lo pones de esa manera, tiene sentido. Melo pondré- afirmó Steve.


Aunque tuvo que admitir que se puso algo nervioso al quedarprivado de la vista, notando el ronroneo del coche bajo él, lapresencia de Tony a su lado, que permanecía en silencio.


Se cruzó de brazos solo porque no sabía donde poner las manos,tratando de normalizar su respiración.


-¿Qué pasa, Rogers? - le preguntó Tony al notarloinquieto.-¿Te pone nervioso no poder ver?


-¿A ti no te pondría?


-Ummm. Vas a acabar dándome más ideas para nuestro fin desemana, pequeño.


-Ni se te ocurra usar esto para alguno de tus jueguecitos.


-Le quitas toda la gracia a los momentos.


Se hizo un nuevo instante de silencio dentro del coche, haciendoque Steve notara perfectamente cada pequeño bache que había en elcamino. ¿Seguían en alguna carretera principal? No sabría decirlo.Tampoco había sentido como si hubieran tomado otro camino.


-¿Has comprado también algún cuaderno de dibujo?-le preguntóel rubio, tratando de romper ese nuevo silencio que lo habíarodeado.-Sabes que me gusta pintar paisajes nuevos.


-Tranquilo. Ya te he dicho que he pensado en todo. Vas a poderpintar todo lo que quieras.


-Bien- afirmo Steve.


Pero, tras eso, se quedó sin nada que decir.


Tenía la impresión de que ese viaje iba a acabar resultándolemás bien largo.


Yno ayudó en nada que la mano de Tony, de repente, acabara sobre surodilla, haciéndole pegar un brinco sobre el asiento.


-¿Hasta un gesto tan pequeño te sobresalta, Rogers?- lepreguntó el moreno, notándose perfectamente en su tono el aire deburla.


-Estás disfrutando de esto, ¿verdad?- le espetó Steve,volviendo la cabeza hacia él, incluso aunque no pudiera verle.


-La verdad es que me está resultando muy divertido esta nuevaforma de torturarte.


-¿No has tenido suficiente con esa llamada de antes?- le soltóSteve.


-¿Lo has tenido tú?-le soltó Tony a su vez.


El rubio no pudo decir nada a eso. Se había jurado que noconfesaría lo que había ocurrido en su cuarto de baño trasterminar aquella primera llamada telefónica con Tony y no iba aconfesar ahora.


-Me tomare tu silencio como un no- le dijo su acompañante,notando la sonrisa en su voz.


Seguro que estaba muy satisfecho de sí mismo, sabiendo que habíahecho que tuviera que darse una ducha fría después de haber habladocon él.


-¿Queda mucho para llegar a donde sea que me estás llevando?-lepreguntó Steve, tratando de cambiar de tema.


-¿Estás de broma?-le espetó Tony a su vez, mirándole unmomento, viéndole completamente inmóvil sobre su asiento y aúncruzado de brazos.-Nos faltan algo más de dos horas para llegar.


-Dime que eso ha sido una más de tus bromas-le rogó Steve a suvez.


Si tenía que permanecer dos horas con aquella cosa sobre losojos, sin poder ver y buscando algo de lo que hablar para evitar lossilencios en los que ahora Tony se sumía, acabaría saltando delcoche en marcha.


-Créeme, Rogers. Valdrá la pena todo este sufrimiento- le dijoeste, sonriendo nuevamente.


Después de todo, incluso aunque estuviera torturándolo, nopodía evitar pasárselo bien con este.


Findel capitulo 54


¿Sabéisque, a pesar de haber hecho que ambos hablaran en varias ocasiones enese fin de semana solos que tenían prometido, no tenía la menoridea de a dónde hacerles ir y como? Si no lo sabíais, pues ya os lohe contado yo ahora mismo.


Asíes, señores y señoras Marvelitos. No tenía ni pajolera idea. Ya hehecho que vayan de viaje en otros fanfics de ambos y no me gustarepetirme. Quería un lugar donde estuvieran completamente solos,pero no me venía un lugar adecuado a la cabeza. O, al menos, no lohacía hasta que empecé a escribir este capitulo concreto.


Puessí, me decidí por un lugar cuando me puse a escribirlo. Mandanarices, ¿eh? Con lo previsora que he sido yo siempre con mishistorias. Si es que no puede ser. Con esto de que la historia seescribía ella sola, cuando no le da la gana de escribir, me dejaunos marrones importantes encima. Es como ''Toma. En medio de estasituación que tienes que resolver, yo me voy a descansar'' o algoasí. Lo cual me disgusta profundamente. Me agobio muchísimo cuandoveo que tengo que hacer un capitulo y que la inspiración no llega oque directamente se ha ido de paseo sin avisar siquiera.


Bien.Pero lo importante ahora es que ambos han puesto rumbo a su destino.Veremos qué lugar tomó Tony por ideal para ellos para estar a solasen el siguiente capitulo, así que no os tendré con las dudasdurante demasiado tiempo. Podéis respirar tranquilos.


Ahora,Sam y Bucky. He tenido cierta sensación de Deja Vu mientras escribíasu fanfic. Y ahora sé porqué la tenía. Cuando contaba desde laparte de Bucky, con sus ansias de marcarlo y tal, me ha recordado alcapitulo 17 de Encontrémonos en el Espacio, ya que Peter siente lamisma necesidad con Tony. Siempre he pensado que es un instintocuando realmente amas a alguien. Quieres decirle al mundo entero queos pertenecéis y que nadie se meta entre ellos. Algunos podríanpensar que ese es un pensamiento antiguo, de alguien inseguro yceloso. Pero yo no lo veo así.


Nodigo que haya revisar el correo o su móvil, o entrar en su facebookpara ver con quién habla. Eso sí que es de acosadores. Me refiero aun instinto más primario, algo que surge cuando los cuerpos sejuntan, cuando realmente ambas personas parecen uno. No sé si meexplico bien.


Enfin. Creo que he vuelto a soltar un rollo importante. Me despido eneste punto, Marvelitos, antes de que siga soltando cosas por mi bocaimaginaria, ya que no me estáis oyendo, me estáis leyendo. Comosiempre, manteneos sanos y nos seguimos leyendo. Chao.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top