Capitulo 40


Buenas a todos,Marvelitos, en lo que es ya..... *sonido de tambores*..........¡Elcapitulo 40!


Sí, señores yseñoras. Ya hemos llegado al capitulo 40, así, sin apenas darnoscuenta. Los capítulos de esta historia han pasado como si fueran elagua de un río. Si no fuera porque los enumero, realmente no creeríaque son tantos, porque no tengo la impresión de haber escrito tantostan seguido.


Algunos también me handicho eso, que se les ha pasado rápido o que no tienen la impresiónde haber leído tanto. Lo cual les agradezco. Si la historiaestuviera cansando, no estaría haciendo bien mi trabajo. Vamos,tendría que cortarme las manos y no volver a escribir nada más.Aunque.....sin manos, tampoco podría dibujar ni nada. Vamos. Quesería un problema, así que creo que mis manos seguirán dondeestán.


Y, ¿qué mejor modo decelebrar este número tan redondo, que con una buena cita Stony, quees la principal pareja de esta historia?


Si recordamos loscapítulos anteriores, recordamos que Tony y Steve estuvieronhablando y quedaron en tener una cita para celebrar el disco de Steveque iba a salir a la venta. Luego, su madre quiso conocerlo y demásy las cosas tuvieron que retrasarse, así que hemos llegado hastaaquí arrastrando esa promesa de una cena. Y seguro que muchosqueréis saber qué es eso especial que Tony le ha preparado anuestro querido rubio.


Pues bien. Os dejo conel capitulo para que os enteréis de una buena vez. Disfrutadlo.


CAPITULO 40


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Como Tony le había pedido, Steve esperó a que fueran las siete enel apartamento, listo para salir a cualquier parte y ya habiendorecibido las llamadas de su madre desde su trabajo y de sus amigos.


Su madre había hecho que grabaran la entrevista en la sala dedescanso del hospital donde trabajaba y, en cuanto había podido,había visto el video con sus compañeras de trabajo, según ella,emocionándose como una niña cuando vio a su hijo por televisión.


Steve había preferido no verse. No quería recordar los nerviosni ver lo ridículo que había estado ante las cámaras.


Bucky ya se había burlado de ello bastante como para necesitarrevivirlo, incluso después de todas las veces que Sam le habíaregañado por ello.


¿A dónde le llevaría Tony? En eso prefirió concentrarse, yaque, desde que habían hecho lo suyo oficial, no habían salidojuntos a ninguna parte.


Solo pensar en el hecho de que saldría por ahí con Tony ya lellevó una nueva sonrisa a los labios, volviendo la vista hacia elreloj, deseando de que las manecillas se movieran más deprisa.


Estaba nervioso como un crío, aunque, en esta ocasión, en unbuen sentido.


Para cuando sonó su móvil, la casa estaba tan en silencio quepegó un bote y corrió a cogerlo, pero este solo sonó una vez,comprobando que se trataba de una llamada de Tony.


¿Esosignificaba que quería que saliera de su casa? No habían aclaradoeso.


Como, de todas formas, allí no tenía nada que hacer, se aseguróde coger las llaves de su casa y salió del apartamento, dirigiéndosehacia la entrada del edificio, saludando a Matthew por el camino.


Echó un vistazo a la calle cuando estuvo fuera, comprobando que,si Tony estaba allí fuera, no podía verlo, y dirigió los ojosdespués hacia sí mismo.


Había pasado un buen tiempo delante de su armario, observandotoda su ropa, preguntándose a donde pensaría este llevarle y quésería más oportuno usar. Pero no le había preguntado y dudaba queTony se lo hubiera revelado de haberlo hecho, ya que parecía teneraquello como una sorpresa.


Como las palabras exactas de este habían sido "he preparadoalgo muy especial", se decantó por unos pantalones de vestirgrises y una camisa azul, que le hacía parecer lo bastante elegantecomo para ir a cualquier parte, junto con un abrigo largo, ya que yahabía estado nevando en aquellos días y las calles estaban heladas.


Se repasó mil veces delante del espejo cuando terminó devestirse, preguntándose si había sido lo corrector asumir que teníaque ponerse elegante, pero, conociendo a Tony, parecía la opciónmás válida.


Diciéndose que, de todas formas, ya no había mucho más quehacer, volvió a observar las calles, que estaban algo más vacías aaquellas horas de lo que solían estar, esperando ver aparecer a esteen cualquier momento.


-¡Eh, chico guapo! ¡¿Estás esperando a alguien?!- le gritóTony parando su coche delante de él de un rápido frenazo que losobresaltó.-¡Si te ha dejado abandonado, te puedes venir conmigo!-le dijo, dedicándole una sonrisa.


-No sé yo si eso le sentaría muy bien a mi cita. He descubiertoque es algo celoso.


-Seguro que no para tanto y seguro que no le importara que tevengas conmigo.


Steve solo pudo, cuanto menos, sonreír y, rodeando el coche,acabó subiéndose en el asiento del copiloto, junto a Tony.


-¿No se supone que tendrías que haberme dado el toque cuando yaestuvieras aquí?- le preguntó, mientras se abrochaba el cinturón.


-¿Y por qué tendría que esperarte yo a tí? Es demasiadotípico. Además, me ha encantado llegar y verte esperándome en lapuerta-le dijo este, aún dedicándole una sonrisa.


Estaba claro que aquel hombre era un caso perdido. Pero.....erasu caso perdido.


-Y, a todo esto, no me has dado mi beso de saludo- le dijo Tony,señalándose los labios, justo cuando iba a poner el coche enmarcha.


A veces, tenía unas cosas que hacían que Steve se sonrojara,sintiéndose avergonzado, pero tenía que admitir que era un alivioque, al menos, uno de los dos se atreviera a pedir esas cosas, ya queél se sentía incapaz, así que, aun atado a su asiento, Steve seinclinó hacia él y lo besó.


Pudosentir la sonrisa de Tony contra los labios, sabiendo que leencantaba verlo ceder. Pero, ya que le había preparado algoespecial, podía concederle unos cuantos caprichos.


Steve pensaba darle un rápido beso y volver a su asiento, peroTony pareció tener otros planes cuando sus dedos se hundieron entrelos mechones de Steve, manteniéndolo cerca y haciendo que abriera laboca para él.


Siempre que lo hacía, una sensación burbujeante se ponía enmarcha en el fondo de su estómago y, cuando sentía como la lenguade Tony le acariciaba, esa sensación se extendía a cada parte de sucuerpo, a cada hueso y cada músculo, haciéndole temblar.


-Creo que sera mejor que lo dejemos aquí- le dijo el millonario,haciéndose hacia atrás y rompiendo el beso.


Steve no pudo evitar poner una expresión decepcionada, notandocomo su cuerpo se hallaba despierto en aquellos momentos, sin ganasde que aquello acabara aún, haciendo que una sonrisa traviesaacudiera a los labios del moreno.


-A no ser que quieras hacerlo dentro de mi coche, delante de laentrada de tu casa.


Steve echó un vistazo por la ventanilla, viendo como Matthewestaba trabajando por el hall del edificio, y un intenso sonrojo seextendió por todo su cuerpo.


-Vamonos- afirmó en el acto, acomodándose nuevamente sobre suasiento.


Tony volvió a reírse, pero, esta vez, puso el coche en marcha.


Steve no sabía donde pensaba llevarlo, pero, conociéndole, delo que podía estar seguro era de que no se sentiría decepcionado,observando las calles nevadas a través de la ventana.


Tony lucía uno de sus típicos trajes oscuros, con su corbatacorrespondiente a juego, seguramente acabado de salir de trabajar, yestaba concentrado en la carretera, pero el rubio recordó que habíandejado una conversación a medias.


-¿De verdad te molestó como Rick me tuvo abrazado toda laentrevista?-le preguntó de repente, haciendo que los ojos oscuros deTony de volvieran hacia él.


-No estaba molesto. Solo comenté una cosa que no había vistodel todo apropiado.


-En realidad, me ayudó mucho de ese modo- le defendió Steve,atento a la expresión de Tony.


Sabía que había estado celoso por teléfono, pero quería veresa expresión cuando lo tuviera delante, en persona.


-Desde luego, se te veía cómodo- comentó este, frunciendo unpoco el ceño, centrado en la carretera.


-¿Estás celoso, Tony Stark?


-¿Yo? ¿Por qué debería estarlo? ¿No se suponía que mehabías elegido a mí?- le dijo este, volviendo un momento la cabezahacia él, con la barbilla bien arriba.


-Oh. Pues no lo sé, la verdad. Juraría que me habías sonadoceloso por teléfono.


-Tonterías. Ese chico ya tiene bastante claro que estamosjuntos- afirmó este, sin ninguna duda.


-Bueno.....aunque eso fuera cierto, Rick nunca ha sido de esosque le haya importado que sus objetivos tuvieran pareja.


Tony volvió la cabeza hacia él en el acto.


-¿Acaso quieres ponerme celoso, Steve Rogers?


-¿Yo? En absoluto. Solo te dejaba claro algunos puntos.


Tony frenó a un lado de la carretera, haciendo que Steve sesorprendiera por el inesperado frenazo, agarrándose por un momentoal parachoques, y, cogiendo al rubio por la nuca, lo acercó a élhasta que sus rostros estuvieron a punto de tocarse, dejando a estesin aliento.


-Presta atención y escuchame bien. No tengo nada que temer deese niño porque tú eres mío, ¿entendido? Tu cuerpo, tumente.....Todo. Si tuviera la más mínima duda de que pudierarobarte, creeme que me encargaría muy bien de él. Pero estoy totaly absolutamente convencido de que tu atención está sobre mí y solosobre mí, ¿de acuerdo? Me preocuparé el día en que, cuando tetoque, dejes de echarte a temblar. Pero hoy no es ese día, ¿verdad?


Steve solo asintió mientras aquellos ojos oscuros estabanclavados en los suyos, totalmente crudo en su sinceridad,manteniéndole quieto en el lugar, incapaz de hablar.


Había creído que ver a un Tony celoso sería muy diferente aaquello. Enfadado, enfurruñado o algo por el estilo- Lo suficientepara traer una sonrisa en su cara. Pero, desde luego, no habíaesperado que todo se agitara en su interior ante sus palabras.


-Bien. Ahora que eso ha quedado aclarado, podemos seguir- afirmóel moreno, soltando a este y volviendo a su asiento, poniendo denuevo el coche en marcha.


Steve, aún sin palabras, se quedó quieto donde estaba, mirandolas manos sobre su regazo, sintiendo como las burbujas habíancrecido y burbujeaban por todas partes con intensidad.


Ni siquiera se dio cuenta de que habían llegado a su destinohasta que el coche se detuvo de nuevo.


Alzando la vista, Steve vio que estaban ante uno de los elegantesedificios del centro, uno de aquellos rascacielos que parecíanquerer destacar uno por encimas de los demás.


-¿Bajas?-le preguntó Tony, abriendo su puerta cuando se bajódel coche por el lado del conductor y vio que Steve aun estabamirándolo todo por la ventanilla.


El rubio así lo hizo, avergonzado por haberse quedado mirandocomo un tonto el edificio.


Sin embargo, si Tony fue consciente de eso, no lo dio a entender,ya que le estaba tendiendo las llaves a un aparcacoches,advirtiéndole que no quería ver ni un arañazo cuando volviera.


-¿Qué hacemos aquí?- preguntó Steve.


-Ya lo verás- fue toda la respuesta que Tony le dio, cogiéndolede la mano nuevamente y conduciéndole al interior.


Steve se dejó arrastrar como un niño ante las luces demasiadobrillantes, observando con atención todo el interior espacioso ydorado, pareciendo el decorado de una película.


Hasta las puertas de el ascensor eran doradas y aquel brillo quetenían parecía hacerlas de oro.


Una vez dentro, un ascensorista les preguntó a qué plantadeseaban ir, sin ni siquiera prestar mayor atención al hecho de quelos dos hombres iban cogidos de las manos.


¿Cuántas cosas habría visto trabajando allí?


-A la última planta, por favor.


De inmediato, el ascensor se puso en marcha y, antes de que Stevese diera cuenta, las puertas del ascensor se abrieron con un ligerodin musical y estuvieron ante una recepción, donde una joven morenay sonriente les dio la bienvenida.


-Buenas noches, señor Stark. Le estábamos esperando.


-Gracias, Shindy. Ya sabes a donde tienes que llevarnos.


-Por supuesto.


Al decir aquello, unas puertas dobles que esta tenía a suderecha se abrieron, mostrándole a Steve un amplio comedor, lleno demesas redondas, donde fluía las conversaciones y aquella luz doradaparecía rodearlo todo.


-Es un restaurante-murmuró el rubio, dejándose conducir haciael interior.


-Pues claro que es un restaurante. ¿Qué te pensabas que era?-le dijo Tony a su vez, aun sin soltarlo, mientras Shindy los conducíaatravés de las mesas.


La muchacha se movía por allí como pez en el agua y, rápida ydiligentemente, los condujo ante un pequeño reservado privado, juntoa los ventanales, que contaba con unas cortinas rojas, que podríancerrar si deseaban, para quedar ocultos de los ojos de los demáscomensales del lugar.


La vista desde allí mostraba todo el centro de la ciudad, ahorailuminado por las luces de la noche y, al parecer, había comenzado anevar de nuevo.


-Esto es precioso- murmuró Steve, echando un vistazo poraquellas cristaleras.


-Sabía que te iba a gustar- afirmó Tony, sonriendocariñosamente mientras veía lo sorprendió que parecía este.-¿Note dije que tenía preparado algo especial?


-Pero no imagine que tanto- comentó este a su vez.


-¿Les dejo algo de intimidad, señor?- les preguntó Shindy, queaun no se había retirado.


-Sí, querida. Por favor.


Con un rápido cabeceo, esta salió del reservado y dejó caerlas cortinas, haciéndole creer a Steve que estaban solos en aquellugar.


-¿Nos sentamos?- le dijo Tony, señalando una de las dos sillascon las que contaba aquella mesa redonda.


-Admito que sabes dar sorpresas- afirmó Steve, sentándosefrente a Tony.


-¿Verdad que sí? Es uno de mis encantos.


-Bueno.....y ya que has preparado todo esto, ¿qué es lo quevamos a cenar?


-Oh. Eso será una sorpresa hasta para mí. Les dije que soloprepararan algo especial. ¿Tienes hambre ya?


-Un poco. A penas he comido hoy por los nervios.


Chasqueando los dedos, Steve vio como Tony hacía que acudiera uncamarero, que tenía que estar obligatoriamente al otro lado comopara haber podido oír eso.


-Pueden traernos la cena cuando quieran-le dijo al joven que seasomó al interior del reservado.


-Como desee, señor- le dijo este antes de retirarse.


-Ni siquiera sabía que existía un sitio como este aquí-comentóSteve.


-Porque aun no es muy conocido. Pero invertí en este sitio, asíque se pondrá de moda en seguida.


¿Cómo no? ¿Por qué no había sospechado que Tony tambiéntenía sus manos metidas en un lugar como aquel? Después de todo,todo aquello que pareciera un negocio floreciente tenía el apellidoStark detrás.


-¿De verdad que no sabes lo que vamos a cenar?- le preguntóSteve a este por lo bajo.


-No. Ni idea. Pero te aseguro que todo estará bueno.


-¿Y si hay algo que no me gusta?


-Dejalo en el plato y punto. Dudo que aquí alguien te vaya aregañar por eso.


-Parece de mala educación dejar algo en un lugar como este.


-Steve, tranquilo- le dijo Tony, colocándose su mano sobre la deeste.-Te he traído aquí para que disfrutes, no para que estésnervioso todo el tiempo.


-Bien. De acuerdo. Tienes razón. Se supone que estamos aquípara celebrar el disco.


-Así es. Y porque se va a vender muy bien- afirmó el moreno,haciendo la intención de echar mano a su copa.


Solo en ese momento se dio cuenta de que aun no les habíanservido nada.


-Un pequeño error de planificación por mi parte- comentó Tony.


-Bueno.....es tranquilizador saber que tú también cometeserrores. Iba a empezar a pensar que eras un robot o algo así-comentó Steve, dirigiéndole una sonrisa.


-Pero.....¿Qué hacemos hasta que lleguen las cosas?- comentóel moreno a su vez, con sus ojos clavados sobre este.-Tendremos queentretenernos de algún modo, ¿no te parece?


Steve no sabía de lo que le estaba hablando hasta que sintiócomo una de las manos de Tony se había deslizado por debajo de lamesa hasta su rodilla.


El rubio pegó un salto en el acto y echó un vistazo a lascortinas, asegurándose de que estuvieran bien cerradas.


-¿Se puede saber qué haces?- le dijo este a Tony, inclinándosehacia él.


Por lo que sabía, podía haber otro camarero al otro lado de esacortina, pudiendo escucharlos.


-¿Tú que crees que hago?-le dijo el moreno a su vez, moviendosu mano de arriba a bajo por la pierna de este.-Disfruto de lasvistas.


-Y, al parecer, también las tocas-le dijo, dándole un manotazopara que apartara la mano.


Pero solo consiguió con eso que este le dirigiera una sonrisillatraviesa.


-Eres tan vergonzoso. Es adorable-comentó Tony, llevando su otramano hacia la rodilla de Steve.


Tendría que haberlo sospechado. Al ver que podían quedarocultos de los ojos de el resto de personas que habia en el local, lotendría que haber sabido de algún modo. Conocía el modo de ser deTony. Era obvio que iba a intentar algo.


-Si no paras ahora mismo, te prometo que me pondré en pie y meiré- le advirtió el rubio.


-Oh. ¿En serio? ¿Y acabar tan rápido con nuestra nochesespecial?


-Sí, cuando tú planeas transformarla en nuestra noche deexhibicionismo.


Aquello solo hizo que Tony se riera, alzando la mano por lapierna de Steve, a punto de llegar a lo que parecía ser su principalobjetivo.


-Su cena ya esta lista, señor-dijo un camarero, mientras abríalas cortinas y dejaba que otro entrara en el lugar con una pequeñabandeja, cargada de pequeños platos, como si fuera un menúdegustación.


-Excelente- comentó Tony sin más, completamente calmado, comosi no tuviera la mano sobre la entrepierna de Steve en aquellosmomentos.


El rubio ni siquiera era incapaz de levantar la vista de la mesa,sintiendo que tenía que contener su voz mientras aquella malvadamano le acariciaba por encima de su ropa, con aquella gente delante.


-¿No te parece que tiene todo buena pinta?- le preguntó Tony,obligándole a alzar la vista hacia él.


Steve le dirigió una mirada cargada de reproche, ya que estesabía que no estaba capacitado para hablar en aquellos momentos,pero este solo le sonreía de vuelta, como si no fuera consciente denada.


-El chef se ha esforzado para que todo este a su gusto, señor-afirmó el camarero.-Y esperamos que a su acompañante también leguste.


Stevesabía que había dicho aquello para él, que lo estaría mirando,pero la mano de Tony se paseaba sobre él arriba y abajo y no seatrevía a mirar a nadie en aquellos momentos o sería demasiadoevidente lo que estaba ocurriendo allí.


-Es que es tímido- comentó el moreno, cuando el camarero seextrañó de que este no alzara la vista.


El hombre solo asintió y, cuando los platos estuvieron servidos,abrió una botella de champán, que también iba en aquel carrito, yles sirvió dos copas a ambos, dejando la botella a un lado.


-Que disfruten- les dijo, antes de abandonar el reservado yvolver a cerrar las cortinas.


En el acto, Steve se volvió hacia Tony, sonrojado hasta la puntade sus orejas.


-¡¿Se puede saber qué era lo que pretendías al hacer eso?!-le espetó a este, tratando de apartar su mano.


-¿Yo? Esperaba que disfrutaras bien de este día. ¿Qué hay demalo?


-Que me haces pasar vergüenza delante de los desconocidos- sequejó este a su vez.


-Creo que están lo suficientemente entrenados para no hacercomentario alguno, incluso aunque se den cuenta de lo que estamoshaciendo. Para eso existen los reservados.


-Eres un pervertido-le recriminó Steve.


-Pero te encanta que lo sea-afirmó este.


-Oh.¿En serio crees que me gusta que me andes toqueteandodelante de la gente?


-Yo no vi que ninguna parte de tu cuerpo se quejara de ello- ledijo el moreno con la mayor calma del mundo, mostrándole sus manosencima de la mesa.


Tendría que haberlo sabido, desde luego. Tony no iba a perder laoportunidad de hacer lo que le viniera en gana durante aquella cena.Y lo peor es que no podia negar sus palabras.


Findel capitulo 40


¿Quéqueréis que os diga? Me encantan estos dos. Da igual en quéescenario los ponga. Son encantadores y te dan juego donde sea. Sobretodo si Tony puede meterle mano a su Steve de algún modo.


¿Avosotros qué os ha parecido? ¿Un buen capitulo para celebrar que yallevemos 40 capítulos con ellos, viendo como sus relaciones avanzan,retroceden y evolucionan? Parece mentira que ya sean tantos y no veaun final. Creo que, con esto de que la banda se va a dar a conocer,van a haber muchas situaciones para el Stony y el Thorki y elWinterFalcon se tienen que hacer algo más oficial.


Noes que esté perfilando el fanfic. Simplemente que, cuando pienso enel futuro de esta historia, todavía veo cosas que puedo y tengo quecontar. Con esto quiero deciros a vosotros, Marvelitos, que sois elreceptor de esta historia, que me aguantéis un poco más y queespero que estéis conmigo hasta el final, sea cuando sea que llegueese.


Tengola impresión de que tenía algo más que deciros, pero a venido unaamiga de mi madre y están criticando a una mujer que conocíanambas, así que están aquí hablando sin más de todo eso, y nopuedo estar muy consciente de lo que estaba hablando porque no puedodejar de escucharlas.


Sivuestras madres tienen amistades, sabéis qué es eso.


Bueno......puesaquí me voy a despedir de vosotros, Marvelitos. Como siempre,desearos que os mantengáis sanos y nos seguimos leyendo en elpróximo capitulo. Bye.


P.D:lamento haber tardado un día en subir el fic. Pero, en mi defensa,ayer estrenaron la serie de Agente Carter en español en España, asíque se me olvidó todo y apagué el ordenador, acomodándome en elsofá, dispuesta a disfrutad. Recordar que es mi serie favorita deMarvel. Me acosté a las una de la mañana por verla. Jjajajaa Esperotener más cuidado y traeros el siguiente capitulo el domingo sinfalta. Hasta entonces, besos.

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