Capitulo 37


Buenas, buenas y másbuenas a todos los Marvelitos que estáis por aquí leyendo, conganas de continuar con esta historia.


Ahora mismo son pasadaslas doce de la noche del sábado y mi mente está trabajando de unamanera desbordante, como si me acabara de levantar de dormir o algoasí. ¿Soy la única que está más activa por la noche que por eldía? En serio, hasta los dibujos me salen mejor cuando dibujo por lanoche. Seré un animal nocturno.


Ayer mismo me acosté alas dos y porque consideraba que era tarde para el resto de la casacomo para que yo siguiera haciendo ruido y tal, pero no porquetuviera sueño en absoluto. Y, cuando me he levantado, ha sido a las10, diciéndome que tenía que ponerme a escribir (en realidad me hepuesto con el fanfic donde Tony y Steve son dos chicas que van juntasal mismo internado, pero es que escribo cada fanfic dependiendo loque me apetezca cada día)


En fin.......comoconsidero que os estoy soltando otro de mis famosos rollazos, os dejoya con el capitulo, esperando que os guste, y seguiremos hablando delfinal, porque seguro que habrá cosas que comentad.


Disfrutadlo.


CAPITULO 37


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Si Steve había pensado alguna vez que lo que más nervioso le poníaen el mundo era subirse a un escenario frente a cientos de personas,eso era porque aun no había tenido que presentarle su novio a sumadre.


A pesar de que Tony había tardado días en llegar de su viaje denegocios, solo pudiendo hablar con él por video-llamada, cuando seencontró a sí mismo en la puerta de su casa, esperando ver apareceruno de los coches de Tony por la calle, se dijo que el tiempo habíapasado demasiado rápido y sintió como los nervios le cerraban elestomago.


Trató de tranquilizarse, diciéndose que no había nada quetemer, que tanto su madre como Tony parecían bastante calmados antela idea de reunirse.


Sin embargo, él estaba de los nervios, pensando en las mil y uncosas que podían salir mal.


Después de todo, conociendo a Tony, este podía hacer un malcomentario en el peor momento, ofendiendo a su madre o ella se podíaponer demasiado pesada con él o......


''Vamos. Tranquilizate. No tienes motivos para ponerte en lopeor. Por lo que has podido ver, en realidad, lo que tiene másposibilidades de ocurrir es que se lleven bien'', se dijo, tratandode tomar aire.


Le había dicho a su madre que prefería esperar a Tony abajo,por si no lograba encontrar su piso, pero ni siquiera estaba segurode que ella le hubiera escuchado.


Se había pedido el día libre en el trabajo, algo que raramenteocurría, y llevaba todo el día metida en la cocina, pensando en mily un recetas que le pudieran gustar a Tony.


-Haz cualquier cosa. A él le gustara- le había dicho Steve,tratando de tranquilizarla.


-No, no, no. No todos los días ocurre esto. Todo tiene que serperfecto- comentó Sarah, revisándolo todo mil veces.


Al parecer, cuanto más tiempo permanecieran juntos, más de losnervios se ponían los dos, así que Steve había optado por salir desu casa.


Observó con atención la calle, volviendo la cabeza haciacualquier coche que se dirigiera hacia allí,solo para tranquilizarsediciendo que no se trataba de su coche poco después, tambiénsintiéndose un poco decepcionado cuando comprobaba que no era Tony.


-Steve- le llamó alguien desde su derecha y, volviendo lacabeza, comprobó que Tony parecía haber llegado andando.


-¿Dónde esta tu coche?-le soltó este sin más, dejando que élse pusiera a su altura.


-He encontrado aparcamiento a dos calles de aquí y he decididoaparcar allí. ¿Por qué? ¿Hay algún problema?


-No. Ninguno.


-Además, llevamos días sin vernos cara a cara y eso es loprimero que me dices. ¿Dónde está mi beso de bienvenida?- le dijoeste,dirigiéndole una sonrisa de medio lado, colocándose anteSteve.


-¿Aquí?- murmuró este, echando un vistazo a su alrededor.


-¿Y qué mas dará donde? Que yo sepa, somos novios en todaspartes,¿no?


-Ya. Bueno......pero los vecinos....-murmuró Steve,sonrojándose.


-Vamos. Como si a mi me hubieran importado alguna vez losvecinos. Además, hoy vengo a conocer a tu madre, ¿no? No hay nadamás oficial que eso, así que no hay nada que temer de lo que puedandecir los demás.


Aun sintiéndose algo cohibido, Steve se puso a su altura y besóa Tony, sintiendo en el acto ese extraño cosquilleo que sentía cadavez que entraba en contacto con él, como si todo su cuerpo sedespertara ante su presencia.


-Estás temblando- comentó el moreno, tras separarse,colocándole una mano sobre el brazo.


-Son los nervios- afirmó Steve.


-Ya. Pero no tiene porqué estar nervioso. Ya deberías saber quele caeré genial a tu madre.


-Bueno....tampoco es algo que yo pueda controlar. Me sale solo.


-Entonces, será mejor que subamos y la conozca de una vez,¿nocrees?


Y, así, cogidos de la mano, entraron al edificio.


Matthewles saludó amablemente a ambos cuando les vió entrar, sin nisiquiera mirar sus manos entrelazadas. Lo que ya no supo Steve es quesi lo hacia por delicadeza o era porque no se había dado cuenta deello.


En el ascensor, se encontraron con unos pocos vecinos, a los queSteve saludó, aún algo nervioso.


Estos sí que se percataron de su mano entrelazada con la deTony, aunque parecian más impresionados por la presencia de este ensu edificio que en el hecho de que estuviera aferrando su mano.


Para cuando llegaron a su piso, ya había una pequeña comidillaal respecto que disimulaban de muy mal modo por los pasillos, sinperderlos demasiado de vista.


-Mamá, ya estamos aquí- exclamó Steve cuando llegaron a supiso y este abrió la puerta.


-¡¿Ya?!- exclamó la mujer a su vez, como si no hubiera contadocon el suficiente tiempo para prepararse.-Bien. Entrad, entrad.


Dándose cuenta que, advirtiéndola, su madre solo parecíahaberse puesto más nerviosa, Steve acabó por abrir la puerta y,haciéndose a un lado, le hizo una indicación a Tony para quepasara, percatándose en aquel momento de la pequeña bolsa que estehabía llevado en su mano libre.


-Con su permiso- comentó el multimillonario, entrando en elapartamento.


-Claro. Pasa- afirmó la señora Rogers, dirigiéndole unasonrisa luminosa en el acto.


-Es un placer poder conocerla por fin- afirmó Tony, colocándoseante la madre de Steve, dando la mano que esta le extendió.


-Oh, por favor. El placer es mío- afirmó Sarah, pareciendo untanto sonrojada ante aquel breve contacto.


''Genial'', pensó Steve, contemplando la escena desde un pocomás atrás. ''Mi madre está enamorada de mi novio''.


-Siendo la madre de Steve, pensé que sería hermosa también,pero no me había dicho que era tan joven- le siguió diciendo este,echándole una mirada al rubio, dedicándole una sonrisa.


Era como si le dijera "¿Ves como tengo la situación bajocontrol?".


-Oh, calle. Sé que eso no es verdad. Siempre pensé que si Stevehabía salido a alguien, había sido a su padre-comentó la señoraRogers, tratando de parecer humilde.


Pero la verdad era que se estaba deshaciendo ante las palabras deTony.


-Les he traído vino porque no estaba muy seguro de lo que habíaque traer a esta clase de cosas- comentó el moreno, tendiéndole labolsa que llevaba en la mano.


-Pero....esto es de una tienda demasiado cara. No tendría quehaberse molestado-afirmó su madre.


-Bueno....iba a la casa de mi novio por primera vez. ¿Qué mejormomento que ese para gastar algo de dinero?- comentó Tony,dirigiéndole una sonrisa a Sarah que esta no pudo evitar respondercon otra.


-Claro.Es lógico.
-¿Nos dirigimos a la mesa?- preguntó Steve, tratandode que alguno de los dos se moviera.


Desde que habían entrado y Tony se había puesto ante esta, nose habían movido de allí y los dos parecían muy cómodos el unofrente al otro.


-¿Por qué quieres apartarme de tu madre tan rápido? ¿Acaso teestás poniendo celoso?- le soltó Tony, aun con una de las manos desu madre aferrada entre la suya.


Steve no supo bien qué responder a eso sin parecer demasiadoinfantil, pero ya se encargó su madre de responder por él.


-Oh. ¿Cómo puede decir eso? En cuyo caso, lo compartiríamos-afirmó Sarah sin más.


-¡Mamá!- exclamó Steve, avergonzado.


-A mi no me parece tan mala idea- comentó el moreno, besando lamano de esta, haciendo que su madre solo se sonrojara aun más.


-¡Tony!- le reprendió.


Bastante estaba él de los nervios para que encima los dos, consus juegos, le alteraran más.


-Solo era una broma, cariño. No te alteres- le dijo su madre.


Aunque, la verdad, había tan buen rollo entre los dos que nosabía bien si alguno había acabado hablando en serio.


-Siempre ha tenido ese carácter tan serio, sin entender bien lasbromas, como su padre- afirmó la señora Rogers, volviéndose haciaTony para explicárselo.


-Me gustaría ver alguna foto de su marido, a ver si realimentese parecen tanto.


-No creo que ahora sea un buen momento para eso- comentó Steve.


-Tonterías. Nunca es un mal momento para mostrar fotos de tupadre- afirmó Sarah, soltando a Tony de mala gana y dirigiéndose asu cuarto, donde tenía guardados la mayoría de los albunesfamiliares.


-¿Qué? ¿Cómo me estoy portando? ¿Bien?- le preguntó Tony,acercándose a él cuando la señora Rogers desapareció.


-Diría que sí, aunque no hace falta que coqueteéistanto-comentó este a su vez, tratando de tranquilizarse.


-¿Ves? Lo sabía. En el fondo, estás celoso.


-¿Qué tonterías dices? Es mi madre.


-Lo que me hace preguntarme si estás celoso del hecho de que tumadre coquetee conmigo o que yo coquetee con tu madre.


-Nadiedebería estar coqueteando con nadie-le dijo Steve a su vez,mostrándose algo molesto.


-Pero, al menos, puedes estar tranquilo. Nos llevamos bien.


-Sí, porque mi madre está enamorada de ti, al parecer. Podríashaber entrado dando volteretas, que a ella le habrías encantadoigual.


-Oh. No deja de encantarme verte celoso-afirmó Tony, envolviendola cintura de este con los brazos.


-¿Qué estas haciendo?- le soltó Steve, viéndose rodeado deesa manera, sonrojándose levemente.


-¿A tí qué te parece? Me estoy poniendo cariñoso.


-¿Y te parece un buen lugar para eso? ¡Estás en mi casa!.


-¿No sabes lo excitante que es pensar que nos puedan descubrir?


-¿Pero tú estas loco o qué?- le soltó Steve de nuevo,sonrojándose hasta las orejas y tratando de soltar los brazos deTony, mientras este se reía.


Al menos, hasta que oyeron un suspiro de envidia.


Volviendo la cabeza hacia el pasillo que llevaba a lashabitaciones, vieron como la señora Rogers los miraba desde allí.


-Yo también estuve así en su tiempo. Y a mis padres les parecíaridículo lo tonta que me ponía- comentó, como si estuviera echandola vista atrás en ese momento.


-¿Esas son las fotos?- preguntó Tony, por fin soltándolo yacercándose a ella.


-Oh, sí. Siempre las tengo bien guardadas para evitar que lespase nada malo. Ven. Siéntate conmigo en el sofá- le dijo, cogiendoa Tony de la mano y conduciéndolo al salón, que era la habitacióncontigua.


-¿No vamos a comer?- preguntó Steve, señalando la mesa yapreparada.


-Tampoco hay prisa- afirmó Tony.


-Exacto. Tenemos todo el día. No nos metas prisa- le regañó sumadre.-Y acompañanos a ver las fotos de tu padre.


A regañadientes, Steve los siguió hasta el salón, sentándoseen uno de los sillones, mientras su madre y Tony ocupaban uno de lossófares y esta le colocaba uno de los albunes sobre las rodillas.


-Si ves alguna foto de Steve de pequeño desnudo, no te extrañes.Es que le gustaba ir sin ropa por la casa y se le veía tan mono queno podía evitar tomarle fotos- comentó Sarah.


-Mamá- se quejó Steve, avergonzado.


Tenia la impresión de que iba a pasar mucho tiempo así aqueldía.


-Oh.No se preocupe. Creo que ya he visto bastante del cuerpo de su hijopara que no me avergüence- le soltó Tony sin más.


-¡Tony!- exclamó este a su vez.


Ya era todo lo bastante vergonzoso para que, encima, el moreno leechara leña al fuego.


La señora Rogers volvió la cabeza un momento hacia Tony,seguramente sorprendida por lo que había dicho. O eso pensó elinocente de Steve, porque, instantes después, esta se echó a reíry golpeó a este en el brazo.


-¡Vaya! Creo que hay cosas que es mejor que una madre no oiga,pero si lo dices tú, suena hasta bien.


Steve ya se negaba a regañarlos. Su plan para las próximashoras era quedarse quietecito en un rincón y morirse de lavergüenza. Sí. Parecía un buen plan.


-¿Ese es el padre de Steve?- preguntó Tony en cuanto estaempezó a enseñarle el álbum.


-Así es. ¿A qué se parecen?


-La verdad es que sí. Son casi idénticos.


-Son los genes Rogers, creo yo. Aunque Steve salió mucho mástímido que su padre. Yo tuve que pelearme con más de una por él.


-¿En serio? ¿Sacó las garras por su hombre?- le preguntóTony, con una sonrisa en los labios.


-Por supuesto. Ya habíamos tenido unas cuantas miradas ytonteos, pero él hacia eso con más chicas, así que teníademasiada competencia.


-Dime que no le tiraste a nadie de los pelos-le pidió Steve, quenunca había oido esa parte de la historia de sus padres.


-Claro que no. Solo se me resbaló el pie de vez en cuando y huboalguna que otra caída muy ridícula.


Tony se rió ante aquello, pero Steve se llevó una mano a lacara, no queriendo imaginar a su madre en una situación como esa.


-Diga que sí, señora Rogers. Hizo bien- le dijo Tony,totalmente convencido.


-Ay. Pero no me llames señora Rogers, que me hace sentir unaanciana. Tú puedes llamarme Sarah. Ahora eres parte de la familia.


-¿Has oído, Steve? Soy parte de la familia- le dijoeste,volviendo la cabeza hacia él y sonriendo.


-Creo que tengo una foto por aquí que salía Steve de bebé quees una monada- siguió diciendo su madre, rebuscando entre laspaginas del álbum.


-Oh, sí. Eso quiero verlo.


Stevese tapó los ojos con la mano, porque sospechaba qué foto quería sumadre enseñarle a Tony y prefería no ver la cara de satisfacciónde este cuando le pusiera los ojos encima.


-Mira. Aquí está -dijo la señora Rogers, sonriendo.


-Oh. Que bebe más mono. ¿Y la foto salió natural o puso elculito así a propósito?


Steve no supo si morirse en ese momento o reírse, porque, deverdad, aquella foto ya le había avergonzado en otras ocasiones.


Su madre no había perdido tiempo de enseñársela a Bucky en sudía, cuando fueron algo más conscientes, o a Sam cuando empezarona hacerse amigos más cercanos.


Aun no sabía como los de la banda se habían librado de verla.Seguramente porque no pasaban mucho por su casa. Tal vez, la mejoropción fuera quemarla.


-Pues no lo sé, pero, siempre que le hacía fotos de espaldas,salía así- comentó esta, buscando más fotos para enseñárselas.


-Si es que estaba hecho para que lo miraran-comentó Tony,dirigiéndole una mirada a este, viendo que este se moría devergüenza sobre el sillón.


-Pues no te creas. Le gustaba la música, pero, con lo vergonzosoque era, nunca pensé que acabara metiéndose en ese mundillo.


-Pero el grupo es bueno. Eso tenía que salir por alguna parte.


-¿Verdad que sí?- comentó esta con una sonrisa.-Oh. No te hedicho nada.¿Quieres quedarte con alguna foto? Aun conservo losnegativos.


-Tony no- le dijo Steve, pues sabía perfectamente por dondepodía salirle este.


-No le regañes así. Es tu novio- le soltó su madre.-¿Quéproblema hay con que tenga una foto tuya?


-Que sé perfectamente cual va a querer- comentó él de vuelta.


-Pues la verdad es que esa de bebé sale adorable. ¿Podríatenerla?


¿Por qué no llegaba alguien y le mataba pronto?, pensó Steve,hundiéndose aun más en el sillón.
A saber lo que sería capazTony de hacer con aquella foto en su poder.


-Pues claro que te la puedes quedar, cielo-afirmó esta,volviendo atrás en el álbum para sacarla.


-Muchas gracias, Sarah- le dijo el moreno, haciendo que estavolviera la cabeza hacia él.


-Que bien suena cuando lo pronuncias tú- le dijo esta,cogiéndola un momento del brazo.


-Mamá- le advirtió Steve.


No era nada agradable ver como su madre tonteaba con su novio.


-Nole estoy haciendo nada malo- afirmó ella.-Solo le estoy cogiendo elbrazo ¿Ves? Nada más. Siempre ha sido un poco celoso-le dijo aTony.-Cuando era pequeño, no podía decirle nada a otros niñosporque se enfadaba.


-Creo que entiendo bien de lo que habla- comentó este, sonriendonuevamente.


-¿También te lo ha hecho a ti?- le dijo esta, cogiéndolenuevamente del brazo.


-Claro que sí. No puedo ni hablar de las mujeres que he conocidoantes porque se enfada.


-Ah. De verdad, Steve. Ya tienes una edad. No deberías actuar deeste modo.


-¿Vamos a comer ya?- les preguntó este, viendo como su madresacaba la foto del álbum y se la daba a Tony.


Lo único que él quería era que aquello acabara de una vez.Había estado temiendo que se llevaran mal y había ocurrido justo locontrario. Se llevaban demasiado bien, demasiado para que él pudierapermanecer en la misma habitación que ellos sin sentirseavergonzado.


-Creo que ya va siendo hora de comer, la verdad-comentó Tony.


-Oh. ¿Tienes hambre? Pues, entonces, sentémonos a la mesa.


Agradecidopor ello, Steve se puso en pie, viendo que su madre dejaba el álbumallí, para que no se manchara, y ellos se dirigían de nuevo a lacocina, esperando que, al menos, mientras tuvieran la boca llena, nopudieran avergonzarlo de ningunamanera.

.........................

Trasla comida, su madre no perdió tiempo en seguir enseñándole albunesde fotos, riéndose con las bromas de Tony y demás hasta que ya sehizo de noche, haciendo que Steve pensara que realmente aquel habíasido el día más largo de su vida.


Había sido incluso peor que ir al programa de radio sin saberqué iban a decir.


-Yo me he divertido-le dijo Tony, cuando le acompañó hasta lapuerta del edificio.


-Bueno.....me alegro de que, al menos, alguien haya disfrutado seesto.


-No seas exagerado. No ha sido para tanto.


-¿Ah, no? Ha sido un día de ver como mi madre y tu coqueteabaisy ella te enseñaba mis vergonzosas fotos de niño. Juro que voy aquemar ese álbum.


-Bueno....haz lo que quieras. Yo ya tengo estas- le dijo elmoreno, mostrándole algunas de las fotos que su madre le había quese llevara.


-A ver que vas a hacer con eso-le advirtió Steve.


-¿Yo? Nada malo- comentó Tony.


Pero la sonrisilla en su cara decía otra cosa.


-Enserio. No quiero ver esas fotos subidas a tus redes sociales o algoasí-le advirtió este, bien en serio.


-Oh, vamos. No tienes que preocuparte por eso- le indicó este,rodeando de nuevo su cintura con los brazos. -Además, como tu madreha dicho, es normal que tu novio tenga fotos tuyas.


-Sabes que eso funciona en ambos sentidos,¿verdad? Tú tambientendrás que enseñarme fotos tuyas.


-Oh. Pues no sé donde podría estar eso. Lo más seguro es queestén perdidas.


-Tranquilo. Le preguntare a Jarvis la próxima vez que vaya a tucasa- le dijo este, dirigiéndole una sonrisa de victoria.


-Como quieras. Solo comprobarás que eras un niño precioso.


-¿No hay ninguna foto vergonzosa tuya?


-Lo dudo. Pero puedes buscarla- le dijo, dirigiéndole esasonrisa de medio lado que tan bien le sentaba.


-Siempre te sales con la tuya- se lamentó este.


-Pero, no pienses en eso, si no en la cena que te debo.


-Es verdad-comentó Steve, alzando la cabeza.-Con todo esto se mehabia olvidado.


-Pues será mejor que me guardes una noche, porque acabarépreparando algo espectacular- afirmó este, derrochandoconfianza.-Espera por ello.


Findel capitulo 37


Sipensáis que lo que le ha pasado a Steve con su madre y el álbum defotos es tan vergonzoso que nunca podría acabar ocurriendorealmente, es que sois demasiado inocentes.


Yono he tenido ningún novio que llevar a casa, pero tengo amigas.Amigas que han acabado viendo que, al parecer, yo, hasta mis cuatro ocinco años, jamás usé bañadores en la playa ni cuando me bañabaen la piscina hinchable de mi casa.


Enserio, todo el mundo tiene que tener fotos vergonzosas en sus casas,incluidos vosotros. Supongo que yo escribí esto porque fue lo que yoviví en mi día en mi casa. Mis amigas les parecían muy monas esasfotos, pero yo estaba con cara de ''Por favor, Tierra. Trágame''.Creo que solo existe ese tipo de fotos porque las madres las hacen ensu momento con la intención de avergonzarnos en un futuro, seadelante de quién sea.


Pero,dejando eso de lado, ¿qué os ha parecido este contacto entre lamadre de Steve y su yerno? Porque a mi, simplemente, me ha encantado.Me dió también por reírme mientras lo escribía, al mismo tiempoque me avergonzaba, así que lo considero genial.


¿Quéopináis vosotros? ¿Qué os parece este modo en el que se hanconocido y se llevan las familias? Decidme vuestra opinión.


Hastaaquí voy a llegar hoy, Marvelitos, así que, como siempre, manteneossanos y nos seguimos leyendo. Bye.

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