Capitulo 33


Buenas a todos losMarvelitos que seguís aguantándome tan amablemente. Paraagradeceros vuestra presencia, llego a vosotros con un nuevo capitulode esta historia, a pesar de que me caigo de sueño.


No me preguntéisporqué tengo más sueño particularmente que otros días, tannormales como hoy, porque no lo sé. Solo sé que a penas puedo tenerlos ojos abiertos y solo estamos a martes. ¿Quién me presta uncuchillo para un rápido suicidio? Veis, tengo tanto sueño que hagorimas sin querer. Será mejor que me ponga con la historia paraespabilarme.


La mayoría aúnrecordará como se quedaron las cosas entre Sam y Bucky, así que, eneste capitulo, seguimos partiendo del mismo punto. Es algo quetenemos que solucionar cuanto antes, por el bien de vuestro corazonesy el mío propio. Como una amante del WinterFalcon que soy y queabiertamente reconozco, no puedo quedarme tranquila hasta que estosdos vuelvan a estar juntos de nuevo.


Así que, aquí os dejocon el capitulo, a ver si las cosas tienden a solucionarse de una vezpor todas o se acaban de romper del todo. Disfrutadlo, sea cual seael resultado (Lo sé. Soy malísima para anunciar los capítulos y oshago rabias, pero me queréis igual)


CAPITULO 33


.........................................


La idea de ir de nuevo a casa de Sam, no iba a mentir, le ponía algonervioso porque, a pesar de saber que sería hablar más sobre elmismo tema, aún tenía una cierta esperanza de que las cosaspudieran mejorar.


Después de todo, había sido Sam el que le había llamado y lehabía dicho que quería verlo en su casa.


-Se le ve bastante contento, señor Barnes- le dijo Jarvis encuanto salió de uno de los baños del apartamento, listo para irse.


-¿Cómo no estarlo?- comentó él de vuelta.


No le había desaparecido la sonrisa de la cara desde que habíarecibido aquella llamada y tenía la impresión de que nodesaparecería hasta que viera a Sam.


-¿Tengo que prepararle algo de comer, señor Barnes, o no haráfalta que lo esperemos?- preguntó el mayordomo, pareciendo animadotambién al verle tan contento.


-Creo que no hará falta. Gracias, Jarvis.


-Bien, señor. Espero que las cosas le vayan bien en su cita.


Bucky, que ya estaba junto a la puerta de el ascensor, estuvo apunto de volverse hacia él y decirle que no se trataba de una cita.Pero, ¿para qué aclarar ese tipo de confusión?


-Gracias- acabó por decirle.-Nos veremos más tarde.


Y salió de allí.


Aúnllegaba la tarjeta que Jarvis le había dado para acceder al ascensorde manera provisional. Sería una molestia tener que estar llamando aSteve o al propio Jarvis cuando necesitara acceder al edificio denuevo.


Cuando pisó la calle, se detuvo un momento, tomando una hondabocanada de aire, dejando que el viento frío inundara sus pulmones ylo despejara un poco, sabiendo a donde tenía que ir y temiendo loque fuera a pasar.


Pero no podía atrasar más aquello. Le había dicho a Sam queestaría en su casa en una hora y ya había pasado media desde quehabía hablado con este. Tenía que ponerse en marcha si no queríaacabar llegando tarde.


Se había vuelto a vestir con colores oscuros, llevando unosvaqueros que casi parecian negros, con un jersey oscuro y un largoabrigo negro. Eso, junto a su expresión, que era su cara de nervioscuando le alteraba algo, hacia que la gente lo mirara con cuidado yle dejaran paso sin ningún problema, casi como si fuera alguna clasede ángel exterminador.


En otro momento, podría haberle molestado. Pero, en aquellosmomentos, si eso le permitía avanzar más rápido, mejor para él.


Quería llegar a casa de Sam cuanto antes, hablar con él, saberlo que este quería decirle tan insistentemente a la cara.


Dios. Sentía como el corazón le latía de manera pesada en elpecho, casi como si alguien le golpeara con un martillo en mitad delcuerpo, haciendo que casi jadeara mientras seguía caminando.


Sam había dicho que estaba solo en casa, pero, después de lahora que había dejado que pasara, ¿alguno de sus hermanos habríavuelto a casa? ¿O sus padres? ¿Sam hablaría con él del mismo modosi, por ejemplo, Gideon estaba en la casa? ¿Por qué había tenidoque dejar que pasara una hora?


Sabía que tenía que pasar por la ducha, pero ahora searrepentía de haber dejado que tanto tiempo pasara.


Para cuando llegó a casa de los Wilson, su estado de nervios eraalgo más que notable y solo saludó de manera rápida a los vecinosde este antes de colocarse ante aquella puerta de uno de los pisossuperiores.


Oyendo sus propios jadeos en los oídos, contempló esta, como side algún mágico modo fuera a abrirse al mirarla, mientras tratabade recuperar aliento.


Ahora que estaba allí, parecía demasiado complicado alzar elpuño y tocar aquella puerta, como si el gesto requiriera de unafuerza sobrehumana.


¿Qué demonios le ocurría ahora? ¿No era eso lo que quería?¿No quería hablar cara a cara con Sam, saber lo que este queríadecirle? Entonces, ¿por qué estaba ahora dudando tanto? ¿Por quéno llamaba?


Tal vez, porque temía que las ilusiones que se había hecho conaquella llamada se hicieran trizas en cuanto se abriera aquellapuerta.


Auna pesar de eso, sabiendo el riesgo que corría, también sabía queno podía pasarse toda la vida ante aquella puerta, observándola,así que, tomando aire profundamente, alzó el puño y llamó con elmayor ánimo que pudo.


El sonido pareció hacer eco en el pasillo desierto, haciendo queBucky tragara saliva cuando los sonidos le parecieron tanensordecedores.


Esperó unos segundos, esperando oír pisadas en el interior queindicaran que alguien se acercara a la puerta. Pero, como no fue así,volvió a alzar el puño, pensando que no había llamado tan altocomo él mismo había pensado, dispuesto a llamar de nuevo.


Así fue como le pilló Sam cuando este abrió la puerta depronto; con el puño en alto, dando un pequeño salto en el lugarcuando la puerta se abrió de golpe ante él.


-Te estaba esperando- le dijo el halcón gruñón.


Aunque, por el tono que empleó, Bucky no sacó nada en claro. Nosabía en qué estado de animo se encontraba este.


Por eso prefirió no decir nada mientras este se hacia a un ladopara dejarle pasar, entrando en el apartamento.


-Has llegado un poco tarde, ¿no?- comentó Sam, echando unvistazo al reloj de la cocina mientras cerraba la puerta tras él.


-Había algo de tráfico- le comentó Bucky a su vez, dedicándoleuna pequeña sonrisa nerviosa.


Era lo típico que se solía decir, ¿no? No podía contarle que,en realidad, había llegado a tiempo, pero que se había pasado unbuen rato contemplando la puerta de su piso, temiendo lo que fuera asuceder dentro.


-¿Quieres tomar algo?- le ofreció Sam, caminando hacia lacocina.


-Gracias, pero no. Preferiría que me dijeras para qué queríasque viniera- fue la respuesta que obtuvo.


Bucky supo que había sido demasiado directo cuando Sam se volvióhacia él, pareciendo un poco sorprendido. Pero no podía evitarlo.Quería saber porqué había querido que fuera allí. Él mismoestaba nervioso, aunque este no se diera cuenta de ello.


Sam pareció buscar algo que decir, mirando a su alrededor,mientras Bucky lo miraba a él, esperando a que dijera algo.Cualquier cosa.


-Yo......quería pedirte disculpas......por el modo en el que tetraté- acabó murmurando Sam.


Al principio, Bucky pensó que le había escuchado mal.


-¿Cómo dices?- le preguntó el mapache.


-Ya me has oído. No me hagas repetirlo- se quejó el halcón,frunciendo el ceño, al mismo tiempo que se cruzaba de brazos.


-Yo......te he oído. Pero no estaba seguro de haber escuchadobien.


-Bueno......supuse que te fuiste porque había hecho algo que tehabía molestado,¿no? Pues, te pido disculpas por ello.


-Eso es lo que más me ha sorprendido. Que lo admitas.


-Créeme. O lo admitía o mi familia acabaría arrancándome lacabeza. No sé que les has dado para que te quieran tanto.


-Y eso que no es a ellos al miembro de los Wilson que quierogustar.


Sam alzó los ojos hacia él, dedicándole una mirada deadvertencia, como si le dijera que ni se le ocurriera entrar en eseterritorio.


Pero Bucky nunca había sido de los que hacían caso.


-¿Solo me estás pidiendo disculpas porque tu familiaprácticamente te ha ordenador que lo hicieras?- le dijo este, dandounos pasos hacia él.


-¿Te parece poco?-le dijo Sam a su vez, retrocediendo sin darsecuenta.-Hasta mi madre se ha unido a tu club de fans.


-¿Y por qué tú no?- le preguntó este.


-¿Quieres que tengamos la misma discusión de nuevo?- leadvirtió Sam.-Sabes porqué no yo.


-Bueno.....sé lo que tú dices. Pero, a veces, me resultaconfuso entender lo que tú dices y entender lo que en verdad quieresdecir.


-¿Estás insinuando que cuando quería que te fueras de mi casay que dejaras de tratar de ligar conmigo, quería decirte otra cosa?


-Yo creía que sí- afirmo Bucky.-Aunque me fui porqueprecisamente es difícil ver la verdad en ti.


-Básicamente, estás diciendo que me vendiste delante de mifamilia porque no comprendías lo que pensaba.


-Así fue, sí. Más o menos.


-¿Tan difícil de entender era que no me sentía atraído haciati?- le reprochó Sam, aun con los brazos cruzados frente al pecho,como si se estuviera protegiendo.


-Sí, cuando después haces algo que me dice lo contrario.


-Haber. Según tú, ilústrame y dime que es lo que he hecho paramandarte señales contradictorias.


-Ejemplo uno;....- empezó a decir Bucky casi en el acto.-A pesarde rechazar mis confesiones, fuiste a buscarme a aquel edificiocuando pensaste que me estaba llendo.


-¡Claro que fui! ¡Pensabas largarte y dejarme a mi el marrónde contarle a mi familia a donde habías ido!- se defendió este.


-Sam,estuviste a punto de saltar sobre la recepcionista.


-Fue culpa suya. Si hubiera hecho mejor su trabajo, te habríaencontrado a la primera y yo no tendría que haberme puesto nervioso.


-Punto dos- siguió diciendo Bucky, decidiendo que era mejor nodiscutir más con él ese único asunto.-A pesar de que me he ido detu casa, como tú muchas veces has dicho que querías que hiciera, mehas hecho volver para hablar conmigo.


-¿Acaso es tan difícil de comprender? Teníamos que hablar deestas cosas. No podíamos ir a algún lugar público- dijo este sinmás.


-Sabes por lo que me fui y, aun así, has querido que vuelva-repitió Bucky, por si a este no le había quedado claro.


-No te he pedido que vuelvas a casa. Lo único que te he dicho esque necesitábamos hablar. Nada más.


-En tu casa. Los dos a solas- recalcó el mapache.


-No querrías que mis hermanos volvieran a escuchar una denuestras conversaciones,¿verdad?- se quejó Sam, aun mostrándosemolesto.


-¿Por qué querías que viniera, Sam?-le preguntó Bucky,queriendo que este le hablara con claridad.


Pero este le miró como si fuera un cachorro ante los faros de uncoche.


-¿Qué quieres decir?-le preguntó a su vez.


-Sabes que, después de esta charla, me largaré y haré que notengas que volver a verme- le explicó el mapache, acercándosenuevamente.


-Tampoco es que tengas que ser tan drástico.


-¿Es que quieres que me pase por aquí para visitarte de vez encuando?


-A mi familia eso le gustaría.


-Sam- le dijo Bucky, endureciendo la expresión de su cara.


Ya. Sabía que había dicho una estupidez como una catedral degrande. ¿Lo rechazaba día sí y día también y quería que pasarapor su casa para visitarlos? Estúpido.


-Esto no está bien- acabó diciéndole.


-¿Qué quieres decir?- le preguntó Bucky a su vez, sincomprender.


-Se suponía que quería que te fueras, que desparecieras de mivista. Y ahora, sin embargo.....


-¿Sin embargo, qué?- preguntó el castaño, acercándose más aél.


-Elcuarto parece vacío- murmuró este por lo bajo, mirando hacia otrolado, con una mano en el pecho.-Si ya no estas alrededor paragritarte, en como si faltara algo.


-¿Me quieres por aquí solo para gritarme?- le preguntó Bucky,sin poder ocultar una sonrisa mientras se acercaba más a él.


Sam no quiso levantar al vista hacia él, sabiendo que habíamalinterpretado sus palabras. ¿O no?


No le quedaba claro nada de lo que estaba pasando. Laintranquilidad de su pecho le insistía que siguiera hablando, quehiciera que este se quedara. Pero, otra parte de él se rebelabacontra ello.¿Para qué quería que Bucky se quedara? Ya se habíaido. Así era como debían de ser las cosas.


Bucky vio en la expresión de Sam aquella lucha interna queparecía estar teniendo y, colocándose ante él, puso su mano contrala mejilla de este.


-¿Qué es lo que quieres?- le susurró Bucky.


Muy buena pregunta. Él también quería saber lo que quería.


-Yo.....no lo sé. Se suponía que lo bueno de todo esto era quete largaras y, sin embargo.....


Bucky no dejó que este siguiera hablando. Tenía la impresiónde que, si dejaba que Sam siguiera comentando sobre sus pensamientos,solo acabaría desvariando, así que se inclinó de nuevo sobre él yacabo besándolo.


Esta vez, cuando sus labios entraron en contacto, notó como elcuerpo de Sam pareció echarse a temblar contra él y, alentado,Bucky hizo la intención de que este abriera la boca y pudiera entraren su interior.


Por un instante, Sam pareció querer resistirse, impedir que lohiciera, pero, de repente, pareció pensárselo mejor y separómínimamente los labios para él.


Bucky estuvo tentado de separarse y mirarlo a los ojos,sorprendido porque cediera tan fácilmente. Pero sabía que si haciaeso, Sam se cerraría por banda de alguna manera y todo se iría altraste.


Aun tratando de no apretar su cuerpo contra el suyo para noasustarle, Bucky continuó con el beso, tomando de este lo que Samquisiera ofrecerle, procurando ir con calma, controlándose.


Si acaba por hacer lo que realmente sentía deseos de hacer enaquellos momentos, habría tumbado a Sam sobre el sofá que había asu lado, invadiendo su interior y deshaciéndose de la ropa de ambos.


Llevaba demasiado tiempo de contención por él, sintiéndose tantenso como las cuerdas de un piano, sabiendo que todo su cuerpo lerogaba para que se dejara de esas cursilerías e hiciera lo querealmente quería.


Pero, si acababa haciendo eso, solo lograría asustar a Sam, alcual ya parecía costarle bastante trabajo estar recibiendo aquelbeso sin apartarse.


Mirando la expresión de este, la de Bucky se oscureció un pocomás, lamiendo, explorando, sabiendo que las cosas no podrían seguirsolo de ese modo durante mucho tiempo más.


El halcón gruñón tenía que dar alguna muestra más de cederantes de que Bucky soltara sus riendas y corriera como deseara.


-¿Tan malo es?- murmuró el castaño contra los labios de Sam,viendo aun la expresión de disgusto de este.


-No-murmuro el gruñón.-Pero es.....raro. No me había besadonunca con hombre.


-Eso es bueno para mí, supongo- sonrió Bucky, sujetando ahoracon ambas manos el rostro de este.


-¿Y eso por qué?- preguntó Sam a su vez.


Él no veía el lado tan bueno que le veía Bucky. En realidad,ya le había resultado bastante extraño besarse. Mucho menos, todolo que se podría hacer en medio de una relación.


-Porque eso significara que yo voy a tener todas tus primerasveces.


Aquello hizo que los ojos de Sam se abrieran como platos,observando a este con atención.
¿Por qué había sonado como sifuera Bucky el que le iba a devorar a él?


-Oye, oye, oye- le dijo este, cogiendo las manos del castañoentre las suyas y apartándolas de su cara.-Si voy a tratar deaceptar esto, será con unas condiciones.


-¿Condiciones?- repitió Bucky, frunciendo el ceño.


-Exacto. No habrá nada de tocamientos raros y mis pantalonesseguirán puestos en su lugar en todo momento.


Eso hizo que Bucky frunciera aun más el ceño.


-¿Te gusta hacerlo con la ropa puesta?- preguntó este.


-¡No vamos a hacer nada!- le gritó Sam de vuelta.-Nadie va aquitar los pantalones de nadie.


-Tienes que estar de broma.


-En absoluto. Hablo completamente en serio.


-¿Quieres que ninguno de los dos nos toquemos?


-Así es. Bastante díficil ha sido que te dejara besarme.


Aquel comentario hizo enfadar a Bucky.


-¿Ah, sí? ¿Tan duro ha sido? ¿Por qué no hablamos de lo queestá duro aquí?- dijo, acercándose peligrosamente a este.-¿Porqué no te echas un vistazo?


Pero Sam no necesitaba mirar su cuerpo para saber como seencontraba. Y tampoco tuvo que dejar que sus ojos bajaran por elcuerpo de Bucky para ver como se encontraba este.


-Es......es una reacción natural- se defendió el halcóngruñón.


-Natural si te gusta alguien- le dijo Bucky a su vez.-Admítelo.Tu cuerpo no tiene problemas para eso.


Sam bajó la vista, sintiéndose de nuevo como si estuviera entrela espada y la pared. Era una sensación horrible que no le gustabanada, buscando un modo de salir de ella.


Por un momento, Bucky sintió lastima de él, ya que parecíacapaz de echarse a llorar en cualquier momento. Pero había llegadohasta allí. No era momento de retroceder.


-¿Por qué no hacemos una cosa?- prepuso, tratando de recuperarsu tono amable, consiguiendo que Sam alzara los ojos hacia él.-¿Porqué no vamos a tu cuarto y vemos qué pasa?


Los ojos de este se abrieron desmesuradamente ante aquellapropuesta, casi como si estuviera a punto de sufrir un fallocardiaco.


-¡¿Estás loco?! ¡¿Aquí?! ¡¿En mi casa?! ¡¿Y quépasaría si alguien de mi familia apareciera de repente?! ¡¿Nosescondemos debajo de la cama o qué?!


-Dudo que a alguien le molestara, excepto a ti. Tu hermana hastame sugirió que dejara que me adoptaran.


-Esa cría idiota- murmuró Sam, avergonzado.


-Vamos- le siguió animando Bucky, tirando poco a poco de élhacia el cuarto de Sam.-Ya verás como no pasa nada. Nos vendrábien.


-Pero.....¿qué se supone que quieres hacerme?- preguntó Sam,pareciendo algo asustado.


Ya había sido para él bastante sorprendente admitir que no lemolestaba que lo besara, como para aceptar felizmente todo lo que aBucky se le ocurriera hacerle.


-Bueno.....-comentó este, haciendo como si realmente estuvierapensando sobre ello.-Seguro que algo se me ocurrirá.


Sam abrió la boca, seguramente para decir algo sobre que estabaen contra de aquello, pero Bucky no le dio lugar.


Antes de llegar al cuarto de este, volvió a sujetar el rostro deSam entre sus manos y volvió a besarlo.


Si hacia falta, lo besaría a cada minuto para que seacostumbrara a sus caricias, a su cercanía.... Lo que fuera con talde que este se sintiera lo bastante cómodo para que le permitieraseguir tocándolo.


En aquella ocasión, Sam no pareció molesto cuando Bucky apoyósu cuerpo contra el suyo, lo que ya era un avance, así que siguióbesándolo hasta que metió al halcón gruñón, ahora silenciado,dentro de su cuarto.


Cerrando la puerta, esperó que siguiera teniendo tan buenasuerte como hasta ahora cuando consiguiera empezar a quitar ropa.


Findel capitulo 33


Yono digo nada y lo digo todo. Las cosas están marchando entre estosdos. Demasiado bien para lo que ha estado ocurriendo, si a alguien sele ocurre pedirme mi humilde opinión. Pero, como ya sabéis más quede sobra, cuando empiezo a escribir, no sé exactamente lo que seapodera de mí, que acaban surgiendo cosas como estas.


Aveces, eso es bueno. Y otras, malo, ya que fue en una de esasocasiones de posesión cuando me salió lo de que Bucky se fuera decasa de los Wilson. Pero, en fin. Lo bueno de que la historia la estéescribiendo yo es que, a no ser que me cargue a alguien, todo lopuedo solucionar.


¡¿Quédemonios?! Incluso aunque matara a alguien, siempre podríaresucitarlo y decir que no estaba verdaderamente muerto. Eso llevahaciéndolo Marvel desde hace años y miradnos, aquí enganchados aesta compañía, como si nos dieran de comer o algo. Y, a pesar deesos sin sentidos, saben como tenernos en tensión esperando a quelas historias se desarrollen y podamos quedarnos tranquilos con elfinal.


Ano ser que te hayas leído Civil War o El viejo Logan. Una no acabómuy bien, aunque esa historia continua en otras series. Y el viejoLogan me dejó con ganas de más. Tengo la versión deluxe, esperandoa que a alguien le dé la gana de decirme que pasa con este y con suextraño compañero de viaje cuando parece que va a ir a arreglar elmundo. Yo necesito saber esas cosas. ¡No me pueden dejar así!


Peroya no os suelto más follón. Creo que, con el sueño que tengo, yano sé ni lo que estoy diciendo, así que aquí me despido devosotros. Manteneos sanos, Marvelitos, y nos seguimos leyendo en elsiguiente capitulo. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top