Capitulo 30
Buenas a todos losMarvelitos que estáis aún por aquí, con ganas de más Stony, másThorki y algo sexual de WinterFalcon. No mintamos ahora. Séperfectamente que mucha gente quiere que estos dos acaben llegando auna cama. Y os aseguro que yo también quiero que eso pase. Nisiquiera sé como he liado tanto las cosas para lo único que estosdos hayan hecho juntos en la misma cama sea dormir.
No sé si es cosa deMusa o de la historia misma, que dice que aún no es el momento deestos dos. Pero llegará. El momento no puede tardar en llegar yademasiado. Algo dentro de mi ser me lo dice. No sé qué esexactamente, pero algo.
Pero no me enrollarémás con este principio. Todos queremos ver de qué va a estecapitulo, ya que hace tiempo que lo escribí en mi móvil y no me hepuesto a pasarlo a mi ordenador hasta ahora, junto con el capitulo31, así que solo os digo que lo disfrutéis como, seguramente, yodisfruté en su momento escribiéndolo. Disfrutadlo.
CAPITULO 30
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Pensar en donde meter a Bucky fue la parte más sencilla de todaaquella operación. En el apartamento de Stark habían lassuficientes habitaciones libres para que un grupo bien nutridopudiera quedarse allí sin problemas de espacio.
La parte más complicada llegó cuando Tony no pensó en ocultarel modo que tenía de comportarse con Steve, incluso aunque hubieraalguien delante.
La pareja se sentó frente a él en la mesa de la cocina, dondeJarvis había colocado su cena antes de retirarse a su dormitorio poraquella noche, un par de pisos más abajo, y Stark, como un pequeñoniño mimado, le daba señales a Steve para que este le diera decomer de vez en cuando.
Veía como su amigo le dirigía una mirada tímida cada vez queel multimillonario hacía eso, se sonrojaba brevemente, pero acababapor tender algo hacia la boca de Tony, haciendo que Bucky bajara lamirada hacia su plato, fingiendo que estaba demasiado centrando en sucomida como para percatarse de algo más.
-Entonces.....¿hubo un problema con alguien para que Buckyacabara aquí?- preguntó Stark de repente, haciendo que los otrosdos hombres que estaban sentados en la mesa se giraran a mirarlo.
Steve y Bucky se dirigieron una mirada, el primero más bien comosi le estuviera pidiendo permiso para contarlo. Y Bucky acabóasintiendo.
-Estaba quedándose en casa de nuestro amigo Sam. Pero.....alparecer, este no siente nada.....de lo que Bucky siente por él.
-Vaya. ¿Así que fuiste hasta la casa de un tipo porque tegustaba, sin más, sin que él te hubiera dado pie primero?
Tony parecía impresionado por eso.
-Hacia tiempo que no lo veía y no sabía si le iba a volver aver.
Buckyno se sentía muy hablador en aquellos momentos. Con la únicapersona con la que había hablado sobre ese tema había sido Steve.No se sentía muy cómodo contándole aquello a alguien a quiénapenas conocía.
-Así que te metiste en su casa con la esperanza de que cambiarade acera- siguió diciendo Tony.
-Más bien con la esperanza de que por fin lo mirara de un mododistinto- añadió Steve, haciendo que Bucky no tuviera que respondera aquello.
El moreno solo siguió comiendo, con un brazo sobre la mesa,inclinado hacia delante, mirando su plato.
-Vale. Entiendo-afirmó Tony, asintiendo con la cabeza.-Así queha sido un desengaño amoroso. Pero de los gordos.
-Lo suficiente para que Bucky quisiera ir a algún lugar donde notuviera que encontrarse con Sam- le dijo Steve de nuevo.
-Bueno.....como un tipo que ha tenido muchas admiradoras, te diréque no sirve de nada esconderse de los problemas. Siempre teencuentran.
-¿Has tenido muchas admiradoras?- le preguntó Steve, mirándolecon los ojos entrecerrados.
Tony, en vez de asustarse porque su pareja le dirigiera unamirada como aquella, le dedicó una luminosa sonrisa, como si ver aRogers en aquel estado le hiciera mucha gracia.
-¿Qué pasa? ¿Te has puesto celoso al imaginarme rodeado demujeres?
-En realidad, te he imaginado encantado. No creo que seas de esosque apartaran a las mujeres cuando quieran acercarse a ti.
Bucky los contempló mientras mantenían aquella conversación.Pero, a pesar de que Steve parecía algo molesto por imaginarse aTony rodeado de mujeres, el multimillonario parecía encantado de queSteve se hubiera puesto celoso por su causa.
-Tranquilo, cowboy. Yo solo tengo ojos para ti- le soltó Stark asu vez, cogiendo la mano de Steve que había sobre la mesa einclinándose hacia él.
Y por la mirada tímida que Rogers dirigió hacia su amigo de lainfancia, deteniendo a Tony en su avance poniéndole una mano en elbrazo, supo que, de no haber estado en el cuarto, aquellaconversación habría acabado con un beso.
-Creo que yo ya me retiro por esta noche- les dijo el castaño,poniéndose en pie.
-Pero si aun no has acabado de cenar- le dijo Steve, mirando elplato de Bucky.
-Hoy ha sido un día largo y cansado, así que prefiero irme adormir ya para que se acabe cuanto antes.
-Que duermas bien- le deseó Stark, aun sin alejarse demasiado deRogers.
Buckysolo asintió con la cabeza mientras abandonaba el cuarto, sabiendoque aquellos dos seguirían con lo suyo en cuanto se marchara, asíque no perdió tiempo para dirigirse a la habitación que Tony lehabia asignado.
Era un amplio cuarto, donde predominaba el blanco y el azul,dando un aire masculino a todo el espacio. Pero lo más importanteera que estaba lo bastante lejos de el cuarto de Tony, descubriéndolocuando le habían hecho el tour turístico por la casa.
Estaba convencido de que Steve se quedaría a dormir y por nadadel mundo quería llegar a escuchar lo que aquellos dos acabaranhaciendo aquella noche.
A pesar de ello, aunque hubiera salido corriendo de la cocinacomo un ratón, no mentía cuando les habia dicho que se sentíacansado.
En realidad, se sentía hecho polvo, como si una serie decamiones le hubieran ido pasando por encima a lo largo de todo eldía, así que, desvistiéndose, acabo metiéndose entre las sábanasde aquella cama, de la que estaba convencido de que valdría muchomás que el primer alquiler que él habia pagado en su vida.
Contemplando un momento el techo, se permitió pensar de nuevo enSam, preguntándose si realmente este habia llegado a preocuparsepor él en algún momento. Ni siquiera habia llamado a Steve parainteresarse por él o por lo que sabía de su paradero.
Pero,cuando sintió el doloroso y conocido aguijón en el corazón alpensar en él, se obligó a centrarse en otra cosa, cerró los ojos yesperó a que el sueño se lo llevara lo suficientemente rápido paraque el dolor no le atacara de nuevo.
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Mientrasel castaño tenía todo aquel lío en su cabeza, tratando de dormir,Steve y Tony esperaron a estar seguros de que este se había ido parapoder seguir hablando.
-Bucky está más hecho polvo de lo que pensé- comentó Steve,sintiéndose mal por su amigo.
-Nunca he tenido un desengaño amoroso, pero imagino que duelecomo el infierno- comentó Stark a su vez.
-¿Nunca?- le preguntó Steve, apartando la vista de la puertapor la que había desaparecido Bucky para mirarle a él.
-Nunca. Normalmente, yo era el cabrón que hacia daño.
-Bueno......al menos, eso lo admites.
-¿Qué era un cabrón? Por supuesto. Yo no miento. Las chicassabían que solo tendrían una noche de diversión. Una gran noche,pero nada más.
-Vaya. Vuelves a sacarme el tema de las mujeres- comentó Steve,echándose hacia atrás, alejándose de Tony.
-¿Qué pasa, grandullón? ¿Tanto te molesta mi historial?
-Más que molestarme, me irrita que tú parezcas tan orgulloso deél.
-¿Sabesque el color celos te sienta muy bien?- le dijo Tony, inclinándosehacia él, con una de esas sonrisas suyas de medio lado.
-¿Ah, sí? Pues yo diría que es todo lo opuesto a que me quedebien- le dijo Steve, mirando hacia otro lado para poner sus labioslejos del alcance de Tony.
Si se pensaba que iba a poder llegar tan fácilmente a éldespués de haber estado hablando tan alegremente de las mujeres quehabían pasado por su vida, era porque no le conocía en absoluto.
-¿Te estás haciendo el duro conmigo?- preguntó elmultimillonario, bajando el tono de su voz hasta convertirla encaramelo liquido.
Era como si el intento de Steve por apartarse solo lo hubieraexcitado aun más.
-Para nada- se apresuró en responder Rogers, cruzándose debrazos, pareciendo fascinado por los azulejos de la cocina.
-Oye....¿por qué no vamos a mi cuarto y resolvemos esto de unmodo mucho más placentero?- le preguntó Tony, aun empleando aqueltono suyo que hacia que toda la columna de Steve se derritiera,colocando una mano sobre una de las rodillas del rubio.
Steve bajó sus ojos azules hacia aquella mano que, a pesar de loque creía, no intento subir por su pierna, solo permaneciendo allí,transmitiéndole su calor através de la tela.
-No te creas que soy uno más de esas admiradoras que has dichoque tienes- le soltó Rogers, aun resistiéndose a su embrujo a basede fuerza de voluntad.-No vas a tener lo que quieras con unas cuantascaricias.
-¿Y si no son solo unas cuantas caricias?- le susurró este,inclinándose sobre su oido cuando dijo aquello.
Por como estaba sentado Steve en aquel momento, se lo habíapuesto demasiado fácil para aquello, incluso sin haberse dadocuenta.
Rogers no pudo ocultar el estremecimiento que sufrió su cuerpoante aquella pregunta, mientras una sucesión rápida de escenasnadaban por su mente, mostrándole un collage de todo lo que Tonypodría hacerle si llegaban a su habitación.
El muy desgraciado había conseguido que su propio cuerpo letraicionara en cuanto salia a colación el placer físico.
¡Él nunca había sido así!
Aun molesto con Tony por decir aquello y con él mismo al notarcomo su cuerpo parecía gritar que aceptara lo que sea que este leofreciera, Steve dirigió sus ojos, más azules debido a laexcitación, hacia Tony, percatándose de que este sonreía como sile hubiera vencido ya en aquel juego.
Y odiaba que este ganara tan fácilmente.
-Mi amigo está en este piso- le recordó, usando aquello como laultima baza que le quedaba.
-Elcuarto de Bucky está lo suficientemente lejos para que no escuchenada- afirmó el multimillonario, inclinándose aun más hacia él,dispuesto a besarle.
Steve no se movió cuando lo vio hacer aquello, aun con losbrazos cruzados, pero el cuerpo paralizado por la emoción.
Solo en el ultimo segundo, cuando el rubio ya había cerrado losojos, esperando sentir aquellos suaves y cálidos labios devorandolos suyos, se dio cuenta de que Tony se había detenido en su avancey abrió los ojos de nuevo.
Este estaba a escasos centímetros de él y miraba sus propioslabios como si se muriera por besarlos también, por lo que noentendía el porqué se había detenido de aquella manera.
-¿Qué ocurre?- susurró Steve.
Fue apenas unas palabras que escaparon en un suspiro. Pero nohabría podido decir más aunque hubiera querido.
-Nada. Solo me he quedado un segundo pensando en que no me cansode comerte- comentó Stark, pasándose la lengua por los labiosmientras contemplaba los suyos.
Si la columna de Steve se había fundido antes, ahora lo hizotodos los huesos de su cuerpo, así como sus músculos y su piel.
¿Cómo demonios lograba aquel tipo que todo cuanto saliera de suboca pareciera tan sensual?
-¿Te he puesto nervioso, grandullón?- le preguntó Tony,introduciendo sus dedos entre sus mechones rubios hasta dejar su manoen su nuca, acercándose un poco más.
Steve hubiera deseado poder decir cualquier cosa en un momentocomo aquel. Incluso un simple no le hubiera bastado. Pero Tony lehabía robado todo el aliento con sus palabras y su cercanía.
Aquellos ojos oscuros se clavaron en los suyos, prometiéndolemuchas cosas y, ¡qué demonios!, Steve lo quería todo en aquellosmomentos.
Rompiendo aquella maldita distancia que los separaba, besó aTony, devorando aquellos labios, mordiendo su labio inferior cuandoeste empezó a sonreír, sabiendo que había ganado.
En otro momento, Steve lo habría castigado por ser tan creído,pero, en aquellos momentos, mientras enredaba una de sus manos entreel cabello oscuro de este, manteniéndole cerca, perdido en lacalidez de aquella boca, como si nunca pudiera tener suficiente deél, cualquier idea sobre castigar había sido dejada a un lado.
Alguno de los dos gimió ante aquel beso, aunque imposible decirquién de los dos fue mientras la pasión empezaba a aumentar,pasando de la llama de una vela a una fogata que crecía y crecía.
-¿Por qué no nos vamos al dormitorio?- le sugirió Tony cuandoSteve se puso en pie para acercarse más a él.-No me importaríahacerlo en la cocina, pero, ¿podrías mirar luego a Jarvis a la caracada vez que estemos aquí?
Por el sonrojo que se extendió por el rostro de Steve anteaquella idea, estaba claro que no, así que Tony tambien se puso enpie, dispuesto a llevar a este a su cuarto.
Suagenda iba a seguir estando ocupada y llena, así que iba aaprovechar todas las ocasiones en las que pudiera estar con Steve quese le presentaran.
-Espera un momento- le pidió Stark a Rogers cuando este le cogióde la mano, para sacarlo del cuarto.
-¿Qué pasa?- preguntó Steve a su vez.
-Vamos a necesitar una cosa- comentó Tony, metiendo la cabezadentro de la nevera.
-¿Es que te has quedado con hambre?- le preguntó este,frunciendo el ceño cuando le vio haciendo aquello.
-Bueno.....digamos que tengo en mente una clase diferente depostre- le dijo el moreno a su vez, cerrando la nevera y mostrandoleun bote de sirope de chocolate.
¿En serio? ¿Iban a hacer lo que Steve pensaba que iban a hacer?
-Espero que no seas alérgico- le siguió diciendo Tony,dirigiéndole una sonrisa traviesa.
-¿No lo pondremos todo perdido con eso?- murmuró el rubio.
No quería admitirlo en voz alta, pero la idea de jugar de aquelmodo, algo que no había hecho nunca, hizo que toda su piel lecosquilleara. Una breve imagen de un Tony Stark lamiendo el chocolatede su pecho y de otras partes del cuerpo solo hizo que el corazón lelatiera tan fuerte contra las costillas que hasta casi le hizo daño,costándole trabajo respirar.
-Creo que te ha gustado la idea- comentó Tony,echando un rápidovistazo a la entrepierna de Steve.
Este también se miró, siguiendo la mirada de el moreno, y sedió cuenta de que su corazón no era lo único que estaba latiendocomo un loco.
-Es tu culpa- le reprochó Rogers, pasándose una mano por elcorto cabello.-Antes de conocerte, nunca había hecho cosas comoesta.
-Entonces no deberías estar culpándome. Deberías estar dándomelas gracias, ¿no crees?- le dijo Tony, dirigiéndole una sonrisa aunmás picara, acercándose a él.
Steve no dijo nada. Solo tragó saliva, notando como se le habíasecado la garganta, y dejó que este le condujera hacia su cuarto.
Los pasillos estaban a oscuras, pero las luces se ibanencendiendo a su paso, mientras llegaban al dormitorio de Stark.
Si alguien había imaginado que acabaría haciendo cosas comoaquella con su pareja, suerte en el mundo de la adivinación, porquea Rogers ni siquiera se le había pasado por la cabeza.
Cuando oyó la puerta del cuarto de Tony a su espalda cerrarse,saltó en el lugar, con el corazón a penas pudiendo permanecerdentro de su pecho, a pesar de que el moreno a penas hizo ruidocuando cerró la puerta, volviéndose hacia él.
-¿Tedesvistes tú o quieres que lo haga yo?- le dijo Tony, colocándoseante él, aun con el sirope en la mano.
-Pre......prefiero desvestirme yo- murmuró Steve.
En el estado en el que se encontraba, estaba convencido de quesi Tony llegaba a tocarlo, explotaría como una bomba. Todo su cuerpose encontraba híper sensible y emocionando, casi vibrando, sabiendolo que iba a acabar pasando en aquel cuarto al final de la noche.
-Mejor- afirmó Tony, dando unos pasos hacia atrás paracontemplarlo bien.-Así tendré una buena vista.
Mierda. En eso no había pensado. La pesada vista de Stark sobreél ya lo sobreestimulaba.
¿Qué le había hecho?
Aun con todo, Steve se obligó a quitarse la camiseta, sabiendoque los ojos de Tony estaban sobre él, estudiando todo su cuerpo. Yno mejoró las cosas cuando se llevó las manos al cierre de suspantalones y vio como este se lamía los labios de nuevo, con lavista clavada en aquel punto.
Para cuando quedó desnudo, pensó que acabaría muriendo antetanta excitación. No recordaba haberse sentido así en su vida, casicomo si Tony se hubiera metido dentro de él y supiera encenderlo,sin que él pudiera hacer nada para remediarlo.
-Mierda. Incluso sin el sirope, estás para comerte- murmuróTony, pareciendo irritado ante eso.
A Steve le hubiera gustado decir algo, pero lo único que logróemerger de su boca fue un gruñido entre sus dientes, señalándole aél con la barbilla.
-¿Quieres que yo tambien me desvista?- tradujo Tony, viendo comoel rubio asentía.-Bueno.....es una buena idea. Jarvis me mataría sidestrozo esta ropa,¿verdad?
Así que, sin ser consciente de como Steve se acercaba a él,Tony se sacó toda su ropa, casi chocando con este cuando se sacó laultima pieza.
Antes de que Tony le pudiera reprochar el que se hubiera acercadotanto, Steve lo besó de nuevo, inclinándose hacia él para hacermás fácil el beso, haciendo que el moreno tuviera que sujetarse asus hombros para evitar la sensación de que se iba a caer, notandocomo Steve tomaba las riendas de nuevo sin apenas darse cuenta.
"De eso nada, guapo", pensó este.
Aquella idea del sirope había sido suya y este no se la iba aarrebatar así como así.
Moviéndose con Steve entre sus brazos, logró colocar a este deespaldas a la cama y, con un simple empujón, lo tuvo allí tumbado,como si fuera alguna clase de dios griego que quería ser devorado.
El rubio lo miró con los ojos entrecerrados, haciendo que susojos parecieran aun más azules de lo que ya eran, con un extraño yexcitante fuego brillando en su centro.
Por un momento, Tony sintió que se iba a echar a temblar anteaquella mirada, viendo como aquellos rojizos labios se separabanmínimamente, necesitando tomar aire mientras lo contemplaba a suvez.
Pero, queriendo recuperar la iniciativa de aquello, cogió elbote de sirope y le quitó la tapa, mostrándole a Steve el bote.
-¿Empezamos?
Findel capitulo 30
Vaya,vaya, vaya. Al parecer, a pesar de que me costó que Tony y Steveacabaran en una cama durante los primeros ¿qué? ¿20 primeroscapítulos de la historia?, ahora parece que no pueden mantener lasmanos quietas el uno del otro cada vez que se ven. Ni siquiera meacuerdo si quería escribir otra cosa en su parte del capitulo porquesiempre acabo haciendo cosas como estas antes de darme cuenta.
¿Ysabéis cual es la parte mala de esto? Que, normalmente, siempre mepillan las partes más vergonzosas cuando tengo a alguien al ladosentado en la parada del autobús, ya que recordareis que por logeneral yo escribo esta historia cuando salgo de casa.
Séque nadie me está mirando, que nadie se tendría que estar fijandoen lo que estoy escribiendo por el móvil. Pero, aún así, siempretengo la impresión de que alguien me mira cuando llego a estaspartes y me aferró al móvil de tal manera que parece que de éldependa mi vida o algo así, la verdad.
Enfin. Seguramente eso a vosotros os dé igual porque os he vuelto adar un capitulo completo de Stony, viendo como Tony y Steve están apunto de comerse, ¿verdad? Y, lo más seguro es que ahora estéiscon los dientes largos, esperando al siguiente capitulo para verquién acaba comiéndose a quién al final.
Pues,como ya he dicho, eso lo dejo para el siguiente capitulo. Comosiempre, manteneos sanos, Marvelitos, y nos seguimos leyendo en lapróxima ocasión. Bye.
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