Capitulo 26
Buenas a todos,Marvelitos. Y sí, si estáis pensando que os estoy llamando de unmodo diferente, es porque así es. Se me hacía raro solo llamándoospersonitas. Parecía como si todos fuerais personas pequeñitas y notenía mucho sentido.
Estaba escribiendo elcapitulo 13 de mi historia Spiderpool y, de pronto, me ha venido estemodo de llamaros para poder a hablaros a todos por igual. Todosestamos aquí, leyendo esto, porque nos gustan personajes de estacompañía y, como últimamente, es lo único sobre lo que escribo,me ha parecido lo más oportuno, la verdad.
Si a vosotros no osgusta, decidmelo. Pero cuando yo adopto una costumbre, cuesta muchoquitármelo. Que se lo digan a mis padres.
Pero ya no os doy másfollón, así que os dejo con el capitulo y seguimos hablando, comosiempre, al final de este. Disfrutadlo. ^^
CAPITULO 26
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Mientras las conversaciones no fueran muy largas entre ellos, en elhogar de los Wilson no parecía haber problema alguno, ya que,después de lo ocurrido ante su repentina desaparición, Sam aunseguía molesto con Bucky, dejándoselo claro a este con malas caras.Y Sarah también se habia llevado una pequeña reprimenda cuandohabían vuelto a casa, por no estar atenta a lo que le decían.
La joven estaba tan desconcertada por el arranque de su hermanoque ni siquiera replicó, aunque después le preguntó a Bucky a quéhabía venido aquello.
-Y luego te preguntarás porqué te llamo el halcón gruñón- lesoltó el castaño, viendo como Sam volvía a ignorarlo, haciendocomo que estudiaba en la cocina.
Por supuesto, este no le respondió nada, ya que estaba demasiadoconcentrado en los libros.
Sin embargo, ahora que Bucky sabía lo que este se preocupaba porél, no podia evitar sonreír cuando este le gritaba, como si ledijera "Puedes decirme lo que quieras, pero los dos sabemos laverdad". Era como si aquella reacción que había tenido en eledificio hubiera acolchado su corazón de algún modo mágico.
Y la verdad era que Sam Wilson habia demostrado sentir algo porJames Buchanan Barnes, por mucho que este se negara a aceptarlo. ¿Elqué? Bueno.....aun estaba por verse.
-¿Tenemos que salir a entrenar otra vez?- le preguntó elcastaño.-Porque se me han ocurrido nuevas formas de tortura, siquieres.
Como toda respuesta, Sam pasó la hoja de uno de sus libros.
Bucky se recostó sobre la mesa, tratando de observar el rostrode este.
-¿Estás tratando de ignorarme? ¿De qué sirve eso ahora? Yaviniste corriendo a buscarme.
A lo mejor, si no hubiera estado tan atento a su cara, se hubieradado cuenta de como Sam cerraba uno de sus puños al oír eso, pueseste sabía tan bien como él lo que había hecho. Y no parecíaestar ahora muy contento por ello. Había dado alas a Bucky con aquelcomportamiento suyo, tan impropio de él o de su carácter.
-¿Vas a seguir sin hablarme?- insistió el castaño.-Porque yopuedo estar insistiendo todo el día.
-¡Vamos, Sam!- le gritó Sarah, desde el sofá.-¡Dale un beso,aunque sea, para que se quede tranquilo!
-¡¿Se puede saber siquiera que haces tú aquí?!- le gritóeste a su hermana.
-Estoy de vacaciones, idiota. A lo mejor, si sacaras la cabeza delos libros, te darías cuenta de las fechas en las que estamos.
Claro. Las fechas navideñas se les habían echado encima sin apenas darse cuenta. Y, contando con el hecho de que Bucky no habiamencionado nada de volver a su casa, parecía que este tuviera laintención de pasar esas fechas tan familiares con ellos.
-Pues busca algo que hacer y no te pases el día entero viendo latele.
-A ver si ahora tampoco pudiera relajarme como yo quisiera- sequejó Sarah, poniéndose de morros.
-¿Ahora también vas a discutir con tu hermana? ¿No te bastaconmigo?- le dijo Bucky a su vez.
-Yo no quiero discutir con nadie. Lo que quiero es que todo elmundo me deje en paz.
-Pues....ya que lo ha sugerido Sarah, si me das un beso,desparezco durante unas horas- le soltó el mapache, con unasonrisilla en la cara.
Sam lo miró con los ojos bien abiertos, como si hubiera dicholas palabras que jamás debieron de escapar de su boca, cogiendo unligero color rojizo en la cara, al mismo tiempo que Sarah se volvíacon disimulo hacia ellos para mirar.
Si realmente su hermano fuera capaz de hacer eso por unas horasde tranquilidad, tenia que verlo por sus propios ojos.
-¡¿Cómo se te ocurre decir una estupidez tan grande como esa?!¡Además, con mi hermana delante!- estalló Sam, poniéndose en pie.
-Porque ha sido ella la que me ha dado la idea- fue toda larespuesta que le dio Bucky, tan calmado como siempre.
Los gritos de Sam no le hacían mover un pelo. Era la calmaabsoluta ante la tempestad de Sam.
-¡Si pensabas de verdad que iba a hacer algo como eso, es que nome conoces en absoluto!- siguió gritando el halcón gruñón.
-¿Y por qué no?- le dijo el mapache a su vez.-Ya te he besadoantes y no te has muerto.
Sarah soltó un pequeño gritito de fangirl desde el sofá,tapándose la boca con la mano, pero, cuando su hermano la miró,rojo como un tomate, ella se volvió rápidamente hacia la tele.
-¡¿Quieres no hablar de esas cosas con público delante?!- lesiguió gritando este.
-Al menos, yo he usado un tono normal. Tú lo estas pregonando.
-¡Me parece increíble que tengas el descaro de soltar eso deese.....!
Sam no pudo decir nada más porque, conforme más se llenaba decólera, pensando en algo que gritarle, Bucky aprovechó paraenvolver su cintura con un brazo y, atrayéndolo hacia él, consiguióel tan insistente beso que todo el mundo quería ver.
Sam se quedó con los ojos más abiertos que antes, con un brazomedio levantado y oyendo como su hermana volvía a lanzar otro deaquellos grititos suyos, sabiendo que estaba viendo aquella escena.
A Bucky ese detalle no pareció importarle, ya que lo mantuvobien sujeto por la cintura, tomando sus labios, pero sin obligarle aque le diera algo más de lo que quisiera dar, solo disfrutando delmomento, tomando la suavidad de estos, amoldándolos, del mismo modoque hizo cuando Sam corrió hacia él y lo abrazó.
Para cuando decidió apartarse, Sarah se lamentó no haberlograbado con su móvil, bien atenta a la reacción de su hermanodespués de aquello.
Sam parecía incapaz de hablar, mirando a Bucky aun con los ojosbien abiertos, y luego a Sarah, recordando que ella estaba tambienallí y que lo habia visto todo.
No hubo una nueva explosión de furia, ni más palabras. Todo loque hizo Sam, en aquella ocasión, fue empujar a este en el pechopara apartarlo de él y, recogiendo sus cosas, con una calmainquietante, se dirigió a su habitación, dejándoles allí,desconcertados.
Ninguno de los dos que quedaron en el salón abrieron la bocahasta que oyeron la puerta del cuarto cerrarse.
-Creo que estás avanzando- murmuró Sarah, tratando de que suhermano no la oyera.
-¿Ah, sí? Pues a mi me parece que ahora está más cabreado quenunca- le dijo Bucky a su vez, mirando con preocupación el caminoque habia seguido este.-Ni siquiera me ha gritado. Normalmente, almenos se molesta en gritarme un poco cuando estas cosas.
-Eso es solo porque se está acostumbrando. Por eso no te hagritado. Es cabezota, pero no puede negar lo obvio- argumentó lamenor de los Wilson, luciendo como si estuviera total y absolutamenteconvencida de ello.
Bucky asintió, aunque no lució tan convencido de sus palabrascomo ella. Bastante difíciles estaban las cosas entre ellos comopara que siguieran avanzando hacia atrás. Sam no parecía habercambiado como había creído en un primer momento. A pesar de quehabía ido a buscarlo, ahora parecía estar más frío a lo que élle hacía.
-Pero, yo que tú, no me acercaba a ese cuarto durante un par dehoras- le aconsejó esta, volviéndose hacia la tele, sin notar loque ha este se le estaba pasando por la cabeza.-Ese cuarto podríaconvertirse en una bomba.
¿Qué hacer cuando Sam Wilson se cerraba por banda? Hablar conSteve.
Era el único que había comprendido como se sentía desde elprincipio. Y tenía que darle la buena noticia de que aun no se iba aninguna parte.
Revolviéndole el pelo a Sarah en cuanto paso por su lado,haciendo que esta soltara un quejido, disfrutando molestarla, ya queél no tenía hermanos propios, Bucky salió del piso, tomando lasllaves extra que Darlene le habia dejado, y sacó su móvil mientrasdecidía dirigirse hacia Brooklyn.
Tenía que asegurarse que este estuviera en casa antes de darsela paliza hasta allí. Eso de meterse en un metro, bajo tierra, no lehacia demasiada ilusión, a pesar de que Steve no tenía pinta de quefuera a coger el teléfono. A lo mejor era demasiado temprano paraél.
Pero, tras un par de tonos, este cogió su llamada.
-Bucky,¿qué pasa? No me digas que tienes que irte ya- le dijoRogers en cuanto descolgó el teléfono, sonando alarmado.
Este siempre tenía que preocuparse por los demás. Suponía que esoera algo que había sacado de su madre enfermera.
-No se trata de eso, aunque tengo una buena noticia respecto aese tema. ¿Dónde estás? Iba camino a tu casa.
-Oh. Pues la verdad es que yo estaba saliendo del centro ahora.Te espero y vamos a mi casa juntos.
Eso hizo que este se extrañara. ¿Desde cuando salía Steve decasa tan temprano? Y menos para estar en el centro y volver ahora acasa.
-¿Y qué estás haciendo ahí? ¿Y cómo es que ya has terminadopara volver ahora a casa?
-Cuando nos veamos, te lo cuento. Es mejor que no te lo cuentepor teléfono- afirmó Steve, notándosele una sonrisilla en la voz.
Fuera el motivo que fuera, no parecía que la razón para queestuviera allí fuera algo que le inquietara o le tuviera preocupado.Así que se dirigió hacia allí, esperando enterarse de lo queestaba pasando. Y, en parte, agradeciendo tener otra cosa en lacabeza en la cual pensar, a parte de el propio Sam.
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Porsu parte, Steve acaba de salir del edificio Stark en aquellos mismosmomentos.
De haberse encontrado dentro, con el movimiento de gente queparecía haber a cualquiera hora en el interior, lo más seguro eraque ni siquiera hubiera escuchado el móvil.
Prácticamente se acababa de despedir de Tony en el ascensor,como parecía ser su costumbre últimamente, al mismo tiempo que estele informaba que tenía que salir de la ciudad de nuevo dentro depoco.
Al parecer, su secretaria no les iba a dejar ni un fin de semanapara ellos.
Aunque, admiraba, en parte, a la señorita Potts por poder sercapaz de trabajar con alguien tan cabezota y caprichoso como Tony, elhecho de que mantuviera su agenda siempre llena era algo que ya no lehacia admirarla tanto.
Como siguieran de ese modo, la solución más lógica era que leacabara pidiendo cita a esta para poder ver a Tony.
Sin embargo, nadie podría quitarles la noche que habían pasado.
Después de que Rick saliera en estampida, encontrándose con laparejita feliz, y aun con aquella extraña, pero hermosa confesiónde Tony aun acariciando sus oídos, habían llegado a la Torre Stark,sin alejarse mucho el uno del otro.
-Señor Rogers, es una alegría volver a verlo- le comentóJarvis en cuanto ambos llegaron al apartamento, encontrándose coneste arreglando el salón.
-A mí tambien me alegra verte por aquí, Jarvis. Es fantásticoverte ya recuperado.
-Por supuesto que sí- afirmo Tony.-Tiene acceso a los mejoresmédicos del país. Este hombre nos sobrevivirá a todos- dijo elmultimillonario, totalmente convencido de ello.
Steve y Jarvis no pudieron evitar reírse ante aquello.
-Si fuera por el señor Stark, me sustituiría mis viejos órganospor sus inventos de metal y me transformaría en un robot- le dijo elviejo mayordomo a Rogers, haciendo que este asintiera, sabiendo quellevaba razón.
-Eh. Pero serías un robot inmortal, Jarvis. Eso seria una granventaja- afirmó Tony de nuevo con ese desparpajo que lecaracterizaba.
-Vivo para servirle con gusto, señor Stark. Pero creo que memereceré un buen descanso cuando me llegue.
Aquello hizo que Steve volviera a sonreír, mientras a Tony no lequedaba de otra más que asentir con la cabeza mientras que elanciano mayordomo se despedía de ellos y se marchaba ya a descansar.
Normalmente, cuando Tony se encontraba solo, solía irse mástarde, pero, al parecer, comprendía que el señor Stark estaba enbuena compañía y no le iba a hacer falta la suya.
Ninguno de los dos dijo nada para que el mayordomo se quedaramientras veían como salia por la puerta.
-¿Crees que sabe algo?- le preguntó Steve, no preocupado, si nopor curiosidad.
-¿Jarvis? ¿Sobre lo nuestro?
Rogers asintió.
-Pues claro que lo sabe. Te ha visto ya más de dos veces poraquí. Eso no había pasado desde......bueno...¿desde que contratéa Pepper?
-¿Me estás comparando con todos tus ligues que han pasado poraquí?
-Sí. Y tú les ganas a todos.
Por un momento, Rogers quiso regañarlo, decirle que, si pensabaque aquello era alguna clase de alago, que lo pensara mejor. PeroTony le dirigió aquella sonrisa suya característica y supo que ibaa ser inútil fingir estar enfadado con él.
-Eres terrible- le dijo.
Era lo único fuerte y que fuera verdad que se le ocurrió en esemomento.
-Gracias. Mi esfuerzo me cuesta.
Steve negó con la cabeza, pero solo siguió a este a la cocina,esperando ver qué pensaba hacer Tony por él mismo allí.
-¿Es que esperas cocinar?- le preguntó cuando le vio cogiendosartenes.
-¿Estás de broma?- le dijo Tony. -Solo estaba buscando la cenaque Jarvis hubiera dejado preparada.
-¿Y no se te ha ocurrido mirar en el microondas?
-Oh, sí. Buena idea- le dijo este, dirigiéndose hacia elaparato.
Era oficial. Tony Stark no sobreviviría viviendo solo. Podríafabricar el microondas de cero, pero al parecer, no le era sencilloimaginar que la comida se encontraría dentro.
-Dejame a mí, anda- le dijo Steve, haciéndole a un lado.-Ya meocupo yo.
-¡Genial!- exclamó este, dirigiéndose totalmente satisfechohacia uno de los taburetes de la cocina.
Rogers lo miró con los ojos entrecerrados.
-¿Has fingido que no sabias hacerlo para que me ocupara yo?
-¿Tanto se ha notado?.
-Un poco, sí.
-Bueno.....¿para qué fingir, si he sido descubierto?- comentóeste, aun sonriendo.
Steve negó con la cabeza, pero tampoco es que ese gesto lemolestara mucho. En cierta manera, a él le gustaba cuidar de losdemás y a Tony le encantaba que cuidaran de él. Se podría decirque eran la pareja perfecta.
Solo con recordar las palabras que Stark le había dedicado aRick ya hacia que esa emoción que se habia despertado antes lecalentara el estomago, haciéndole sentir como si tuviera unhormiguero en el abdomen y que una ligera sonrisilla se abriera pasopor su rostro.
-¿En qué estás pensando, para estar tan contento?-le preguntóTony en cuanto vio su expresión.
-En nada importante- le respondió Rogers, colocando los platoslistos delante de él.
-Oh. Así que quieres mantener secretos conmigo,¿eh?
-¿No crees que eso hace a una relación más divertida?
-¿Estamos en una relación?- le preguntó Tony a su vez.
Aquello hizo que Steve se removiera en el lugar.
-Creo que sí.....¿no? Después de lo que hablaste con Rick.....
-Bueno.....la verdad es que ninguno de los dos hemos hablado delo que tenemos exactamente.
-Creo que no hemos hablado antes de esto porque no sabíamos quéera exactamente o porque temíamos lo que el otro pudiera decir.
Al menos, así se habia sentido para él.
-Si te soy sincero, nunca creí que esto fuera a durar tanto- ledijo Tony, cruzando las manos sobre la encimera de mármol,pareciendo serio respecto al tema.
Eso hizo que Steve lo observara con atención.
Mentiría si dijera que no conocía la fama de Stark y si dijeraque no había dudado en momentos puntuales de lo que se suponía queestaban construyendo. Sin embargo, cuando estaban juntos, haciendocosas cotidianas como aquella y, aun así, se sentía como lo másemocionante del mundo, las dudas que hubiera podido concebir seesfumaban.
-Dejame que adivine- le pidió Rogers, sentándose en la silla deenfrente.-Pensabas que acabaríamos en una cama y que, cuandosaliéramos de ella, ya no tendríamos nada más.
-Bueno......eso es lo que ha ocurrido el 99,99 por ciento de lasveces- afirmó este, sin poder negarlo.
-¿Y ahora qué es lo que piensas?-le preguntó Steve, sin notarcomo él mismo había bajado el tono al hacer esa pregunta, como siel temor de lo que Tony pudiera responder le hubiera atenazado lagarganta.
-La verdad es que aun no confío en esas relaciones que dicendurar para siempre. La pareja más enamorada que he visto en mi vidahan sido mis padres y ellos tampoco es que estuvieran muchos añoscasados.
-Tony, sufrieron un accidente de tráfico.
-Por eso mismo. Los años que estuvieron casados ha sido eltiempo más largo que he visto en una pareja que se mantuviera juntade los que yo haya conocido personalmente.
-¿Pero?- preguntó Steve.- Espero que haya un ''pero'' despuésde todo eso.
-Pero....- le dijo Tony, dedicándole una de sus sonrisas.-Cuandono estas por aquí, o yo no estoy en la ciudad y sé que no podréverte, estoy inquieto y furioso y quiero volver cuanto antes.
-Como has hecho hoy-le dijo Steve dejando que una sonrisa seabriera paso en su cara también.
-Sí, exacto. Pensaba, al menos cuando te vi por primera vez, quecuando acabáramos en mi cama, se acabaría todo, como siempre habíaocurrido.
-Y no fue así.
-No, en cuanto salimos de la cama, te despedí en el ascensorcomo si fuera tu esposa y tú me dijiste que volverías esa noche,con esa sonrisa en tu cara, haciendo que te esperara durante todo eldía.
-¿Esta sonrisa?- le dijo Rogers, señalándose la cara, queparecía a punto de romperse ante tanta felicidad.
-Sí, esa misma.
-Pues, ya que estamos siendo sinceros, la verdad es que yo, alprincipio, no estaba convencido de nada. Pensaba que me estabasvolviendo loco con lo que me decías y hacías. No sabia donde teniala cabeza o lo que quería. Era como si mi cuerpo y mi cabeza tiraranhacia direcciones diferentes.
-Vaya. Que alagador-comentó Tony.
-No te lo tomes así. Hasta ese momento, contigo, estaba total yabsolutamente convencido de que me gustaban las mujeres.
-Así que descoloqué tu mundo.
-De pies a cabeza.
-Bien. Me alegro que no fuera al único al que le pasara- comentóeste, volviendo a sonreír.
-Pero acabamos en el mismo punto- le recordó Steve.
-¿En cual?
-¿Qué es esto que tenemos?
-Pues...... yo diría que una relación normal entre dos personasadultas que se están conociendo. Si alguien me preguntara,seguramente les respondería que tengo novio.
Aquello hizo que Steve se envarara mientras miraba a Tony.
-¿Somos novios?
-¿Encuentras una palabra mejor para definirnos?
Steve volvió a sentir ese hormigueo mezclado con emoción y, sincontrol sobre su cuerpo, se puso en pie, se dirigió hacia Tony y sesentó sobre las rodillas de este, abrazándole tan fuerte como pudo.
Por un momento, Stark no supo muy bien como reaccionar a eso,pero acabó por abrazar a este a su vez, estrechando aquel cuerpo tangrande contra él.
-¿Qué te pasa? ¿Acaso eres un niño que necesita mimos?- lepreguntó Stark, en plan burlón.
-Tú solo calla y abraza- le respondió Steve, dándole un ligerogolpe en el hombro antes de seguir abrazándolo, escondiendo elrostro en su hombro.
-No me queda muy claro quién es la mujer en esta relación. Creoque nos repartimos esa parte entre los dos-comentó Tony.
-¿No puedes quedarte solo en silencio un rato?- le preguntóRogers a su vez.
-Lo puedo intentar.
-Pues intentalo.
Así permanecieron durante los primeros instantes, Steve sentadosobre sus piernas y Tony acariciando su espalda, tratando demantenerse callado, pero no duró mucho de ese modo.
-Steve- murmuró Stark, instantes después.
-¿Qué pasa ahora?- murmuró este, sin moverse.
-Yo te quiero mucho, ya lo sabes, pero se me están durmiendo laspiernas.
Este alzó la cabeza en el acto, viendo que Tony a penas eracapaz de sostenerle en la silla.
-Perdona- le dijo, poniéndose en pie en el acto, con lasmejillas sonrojadas.
-No pasa nada. Pero, si vas a hacer mucho eso, deja que refuercelas sillas primero para que aguante nuestro peso, ¿vale?- comentóTony, sonriendo.
Findel capitulo 26
¡¡¡Aiinnnsssssss!!!¡¡¡Está pareja son puro amor en este momento!!! Me parecen súpertiernos y eso que la historia la estoy escribiendo yo. Si supieraisla cara de imbécil que estaba poniendo mientras escribía esta parteen la parada del autobús.... Yo misma lo he notado y me he dicho''Deja de sonreír así o se van a pensar que te estás mensajeandocon tu novio inexistente''.
Pero,es que, cuando una pareja me gusta, disfruto muchísimo escribiendosobre ellos. El tiempo se me pasa volando y ni yo misma me doy cuentade todo lo que he escrito hasta que término la escena, guardo y echóun vistazo para calcular como voy.
Sinembargo, por otro lado, tenemos a Bucky y Sam. ¿Por qué no puedohacer que todos sean felices al mismo tiempo? ¿La parte escritora demi cerebro me obliga a hacer conflictos continuamente para darlemisterio a la historia de manera inconsciente? Es posible que seaeso, porque, desde luego, si no, no lo entiendo.
Buckypuede tragar y tragar durante un tiempo porque sabe como es Sam, perotodo el mundo tiene un limite y, si ves que cada vez que das un paso,compruebas que se dan dos atrás, como comprenderéis, esodesesperaría a cualquier. Ya veremos qué acaba pasando con ese temasi la cosa sigue de este modo, si Bucky es capaz de seguiraguantando.
Demomento, Steve y Bucky van a reunirse para hablar, como buenoscolegas. Tranquilos. Aquí no va a haber Sbucky. No entiendo muchoporqué se creó esa shipp. Respeto, pero no comparto. Aquí, ellosdos solo son buenos amigos, amigos de la infancia. Llevaban juntosdesde que nacieron y han seguido en contacto a través de los años.
Esaes la relación que creo que tienen ellos. Dos grandes amigos que soncapaces de arriesgarlo todo por el otro por fidelidad, pero nada más.Pero ahora mismo ya no tengo nada más que comentar, así que medespido ya de todos los Marvelitos. Manteneos sanos y nos seguimosleyendo en el próximo capitulo.
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