Capitulo 24
Buenas a todas laspersonitas que segáis ahí, esperando que, a pesar de los altibajosque podemos ver de unas parejas a otras, la historia en conjunto osesté resultando interesante, del mismo modo que a mi me estágustando cada vez más escribirla, incluso aunque siga sin tener lamenor idea de como vaya a terminarla.
Confío plenamente enque sea la propia historia la que me dé las directrices parallevarla a su final. La historia y mi musa, que jamás conseguiremossacarla de una historia, ni aunque fuera por la fuerza. La malditaestá bien arraigada. Es como uno de esos arboles que crecen en tornoa otro y que los va matando, tomando el alimento de él o algo así.
Como veis, no hay entrenosotras una relación lo que se dice cariñosa, pero, cuando lamaldita a conseguido sacarte tantas veces de la cama, o cuando te hatenido tantas noches dándole vueltas a una historia o cuando te haobligado a escribir, estuvieras donde estuvieras o lo que fuera queestabas haciendo para que le prestaras solo atención a ella, comocomprenderéis, no le tengo mucho cariño.
Seguro que esto me lohará pagárselo con otra noche dándole vueltas alguna idea, pero,en fin.....gajes del oficio. Os dejo con el capitulo antes de que meenrolle aún más, que menuda chapa os he soltado en un momento.Hasta después.
CAPITULO 24
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Correr hasta el edificio no fue, en absoluto, la parte más difícilde ir a buscar a Bucky, si no tener la paciencia para dejar que lepasaran por el escáner y el detector de metales que había en laentrada, como si en aquel estupido edificio temieran sufrir un ataqueterrorista o algo así en cualquier momento.
Aún con el corazón en la boca y la paciencia a cero, Sam llegóhasta el mostrador del edificio, prácticamente estrellándose contrala superficie de mármol.
-¡Busco a Bucky!- le dijo a una de las chicas de recepción, laúnica que no parecía estar ocupada de las que había allí.
-Disculpe. ¿A quién?- preguntó esta a su vez, frunciendo el ceño.
Por allí, pasarían miles de personas al día y era de lógica queno lo conocieran, pero, para Sam, aquella respuesta fue solo perdermás tiempo del que no tenía.
-A Buchanan, a James Buchanan Barnes- le dijo, esperando a que sepusiera a teclear cuanto antes y lo encontrara antes de que esteabandonara el edificio hacía solo Dios sabría donde.
La chica así lo hizo, pero, o no notó la prisa que tenía Sam o ledió igual, porque tecleó con bastante calma, tomándose su tiempo yponiéndole a él de los nervios.
-Lo siento mucho, señor, pero no hay nadie en este edificio con esenombre- le informó.
-¿Cómo que no? ¡Eso es imposible! ¡Vuelva a mirarlo!- le exigió.
-Tranquilícese, señor. O me obligará a llamar a seguridad. Ya lohe mirado y no hay nadie con ese nombre. Si considera que haya otronombre con el que se le reconozca......
-No, no, no- negó Sam.-Tiene que estar. Me han dicho que le hanllamado de este lugar. Tiene que estar aún aquí.
-Lo siento, señor, pero no aparece- le dijo la recepcionista,tratando de mostrarse todo lo comprensiva posible.
-Tiene que dejarme entrar al edificio- le dijo a esta, viendo como lagente tenía que pasar por otro puesto de control más adelante,enseñando una especie de pase.-Lo buscaré yo mismo si eso es lo quehace falta.
-Eso no es posible, señor. Este edificio es propiedad del Estado y,por el bien de su seguridad y el de todos los ciudadanos, el accesoes limitado.
-¡No lo entiende! ¡Tengo que hablar con él antes de que se vaya!-le gritó Sam, aferrándose al mostrador, como si estuviera a puntode saltar sobre este de ser necesario.
-Tranquilícese o llamaré a seguridad- le advirtió la mujer denuevo.
-¡Llame a quién le dé la gana! ¡Yo tengo que entrar!- exclamóeste, haciendo que las otras mujeres que estaban en la recepción sevolvieran, alarmadas, hacía ellos.
-Se acabó- sentenció la mujer.-Llamaré a seguridad.
-¿Sam?- preguntó una voz cerca de él, cuando este estaba a puntode arrebatarle el teléfono de las manos a la recepcionista, haciendoque tanto él como la mujer se detuvieran y volvieran la cabeza.
Ante él, con aquella calma que era casi antinatural, se encontrabaBucky, completamente vestido de negro, como había estado en casa,mirándolo con una ceja alzada, seguramente preguntándose quéestaba haciendo allí.
Sam se separó de la recepción en el acto y corrió hacía él,abrazando a Bucky contra él en cuanto lo tuvo a mano, estrechándolecontra su pecho. Pero, a los pocos instantes, antes de que el castañopudiera disfrutarlo, lo alejó de su cuerpo.
-¡¿De verdad que te ibas a ir sin despedirte de nadie?! ¡¿Nisiquiera de mí?! ¡¿Hasta ahí llegan todas esas palabras que mehas dicho?!- le gritó.
-Pero, ¿de qué estás hablando?- le preguntó Bucky a su vez,observando a la gente que había a su alrededor, dándose cuenta deque todos los ojos estaban sobre ellos, sonriendo de manera nerviosaa los que estaban pendientes de lo que ocurría.
Lo que menos necesitaban eran llamar la atención de la gente deaquel modo, dando semejante espectáculo con aquellos gritos que Samno dejaba de pegar, estando en el mismo lugar donde se encontrabanlos jefes del castaño.
-¡Te has largado de casa sin más!- le recriminó Sam, empujándolonuevamente en el pecho.-¡Y no me vengas a soltar eso de que ya me lohabías dicho, porque los dos sabemos que realmente no lo decías enserio! ¡Era imposible que yo me creyera que te fueras sin más, sindecirle nada a nadie sobre tu marcha!
-Pero.....¿es que no has hablado con Sarah?- le preguntó Bucky,acercándose a él, tratando de que bajara el tono.
-¡Claro que he hablado con Sarah! ¡¿Quién te crees que me hadicho que estarías aquí?!
-Entonces, deberías saber que iba a volver pronto a casa.
-¿Qué?- preguntó Sam, quedándose congelado de pronto.
-Sí. Le dije a Sarah que vendría aquí, pero también le dije quevolvería dentro de unas horas. Y sé que ella me escuchó porque medijo ''Vale''. Aunque, es posible que no me estuviera prestandomucha atención, porque estaba viendo la tele.
Sam sintió que la opresión empezaba a desaparecer de su pecho, perotambién empezó a sentirse como un estupido en mitad de aqueledificio, luciendo sus ropas de correr.
-Entonces.....¿no te ibas?
-Que va. La misión ha sido cancelada. Venía a que me aclararán quéhabía pasado y esperar nuevas ordenes hasta que me asignaran otra.
-¿No te vas?- repitió Sam, aún algo confuso.
-No- le aseguró Bucky, comenzando a sonreír.-¿Has venido corriendohasta aquí porque creías que sí?
Sam abrió la boca para decir algo, pero se lo pensó mejor y golpeóa Bucky en el pecho, haciéndole retroceder, sorprendido.
-¡Serás idiota! ¡¿No has podido dejar una nota aclarando esto?!
-Si hubieras entrado en tu cuarto, habrías visto que todas mis cosasseguían allí.
-¡Idiota! ¡Imbécil! ¡Me has hecho venir corriendo hasta aquípara nada!- le gritó este, sin dejar de golpearle en el pecho.
Sin embargo, por la sonrisa que se podía ver en los labios de Bucky,no parecía que los golpes le estuvieran molestando en absoluto,sujetando los brazos de este, parándolo.
-¿Te he tenido preocupado?- le preguntó, aún sonriendo.
-¡Imbécil! ¡¿Quién iba a estar preocupado por tí?!- le gritóSam a su vez.
-No sé. Tú parecer bastante preocupado- comentó Bucky.
-¡Tú sueñas! ¡Solo estaba cabreado! ¡Apareciendo de la nada ydesapareciendo sin más, dejándome a mi el marrón de contarle a mifamilia donde te habías metido! ¡Ni loco! ¡Te iba a obligar aregresar y que tú mismo le contarás todo antes de.....!
Sam no pudo seguir hablando, ya que Bucky llegó hasta él, sujetandosus brazos, y lo abrazó con fuerza, aún sonriendo, estrechándolocontra él, sintiendo tanta alegría en aquellos momentos que le dabaigual lo que este le dijera.
Se había preocupado por él y había llegado corriendo hasta allícuando Sarah le había dicho que se había marchado. Le había vistoa punto de atacar a la recepcionista porque no le dejaba entrar abuscarlo..... Dijera lo que dijera, le importaba a Sam.
-Pero....¿qué haces?- gruñó este, cuando se vio incapaz deescapar de los brazos de el castaño, comprobando como todo el mundolos miraba.-¡Suéltame!
-Grita cuanto quieras- le dijo Bucky.-Pero yo voy a disfrutar de estemomento.
Y se apretó más contra él mientras el halcón gruñón se removía,tratando de liberarse por todos los medios.
La gente que pasaba cerca de ellos debía de estar preguntándose quédemonios les ocurría a aquellos dos chicos que se estaban abrazandoen el recibidor del edificio, pero pronto perdieron el interés enellos y cada uno siguió a lo suyo, solo quedando la voz molesta deSam de fondo para aquel momento.
Para cuando por fin le soltó Bucky, este se había cansado dedecirle nada.
-¿Ya te has quedado a gusto?- le soltó este, con aquel tono tanamistoso que poseía.
-Tenía que recuperar fuerzas. Además, tampoco es que me dejasabrazarte todos los días.
-¡Pues claro que no! ¡¿Es que estamos locos?!
Bucky no pudo evitar volver a sonreír cuando lo vio reaccionar comosiempre. Era, en parte, agradable de ver que había algunas cosas queno cambiaban.
-¿Nos vamos a casa ya?- le preguntó el mapache, encaminándosehacía la salida.
-Pero....¿y la misión?- le preguntó Sam, caminando tras él.-¿Porqué ha sido cancelada?
-Fuerzas del país rival han entrado en lucha en la región en ladebíamos intervenir. Las fuerzas de paz están dirigiéndose hacíaallí ahora y sería difícil que alguien no nos descubriera cuandotodos los países tienen los ojos puestos en ese lugar.
-Entonces...¿ya no te mandarán allí?
-Lo que es posible es que me manden allí cuando las cosas setranquilicen si lo siguen necesitando.
La tranquilidad que había llegado a sentir Sam al saber que ya no semarchaba, se vio empañada por aquello, sabiendo que solo estabanretrasando la misión.
-Así que....¿me vas a tener preocupado, sabiendo que te puedanmandar allí en cualquier momento?
-Según tú, no estás preocupado por mí, así que, ¿de qué tequejas?
Sam abrió la boca, buscando algo con lo que poder replicar, pero loúnico que fue incapaz de hacer fue golpear a Bucky en el brazo,viendo como este dejaba escapar un ''Au'' de dolor fingido.
Después de todo, no le había pegado tan fuerte.
Sin embargo, aquel golpe solo hizo que otra sonrisa acudiera alrostro del mapache, echándole un brazo en torno a los hombros delhalcón gruñón, que este no apartó, mientras ambos salían deledificio, de vuelta a casa.
....................
Por otro lado, Loki tuvo que recordarse que, en otro tiempo, habíadeseado que Thor se fijara en él del mismo modo en el que él mismohabía estado viendo por años al gigante rubio, repitiéndoseaquello una y otra vez mientras tenía a este abrazado a su espalda,negándose a soltarlo, a pesar de que se encontraba ocupado, haciendola cena.
-¿Sabes que llegas a ser un poquito agobiante?- le dijo.
-Solo te estoy dando cariño- le dijo Thor a su vez.
-Pues me gustarían que dejaras tus muestras de cariño para cuandono tenga aceite entre las manos.
-Oh. No seas quejica. Sé que, en el fondo, te encanta que estéencima de tí.
-No estamos hablando de posiciones en la cama- le replicó Loki a suvez.-Como me queme por tu culpa, ya puedes recordar bien mi cara,porque no me verás el pelo hasta que me haya curado.
-Eres tan gruñón a veces- se lamentó Thor.
-Y eso lo dice el que me encerró en este piso cuando discutimos.
La conversación habría ido a más si, en aquellos momentos, elteléfono de la casa no hubiera empezado a sonar, haciendo que Lokiapartara la sartén del fuego y tratara de llegar al teléfono, conThor aún enganchado a él.
-¿Quieres soltarme, idiota? Vas a hacer que cuelguen.
-Pero mira lo fuerte que estás. Estás consiguiendo arrastrarme-comentó este, con una sonrisa en la cara.
-¡De verdad que eres un maldito niño grande!- le gritó condisgusto.
Pero consiguió llegar al teléfono antes de que sonara el quintotono.
-Hola, mamá- dijo el moreno en cuanto descolgó, sabiendo más quede sobra que era ella.
-Hola, cariño. ¿Cómo van las cosas por allí?
Echando un breve vistazo al Thor que tenía apretado contra él, solopodía decir una cosa.
-Mejor.
-¡Las cosas van genial ahora!- le gritó el grandullón alauricular, casi dejando sordo al moreno, sonriendo.
-¡Eso es fantástico!- exclamó Frigga, derrochando buenhumor.-Sabía que resolveríais vuestros problemas. Era imposible quevosotros dos estuvierais mucho tiempo enfadados.
-Bueno....tú dame unos días más así- comentó Loki por lo bajo.
Le encantaba saber que ya no tenía que ocultar sus sentimientos poreste, pero Thor había acabado convirtiéndose en una especie delapa, que apenas conseguía quitarse de encima muy de vez en cuando.
En eso estaba pensando, cuando el móvil de Thor empezó a sonar,haciendo que el rubio tuviera que soltarle para poder sacarse elaparato del bolsillo.
-Es Jane- le susurró Thor a este, apartándose de él para tomar lallamada.
Loki sabía quién era Jane. En el trabajo de Thor, cerca de launiversidad, hacía que todos los días el bar estuviera lleno deestudiantes. Sin embargo, a pesar de que Thor apenas lograbaentenderse con todos aquellos geniecillos, había hecho buenas migascon una estudiante de astrología, llamada Jane Foster.
Lo que Loki no sabía, observando a este con el ceño fruncido, eraque él y la castaña hubieran intercambiado números de teléfono ocuando había sido eso.
-¿A dónde ha ido tu hermano?- preguntó Frigga, recordando que estaaún seguía al teléfono.
-Está hablando con una amiga por el móvil.
-Oh, vaya. ¿Una amiga? Pero.....¿cómo de amiga?- preguntó esta,sonando con tacto, como si supiera que aquel tema no le haría muchagracia a Loki.
Seguramente, porque había notado en su tono el malestar.
-Eso no lo sé- tuvo que admitir el moreno, observando como Thor sereía mientras hablaba por teléfono, como si lo que le estuvieradiciendo la pequeña mujer fuera muy divertido.
¿Cuantos teléfonos más de mujeres tenía Thor en la agenda delmóvil? ¿Con cuantas de ellas intercambiaba llamadas como aquellasin que él se hubiera enterado? ¿Y, exactamente, desde cuandomantenía aquella clase de amistad con aquella chica que tenía lacabeza en las estrellas?
-Pero.....las cosas ahora están bien, ¿verdad?- preguntóFrigga.-Ya habéis resuelto vuestra pelea y ahora volvéis ahablaros.
-Sí, nuestra pelea se resolvió.
-Como tenía que ser. Ahora solo tenéis que aprender a convivir eldía a día.
-Mamá, hablas como si fuéramos una pareja- comentó Loki antes depensar.
Era cierto que así era como vivían ahora, pero eso su madre no losabía. Y era mejor que no supiera jamás si no querían provocarlealguna clase de infarto.
-Bueno....-comentó la mujer.-Vivís juntos, así que es bastanteparecido a como es una pareja. Estoy segura de que, sin tí, Thormoriría de hambre o comido por sus propios desperdicios.
-Eso es porque nunca acabaste de ser del todo estricta con él.
-¿Cómo iba a poder serlo con vosotros? Erais los niños más guaposque hubiera visto nunca y, cuando me mirabais con esos ojazosvuestros, me era imposible ponerme dura con vosotros. Además,contigo nunca fue necesario que fuera estricta.
-Porque yo tengo sentido común, pero tu otro hijo no. Es demasiadoinocente. Si no hubiera sido por mí, en cuanto llegamos aquí, lehabrían robado más de una vez.
-Por eso os necesitáis el uno al otro- le dijo Frigga.-Sin Thor, túte cerrarías a la gente. Necesitas su alegría para acercarte a losdemás. Y él, sin tí, no sabría sobrevivir. Sois las dos partes deun todo.
-Mamá, será mejor que cuelgues. Ya has comprado que estamos bien.La llamada te va a salir muy cara y allí tiene que ser ya tarde.
-Tú siempre preocupándote por cada pequeño detalle- comentóFrigga, notándose su sonrisa incluso através del teléfono.-Deacuerdo. Ya os dejo tranquilos, pero permaneced en contacto.
-Eso haremos- le aseguró. Y colgó.
Cuando Loki por fin pudo dejar a su madre a un lado, se volvió hacíaThor, dándose cuenta de que este aún estaba hablando por teléfono,con aquella sonrisa suya, esa que alteraba a las mujeres, en la cara.
No tenía ni idea de lo que estaría hablando con esa Jane Foster,pero, desde luego, le tendría que estar contando los mejores chistesdel mundo para hacerle tener aquella sonrisa en la cara, sin notarcomo su ceño se fruncía aún más mientras lo miraba.
Para cuando Thor colgó el teléfono, Loki aún no se había movidode donde estaba, observando con atención al gigante rubio, esperandoa que hablara.
-Era Jane- le dijo este, aún sonriendo, cuando lo vio allíesperando.
-Sí, eso ya me lo habías dicho. Te ha tenido un buen rato alteléfono. Apenas has podido hablar con mamá. ¿Qué quería?
-Me ha dicho que unos amigos suyos iban a cenar cerca del bar y quesi quería ir con ellos. Ya los había visto antes y me caían bien.
-¿Eso es todo lo que te ha dicho? Porque habéis estado hablando unbuen rato.
-Bueno....hemos estado hablando de cosas sin importancia- aseguróThor, buscando su cartera y sus llaves de casa en el cuenco.
-Así que....¿te vas a cenar por ahí? Yo estaba haciendo la cena.
-Apenas estabas empezado y te quejabas de que estaba todo el ratoencima de tí. Así te daré un respiro.
-No. Si a mí me da igual lo que hagas- le soltó Loki, dándose lavuelta.
Thor, que ya estaba junto a la puerta, deshizo los pasos dados y secolocó tras él, abrazándose a este, a pesar de que Loki se removiópara que lo soltara.
-¿Te has enfadado conmigo por esto?
-¿Yo? ¿Por qué me tendría que enfadar? Sé, desde hace muchotiempo, que eras un niño grande y no me vendrá mal tener por fintiempo para mí. No te me has despegado desde que resolvimos lonuestro.
-Entonces....¿no te molesta que me vaya?
-¿Y por qué me iba a molestar que te fueras? Ya era hora de quehicieras amigos nuevos y salieras por ahí. Pero no llegues a casaborracho. Yo no te voy a estar esperando para llevarte a tu cama.
-Nunca has tenido que hacer eso- le dijo Thor, riendo.
-Claro que sí, pero estabas tan borracho que ni te acuerdas.
Thor ignoró sus palabras y le regaló unos besos en el cuello comodespedida antes de tener que soltarle.
-Procuraré no volver muy tarde- le dijo a este, dirigiéndose a lapuerta.
-Por mí, vale- le dijo Loki a su vez, aún permaneciendo de espaldasa él.-No soy tu madre para que tengas que decirme esas cosas.
Sin embargo, cuando oyó la puerta del apartamento cerrarse, sevolvió, sorprendido, dándose cuenta de que este de verdad se habíaido.
¡El muy idiota no se había dado cuenta de como estaba! ¡¿Acasoera ciego?! ¡No! ¡Hasta un ciego se habría dado cuenta de que nole hacía ninguna gracia que se marchara de aquella manera, cuando élya había estado preparando la cena! Y todo porque esa tal Jane lahabía llamado.
¿Quién era esa mujer en la vida de Thor? ¿Desde cuando él corríaa su encuentro cada vez que ella le llamaba? ¿Había sido así desdeque la había conocido y no se había dado cuenta?
Antes de que hablaran, antes de que resolvieran sus problemas,incluso aunque hubieran estado viviendo juntos, Loki había tratadode mantener ciertas distancias con su ''hermano'' y no habíamostrado mucho interés por sus entradas y salidas porque eso lohubiera hecho lucir como una novia celosa.
Sin embargo, las cosas habían cambiado ahora,¿no? Ya habían dejadoclaro que los sentimientos que ambos sentían el uno por el otro noeran un mero cariño fraternal, que se trataba de algo más, así queno tenía que sentirse nervioso porque Thor tuviera amigas mujeres.Thor nunca había sido de esos que hacían cosas a las espaldas delos demás. No sabría hacerlo.
Pero, por otra parte, ¿desde cuando el gigante rubio había podidotener solo amigas? De un modo u otro, estás siempre acababaninteresándose por él de un modo romántico, incluso aunque el mismoThor no se diera cuenta de ello.
Estaba absolutamente convencido de que esa tal Jane Foster, que derepente se había convertido en la mujer que peor le caía en elmundo, no lo trataba solo como un amigo. Y Thor, el muy idiota,seguro que no se daba cuenta de nada, como le había ocurridosiempre.
Loki agitó la cabeza, tratando de alejar todo eso de su mente.
Thor tenía todo el derecho del mundo a salir con sus amigos y habíandejado claro lo que había entre ellos. Incluso aunque la tal Janerealmente estuviera interesada en él en el sentido romántico, notenía nada que temer, porque Thor le era completamente fiel. ¿O no?
Propinó una patada al sofá, frustrado, solo consiguiendo hacersedaño.
¡Muy bien! ¡Qué se fuera a donde quisiera! ¡¿A él qué leimportaba?! ¡Terminaría de preparar su cena, podría relajarse unpoco por fin en su propia casa y, cuando tuviera sueño, se iría adormir, sin importarle si Thor hubiera vuelto a casa para entonces ono!
Aún echando humo como una máquina de vapor, se dirigió a lacocina, alterado, encendiendo de nuevo el fuego y concentrándose enotra cosa que no fuera el modo en el que el gigante rubio le habíadejado tirado cuando Jane Foster le había llamado.
¡Qué le dieran a Thor! ¡Esa noche, Loki pensaba dormir a piernasuelta!
Findel capitulo 24
Nosé vosotros, pero estas peleitas de pareja me encantan. Me parecensuper tiernas. Y el que diga que esto no pasa (esta parte concretaentre Thor y Loki, cuando uno hace lo que el otro no quiere que haga)es que no ha tenido una relación de pareja en su vida. Sobretodo siuna de las dos partes es Thor, con lo despistado que es.
Yaveremos si, cuando vuelva, Loki deja que lo toque siquiera.
Ypor no hablar de Bucky y Sam, que el pobre ha ido corriendo, pensandoque este ya no iba a estar allí, que se encontraría subido en unavión, de camino a la misión a la que le hubieran mandando, yestaba allí, tan pancho, diciéndole que no se iba a ninguna parte yque se lo había dicho a su hermana.
Porcierto, he subido unos fics de K-pop hace poquito. Son más antiguosque mis otros fics. Los he recuperado de un blog que tenía hacemucho tiempo, por eso no tienen mensajes ni al principio ni al final,porque yo los subía tal cual y me hubiera muerto si me hubieratenido que poner a escribir algo en cada uno, así que disfrutadlossi les echáis un ojo, ya que no estoy yo dando follón. Todos lossubidos están completos. Son historias terminadas, así quedisfrutad.
Porahora, no tengo nada más que decir (Sí, esta vez la charla ha sidocorta), así que os dejo hasta el siguiente capitulo, que ya estoyescribiendo. Manteneos sanos y nos seguimos leyendo.
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