Capitulo 2

Hola a todos de nuevo.Aquí llegamos ya con el segundo capitulo, tratando de no alejarmemucho de las personalidades, sobre todo la de Steve, ahora que hemodificado tanto su vida.


Creo que nunca podríaverme a Tony Stark como un tipo corriente, trabajando para otrapersona. Su personalidad y su mente hacen que siempre destaque, quese incline hacía el éxito. Incluso el propio Robert Downey Jrparece ser así, ya que, a pesar de todos sus escándalos con lasdrogas y demás, ahí está, enamorándonos en todas las películasque hace. Y también espero que todos vosotros, que estáis ahíleyéndome, podáis aguantarme con esta nueva historia el tiempo quedure.


Ahora, sin más, osdejo con el capitulo y ya comentaré más al final.^^


CAPITULO 2


..........


-¡¿Qué?!¡¿Qué has ido al gimnasio sin mí?!- exclamó Sam encuanto se lo mencionó, dirigiendo hacía él su mejor carita depena, tratando de darle lástima a Steve.


-No sé a qué viene esa reacción- le dijo este a su vez, entrandoen casa de Sam, en uno de los muchos edificios que había enHarlem.-No recuerdo que quedáramos para ir juntos en ningúnmomento.


-Pero creía que se daba por sentado- afirmó Sam, caminando trasSteve mientras este se dirigía directamente hacía su cuarto, yateniendo la costumbre bien arraigada.


Había conocido a Sam en el instituto y, a pesar de lo risueño quesiempre había parecido Sam, Rogers pronto se dio cuenta de que semetían con él y que este sabía bastante bien defenderse. En una deaquellas peleas en el patio del colegio, un grupo demasiado numerosorodeó a Sam y Steve, viendo aquello como una injusticia, saltó ensu ayuda, acabando casi muertos si no hubiera sido porque losprofesores llegaron a tiempo para parar la trifulca. Desde entonces,habían sido amigos.


-¿Y.......has visto a alguien famoso allí?- le preguntó Sam,cerrando la puerta de su cuarto, dirigiéndole una sonrisa a Steveque se iba ampliando por momentos.-¿A alguna actriz famosa? ¿Unamodelo o alguien que me haría muy feliz de conocer?


-Creo que solo llegué a ver a esa mujer que da el tiempo en el canal9. Ese lugar está prácticamente desierto. Creo que, a parte decontar dinero, tu padre no va a tener mucho trabajo por allí. Es undestino bastante tranquilo.


Sam pareció desilusionarse con eso.


-¿En serio? ¿Ni una actriz? ¿Ni siquiera una que solo haya salidoen anuncios de la tele? Tiene que haber alguien a quién conozcamos.


-Lo siento, Sam-le dijo Steve, dirigiéndole una pequeña sonrisa de''lo siento, amigo'' mientras se sentaba en su lugar habitual en elsuelo, esperando a que Sam encendiera la televisión o pusiera algúnvideojuego.-Creo que al único famoso que vi fue a un tipo que estabaen un ring, machacando a un tío, pero no logro recordar de qué mesuena.


-¿Un ring?- repitió Sam, volviéndose hacía él, dejando a un ladoel tema de las mujeres que deberían estar rondando por el gimnasio.


-Sí.¿Eso te dice algo?


-¡Que es Tony Stark!- comentó Sam, dejándose caer en el sofá,inclinándose hacía él.-Mi padre ya me advirtió que ese ring essuyo y que ni se me ocurriera subir allí arriba.


-¿Stark? ¿El de Industrias Stark? ¿El multimillonario de latecnología?


-Ese mismo- asintió Sam.


Vaya. Aunque el tipo era bastante conocido por todos los juguetitosque sacaba al mercado, Steve nunca había sido de los que prestaranatención a esas cosas. La marca de ese tipo estaba en casi cadapieza tecnológica que podría encontrar, pero, no le había puestoun rostro. Por lo que hablaban de él, de sus conquistas, siemprehabía dado por sentado que era alguna especie de viejo verde, queatacaba a todo aquello que se le ponía a tiro. Pero, por lo quehabía podido ver, era más joven de lo que había creído y seconservaba bien.


-¡Eh! ¡Vuelve, vuelve!- le llamó Sam, chasqueando los dedosdelante de sus ojos.-¿A dónde te habías ido?


-Perdona. Me he puesto a soñar con los ojos abiertos.


-¿Te ha pasado algo con Stark?


-¿Qué? No. No me ha pasado nada con él.


-Bien. Pues procura que siga siendo así. Es el tío más rico de laciudad con diferencia. No te convendría molestarlo en lo másmínimo. Podría destruirte sin apenas parpadear.


Steve lo miró con atención, viendo que Sam hablaba en serio, y sedijo que de verdad iba a tener mucho cuidado en aquel lugar si noquería que lo echaran a la calle, y que, además, evitar meterse enun lío con alguien importante.


...........


La siguiente vez que se atrevió a pisar el lugar ya se habíaasegurado de que Sam no había podido acompañarlo. Este se estabapreparando para ser policía y, a parte de los entrenamientos,también tenía que hacer exámenes. Sam no solo quería ingresar alcuerpo, si no ascender rápido y llegar tan alto como pudiera.


Aún así, eso había hecho que Steve se encontrara de nuevo solo enaquel lugar, contemplando aquella entrada como si bien pudiera acabaren el cielo o en el infierno, dependiendo de su decisión en elmomento.


Tomando aire, diciéndose que estaba teniendo un comportamientoinfantil, se internó en el lugar, encontrando de nuevo al deseguridad tonteando con la chica de recepción.


Ignorando a ambos, pensando que ya no hacía falta que volviera aenseñar el carnet, se dirigió directamente hacía el ascensor,tratando de concentrarse en lo que le había llevado allí y teníaque hacer.


-¡Ey,chico!-lo llamó el de seguridad, cuando ya había pulsado el botónque llamaba al ascensor, haciendo que Steve se volviera hacía estecon cierto temor, pensando que había descubierto algo sobre él.


-El señor Stark ha estado preguntando por tí- le dijo el hombre,sin moverse de la recepción.


-¿Por mí?- repitió Rogers, sintiéndose inquieto.-¿Por qué?


-No lo sé, pero ha querido saber cuanto tiempo has estado viniendoaquí y si lo hacías todos los días.


<<¡Me ha descubierto!>>, fue lo único que sonó en lamente de Steve en ese momento.<<¡Sabe que no debería estaraquí y quiere que me echen!>>.


-Y.....¿no ha dicho nada más?


-No. Tampoco es que sepamos mucho sobre tí.


Steve asintió y se montó en el ascensor en cuanto este llegó,dando por concluida la conversación.


Si aquel hombre había estado preguntando por él, ¿cómo eraposible que no hubiera exigido que lo echaran del lugar sin más?Para alguien de su nivel, eso no debía de suponer ningún problema.


No lograba comprender lo que había ocurrido allí.


Llegando a una de las plantas, encontrándola casi tan vacía comosiempre, se dirigió a los vestuarios, metió su macuto dentro de unataquilla, cogió la llave, la toalla y, en esta ocasión, el Ipod conalgo de su música para poder enseñar la voz mientras se entrenaba.


A parte de ser uno de los dos guitarristas de su grupo, también erael cantante y no podían permitirse que fallara en uno de los pocostrabajos que tenían hasta el momento.


Empezando por el saco, se puso los cascos y comenzó a golpearmientras cantaba por lo bajo, creando una serie entre puñetazos ycanciones, ayudandole aún más a perderse en su propio mundo. Siestaba haciendo las dos cosas al mismo tiempo, el resto del universodesaparecía para él.


O, al menos, lo hacía hasta que alguien le tocó el brazo.


Sobresaltado, se quitó los cascos mientras daba unos pasos atrás,observando a un hombre bajito, que usaba unas amplias gafas que hacíaverse muy pequeños sus ojos negros, que no tendría más edad que supropio padre si aún siguiera vivo. A Steve le resultó familiar,hasta que cayó en la cuenta de que era el presidente de una de lascadenas de alimentación relativamente nuevas del país, pero que seestaban haciendo conocidas con bastante rapidez.


-Cantas bastante bien, chico- le comentó el hombre.


En aquellos momentos, entre el susto y los nervios, no conseguíarecordar su nombre.


-Gracias, señor.


-¿Tienes alguna banda o algo así?- le preguntó este, sacando unatarjeta de presentación y tendiéndosela a Steve, que la estudiócon atención.


-Así es, señor. Tengo un grupo.


-Verás, chico. Tengo una fiesta dentro de una semana para celebrarque ya llevamos 10 años a flote, pero todas las bandas que estabaencontrando o son demasiado anticuados o demasiado modernos. ¿Quéte parecería si tú y tu grupo tocarais allí?


-Bueno.....no sabría decirle. Tendría que hablar con los chicos.


-Oh, vamos. Os pagaría 15000 dólares la noche.


-¡¿Cuánto?!- exclamó Steve, creyendo que no había oído bien.


-Sí, ya sé que a lo mejor es menos de lo que soléis cobrar, peroes solo durante unas horas. Ni siquiera necesitáis llegar a la mismahora que los demás. Llegando antes de medianoche será más quesuficiente.


Entonces, Steve se dió cuenta del error de aquel hombre.


Al oírte cantar y encontrándole allí, se pensaba que él era unmiembro de alguna banda conocida. De ahí esa cantidad de dinero y eltrato tan abierto.


-Verá, señor. Nuestra banda aún no es muy conocida y.....


-No te preocupas por eso- afirmó el tipo con una sonrisa en loslabios y golpeando a Steve en el brazo de nuevo con bastantefamiliaridad.-Una vez que actuéis en mi fiesta, lo seréis.


Steve solo pudo asentir a eso, viendo que el tipo no pensabarendirse.


-Bien. Cuando lleguéis a la fiesta, enseña esa tarjeta a la gentede seguridad y decir que sois los músicos. No os pondrán problemaspara entrar- afirmó el tipo, comenzando a alejarse.


Steve se quedó allí plantado, con la tarjeta en la mano y losauriculares colgando del cuello, olvidados.


¡Dios! Si hubiera sabido que aquello sería tan fácil, se hubieraplantado hace años en la puerta de aquel gimnasio y hubiera estadocantando allí hasta que se hubiera quedado sin voz.


Aún alucinando, se dijo que tendría que llamar a los muchachos loantes posible e informarlos de la noticia. Después de todo, aunqueél fuera el líder de la banda, ya que él los había reunido cuandoiba a la universidad, tenía que consultar con ellos sobre loocurrido, si querían tocar. Aunque..... solo con mencionarles lo queiban a cobrar, ya sabía que iba a decir que sí.


Siguió con su entrenamiento solo para calmar los nervios, sin poderborrar la sonrisa que se había formado en su cara ante aquel golpede buena suerte, sin creerse lo fácil que había sido todo aquello.Y, tras una sesión de machaque, donde también levantó pesas ytrabajó con las máquinas, hasta usando las cintas de correr, seencaminó hacía los vestuarios, se dio una ducha de agua fría, secambió y se dirigió de nuevo hacía el ascensor.


Aún tenía la sonrisa pintada en la cara cuando la puerta se abrióy se encontró cara a cara con Tony Stark, notando como esta lequedaba congelada en los labios mientras el multimillonario salia,pareciendo que lo reconocía.


Antesde arriesgarse a tener un problema con este, Steve saltó dentro delascensor y se marchó, tratando de evitar problemas.


Si el señor Stark le preguntaba quién era y qué hacía allí, noiba a poder mentir. Le diría quién era y como había conseguidoentrar allí, metiendo al padre de Sam en un lío.


Era mejor huir mientras pudiera.


Por su parte, Tony pareció desconcertado al ver la reacción quetuvo el joven al verle a él.


A pesar de encontrarse sonriendo mientras se abrían las puertas delascensor, cuando lo había visto, la sonrisa había quedadocongelada, como si hubiera viendo al mismísimo demonio.


-¿Qué demonios has oído de mí?- comentó Tony, observando laspuertas cerradas del ascensor.


-¿Habla del chico?- le preguntó Happy.


-¿Con cuanta gente acabamos de cruzarnos?- le espetó Stark a suvez.


-Bueno.....es posible que esté así porque pregunté por él aquí yse lo hayan dicho.


-¡¿Qué?!- exclamó Tony.-¡¿Por qué has hecho eso?!


-Señor, pareció sentir curiosidad por él, así que quiseinformarme un poco.


-Así que ahora el chico piensa que soy una especie de acosador- sequejó Tony, colocando las manos sobre las caderas, disgustado.


-¿Quiere saber lo que he averiguado?- le preguntó Happy.


Este estaba tan acostumbrado a los arrebatos de ira de Tony que nisiquiera se sorprendía cuando los tenía. Ya había comprobado quesu jefe tenía bruscos cambios de humor y que era mejor que él solose tranquilizara y no insistiera en el tema que le había molestado.


Tony, por su parte, echando un vistazo a Happy, acabó asintiendo.


Después de todo, ya que el chico se pensaba que era un acosador, almenos que contara con la información que le había hecho ganarse esetitulo a sus ojos.


-Al parecer, este es el segundo día que viene. No ha hablado connadie ni le ha dicho a nadie a qué se dedica. Si está aquí graciasal dinero de algún padre rico, tampoco a alardeado sobre ello.


-Osea, que a parte de no saber de donde sale, no sabes nada de él-comentó Tony, haciendo que este, reflexionando sobre ello, acabarapor asentir.-Genial, Happy. Me has creado mala fama para nada.


-Lo lamento. No sabía que el de seguridad se lo iba a decir.


Pero Tony ignoró todo lo que Happy empezó a decirle a partir deaquel punto, oyendo de manera lejana, casi como si fuera alguna clasede zumbido, como este se disculpaba y aseguraba que tendría másinformación del chico conforme pasara el tiempo y se le viera máspor el lugar. Después de todo, los expedientes de los clientes dellugar eran privados incluso entre ellos mismos, así que seríainútil exigirle el suyo al director del lugar.


Lo único en lo que pudo pensar Tony, mientras Happy seguíahablando, era en porqué este tenía aquella sonrisa deslumbrante ensus labios mientras se abrían las puertas del ascensor, notando comosi aquella imagen se hubiera quedado grabada detrás de sus párpados.


El chico era de por sí atractivo, pero, ¡Dios!, cuando sonreíapodía derretir glaciales. ¿Qué se sentiría si le dirigiera unasonrisa como esa directamente a él, mirándole a los ojos? ¿Seriacomo ver salir el sol detrás de las nubes? Le gustaría descubrirlo.Pero, cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando, se dirigiódirectamente hacía el ring, con Happy caminando tras él, como erasu costumbre.


Era cierto que el chico era impresionante, más de lo que solía veren la belleza masculina que lo rodeaba, pero, ¿desde cuando teníapensamientos tan cursis sobre la sonrisa de alguien?


Tenía demasiado trabajo. De eso debía de tratarse. Al estar tansumergido en trabajo en aquellos momentos, no había podido salir adivertirse tanto como desearía, permaneciendo casi un mes sinllevarse a nadie en la cama. Y hacer algo con su asistenta en laoficina quedaba totalmente fuera de las opciones que tenía.


Pepper le cortaría sus atributos y se los podría delante en unabandeja de plata si intentaba hacer algo con ella en el lugar detrabajo. Aunque creía que se ofendería más por el hecho de quefuera en la oficina más que por el hecho de que se fijara en ellacomo una mujer de verdad.


Pepper Potts tenía más carácter que 10 sargentos del ejercito y,aunque para todo el mundo solo era la mera asistente del señorStark, era la que de verdad llevaba la empresa y la mantenía aflote.


Si fuera por Tony, se encerraría en su taller, creando sus queridosjuguetes y le importaría muy poco lo que ocurriera con IndustriasStark.


Tras el accidente de coche de sus padres, Tony había heredado másdinero de lo que podría gastar en una vida y trataba de hacer todolo que quería en cada situación para que, llegado el momento, noechara la vista atrás y se arrepintiera de no haber hecho algocuando había tenido la ocasión.


Por eso, en cierto modo, le molestaba que el joven le rehuyera de esemodo cuando le había llamado tanto la atención, haciéndole sentircomo si fuera alguna clase de apestado o algo similar. No recordabahaber pasado muchas veces en su vida por una sensación como esa ysolo hacía que su interés por él creciera, sin que pudiera hacernada para evitarlo. Quería volver a ver a aquel chico, tenía quehablar con él. Ver si tenía posibilidades o este se cerraba porbanda ante cualquier insinuación de ellos dos en una cama. Le haríadesaparecer esa expresión de su cara de un modo u otro.


-¿Estás aquí?- le preguntó Happy, ya que los dos ya habíansubido al ring, viendo como Tony se estaba poniendo los guantes deboxeo de manera distraída, con la mente en otra parte, mirando algúnpunto del suelo del lugar.


Este volvió la cabeza hacía él en aquel momento, tratando decentrarse de nuevo, parpadeando varias veces para volver al allí yahora.


-¿Te has enterado de como se llama?


-¿De cómo se llama quién?- le preguntó Happy a su vez.


El guardaespaldas ya había dejado el tema del joven a un lado desdehacía un buen rato y, en aquellos momentos, solo había tratado deconcentrarse en que su jefe no le metiera una nueva paliza allíarriba. No quedaba muy bien que el jefe fuera más fuerte que elguardaespaldas, a pesar de que llevaban trabajando juntos muchosaños.


-¿Quién va a ser? El chico por el que has preguntado- le dijo Tony,exasperado.


Le caía bien Happy, pero este se dispersaba demasiado rápido.


-¡Oh, sí! Se llama Steve Rogers, pero ni por el nombre ni por elapellido he conseguido averiguar a qué familia importante podríapertenecer. A lo mejor, su fortuna es relativamente nueva y por esoaún no se sabe nada de él- comentó el guardaespaldas.


Pero Tony no estuvo tan seguro de eso.


Interiormente, apuntó el nombre de Steve Rogers, tratando deaveriguar si tenía alguna relación con los círculos en los que semovía, pero, en aquellos momentos, con Happy insistiéndole en quedebían centrarse en pelear y olvidar todo lo demás, que seríacompletamente innecesario, se concentró en darle la tan deseadapaliza, sabiendo que, más antes que después, volvería aencontrarse con ese chico, ya fuera en el propio gimnasio o encualquier otro lugar.


Y, cuando eso pasara, no pensaba dejarle escapar tan fácilmente.


Findel capitulo 2


Aquípodemos ver claramente que lo que uno piensa y los demás creenpueden ser cosas muy diferentes. Una pequeña critica a esta sociedadque nos obliga a preocuparnos por nuestra propia apariencia, por sidesentona. Y, ¿por qué no decirlo?, un guiño a la historia de unaamiga, que no sabe crear muy bien los conflictos y que algo tan nimiocomo esto, ella lo alarga hasta dos libros antes de que pase algoentre los protagonistas.


Peroyo no os voy a hacer sufrir tanto. Lo más seguro es que en elsiguiente capitulo ya veamos un encuentro cara a cara, sin que Stevecorra a refugiarse a ninguna parte. Estos dos van a tener que empezara hablar para que la cosa avance. Ya me ocuparé yo de eso.


Porcierto, por si pensáis preguntarlo, ya lo menciono yo aquí. En unprincipio, no sabía si iba a sacar a Bucky y, cuando lo saque, noserá como rival amoroso de Tony. No me gustan mucho los triángulosamorosos, pero, depende de como vaya haciendo la historia, veré sime pide que lo saque o no. Sinceramente, el personaje de Bucky megustaba más antes de ser el soldado de invierno que después, asíque, aquí, como no lo va a ser, supongo que tendré más libertadpara hablar del Bucky que me pareció que era antes de tantos lavadosde cerebro. Gracias a roccio, una conocida de twitter de un grupo destony, me dio la idea para sacarlo como pareja de Sam, lo cual meencantó cuando empezó a formarse en mi cabeza la idea sobre ellosdos.


Todoslos que hemos visto Civil War hemos tenido que notar esas vibracionesque hay entre Sam y Bucky, esa tontería que hay entre los dos cuandodiscuten. No sé. Me parecieron muy tiernos y esta historia puededarme la oportunidad de hablar de ellos como quiero. Estas películasde Marvel no paran de meternos parejas de superhéroes, pero ya no sési lo hacen a propósito o es algo que les sale solo.


Porcierto....eso de que le frían tantas veces el cerebro a Bucky, a lalarga, eso tiene que ser malo, ¿verdad?. Digo. Tanto borrar yreiniciar tiene que hacer que, a la larga, tenga lagunas de memoriade cosas que sí debería recordar o algo así, ¿no? Todotratamiento a largo plazo, aplicado tantas veces, tiene que tenerconsecuencias. Y más con un órgano tan delicado como es el cerebrohumano.


Perodejaré de desvariar y me pondré con el siguiente capitulo. Comosiempre os digo, manteneos sanos y nos seguimos leyendo.

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