Capitulo 18


Buenas a todas laspersonitas que aún me seguís. En este día nublado que estáhaciendo en España, con tormentas, tengo unas ganas terribles detirarme en un sofá y ponerme a ver pelis de miedo con un chocolatitoo algo. Pero como mi madre gobierna la tele y está demasiadoconcentrada viendo sus programas cutres de cotilleos, que a mi mematan, me he dicho que voy a seguir con el interesante capitulo en elque nos tenemos que adentrar.


Como un regalitoespecial (y porque el Viernes no voy a estar en casa para poderhablar con vosotros, ya que tengo comida con amigos y eso significavolver a la hora de la cena a casa) os subo este iiiiiiiinteresantecapitulo, que seguro que muchos habéis estado esperando conbastantes ganas.


Sí, amigos míos.Todos recordamos como se quedó el capitulo anterior, como Steve fuea la Torre Stark y le plantó un beso al gran Tony así, de gratis,dejando a este desconcertado y encendido. Creo que uso demasiado lapalabra desconcertado. Tengo que usar más sinónimos.


Pero Tony nunca ha sidode los hombres que se han quedado quietos ante un desafío. Porqueese beso de Steve ha sido para él un desafío para sus sentidos,para su autocontrol y para mantener la paz en su mundo interior.Veamos como acaba la cosa.


Disfrutadlo>///////////<


CAPITULO 18


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Seguramente, no sería de ese modo como se habría imaginado queacabaran pasando las cosas, pero así eran como habían acabadoresultando.


O eso, al menos, fue lo que se dijo Tony mientras mantenía aSteve inclinado hacia él, sujetándole con una mano por la nuca,besándole, dejando salir lo que llevaba conteniendo desde la ultimavez que le habia besado.


Steve, tal vez demasiado sorprendido o demasiado perdido en elmomento, no trató de apartarse ni alejarlo. Simplemente, cuando lalengua de Tony fue en busca de la suya, respondió, sin poner ningúnimpedimento.


Su respiración pareció volverse acorde, así como el latido desus corazones mientras Steve alzaba una mano y la colocaba sobre elrostro de Tony, como si tuviera las mismas pocas ganas de que seapartara que él mismo.


Ninguno supo decir quién lo hizo primero, pero, en el silenciode aquel inmenso apartamento aislado, el sonido de los jadeos deambos, ese claro sonido de necesidad, empezó a hacerse cada vez másalto y más claro, como una llamada que ninguno de los dos podiacontener y que no les importó liberal en aquellos momentos.


Para cuando se dieron cuenta de que estaban llegando demasiadolejos tan rápido, de que el beso se hacía demasiado profundo,demasiado intenso, ambos se separaron brevemente, mirándose,seguramente esperando que el otro dijera algo en contra de aquello,que le pusiera fin de algún modo.


Ninguno lo hizo.


-Tal vez.....deberíamos ir a otra parte de la casa- murmuróTony, apenas reconociendo su voz como suya.


-¿Deberíamos?- comentó Steve a su vez, en apenas un susurro,como si no quisiera que nadie más que él le escuchara.


Aquelloestaba siendo demasiado intimo, demasiado....¿cómo decirlo? Apenaspodia recordar como habia llegado allí o porqué. Lo único quesabia en aquellos momentos era que, para bien o para mal, estaba allíy parecía que no se iba a ir a ninguna parte. A no ser que Tony leechara de su casa. Y no tenia pinta de que eso fuera a pasar.


-Deberíamos- afirmó Tony, tomando su mano y no perdiendo tiempode conducirlo hacia el dormitorio.


Al suyo, concretamente, ya que aquel lugar tenia unos cuantoscuartos disponibles.


Antes de que Steve cerrara la puerta del dormitorio, a pesar deencontrarse a solas en el apartamento, ya tenia a Tony sobre él denuevo, tomando su cara y volviendo a apoderarse de sus labios.


Lo que fuera que habia encendido en él, quedaba claro que no seiba a apagar así como así.


Lo que fuera que se habia desatado, parecía ser imparable. Losuficiente como para que ninguno de los dos perdiera tiempo enpalabras, tratando de explicar lo que pasaba allí, y simplemente sedejaron llevar por aquella ola.


¿Tal vez, en una pequeña parte de Steve, sabia que las cosasacabarían así? ¿Que, si llegaba hasta allí, lo que fuera queencendiera, ya no podría apagarse? Si en el fondo lo sabia o no, nosupo decirlo, pero, lo que sí que sabia era que, con Tony pegado aél, encendiendo todo su cuerpo, desde luego, no podia arrepentirsede haberlo hecho. O, al menos, no en ese momento.


Tony, por su parte, lo único que parecía capaz de hacer eratratar de pegarse a él, a su cuerpo. Tener por fin lo que se habiaestado negando durante demasiado tiempo.


Cada vez que sus labios entraban en contacto, volvía a sentiresa sensación electrizante, como si una honda se extendiera por sucuerpo, abrasándolo todo a su paso, encendiendo todo lo que teniaque ser encendido y desconectando la parte racional de su cerebro,esa parte que le decía que, a lo mejor, hacer con él algo comoaquello, cuando tenían negocios entre manos, podría ser un error.


Besó con más ansias aquellos labios, tratando de perderse tantoen ellos que no pudiera pensar realmente, que se olvidara hasta de sunombre. Y, cuando notó como Steve respondía con la misma fuerza albeso, notó que todo su cuerpo se estremecía.


O el tío era el mejor besador que habia probado nunca o Starknecesitaba demasiado aquello.


Con un jadeo, Tony se hizo hacia atrás, notando como Steve seinclinaba hacia él, como queriendo no romper el contacto,siguiéndole.


Aquello llevó una sonrisa al rostro de Tony, ya que era unsímbolo de victoria. Del mismo modo que Stark no quería parar,Rogers parecía sentir lo mismo.


-Tranquilo, tigre- le dijo, con una sonrisa de medio lado en elrostro.-Solo voy a quitarme la ropa.


Steve asintió, también dirigiéndole una pequeña sonrisa,aunque, en su caso, fue más bien una sonrisa de vergüenza.


Había sido demasiado agresivo. Tanto que Tony habia tenido quepararlo.


Sin embargo, todo pensamiento que vino después de eso se esfumócuando vio como este empezaba a sacarse la ropa.


Tiró de su corbata de aquella brusca manera suya, como si leahogara, del mismo modo que habia hecho cuando le habia llamado a laTorre y que le habia parecido tan condenadamente sexy, incluso aunqueno se hubiera atrevido a admitirlo entonces.


Pero, más que entonces, sabiendo que solo podia mirar de lejos,en aquella ocasión, sabiendo que este iba a desnudarse por completo,de quedar ante él, logró que su garganta se secara y no pudieraquitarle los ojos de encima mientras este se quitaba la chaqueta y lacamisa.


Para cuando los zapatos volaron, Tony volvió la cabeza hacia él.


-¿Tú no piensas desnudarte? ¿Eres de esos raritos que te gustahacerlo con la ropa puesta?


En el acto, Steve se puso a quitarse la ropa, sintiéndose unpoco idiota, pero Tony le detuvo colocando sus manos sobre las suyas,sonriendo más ampliamente.


-Tranquilo. Si no quieres hacerlo tú, puedo hacerlo yo por ti.


¿Por qué aquella idea habia sonado tan condenadamente sexy?Porque lo era. La idea de que Tony Stark le desnudara hacia que Steveesperara con expectación. Además, de ese modo tampoco tenia quequitarle los ojos de encima mientras acababa de desvestirse.


Finalmente, el multimillonario quedo solo con unos bóxer negrosante él, indicándole que estaba completamente metido en lasituación solo echando un vistazo a su cadera y lo que habia másallá.


-¿Por qué no te has desvestido del todo?- le preguntó Rogers,dando unos pasos hacia él, viendo que habia acabado su tarea.


-No esperes que yo haga todo el trabajo por ti, grandullón- lesoltó Tony.


Pero, cuando este le colocó las manos contra su pecho, Stevesolo pudo cerrar los ojos por un momento, no pudiendo evitardisfrutar de la sensación de contacto, abriendo los ojos pocodespués para ver como este le desvestía.


Que su camiseta volara fue la parte más fácil. Solo tuvo queelevar los brazos y dejar que Tony se encargara de ello.


Sin embargo, tras dejar su pecho al descubierto, elmultimillonario paseó sus manos por aquella porción de piel libre,remoloneando en sus caricias, haciendo que Steve se viera obligado amorderse el labio inferior para no gritarle que dejara de torturarlode una buena vez.


Aquellas manos jugaron con él como quisieron, no dejando ni unaparte de su pecho sin explorar. Había acariciado cada parte, cadahueso que se marcaba contra la piel, cada pulgada que le había hechotemblar.


Steve no sabia que unas simples caricias podían llegar asentirse de ese modo, no como si le estuvieran acariciando por dentrode su propia piel.


Para cuando Tony llegó a su cintura y al cierre de sus vaqueros,Rogers no podia controlar los temblores que invadían su cuerpo, soloconcentrando la vista, como estaba haciendo Tony en aquellosmomentos, en aquel botón que se interponía entre ellos.


Stark alzó un momento los ojos hacia él, seguramentepreguntándose, por un instante, si este acabaría arrepintiéndosede aquello.


Pero Steve alzó los ojos hacia él al mismo tiempo, sus miradasse cruzaron y Rogers entrecerró sus ojos, entreabriendo los labios,dejando patente su necesidad.


De acuerdo. Aquello era lo que habia. Ya no más marcha atrás,no más pensar en lo que podría pasar.


Tony abrió el cierre y dejó que los pantalones resbalaran porlas piernas de este hasta el suelo, donde Steve los pateó a un ladopara que no estorbaran.


Tony alzó la cabeza, seguramente pensando en decir algoingenioso que le quitara hierro a aquella situación, pero Stevecogió su cara entre aquellas amplias manos que poseía y tododesapareció. El mundo entero se esfumó de golpe en sus labios.


Tony se enderezó, tratando de presionar sus labios aun máscontra los suyos, buscando aun más contacto, aferrándose a aquellaespalda, pegándose a su pecho.


Ya no habia nada entre ellos. Solo la cárcel de su propia piel,contra lo que no podían luchar.


Rogers avanzó, llevando a Tony con él, hasta que el moreno diocon sus piernas contra la cama y cayó, arrastrando a Steve con él.


Tal vez, en otro momento, en otras circunstancias, esa caída leshabría hecho gracia a alguno de los dos, pero, en aquellos momentos,estaban demasiado perdidos en los labios del otro como parapreocuparse por estupideces.


Steve trató de acomodarse lo mejor posible, intentando noaplastar a Tony con su peso, pero este se aferró a su espalda,clavando los dedos en su piel, y supo que este no quería que sefuera a ninguna parte.


Cuando se quedaron sin aliento, cuando parecía imposibleperderse aun más en los labios del otro, se miraron el uno al otroun instante, sin saber que decir, qué palabras usar en esosmomentos. Pero Tony volvió a sujetar su nuca y arrastrarlo hacia élmientras arqueaba su cuerpo contra el suyo.


Sus caderas empezaron a moverse, meciéndose el uno contra elotro, pero aun habia una prenda concreta que se interponía entreellos.


-Tengo que encargarme de eso- comentó Tony, sin apenas aire comopara hablar, bajando la vista hacia la ropa interior de ambos.


-Eso no es difícil- afirmó Steve.


Y, como si nada, el rubio tiró de la prenda de Stark, bajándolapor su cuerpo hasta que esta ya no fue un problema, haciendo algoparecido con la suya propia.


Tony se rió de aquel impulso salvaje que parecía haber poseídoa este, pero cuando Rogers llevó su mano a la cintura de este,acariciándolo, bajando lentamente por su piel hacia un destinoconcreto que ambos conocían, Tony no pudo evitar sisear y encorvarseen la cama, viendo que Steve sonrisa al verlo.


-¿A qué viene esa sonrisilla?- le soltó el moreno, algoavergonzando por la situación.


Normalmente, era él el que llevaba el control de aquellas cosas.Aquella nueva dinámica le molestaba.


-¿Tampoco puedo sonreír?- le soltó Steve a su vez.


-No si esa sonrisa es porque te estas burlando de mí.


-Oh. Te garantizo que no me estoy burlando de ti- afirmó este.


Pero, aunque sus palabras pudieran sonar calmadas, su mano seguíaen su cadera y bajando, haciendo que Tony volviera a sisear.


-Maldito chulo- jadeó Tony.


Pero, a aquello, Steve no contestó nada y solo sonrió, tomandoa este en su mano.


Era extraño la facilidad con la que habia tomado el control dela situación cuando nunca antes habia estado en algo parecido.¿Seria el instinto? ¿Qué con Tony parecía sencillo,lo.....natural?


No supo decirlo ni quiso ponerse a pensar en ello en esosmomentos.


Desde luego, no era el lugar ni el tiempo para ello.


Vio como Tony apretaba la cabeza contra la almohada ante suscaricias, cerrando los ojos con fuerza, tratando de controlar losgemidos que habían empezado a subir a su garganta.


A Steve le hubiera gustado oírle, ver todo lo que aquel momentopodía ofrecerle, ver todo lo que habia sucedido antes de decidirse air a la Torre y que le habia llevado allí.


Solo por instinto, tratando de que este se soltara, dejara decontenerse de aquel modo, mordió su oido y bajó haciendo lo mismopor su cuello, tratando de que dejara de contener la voz, de que lediera todo lo que podían compartir.


El propio Steve estaba jadeando abiertamente, sin poder evitarlo,mientras realizaba aquella tarea, bajando la vista hacia su mano, queestaba sobre Tony, trabajando sobre él, aun sin creerse querealmente aquello estaba teniendo lugar.


-Steve- siseó Tony, como advertencia.


Parecía incapaz de soportar aquel ataque. Al menos, no durantemucho tiempo.


Se arqueó de nuevo contra el rubio, sintiendo como si lecorriera fuego liquido por las venas, necesitando que algo loapagara, que alguien le socorriera de una vez antes de que su cuerpoquedara convertido en cenizas. Y el único que podia hacer aquelloera Rogers. ¿Por qué no le ayudaba? ¿Por qué solo se encargaba detorturarlo aun más?


Sin saber que más hacer, abrió los ojos, viendo como esteestudiaba su cuerpo, con sus propios ojos azules entrecerrados y lasmejillas teñidas por la excitación.


Tony no pudo contenerse y se inclinó hacia él para morderle lamejilla. No muy fuerte, pero si lo suficiente como para que Stevevolviera la cabeza hacia él, viendo como la propia piel de Stark sehabia oscurecido por la pasión del momento y estaba allí,expectante, esperando a que hiciera algo más.


Volvieron a besarse, ya sin saber quién estaba devorando a quiéno como si ello ya no importara, sumergiéndose el uno en el otro,gimiendo, jadeando.


No habia aire en el mundo que pudiera llenar sus pulmones y lasmanos de Tony clavándose en la espalda de Steve amenazaban conarrancarle la piel si no le daba aquello que habia estado esperando,aquello que habia deseado y que habia estado reprimiendo.


Rogers se posicionó entre sus piernas cuando este las abriópara él, creando una cuna para su cuerpo, y gimió contra la boca deTony cuando hizo el primer intento de entrar en él.


La sensación era.....no podia describirlo. La sangre se le subióa la cabeza. O directamente le desapareció del cuerpo. No sabríaasegurarlo. Lo que sabia era que se desataría el maldito infierno encuanto pudiera entrar en Tony y ya no habría marcha atrás.Literalmente.


Stark jadeó también y sus dedos se clavaron aun más en supiel, del mismo modo que sus piernas lo envolvieron, como si quisieramás de aquella sensación, como si quisiera que rompiera contra élla ola más grande del mundo.


Steve tembló sin poder controlarse, tratando de apoyarse en susbrazos, mientras volvía a hacer un intento de entrar en él.


Cuando sintió que su cuerpo cedía mínimamente, estuvo a puntode gritar. Y, de manera consciente o no, empezó a mecerse contra éluna y otra vez, atormentando a Tony, pues ninguna de esas vecesacababa entrando en él del todo.


Tony agitó la cabeza contra la almohada, deseando abofetear aeste. Y, al mismo tiempo, deseaba tumbarlo boca arriba en la cama ymontarlo como si fuera un maldito jinete.


Sonaría brutal, desde luego nada sensual, pero era la crudarealidad. Y lo acabaría haciendo si Steve no avanzaba ya.


Pareció olvidar que el chico no tenia ni la más mínimaexperiencia en situaciones como aquella. Y, si lo recordó, le diopor completo igual.


Arrastró a este hasta su boca, buscando su lengua con la suya,mostrandole lo que quería que hiciera, haciendo que Rogers jadearaen su interior.


Y, por fin, como si hubiera comprendido qué era lo que tenia quehacer, se hundió en Tony, haciendo que este se arqueara en la camade nuevo, dejándolo sin aire, llenándolo por completo.


El multimillonario jadeó, temblando, aferrándose a Stevemientras este también parecía gemir contra él, perdido en lasensación.


Notaba como el cuerpo y el calor de Stark lo envolvía y lo manteníaprisionero a él. Y, como respuesta, lo único que podia hacer Stevea su vez era tratar de mantenerse inmóvil unos instantes, tratandode que aquel cuerpo no lo hiciera explotar en mil pedazos.


Sin embargo, cuando sintió que volvía a estar controlado, quepodia seguir entero, empezó a retirarse.


Al principio fue de manera lenta, sintiendo como el cuerpo de Tony seresistía a su marcha. Y la sensación hizo que algo dentro de él serompiera.


Ya fuera su control o su raciocinio, algo desapareció y, cegadopor las sensaciones, comenzó un vaivén sin tregua en su cuerpo,apretando el colchón bajo sus manos, entrando y saliendo de Tony consonoros jadeos, viendo como el pecho de Tony subía y bajaba conurgencia, viendo como este parecía sorprendido por aquello, buscandoaire.


-Más.....más lento- pidió Stark.


O más bien rogó, notando como este lo estaba llevándolobrutalmente rápido hacía su final, como si fuera un adolescente sinexperiencia alguna. Pero fue inútil. No hubo piedad ninguna. Steveno pareció escucharlo y él solo pudo gemir, sintiendo que perdíael control sobre su propio cuerpo, temblando contra el gigante rubio.


Diera donde diera dentro de él, lo alejaba de la realidad, lollevaba a un lugar donde parecía que nunca habia estado y lo únicoque podia hacer Tony era aferrarse a él mientras tanto, notando comouna liberación corría hacia él con una fuerza imparable.


-¡Steve!-gritó cuando sintió que no podia hacer nada paradetener aquel embate.


Y, como si este hubiera estado esperando eso, se dejó ir coneste, aun meciendo sus caderas contra él, bajando la cabeza ybesando a Tony, gimiendo ambos mientras el mundo que habiadesaparecido se rompía en mil pedazos a su alrededor.


Sus corazones parecieron dejar de latir durante unos instantes,solo para latir el doble de rápido segundos después, ambosjadeando, buscando aire, aliento, incluso aunque fuera en los labiosdel otro.


Para entonces, Tony se dió cuenta de que tenia los dedosclavados en la espalda de Steve y, no sin esfuerzo, lo soltó y estealzó la cabeza, apoyada en la almohada como la habia dejado cuandoaquella honda de energía habia roto entre ellos.


Se contemplaron el uno al otro sin saber qué decir, sin saberexplicar qué era lo que habia ocurrido allí, lo que se habiadesatado y parecía imposible volver a meter en la caja. Pero tambiensintieron que no era necesario ponerse a hablar de ello en eseinstante.


Steve se hizo a un lado, recostándose junto a Tony, aunmirándose el uno al otro. Y así permanecieron, sin necesidad deromper el silencio, como si hubieran descubierto un secreto en losbrazos de su compañero y no quisieran compartir este con nadie. Y,desde luego, no iban a obligarse a revelarlo.


Findel capitulo 18


¿Qué?¿Ya estáis contentos? Creo que llevabais esperando esto unos 18capítulos, ¿no es así? Porque, yo, desde luego, llevaba muchotiempo esperando poder escribir este capitulo, este instante, elprimer encuentro realmente intimo entre Tony y Steve. Ya sabéis. Mimusa no es muy dada a complacerme y, si ha podido alargar las cosaspara que pasen lo más tarde posible, seguramente lo habrá hecho.


¿Quéos ha parecido? Ya había habido gente que me había pedido que fueraSteve el que le diera a Tony. Así que he decidido daros un pequeñogusto a los que les guste de esa manera porque, a mi, después deescribir la historia anterior, ya me da un poco igual quién le dé aquién. Me he acostumbrado a ambas formas, así que...... Pero quierodeciros que, lo más seguro, es que Tony también le dé a Steve enalgún momento. Me gusta que la relación de estos dos sea cambiante,por no encontrar una palabra mejor.


Ytambién os he dejado todo un capitulo con ellos solos. Mi musaquería dividir el capitulo en dos y daros el resto en otro momento,así que podéis dar las gracias.


Demomento, no tengo nada más que añadir, excepto que espero vuestrasopiniones de este capitulo, a ver qué os ha parecido y, comosiempre, me despido de todos vosotros deseándoos que os mantengáissanos y nos seguimos leyendo en el siguiente capitulo. Y, paraaquellos que estéis ya en las vacaciones de Navidad como yo, FelicesFiestas. Hasta la próxima vez, cuidaos. Bye.

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