Capitulo 12


Buenas a todas esaspersonitas que aún seguís por aquí. Si habéis llegado hasta elcapitulo 12 y aún me aguantáis, os merecéis una medalla o algo.Cuando reviso los capítulos y veo los comentarios que os dejo, yomisma pienso que os estoy soltando un rollazo del quince y que tenéisque estar hasta el cuerno de mí.


En fin. Si, aún apesar de todo, seguís ahí, es que tenéis una paciencia infinita,os habéis acostumbrado a como soy o que os gustan demasiado mispersonajes como para dejar de leer. O a lo mejor es por mi, que enrealidad soy un amor y no me doy cuenta. Noooo. Es broma. No soy deesas que les gusta echarse flores como si no tuviera abuela.


Como en estos momentosno tengo nada más que añadir (aunque estoy segura de que se meocurrirá algo que comentar para el final del capitulo) os dejo conel fanfic y ya hablamos después, ¿ok?


A disfrutad de estecapi que inicia con Sam y Bucky. Recordamos como terminaron estos dosen capítulos anteriores, ¿verdad?


CAPITULO 12


...................


Tras la incomoda conversación que habían tenido de vuelta a casadesde la de Steve, Bucky desaparecía a menudo de casa de los Wilsonsin decir nada a nadie, normalmente marchándose antes de que Sam selevantara por las mañanas y volviendo por la noche, antes de quellegaran los padres de este de trabajar y preguntaran algo al notarsu ausencia.


En cierta forma, debería sentirse aliviado por esa nueva actitudque habia adquirido Bucky. Eso le permitía a Sam tener las horas deestudio que se habia quejado que no habia tenido desde que este habiallegado a casa. Sin Bucky por allí, pidiendo que le alimentara oqueriendo tener conversaciones con él, Sam volvía a tener todo eltiempo que había deseado para centrarse en sus libros y retomar eltiempo perdido.


Sin embargo, el hecho de que este hubiera cambiado sucomportamiento por su culpa, debido a lo que le habia dicho, a esasestúpidas palabras que habían salido de su boca antes incluso deque pudiera pensar seriamente en ellas, era lo que no le permitíatener paz, lo que le hacía estar pendiente de el reloj en todomomento, preguntándose cuando este pensaba volver a casa o donde semetía durante esas horas que pasaba fuera.


También lo maldijo por ello.


¿Tenía que torturarlo incluso cuando no estaba? ¿Qué demoniosle habia hecho a su mente para que no pudiera evitar estar preocupadopor él hasta que lo veía entrar por la puerta, haciendo que tuvierauna sensación opresiva en el pecho hasta ese momento, como si, alverle al parecer, alguien le quitara una losa de encima, que nisiquiera había notado que llevaba? ¿Quería que sufriera algúntipo de ataque o algo por el estilo?


Sin embargo, incluso cuando tenia intención de echarle la mayorbronca que hubiera tenido Bucky en su vida en cuanto cruzara lapuerta, tras desaparecer de ese modo por primera vez, luego recordabalo que le habia dicho, como este había seguido andando, por delantede él, sin volver a abrir la boca en toda la noche, yéndose a lacama tan pronto como acabó de cenar, con lo que no tenia ningúnderecho a recriminarle nada.


Habíasido su madre la que le habia permitido quedarse en la casa y,teniendo en cuenta que siempre regresaba antes que ella volviera, nohabia nadie que pudiera recriminarle sus entradas y salidas.


Aún así, el hecho de que desapareciera le afectaba y no podríaseguir así. O se disculpaba con él o iba a acabar volviéndose locode un modo u otro.


-¿Bucky ha vuelto a irse?- le preguntó su hermana Sarah una mañanade sábado, cuando estaban los dos solos en casa.


-Eso parece- murmuró Sam, centrándose en sus libros.


Como si su hermana no hubiera notado como miraba el reloj antes deentrar.


-¿Te ha pasado algo con él?


-¿A mí? ¿Qué me iba a pasar?


-No sé. Tal vez alguna pelea.


-¿Bucky te ha dicho algo de eso?- le preguntó Sam, volviéndosehacía su hermana.


Esta se sirvió tranquilamente un vaso de agua, ignorándole y soloencogiéndose de hombros.


-Si te ha dicho algo, tienes que decírmelo.


-Así que sí que estáis peleados, ¿verdad?- le dijo Sarah,volviéndose hacía él.


-Tal vez dije algo que no tendría que haber dicho- admitió Sam.


Trató de restar importancia a lo que había dicho volviéndose hacíasus libros, haciendo como que se volvía a concentrar en estos.


-Sam, somos una familia de bocazas que no piensan lo que dicen antesde hablar. Más que nadie deberíaa saber el daño que pueden hacerlas palabras- le dijo esta, sentándose junto a él.


Este solo se pasó una mano por la cabeza, sabiéndolo perfectamente.


-Mira- le dijo Sarah, inclinándose hacía su hermano, en planconfidencial.-¿Qué te parece si le envío un mensaje a Bucky,diciéndole que necesito que vuelva a casa por un momento?


-¿Y tú desde cuando tienes el móvil de Bucky?- le espetó Sam a suvez.


-Desde que empezó a venir aquí con Steve de vez en cuando. Me gustapoder estar en contacto con la gente que vive a mi alrededor.


Aún así, aunque Sarah no tuviera que darle ningún tipo deexplicación, sabiendo que toda su familia parecía adorar a Bucky,incluso Gideon, que era el que menos había tratado, no le hacíamucha gracia que su hermana tuviera información que él no tenía.


Y, a todo esto, ¿por qué no tenía el teléfono de Bucky?


''Porque nunca te has tomado la molestia de pedírselo'', le dijouna voz en su cabeza.


-¿Quieres que le envíe el mensaje o no?- le dijo Sarah, viendo queno respondía.


-S....sí, sí. Enviale el mensaje.


-Bien- afirmó esta, sacando su móvil y poniéndose a teclear.-Peroque sepas que yo he quedado con unas amigas, así que tendréis queresolver esto que sea que haya entre vosotros solos.


-Ya lo sé. No soy ningún niño.


-No serás ningún niño, pero os peleáis como si fuerais pareja.


-¡No digas tonterías!- le soltó Sam.


-Vale, vale- aceptó esta, poniéndose en pie.-Espero que no acabáismatándoos.


-Tú solo no vuelvas muy tarde a casa.


-Por favor, Sam, que no soy una cría.


Y, con esas palabras, la pequeña de los Wilson salió del piso ydejó a este solo, aún sentado en la mesa de la cocina, sin saber siseguir estudiando o guardar las cosas y esperar a que volviera Buckypara hablar con él.


Finalmente se decidió a seguir sentado donde estaba, pendiente delos libros. ¿De qué le serviría que Bucky viera que había estadoesperándolo? Sería absurdo.


Aún así, no se concentró mucho y, mientras giraba un bolígrafoentre sus dedos, se dedicó a pensar qué palabras decirle pararesolver aquel embrollo en el que se había metido sin apenas darsecuenta.


Sarah había tenido razón al decirle que los Wilson abrían la bocasin pensar. Eso mismo era lo que le había metido a él en aquelfollón en primer lugar. ¿Por qué le había dicho eso a Bucky? ¿Porqué le había escupido a la cara que le caía mal? Era cierto que leirritaba sobre manera, pero, ¿lo suficiente para decirle algo que lehiciera daño? Lo dudaba. No podía ser tan mala persona.


Cuando oyó las llaves en la puerta, recordó que su madre, Darlene,le había dado unas llaves de repuesto a Bucky, para que no tuvieraque estar dependiendo de nadie al entrar y salir de la casa, haciendoque Sam, nervioso, solo agachara la cabeza hacía los libros,fingiendo que había estado ocupado estudiando.


Para cuando este entró en el piso, Sam se sentía ridículo pornecesitar una pose.


-Hola- le saludó Bucky cuando entró.


-Hola- le respondió Sam, alzando la cabeza hacía él.


En esa forma se resumían sus conversaciones en los últimos días.Bucky saludaba, él respondía y nada más.


-¿Has visto a tu hermana por aquí?- le preguntó este.


Bueno....ya habían batido un nuevo récord.


-Mi hermana se ha ido. Había quedado con unas amigas.


Este pareció extrañarse de eso.


-Pero....me ha enviado un mensaje para que viniera y......


-Yo le he pedido que le enviara ese mensaje- le dijo Sam,interrumpiéndole mientras se ponía en pie.-Quería hablar contigo.


Eso pareció dejar aún más sorprendido a Bucky.


-¿Tú? ¿Para qué?


-Para empezar, me ha dado cuenta de que no tengo tu número deteléfono.


-Supongo que porque no me lo has pedido.


-Sí, eso mismo me he dicho yo.


Pero, después de eso, se hizo un silencio que ninguno de los dosrompió. Bucky se cruzó de brazos, seguramente esperando algún tipode explicación para aquello. Y Sam no sabía bien por donde empezar.


-Yo....quería pedirte disculpas- le dijo al final, decidiendoempezar por el principio.


-¿Y por qué me tienes que pedir disculpas?- le preguntó Bucky,internándose en el piso.


-Pues.....por lo que te dije cuando volvíamos de casa de Steve.


-¿Eso sobre que te caía mal?


No, estaba claro que a este no se le había olvidado.


-Sí, por eso mismo.


-Parecías bastante sincero cuando me dijiste aquello.


-Estaba irritado. Y, cuando estoy irritado, digo muchas tonterías.


-Así que lo que me estás diciendo es que no creías de verdad loque me estabas diciendo. ¿Es eso?


-Bueno......más o menos- dijo Sam, tratando de explicarse.


En realidad, ni él mismo estaba muy seguro de lo que quería decir.Quería disculparse, pero era cierto también que, durante muchotiempo, Bucky le caía mal. Cada vez que llegaba a la ciudad, Stevese desvivía por pasar con él todo el tiempo posible, ignorando losplanes que ellos dos ya tuvieran hechos.


Sabía que eran muy buenos amigos y que no se veían muy a menudo,pero aquellas cosas había hecho que se levantara una barrerainvisible entre él y la posibilidad de iniciar una amistad con este.


-¿Pensabas lo que me dijiste sí o no?- le preguntó Bucky, frente aél, con la mesa entre ellos.


Sam lo observó con atención, tratando de pensar muy bien lo quedecirle para no volver a meter la pata. Se centró en aquellos ojosazules que lo observaban con atención, tratando de encontrar larespuesta correcta.


-No- le dijo al final, viendo como Bucky parecía relajarse.-Puedeque pensara eso antes, pero ya no.


-Bien. Gracias- le dijo este.-Acepto tus disculpas.


-Genial- le dijo Sam.-¿Y ahora dejarás de entrar y salir sin quesepamos donde andas?


-Espera un momento- le dijo Bucky.-¿Piensas que entro y salgo decasa por lo que me dijiste?


-Bueno.....no me hablas desde entonces.


-Tengo cosas que hacer. No soy tan infantil como para desaparecersolo por lo que me has dicho en un momento de enfado.


Aquello dejó a Sam un poco helado.


-¿Ah, no?


-¡Por supuesto que no!- le dijo Bucky, riéndose.-¿Pensabas que erapor eso? ¿Por eso me has pedido disculpas?


-No, quería pedirte disculpas porque dije algo que no debía, pero,como ví que hacías eso......


-Siempre tengo cosas que hacer cada vez que vengo. Además, tequejabas de que no te dejaba tiempo para estudiar, así que decidísalir temprano para no molestarte y darte las horas de estudio quequerías.


Aquello dejó a Sam aún más desconcertado.


-Así que....¿no estabas molesto conmigo?


-Para nada- afirmó Bucky.


En aquellos momentos, Sam no supo si reírse o mandar la mesa volandoa alguna parte.


Se había pasado días sufriendo, pensando que el cambio decomportamiento por parte de Bucky era por su culpa, por lo que lehaba dicho ese día en el camino.¿Y ahora resultaba que no? ¿Quéeste ni siquiera había estado molesto con él?


-Entonces.....¿por qué cuando volvías por las noches, te acostabasnada más cenar?


-Porque estaba cansado. Para levantarme antes que tú, tenía quemadrugar, así que, para la hora de cenar, lo único en lo que podíapensar era en meterme en la cama- le dijo este sin más.


Sam no pudo evitar coger uno de los bolis que tenía sobre la mesa ylanzárselo a Bucky a la cabeza, haciendo que este se riera mientraslo esquivaba.


-¿Has tratado de atacar a un miembro del ejercito?- le dijo este,con aire juguetón y una sonrisa en los labios.


-He tratado de clavarle un bolígrafo en el ojo a un miembro delejercito- le corrigió Sam, nada contento.


Estaba seguro que Bucky sabía que estaba preocupado, viendo como secomportaba y, a pesar de ello, en vez de explicar que tenía salir,que tenía cosas que hacer, que no era nada que tuviera que ver conél, había decidido callarse y hacerse el loco.


Seguro que se lo había pasado muy bien a su costa.


-Tienes cara de loco ahora mismo- le dijo Bucky.


-Te vas a enterar de lo que es tener cara de loco- le dijo Sam,tratando de ir a por él, rodeando la mesa.


Pero Bucky no era ninguna ancianita y esquivó a este con bastantefacilidad.


-Creo que vas a tener que hacerlo mucho mejor si quieres atraparme-le sugirió este, sonriendo.


Y aquella sonrisa divertida en su cara solo sirvió para que Sam sesintiera aún más furioso.


-Ven aquí, escurridizo mapache.


-¿Por qué me llamas mapache?- le preguntó este, poniendo el sofádel salón entre ellos.


-¿Has visto las ojeras que llevas? Y eres igual de escurridizo queesos animales.


-Entonces tú eres como un pájaro defendiendo su nido. Agresivo y,tal vez, con el cerebro algo pequeño.


-¡Te vas a enterar!- le dijo Sam, saltando el sofá.


Pero, mientras Bucky seguía riéndose, solo tuvo que seguircorriendo por el piso para huir de él.


.......................


En los días sucesivos, Steve y los chicos pasaron por ladiscográfica para practicar, firmaron el contrato con ellos y lesenseñaron las canciones que tenían hechos hasta la fecha, esperandoa que el productor Barton les diera el visto bueno y permitiría queaparecieran en el primer disco que les dijo que empezarían a grabardentro de poco.


Pero, sin embargo, a pesar de estar tomando decisiones importantes ypracticando, Tony no apareció por allí ni una sola vez.


-Vuelves a estar con esa mirada en tu cara- le dijo Rick, mientrasrecogían sus cosas, al finalizar la tarde.-¿A quién esperas?


-¿Cómo sabes que estoy esperando a alguien?- le preguntó Steve asu vez.


Thor y Loki parecía que seguían sin hablarse, así que estos dos yahabían recogido sus cosas lo más rápido que habían podido y sehabían marchado cada uno por caminos distintos.


-Vamos. No me chupo el dedo, S. Dime qué pasa. Bastante problemastenemos con los hermanos como para que tú también empieces a pensaren otras cosas.


-Stark no ha venido ni una sola vez a los ensayos- le acabódiciendo.


-¿Por eso estás así?- le dijo Rick, sorprendido.-Es obvio que untío como él tiene demasiadas cosas que hacer como para estarpendiente de una pequeña banda como la nuestra.


-Pero él fue quién nos dio la oportunidad.


-Y solo con eso ya deberíamos darnos con un canto en los dientes. Hahecho por nosotros más de lo que ha hecho nadie desde que montamosesta banda. No esperes más de él.


Tras esas palabras, Rick le dió un ligero apretón en el hombro ysalió de la cabina de grabación.


Esa noche tenía que trabajar, así que no podía perder el tiempo deexplicarle a su amigo más detalladamente como funcionaba el mundo.


Aunque, en el fondo, Steve pensaba que, si Stark no estaba allí,viendo su actuación, era por el simple hecho de lo que habíaocurrido entre ellos, de aquella conversación en la Torre Stark, delo que este le había confesado.


Tony Stark no podía controlarse a sí mismo si Steve Rogers estabacerca.


Ignoró la ligera vibración que notó por su espalda por pensar enaquello y también salió de la sala de grabación, saludando a losmiembros del equipo de sonido, que lo saludaron a su vez.


Pero, justo antes de salir, se lo pensó mejor y se volvió hacíaellos.


-Oid, chicos- les llamó, haciendo que los dos hombres volvieran lavista hacía él.-¿Sabéis si Stark ha venido por aquí últimamente?


-No, lo siento, tío- le dijo uno.-No tengo ni idea.


-Yo lo he visto esta tarde- le dijo el otro, haciendo que Steve sevolviera hacía él.-Suele venir preguntando como os va. Pero tambiénpara hablar con nuestro jefe. Se empeña en que venga a cantar de vezen cuando.


-¿Tony canta?- preguntó Steve, sorprendido.


-Y bastante bien, además- le dijo el otro chico.


-Algunas de las canciones que está seleccionado el jefe paravosotros, ya las ha cantado él.


Aquello ya era demasiado para la mente de Steve, que intentabaabsolver toda aquella información.


-¿Dónde estaba Stark cuando lo has visto?- le preguntó el chico.


-Estaba por los pasillos. Pero, cuando viene, siempre se mete en elestudio 11. El jefe lo tiene reservado para él.


Steve no necesitó escuchar nada más.


En cuanto tuvo aquella información, salio volando de allí. Inclusocuando no tenía ni idea de donde se encontraba el estudio 11. Lobueno que tenía aquel lugar, sin embargo, era que daba igual lashoras que fueran. Siempre había alguien por el edificio al que poderpreguntarle.


Poco minutos después, ya había llegado a la puerta y, llamando porlo bajo, se asomó al interior.


-¿Qué hacer aquí?- le preguntó Clint.


Pero Steve no pudo responderle. Estaba escuchando la voz que estabasonando por el cuarto en aquellos momentos, esa voz profunda, queparecía llenar todo el espacio.


-¿Ese es Stark?- preguntó, entrando en el cuarto.


No necesitó que nadie le respondiera a esa pregunta mientras seasomaba al cristal que separaba el cuarto con la zona de grabación.


Allí, con los ojos cerrados, concentrado en la canción, comosumergido en su propio mundo, se encontraba Tony Stark, cantando unacanción que a Steve siempre le había gustado y que este parecíahaber mejorado.


-¿Lo estáis grabando?- le preguntó Rogers a los allí presentes.


-Yo siempre grabo- le dijo el productor.-Nunca sabes qué maravillaspueden salir y que no se volverán a repetir.


-Me gustaría tener una copia- le dijo a este.


-No sé yo si el señor Stark le gustaría eso- comentó la chica quese encargaba de la mesa de sonido.


Pero el señor Barton, levantó una mano hacía ella para que nosiguiera hablando, viendo como Steve miraba la figura de Tony, quepermanecía ignorante a lo que estaba ocurriendo allí mientrascantaba.


-Creo que no habrá problemas por hacer una pequeña grabaciónextra- comentó el hombre.


La chica de la mesa lo miró con atención, como si le estuvieradiciendo que recordara de quién era aquel lugar y quién mandabarealmente allí, pero este le hizo un gesto para que hiciera lagrabación adicional.


Por su parte, Steve no pudo ser consciente de aquellas miradas, yaque toda su atención estaba puesta en aquella voz que llegaba hastaél.


Con el modo en el que cantaba Stark, el hecho de que les hubieradicho que eran buenos parecía cobrar aún más importancia. Sialguien con aquella voz los había alagado, estaba claro que habíavisto algo en ellos. Y no pudo evitar sonreír ante esa idea.


Findel capitulo 12


Ainsssss.¿Hay algo más bonito cuando no podemos apartar los ojos de aquelque nos gusta? Es como si el tiempo se detuviera, como si el restodel mundo se desdibujara y lo único claro que hubiera en el universofuera esa persona. Eso es lo que sintió Steve al ver a Tonycantando. Si pensáis que he dicho eso por experiencia propia, puedodecir claramente que nunca me he enamorado. Jamás. A no ser que miamor por los actores que viven en países diferentes a mí cuente.


Quieroque los sentimientos entre estos dos aumenten aún más antes dehacer algo más cercano entre los dos. Me gusta ver como las cosascrecen, se desarrollan poco a poco, como una flor floreciendo, si mepermitís la cursi comparación.


Porotro lado, me encanta la manera que tienen de discutir Bucky y Sam.Hay algo encantador al ver a nuestro Falcon corriendo detrás de elsoldado de invierno para intentar pegarle por haberle tenidopreocupado durante todo ese tiempo. Es un fandom que ha idoaumentando desde Civil War y me alegra ser una de las partífices deque aumente ese fandom.


Creoque tenía algo más que decir al final de este capitulo ( o lo hepensando mientras lo estaba escribiendo, algo sobre Tony y Steve),pero, como no me lo he apuntado, al final se me ha olvidado. Por esotengo la costumbre de apuntarlo todo, porque ahora tengo la sensaciónde que hay algo que se me escapa y no sé que es. En fin. Tendréque aguantarme.


Comosiempre, me despido de vosotros y os digo que os mantengáis sanos ynos seguimos leyendo en el siguiente capitulo. Bye.

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