Capítulo 7
—Soy un asco. Lo peor que existe. —esas palabras no dejaban de salir de mis labios y rondar por mi cabeza desde aquel último día, aquel en el cual había decidido que descubriría la verdad sobre aquella persona, sin embargo... Fue un desastre, jodí todo por completo. Todo por este maldito instinto de Alfa que tanto detesto.
Mi mirada se mantenía fija en el espejo, observaba mi rostro, sintiendo asco de mi mismo. Recordaba lo que había hecho y no comprendía cómo era posible el que yo haya actuado de tal manera, siempre había podido controlarme ante cualquier situación fuese la que sea que se tratase, en especial si de un Omega se trataba. Tengo una gran resistencia a las feromonas por el motivo de que soy un Alfa pura sangre, en otras palabras: un Alfa dominante. Por esa misma razón es que realmente nunca había estado con un Omega, ya que no me parecían nada del otro mundo al no poder percibir sus feromonas, realmente no les tomaba importancia, claro, admito que habían Omegas los cuales conocí que eran realmente atractivos, sin embargo, no al punto de llamar por completo mi atención e ir tras ellos como la mayoría de los demás Alfas lo hacen.
Todas mis parejas habían sido Betas y bueno, Amy había sido la única Alfa con quien había salido, así que jamás había tenido que preocuparme por las feromonas. Nunca creí que llegaría el día que perdería mis sentidos por ellas... Y mucho menos por esa persona.
Abrí el grifo de la llave y lavé mi rostro para despejar mi mente pero era imposible, no había un maldito segundo en que no volviese a recordar lo ocurrido, no sabía qué hacer, cómo podría borrar aquello... Tomé una toalla y seque mi rostro para así salir del baño.
Era sábado por el medio día por lo cual estaba libre de la oficina, había decidido salir a dar un paseo por las calles, hasta que me topé con un parque en el cual decidí tomar un descanso; me senté en una banca que se encontraba debajo de un árbol, la brisa que daba ahí era magnífica por lo que cerré mis ojos y decidí relajarme dejando a un lado todos los pensamientos que últimamente habían inundado mi mente al punto de no dejarme descansar. Después de unos minutos decidí abrir mis ojos mientras soltaba un suspiro, realmente me había ayudado un poco.
Observé el parque y todo lo que sucedía en él, prácticamente eran niños jugando mientras sus padres los esperaban sentados en las demás bancas o algunos jugando con ellos. Continúe observando, hasta que mi mirada se detuvo en un punto fijo o una persona para ser exactos, la cual se encontraba a unos pocos metros de mi.
Mi cuerpo se tensó y tragué saliva muy lentamente.
Aquella persona volteó hacia mi dirección y yo no supe cómo reaccionar, ya era demasiado tarde para esconderme. Le vi esbozar una amplia sonrisa mientras comenzaba a saludar energeticamente y acercarse.
—¡Eren! —gritó.
Yo simplemente sonreí y le devolví el saludo. Estaba muy nervioso al verle acercarse, no sabía qué es lo que me preguntaría o qué debería de decirle.
Cuando por fin estuvo frente a mi, comenzó a hablar.
—¡Que coincidencia habernos encontrado aquí! —dijo sonriendo. —¿Vives por esta zona? Nunca te había visto por aquí.
—No, en realidad no vivo por aquí, solamente salí a dar un paseo y terminé por estos rumbos —dije, mientras rascaba la parte trasera de mi cabeza.
—Ya veo, desde lo último ocurrido no estaba segura si volvería a verte.
Mierda. Esto era lo que temía al haberme encontrado con Hange, que mencionara sobre el incidente de aquel día.
Agaché mi rostro avergonzado y deprimido, ella claramente se dio cuenta de ello.
—Lo siento, Eren, creo que no debí mencionar eso.
—No, está bien, mi castigo será recordarlo por siempre —suspiré y volteé a verla. Quería cambiar un poco el tema —¿Qué te trae a ti por aquí? —en realidad si tenía curiosidad por saber, podría ser qué ella estuviese acompañada por él...
Mi corazón dio un vuelco de tan sólo pensar en esa posibilidad.
—¡Oh, es cierto! —habló fuerte, algo muy característico de ella —¡Moblit, ven aquí! —vi cómo le gritaba a un hombre mientras le hacía una seña para que se acercase, cuando divisé a aquel hombre pude ver que traía a un niño en brazos. Una vez estuvieron frente a mi, los presentó. —Él es Moblit, mi pareja y él... —tomó al niño en sus brazos —Es mi hijo —sonrió.
Me quedé totalmente sorprendido ante aquello. No esperaba que estuviese casada y mucho menos con un hijo.
—Vaya, eso no lo esperaba —dije —pero me alegra saberlo —sonreí, en realidad no sabía el porqué pero realmente me sentía muy feliz el que tuviese una familia, mire a aquel hombre y volví a sonreír —Mucho gusto, soy Eren Jaeger —me levanté para presentarme y estrechar nuestras manos.
—Un gusto, Eren —dijo mientras sonreía —Hange me ha contado sobre ti.
—Vaya, pues espero que hayan sido cosas buenas —sonreí rascando mi mejilla derecha un poco avargonzado.
—Por supuesto —sonrió.
—¡Papi, mami! ¡Quiero ir a jugar! —la voz del niño que Hange traía en brazos se hizo presente.
—Claro corazón, pero recuerda lo que te hemos enseñado cuando hay alguien a quien acabas de conocer —mencionó Hange al pequeño, mientras lo bajaba de sus brazos y lo ponía en el suelo, el pequeño del cual aún desconocia su nombre, asintió para después posar su mirada en mí y acercarse. Yo simplemente me quedé quieto observandole.
—Hola, me llamo Mathis.
—Hola pequeño, un gusto. Yo soy Eren. —me puse en cuclillas tratando de quedar a su altura —¿Cuántos años tienes? —pregunté sonriendole.
—Tengo cuatro años —respondió mientras alzaba una de sus manos mostrando la cantidad de sus años. Era demasiado tierno.
—Bien Mathis, veo que eres muy listo, sabes tu edad y además ponerla en números, por eso te daré un premio —tomé mi cartera de uno de mis bolsillos y saqué un billete. —Ten, esto es para ti, para que compres lo que más te guste. —Mathis abrió sus ojos completamente asombrado.
—Eren... no es necesario, no tienes porqué hacerlo, además es una gran cantidad para un niño —dijo Hange acercandose, poniendose en cuclillas.
—Hange tiene razón Eren, además me sentiría avergonzado por ello, es como si estuviesemos aprovechandonos de ti.
—Tranquilos, por favor dejen que lo acepté. —sonreí.
—Está bien —Hange soltó un suspiro de resignación. —Veo que no podré hacerte cambiar de parecer. —Anda Mathis, puedes tomarlo. —El pequeño ser acercó más a mi un poco inseguro, le extendí el billete dandole una sonrisa para que tuviese confianza que al parecer ayudó bastante ya que, inmediatamente tomo el billete.
—¡Mami, papi! ¡Miren! ¡Ahora puedo comprarme todos los dulces que quiera! —decía mientras brincaba de felicidad de un lado a otro. Hange y yo retomamos nuestra postura mientras lo observabamos.
—¿No se te olvida algo muy importante Mathis? —mencionó Moblit. El niño le observó para inmediatamente voltearse de nuevo hacia mi y acercarse, jaló levemente mis jeans e hizo una seña indicandome que me agachase, y eso hice, cuando estuve de nuevo a su altura éste me abrazó.
—¡Muchas gracias!
Le correspondí en abrazo —No hay de que Mathis, ahora anda, dijiste que querías comprar muchos dulces ¿no? —deshizo el abrazó y asintió muy feliz —Ve —posé mi mano en su cabeza y revolví su cabello. Él inmediatamente corrió hacia su padre, tomandole de la mano, gritando emocionado a que le llevase a comprar sus dulces. Moblit no tuvo de otra que hacerle caso, despidiendose con una sonrisa mientras tomaba de la mano al pequeño y comenzaban a caminar, alejandose de Hange y mi.
—Es un buen niño.
—Sí, lo es, aunque tiene sus momentos difíciles ya sabes, pero a pesar de todo, es lo mejor que me ha pasado en esta vida junto con Moblit. —volteé a verla, se encontraba sonriendo con cierta tristeza en su mirada. Yo me quedé en silencio. —Y bien Eren, ahora que estamos completamente solos, ¿no hay algo que quieras preguntarme?
Mierda.
Tragué en seco. Estaría mintiendo si dijiera que desde que la vi mi mente sólo podía pensar en aquella persona y preguntarle sobre él, aunque quisiera olvidar lo sucedido no podría porque no había momento en que no lo pensara. Solté un suspiro, dirijiendome hacia la banca que estaba detrás de nosotros para así dejarme caer en ella, apoyando mis antebrazos en mis piernas mirando hacia el suelo. Ella me siguió y también tomó asiento a mi lado.
—¿Có... cómo se encuentra? —al preguntar aquello, hubo un largo silencio.
—Te mentiría si te dijera que él está bien. —Soltó y con eso fue más que suficiente para que yo me hundiera totalmente. Sentí como si me hubiesen hechado un balde de agua fría. —Trata de actuar como si nada hubiera sucedido, pero yo lo conozco tan bien que sé cuándo está mintiendo y no sólo desde ese suceso ha cambiado, sino desde la primera vez que se vieron en aquel burdel.
Mi cuerpo se tensó completamente y volteé a verla con total sorpresa. De todo lo que pude imaginar que me diría jamás pensé en algo así, ni siquiera tenía idea alguna que ella supiera sobre eso o incluso alguien más que no fuese él y yo. No sabía qué decir, me había quedado sin palabras.
—Veo que estás muy sorprendido. —me miró muy seria para después llevar su mirada al cielo.
—¿De... Desde hace cuánto lo sabes?
—En realidad supe de ello hace poco, me sorprendí bastante al enterarme, sin embargo comprendí muchas cosas con ello que no me quedaban claras por el repentino cambio que Levi había tenido. Él es un hombre muy difícil y reservado, por eso necesitas conocerlo demasiado bien para poder saber cuándo él se encuentra mal o hay algo que le sucede. —sonrió. —Sé que las cosas resultaron muy mal ese día y no pasaron cómo tenías planeado.
—Fui un completo idiota, una basura. —apreté mis puños por la frustración. —Hice cosas que sé jamás voy a poder ser perdonado, sé que lo lastimé y sé que es estúpido poner de excusa mi instinto de Alfa.
—Si vamos a comenzar a señalar culpables, entonces yo también lo soy.
—¿Qué?
—Yo fui quien hizo que sucediera todo, que tirase la bebida sobre ti y encerrarlos en aquella habitación, solos, aún sabiendo lo que podía ocurrir por el hecho de que son Alfa y Omega... —llevó su mano a su frente.
—Pero... Tú sólo querías ayudarme a hablar con él, yo fui el hijo de puta que lo arruinó. Si tan sólo hubiese podido controlarme nada de eso habría sucedido —dejé caer mi rostro sobre las palmas de mis manos.
—No podemos regresar el tiempo Eren, pero si podemos remediar lo que provocamos.
—¿A qué te refieres? —retomé mi postura, mirándole
—A que es momento en que afrontes tus problemas y arregles esa situación, por el bien de los dos. —Me señaló. —Sé un hombre, Eren. No puedes huir de ello para siempre, además, no pudiste cumplir el objetivo por el cual habías ido, así que esta es la oportunidad para hacerlo y por supuesto que yo voy a ayudarte a lograrlo.
Sé que puede ser aburrido el capítulo pero necesitaba introducir a esta ship, sí o sí.
PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN: Al rededor de 2 días, ya sea el Jueves o Viernes.
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