Capítulo 3. Memories.

—¿Eren? —escuché la voz más dulce y hermosa del mundo que jamás antes había escuchado resonar en mis oídos.

   Era él, el chico de aquel burdel.

   La persona de mis sueños.

   —¿T...tú eres? —comencé a hablar, mientras daba unos pasos hacia él, sin embargo me detuve inmediatamente.

   De nuevo ese extraño aroma estaba presente.

   Cubrí mi nariz con una de mis manos, mi respiración se había acelerado en un abrir y cerrar de ojos. Los latidos de mi corazón eran tan intensos que creí que desgarrarían mi pecho. No podía moverme, me encontraba paralizado.

   —¡Eren! ¿estás bien? —Mikasa llegó a mi, preocupada.

   —S...sí, no es nada grave —dije agitado.

   Fije mi mirada en esa persona y me sorprendí.

   Tal parece que se encontraba en la misma situación que yo, su rostro se encontraba totalmente rojo y su respiración subía y bajaba agitadamente. Y el aroma era cada vez más intenso, si esto continúa así sería un problema tanto para él como para mi. Debo irme ahora mismo.

   —¡Oye! ¡Levi! ¡¿Estás bien?! —aquella mujer de anteojos se acercó a él. —Regresa a tu puesto, perdonen chicos por esto... —se disculpó e inmediatamente se retiró, llevándose consigo a aquel chico.

   —¡Espera! —grite, ni siquiera sé porqué lo hacía, aunque no sirvió de nada ya que, me ignoraron completamente...

   —¿Estás bien? —preguntó Mikasa.

   —Sí, sólo me sorprendí un poco.

   —Aquellas personas... ¿las conoces?

   —No estoy seguro —y realmente no lo estaba.

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Después de ese suceso aquel día, mis pensamientos no me dejaban tranquilo; me sentía inquieto, necesitaba saber acerca de ese chico.

   No había segundo en que no pensara en él.

   —Creo que voy a volverme loco —solté un gran suspiro.

   Es viernes, hoy no asistí al trabajo ya que me he tomado el día, ha sucedido tanto en tan poco tiempo que necesito despejar mente -aunque es casi imposible- también quiero arreglar algunos asuntos. Me levante de mi cama, y me dirigí a mi armario; comencé a buscar entre algunas cajas hasta que di con lo que quería. Un pequeño cofre.

   Volví a mi cama con aquel cofre en manos, me senté en el borde de esta mientras abría esa pequeña cajita de madera lentamente, en su interior se encontraba algo muy importante para mi.

   Dos anillos y un collar.

   Estos pertenecieron a mis abuelos; mi abuela me los entregó un día que me llevó a nuestro lugar favorito, en el cual jugaba hasta el cansancio y ella sólo se dedicaba a verme y sonreír mientras leía algunos libros.

   Ese día me dijo que tenía que decirme algo muy importante, aún recuerdo claramente todo. Recuerdo que cuando llegamos a aquel lugar, nos sentamos debajo de un gran árbol de cerezos, ella comenzó a decirme que muy pronto estaría con el abuelo, en ese entonces yo no lo comprendía, no comprendía que mi abuela iba a morir. Yo simplemente la escuchaba atento, y fue entonces cuando llegó a ese tema: Amor.

   —Eren, cuando crezcas y seas todo un hombre llegará el momento en que encontrarás a esa persona que hará cambiar tu mundo, aquella que te hará la persona más feliz, por la que querrás darlo todo, y estar siempre a su lado. Aquella que amaras con toda tu alma.

   —¿Y cómo sabré que es la indicada?

   —Esto de aquí te lo hará saber —señaló mi corazón. —y cuando la encuentres, le darás esto —me entregó un pequeño cofre de madera. —Abrelo.
  
   Cuando lo abrí miré dos preciosos anillos con un diseño increíble y un collar que parecía ser el más perfecto que había visto.

   —¡Increíble! ¿son tuyos abuela?

   —Sí, cariño. Esos anillos son únicos, tu abuelo y yo los mandamos a hacer especialmente. Y ese collar él me lo dio la primera vez que dijo que me amaba.

   —¡Eso es hermoso abuela! ¡Espero poder encontrar a esa persona especial pronto y poder entregarle estos tesoros!

   —Tranquilo Eren, todo a su tiempo. Ya la encontrarás.

  —Cuando lo haga, le daré tooooodo mi amor. Por eso voy a comer mucho para volverme muy fuerte y protegerle.

   Quién diría que ahora soy un completo fracaso y con todas las chicas que he salido me han botado.

   Creí que estos preciosos recuerdos que me dejó mi abuela se los entregaría a Amy. Iba a proponerle matrimonio...

   Jamás imaginé que ella me abandonaría. Sin embargo, el causante de todo lo malo que ha sucedido en mi vida amorosa he sido yo y sólo yo.

   Lo siento abuela, por tener a un nieto tan estúpido.

   Me pregunto si algún día encontraré a esa persona como dijo ella...

   Cerré mis ojos e inconscientemente pensé en la persona de mis sueños, o más bien en el chico del burdel/bar.

   Está decidido.

   Hoy iré a verle.

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Me disculpo si encuentran faltas de ortografía e incoherencia en el capítulo.

MARATÓN 1/?

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