Capítulo 1. Destiny.
Si vuelvo a nacer alguna vez, yo... Capitán Levi—
Abrí los ojos de golpe, con la respiración entre cortada, mi cuerpo se encontraba totalmente sudado y caliente. De nuevo tenia ese sueño... aquel que me atormentada cada noche, desde que era pequeño.
Lleve mis manos a mi rostro, pensando en cuándo acabaría, en una explicación del por qué siempre, cada noche, se repite lo mismo. Me despoje de las sabanas que había encima de mí para así levantarme y dirigirme a dar una ducha. Un nuevo día comenzaría y tenia que estar listo lo más pronto posible.
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Llegue a mi oficina, tome asiento en el escritorio y solté un suspiro.
Tocaron a la puerta.
Apenas llego y ya me están buscando...
—Adelante.
—Eren, vengo a dejarte estos papeles. —habló un chico rubio, quien traía consigo una gran pila de hojas.
—¿Todo eso? —asintió —Está bien, déjalos aquí, Armin. Creo que hoy me iré tarde a casa —sonreí —Si eso es todo, puedes retirarte —comencé a hojear aquella pila de papeles.
—Hay algo más.
—¿Qué cosa? —pregunte sin quitar mi mirada del gran trabajo que me esperaba.
—La Señorita Amy, habló hace unos minutos pidiéndome de favor que te comunicara que necesitaba reunirse hoy contigo a las ocho de la noche en el restaurante Maria.
Lo miré y me recargue completamente en la silla. Amy es mi "novia" por así decirlo. Nos conocimos en la Universidad, desde el primer momento en el que hablamos hubo una "conexión" o eso fue lo que creímos... Comenzamos siendo amigos, apoyándonos el uno al otro, siempre que nos necesitábamos, nos buscábamos. Dependiendo de cada uno. Jamás había sido bueno en las relaciones, de echo siempre las chicas me botaban, no me afectaba en lo absoluto para ser sincero, ni siquiera sentía algo por ellas. Amy me regañaba mucho por eso, me decía que tomara más enserio los sentimientos de los demás, ella siempre me apoyaba y viceversa. Hasta que con el pasar del tiempo, llego un día en el cual decidimos que sería mejor comenzar una "relación". Además, eso nos beneficiaria a los dos, por el hecho de que somos hijos de las familias más adineradas del país. Pero conforme fue avanzando la relación, yo empecé a desesperarme.
En primer lugar ella también es un Alfa así que, poner a un Alfa con otro Alfa es bastante complicado. Los dos queremos tener el control de las cosas, hasta el punto de pelear por ello. Peleamos por cualquier tontería y jamás estamos de acuerdo. Puede esto ser normal en las relaciones amorosas pero para mí no lo es, y menos para ella. Nosotros queremos a alguien sumiso que obedezca nuestras palabras, no a alguien que nos de ordenes.
Y ahora está lo más importante; no siento atracción romántica por Amy, todo este tiempo que hemos estado juntos, no hay ningún momento en que lo haya sentido y estoy seguro que ni lo sentiré. Entonces...
¿Por qué estar con alguien a quién no quieres?
a) Por beneficio.
b) Porque esa persona te quiere y no eres capaz de herir sus sentimientos.
c) Por lastima.
Las tres opciones son las razones por las cuales no puedo terminar con Amy. A pesar de pelear innumerables veces, vernos una vez al mes o si no es que más tiempo, a pesar de muchas cosas... ella, no sé porqué pero, me quiere y me odio por no poder hacer lo mismo.
—Gracias por avisarme, Armin —respondí.
—Entonces, yo me retiró —dijo saliendo de la habitación.
Solté un suspiro.
—Me pregunto que querrá... —susurré, tomé todos los papeles que tenia por revisar y algunos que firmar —Mejor me apresuro, antes de que se haga tarde.
Horas después, por fin, no sé cómo pero había terminado todo el trabajo. Miré mi reloj y faltaban veinte minutos para ir con Amy. Tenia tiempo suficiente para alcanzar a llegar.
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Cuando llegue a mi destino, me adentre en el restaurante, no era necesario que hiciera una reservación, con el simple hecho de dar mi apellido era más que suficiente. Fui a las mesas que se encontraban en la parte del balcón, donde toda la vista de la ciudad era espectacular; tome asiento en una de ellas y esperé a que mi chica llegara.
Posé la mirada en la ciudad, la hermosa ciudad. Las preciosas luces que la hacían resaltar, los enormes edificios, las casas, las personas, hasta que me detuve en el cielo. La noche había caído y las estrellas daban su esplendor, haciendo de esto una vista aun mejor. Desde que era pequeño, mirar al cielo me tranquilizaba y a la vez me hacia sentir nostálgico. Una infinidad de emociones se acumulaban en mi pecho, hasta el punto en el cual llegaba a derramar lágrimas, no sabía el por qué. Es cómo si el cielo, la luna y estrellas me estuviesen queriendo decir algo, algo muy importante.
Entonces recordé el sueño que tuve, que siempre he tenido.
Comencé a analizarlo, en él, persigo a un hombre desconocido quien está vestido con al parecer un "uniforme" bastante extraño el cual yo también tengo. Lo llamo infinidad de veces pero él... no me mira, sólo sigue su camino, su rostro lo he visto pero muy vagamente, aunque el sueño que tuve hoy, fue muy diferente.
En ese sueño, me encuentro en los brazos de aquel hombre, me está sosteniendo, él se encuentra de cuclillas en el suelo mientras grita desesperada mente mi nombre, por fin puedo ver su rostro con claridad. Comienzo a decirle algo y es ahí cuando me desperté. No recuerdo las palabras que dije y eso me frustra. Estoy tan metido en mis pensamientos que no me doy cuenta cuando alguien toma asiento en la silla delante de mí.
—¿Eren?
Escuche una voz y salí de mi trancé, dándome cuenta que Amy había llegado.
—Perdona, ¿hace cuánto acabas de llegar?
—Hace unos minutos, te llame varias veces pero parecías realmente sumergido en tu mente.
—De verdad lo siento, no volverá a suceder.
—No te preocupes.
—Y... Entonces ¿por qué querías que nos viéramos? —pregunté curioso.
—Sobre eso... —bajo la mirada, esto no me trae buena espina —¿Te parece mejor qué lo hablemos hasta terminar de cenar?
—Está bien —le respondí.
El mesero llego a nosotros y tomó nuestra orden. Y una hora después ya habíamos terminado de cenar.
—Ahora si, ¿sobre qué querías hablar? —pregunte, tenia mucha curiosidad.
Se quedo en silencio, como si estuviera pensando en si debía decirme o no. Me miró y yo a ella.
—Es sobre nosotros... —dijo —sobre nuestra relación.
—¿Qué sucede con eso?
—Siento que esto, no está funcionando.
—¿A qué te refieres? —pregunté nervioso.
—Siendo franca, creo que jamás debimos de comenzar, fue un error haberlo hecho.
—Amy... —susurré su nombre.
—Eren... yo en verdad te quiero —confesó —pero esto no está funcionando. Sé que tú no sientes nada por mi de manera romántica, en realidad lo supe desde el principio y estuve a punto de darme por vencida pero... cuando me propusiste tener una relación no pude rechazarte, sentí que era mi oportunidad de lograr enamorarte. Hice de todo para llamar tu atención pero fue imposible —se le quebró la voz —Yo no soy la persona adecuada para ti...
—Lo siento... —fueron las únicas palabras que pudieron emanar mis labios. Todo este tiempo he estado lastimando a Amy sin que me diese cuenta. —Yo... en todo este tiempo, no —los dedos de ella se posaron en mis labios, haciéndome callar.
—No digas nada, por favor —apenas podía hablar —Este es el Adiós, Eren. Necesitaré tiempo así que, no me busques. Que seas muy feliz —lágrimas caían por sus mejillas, se levantó y desapareció de mi vista, dejándome atónito.
Una de las personas más importantes para mi, se había ido de mi vida.
Salí del restaurante pero en vez de ir en dirección a mi auto fui hacia el lado contrario, a la izquierda. Quería caminar, despejar mi mente y pensar en lo que había sucedido. Camine por un rato si no es que horas ya que, llegué a un barrio el cual no conocía pero, al observarlo me di cuenta de algo... Me encontraba en lo más bajo de la ciudad.
Prostitutas, vagos, personas drogadas y ebrias era lo único que veía. Hoteles para tener sexo estaban en asquerosas condiciones y lo que más destacaba. Burdeles.
En mis 22 años jamás había visto esta parte de la ciudad por lo que no sabía exactamente por dónde ir. No me daba buena pinta, seguí caminando haber si lograba salir de allí pero al pasar por un Burdel de nombre "Sina" me detuve. Este era el que en mejores condiciones se encontraba y llamo mi atención, no sé porqué, pero lo hizo.
Tenia una curiosidad inmensa por saber cómo era un Burdel, mi edad era lo suficiente para estas cosas aunque mi estatus social me detenía, si alguien se enteraba quien era yo, me vendrían muchos problemas. Lo pensé un poco y decidí arriesgarme. Me adentré en él, un tanto nervioso. Sería mi primera vez en un lugar de estos.
Aquel lugar olía a cigarrillos y alcohol como era de esperarse. Mi vista comenzó a estudiarlo todo. Mujeres semi desnudas bailando, hombres tirando dinero con tan sólo poder ver más. Más mujeres semi desnudas en las piernas de los asquerosos hombres. Ver todo aquello me traían inmensas ganas de vomitar. Encontré una mesa vacía la cual se encontraba al fondo del lado izquierdo del lugar. Llegue a ella y tomé asiento. Unas chicas inmediatamente se sentaron conmigo, acercando sus grandes atributos a mí.
—Es la primera vez que te vemos por aquí.
—Se ve que eres nuevo, ¿quieres qué te hagamos compañía?
—No, gracias.
—No seas tímido —dijo una de las dos chicas, la pelirroja mientras pegaba más su pecho a mí.
La quité con brusquedad, dándole una mirada que la dejo sin habla.
—L...lo siento —apenas puedo hablar. Tomó a su compañera y salieron casi corriendo.
Me acomode la ropa, no había venido aquí en busca de sexo, si no de conocer. Ordené unas cuantas bebidas alcohólicas, examinando todo lo que sucedía. Peleas de hombres ebrios, hombres que se pasaban de la raya con algunas bailarinas y cosas de ese estilo. Me pareció interesante, quería conocer este mundo el cual desconocía. Quería saber cómo es la vida de los Beta y Omega. En especial los Omega.
Tomé unos cuantos tragos más, ya había tenido suficiente por hoy y era mejor regresar a mí casa, necesitaba descansar y ya era media noche. De alguna forma mi mente se había despejado y olvidado lo sucedido con Amy. Me levanté de la mesa para ir a la salida pero en un instante me quede completamente estático. Un aroma exageradamente dulce lleno mis fosas nasales.
Será esto acaso... no, no creo que sea eso.
Muchos hombres comenzaron a gritar y empujarse desesperada mente para llegar al escenario en cual hace unos momentos había mujeres bailando. Me acerque un poco más, quería saber qué sucedía pero, ese fuerte aroma me lo impidió.
En ese instante un hombre de muy baja estatura con ropa bastante provocadora salió. Haciendo movimientos sensuales de caderas, piernas, brazos. Sus expresiones eran indescriptibles. Los hombres se volvían locos y aventaban grandes cantidades de dinero.
En un instante sin darme cuenta, aquel hombre me miró y yo a él, nuestros ojos se encontraron y conectaron. Se veía inmensamente sorprendido como si hubiese visto un fantasma y de nuevo ese aroma llego a mí pero ahora de una manera tan intensa que tuve que tapar mi nariz.
¿Qué es este extraño aroma? Es... esta persona. ¿Acaso...?
No pude alejar mi vista de él, de su labios pude leer que dijo mi nombre.
—¡Levi! —gritaron —¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Sigue con tu trabajo!
—Levi... —susurré para mí.
Él hizo caso omiso de aquellas palabras y salió corriendo fuera del escenario. No sin antes darme una última mirada tratando de creer que yo, era real.
Comencé a perder el equilibrio, me sostuve de una mesa tratando de regularizar mi respiración la cual se había ente cortado.
—Tal vez... es mi imaginación...
No es mi imaginación. Ese intenso y dulce aroma... nunca había percibido uno tan intenso...
¿Es el aroma de un Omega? Y ese tipo... ¿Levi?
La imagen de mí persiguiendo a ese hombre desconocido de mis sueños, vino como un rayo a mi mente. "¡Capitán Levi!"
—No puede ser.
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