Dos

Shima salió del departamento de Kai, saco su teléfono para cambiar la música, pero una voz a sus espaldas lo detuvo.

-¿Shima?- el nombrado solo alzo la vista y siguió caminando, tratando de ignorar el llamado, pero esa persona fue tras él hasta tomarlo del brazo y girarlo bruscamente.

-¿Qué quieres Kei?- soltó de manera brusca, no le agradaba para nada topárselo de nuevo.

-¿así recibes a tu querido novio?- eso fue suficiente para Shima, se soltó del agarre del mayor con fuerza, para mirarlo a los ojos, esta vez no se dejaría intimidar.

-nosotros ya no tenemos nada que ver, ya no somos nada...-

-Shima, por favor, no he dejado de pensar en ti, y sé que tú tampoco en mí, te conozco, que dices... -se acercó al menor, tomándolo de la cintura con fuerza –si lo intentamos de nuevo-.

-vete a la mierda, ¡suéltame!-

Shima trataba de liberarse, pero todo intento era inútil, la fuerza de Kei era claramente mayor.

-creo escuchar que te pidió soltarlo- una tercera voz resonó detrás de ellos.

-¿y tú quién eres?- hablo Kei.

-alguien que te dará una paliza si no sueltas al chico- el chico pelinegro se acercó a ellos, obligando a Kei a soltar a Shima.

-tuviste suerte hoy Shima-

-no te vuelvas a acercar a mí-.

-no estés tan seguro- Kei le dio un pequeño empujón a Shima, causando que su pie cayera por la orilla de la banqueta y se torciera el tobillo, Kei solo soltó una risa y se fue de ahí.

-¿estás bien?- pregunto el pelinegro a su lado.

-si- trato de dar un paso, pero cayo, debido al dolor en su tobillo.

-wow espera, déjame ayudarte- tomo a Shima de un brazo y le ayudo a reincorporarse.

-gracias, por esto y por lo de Kei- susurro.

-con que así se llama ese idiota, mira que pasarse de listo con alguien tan lindo como tu es de idiotas- miro al castaño, quien debido a sus palabras se había sonrojado al instante- ¿puedes caminar?-

-creo que si- pero al primer paso que dio la punzada volvió, si trataba de caminar más, el dolor aumentaría- no, no puedo.

-bien, déjame acompañarte - Shima sin más remedio asintió –por cierto, Soy Yuu, ¿Cuál es tu nombre?-

-Shima- susurro.

-bonito nombre- Shima alzó la vista, pero fue imposible mantenerla con el el mayor, sus ojos oscuros eran intimidantes.

-g-gracias, supongo-

Durante el poco trayecto que les quedaba, Yuu se quedo a su lado, el dolor en su tobillo había disminuido considerablemente con la ayuda del pelinegro, ya que en caso contrario Shima solo hubiera conseguido lastimarse más si es que intentaba caminar solo.

El mayor se encargaba de sacar cualquier tema del que hablar entre ellos, aunque Shima se mantenía algo frío, o eso pensó Yuu, la realidad era que Shima estaba muriendo de nervios por dentro.

Desde hace mucho tiempo que no se encontraba tan cerca de una persona, incluso a veces tomaba su distancia con Takanori y Akira.

-aqui... Es m-mi casa- indico Shima.

-muy bien, ¿Seguro que estás bien?-

-si, es sólo una torcedura, no te preocupes- el castaño mordió su labio inferior, claramente aún los nervios lo controlaban.

-bien, espero... Verte de nuevo, Shima-.

-y-yo también, Yuu-

Antes de que el diera la vuelta para irse, revolvió un poco el cabello del castaño, un tierno gesto que hizo sonrojar por décima vez en el día al menor.

Dió media vuelta y emprendió camino a su propio hogar.

Por alguna razón, tenía la sensación de haber encontrado a Shima en otro lugar, ¿Podría ser la misma persona? Y si era así, ¿Donde es que se habían encontrado?.

Por su parte Shima entro lo más rápido que pudo a su hogar, al entrar observo que su madre aún no había llegado, suspiro aliviado, pues se había salvado de una buena reprimienda.

Al entrar a su habitación reviso su tobillo, estaba algo inflamado, "valla suerte" pensó él.

Hizo un par de movimiento, intentando que la inflamación bajará un poco, "¿Tan débil y frágil soy?" Se reprochó.

Se recostó en su cama, y sin pensarlo se había quedado dormido a los pocos minutos.

|•|


A la mañana siguiente amaneció con un dolor se cabeza terrible, su ánimo estaba claramente por los suelos, la noche anterior había sido despertado de su agradable sueño de manera brusca, sus padres habían llegado.

Bajaron a cenar, por parte de su padre  sólo intercambiaban un par de palabras, y su madre sólo se encargaba de quejarse de su actitud.

-te la pasas en el internet, y la mayoría del tiempo estás dormido, ¿Ya has pensado siquiera en que estudiar?-

Shima solo tomo un bocado de su cena y alzó los hombros ante las palabras de su madre.

-enserio que tú no sabes hacer nada-

"Tú nunca te dedicaste a enseñarme, madre" pensó el castaño.

-tan solo agradezco que no termines como Kai-

Shima levantó la vista ante el comentario de la mujer, su interior se revolvió en un sentimiento incómodo, claramente estaba enojado, le enfadaba en demasía que se expresarán así de la única persona que lo apoya, pero también tenía miedo, ¿Que pasaría si se enteraban?.

-¿Que habría de malo si así sucediera?- susurró.

-¿Es enserio Shima? Seríamos la burla de las familias, de nuestros amigos-.

En fin, Shima no contradecía a su madre, toda la sociedad en la que vivían se basaba en estúpidos estereotipos.

¿Que pasaba si alguien quería ser diferente? Simplemente se ganaba el rechazo de todos.

Ciertamente esa noche no fue de las mejores, estuvo a punto de llorar varias veces al sentirse encerrado, si no fuera por el.

Cada vez que la voz y el rostro del pelinegro de aquella tarde volvían a el, se sentía diferente, sonreía de manera involuntaria, los escenarios en los que se conocían variaban con forme a la imaginación del castaño, ciertamente la manera en la que se conocieron no fue la mejor, pero fue un golpe de suerte para Shima.



Cuando llego a la escuela ese día, una reciente pelea en la mañana con su padre le habían quitado todo ánimo de comenzar el día, como cada mañana al llegar él, el aula estaba vacía, poco a poco los alumnos llegaba, al igual que sus amigos. Todo daba indicios de que el día sería como cualquier otro, pero no.

-bien, revisen el apunte del día de ayer y...- un chico abrió rápidamente la puerta, interrumpiendo al profesor.

-disculpe, se me hizo algo tarde- claramente se notaba en su voz.

-primer día en este curso y ya incumplió una norma, Shiroyama-

-lo se, lo siento, no volverá a pasar-.

-esta bien, toma asiento, delante del joven Takashima hay un lugar-.

Shima quien hasta ese momento tenía la vista en el suelo, al escuchar su nombre dejo de lado su libreta, centrando su vista en quien ingresaba con total confianza al salón.

"¿Enserio es el?"

-oh vaya, gusto en verte de nuevo, Shima- sonrió el pelinegro.

"Yuu".













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