Capítulo 7

Ese mismo día, su mejor amigo fue a buscarlo al hospital, sus doctores aseguraban que no había ningún problema en que volviera a su casa, sin embargo, él no se sentía seguro, la sola idea de volver a estar en su casa, solo, recordando a Mason se le hacía aterradora...

— Oye, anímate, saliste del hospital —habló el moreno, mirándolo de reojo mientras conducía con dirección a su casa— Vivirás conmigo un tiempo, siempre quisimos vivir juntos, ¿no te emociona la idea? —

— ¿Hm? Oh, si, por supuesto —asintió distraído, mirando por la ventana.

Claro, por eso lo habían dejado salir, no confiaban en que estaría bien solo, sabían que se iría a casa de su mejor amigo, fue tonto imaginar que lo dejarían volver a vivir solo. Mientras viajaban, ambos en silencio, con música que pasaban en las estaciones de radio de fondo, no podía parar de pensar en que sería de ese amigo que había hecho en el hospital, ¿habría sido otro paciente?¿un enfermero tal vez? Era probable que esas dudas se quedasen en la nada misma.

Al llegar a la casa pudo darse cuenta de que mientras había estado en el hospital, Marco había hecho la mudanza de sus cosas más importantes, como su ropa y demás. Sonrió levemente cuando un pequeño flash de memoria lo hizo viajar a su aniversario con Mason en ese hermoso prado. Hablaban de su casa, de como sería vivir juntos, tal vez Dipper sería la linda y dulce esposa, reía tontamente al imaginar la situación, de verdad era algo que anhelaba; pero todos esos recuerdos que lo hacían sonreír como una colegiala que se había enamorado por primera vez comenzaron a verse interrumpidos con las imágenes de Will montado sobre el de ojos menta, besándolo, tocándolo como si tuviera algún derecho a hacerlo.

Por su parte, en la vereda de en frente estaba el rubio, observando la casa del moreno desde fuera, esperando a que sea el horario de Marco para irse a trabajar, entonces podría, por fin, hacer su aparición frente a su precioso castaño, se había estado preparando desde hace semanas, tenía un hermoso ramo de rosas rojas con cintas decorativas, sabía que su chico adoraba ese tipo de detalles, además de un lindo peluche de perrito y bombones rellenos. Se había arreglado lo mejor que pudo, se vio obligado a comprarse ropa, cosa que detestaba, odiaba perder tiempo tan importante haciendo otra cosa que no estuviera directamente relacionada con su precioso Dipper. 

Se hicieron finalmente las ocho de la noche, hora en que el moreno salía a su trabajo de mesero en un restaurante de la parte elegante de la ciudad. Su príncipe estaba solo, probablemente durmiendo o mirando alguna mala telenovela romántica... Le encantaba imaginarse a sí mismo con el castaño en sus brazos mientras miraban esas series. Acomodó su ropa, volvió a verificar el ramo por última vez, su mochila estaba en su lugar, de igual manera todas las cosas necesarias para esa noche, cruzó la calle y tocó el timbre, ilusionado, sus ojos estaban iluminados con un brillo que temblaba entre el entusiasmo en su estado más puro y la psicosis.

Dipper escuchó el llamado en la puerta principal, se preguntaba quien sería a esa hora, tal vez Marco había conseguido novio y él no estaba enterado, sería gracioso hacerle una broma y decirle que era su amante, sin embargo, él no era la persona más indicada para ese tipo de chiste. Se puso su bata para estar abrigado, adoraba bajar lo más posible el aire acondicionado y taparse hasta el cuello con mantas, se colocó sus pantuflas y caminó, todavía tratando de sacar conclusiones sobre quien estaría del otro lado de la puerta...

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