Cada día que pasaba, Dipper parecía progresar. Su estado de ánimo mejoraba, empezaba a disfrutar pasatiempos al aire libre, tales como la jardinería y alimentar a los pequeños pájaros que se acercaban al ventanal o a sus plantaciones de flores. Marco había notado eso, y no era el único, después de casi un año, Tom había decidido que era hora de comenzar a quitarle la medicación, estaba seguro de que ya no la necesitaba, el castaño se lo había demostrado después de un exhaustivo análisis en el que había quedado demostrado que, por primera vez en su vida, estaba mentalmente estable. Había, más o menos, superado a Mason y su traición, ya no le dolía escuchar su nombre. Había dejado de preocuparse por Bill, después de tres meses sin rastros de él, había decidido que era hora de dejar de vivir con miedo.

Marco y Tom se veían bastante seguido, no era ningún secreto que había muy buena química entre ambos, por lo que el alta psiquiátrica de Dipper fue lo que hizo que ambos formalizaran su relación, después de todo, sólo eso les faltaba. El moreno se iba seguido a pasar las noches a casa del pelirrosado, dejando que su amigo se tomara noches de descanso, donde podía hacer lo que quisiera en la casa. Realmente parecía un futuro prometedor para ambos, pero no era el caso.

Los celos no tardaron en intoxicar la relación de Marco y Tom. Se había convertido en un controlador, odiaba no saber que hacía su novio o con quien estaba, cada vez que podían discutían por sus celos, a veces incluso lo encerraba en el cuarto para asegurarse de que no haría nada, excusándose con un "no es de ti de quien desconfío, es de las personas que te miran como si fueras su presa".

La noche de su aniversario salieron a cenar, Dipper se había quedado solo en casa, como le era costumbre. Se había aburrido de las películas que pasaban en la tele, siempre eran las mismas, los servicios de streaming no le gustaban demasiado, al menos no solo, por lo que simplemente se había quedado acostado, viendo fotos en sus redes sociales. En un momento le llegó un mensaje de un número desconocido, eran archivos de fotos, se mordió el labio, indeciso de si abrirlas o no, la última vez que abrió archivos de fotos de un número desconocido no terminó nada bien, sin embargo, la curiosidad lo consumía a grandes bocados.

— Estoy bien, no creo que ver algunas fotos me afecte... Además tampoco deben ser de Mason —rió algo inseguro. 

Abrió la conversación, sólo para encontrarse con algo que destrozó su corazón, aún más si era posible. En las fotos se veía a Will y Mason, ambos con un traje blanco, firmando algo que, no le cabía la menor duda, seguramente era un acta de matrimonio, también habían fotos del anillo en la mano de Will, era simplemente precioso, sabía que lo reconocía, sin embargo, no fue hasta que leyó el mensaje que llegó después de que abrió la conversación lo que lo hizo recordar.

-Es un bello anillo, no te parece?  Debiste ir a la ceremonia, fue hermoso~ Cuando Mason me dió el anillo en nuestro paseo a las montañas me enamoré de él~ también de Mason, obviamente

No respondió, solo dejó caer su celular en su cama, su cuerpo no respondía, su mente estaba totalmente desvanecida en el recuerdo de sus vacaciones con Mason a la montaña, paseo en el que pasaron por una joyería muy hermosa, tanto como lujosa. No podía creer que se habían casado, se sentía destrozado por dentro, sin embargo, no pudo hacer nada más, pues de un momento para otro, todo a su alrededor se volvió negro, apenas escuchó a lo lejos una voz.

— Tú todavía lo amas... —