Capítulo 11

Los nervios los carcomían lentamente, Bill estaba ansioso de por fin poder tener una cita con su precioso adorado, llevaba fantaseando con aquella cita varios años, siempre en el mismo escenario y con el mismo dialogo, por supuesto, él se imaginaba absolutamente todo, lo que diría, las respuestas que recibiría y en base a las cuales la charla seguiría. No se le escapaba el más mínimo detalle, llegando incluso a imaginar lo que pasaría después de la cita, en su mente, Dipper caía rendido de amor a sus pies, mientras él se sentía el hombre más afortunado del mundo y le expresaba lo mucho que lo amaba.

Definitivamente, el rubio tenía expectativas de aquella cita a la que el menor se había obligado a ir, por lo que un sentimiento de amargura empezó a invadirlo al notar que Dipper se mantenía distante, sin siquiera voltearse a mirarlo cuando le respondía a sus comentarios con un vago "ya veo", "ajá", "¿de verdad?". ¿Por qué se comportaba así? Había terminado con Mason, se suponía que después de salir del hospital se enamorarían de nuevo, pero no estaba cooperando, cosa que comenzaba a alterarlo lentamente. 

— ¿Y qué has estado haciendo éste tiempo Dippy lindo? —habló el rubio, mirando al menor con una sonrisa un tanto escalofriante, que hizo que al menor se le pusiera la piel de gallina— No he podido dejar de pensar en ti en todo este tiempo, ¿sabes? Creo que a ti puede pasarte lo mismo y por eso estás nervioso por esta cita, pero descuida, sigo siendo el mismo de siempre —

— Eso es lo que más me asusta... —murmuró por lo bajo, aunque no lo suficiente como para que el rubio no lo escuche. Su respiración pasaba a ser más lenta y pesada, sin poder evitarlo, su mirada se había clavado fijamente en el castaño a su lado.

— ¿De verdad te doy miedo? Yo no podría lastimarte mi amor... Yo vivo para ti, sabes que sin ti yo no podría ser feliz... —

— Sólo... ¿Por qué volviste? Yo... Me fui de la ciudad para alejarme de ti, Bill, estás enfermo y necesitas ayuda... Yo no quiero formar parte de eso... —pasó saliva cuando se dio cuenta de que le estaba plantando cara al rubio, quien sólo seguía viéndolo a la cara con una mirada vacía, una que sólo un loco podría tener. Su pequeña sonrisa empezaba a volverse retorcida.

Esa no era la cita que había imaginado, ni siquiera habían llegado al restaurante, se supone que tendrían una charla agradable durante el camino, una charla que lograría que haya más cercanía, la cual aprovecharía para tomar su mano disimuladamente, para que luego fuese Dipper quien entrelazara sus dedos haciéndose el tonto. ¿Por qué de la nada estaba pasando todo eso?

— Volví por ti... Y-Yo vine a buscarte amor... Estás pasando por un momento difícil y creí que tal vez un rostro amigable te ayudaría a no estar tan mal... A-Además después del imbécil de Mason creí que tal vez tendría una oportunidad para enamorarte... Y hacer las cosas bien, digo, fue un imbécil el que nos separó la primera vez, pero ahora que nadie se interpone podemos estar juntos amor —tomó sus dos manos antes de que pudiera apartarlas, lo miraba con unos ojos totalmente esperanzados en que, después de abrirle su corazón, iba a ceder y al fin estarían juntos, sin embargo, la mirada de espanto y de dolor que tenía Dipper sólo lo confundía más.

— ¿De verdad crees que lo que nos separó fue alguien? Billgard... No quiero estar contigo, eres un psicópata, un celoso y un controlador, n-no quiero a alguien así en mi vida... — 

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