( ★ ) OS «Mi Hada»


( 🥀 ) Corregido.







Otro día más, otra noche más en la que él se quedaba toda las noches hasta muy tarde en su estudio o ensayando en la empresa. Era algo difícil cuando ella mantenía muchos papeles de: madre, hermana, novia, tía, abuela, mascota y muchos más para poder mantenerlo prácticamente con vida.

Sino fuera porque ella era quién le llevaba las comidas todos los días y lo mantenía al margen de la vida real de la fantástica debido al exceso de soledad que Min tiene. No es como si le molestará porque a ella también le gusta la soledad y es sano este sólo un rato, sin embargo, desde su profesión como Psicóloga, dice lo contrario.

Si pasa mucho tiempo sólo puede generarle problemas emocionales o mentales y ella es lo que menos quiero para él.

Eran como las tres y media de la mañana cuando YoonGi entró sigilosamente a su departamento, dejó las llaves sobre una mesa a un lado de la puerta y entró a la sala para llegar a la cocina donde encendió la luz para rebuscar dentro de la nevera en busca de algo.

Oyó un movimiento en el sillón que desde su vista le daba la espalda. Se acercó lentamente y vio que allí se encontraba su novia dormida con un libro abierto boca abajo en el suelo, al parecer se había dormido leyendo.

Suspiró al verla desvelada en el sillón. Y no era un tipo de chica que normalmente vaya a dormir a la casa de su novio puesto a que suele ser al revés gracias a que la presencia de ella en un lugar transmitía mucha paz como para dormirte. Todos decían que su departamento era muy tranquilo y todos iban gustosos a visitarla.

Sonrió de lado cuando imaginó como sería la vida de ella si tuviese a alguien que sí fuera tierno, cariñoso, la mimara y le dé el tiempo que ella necesita, esa atención que él no le da porque está casado con su música y ella era casi una amante.

Se acercó para tomar el libro tirado en el suelo, era uno de los libros que amaba leer y que Ho Seok le prestaba a menudo. Y muchas veces ella quedaba en el estudio de su amigo leyendo aquél libro juntos o discutiendo finales alternativos como: qué hubiera pasado si tal personaje no hacía tales cosas.

Eso le molestaba porque tenía más afiliación con sus amigos, porque él era casi imposible de llegar, normalmente cortaba las conversaciones siendo ella una chica que habla mucho pero a la vez es tranquila.

(...)

De nuevo en su estudio, estresado por aquella pista que no salía como él quería, ya la había cambiado unas cuantas veces y no conseguía esa esencia que Min estaba buscando para que sea la ideal.

Sintió que la puerta se abría lentamente y en silencio, luego unos sonidos de bolsas se acercaban a él y luego sintió como dos brazos lo rodeaban por el cuello, algo normal que su novia hacía para demostrarle su cariño, lo hacía con todos sus amigos y amigas pero solo a él lo abrazaba y acariciaba.

El estrés le causaba que su paciencia y serenidad se vaya por el drenaje. Se apartó de los brazos de ella incómodo y molesto, algo que le extrañó a la fémina. Evitando esa acción sin decir nada, dejó la bolsa con comida a un lado de su teclado.

—Te traje esto. —habló mirándolo notándose en su voz que estaba algo ahogada por un nudo en su garganta pareciera que estaba congestionada o había llorado hacía unas horas antes.

La castaña caoba sacó de la bolsa la comida, la abrió y la dejó a su vista. Min no agradeció ni tampoco le dió un vistazo a lo que le trajo, su visión se limitaba a la pantalla de computadora y la pista.

Ella tomó la bolsa y como efecto, estaba haciendo ruido mientas la colocaba dentro de su bolso de mano donde llevaba unas cuantas cosas cuando iba en moto.

—¡Puedes dejar de hacer ruido! ¡Eres irritante, por dios! —vociferó sin querer descargando su estrés en ella. No era inusual que la gente lo haga, ella era tan calmada que parecía un pequeño ciervo frente a un lobo hambriento, y no estaba lejos de la realidad porque aquél perro salvaje eran las emociones de los demás.

Sabía que rechistar estaba mal, su familia le había enseñado eso entonces pareciera que no pudiese defenderse y sólo obedeció saliendo rápidamente del estudio, casi corriendo llevándose consigo todo a su paso.

Si bien ella no podía quitar esa mochila que llevaba arriba más otras diez que cargaba, que eran de sus amigos ella lucía tan sana y despreocupada que nadie creería que esa sonrisa es la mueca más agonizante que una vez ella pudo hacer. Y era lo peor porque ella amaba la psicología era un amor tan puro que hasta pensaría que el amor que le tiene a YoonGi no es nada comparado con la psicología.

El obstáculo era que ella tenía principio de depresión desde pequeña, cuando estudias la carrera te enseñan a quitar la mochila tuya para cargar otras pero es que ella no podía; no porque no quisiera sino porque la lastimaba. Era como si esa mochila se hubiese adherido a su piel que poco a poco era atravesada por lanzas, flechas y espadas que la lastimaban.

—¿Qué es un psicólogo?

Ella volteó a ver a TaeHyung que estaba tirado en su cama mirando el techo.

—Un maestro del sufrimiento. —el castaño enternecido se apoyó en sus codos para verla—¿Esperabas que diga: un amigo? —el rostro de TaeHyung decía que sí—Los psicólogos somos personas que ayudan a otras personas. Nosotros no somos médicos que medican y quitan el quiste maligno, somos maestros que ayudan a sobrellevarlo para que tú mismo quites esa lanza de tu herida y luego te ayudamos a sanarla.

Volvió su vista a su libreta continuando con su dibujo.

—¿Por qué?

Bufó angustiada y desesperada al ver que sus dibujos volvían a tener esas máscaras que desde chica dibujaba.—¿Por qué, qué?

—¿Por qué cargas con más peso del que tienes?

Ella sorprendida volteó su silla negra para mirarlo, él ya estaba sentado en el borde de la cama alado de ella. Y estaba esperando una sabia respuesta de su parte.

—No quiero que las personas se sientan mal consigo mismas, si la gente es feliz yo también puedo serlo. —sonrió gentilmente, con delicadeza y algo de dolor en ella.


—Pero noona, importas tú antes que los demás.

—No, yo no importo. Los demás sí.

—Kris, ¿qué tan herida estás?

Ella bajó la vista al piso ante esa pregunta, porque ni ella sabía que tan lastimada estaba como para tener una ideología así. Sin poder responderle solamente levantó sus hombros como un niño pequeño con indiferencia.

Antes de que TaeHyung hablara su celular comenzó a sonar. Atendió llevándose el teléfono a la oreja, solo se oía una minúscula voz del otro lado y a Tae hablando sólo contestando al sujeto del otro lado. Y al parecer con lo que podía deducir, no era nada bueno.

Cortó la llamada y la miró a ella con ojos de preocupación y miedo.—Es YoonGi. Recayó.


Cómo rayo se levantó de su silla con desesperación abrió la puerta de su armario y sacó un suéter. Mientras que Tae la miraba ella se colocaba el suéter.—Ya vuelvo.

[...]

Al llegar se encontró con un JiMin y Ho Seok afuera del estudio Genius Lab de Suga, quién estaba encerrado allí adentro y todo estaba apagado. Se hizo a un lado, introdujo la contraseña la cual era el año de su nacimiento. Entró cerrando la puerta detrás de ella, agitó el celular para encender la linterna y se sorprendió al ver todo caído y destruído.

Se sintió mal consigo misma porque desde que le dijo aquello le tatuó otro dolor en la piel y ya no iba con frecuencia incluso le dejaba la comida afuera del estudio para no molestarlo porque sabía que a YoonGi le gustaba la tranquilidad y el silencio.

Cuando la luz blanca de su linterna iluminó a un lado de su escritorio casi salta del susto y le lanza un teclado si no lo hubiera reconocido. Allí están Min, echo bolita abrazando sus piernas con sus manos mientras que su cabeza estaba gacha buscando esconderla como una tortuga con su caparazón.

Su corazón de resquebrajó tanto que ni siquiera pensó en su celular que lo soltó para prácticamente correr hacia él y abrazarlo a la vez que colocaba su frente en su cuello mientras su llanto de hacia presente. No paraba de repartir millones de besos por toda la cara de su novio quién no se movía de su posición.

—Te amo, mucho. ¿Qué pasa mi amor? ¿Qué sucede? ¿Quién te hirió? ¿Que pasa bebé?

No paraba de preguntar y besarle la cara hasta que en un momento el levanta la vista hacia ella que con la poca luz que había en la habitación la miró a los ojos, esos que a todos les daba paz y amor cuando la miraban.

Se sintió lastimado, dolido consigno mismo porque ella no se merecía a alguien como él, debía ser felíz con otras personas. Ella era demasiado para Min.

—Vete. —murmuró, le dolía decirlo—No quiero verte. Aléjate.

—No, no lo haré.

—¡Lárgate! —dió un manotazo alejándola de su cuerpo.

—¡No lo haré YoonGi! —espetó con su voz en hilo. El corazón de Min dolió como mil apuñaladas—Entiéndeme. Te amo como para dejarte así.

—No puedes amarme, no debes. —murmuró sin dejar de verla—¡Mírame Kristal, soy un fiasco! ¿Qué no ves? Soy un asco como novio, —pausó y su voz se calmó—ni siquiera soy estable para tenerte a mi lado. Soy todo lo contrario a tierno, no tenemos una relación normal por mi trabajo. Siempre estás ahí, para todo pero yo... —su voz de partió—yo no.

—YoonGi...

—No Kristal, no soy lo que esperas que sea.

—No espero que seas nadie porque estoy enamorada de ti por ser así. No me interesa estar encerrada como perro malo contigo, amo estar aquí. Ver como dedicas tu vida a tu sueño me inspira a seguir a mi, ni me interesa cuidarte porque amo hacerlo, verte tan concentrado en esas pantalla con tus audífonos... —se acercó a él tomando su cara entre sus manos—Me encanta. ¿Qué importa si no eres el tipo de novio ejemplar? Eso es lo que más me gusta de una persona.

—¿Te gusta que te ignoren? ¿No te den atención? ¿Que no te compren cosas y mimen? —ella negó con la cabeza con una sonrisa reprimida.

—No, no mi amor. —acarició sus pómulos—Amo que seas tú, que seas Min YoonGi, me enamoré de tí no de lo que espero que seas.

Y lo besó porque era lo único que a ella le interesaba en ese momento. Porque sabía que ese beso le haría recobrar las fuerzas a su novio, le haría volver a entrar en confianza porque sabía que su mente y pensamientos eran una jungla de cristales tan frágiles que si una liana se partía, las astillas quedaban incrustadas en la tierra hiriéndolo.

Y él entendió que ella era esa luz, esa venda que curaba todas las heridas. Él estuvo tan perdido en ese abismo que el mismo se perdía de sí y se desconocía. Cuándo ella lo encontró en el obscuridad al borde de la muerte, apareció en su vida y lo guió nuevamente a su camino que hace años había perdido de vista.

Era aquella pequeña hada que tenía una farola en la oscuridad guiándolo, porque sabía lo que era estar ahí.

Kristal era la tipo de chica que guiaba a todas las almas a la luz, al bienestar y encontrar una tregua entre su mente y alma. Ella era tan única y le daba miedo, miedo de que alguna vez se vaya de su lado porque no la cuidaba de la misma manera que todos en el mundo.

Sabía que su vida fue un desastre, conocía ese abismo hace años. Se conocía el terreno y guiaba a todos a la paz que todos buscaban con desesperación, ella los guiaba. Pero Kristal... jamás salía de ahí porque ella quiere que todos sean felices, porque «si ellos son felices entonces yo también».

Se separó de su beso y la miró a los ojos para atraerla a ella en un abrazo, apretándola contra él desde la espalda.—Quizá no lo diga nunca... Pero te amo. —susurró contra su oído.


Ella sonrió melancólica.—Lo sé. Sé que me amas en silencio. —se separó de él para mirarlo.




N/T
¿Les ha gustado? :''3
Digan que shi plis llevaba
tiempo queriendo sacarlo de mi Word. 😂
Nos leemos luego bbs.

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