━━━08

Ya saben las reglas más de 20 comentarios y actu. Pero sin hacer trampa

━━━Yeonjun━━━

Me cambio por un par de pantalones cortos y una playera antes de salir de mi oficina.

—Estaré fuera por el resto del día—Arthit resopla.

—Descubres que tu omega escribe porno y no puedes llegar a él lo suficientemente rápido.

Mi omega. Estoy seguro de que Kimi frunciria el ceño ante eso, pero pienso que encaja perfectamente. Puedo llamarlo así en mi cabeza.

—Me aseguraré de saludar a los Luo y decirles que les mandas saludos—se estremece—. Que tengas un buen día, Arthit—sonrío.

—Seguro, seguro—murmura mientras caminó fuera del edificio.

Temprano, cuando fui a dejar a los niños, tuve oportunidad de conocer a Shredder. Cuando Kimi lo llamó una bestia, solamente estaba exagerando un poquito. Su perro es más grande que Hyein.

Pasé la primera parte de mi día diseñando los bocetos de su nueva casa. Después, tomé prestado el Jeep de Changbin para detenerme en la tienda de herramientas antes de ir a casa de Kimi.

Toco el timbre, pero como es usual, nadie contesta. Eso no importa ahora que tengo una llave, así que entro por mi cuenta. No escucho ningún ruido, de modo que me imagino que están en la parte de atrás.

Camino a través de la casa y me congelo cuando veo a Kimi.

Se arrastra por el piso con una pistola de agua en las manos. Tiene rayas negras en su cara que lo hacen lucir tan rudo como si estuviera listo para una batalla o para jugar fútbol.

Aclaro mi garganta, causando que todo su cuerpo se encoja. Entonces, se da cuenta de que soy yo.

—¡Choi! ¡Me diste un susto de muerte!—lo sigo viendo con una sonrisa divertida.

—¿Qué diablos estás haciendo?

Hace una mueca.

—Esta es mi casa. No me juzgues—sus ojos se dilatan cuando escuchamos pisadas—. ¡Abajo!—susurra urgentemente. Antes de que me dé cuenta, mis piernas han sido jaladas—. Lo siento—susurra, escuchándome quejarme.

—¿Qué diablos, Yoo?—gruño. Golpear el piso así de fuerte no ha sido placentero. -

—Quédate callado—sisea—. Te escucharán.

Seguimos agachados en el piso mientras los chicos nos buscan.

—¡Kimi!—canturrea Gyu— ¡Sal, sal de donde quiera que estés!

—¡Shredder!—esa es Leeseo— Encuentra a mami, chico.

Kimi maldice bajito.

—Esos cachorros tramposos.

Antes de que pueda escapar, Shredder llega corriendo por el cuarto. Leeseo, BeomGyu y Hyein vienen corriendo detrás de él, cada uno armado con su propia pistola de agua.

Kimi trata de pelear de vuelta, pero son demasiados. Como estoy junto a él, yo termino igual de mojado.

—¡Oh!—dice Hyein— Está vacía—jala el gatillo de su pistola, pero no sale nada.

—Está bien, vamos a recargar—dice Leeseo—. ¡Hola, Yeonjun!—se van tan rápido como llegaron.

Volteo para ver a Kimi jadeando contra la pared.

—Así que esto es lo que haces cuando estoy en el trabajo.

Sonrie.

—A veces. ¿Qué estás haciendo aquí de todas formas? Llegaste temprano.

—Estoy aquí para construirte una casa para perro—contesto—. ¿Quieres ayudar?

—Seguro—se encoge de hombros, soplando un mechón de pelo de su rostro—. Voy a poner el tobogán de agua para mantener a los chicos ocupados. No me siento con ganas de ser disparado por una pistola de clavos otra vez.

—No estuvo tan mal la última vez. Pudiste pasar todo el día conmigo—lo molesto. Me pongo de pie y lo jalo hasta ponerlo de pie a él—. Voy al Jeep por las cosas. Te veré en el patio trasero.

Puedo decir en este momento que va a ser un día interesante. Una vez que los niños están ocupados, Kimi se me une en el patio.

—¿Dónde me quieres?

—En la mesa de la cocina, pero ahora tenemos trabajo qué hacer—contesto.

—¿Puedo tomar prestada tu pistola de clavos?—pregunta inocentemente.

Inmediatamente sacudo mi cabeza.

—Si alguien va a terminar clavado aquí...

Pone su mano en mi boca.

—Trabajo qué hacer—me recuerda.

Escuchar a los niños gritar y reír en el patio hace un buen ambiente de trabajo. Hago la mayor parte del trabajo con la casa de perro porque Kimi me informa que no quiere meterse con un profesional.

—Patrañas—me río—. Solo quieres que yo haga todo el trabajo.

—Yo estoy pintando—me responde con gesto de ofensa.

Quiere que combine con la casa del árbol de Leeseo, así que está pintando el techo de verde. Me pongo de pie y enrollo mis brazos alrededor de su cintura desde atrás. Me inclino hacia adelante, por encima de su hombro, para que mi cara quede junto a la suya.

—¿Ya casi terminas?

—Ya he terminado. Solamente estaba pretendiendo que trabajaba, para que así no me pidieras hacer nada—admite.

—Es todo—gruño—. Voy por una pistola de agua.

Se gira en mis brazos con una sonrisa maliciosa en su rostro.

—Tráela, Yeonjun.

Entonces, se escapa de mi agarre y corre a la casa. BeomGyu me trae su pistola.

—Buena suerte, papá.

—Gracias, hijo—pongo mi cara de juego—. Griten si nos necesitan.

Entonces entro por la puerta trasera y me metí a la zona de guerra. Mantengo mi espalda contra la pared, arrastrándome por la casa como he visto hacer a los policías en muchas películas. Sé que Kimi tiene ventaja. Estos son sus dominios, así que él sabe todos los lugares para esconderse.

Me deslizo por la sala hasta donde supongo que es su cuarto. La puerta está entreabierta y escucho distintos sonidos de alguien que se mueve alrededor. Mi sonrisa crece conforme me acerco. Lentamente, abro la puerta, no sin antes caminar con mi dedo en el gatillo, listo para disparar.

—Quieto—demonios. La voz viene detrás mío—. No te muevas o disparo—dice Kimi en un tono sensato—. Pon tus manos donde pueda verlas. Empiezo a alzar mis brazos—. Relájate.

Entonces, recuerdo algo importante. Es solo una maldita pistola de agua. Me doy la vuelta y empiezo a disparar. Está tan sorprendido para responder al principio, así que logro darle unas buenas rociadas. Entonces, mi pistola se queda sin agua. Él sonríe.

—Vacié sus pistolas mientras estabas descargando el Jeep—apunta directamente hacía mí—. Parece que te quedaste sin municiones. Arrojo la pistola vacía al suelo.

—Tomaré las tuyas.

Kimi está fuera del cuarto antes de que pueda parpadear. Corro tras él, brincando sobre los obstáculos que me arroja en mi camino. Terminamos en la cocina, en cada lado de la mesa. Su cara está ruborizada por correr y me río.

—Dijiste que me querías aquí—sonríe, mirando la mesa.

Mi mente inmediatamente va hacia imágenes de Kimi en su espalda conmigo encima de él. De cualquier forma, un chorro de agua me trae de vuelta.

Mierda. Él sabía que, si mencionaba eso, me iba a distraer.

—Voy por ti—sonríe diabólicamente y empieza a correr otra vez, pero esta vez estoy preparado. Lo atrapo por la cintura y lo hago girar.

—Bájame, Choi—dice, peleando contra mí.

—No te escaparás de mí esta vez, Kimi—lo dejo caer en la parte de arriba de la mesa y me paro entre sus piernas—. Eres mío ahora—gruño juguetonamente antes de atacar sus labios con los míos.

—Demonios—susurra contra mi boca, causando que me aparte brevemente.

—¿Qué?—pregunto, asegurándome de que nada esté mal mientras peleo con la tentación de rasgar su playera.

—Tiré mi pistola—suspira. Entonces, sonríe y sujeta la parte de atrás de mi cabeza, atrayendo mis labios a los suyos.

Enrollo mis brazos alrededor de él mientras él sujeta un puñado de mi cabello. Empiezo a empujarlo sobre su espalda, pero él rompe el beso.

—Espera—jadea—. Nuestros hijos comen en esta mesa.

En este momento, no me importa.

—Te construiré una nueva.

Atrapo sus labios en otro beso, moviéndome hacía adelante, para que así se recueste. Una vez que está sobre la superficie plana de la mesa, deslizo una mano debajo de su playera, sintiendo su suave piel.

—Yeonjun—me aparta de nuevo.

—De verdad necesitas dejar de hacer eso—contesto, inclinándome hacia su boca nuevamente. Él me detiene.

—Mira por la ventana.

—Kimi—gruño—. Me estás matando—apunta hacia la ventana, así que me giro para ver qué es tan importante. Tres niños y un perro me ven de regreso—. Mierda—susurro.

Me pongo de pie a regañadientes, y ayudo a Kimi a bajar de la mesa. Tomo su mano con la mía, y caminamos hacia fuera para encararlos.

Leeseo es la primera en hablar.

—Mamá—empieza seriamente—. Dijiste que no está permitido jugar en la mesa.

Me muerdo la lengua para mantener a raya la risa por la mirada en su rostro. Por supuesto, después BeomGyu tenía que hablar.

—Y, papá, dijiste que no se tacleaba a los omegas—veo a Kimi mordiendo su labio inferior.

—¿Qué vamos a hacer con ustedes dos?—pregunta Leeseo.

—Llamar a la abuela—contesta Hyein y se va, pasándonos corriendo, para ir adentro. 

—Oh, no, no lo harás—atrapo a la risueña omega y la alzo en mis brazos. Su traje de baño me deja incluso más mojado, pero no me importa—Ustedes tres no van a decirle a nadie lo que vieron.

Mi familia no dejaría pasar saber que casi pierdo el control con Kimi delante de mis hijos.

Hay demasiada maldad en los ojos de los cachorros para mi gusto. Miro a Kimi y él asiente.

—Tendremos que sobornarlos hasta que tengan planeado algún tipo de chantaje.

—¿Qué tenemos que hacer para que se queden quietos?—pregunto.

—Necesitamos discutir esto con Hyein—contesta Gyu

La pongo abajo y corre para unirse con los alfas en un grupo. Susurran entre ellos y miran sobre sus hombros hacia nosotros de vez en cuando.

Sé que podemos amenazarlos, pero esto es más entretenido. Después de lo que parece una intensa discusión, se dan la vuelta hacia nosotros. Me preparo para lo peor.

—¿Podemos ir al zoológico?—pregunta Leeseo.

—Necesito discutir esto con Yeonjun—dice Kimi, molestándolos un poco mientras me jala lejos de ahí—. Podemos ir al zoológico, si tú quieres—susurra—. Solo asegúrate que no me convenzan de nada. Lo último que necesito es regresar a casa con una cebra como mascota o algo.

—Creo que el zoológico es una gran idea. Solamente les explicaremos que una cebra no entrará en la camioneta—me giro hacía los niños—. Deberán cambiarse de sus trajes de baño antes de irnos—ellos corren hacia la casa.

—¿Traes ropa extra contigo?—pregunta Kimi.

Asiento.

—En el Jeep. ¿Por qué?—mira hacia el tobogán y de regreso hacia mí. Sonrío y tomo su mano otra vez.

Juntos, corremos y nos dejamos caer en el plástico, deslizándonos rápidamente y chocando contra la pequeña alberca al final.

—Esto va a dejar una marca.

—¿Qué sucede? ¿Te estás volviendo demasiado viejo para este tipo de cosas?—me molesta Kimi.

—Te mostraré qué tan viejo—lo tumbo y presiono mis labios contra los de él. Son tan malditamente suaves.

—¿Kimi?—demonios. Atrapado nuevamente. Hyein corre hacia donde estamos nosotros— ¿Podrías arreglar mi cabello?_pregunta dulcemente. Kimi me empuja ligeramente de él y se pone de pie. Quiero jalarlo hacia abajo, pero tengo la suficiente decencia como para comportarme delante de mi cachorra de tres años. Hyein me sonríe— Lo siento, papi.

Beso su mejilla sin mojarla. Entonces, Kimi toma su mano y la lleva hacia dentro. Corro al Jeep para tomar mi maleta y entro a uno de los cuartos de invitados para secarme y cambiarme.

Podría haber ido al cuarto de Kimi, pero sé que es peligroso con nuestros hijos despiertos y en la casa. Los cachorros están sentados en el sofá viendo Animal Planet cuando entro.

BeomGyu se mueve un poco, para que así pueda sentarme entre ellos. Atrapo a Leeseo sonriendo junto a mí.

—¿Por qué estás sonriendo?—pregunto, sin poder contener mi propia sonrisa.

—Besaste a mamá—contesta.

—¿Eso está bien para ti?

Sé que mis hijos aman a Kimi, pero no estoy cien por ciento seguro de cuánto le agrado yo a Leeseo, sin importar cuán brillantemente está sonriendo. No paso tanto tiempo con ella como me gustaría.

—Sí, señor—responde rápidamente—. Necesitarás hablar con Pa de todas formas—añade—. No te preocupes si saca su pistola. No te disparará—arruga su nariz—. No creo.

Bueno, eso ha sido reconfortante.

Kimi viene con Hyein.

—Estamos listos ahora.

Por suerte, el zoológico no está muy lleno. Hyein está montada en la espalda de Kimi con sus pequeños bracitos enrollados flojamente alrededor de su cuello.

Yo estoy haciendo mi mayor esfuerzo por convencer a los alfitas de que puedo hablar con los animales.

—Dile a él que se acerque—dice Gyu, retándome.

Suspiro y me giro hacia el simio.

—Disculpe—escucho resoplar a Kimi—. ¿Podría acercarse un poco, para que estos chicos puedan mirarlo mejor?—me detengo por un momento—Oh, ya veo—miro a BeomGyu y a Leeseo—. Ella no vendrá. Creo que heriste sus sentimientos cuando la llamaste un él.

Leeseo mira a Kimi

—¿Está mintiendo?

—¿Cómo voy a saberlo?—contesta con una cara seria— Yo no hablo con animales.

—Si puedes hablar con animales. ¿Por qué no lo habías hecho antes?—pregunta BeomGyu. Él cree que me tiene atrapado con eso.

—No me gusta presumir—contesto. Kimi interviene

—Ahora sé que está mintiendo.

Lo empujo con mi brazo.

—Traidor.

Continuamos hacia la casa de los reptiles, donde Hyein viene conmigo. No le gustan las serpientes, así que esconde su cara en mi cuello y me pide que le diga cuando termine todo. Los chicos, sin embargo, piensan que son las cosas más geniales en el mundo. Veo mientras Leeseo se gira hacia Kimi.

—No—es todo lo que tiene que decir. La cachorra suspira y sigue mirando. No puedo evitar soltar una risita.

Una de mis partes favoritas es la exhibición de murciélago, Leeseo y BeomGyu sostienen las manos de Hyein ya que la caverna está bastante oscura. Pienso que es genial que ellos se lleven tan bien. La mayoría de los alfas no quieren salir con sus hermanitos si estos resultan omegas, pero ni a BeomGyu o a Leeseo parece importarles.

Mientras pienso en todo esto, siento una suave mano sujetar la mía. Miro hacia abajo para ver a Kimi mordiendo su labio.

—Odio la oscuridad. Dile a alguien, y te mataré—susurra. Sonriendo, jalo mi mano libre para que pueda enrollar mi brazo alrededor de sus hombros y jalarlo hacia mi lado.

No voy a molestarlo por esta debilidad recién descubierta; simplemente voy a asegurarme de que visitemos un montón de lugares oscuros de ahora en adelante.

Cerca de la hora de la cena, ordenamos algunas hamburguesas y perritos calientes y vamos hacia un área de picnic. Está cerca del área donde puedes acariciar a los animales, para que cuando los niños terminen de comer los dejemos ir a verlos.

—Tal vez no regresemos a casa con una cebra, pero—los niños terminan y van a ver a los animales—. ¿Cómo te sientes con una cabra?—pregunto. Kimi sonrie, pero mantiene sus ojos en los niños.

—Solo si se queda en tu casa. Mi perro casi le dobla el tamaño a un caballo.

—Tú nunca has estado en mi casa—me doy cuenta. Es raro, ya que mis hijos prácticamente viven en la suya—. Tienen que venir mañana. Cocinaré la cena para nosotros cinco, y tú y Leeseo pueden pasar la noche.

—No hay manera de que le deje a Arthit el dominio de mi casa por una noche entera—dice Kimi.

—Haré que Soobin lo arreste por algo—ofrezco.

Kimi lo piensa por un momento antes de sonreír.

—De acuerdo, pero dormiré en el cuarto de invitados.

Saco mi labio inferior.

—Pero mi cuarto es muchísimo mejor.

—Qué bueno, porque ahí es donde vas a dormir. Imagina si esos tres nos atrapan juntos en la cama. Necesitaríamos comprarles este zoológico para mantenerlos quietos—contesta.

—Puedo hacerme cargo—sonrío.

Sé que no hay manera de que gane en este momento, pero voy a intentar nuevamente cuando lo tenga en mi casa.

Antes de que cierren el lugar, tomamos el tren que pasea por todo el zoológico.

Los vagones son lo suficientemente grandes como para que los cinco nos sentemos juntos. Hyein gatea hasta sentarse en mi regazo.

—Tengo sueño, papi.

—Puedes dormirte, cachorra. Papi te tiene.

Enrollo mis brazos alrededor de ella y beso la parte de arriba de su cabeza. Se revuelve en mi pecho y cae rendida en menos de dos minutos.

Los chicos ayudan a escogerle un animal de peluche de la tienda de recuerdos antes de irnos, ya que ella sigue inconsciente.

Camino a casa, puedo escuchar a Leeseo susurrarle a Gyu.

—Eso fue divertido. Siempre me pregunté cómo sería.

BeomGyu pregunta lo que yo quiero saber.

—¿Cómo sería qué?

—Tener un papá—responde quedita.

—Es genial —dice Gyu—. Pero quiero una mamá también—le doy una mirada a Kimi, sabiendo que él puede escucharlos también.

Tiene una sonrisa triste, así que me muevo para sujetar su mano, llevándola a mi regazo.

—Te presto a mi papá si tú me prestas a tu mamá—ofrece Gyu.

—Trato—dice Leeseo.

Le doy un apretón a la mano de Kimi y él entrelaza nuestros dedos en respuesta.

Encamino a Kimi a la puerta cuando llegamos a su casa. Leeseo está tan adormilada que va directo hacía dentro después de darme un abrazo y dejarme besar la parte de arriba de su cabeza.

—Te tengo algo—le digo a Kimi, ofreciéndole una bolsa de la tienda de regalos del zoológico. Me mira escépticamente antes de tomarla y sacar el animal de peluche. Sus labios se tuercen hasta que forma una sonrisa.

—¿Choi, qué diablos es esto?—pregunta, viendo al burro de peluche. Sonrío.

—Quería que tuvieras algo que te recordara a mí cuando estuvieras dormido sin mí. Siempre me llamas asno, así que esto pareció encajar.

—Encaja perfectamente—sonríe—. Ahora ve a casa. Estoy cansado.

—No puedo—contesto—. No me has dado mi beso de las buenas noches todavía. Es un requisito ahora.

Enrolla sus brazos alrededor de mi cuello y se para en los dedos de sus pies para un rápido, suave beso.

—Gracias por el asno.

Sonrío.

—Cuando quieras.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top