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Más de 20 comentarios referentes a la historia y habrá actu. Nada de abecedarios, etc.

[Yeonjun]

Cuando aparco en casa de Kimi a la mañana siguiente, él y su hermano están parados en el patio de adelante con sus brazos cruzados mientras tienen su atención pegada en la casa que está cruzando la calle.

BeomGyu y Hyein entran por su cuenta, así que camino y me paro junto a Kimi.

—¿Qué estamos mirando?

Las palabras apenas han salido de mi boca cuando Hayhing sale de su casa con sus sábanas en la mano. Las arroja furiosamente en un bote de basura y les prende fuego antes de gritar y regresar adentro.

—Ha estado con eso toda la mañana—dice Kimi—. Aparentemente no sabe cómo usar una lavadora, porque eso quita el polvo pica-pica.

—¿Cómo que eso hace que se antojen unos Look Chin Tod, no?—dice Arthit—. Iré por unos.

Se da la vuelta y entra. Hayhing sale de nuevo con el brazo lleno de ropa. Grita de nuevo y los arroja al cesto, haciendo que las flamas se hagan más altas.

—¿Quiero saber?—pregunto.

—Idea de Arthit. Hayhing nos echó a la policía, así que entramos a su casa y rociamos sus cosas con polvos pica-pica—explica Kimi despreocupadamente.

Asiento. Sabía que tenía que ser algo como eso. Es aterrador cómo las cosas que él hace empiezan a tener sentido para mí.

—Mamá accedió a cuidar a los niños esta noche. Ella y papá quieren llevarlos al Flavors

—Mierda—esa no es la reacción que estaba esperando. Kimi se gira rápidamente hacia mí—Viene para acá—eso me hace sentir un poquito mejor.

—¡Esto es un ultraje!—grita Hayhing mientras se acerca. Su cara tiene tres tonalidades de rojo.

—Lo sé—contesta Kimi sonando completamente escandalizado—. ¡No puedo creer que hayas besado a mi hermanito omega!

Arthit escoge ese momento para aparecer con una bolsa de Look Chin Tod y un gancho para la ropa.

—Hey, Labios Candentes.

—Yo... él...—balbucea Hayhing. Entonces grita otra vez y se regresa a su casa.

Kimi suspira.

—Amo este vecindario.

No puedo evitarlo, pero miro boquiabierto a Arthit.

—¿Besaste a Hayhing?—se encoge de hombros.

—Tienes que hacer lo que tienes que hacer. Y no planeo hacer repeticiones instantáneas tampoco. No importa lo que ella diga, yo creo que se corrió—Arthit se estremece ante la idea.

—Más te vale no volverte un omega rarito. De otra manera, habrá un montón de alfas enojados en este pueblo—advierte Kimi.

—No puedo creer que dejo a mis niños con ustedes, gente—los molesto—. Mamá vendrá a recogerlos a las cuatro. Yo vendré por ti a las cinco.

Cruza sus brazos encima de su pecho.

—¿A dónde vamos?

—A una cita. Que tengas un buen día.

Le beso en la nariz y me alejo, sonriendo cuando lo escucho resoplar de molestia detrás de mí.

Cuando llego a la oficina, encuentro a Changbin en el vestíbulo con sus pies apoyados en el escritorio y con un libro en sus manos.

Está tan concentrado que ni siquiera se da cuenta de que entro. Eso es muy anti-Changbin.

—¿Perdiste una apuesta o algo?—pregunto.

Casi se cae de la silla de la sorpresa tan grande que le doy al hablar.

—¡Amigo! Ni siquiera te escuché llegar.

Le doy un vistazo rápido al libro que trae antes de que pueda esconderlo. Mis ojos se dilatan ante las palabras que saltan de la página.

—¿Estás leyendo una barata novela de romance? ¡Changbin, es una de esas eróticas! ¿No tienes suficiente de Yuriko?

—Fue él la que me lo dio—dice, regresando a su lectura—. Quiere intentar un pequeño juego de rol, así que estoy leyendo sobre mi personaje. Soy una sexy alfa que vive en la montaña.

—No hablas en serio—contesto. Esto es demasiado.

—¿Alfa de la montaña? En cuanto el doctor le dé luz verde, YuangHe tiene el disfraz de vaquero listo y esperando—dice TaeHyun mientras camina con unos cuantos archivos para guardarlos.

Changbin asiente, entendiéndole.

—Vamos a leer esa para la próxima. No puedo esperar para amarrar a Yuriko.

No puedo creer esto.

—Voy a trabajar.

Camino por el pasillo.

—Dejé uno en tu escritorio para ti y Kimi. Es sobre un convicto prófugo—dice TaeHyun a mis espaldas.

Es oficial. Mis hermanos son caso perdido. Así que encuentro una novela tirada en mi escritorio. La pongo en otro lado. Si son lo suficientemente estimulantes como para que Changbin y TaeHyun las lean, necesito mantenerlas apartadas al menos hasta mi segunda cita.

Los pensamientos de tener a Kimi en mi cama han cruzado mi mente en más de una ocasión, pero no quiero apresurar las cosas. No quiero arruinar todo.

Paso el día dibujando nuevos diseños hasta mi hora de comida. Antes de que pueda abrir mi puerta para salir por un descanso, TaeHyun se desliza hacia dentro.

—Yo no saldría si fuera tú.

—¿Por qué no?—pregunto.

A menos de que Changbin y Yuriko hayan empezado con su diversión, no puedo pensar en otra razón para no salir a almorzar.

—El vestíbulo está lleno de posibles secretarias, y todo los omegas están buscando dar un vistazo al Choi disponible. Hay demasiados. Podrías ser violado, y no habría nada que Changbin o yo pudiéramos hacer para salvarte—explica, dándome una mirada compasiva antes de salir de ahí.

Gruño. Me muero de hambre. Sé que Kimi encontrará esto divertido, así que le envió un mensaje de texto. Un par de minutos después vibra mi teléfono.

"Aguantate, alfa bonito"

No sé cuánto tiempo he estado escondido en mi oficina, hasta que escucho un ligero golpeteo en mi ventana. Mis ojos se abren en sorpresa cuando veo quién es. Rápidamente abro la ventana.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Dijiste que necesitabas ser rescatado. ¿Vienes o no?—pregunta Kimi—. Los chicos y yo vamos a ir por comida china.

—No he escalado a través de una ventana desde que estaba en la universidad—admito, escalando de todas formas.

Lo sigo hasta la camioneta donde los cachorros esperaban pacientemente.

—¿Cómo voy a regresar?—pregunto después de saludarlos.

—Arthit se está haciendo cargo de eso. El vestíbulo estará limpio de omegas para cuando regresemos. Solo tenemos que recordar traerle algo de pollo agridulce y dos rollos primavera.

Ni siquiera voy a preguntar. El restaurante está a la vuelta de la calle, así que estamos ahí en poco tiempo. Los chicos caminan delante de Kimi y de mí, mientras Hyein camina entre nosotros, sosteniendo nuestras manos. Así es como se supone que una familia debería lucir.

Nos sentamos en nuestra mesa de la misma manera, con BeomGyu y Leeseo frente a nosotros tres.

—Vamos a tener otra cena familiar mañana en la noche en casa de TaeHyun y YuangHe. Estaba pensando que pueden llegar temprano, así nosotros los alfas podemos practicar algo de fútbol.

—Uh—contesta, concentrado en sus palitos chinos—. Demonios—en lugar de ellos, toma un tenedor. Uso mis propios palitos chinos para ofrecerle una mordida de mi camarón. Casi pienso que no va a tomarlo, pero después de un momento, separa sus lindos labios y me deja alimentarlo. Cuando termina de masticar, sacude su cabeza—. Muy sutil, Choi—dice sarcásticamente.

—Es parte de mis encantos—sonrío. BeomGyu resopla.

—¿Encantos? Papá, la abuela te enseñó cómo hacer eso—Kimi casi se ahoga con su comida.

—Gracias, cachorro—contesto.

El pequeño diablo simplemente me sonríe.

Camino de regreso a la camioneta, Kimi sigue molestándome.

—No te preocupes, Choi—se inclina y susurra—. Yo creo que los chicos de mami son sexys.

Me río y le doy un empujoncito juguetón.

—Métete en la camioneta, Yoo. Necesitas regresar a casa para que te alistes para nuestra cita candente—él me guiña el ojo.

Las cinco en punto no llegan lo suficientemente rápido.

Cuando regresamos a la oficina, Arthit está sentado en el escritorio contestando llamadas.

—Construcciones Choi, le atiende Yoo. ¿Cómo puedo ayudarle?—teclea unas cuantas cosas en la computadora—. Sí, Sr. Yang, puedo programarlo para el próximo martes a las tres en punto, usted también—cuelga.

—¿Yoo?—pregunta Kimi dejando su pedido para llevar en el escritorio.

—Es tu apellido—se encoge de hombros—. Arthit Chaisai suena como un trabalenguas y Kimi no es lo suficientemente maduro—explica—. Pueden ir a casa sin mí. Tengo trabajo qué hacer—contesta el teléfono otra vez—. Construcciones Choi le atiende Yoo. ¿Cómo puedo ayudarle?

Kimi se gira hacia mí.

—Uhm, ¿felicidades? Tienes un nuevo secretario.

Asiento.

—Eso parece. No te preocupes. Si se descarrila, llamaré a Soobin.

—Buena suerte—contesta—. Vámonos, niños.

Hay un coro de adioses mientras dejan el edificio.

—¿Revisándole otra vez las nalgas a mi hermano, jefe?—pregunta Arthit, fingiendo inocencia.

Me doy la vuelta y me encojo de hombros.

—Son realmente unas buenas nalgas. Regresa al trabajo, Yoo.

Me sonríe tímidamente. Extrañamente, creo que me acabo de ganar la aprobación del hermanito.

Exactamente a las cinco en punto, toco gentilmente la puerta principal de la casa de Kimi. Cuando nadie contesta, llamo un poco más fuerte. Siguen sin contestar.

Hago sonar el timbre. Nada. Finalmente, tomo mi llave, abro la puerta y meto mi cabeza.

—¡Yoo! Me estás matando aquí. ¡Ven y responde la maldita puerta!—grito.

—¡Quédate en tus pantalones, Choi! ¡Ya voy!—me grita de vuelta.

Cierro la puerta y espero. Estoy a punto de tocar el timbre otra vez cuando la puerta se abre y Kimi sale, viéndose tan hermoso como siempre.

Aclaro mi garganta y le ofrezco un ramo con siete tulipanes.

—Te ves hermoso.

—Uhm, gracias—contesta—. No eres tan malo—mira las flores—. Voy a uhm voy ponerlas en agua. Ya regreso.

Desaparece rápidamente de mi vista. No puedo evitar sonreír. He asombrado al sabelotodo. Regresa después de unos momentos y cierra la puerta detrás de él.

—De acuerdo, Sr. Choi, ¿a dónde iremos en esta agradable tarde?—lo tomo por el brazo y lo guio al auto, abriendo la puerta por él—. No vas a decirme, ¿verdad?

—No hasta que el auto esté en movimiento—contesto.

—¿Así de mal, eh?—pregunta.

—Entra al auto, Yoo.

Cierro la puerta después de él y troto alrededor para llegar a mi lado y entrar. Mientras hacemos nuestro camino por la carretera, mantengo la mirada en él.

Hay tanto de él que todavía no sé. Aparco el auto a un lado de la carretera y me estaciono. Parece como si estuviéramos a la mitad de la nada.

—Juro que, si me pides que me pase al asiento trasero, voy a meter estos incómodos zapatos por tu culo.

Me salgo y abro la puerta por él.

—Dame algo de crédito. Si hubiera planeado meterme en tus pantalones esta tarde, te habría llevado a mi casa. 

—Encantador—contesta secamente—. ¿Dónde diablos estamos?

—Lo explicaré. Lo prometo—me paro delante de él y me agacho un poco—. Súbete—no lo hace—. No te hagas el difícil. No te dejaré caminar por el bosque en esos zapatos.

Sonrío cuando lo siento trepar por mi espalda. Kimi enrolla sus brazos holgadamente alrededor de mi cuello. 

—Hueles bien, Choi.

Caminamos por el bosque en un cómodo silencio. Estoy prestando mucha atención por dónde camino. Caer podría ser malo en muchos niveles. O bien él podría lastimarse y me sentiría horrible o mi orgullo saldría lastimado y él jamás me dejaría en paz con eso. Caer no es una opción.

—Aquí estamos—cuidadosamente, lo ayudo a bajar y a ponerse de pie. Hay una plataforma de madera construida en el árbol encima de nosotros—. Esta es la primera cosa que construí—le indico con un gesto que trepe por la escalera.

—¿Es segura?—pregunta con cautela. Le doy mi mejor aspecto de insultado—. ¿Qué? La madera tiende a pudrirse, lo sabes.

—La he cuidado bastante bien—le aseguro. El sol está a punto de ponerse, así que tengo velas esperando en la plataforma. Cuando Kimi las ve, me mira interrogante.

—¿Vamos a tener una sesión espiritista?—empiezo a desempacar la hielera que contiene nuestra cena.

—Construí esto cuando era niño. No sabía nada sobre alambrados en ese entonces, así que necesitamos estas para alumbrar—le ofrezco un sándwich de ensalada de pollo con una sonrisa encantadora.

—¿Cómo supiste que este es mi favorito?—pregunta suspicaz.

—Nuestro nuevo secretario es muy eficiente—contesto. Lo estuve fastidiando por información antes de dejar la oficina. 

—Arthit—gruñe, pero gime suavemente cuando le da un mordisco—. Esto no era lo que esperaba cuando me ataste a esta cita—admite.

Enciendo las velas.

—Es la primera cita. Es aquí donde nos conocemos mutuamente, y no pude pensar en otro mejor lugar para hacerlo. Además, estás atrapado aquí hasta que decida mostrarte el camino de regreso.

Mira a su alrededor, dándose cuenta de que no tiene idea de cómo regresar al auto.

—Mierda—suelto una risita, sirviéndole una copa de vino.

—Así que, señor Yoo—pienso en todas las cosas que quiero saber sobre él—. ¿Quién fue tu primer beso?—parece algo seguro para empezar.

—Ta Nannakun—contesta rápidamente—. Él fue mi primer todo.

Tal vez no es un lugar seguro para empezar.

La envidia que siento por este tipo que jamás he conocido es sorprendente. Normalmente no soy del tipo celoso, pero pensar en él con sus piernas enrolladas alrededor de otro alfa que no sea yo necesito parar. Mis pantalones se están poniendo incómodamente apretados.

Decido tomármelo tranquilo. Puedo seguir haciendo esto.

—¿Y cómo te fue con eso?—pregunto. Kimi sonríe.

—Genial una vez que tuvimos un poco de práctica.

—¿Necesitó de práctica?—pregunto con aire de suficiencia—. Yo lo hice bien a la primera.

—Cállate, Choi—contesta, golpeando mi brazo.

Esto es agradable, simplemente estar sentados aquí, él y yo.

Debo ser un masoquista, porque lo tengo contándome sobre él y los alfas de su vida. No pude evitarlo. Quiero saber todo lo que hay que saber sobre él.

—Naphat, Bible, Kyungmin, Hanbin, Seon y MinJae—enlista fácilmente. Cuando mis ojos casi se salen de mi cabeza, rueda los ojos—. Preguntaste sobre los alfas de mi vida, no mi lista de sexo. Estos eran los chicos con los que solía salir en el pasado. Naphat es el hermano de Ta. Usualmente, él era demasiado genial como para salir con nosotros, los chicos de preparatoria. Kyungmin era el Rey de la escuela. Hanbin y Seon eran sus colegas. Creo que ellos salían conmigo porque mi papá era el jefe de policía. Bib era el tipo misterioso del que todos estaban asustados como para salir con él, así que terminó con nosotros. Me enredé con un par de ellos solo por diversión, pero Ta y el padre de Leeseo han sido los dos únicos alfas con los que he estado sexualmente.

—Kimi—trato de pensar en una mejor manera de preguntar esto—. ¿Kimi, fuiste violado?

—¿Qué?—sus ojos me miran intensamente—. No.

Me explico.

—Es solo que dijiste que no sabías quién es el padre de Leeseo así que lo asumí.

Gruñe y recarga su espalda contra la base del árbol.

—Fue en un estúpido baile de máscaras. No te rías—me advierte—. Estaba irritado. Era mi último año. Había demasiada presión en mí. Quería salir e ir por mi lado salvaje—se ríe sin humor—. Estaba oscuro y todos estaban usando máscaras. Estaba un poco mareado, pero no estaba borracho. Sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando me colé con él a otro lugar. No quería que se quitara la máscara. El misterio de no saber quién era y la emoción de ser atrapados era exactamente lo que pensé que necesitaba. Usaba supresores y él uso condón, pero obviamente nada de eso fue efectivo.

—¿Trataste de localizarlo? ¿Al tipo misterioso?

Estoy seguro de que lo había hecho.

—Lo hice, pero había más gente de la que iba a mi escuela, y no tenía mucho de dónde elegir. Supongo que, él supo que estaba embarazado y se asustó, así que nunca regresó—se detiene por un momento—. No me arrepiento. Hice algo estúpido, pero tengo a Leeseo. No fue sencillo. He dejado un montón de cosas por cuidar de ella, pero fue mi elección, y ella ha valido la pena.

No ha sido nada de lo que había esperado. Una vez más, Kimi nunca hace nada de lo que espero. ¿Por qué la concepción de su hija tenía que ser diferente?

—Sé a lo que te refieres. Has pasado por situaciones difíciles, pero has hecho lo mejor posible. Estar casado con Hyoju fue algo que pude haber evitado, pero no cambiaría ni a BeomGyu y a Hyein por nada en el mundo.

Asiente con una sonrisa suave.

—Tenemos unos cachorros bastante geniales.

Nos quedamos quietos por unos cuantos minutos, y finalmente no me puedo contener.

—Así que el papá de Leeseo. ¿Era más como el Fantasma de la Ópera o como Jason de Viernes 13?

—Veo que ahora tendré que matarte—suspira.

Riéndome, me pongo de pie y le ofrezco mi mano.

—Baila conmigo.

—Diablos, no—contesta.

—Te estás haciendo el difícil otra vez, Yoo—me agacho y lo jalo hasta ponerlo de pie.

—No hay música, asno—trata de jalar su mano, pero no voy a dejarlo así.

Enrollo un brazo alrededor de su cintura y lo atraigo más hacia mí.

—Resulta que soy extraordinario para tararear.

—También estás lleno de mierda—me informa dulcemente.

Ignorándolo, empiezo a tararear una agradable melodía y lentamente empiezo a girarnos en círculos. Hay demasiado espacio en la plataforma.

—Me siento como un tonto—admite.

—Cállate, Yoo—contesto y sigo tarareando. Finalmente, deja de pelear.

Saboreo este momento, simplemente sosteniéndolo en mis brazos mientras bailamos bajo las estrellas en un árbol.

—Esto me recuerda a un poema.

—Oh, mierda—gruñe. Sonrío.

—Yeonjun y Kimi, sentados en un árbol. B-E-S-Á-N.

Me para en ese momento.

—Termina ese poema y te empujaré de la plataforma.

—Lucha todo lo que quieras, Hirunkit Kimileit—paro el baile y lo jalo un poco para poder verlo a la cara—. Pero tendré ese beso.

—Pues no será aquí. Está a punto de llover—una gota golpea mi mejilla como prueba de su punto.

—Demonios.

Inútilmente, soplo las velas y empaco la hielera. Puedo regresar por todo más tarde. Cuando regresamos al césped, lo ayudo a subirse a mi espalda.

Él sostiene la linterna mientras yo nos regresó al auto.

No lo logramos antes de que caiga el aguacero. Llegamos empapados.

Kimi se estremece en el auto, así que enciendo la calefacción.

—Tú sí que sabes cómo hacerle pasar un buen rato a un omega.

—Espera a que veas lo que tengo planeado para la próxima semana—le guiño un ojo, y él solo se ríe.

Cuando aparcamos en su casa, brinca del auto y sale. No hay una maldita manera en que lo deje ir de mi lado.

Corro tras él, atrapándolo antes de que llegue a la puerta. Chilla cuando perdemos nuestro equilibrio y caemos sobre el pasto mojado.

Ruedo hasta quedar arriba de él, cuidando de no aplastarlo con mi peso.

—Te dije que iba a tener ese beso.

Empieza a decirme, sin duda, algunas maldiciones, pero cubro su boca con la mía.

No puedo evitarlo, pero suelto un gemido cuando mi lengua entra en contacto con la suya.

Sé que vamos a necesitar respirar pronto, pero cuando su pequeña mano avanza hacia mi húmedo cabello y su boca se empieza a mover contra la mía, decido que respirar estaba sobrevalorado.

Kimi tumbado debajo de mí y peleando por recuperar su aliento es algo a lo que definitivamente puedo acostumbrarme.

—Sigues siendo un asno—jadea.

Antes de que pueda contestarle, un coche policía se detiene enfrente de la casa.

Soobin sale y abre la puerta trasera, jalando a Arthit por el brazo. Lo recarga contra el capó y remueve las esposas que mantenían sus manos detrás de su espalda antes de meterse al auto y manejar lejos de ahí.

—¡Gracias por el aventón!—grita Arthit después de que se va. Entonces se gira hacia nosotros y sonríe—. Vaya parece que su cita estuvo bastante bien.

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