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Mas de 15 comentarios respecto a la historia y habrá actu
《Kimi》
Ouch. En serio, tengo que aprender a decir que no, pero es totalmente imposible. Esos tres cachorros monstruos sacaron sus labios inferiores y parpadearon sus inocentes ojos, y caí más rápido que un hombre gordo en un buffet. Sin ofender a los hombres gordos. Son bastante abrazables.
Estoy bastante seguro de que dormir en la casa del árbol ha sido idea de los niños, incluso aunque enviaron a Hyein a preguntarme. Con una omega asi de dulce, ellos sabían que iba a ser incapaz de resistirme.
Tengo que encontrar algún otro mecanismo de defensa para el futuro.
No quiero abrir los ojos, pero esos estúpidos pájaros cantando alegremente están haciendo imposible que me vuelva a dormir.
—Estúpidos pájaros—gruño. Siento que algo se mueve junto a mí. Lentamente, muevo mi mano hacia abajo y siento un pequeño cuerpo cálido. Es demasiado pequeño para ser Leeseo y BeomGyu, así que tiene que ser Hyein. Mi toque provoca que se acurruque más hacia mí.
El sonido de la puerta trasera abriéndose y cerrándose me fuerza a abrir los ojos.
—Buenos días, Kimi—susurra BeomGyu mientras entra a la casa del árbol. Sonrío en respuesta.
Leeseo esta tumbado junto a él, todavía durmiendo pacificamente.
—Hey, Bello Durmiente—dice Yeonjun.
Está sosteniendo una bandeja con panecillos, dos cafés, y unas cuantas cajas de jugo. Notó que él está totalmente vestido para trabajar.
—Será mejor que estés hablando de alguno de los niños—respondo, desorientado.
Las mañanas y yo no somos los mejores amigos.
Me obligo a mí mismo a sentarme, reacomodando a una todavía adormilada Hyein, para que así ella descanse su cabeza en mi regazo.
—Nope. Lo siento—replica—. Gyu es el único despierto. Dudo que aprecie que lo llame de esa manera—sonríe. Me pasa un café—. Tengo que ir a trabajar pronto. Dejaré algo de dinero en caso de que necesites comprarle algo a los niños.
Sacudo mi cabeza, tomando un trago del café.
—Sí les compro algo, será porque quiera hacerlo. No tienes que pagar por ello—él pica con una pajilla uno de los jugos antes de dárselo a Gyu.
—Tienes que dejarme hacer algo. No puedo dejarte a mis hijos sin pagarte algo a cambio.
—Puedes ayudar a Leeseo con su práctica de fútbol—ofrezco.
Tomo uno de los panecillos calientes y lo agito en frente de la nariz de Leeseo. Ella tararea y abre los ojos.
—Trato hecho—ríe Yeonjun—. Pero tengo que comprarle algo también. Es lo justo.
Leeseo se sienta y gruñe, estirando sus brazos con un panecillo en su mano.
—Chico, qué noche—dice.
—Está bien—acepto—. Por cierto, gracias por el desayuno.
—De nada—sonríe antes de sentarse a mordisquear su panecillo.
BeomGyu gatea hacía mí y golpea levemente a su hermanita en la nariz.
—Hyein—canturrea quedito.
—Shh—susurra ella—, Hyein está dormida.
—Me voy a comer tu panecillo—le advierte juguetón.
—No—se queja, pero con una sonrisa en el rostro.
—Entonces será mejor que te levantes—responde sonriendo. Es un buen hermano mayor. Hyein suspira y abre sus ojos
Los cinco desayunamos juntos antes de que los niños entren a ver caricaturas. Yeonjun me ayuda a traer todas las almohadas y sábanas hacia adentro.
—Será mejor que me vaya. Entre más pronto entre, más pronto podré salir—me dice, tomando sus llaves. Lo sigo hasta la puerta para verlo irse—. Y añadiré algo más a nuestro trato—frunzo el ceño. ¿Qué más podría querer?—. Una vez a la semana los niños se quedarán con mis padres. Eso significa que tú y yo estaremos atrapados saliendo uno con el otro.
—¿Me estás invitando a salir, Choi? ¿Acaso quieres cortejarme?—pregunto sin rodeos.
—Por supuesto que no, Yoo—dice con esa maldita sonrisa torcida—. Vamos a estar saliendo como amigos, y si terminamos en la cama después de todo, que así sea.
—No hago eso en la primera cita—me quejo, cruzándome de brazos. Yeonjun bufa impacientemente.
—Te llevaré a más de una, genio—rápidamente mira su reloj—. Tengo que ir a trabajar—besa mi mejilla—. Te veré esta noche.
Esta es la segunda vez que este alfa me besa. Cierro la puerta y toco mi mejilla. No estoy seguro de cómo sentirme al respecto.
No estoy acostumbrado a tener a un alfa que me trate tan amablemente. En realidad, solo hay dos alfas que he dejado entrar en mi vida en el pasado, Nani y Ta. Mi papá y yo somos muy cercanos, pero ninguno de los dos somos demasiado afectuosos. Nos abrazamos cada vez que lo necesitamos, y es todo.
Ta me trataba como a uno de los otros alfas, aunque fuera claramente un omega debilucho. Si no hubiera sido por él, no podría haber sido capaz de taclear a ese omega diabólico tan fácilmente.
Ahora están SooBin y Yeonjun. Soobin es un gran amigo. Él siempre parece estar de buen humor, y es el mejor vecino que un omega soltero podría pedir. Sé que, si necesitara cualquier cosa, él estaría ahí en un segundo. Yeonjun es bueno, ahora es una parte de mi vida cotidiana. Él constantemente se presenta en cualquier momento, sin importar si le pido que esté o no. Después de pensarlo un poquito, decido que realmente me gusta tenerlo cerca pero no voy a decirle eso.
Visto a los tres cachorros y conduzco hacía el centro.
—¿Qué estamos comprando, mama?—pregunta Leeseo mientras caminamos por la ferretería.
—Me siento algo desordenado hoy, así que vamos a pintar el cuarto de juegos.
Arrojó tres pares de overoles tamaño infantil al carrito. Entonces encuentro un par para mí y los cascos que hacen juego.
—¿Nos dejarás ayudar?—pregunta BeomGyu asombrado.
—No sería divertido si desordeno yo solo—sonrío.
Mientras tomo rodillos y brochas y todo lo demás que necesitamos, Leeseo y BeomGyu escogen el color de la pintura. Toma alrededor de una hora obtener todo porque los alfas estaban tan indecisos.
Finalmente se decidieron por un brillante tono naranja, y tomamos algunas pegatinas para ponerlas después.
Antes de ir a casa, me detengo en la cafeteria para almorzar. Hyein y yo nos sentamos enfrente de BeomGyu y Leeseo en la mesa.
Una joven omega patina hasta nosotros para tomar nuestra orden.
—Tus hijos son adorables—dice efusivamente.
—Oh—comienzo, pero me detengo cuando veo que BeomGyu mira hacia abajo tristemente—. Gracias. Pienso lo mismo.
Él alza su cabeza y sonríe, así que le guiño el ojo.
Sé cómo se siente tener solo un padre. Win Metawin nos dejo a Nani y a mí cuando tenía más o menos la edad de Hyein, pero al menos yo podia verla de vez en cuando. No sé mucho sobre la relación de los cachorros con su mamá, pero he llegado a creer que ella está fuera de la escena por alguna razón.
Cuando finalmente llegamos a casa, los niños se ponen rápidamente sus overoles, Tengo que enrollar el de Hyein un poco, pero los tres lucen endemoniadamente lindos.
Cubrimos los pisos con plástico, y tapo todo mientras los chicos abren la pintura. Sé que estoy buscando problemas, pero no le encuentro importancia. Leeseo y BeomGyu tuvieron una explosión.
Están cubiertos en pintura, por supuesto, pero al menos han puesto la mayor parte en las paredes.
Sorprendente, ellos hicieron un trabajo bastante excepcional una vez que les recordé que lo hicieran sin prisas.
Hyein está sentada en mis hombros para alcanzar las partes altas. La cachorra chorrea pintura sobre ella y mi casco. Sé que va a tomar una eternidad quitar la pintura de su piel, pero al menos se entretienen entre ellos.
—Creo que podemos llamarlo un día—anunció unas horas después.
Me doy la vuelta para encontrar a los niños tirados en el plástico y pintándose diseños tontos unos a otros en sus overoles. No me sorprende que me haya tomado tanto. Mis ayudantes me han abandonado.
—Parezco un Oompa Loompa—dice BeomGyu, mirando sus manos naranjas. Río porque es cierto.
—Quitense esos overoles y traten de quitarse tanta pintura como puedan. Los llevaré afuera y los regaré con la manguera.
Estoy agradecido de que Yeonjun tuviera suficiente sentido común como para mandarles más de un conjunto de ropa para el día.
Voy detrás de ellos por la casa con un paño mojado en caso de que chorreen. Las manchas naranja no se mirarán bien en mis pisos de madera. Los niños tienen tanta diversión limpiándose como cuando estuvieron pintando.
Gyu me informa que él y Hyein jamás han tomado un baño en el patio trasero antes. Tienen jabón por todos lados.
—¿Qué les estás haciendo a nuestros hijos?—me congelo una vez que escucho la familiar voz ronca. Me olvidé que le he dado una llave.
—¡Nos está regando!—dice Hyein.
Me giró y sonrío.
—En serio, Choi. ¿Cómo permites que tus hijos vayan por la vida sin haber tomado un baño afuera? Es inconcebible.
—Ellos están naranjas—contesta—. Supongo que no mentías sobre la advertencia la última jabón y ayúdame.
—Nope—digo, sacudiendo mi cabeza—. Pintamos el cuarto de juegos. Ahora toma algo de jabón y ayúdame.
Enrolla sus mangas y viene a trabajar. BeomGyu y Leeseo encontraron divertido cuando él cepillo sus cabezas como si fueran sus mascotas o algo.
Tomó una toalla y envuelvo a Hyein en ella. Entonces los chicos entran con sus dientes tiritando, así que les ayudo a abrigarse también.
Yeonjun decide que él va a cocinar la cena mientras todos nos ponemos ropa seca. Cuando regreso a la cocina, escucho a BeomGyu contarle a Yeonjun sobre su día.
—Kimi puso a Hyein en sus hombros para que pudiera alcanzar hasta arriba. Así fue como cayó pintura sobre ella. Debiste haber visto, papá. Kimi dijo que Leeseo y yo hicimos un buen trabajo.
El sonido del timbre me saca de escuchar a escondidas. Estoy aterrado de pensar con cuál vecino voy a tener que lidiar. Tengo la esperanza de que Hayhing no haya visto el auto de Yeonjun y decidiera invitarse ella sola.
Abro la puerta para encontrarme a un furioso Choi SooBin en uniforme.
—Hey—digo preocupado. Nunca lo he visto enojado antes—. ¿Pasa algo malo?
—Atrapé a alguien merodeando alrededor de tu casa. Dice que te conoce—responde, buscando a su lado y jalando al perpetrador para verlo—. ¿Te parece familiar?
Sé exactamente quién es.
—Te dije que iba a hacer que te detuvieran si te aparecías por acá—aparentemente mi amenaza llegó a oidos sordos.
—Es bueno verte también, Mariquita—el rebelde omega contesta con una sonrisa natural.
—¿Mariquita?—brincó cuando ambos, SooBin y Yeonjun, replican.
No sabía que Yeonjun estaba detrás de mí.
Kazuha viene brincando por las escaleras. Sus ojos se abren cuando ve quién está en la puerta.
—¡AH! ¡Tío Arthit!
—¡Leeseo!grita de vuelta, imitando su tono emocionado—. Te abrazaría, pero este fino oficial sintió la necesidad de esposarme. ¿Un poco de ayuda por aquí, Kimi?
—Soobin, puedes soltarlo. Este...—me detengo, tratando de encontrar la palabra adecuada—. Único omega es mi hermano menor Vachirawit Arthit Chaisai. Nuestra madre estaba claramente bajo los efectos de la anestesia cuando lo nombró.
Él sonrie.
—No todos podemos tener nombres elegantes como Hirunkit Kimileit.
—¿Hirunkit Kimileit?—el dúo de alfas contesta al mismo tiempo. Esto se está poniendo un poco tétrico.
—¿Qué se supone que estás haciendo aquí, Arthit? ¿No se supone que estabas en rehabilitación?—pregunto.
Con mamá y Bright de viaje todo el tiempo, Arthit adquirió unos cuantos malos hábitos. El omega es un problema de pies a cabeza.
—Estoy limpio—anuncia con aires de suficiencia mientras SooBin lo desposa de mala gana. Me pregunto que le habrá hecho para encabronarlo tanto—. Sólo necesito un lugar para quedarme por unos días antes de mudarme a los dormitorios. Me voy a la Universidad.
Suelto un jadeó. Amo a mi hermano, pero él viaja en el tren de la locura y siempre recoge nuevos pasajeros en el camino.
—Aquí están las reglas. No fumar, no beber, y no maldecir en frente de los niños a menos que quieras perder todo tu dinero. Si nos arrestan por alguna de tus brillantes ideas, tú tendrás que sentarte junto a la omega de gustos raros la próxima vez.
Arthit me mira confundido.
—¿Niños? ¿Hiciste aparecer otro mientras estaba en rehabilitación? ¿Y quién es el bombón que no se decide si mirarme a mí o a tus nalgas?
Yeonjun se acerca entonces,
—Soy Choi Yeonjun. Tu hermano secuestra a mis hijos de vez en cuando—sonríe, agitando su mano.
¿Me estaba viendo las nalgas?
—Él siempre ha tenido formas extrañas de conocer alfas—contesta Arthit.
Suelto un grito ahogado
—Tú, pequeño...
—Oh, en serio—interrumpe Yeonjun—. Bueno, justo estaba haciendo la cena. ¿Por qué no vienes y me cuentas todo al respecto?—estoy a punto de abofetearlo—. Hay suficiente por si quieres unirte nos, SooBin. Estoy haciendo omelette
—Creo que he tenido suficiente por un día, gracias—dice SooBin, mirando fijamente a mi hermano. En serio tengo que averiguar lo que le ha hecho.
—¿Por qué estás tan encabronado?—pregunta Arthit en vez de mí—. Yo era el que tenía su trasero perseguido por la calle porque te negabas a creer que no era un criminal.
Juró que dispara por las orejas.
—¡Tu trasero estaba en mi auto que tú robaste!
—Tomé prestado—corrige suavemente.
—¿Eso es un no para el omelette?—pregunta Yeonjun claramente entretenido con la situación.
—Mete tu trasero en la cocina-contesto, yo claramente no estoy entretenido.
—¿Encabronado es una mala palabra?—pregunta Leeseo—. Sí es así, tengo cinco dólares.
Tomó a Leeseo por el hombro, girándolo y dirigiéndolo a la cocina donde Gyu y Hyein están sentados pacientemente en la mesa. Me dejo caer junto a ellos y pongo mi cabeza en mis manos.
—Estaba bromeando sobre los cinco dólares, mamá—dice Leeseo dulcemente
—Ven acá—contesto, jalándolo hacia un abrazo. Entonces me giro hacia BeomGyu y Hyein—. Les advierto a ustedes dos. Mi hermano está aqui. No hagan nada de lo que él les diga sin venir primero conmigo.
—Caramba, Kimi, haces que suene como si fuera algún tipo de delincuente—dice Arthit. Se deja caer frente a nosotros—. Hola niños. Soy su tío Arthit.
—Arthit, estos son BeomGyu y Hyein. Son buenos niños, y planeo asegurarme de que se mantengan de esa manera—advierto. Arthit tiene el poder de persuasión hecho un arte, así que sé que los niños están en peligro de ser corrompidos—. ¿Y qué le pasó a tu cabello?
Solía ser un poco más oscuro que el mío. Ahora está principalmente claro, pero con luces rubias y rojas mezcladas.
—No pude decidirme por un color—dice encogiéndose de hombros.
Aparentemente SooBin decidió no quedarse porque Yeonjun regresa solo.
—SooBin tenía que regresar a la estación—dice.
Termina los omelette, y le ayudo a ponerles a todos un plato. Cuando me doy la vuelta, Arthit está peleando con BeomGyu en una guerra de pulgares. Mi hermano hizo trampa usando su otra mano para mantener su pulgar abajo.
—¡Hey!—se ríe el cachorro,
—¿Qué?—contesta el omega—. Nunca prometí jugar limpio.
—Tengo que enseñarte cómo pelear sucio si vas a jugar con él—le ofrezco, poniendo un plato delante de él.
La cena va mejor de lo que esperaba. Yeonjun trata de sacarle información a Arthit, pero él no es de los que escupen todo a la primera. Mi hermano prefiere mantener la mayor cantidad posible de herramientas para negociar en el futuro.
Arthit disfruta contándole algunas de las diferentes cosas que haciamos mientras visitaba a mamá durante el verano.
—No es sorpresa que esté secuestrando niños estos dias. El robó el perro de nuestra vecina y lo mantuvo cautivo hasta que su esposo aceptó dejar de cortar el césped de enfrente sin camiseta. No se metió en problemas porque todos estuvieron de acuerdo de que fue hecho por el bien de la comunidad—explica.
Yeonjun está absorbiendo todo. Prometo que se lo regresare pasando tiempo con sus hermanos más tarde. Estoy seguro de que Changbin estará feliz de contarme lo que sea y todo lo que Yeonjun no querrá que sepa.
Yeonjun y los niños se van tan pronto como la cena termina. Los va a llevar al hospital para conocer a su pequeño primo antes de que terminen las horas de visita.
Nos invita para que vayamos, pero no hay forma de que involucre a Arthit con los Choi todavía, y no voy a dejarlo solo en mi casa.
Leeseo se va a la cama no mucho después de que los Choi se van. Ha sido un largo día, así que no puedo culparlo. La cachorra está deshecha.
—Creo que tenemos algunos asuntos que resolver—Arthit me arroja una almohada. ¿Vamos afuera?
—Arthit, yo no—una almohada me golpea la cara.
—Afuera. Ahora—gruño.
Lo de las almohadas no dura mucho. Las plumas están volando por todo mi patio cuando mi hermano se abalanza sobre mi.
Luchamos en el césped como una pareja de locos, pero ya ha sido demasiado. Finalmente lo inmovilizo sobre el pasto.
—Tú pediste esto—hago una pedorreta en su mejilla. Grita y trata de quitarme de encima de él.
—¡Kimi! Ugh, sabes que odio eso—maniobra para empujarme de encima—. Casi tanto como tu odias esto—mete su dedo en la boca antes de pegarlo a mi oreja.
—¡Tú, perra!—está en lo cierto, Odio eso con pasión.
Estamos en nuestra pequeña pelea por lo que ninguno de los dos nota la patrulla de policía de SooBin estacionándose.
—¿Qué está pasando aquí?—pegunta con autoridad, alumbrándonos con su linterna,
—Bueno, pero si es el Oficial Buenote—Arthit sonrie.
—Tuve una llamada por una riña doméstica en el vecindario—contesta, ignorando su burla.
Ya ha empezado. Arthit no tiene aqui ni un día y ya tengo a los policías sobre mi.
—¿Cuál de los chismosos nos delató?—preguntó. Soobin sacude su cabeza.
—Sabes que no puedo decirte eso—contesta, pero señala la casa de Hayhing al mismo tiempo. Hayoung. Debi haber sabido
—Gracias, SooBin. Ya nos vamos para adentro—me levanto y me sacudo algunas plumas de mi cabello.
—Buenas noches, omegas—regresa a su auto y se va.
—¿Quién vive ahi?—pegunta Arthit, viendo hacia la casa de Hayhing.
—Se llama Hayhing. Supongo que sigue enojada porque frustré su intento por meterse los pantalones de Yeonjun.
Arthit acomoda su cabello multicolor dejándolo despeinado.
—¿Se la quieres regresar?
Debi haber dicho que no
—¿Qué tienes en mente?
Diez minutos después, estoy vestido todo de negro con una caja de polvos pica-pica en la mano.
—Quiero saber al menos por qué tienes esto
—Yo voy a distraerla. Te vas a escabullir por la parte de atrás y rociarás eso en la cama y en su ropa. Iba a decir que fueras por su ropa interior, pero por cómo suena, parece no usará—susurra.
Veo desde los arbustos cómo Arthit se dirige hacia la puerta de Hayhing y toca. No puedo escuchar lo que están hablando, pero parece una acalorada conversación.
Mis ojos casi se salen de sus cuencas cuando Arthit toma la cara de la omega y presiona sus labios firmemente contra los de Hayhing. Este omega haría cualquier cosa por una broma.
Sigilosamente me apresuró hasta la parte de atrás de su casa y abro el cerrojo con una tarjeta de crédito. No es mi primera vez.
El cuarto de Hayhing no es como lo esperaba excepto por los espejos en el techo. Todo lo demás parece inocente e inmaculado. El polvo pica-pica se mezcla perfectamente con sus sábanas blancas y el edredon.
Me encojo cuando encuentro sus juguetes en vez de ropa en el cajón de arriba. No estoy seguro de que ella alguna vez necesite un remplazo para alguno real.
Cuando estoy a salvo afuera, le doy la señal a Arthit. Hago una muy buena imitación de ave, si puedo decirlo por mi cuenta.
Arthit se encuentra conmigo dentro de mi casa. Se está tallando la boca con el dorso de la mano.
—¿Qué te tomó tanto?
—No me dijiste que fueras a besarla!—susurro incrédulamente.
—¡Fue lo único que se me ocurrió!—se queja—. Ahora si me disculpas. ¡Voy a desinfectar mi boca y después podré decir qué noche—se detiene antes de que vaya demasiado lejos y se da la vuelta—Buenas noches Mariquita.
Sonrió.
—Buenas noches, Arthit.
Tener a mi hermano cerca por unos días no parece tan malo después de todo. Echo el cerrojo y voy a mi cuarto para alistarme para la cama.
Mi cabeza acaba de tocar la almohada cuando mi teléfono vibra. Es un mensaje de texto de Yeonjun.
Dulces sueños, Hirunkit Kimileit
Sacudo mi cabeza, pero no puedo evitar sonreír. Eso me recuerda: tengo que tomar un rollo de cinta adhesiva para la boca de mi hermanito tan pronto como sea posible.
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