Capítulo 4: Hogar, dulce hogar.

Y llegó el día. Por fin estoy otra vez cerca de Camila y ahora es definitivo. Siento una cierta emoción recorriendo mi cuerpo, que lamentablemente debo disimular. Entre nos, aun hago muecas y ese tipo de cosas cuando estamos en familia, es que la verdad, sé que si demuestro que estoy feliz o conforme, mamá me molestará con sus "te lo dije" "ves que no era necesario tanto alboroto de tu parte" y cosas así que no quiero escuchar porque odio que tenga razón.

Volviendo al tema, esta mañana nos mudamos a la nueva casa. Todas nuestras cosas ya estaban aquí, así que ahora estamos acomodando y ordenando todo.

La nueva adquisición familiar es bellísima, grande y espaciosa. La verdad es que me gustó bastante, especialmente por el enorme árbol que decora el patio trasero de la casa. Se ve un buen lugar para leer, con la paz necesaria para concentrarme en cada palabra. Por otra parte, mi cuarto es excelente, tiene una agradable vista a la calle y está lejos de la de mamá, además hay una esquina ideal que la tengo pensada para ubicar mi repisa con libros. Poco a poco se va sintiendo más como mi habitación.

- Toc toc. – es Camila apoyada en el marco de mi puerta. – Hola vecino.

- ¿Vecino?

- Sí, vecino. Mi pieza está al frente de la tuya. Estamos muy cerca – su tono es sutil pero sé que quiere insinuarme algo. Comienza a caminar lentamente hacia mí – ya sabes, como estamos tan cerca puedo venir a verte por las noche, cuando la Súper Pareja duerma – Camila hace un movimiento con ambas cejas, en realidad no logro distinguir si bromea o no – en fin, venía a avisarte que Victoria te necesita y dijo que bajaras.

Hay veces en las que creo que Camila disfruta ponerme nervioso, y lo peor es que lo consigue. He llegado a pensar que vivir bajo el mismo techo que Camila no va a ser cosa fácil, pero por otro lado, tengo una sensación extraña que me cuesta explicar; cada vez que digo su nombre o pienso en ella, no puedo evitar sonreír. ¿Qué será? Desde que la conocí algo cambió. Ella es una chica muy atractiva aunque algo masculina para algunas cosas e infantil para otras, pero para serles sincero, eso no le quita belleza, al contrario, podría decir que es su mayor encanto. Mejor pienso en otra cosa, nunca es bueno pensar tanto en Camila.



Esta semana pasó volando; en un abrir y cerrar de ojos ya habíamos cumplido una semana de vivir en familia. Ahora puedo decir que tenía toda la razón, Camila es todo un caso, un hermoso y perturbante caso.

- ¿Qué tanto te demoras, hijo? Siéntate pronto, para que podamos cenar.

- Pareces princeso demorándote tanto, aquí estamos todo con hambre, y sabes que Victoria no me deja comer si no estamos todos sentados a la mesa. Eres súper inconsciente. – parece realmente molesta, porque cuando se trata de comida, Camila es cosa seria.

- Ay, perdón – la miro con los ojos medio cerrados – más histérica, por favor. – Camila me mira y hace un ruido con la boca, como si se estuviera desinflando.

- Niños no comiencen – mamá nos interrumpe. – Cállense y coman tranquilos.

Nuestros almuerzos son tranquilos y la verdad cada día me siento más y más cómodo y debo decirlo, Raúl es un tipo genial, se nota que ama a mi mamá

- Raúl, me estaba acordando que falta muy poco para que los niños vuelvan a clases y me puse a pensar que ahora Camilita vive muy lejos de su escuela, por lo tanto, creo que sería conveniente analizar la posibilidad de cambiarla a otro colegio. Tal vez, el Instituto Británico sería una buena opción, ya que imparte una excelente educación y ambos estarían en el mismo colegio. – Camila deja de comer y mira a mamá con una cara muy graciosa, como si hubiera comido algo muy ácido.

- ¿Instituto Británico dijiste? – mira a Raúl y levanta el dedo meñique de su mano derecha – ¿no será muy sofisticado para mí?

- ¡Ay querida! No digas eso, si tú eres una señorita muy hermosa y educada. Tu papá ha hecho un maravilloso trabajo contigo. Además es un muy buen colegio en donde podrás desarrollar ampliamente tus capacidades. – los ojos de mamá brillan y su tono de voz tiene una pizca de euforia, creo que le emociona tener una hija – Mira, si te gusta la música, los deportes, las ciencias o lo que sea, ahí puedes potenciarlo. Es realmente fan-tás-ti-co. Y eso no es todo, el uniforme de las niñas es hermosísimo, te verías tan linda querida. – no puedo evitar imaginarme a Camila en ese uniforme y sí que se vería linda. Concéntrate David, no es tiempo de pensar en las piernas de Camila.

- Debo decir que me convenciste con lo de hermosa y educada. ¿qué opinas, papá?

- Mmm, bueno si es lo que quieres, no me opongo. Puedes comprarle el hermoso uniforme, Victoria.

- ¡Yupi! ¿Y seré compañera de David? – me mira y levanta una de sus cejas.

- No es mala idea. Puedo mover mis influencias para que estés en su curso. Además, será bueno para ti estar con alguien conocido, ya que será un gran cambio.

- Pero mamá ¿no crees que el exceso de Camila puede hacerme daño? – digo con la intención de molestarla.

- ¡Bah! Puede hacerme daño – me remeda – puede hacerme daño. ¡Puf! Exceso de Camila ¿qué es eso?

- Es lo que ocurre cuando me despierto, salgo de mi pieza y encuentro tus calcetines tirados en el suelo y tú paseándote en ropa interior por la casa.

- Mentira yo no hago eso. Jamás me he paseado en ropa interior por la casa, siempre ando con mi pijama. Además no tiro mis calcetines a propósito, se me caen, David. – me enseña su lengua, que inmadura.

- ¿Enserio van a pelear? – mamá mueve su cabeza.

- Victoria, él empezó. Te diste cuenta de la felicidad que me causó ser compañera de tu hijo y él acaba de herir mis sentimientos. Eso no se hace. – su tono está en un nivel: ofendida por la vida.

- Está bien. Pero si van a discutir lo hacen después. Ahora estamos comiendo y en la mesa se está en paz ¿entendieron?

- Sí – decimos ambos de mala gana.

Después de terminar su postre, Camila se retira a su habitación. Me pregunto si se habrá enojado de verdad. Tal vez no debí haber dicho eso. Igual ella se lo buscó. Siempre me está molestando ¿por qué yo no puedo hacer lo mismo? Mejor me voy a leer a mi pieza, aprovechar lo último que me queda de vacaciones.

- Que mentiroso eres – Camila está sentada en mi cama.

- ¿Po... por qué dices eso? – rayos me puse nervioso.

- Porque sé que a ti no te molesta para nada que me pasee por la casa en ropa interior o pijama o en lo que sea.

- ¿Po... por qué dices eso? – no se me ocurrió nada más inteligente. ¿Será que me descubrió mirándola? Nivel de nerviosismo: extraterrestre.

- No te hagas David – se levanta de la cama y camina hacia mi repisa de libros – te he visto varias veces mirando mis piernas, en el matrimonio, en la cena con tus abuelos, cuando vinimos a conocer la casa, muchas veces.

Su comentario me deja sin palabras. Sin poder evitarlo comienzo a realizar unos sonidos extraños con mi boca: "puis", "bah", "fuh" y a mover las manos como un desquiciado que intenta explicar algo inexplicable.

- Mira David... – camina hacia mí con un libro en la mano. Su expresión es muy seria, creo que está muy enojada – tú debes aprender una cosa de mí y que es muy importante... detectar cuando estoy jugando contigo – sonríe. Un cierto alivio me invade y mis piernas pierden fortaleza – la mayoría de las veces estoy bromeándote como ahora y en el cena. Pero también hay otras en las que he hablado muy enserio como en lo de las visitas nocturnas. En fin.

- Ya lo sabía. – suspiro. – Era obvio, ya que para empezar yo no ando por la vida mirando piernas y menos las tuyas. Además, es bueno que me digas este tipo de cosas, así estoy más atento para la próxima. Sí, atento porque eres algo irritante, algo – suelto una risa nerviosa, bastante tonta por cierto.

- Okey. Me voy entonces. No te molesta si me llevo este libro ¿verdad?

- No, no hay problema, puedes llevártelo. Pero si le haces algo aunque sea una mínima arruga te las verás conmigo.

- ¡Uy que susto! – escucho que dice antes de cerrar la puesta de su habitación.

El día de hoy me dejó dos cosas claras. Lo primero es que debo ser más disimulado cuando la mire. Puede que haya estado bromeando, pero como dice mi abuelo: "detrás de cada chiste hay una cuota de verdad" así que tendré más cuidado para la próxima. Lo segundo es que seré compañero de Camila. ¿Qué implica eso? Muchas cosas;la veré todo el día, pero lo más preocupante es que ella es linda y temo que otros se acerquen a ella. No es que me importe en plan romántico, sino que me preocupo como su familia, porque conozco a mis compañeros, en especial a Roberto, y sé que algo intentarán.    


................... Hola... primero que todo perdón por demorarme en actualizar. Espero les haya gustado este capítulo. Agradezco su apoyo..comentarios y votos. Cuento con ustedes... Cariños

Alba

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