7

—Déjame ver si entendí: ¿Te invito a salir? —murmuró, Nakia de forma pausada.

Nos encontrábamos en un café cerca de la casa de ella, la había invitado a una salida de chicas para ponernos al día y conversar un poco.

Pero, era algo agobiante, ya había dicho esa frase como cinco veces en lo que iba de conversación, si seguía así, tendría que volver a repetirle la historia unas diez veces más.

—Sí, como amigos —aclaré haciendo énfasis en la palabra, amigos. Ante mi respuesta, ella me miró fijamente. 

—¿Y él lo sabe? —inquirió, con el ceño fruncido. En un movimiento pausado, se colocó detrás de su oreja llena de aretes, uno de sus cortos mechones de cabello castaño oscuro. 

—Él fue el que tuvo la idea, y también puntualizó que era de amigos. Así que sí, él lo sabe —murmuré, mirándola tan fijamente como ella lo había hecho hace unos cuantos minutos. 

—Mmm... No me culpes amiga, solo intento cuidarte. No quiero que se repita lo que sucedió con Derek, sigo sintiéndome culpable, ya que yo fui la que los presente. —Tomó una de mis manos que estaba por encima de la mesa.

—Está bien —aseguré—, no tienes que sentirte así. Después de todo, tú no fuiste la culpable de lo que ocurrió entre nosotros —hice una pausa—. Era nuestra relación, y fue algo que no funcionó —murmuré. Ella me sonrió y me transmitió tranquilidad.

—Se ve que estás mucho mejor.

—Sí, lo estoy —sonreí—. En las últimas semanas, comprendí que nada de lo que ocurrió fue mi culpa y que no puedo estancarme. Tengo que seguir con mi vida, y hacerlo no me está costando tanto como creí. —Le di un ligero apretón a su mano.

—Estoy muy feliz por ti, me siento como una madre orgullosa de su pequeña —murmuró, de una forma un tanto dramática, mientras soltaba mi mano para seguir comiendo de su ensalada.

Esa era una de las cosas en las que nos diferenciábamos, mientras ella cuidaba mucho su figura delgada y su aspecto, yo era alguien que no se preocupa mucho por esas cosas. Sí, me cuidaba, pero no tan minuciosamente como ella.

Ante sus palabras, no pude evitar soltar una risita. 

—Y hablando de madres, al fin le dije a mamá que terminé con Derek. —Tomé un bocado de mi comida.

—Déjame adivinar, ¿se puso feliz? —inquirió, en un tono divertido, aunque ella ya conocía la respuesta a esa pregunta.

No era secreto para nadie que a mi madre nunca le agrado mi novio, apenas pudo me dejó muy en claro su desacuerdo por mi pareja y hasta el último momento me demostró que no había cambiado de opinión sobre Derek. 

—Sí, ¡muy feliz! —Su sonrisa se ensanchó.

—Creo que, desde que empezaron a salir, ella rezaba para que se dejaran algún día —solté otra risita por su comentario.

—Por cierto, te envió saludos —murmuré, recordando las palabras de mi madre y sus quejas porque nunca podía hablar con Nakia.

—Que amable de su parte —murmuró tomando un sorbo de su bebida. Luego de un segundo, habló nuevamente, rompiendo el silencio que había entre nosotros—. Sabes... la verdad, hay algo que quiero contarte.

Yo hice un ademán para que continuara hablando, y la miré fijamente para que supiera que me interesaba lo que fuera que tuviera que decirme.

—Emmm... yo... —ella también me miraba al rostro, pero de un momento a otro su mirada pasó de mis ojos a alguien detrás de mí— Derek... está aquí —murmuró repentinamente haciendo que me atragantara con el sorbo de agua que había tomado.

—¿Qué? —inquirí cuando termine de toser escandalosamente. 

Al mirar sobre mi hombro, inmediatamente reconocí la silueta de Derek, venía vestido en su ropa cara y sobresalía porque su aspecto no encajaba entre los otros clientes que nos encontrábamos aquí. ¿Cómo me había encontrado?

En cuanto su mirada hizo contacto con la mía, camino a paso seguro en dirección a mí. Sabía lo que significaba eso, momentos incómodos que deseaba ahorrarme.

—Pide la cuenta. En mi casa terminamos de almorzar —susurré en dirección a Nakia mientras limpiaba las palmas de mis manos con las servilletas. 

Ella asintió, y en movimientos rápidos, se levantó de su asiento para hacer lo que le había dicho.

Yo comencé a tomar mis pertenencias, pero el que alguien se aclarara la garganta de forma exagerada a mi lado, me impidió seguir con mi tarea. Al mirar a la persona que ya sabia que se encontraba allí, mi expresión no cambió, se mantuvo neutra.

—Necesitamos hablar —fue lo primero que mencionó. 

Mantén la calma, Brisa.

—No hay nada de que hablar —respondí tajante.

Él no dudó en ocupar el lugar que se encontraba vacío en la mesa, mi ceño se frunció ante esa acción, e intentando no perder la calma, me levante de la silla en movimientos rápidos. 

—¿A dónde vas? —inquirió con el ceño ligeramente fruncido—. Tenemos que hablar, hay un tema pendiente que no hemos discutido —murmuró. 

—No estoy interesada en hablar contigo, simplemente... es algo que ha perdido el interés para mí. 

Con la mirada, busque la silueta de mi mejor amiga, esta se encontraba en el mostrador mirando en mi dirección. Solté un sonoro suspiro al localizarla y con un ademán le indiqué que se adelantará, estaba segura de que esto me tomaría más de cinco minutos. Ante esta acción, ella me entendió perfectamente. 

A veces sentía que me leía la mente.

—Brisa, por favor, deja de ser tan infantil y escucha lo que tengo para decirte —murmuró tomándome del antebrazo en un fuerte agarre que no llegaba a ser doloroso. 

Solté un gruñido por lo bajo e ignorando cualquier razonamiento lógico, volví a tomar asiento en la mesa.

—Acabemos con esto de una vez — murmuré mientras me soltaba de su agarre de una manera algo brusca—. Tienes cinco minutos para hablar, te aclaro que no me importa lo que se mencione en esta conversación. Sin embargo, estoy cansada de que estés acosándome en la calle, así que di lo que tengas que decir para... —fui interrumpida por su voz ronca, que ahora solo me resultaba irritante.

—Quiero volver contigo —habló con seguridad.

Yo... vaya, eso sí que me había dejado sin palabras, solo cuando pasaron unos segundos después fue que pude hablar.

—¿¡Qué!? —estoy segura de que todas las personas en este local me escucharon.— ¿Si escuche bien?, ¿volver contigo? —inquirí confundida.

Él asintió lentamente con una expresión de frustración en su rostro.

Unas hubieran optado por vaciar un vaso de agua en su cara, era un cretino y un cínico. Mientras que, otras hubieran caído en la trampa, esa carita de ángel engañaba a quien no lo conocía.

Pero yo no... solo me reí escandalosamente en su cara. Tanto que, nuevamente, llame la atención de las personas cerca de nosotros. Tarde alrededor de un minuto en calmarme completamente. 

—Eres muy gracioso, deberías dedicarte a la comedia, si haces reír al público como lo hiciste conmigo, te irá muy bien —murmuré, mientras que con mis nudillos limpiaba el rastro de lágrimas que se había formado, por tanto, reírme. 

Él tenía una expresión de ira en el rostro y sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas, que no lo tomaran en serio cuando decía algo, era una de las cosas que él más detestaba y era algo que estaba usando a mi favor.

—¿En serio crees que estoy bromeando? —inquirió con enfado palpable en su tono de voz, ya lo había hecho molestar.

—Y ahora yo te pregunto, ¿en serio crees que te iba a recibir con los brazos abiertos después de lo que hiciste? —inquirí con una ceja alzada. 

—Dios Brisa... eres alguien que se toma las cosas muy a pecho —murmuró colocando sus manos sobre la mesa y entrelazándolas.

Iba a responderle, pero tuve que tragarme todas mis palabras cuando el camarero se detuvo al frente de nosotros para retirar la comida. Supuse que Nakia ya había pagado nuestro pedido. 

—Claro, porque, irte con otra no es la gran cosa, y que te menosprecien tampoco —comencé a hablar una vez el joven camarero desapareció de mi vista—. Derek, estoy cansada de esto, no pienso volver contigo. Ahora, te pediré amablemente que dejes de molestarme —murmuré levantándome.

El ceño de Derek se frunció, eso era señal de que estaba frustrado porque no estaba obteniendo lo que él quería. 

—¿Es por ese chico? El del supermercado —inquirió copiando mi acción.

Ya estaba comenzando a salir de ese restaurante, y por lo que vi, éramos el centro de atención de todas las personas. Genial. 

—No, es por mí misma, porque entendí que estar en una relación con una persona tóxica no es sano para mi salud mental —murmure indiferente mientras abría la puerta del local—. Pero, creo que eso no puedes entenderlo porque el tóxico eres tú —lo miré de la forma más fría que pude.

—Brisa... —intentó acercarse a mí, pero di un paso atrás para alejarme.

—No te molestes, ya cualquier tema que estuviera pendiente está zanjado y también tienes mi opinión sobre lo de intentar retomar lo nuestro, cosa que no ocurrirá —hice una breve pausa antes de continuar—. Ahora te pido una vez más, que por favor me dejes en paz, de lo contrario, tomaré medidas más drásticas. —Antes de que pudiera volver a tomarme del brazo, comencé a caminar de forma apresurada.

Cuando estuve a unas cuantas cuadras del lugar y estando segura de que Derek no me seguía, saque mi celular para llamar a Nakia.

—Hola —mi respiración era un desastre, estaba demasiado agitada para poder decir más de dos palabras juntas.

—¡Brisa!... Dios, que alivio. Estaba a punto de marcarte —murmuró de forma atropellada.

—Tranquila —suspiré—, estoy bien. No me ha pasado nada —murmuré mientras me detenía en un semáforo, esperando de forma paciente que cambiara de rojo a verde.

—Que bien, debo admitir que estaba un poco preocupada por ti. 

—Ya puedes quedarte tranquila —sonreí—, pero... ahora no estoy yendo a tu casa, voy a la mía, quiero descansar.

—Lo imaginé, ve de forma calmada a casa. Saldremos con más calma, otro día —suspira y yo sonrío. 

—Eso suena bien.

.
.
.
.

Miró despreocupadamente lo que la pantalla de mi celular me muestra, mientras estoy en mi habitación. 

Navegar en Instagram era una de las formas que más usaba para pasar los ratos que tuviera libre. Miraba las historias de mis amigos y conocidos, los cuales parecían visitar lugares bastante bonitos e interesantes. 

—Qué bonito lugar —murmuré, en voz baja, mientras miraba una fotografía que había compartido una de mis antiguas compañeras de clase en sus estados.

Cuando pase la fotografía, la nueva imagen me llamó mucho la atención. 

Allí estaba Arthur sonriéndole a la cámara genuinamente, cualquiera diría que no era tan serio o tímido en persona. Tenía un libro en la mano y de fondo, se notaba una estantería y parte del ventanal de la sala de descanso a la que me había llevado hace varios días.

Al mirar atentamente, podía asegurar con los ojos vendados que ese era el mismo lugar en el que yo había estado.

—Qué fotogénico —susurré—. Si yo lo hago, salgo horrible. —En mi boca se formó una mueca. 

Cuando levante la mano de la pantalla, se marcó una de las reacciones predeterminadas a la fotografía. Solté un gruñido por lo bajo y volví a presionar en el mismo lugar, con la esperanza de que esta se cancelara. Pero grande fue mi sorpresa, cuando vi que la misma reacción se había enviado un par de veces adicionales a la primera.

Si no sabía bien como funcionaba las historias de Instagram, ¿para qué las veía?

—No, no, no, no. ¿¡Por qué demonios me pasan estas cosas a mí!? —le grité a la nada.

Rápidamente, y sin salirme de la aplicación, bloquee el celular y me acosté boca arriba pensando en que castigo estaba pagando. No era tan grave, además el seguro ni siquiera notaría mis reacciones a su historia, ¿O sí?

El sonido de unas notificaciones había entrado a mi celular, eso hizo que el pánico dentro de mí se incrementara, pero intente calmarme, después de todo, ¿cuántas posibilidades había de que fuera él?


Arthur_Williams1994 te ha enviado un mensaje.

Sí, lo había notado.

Dude un par de minutos antes de desbloquear el celular y mirar los mensajes que me había enviado. Cuando leí lo que decía me arrepentí enormemente y mis mejillas se sonrojaron.

Arthur 
Así que a pasita le ha gustado mi foto.
¿Debería estar emocionado?


Ahí estaba de nuevo el chico egocéntrico. Le escribí lo más brillante que se me ocurrió en ese momento. 

Yo
No, no eres el único que recibe mis reacciones. 

Arthur
Pero imagino que no todos reciben tres adorables corazones de tu parte, ¿O me equivoco?


Demonios.

Estaba acabada, lo único que había hecho era subirle más el ego.

Yo
No te sientas tan especial. 

Arthur
Con esas reacciones a mi historia, ¿cómo quieres que no me sienta tan especial, pasita?

Yo
¡Ya deja de llamarme así!, ni siquiera me gustan las pasas.

Cambio de conversación, perfecto, Brisa.

Arthur
No sabes de lo que te estás perdiendo
Las pasas son las mejores :)

Yo
No lo creo :/


Odiaba las pasas con todo mi ser y no creía poder cambiar eso.

Arthur
Te voy a hacer cambiar de opinión. 
Pero, para eso, necesito algo de ti.


Mi ceño se frunció ante su mensaje.


Yo
¿Qué cosa?

Arthur
Tu número telefónico ;)


Mis cejas se alzaron y mi boca quedo entreabierta por la impresión. Fue tanta que tuve que releer el mensaje varias veces para asegurarme de no haber leído mal la primera vez.

"Tu número telefónico".

Éramos amigo y teníamos algo de tiempo desde que nos habíamos conocido. Sin embargo, esto era algo que no había visto venir. 

Solo cuando vi nuevas notificaciones fue que pude Sal de mi ensoñación. 

Arthur 
Hey, ¿sigues ahí?
¿Pasita?

Yo
Sí, aquí estoy.

Arthur
Y entonces... ¿Qué dices?


¿Por qué dudaba? Él era una buena persona. Y aún más importante, ¿por qué estaba tan nerviosa?


Yo
Es ———— y, ahora, si puedes sentirte especial.

Lo imagino ahora sonriendo de lado.


Arthur
No tienes idea.


Suelte una risita ante su mensaje.

No, no la tenía, pero me hacía una.


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