16

Llego tarde.

Llego tarde...

Llego muy tarde.

Eso era lo único que pasaba una y otra vez por mi cabeza mientras caminaba lo más rápido que podía en dirección al centro comercial. Arthur me había invitado a pasar la tarde con él y sus amigos, cosa que me tenía un poco nerviosa, tanto que sin darme cuenta, se me hizo tarde.

Y bueno, aquí estaba, corriendo para intentar llegar a las 4:00 cuando ya eran las 4:15.

Al encontrarme en la entrada del centro comercial, solté un sonoro suspiro y saque de mi bolso mi celular para enviarle un mensaje a Arthur. Al mirar a los alrededores, pude distinguir el alta y delgada silueta de Arthur junto a un grupo pequeño de personas.

—¡Hey! —llamé la atención del castaño. Él al verme sonrió—, lamento la demora.

—Hola —me saludó con un abrazo corto—. Descuida, no fue mucho tiempo. Amigos —habló dirigiéndose a los demás—, quiero presentarles a Brisa —me señaló—. Brisa, ellos son Matt —señaló a un chico con cabello castaño claro—, Joshua —señaló a un chico rubio con risos—, Alison, la novia de Joshua —señaló a una castaña con un mecho morado en su cabello— y a Alice. —señaló a una chica con el cabello chocolate y las puntas de teñidas de un color champán.

—Hola a todos —murmuré un saludo general, sabía que no sería capaz de recordar los nombre de todos.

—¿Con qué tú eres Brisa? Me alegra mucho conocerte, he oído mucho de ti —saludó, quién creo que se llamaba Alison, mientras se acerca a darme un corto abrazo. De cerca pude ver que era muy bonita, su cabello estaba alisado y bien peinado, lo que hacía más llamativo ese mechón en su pelo. Su maquillaje me recordaba a Nakia, la cual también se arreglaba sin ser extravagante. Sus ojos eran de un color miel y tenía una vestimenta que combinaba con el mechón teñido de su cabello.

—También estoy contenta de conocerlos a todos —dije una vez, ella me dio espacio y se posicionó junto a su pareja, y al ver al chico a su lado y a su amigo, fue que noté que se me hacía familiares—. Un segundo, ¿ustedes son los que lo acompañaban ese día en el café? —pregunté a los chicos del grupo.

Ellos se miraron entre sí mientras una sonrisa se formaba en sus bocas.

—Así es —respondió, el castaño.

—¿Fuiste por un café con ellos? —preguntó Alice, participando en la conversación. Sin embargo, su tono de voz era un poco tosco.

—No exactamente, trabajo en el café y nos encontrábamos allí —Aclaré amablemente.

Era oficial, comenzaba a incomodarme.

—¿Trabajas en un café? —preguntó de forma irónica, lo cual me hizo fruncir el ceño.

—Sí, y... ya aclarada esa duda, ¿ya decidieron que es lo que vamos a hacer? —inquirí haciendo un cambio brusco en el tema de conversación, del que nadie se quejó.

—Aún no hemos decidido, estamos entre un centro de videojuegos o quedarnos en uno del parque que están cerca —murmuró Arthur intentando hacer más ligero en ambiente, mientras se colocaba a mi lado.

—Yo escuché que esta semana había estrenos de una película en la sala de cine que está en el último piso, podemos ir allí primero y si no salimos muy tarde, después podemos ir al parque —murmuré recordando que las películas solían ser bastante buenas en este lugar.

—No es mala idea, y nos da tiempo. Apenas son las cuatro —comentó el otro castaño, mientras miraba su reloj.

—Bien, entonces está decidido, al cine y luego al parque —dijo el rubio, tomando la mano de su novia.

—Ven amor, será divertido —murmuró Alison, comenzando a caminar.

Arthur había hecho el intento de posicionarse a mi lado para caminar a mi lado y conversar juntos, pero sus intenciones se vieron interrumpidas cuando Alice tomó su mano de forma repentina y comenzó a caminar mucho más rápido, haciendo que por inercia él también incrementara su andar. Luego se enfrascaron en una conversación que parecía ser de algún tema en común entre ellos.

—No me agrada mucho esa chica —murmuró por lo bajo el castaño, Matt.

Al poder mirarlo más de cerca, fue que pude detallar mejor sus rasgos. Su piel estaba ligeramente bronceada y sin rastros de alguna imperfección, tenía una ligera barba que adornaba su barbilla. Era más fornido que Arthur y solo unos cuantos sentimientos más bajo que él.

—¿Qué? —inquirí mirando de forma discreta a mi alrededor, para confirmar que los demás no nos estuvieran escuchando. Afortunadamente, nos habíamos quedado de últimos.

—Que desde que ella apareció, cuando salimos, suele hacer ese tipo de cosas —señala discretamente en dirección hacia Arthur y Alice, haciendo referencia a lo de segundos anteriores.

—Creía que se conocían desde antes —comenté, e inconscientemente mis manos terminaron en los bolsillos de mi suéter.

El castaño suspiró.

—No es así, a ella la conoció recientemente y por más que lo intentemos, no logramos llevarnos bien... al menos no del todo —comentó en voz baja, con algo de amargura.

Asentí en respuesta.

—Mmm, comprendo. Y, ustedes, ¿desde hace cuanto se conocen? Se ve que son bastante cercanos —hice un cambio en él tema de conversación.

Intentaba sutilmente dejar de escuchar cosas negativas, quería distraerme y con todo esas cosas que Matt me decía, creo que nunca iba a lograrlo.

—Desde nuestro primer año en secundaria —respondió aceptando el cambio de conversación—, Joshua y Alison se conocen hace tres años.

—Eso es mucho tiempo —hablé sin saber qué decir, y mi expresión incrédula enfatizaba la oración. Él asintió y no agregó más nada.

El resto del corto trayecto pasé hablando con Alison, mientras que Joshua y Matt se apartaron para conversar algo entre ellos. La corta conversación que tuve con Alison me fue suficiente para darme cuenta de que ella era una persona bastante amigable. A pesar de que su aspecto podía ser un poco intimidarle, ella era una persona muy amable.

Al llegar a las salas de cine, nos enfrascamos en una breve conversación para decidir cuál película ver y al final terminamos decidiéndonos por una de acción de la cual no recuerdo el nombre, era eso o ver una animada de niños que no venía al caso. Luego, entre todos pagamos lo que íbamos a comer que no fuera tan costoso. Los asientos que nos tocaron fue en una de las filas del medio y según Joshua, eran los mejores para ver una película.

A mí me tocó sentarme en el primer asiento de la fila, justo al pasillo, a mi lado izquierdo estaba Alison, seguida de su novio y el resto del grupo.

Gran parte de la película estuve susurrándole a Alison comentarios graciosos, que la mantuvieron gran parte de la película aguantando las ganas de reírse. Fue así hasta que, tuve que levantarme para ir a los baños.

Intente apresurarme, porque a pesar de que no conocía esa película, había capturado mi atención y estaba bastante interesante. Así que, después de utilizar el sanitario y asegurarme de que nada de mi aspecto estuviera fuera de lugar, intente apresúrame para volver a la sala de cine.

Sin embargo, no imagine que, además de mí, alguien más me hubiera seguido afuera.

—¿Todo está bien? —inquirí al ver a Arthur apoyado en una de las paredes fuera de los baños masculinos.

—Sí, solo estoy esperando mi turno —señaló la corta fila que había en los baños —. ¿Estás disfrutando de la película? —inquirió, con curiosidad.

Sonreí y asentí.

—Sí, está interesante y tus amigos también son agradables —él asintió ante mi respuesta y una pequeña sonrisa se formó en su boca. Al no saber que más decir, volví a hablar—Bien... voy a volver. —Hice un ademán mientras comenzaba a caminar hacia la sala de cine.

Al volver a mi lugar, le pedí un pequeño resumen a Alison que aceptó darme. Por lo relatado, no me había perdido mucho de la película. Luego de eso, no hubo más interrupciones de parte de ninguna de las dos, debido a que la película estaba en el momento de máxima tensión.

Cuando la cinta llegó a su fin, entre todos decidimos que lo mejor era ir a una heladería que se encontraba un par de pisos abajo. En el camino a local, Matt nos relató a todos que uno de los gritos agudo que se escuchó mientras se veía la película fue de Joshua, de como tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no romper a carcajadas en medio de la sala de cine.

Nadie pudo evitar reír después de ese relato.

No tardamos mucho en llegar a la heladería y hacer nuestros pedidos. Éramos muchas personas, así que tuvimos que juntar un par de mesas para poder sentarnos juntos. Luego nos enfrascamos en una conversación igual de entretenida que la de minutos anteriores, con la diferencia de que Alison y su novio eran el centro de atención de esta, aunque creo que eso no parecía molestarle a ninguno.

Para este punto comenzaba a entender la dinámica de su relación, se notaba que se querían mucho, pero la mayoría de sus conversaciones era una especie de debate con buenos argumentos que respaldaban su punto de vista acerca de lo que fuera que estuvieran conversando.

Algo entretenido de ver.

—Te lo digo amor, esa saga de películas es la mejor de todas —murmuró Alison, luego tomó una cucharada de su helado.

—¿Cuál? —inquirió su novio a su lado, luego también tomó una cucharada de su helado.

Rápido y Furioso, es simplemente fantástico. —le respondió ella.

—No lo creo amor, la saga de Misión Imposible es mucho mejor —refutó el rubio, concentrado en revolver su helado, ahora el contenido de su envase parecía tener toda su atención.

Ella lo miró indignada mientras que en la boca del rubio se formaba una sonrisa.

Otra cosa que había aprendido en este tiempo era que nadie se metía en esas pequeñas discusiones que tenían constantemente, al parecer, el resto no quería tomar partido en algo que era cosa de ellos.

En mi opinión, una decisión bastante sabía.

Así que, como intuía que su conversación sobre que saga de películas era mejor, tome la iniciativa de conversar un poco con Matt. Estuve hablando con él, hasta que de forma repentina Arthur tomó asiento a mi izquierda y Matt se integró a la conversación que Joshua y Alison tenían.

—Es algo tarde, ¿ya quieres volver? —inquirió discretamente, para que los demás lo la mesa, no escucharán lo que hablábamos.

Con una expresión de confusión, saqué de mi bolso, mi teléfono y al ver que ya era más de las siete, no pude evitar sentir esa sensación de angustia en el pecho.

Realmente, no había recordado ese pequeño detalle hasta que él lo mencionó.

— Sí, ya... es tarde, ¿te molestaría acompañarme? —murmuré en el mismo tono que él había usado para dirigirse a mí.

Él sonrió y asintió en un leve movimiento de cabeza.

—Tranquila, yo estoy aquí —susurró.

—Oigan ustedes dos, ¿qué tanto murmuran? —inquirió Alison, de forma divertida, haciendo que por inercia todos en la mesa mirarán en nuestra dirección. No pude evitar que un ligero sonrojo cubriera mis mejillas.

La mayoría eran miradas curiosas, salvo la de Alice, que tenía una expresión bastante sería en su rostro. La cual ignore.

—Nada, solo que Brisa ya tiene que volver a su casa —respondió él despreocupado, actuaba como si estuviera acostumbrado a este tipo de situaciones. Ante sus palabras, se escuchó un quejido al unísono.

— Es muy temprano, quédate un ratito más —pidió Alison. Yo sonreí ante sus palabras.

—Me encantaría, pero lamentablemente tengo que trabajar mañana —rechacé su petición, intentando ser amable. Seguido de eso, me levanté de mi asiento y Arthur copio mi acción.

—Bueno, será en otra ocasión —respondió ella, mientras se levantaba para darme un abrazo corto. Con los demás solo me limité en una breve despedida.

Ante de irnos, Arthur se quedó unos cuantos segundos conversando con Matt, al estar cerca de la salida no pude escuchar lo que conversaban, aunque parecía ser algo entre ellos. Por sus expresiones faciales podía intuir que era algo que a Arthur estaba agradándole oír o eso era lo que me hacía creer esa sonrisa de medio lado que solía mostrar cuando algo le gustaba. Matt continuó susurrándole de forma discreta hasta que repentinamente se separaron y miraron en mi dirección.

Lo más probable es que vieron mi expresión de confusión y mi ceño fruncido mientras los miraba conversar.

Con complicidad, ambos sonrieron y luego se despidieron brevemente. Así que, tome su despedida como la señal que necesitaba para dirigirme a la salida relajadamente, no pasó mucho cuando el castaño se encontraba a mi lado caminando igual de tranquilo que yo.

Y aunque los primeros minutos nos mantuvimos en silencio, él no pudo evitar hacer uno de sus comentarios acerca de mi expresión.

—Pasita, hoy estás más arrugada que de costumbre —no pude evitar mirarlo mal.

—¿Estás diciéndome vieja? —inquirí con molestia fingida.

Al escuchar mi respuesta, su sonrisa se ensanchó.

—Vamos, pasita... si mal no recuerdo, cuando estuvimos en la sala de cine me dijiste que te estaba gustando la película, así que no entiendo por qué ese ceño fruncido. —Relajadamente, metió sus manos en los bolsillos de sus jeans.

—No es nada, solo estaba pensando —comenté despreocupada—. Tus amigos son agradables, aunque creo que no logré agradarle a Alice, al menos no del todo.

Él asintió ante mis palabras pensativo.

—Ella suele ser así al principio, no te preocupes —respondió calmadamente. Ante esto, solo pude asentir—. Solo, me gustaría que se llevarán mejor, ella es la persona que conocí y a quien quería presentarte. —Me miró fijamente.

—Apenas intercambiamos unas cuantas palabras, hay que ver como fluyen las cosas. Solo hay que darnos más tiempo para socializar. —Él asintió de acuerdo con mis palabras.

Mientras que yo mentalmente intentaba recordar y no olvidarme de que no podía criticar a Alice por su comportamiento, talvez habría sido un poco tosca conmigo, pero no podía juzgar a un libro por su portada.

En un movimiento que no vi venir, él tomó mi mano y ante esto, no pude evitar que un ligero sonrojo cubriera mis mejillas.

Cuando llegamos a mi edificio, Arthur me acompañó hasta el ascensor.

—Hasta aquí está perfecto —murmuré una vez estuvimos fuera de la caja metálica.

—¿Segura? —inquirió con curiosidad. Asentí en respuesta.

Cuando creí que se daría vuelta y se marcharía, avanzó los pocos pasos que nos separaban para darme un corto beso en la mejilla que me hizo sonrojar. Luego, se despidió de forma breve y comenzó a caminar en dirección a la salida.

Sin embargo, mi mente no dejaba de repetir ese momento una y otra vez. ¿Y sí... esa era la señal que necesitaba para hacer eso que tanto había pensado estos días? Lo había analizado minuciosamente, imaginándome las posibles reacciones que él podía tener. También lo había hablado con mi confidente, Nakia, que después de una muy buena reacción de su parte me animó a que diera el primer paso.

"Deja que las cosas fluyan" había mencionado ella.

En un acto de valentía y coraje que no sé de donde había sacado, comencé a correr en la misma dirección en la que sabía que se había marchado apenas unos cuantos segundos antes. Mentalmente, me repetía una y otra vez que no sabía lo que pasaría si no lo intentaba.

Al visualizar su silueta a una distancia no muy lejana, lo llamé haciendo que se detuviera casi instantáneamente. Tenía el ceño fruncido en señal de confusión, no lo culpaba, yo tampoco estaba muy segura de lo que hacía.

—¿Qué... que haces aquí? Pasita, por favor... deberías estar en casa. —Él avanzó la poca distancia que nos separaba.

—Lo sé... yo. —intenté articular una oración coherente. Más, el nudo que se había formado en mi garganta no me dejaba hacerlo. El arrepentimiento estaba comenzando a invadirme.

Al ver la duda en mi mirada, el ceño de él se frunció más, si es que eso era posible.

—¿Tú...? —inquirió con curiosidad. Yo solté un sonoro suspiro.

Para este punto exacto, la valentía que había sentido segundos anteriores se había esfumado. Sabía que las palabras no servirían mucho, así que, eliminé la poca distancia que nos separaba, al punto de que nuestras respiraciones se juntaron y volví a suspirar al ver que no hacía ningún tipo de acción para alejarse.

—Brisa... ¿Qué estás... haciendo? —susurró con voz ronca y profunda.

No pude darle algún tipo de respuesta a su pregunta, no sabía en donde había quedado mi voz. Solo comencé a eliminar ese pequeño espacio que nos separa uno del otro.

Cuando mis labios por fin hicieron contacto con su piel, no pude evitar fruncir el ceño, porque no era su boca lo que estaba besando, era su mejilla. Al saber lo que eso significaba, me alejé como si el contacto con su piel quemara y me mantuve a una distancia que me pareció prudente. Cosa que debí hacerlo desde el principio.

—No... no puedo Brisa —Ni siquiera era capaz de mirarme al rostro.

Solté un suspiro.

—Comprendo y... lamento el inconveniente —murmuré cohibida, sin mirarlo. Sentía mis mejillas calientes, estaba sonrojada debido a la vergüenza que sentía.

—Brisa yo...—empezó a hablar, pero lo interrumpí mientras negaba con la cabeza.

—No tienes nada que explicar, lo he malinterpretado todo —espeté, mientras comenzaba a caminar intentando mantener la poca dignidad que me quedaba.

Él no hizo el intento de detenerme, cosa que agradecí mentalmente. Y solo cuando estuve en la privacidad que me brindaba mi habitación fue que pude soltar esas lágrimas que había retenido a duras penas.

Él me había rechazado.

Y no sabía como sentirme.

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