Yo también te amo

No sé si algún día vuelva a hacer un fic de esta serie, pero al menos finalmente dejo salir una idea que rondaba en mi mente desde hace unas semanas, que mejor ahora que esta fecha tan especial para hacerlo. Antes que lo mencionen, sí. Esto tiene algunas ideas sacadas del universo de Harry Potter.

El concepto de "The Owl House" y todo lo relacionado con el mismo pertenecen a su autora y casa productora: Dana Terrace & DISNEY© 2020. La historia se realiza sin fines de lucro.

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Yo también te amo

En todos los rincones de las islas hirvientes la celebración por la caída del emperador Belos continuaba. Una vez más los monstruos, demonios, brujas, hechiceros y toda creatura mágica era libre como en tiempos antiguos; libre de no tener que someterse a la tiranía de un emperador que siempre buscó tener el control y el orden de todo usando como excusa la voluntad del titán.

Eda siempre supuso que cuando este día llegara, sería la primera en bailar de felicidad y armar una fiesta a lo grande, quizá sacando algún provecho lucrativo de quienes buscasen divertirse, tal vez incluso robarle algo a esos nobles cuando bajaran su guardia, siendo quizá estos por sus estatus de poder los únicos a quienes el suceso no les habría hecho gracia, pues con la muerte de Belos, también morirían sus privilegios sociales. Sin embargo, la dama búho estaba lejos de ser feliz.

Su protegida miraba melancólica a través de la ventana los juegos artificiales, que sin duda no tenían nada que envidiarle a los de su mundo humano, siendo estos todavía más escandalosos, vistosos y creativos. King que normalmente estaría divirtiéndose imaginándose que la celebración era para él, también tenía los ánimos apagados, quedándose dormitando sobre las piernas de la humana buscando darle confort y calor.

—Luz —la bruja la llamó—, acaso tus amigos no... ¿no te invitaron a las celebraciones?

Ella desinteresada tardó en responderle.

—No tenía ganas de acompañarlos, ni a ellos ni a nadie.

—Vamos, chica. Tal vez Willow, Gus... o quizás... —su gesto fue de picardía— cierta chica Blight sería lo que necesitarías para levantar un poco esos ánimos.

La adolescente de pronto parecía disgustada y Eda lo notó mordiéndose la legua. Sabiendo que su maestra todo lo que quería era animarla y no molestarla, trató de calmarse para no decirle un improperio.

—No tengo ganas de nada. Si los hubiera acompañado... hubiera deprimido a todos con mi actitud.

Con cierta rudeza apartó a King de su regazo dándole un pequeño empujón, igualmente el pequeño demonio cayó al suelo indignado.

—¡Oye!

—Lo siento, King... yo... necesito estar sola.

Y a paso rápido se dirigió hacia su habitación. El peludito miró a Eda, quien presurosa se dirigió hacia la puerta ya cerrada de Luz, donde detrás de la misma pudo escucharla echándose a llorar. El llanto de esa niña la mortificaría toda la noche.

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—Esto fue ítem fascinante. Único en su tipo.

El experto en artefactos mágicos que Lilith le había recomendado, terminaba de evaluar parte de lo que quedó de la puerta en la que Eda solía mandar su palismán Owlbert al mundo humano, al menos antes que Luz entrara a su vida literalmente por esa puerta. Sus cinco ojos con atención recorrieron hasta el más mínimo resquicio de cada uno de los fragmentos.

Detrás de Eda, Lilith cruzada de brazos esperaba impaciente la evaluación del experto.

—Entonces, ¿qué opina? ¿Tiene arreglo?

El ser parpadeó un ojo a la vez antes de ver a la bruja que anteriormente fuese parte del aquelarre del emperador.

—Aunque la huella de que se trató de un artefacto muy poderoso sigue ahí, carece ya de toda la vitalidad mágica que le permitía funcionar.

Eda, como su hermana, perdió la paciencia.

—Bien, no tiene arreglo. ¿Entonces dígame dónde puedo encontrar otro como este?

El ser rodó los cinco ojos con fastidio.

—Usted no parece realmente estar poniéndome atención. Dije claramente que esto fue "único" en su tipo. En mi larga carrera como catalogador de instrumentos mágicos, sólo conocía tres puertas dimensionales. Dos de ellas entre mi grupo de conocedores, sabíamos que terminaron siendo destruidas, mientras que a la otra por décadas se le había perdido el rastro desde su robo a un anticuario, por lo que nadie sabía de ella —miró con cierta tristeza los restos de la puerta—, al menos hasta ahora. Una verdadera lástima. El método de su fabricación murió con su inventor hace por lo menos tres siglos. Nunca dejó ningún escrito sobre sus secretos mágicos. Es magia demasiado compleja, tanto o quizá hasta más de la que tenía el emperador.

Eda se dio la vuelta con exasperación. Lilith no sabía qué decirle para consolarla.

—Por cierto, les doy cinco mil caracoles por los restos.

Lilith se convenció que la puerta fue única en su tipo como para que ese ser les ofreciera tanto dinero por lo que ahora sólo era una pila de basura. No se atrevió a calcular cuánto debió de valer cuando estaba en buen estado. Su hermana por otro lado se sorprendió a sí misma al descubrir que le daba lo mismo el dinero en esos momentos. Ni todos los caracoles del mundo podrían arreglar el problema de Luz.

—Edalyn, ¿quieres que esté contigo cuando le digas a la humana?

—¿Decirle qué?

–Pues... ya sabes. Que no conseguimos arreglar la puerta o saber de la existencia de otra.

—No le dije a Luz que saldría contigo para esto. Quería... sorprenderla cuando me viera llegar con la puerta como nueva, si no es que de verdad con una nueva.

—¿En serio confiabas en ello?

Lilith estaba sorprendida. Eda se talló los ojos.

—¡No! La verdad es que no quería darle a esa niña falsas esperanzas si no conseguía nada y decepcionarla tal y como me siento yo ahora por pensar que podría haber una solución.

Su hermana la tomó por el hombro.

—Creo que necesitas hablar con ella y hacerle ver que... este mundo no es tan malo. Tal vez a la larga aprenda a verlo como su hogar.

—Eso ya lo hace, Lily. Desde que llegó no tardó en amar este lugar. El problema no es que no quiera estar aquí, sino lo mucho que extraña a su... a su madre. Ella ya tenía un hogar allá, con alguien que la esperaba.

Lilith terminó por abrazarla al verla tan frustrada.

—Quisiera hacer algo para ayudarte. Sé lo mucho que la humana significa para ti.

—No tienes ni idea. Aunque... podrías hacer algo más por mí.

—Dímelo. Veré que puedo hacer.

—¿Puedes concederme acceso a la biblioteca privada de Belos?

Tres semanas atrás le hubiese respondido escandalizada que eso era imposible. Si el emperador la hubiese descubierto, no querría imaginar lo que podría hacerle, siendo poco la petrificación. Pero ahora... sencillamente se sentía escandalizada.

—No creo que encuentres lo que buscas en ese espantoso lugar. De estar ahí algo relacionado a la puerta, Belos no se hubiese obsesionado en repararla durante las semanas anteriores a su caída.

Edalyn ya estaba suponiendo lo mismo, pero no era eso todo lo que tenía en mente.

—Quizá no una puerta como la anterior, pero tal vez... algo. Sólo déjame estar un día ahí dentro, hermana.

—Pero Eda...

—¡Me lo debes!

El ojo gris refulgió con fuego y Lilith sintió un tic en el suyo. Esperaba no arrepentirse de esto.

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—¿Quieres ir a mi casa? —Amity le preguntó esperanzada—. Mis padres no nos dirán nada de lo que hagamos, incluso han estado ignorado a los gemelos por pasarse los días peleando entre ellos todavía acerca de qué es lo que van a hacer ahora que el imperio quedó desecho. ¡Hasta podríamos tener una pijamada con Willow, Gus y mis hermanos!

Recostada en su cama ignorando a su amiga, con un aspecto infeliz, Luz abrazaba su almohada observando el celular finalmente sin conexión en su buró, específicamente una foto de ella con su madre. Amity suspiró mirando también la foto.

—Tu madre parecía una buena persona.

—¡Es una buena persona! —Luz le gritó— ¡No está muerta! Aunque... tal vez ella crea que lo estoy.

Amity se recostó a su lado abrazándola. Desde la ventana, Hooty parecía triste al observar la escena. Había intentado también animar a Luz, pero eso no resultó nada bien. Vaya que molestó mucho a Eda con sus impertinencias, pero fue preferible a que Luz perdiese los estribos y lo golpease ella misma.

—¡Edalyn, deja de ignorarme!

Amity como King se sobresaltaron al escuchar entrar agresivamente a las hermanas Clawthorne a la casa. Luz estaba ocupada lidiando con su depresión, por lo que las ignoró.

Lamentando tener que dejar a Luz, Amity bajó al lado de King correteando entre sus piernas al recibidor. La dama búho tenía una expresión severa llena de resolución, mientras que Lilith parecía espantada mientras continuaba bombardeándola con reclamos.

—¡No puedes hacer algo tan inmoral como eso!

—¡Quieres bajar la voz! Dije que era una opción que tomaría en cuenta. No dije que lo haría.

—¡Pues llevas ya una semana con la misma idea desde que te llevé a la biblioteca! ¿Siquiera has pensado en otras opciones?

—Lo habría hecho de haberlas.

—¿Qué es lo que sucede? —Amity preguntó zanjando con su presencia la discusión—. Luz está arriba y no le está haciendo ningún bien escucharlas pelearse —miró con mayor severidad a la dama búho olvidándose que le estaba alzando la voz a una bruja mayor y más poderosa que ella—. Eres su guardiana. ¿Dónde estabas? Se supone que deberías estar aquí cuidándola.

Fuera de ofenderse, esto le dio motivos a Eda para con mayor severidad increparle a su hermana.

—Todo lo que he estado haciendo, siempre ha sido pensando en lo mejor para Luz.

—¿En serio? —Lilith bufó molesta—. ¿Lo mejor para la humana...? ¿O lo mejor para ti?

Eda apretó los puños y Amity perdiendo el valor retrocedió unos pasos. Lilith al comprobar lo mucho que estaba provocando a Eda, trató de relajarse.

—Sea lo que decidas hacer, por favor piénsalo bien antes de hacerlo, hermana.

Lilith se dio la vuelta para salir de la casa, cuando Eda la llamó.

—En el caso que no encuentre otra manera de arreglarlo... ¿no me apoyarás en esto, verdad?

La mujer pareció pensarlo.

—Tendrías que maldecirme a mí también para estar de acuerdo con esta locura... supongo que entonces ahora sí estaríamos a mano realmente por lo que te hice, pero si lo haces, no quiero saberlo.

Se fue y Amity confundida miró a la bruja de cabellera grisácea.

—¿Qué es lo que ocurrió aquí?

—Niña. Sé que quieres a Luz. Si hubiera una manera de ayudarla y quitarle de cuajo toda la tristeza que tiene, aunque para hacerlo tuvieses que hacer un sacrificio realmente grande y que quizás no te corresponde, ¿lo harías?

Tal vez no tomara en cuenta la respuesta de la chica. Tal vez Eda le preguntaba porque necesitaba que por lo menos alguien le diese la razón en lo que tenía en mente. Amity llena de resolución le contestó con firmeza.

—Por Luz cualquier sacrificio que tuviera que hacer para que ella volviera a comer bien, recuperara su salud, sonriera de nuevo y fuese feliz, me parecería poco para mí si con eso pudiera regresarla a lo que era antes. Pero...

—¿Pero qué?

—No existe manera... sólo el volver con su madre podría regresarla a lo que era antes.

La bruja con una mano limpió la cara y las lágrimas que esa niña había comenzado a derramar. La determinación de Eda creció.

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—Realmente extraño verla por aquí —el director Bump suspiró caminando al final del día por los pasillos desiertos de Hexside—. Tal vez el imperio terminó, pero la vida sigue y aunque muchas de las políticas escolares por ello fueron drásticamente cambiadas, los mismos alumnos siguen viniendo, así como unos nuevos. Pero se resiente mucho la ausencia de la señorita Noceda como lo hubiese sido la tuya en nuestros tiempos de estudiantes.

A su lado, Edalyn se permitió esbozar una media sonrisa.

—He gastado todas las formas que se me pudieron ocurrir para sacarla de ese estado y hacerla regresar a clases, al trabajo conmigo, que salga con sus amigos, pero ni siquiera puedo hacer que sonría de nuevo.

—Y eso es lo que te tiene tan mal a ti también —el director la miró sin dejar de mostrarse sorprendido—. Nunca creí verte así, tan preocupada y desesperada como para pensar en una idea tan así de descabellada.

—Supongo que también la desapruebas como mi hermana.

—Por supuesto que la desapruebo como docente y un hechicero con el suficiente sentido común y moral para darme cuenta de lo delicado que planeas, pero... ¿qué se yo? No tengo hijos, pero tengo alumnos que quiero como tal, quizá sea en lo que más nos parecemos. De estar en tus zapatos y con esa opción... no lo sé. Prefiero reservar mi opinión.

Ahora Eda fue la sorprendida. Había esperado que Bump sencillamente desaprobara su plan y le dijese que estaba loca, tal vez que la amenazara con detenerla, sorprendiéndole por el contrario que se mostrara comprensivo y de cierta forma de su lado.

—Gracias, Hieronymus.

—En todo caso no creo que hayas venido a mí para darte consejos morales, ¿o me equivoco?

Edalyn chasqueó la lengua.

—Sólo quiero saber tu opinión tanto del ritual como del hechizo. ¿Pueden hacerse? ¿Qué tan amplio sería el alcance del poder en el hechizo?

—Del ritual, no estoy seguro. He escuchado acerca de esa magia, pero nunca he tenido experiencia con la misma ni he conocido a nadie que la tuviera. En cuanto al hechizo, correctamente realizado y con tu poder actual de magia, yo diría que el alcance sería más que suficiente para afectar a todos aquellos quienes de un modo u otro han tenido contacto con la joven humana al nivel íntimo necesario. Lo que me preocupan son los detalles.

—¿Detalles?

—Ese tipo de detalles que estoy seguro no has tomado en cuenta, del tipo que podrían hacerla cuestionar muchas cosas, tanto a ella como a los demás.

Eda no tardó en comprender lo que decía.

—Supongo que no pensé en eso. Papales, burocracia, de sólo pensarlo...

—Los documentos son cosa sencilla. Yo puedo encargarme de eso desde ya.

La bruja lo miró sorprendida.

—¿Realmente me ayudarías?

—Sólo si de verdad estas dispuesta a asumir las consecuencias de lo que podría pasar de fracasar, además del cargo de consciencia que te quedaría después si lo consigues. Te advierto, será muy grande. Tal vez todos lo olvidemos, pero si sobreviven, tú siempre tendrás presente la verdad durante cada día. Te advierto, que esa magia es tan poderosa que es irreversible, con el ritual pasa lo mismo, siendo en particular este muy arriesgado. Aunque no sepa mucho del mismo, el procedimiento sugiere que un error por mínimo que fuese podría ser fatal para las dos, en especial para ella.

No tenía que decírselo, eso lo sabía desde que leyó los pasos a seguir. La bruja sintió el peso de su cabeza acrecentarse. La decisión no podía tomarla a la ligera. Las palabras del director calaban más profundo en ella que las de su hermana. No pudo evitarlo, quizá Luz la había contagiado su sentimentalismo por lo que terminó abrazando al sorprendido director que le correspondió el gesto.

—Y también necesitarás tener de ante mano ciertos objetos que sólo artistas muy experimentados podrían realizar, objetos que no te saldrán nada baratos.

Si dijo eso para que Eda se echara para atrás sumado a los otros riesgos, no funcionó.

—Luz vale cualquier precio.

Hieronymus se sintió conmovido. Edalyn realmente debía amar a esa joven humana más de lo que se había imaginado cuando la inscribió en la escuela.

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King suspiró al ver a Luz recostada en la cama como siempre solía hacerlo. Ya iba a cumplir dos meses en ese estado y estaba pensando que nunca volvería a recuperar a su amiga.

—Luz, te doy mis galletas si juegas conmigo.

—No tengo humor, King.

—¡Ya nunca tienes humor de nada! Por favor, Luz. No recuerdo que comieras nada en la comida o el desayuno.

—Desayuné algo creo, no me acuerdo. No tengo hambre.

Cada vez la notaba más delgada, más enfermiza. Ya habían sido varias las veces en que Luz discutió con Eda por forzarla a beber elixires vitamínicos, siendo quizás estos lo que la mantenían con vida. Tuvo a bien ocultar todos los objetos filosos de la casa cuando la vio tonteando con una navaja que se apresuró a arrebatarle.

Eda en ese momento regresó levitando un enorme paquete que con dificultad y la ayuda de Hooty, fue capaz de meter en la casa.

—¿Regalo para Hooty?

—No Hooty.

King dejó a Luz y bajó.

—Si es para mí, lo rechazo. Dile a Luz que es para ella, pero sólo lo tendrá si come algo.

Eda suspiró. Cargó entre sus brazos a su amigo.

—De verdad estás muy preocupado por ella, ¿cierto? Yo también.

King se acomodó entre sus brazos mirando el enorme paquete.

—Entonces, ¿qué es? ¿Otro tesoro de la reina murciélago?

—No, pero me costó dos de esos.

Vería más tarde su contenido, esperando que cada caracol hubiese valido la pena.

—King, ve a comer algo y a dormir. Voy a hablar con Luz.

Cabizbajo, King se retiró a pasos cortos. Eda lo observó marcharse antes de decidirse y subir a la segunda planta. Tocó la puerta de Luz, pero ella no le respondió, en todo caso no esperaba que lo hiciese. Olvidándose de formalidades, entró. Su aspecto sucio y demacrado atemorizó a Eda. De nuevo ella acostada sólo miraba la foto de su madre en el celular.

—Si pudiera enviarte al mundo humano para que te reunieras con ella y eso me costara la vida, lo haría, pero no puedo. Eso no significa que solucionarás algo acabando con tu vida como pareces hacerlo.

Creía que como siempre Luz la ignoraría sin decirle nada, hubiese sido preferible a lo que terminó escuchando.

—Si muriera entonces dejaría por fin de estar triste y extrañarla.

—¡Basta Luz! —Eda estaba furiosa—. ¡No puedo aguantar más ver cómo te estas consumiendo sin que pueda hacer nada para remediarlo!

—Entonces deja de visitarme. Déjame en mi cuarto hasta que me muera.

—No voy a dejarte aquí encerrada para eso.

—Entonces me iré para morirme allá afuera.

—¡Ya cállate!

Eda intentó abrazar a Luz, quien a manotazos finalmente reaccionó tratando de separarse de ella.

—¡Déjame en paz! ¡Deja que me muera de una maldita vez! ¡Mi mamá me necesita y la abandoné por mi egoísmo! ¡No puedes comprender cómo me siento!

—¿Y qué hay de mí? ¡Yo te necesito y no te quiero abandonar! ¡También me haces falta!

—¡Yo no soy tu hija!

Y Luz se rompió comenzando a llorar entre los brazos de Eda sin fuerzas ya para tratar de apartarse de ella. Su frente se humedeció por las lágrimas de la bruja. Durante las tres semanas que transcurrieron desde que habló con Hieronymus lo estuvo pensando todavía, incluso con todo y que los pedidos le llegaron y gastó en ellos, seguía cuestionándose la moral de lo que planeaba hacer y los graves riesgos que implicaban. Entonces de pronto comprendió que podría vivir con la culpa de realizar semejante hechizo, pero no podría vivir sin Luz. Aún si la perdía durante el ritual, entonces habría sido ella quien la mato al intentarlo en lugar de permitirle a Luz que se lo hiciera, de cualquier modo moriría a su lado y estaba bien con eso. Le había dado instrucciones al director sobre qué hacer con la casa y Hooty, así como con King quien terminaría con Willow.

—Es verdad. No soy tu madre —pronunció la bruja apretando los dientes y con dolor—, pero sigo siendo tu guardiana —soltó a Luz con una mano y sacó una pócima de su cabello—. Bebe esto.

—No quiero.

—No te estoy preguntando si quieres. Por favor, Luz. No me obligues de nuevo a inyectártelo en el estómago.

Eso había sido muy doloroso. Luz había sentido odio hacia Eda por lo que hizo, aunque es verdad que parte de sus fuerzas las recuperó después.

—¿Siempre será así? —le preguntó a su guardiana—. ¿Vas a tenerme toda la vida bebiendo esto?

—Tienes mi palabra que esa será la última poción que te daré, pero sólo si te la bebes toda.

Con tal que la dejara en paz, Luz bebió hasta la última gota. El sabor era desagradable, por lo que tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas de voluntad para no vomitar esa cosa que... en realidad sabía distinto a las ya acostumbradas pócimas vitamínicas. De cualquier forma no le importaba saber qué era.

—¿Contenta?

—Ahora sólo relájate.

Queriendo alejarse de Eda, Luz se recostó en la cama. Eda se hizo un hueco en la misma y comenzó acariciar el cabello de la adolescente. Esta poco a poco fue perdiéndose en el sueño inducido por la poción.

Una vez sedada, haciendo de lado sus dudas, Eda acomodó a la joven para que quedase viendo boca arriba. Al ver su dulce expresión, se convenció que esto era lo correcto. Con sus dedos abrió la boca de luz y acercó su rostro al suyo. Eda entonces le echó su aliento varias veces. Con sus dedos trazaba marcas invisibles en la frente de Luz. Le quitó la blusa y el top, repitiendo en su estómago y a la altura de su corazón con suma concentración el mismo trazado a la vez que murmuraba palabras ininteligibles.

De pronto la bruja se puso de pie y se sacó su vestido quedando desnuda de la cintura para arriba, de su cabello sacó un estuche y de este una daga que se acercó al pecho. Ya había tomado una poción que la inhibiría de todo dolor y evitaría que se desangrara, como la que Luz tomó mezclada con el sedante, aun así tenía miedo. Este era el verdadero riesgo de todo. Al congelar su circulación, su movilidad estaría entorpecida así como su consciencia.

No sintió cuando la daga atravesó su piel, tampoco cuando atravesó sus músculos, pero cuando la bajó de tajo cortando sus costillas, juraría que sintió una pequeña comezón desagradable. Fue cuidadosa en no atravesar su corazón.

Luz dormitando, no se enteró cuando la misma daga atravesó su pecho y la desgarró con todo y huesos desde la clavícula hasta la altura del abdomen. Sabiendo que tenía que ser rápida, pero precisa, siendo Luz su prioridad, introdujo sus dedos en la herida y de un tirón abrió su caja torácica dejando expuesto el corazón de la adolescente alojado entre los pulmones. El aspecto del órgano palpitando paralizado maravilló a Eda unos segundos, antes de obligarla a proseguir. No podía dejar que estuviese mucho tiempo en ese estado a riesgo que la magia perdiese efecto y Luz muriera no por el fatal daño, sino por la parálisis de su corazón.

Dejando de pensarlo mucho, sin dejar de estar susurrando esas misteriosas palabras, Eda del mismo modo introduciendo sus dedos en su herida, de cuajo abrió a un lado su costillar dejando expuesto su corazón y el gran saco de bilis mágica a su lado. Eso sí le dolió, fue como si se hubiese cortado un dedo, pero aun así sintió mucho miedo. Ver su interior la impresionó bastante, pero al enfocarse en Luz perdió la incomodidad, aunque no el miedo. Con sus manos tentó delicadamente su saco de bilis, hasta encontrar el pequeño muñón naciente del que había estudiado su posición en la anatomía del cuerpo. Finalmente dio con él. Con mayor miedo, lo apretó con una mano entre sus dedos, para con la otra acercar el cuchillo y cortarlo de cuajo. A pesar de la poción, algo de líquido verde aceitoso comenzó a manar, sin embargo fue breve antes de conseguir concentrarse lo suficiente y hacer que la herida se cerrara por sí sola.

Inclinándose con dolor hacia la joven, tomó el corazón de luz moviéndolo ligeramente con la misma mano con que sujetaba el muñón de su bolsa de bilis mágica. Con el cuchillo hizo un corte en el corazón donde la sangre que salió de este la asustó, hasta que se detuvo en el momento en que colocó en la herida el muñón y con su magia consiguió con éxito conectar el pequeño órgano. La compatibilidad salía sobrando, la magia se encargaría de emparejarlos a nivel genético en cuestión de segundos. Reactivaría la circulación sanguínea de Luz sólo para ver si esto había funcionado y si el muñón se hinchaba hasta alcanzar el tamaño de una bolsa de bilis mágica promedio en una criatura humanoide, pero no podía arriesgar a que Luz muriera teniendo su cuerpo expuesto.

Con su mano y como siempre priorizando a Luz, regresó el costillar a su lugar cubriendo una vez más el cuerpo de la joven. De su cabello sacó una pócima que temblando acercó a la boca de Luz obligándola a beber. Nunca apartó una de sus manos del costillar a riesgo que este cayera de lado dejándola expuesta una vez más. Los minutos pasaron y ella se comenzaba a sentir muy débil, hasta que sintió los huesos de Luz soldándose y vio los cortes de su pecho cerrarse. Lo había conseguido, o al menos eso esperaba, lo importante es que Luz sobreviviría, por lo que tenía que apresurarse a curarse a sí misma.

Cayó al suelo ya sin fuerzas, pero consiguiendo cerrar su propio costillar, por lo que por poco no se dañaron sus órganos, al menos no más ante el tiempo en que los mantuvo expuestos. Tuvo problemas en sacar de su cabello otra poción como la que le dio a Luz, más para tragarla al sentir que la vomitaría.

Perdió la consciencia por media hora.

Al despertar lo hizo respirando aceleradamente. Estaba viva. Al igual que con Luz, todo lo que tenía en su pecho era una enorme cicatriz. Aunque sus fuerzas las sintiera un tanto mermadas, consiguió ir a su habitación, tomar un tarro y regresar a la habitación de Luz, a quien le frotó en el pecho una espesa pomada sobre la cicatriz. Ella se puso también en la suya, además tomó una poción que consiguió revitalizarla por completo, pensó en darle una a Luz, cuando recordó que necesitaba que se mantuviese dormida más tiempo.

La parte más delicada había concluido. Todo lo que faltaba era el hechizo y habría terminado.

Tras ponerse una vez más el vestido a pesar que este se mancharía del ungüento, pero sin importarle ya que no deseaba hacer topless afuera, tomó su escoba, salió de la casa y voló lo más alto que consiguió.

Suspendida en el aire, Eda extendió sus manos y comenzó a recitar un cántico al mismo tiempo que las pocas nubes del despejado cielo, se arremolinaron en torno a ella creciendo gradualmente hasta llegar a cubrir por completo las islas hirvientes.

Abajo sus habitantes miraron extrañados este fenómeno, pues nada en el día indicó que fuesen a tener una tormenta como la que amenazaba por comenzar. De sus hogares, algunos como el director Blump y Lilith salieron sabiendo de lo que se trataba. La bruja suspiró de alivio al comprender que pese a haberlo hecho, Eda había sobrevivido al ritual.

—Realmente lo hiciste, hermana. ¿Pero de verdad es esto lo correcto?

Y la lluvia comenzó a caer, no hirviendo, sino helada. Los incautos que se quedaron afuera, temiendo quemarse esperaron lo peor, sorprendiéndose por el dulce frescor de las gotas de agua.

—¡Es agua fría! —comenzaron a vociferar en todas partes.

Atraídos por los llamados, mucha gente salió de sus hogares cautelosa, comprobando que en efecto el agua no estaba caliente, sino agradablemente fría. Willow con sus padres salió viendo esto divertida y con agrado, hasta que se llevó de pronto sus manos a la cabeza sintiendo un agudo dolor que apenas duró unos segundos, sus padres también lo resintieron, pero en menor medida. Lo mismo se repetiría en el hogar de Gus, así como algo parecido con la familia de Boscha y otros conocidos.

Amity y sus hermanos se quejaron ante el dolor que sintieron dentro de sus cabezas al sentir el agua, pero este pronto se desvaneció. Sus padres, mojándose se preguntaron qué les había sucedido, pues ellos como mucha gente, no lo sintieron tan fuerte como otros sí lo hicieron, principalmente alumnos de Hexside, mucha gente en realidad ni siquiera sintió nada. El dolor fue especialmente intenso para Lilith, quien aunque consideró pelear contra el fuerte impulso de salir afuera y poder resguardarse en casa como muy pocos intentaron sin conseguirlo, decidió respetar el esfuerzo que su hermana había hecho para salir voluntariamente y sentir la lluvia cambiarla, era lo justo tras todo lo que le hizo en el pasado.

El director resistió el punzante dolor mentalizándose ante el cambio que experimentaría. Le hubiese gustado ver a Eda y felicitarla ante aquel impresionante despliegue de poder, lamentablemente sabía que para mañana esto lo pasaría de largo como todo lo que estuvo haciendo de forma activa últimamente para ella.

No sólo se trató de la lluvia, Eda había embrujado el ambiente para que todos quienes se concentraban en las Islas Hirvientes se sintiesen atraídos a ser tocados por la lluvia, por lo que sin excepción todos fueron mojados por esta.

Finalmente la lluvia terminó y ella agotada estuvo a punto de caer de la escoba de no ser por Owlbert, que desde el extremo de la escoba el palismán consiguió estabilizarla lo suficiente mientras con cuidado regresaba hacia la casa búho, así como todo mundo regresaba a sus hogares confundidos por lo que acababa de suceder.

A pesar del sueño y el intenso agotamiento, Eda primero tomó un cazo sopero antes vacío del jardín, ahora lleno de agua por la lluvia se dirigió con él un tanto tambaleante por última vez hacia la habitación de Luz. Moviendo a la joven, sin que su cuerpo abandonara la cama, hizo que su cabeza se reclinara boca arriba sumergiéndola dentro del cazo sin que el agua le llegara a la cara. Luz se estremeció más a como no lo había hecho cuando le abrió el pecho. Aun dormida gritó y se quejó. Eda no podía imaginarse el intenso dolor de cabeza que seguramente la niña estaría experimentando, uno mucho más agudo y prolongado del que sufrieron los habitantes de las Islas Hirvientes, uno del que Eda estuvo exenta al ser ella quien invocó el hechizo teniendo suma concentración todo el tiempo en su deseo.

Fueron cinco minutos que le parecieron eternos, hasta que finalmente Luz dejó de sacudirse y expresar dolor. Se quedó quieta y así es como todo terminó. Eda sacó la cabeza de la joven del cazo y la recostó en su cama tras primero poner una toalla en la almohada. Miró su pecho desnudo cubierto por el mugriento ungüento. Con otra toalla talló la solución que se sentía ya más como lodo seco arenoso, encontrando bajo el mismo el mismo torso juvenil sin formas de siempre intacto, sin cicatriz alguna.

—De verdad sigues siendo sólo una niña por ahora. —Murmuró Eda por lo bajo conmovida por su infantil y asexuada figura.

Tras frotarla bien de forma que no quedase nada, volvió a vestirla. Una vez que terminó de recostarla correctamente y secar lo mejor que pudo su cabello, le colocó una cobija para cubrirla. Finalizado todo, se inclinó ante ella y besó su frente. Sería hasta mañana cuando podría comprobar si todo salió bien según lo planeado.

Aún tenía cosas que hacer. Por lo cansada que estaba, gruñó al recordar que todavía tenía que poner en su sitio los paquetes que había pedido antes de poder irse a dormir.

Miró el teléfono de Luz a un lado de la cama. Lo tomó y vio en el mismo la foto de la joven al lado de una persona adulta a la que tanto se parecía la jovencita.

—Lo siento mujer. Fue tu tiempo, pero ahora es el mío.

Apretó el aparato en su mano tan fuerte, que este terminó por volverse añicos.

-o-o-o-

En el mundo de los humanos, una mujer de mediana edad de ascendencia dominicana se incorporó de su cama. De pronto se echó a llorar. Si bien era frecuente que eso sucediera desde que alertó a las autoridades sobre la desaparición de su hija, debido a la constante preocupación que la asaltaba sobre dónde estará y cuándo llegará el día en que podrá reencontrarse con ella, esta vez fue diferente.

No sabía cómo, pero en ese momento comprendió finalmente algo que siempre se negó a aceptar: Nunca más volvería a ver a su hija. Donde quiera que estuviese, pudo sentir en su corazón lo que ninguna madre querría sentir. Su hija había muerto.

Mañana la policía le llamaría para decirle que no tenían ningún avance todavía con la investigación, siendo la primera vez que iracunda no les reclamaría nada, sino que por el contrario resignada les diría que lo entendía, sin saber si presionarlos a buscar el cuerpo de su hija ante el temor de averiguar qué fue lo que le sucedió.

Aún y a distancia, la maldición de Eda para cortar el intangible lazo entre ella y Luz había funcionado.

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En su nido Eda dormía profundamente oculta bajo una sábana, cuando fue despertada bruscamente por quien pensó que se trataba de King buscando que le sirviese el desayuno, pero por el peso y el volumen no tardó en comprender que se trataba de alguien un poco más grande y fuerte que el pequeño rey demonio.

—¡Arriba! ¿No me digas que te quedaste dormida?

Sorprendida al escuchar la enérgica, pero jovial voz de Luz, Eda se reclinó de su nido lo que sorprendió a Luz haciéndola sonrojar.

—¡Oye! ¿Por qué no llevas nada encima?

Eda recordó que tan pronto subió a su habitación, se había sacado el vestido y se había tirado a dormir exhausta.

—Probaba dormir un poco más al natural, niña.

Luz lucía preocupada.

—¿Qué es esa cosa gris en tu pecho?

Esta se agrieto y comenzó a desprenderse. Eda con agrado vio que la cicatriz también en ella había desaparecido en su totalidad.

—Un bálsamo parta quitar las arrugas.

—¿No se supone que esas cosas se ponen en la cara?

—¿Insinúas que tengo arrugas en la cara?

Sonriendo por tomarle el pelo, Luz se acercó a Eda y le dio feliz un beso en la mejilla, lo que llenó de calidez y renovadas fuerzas a la dama búho al comprender que tenía de nuevo a la Luz de antes. No. Una versión mejorada de lo que fue antes de caer en la depresión.

—Deja que me vista para preparar el desayuno.

—Gracias. No quiero llegar tarde a la escuela. Le daré de comer a King —se estiró y bostezó—. Me siento rara además de entumecida. Como si hubiera dormido una eternidad.

Con una ligera molestia se rascó el lado derecho de su pecho.

—¿Te duele algo? —Eda le preguntó preocupada.

—No. Sólo... no lo sé. Me agité un poco.

Finalmente la chica se retiró y Eda se apresuró a vestirse y bajar pensando en que llevaría un poco de tiempo antes que ahí dentro, los órganos de Luz se reacomodaran lo necesario para dar espacio al nuevo compañero que su corazón tenía. La molestia en su propio pecho también era ligera.

King alegremente comía de su plato, mientras inclinada a su lado, Luz le hacía mimos al pequeño demonio peludo palpando su espalda.

—Buenos días a todos —Eda los saludó—. Entonces... ¿cómo amanecieron?

A pesar que la pregunta fue dirigida hacia Luz, King se apresuró a interrumpir su comida para responderle.

—Con mucho dolor de cabeza. Siento como si me hubieran golpeado con una silla.

Estirando su largo cuello hacia el interior de la casa, el guardián del sitio apareció quejándose.

—A Hooty también le duele la cabeza. Hoot.

Luz le frotó parte de la misma y el rostro del búho ululó agradecido. De pronto se sobresaltó y apartándose de Eda regresó a su posición afuera.

—¡Alguien llegó! ¡Hoot!

La joven se frotó la cabeza.

—¿Será que algo malo va a ocurrir? También me dolía a mí mucho cuando desperté. ¿Te pasó lo mismo a ti?

Eda al ver la hora, acomodó el desayuno de Luz en un refractario.

—Sí, un poco, pero descuida. Tal vez por el contrario esto signifique que las cosas están por mejorar para todos.

Entonces Willow, Gus junto con Amity entraron al hogar. Pequeñas ojeras se asomaban por sus rostros, pero ante todo lo demás parecían estar bien.

—Buenos días, Eda —Amity la saludó—. Luz, ¿estás lista?

La chica volteó a mirar a la bruja, quien le extendió el refractario con su desayuno.

—Lamento haber tardado en levantarme, niña. Es lo único que te pude preparar.

Luz alzó su mano y de pronto sorprendiendo bastante Eda, el refractario flotó de su mano por sí solo para terminar en la de Luz.

—No te preocupes. Gracias por la comida.

Complacida, la mujer tuvo que contener el grito de felicidad que nació en su ser al verla usar magia de aquella forma tan natural. Otro tanto fue el verla no resistirse a sacar un bocado para pegarle un buen mordisco.

—Deja un poco para la escuela.

—Lo lamento. No sé por qué, pero me siento que muero de hambre.

Los chicos salieron de casa listos para comenzar un día más en la escuela, como siempre entusiasmados ante los cambios que había en ella tras la caída de Belos, cuando de pronto Eda detuvo a Luz.

—¡Espera, niña!

—¿Qué sucede?

Había culpa reflejada en el rostro de la dama búho. Luz lo notó, pero no entendió a qué se debía. No recordaba nada malo más allá de lo habitual que Eda hubiese hecho. Ignoraba el debate interno que esta tenía ante lo que hizo anoche y el modo en que había cambiado drásticamente su vida para siempre.

—Sólo... solo quería decirte... que te amo.

Aunque extrañada por sus palabras, la sonrisa de Luz se amplió.

—¿Segura que estás bien?

—Sí, sólo... no me hagas caso. Anda, vete ya. No querrás que se te haga tarde.

Aunque si quería tomarse el día para estar con ella mientras no regresara a la cama, no se lo echaría en cara. Luz se dio la vuelta y atravesó la puerta.

Eda dejó escapar el aire que había contenido y con detenimiento miró las fotos sobre la chimenea. Tendría que dejar algunos de esos viejos juguetes ocultos por la casa, quizá algunos con King, a pesar de ser cosas para niñas. Los retratos creados por habilidosos artistas, mostraban a Eda junto a una niña, que en algunas imágenes apenas era una bebé, en otras una niña más grande. Siempre jugando con ella, también King estaba en algunas incluso. La que más sobresalía, era la de una pareja conformada por una Eda poco más joven, al lado de un hombre que podría pasar como la versión masculina de la madre de Luz, pues sus rasgos eran toscos y además tenía barba y bigote. Una cinta negra colgaba por la orilla de esta foto.

De pronto sintió que alguien rodeó su cintura por su espalda. Su corazón se agitó ante la muestra de afecto que Luz le proporcionó al quedarse intranquila por pensar que algo le estaba sucediendo.

—Vende muchas pociones. Cuando regrese en la tarde me gustaría cocinarte una tortilla como las que aprendí en las recetas que dejó papá.

Eda asintió con un aguijonazo de culpa en su pecho. Había elementos del mundo humano que siempre seguirían en la mente de Luz, pero la magia desviaría la atención de los mismos buscando una justificación a estos dentro del engaño.

—Eso suena genial.

Se dio la vuelta y con sus manos tomó las de Luz.

—Entonces manos a la obra. Estaré esperándote.

—¿Qué hay de mí? —Reclamó King.

—Bueno, estaremos esperándote.

La mujer y la joven sonrieron ante la interrupción. Luz le frotó a King la cabeza y le dio un beso sobre la frente del cráneo expuesto.

—Como te quiero bonito.

Estaba por marcharse antes que Amity le echara en cara el retraso, cuando una vez más se volvió y besó en la mejilla a Eda.

—Yo también te amo, mamá.

Y la felicidad en el corazón de Eda, mismo que ahora compartía con Luz, pudo más que cualquier culpa.

A ojos del mundo donde vivía y gracias a la idea grabada en sus mentes, Luz siempre sería la hija que concibió con un humano que conoció en una travesía hace mucho tiempo y que falleció antes de saber que sería padre. Tal vez no fuese sangre, pero por las venas de la niña circulaba la misma magia que ella.

Al final quizá fue un acto egoísta por su parte por querer quedarse con Luz, pero siempre se diría a sí misma que por ello es que ella recuperó las ganas de vivir una vez más..

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. . . F I N . . .

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