un poco de tranquilidad

Super Buu se encontraba en su hogar, sentado en un sofá sencillo, disfrutando de un plato lleno de chocolates que había transformado con su magia. Cada bocado era delicioso, pero había algo que no lograba ignorar: una sensación de vacío que lo rodeaba, como si el lugar donde vivía careciera de algo esencial.

Mientras observaba a su alrededor, notó que su hogar era básico, casi austero. Recordó que todo lo que tenía provenía de la casa que Satan le había comprado, y aunque era cómodo, no se sentía realmente suyo. Por primera vez en mucho tiempo, comenzó a reflexionar sobre lo que realmente le faltaba.

Buu: (pensando) "Tengo lo necesario, pero... no sé. Algo no está bien. Quizás deba visitar a Satan más seguido... y también a Gohan, Videl y la pequeña Pan. Hace poco que nació, y no he estado tanto tiempo con ella como debería."

Con esa idea en mente, decidió hacer algo para llenar ese vacío. Se levantó de su sofá y salió al exterior. A poca distancia de su casa, encontró un grupo de rocas grandes apiladas. Apuntó su antena hacia ellas y, con su magia, comenzó a transformarlas en diferentes objetos: muebles, aparatos electrónicos y otros elementos para el hogar.

Buu: (sonriendo para sí mismo) "Si puedo convertir cosas en dulces, no veo por qué no pueda crear otras cosas. Esto será interesante."

En poco tiempo, las rocas se convirtieron en una variedad de cosas: una mesa de centro, una lámpara moderna, un pequeño estante, y lo más importante, una televisión de tamaño mediano junto con una consola de videojuegos. Se aseguró de que la consola pudiera correr juegos de diferentes generaciones. Había algo que siempre había querido hacer en su vida pasada y que nunca pudo: jugar a algunos videojuegos que le habían llamado la atención.

De regreso en su hogar, pasó unas horas organizando todo. Acomodó los muebles nuevos en el lugar correcto, conectó la televisión y ajustó la consola. Cuando todo estuvo listo, se detuvo por un momento y miró su trabajo con satisfacción.

Buu: (pensando) "Ahora sí parece un hogar de verdad. Mucho mejor que antes."

Se dejó caer en el sofá recién colocado, encendió la televisión y la consola. El menú inicial apareció en la pantalla, y rápidamente eligió un juego que había deseado jugar desde hacía mucho tiempo: Mortal Kombat Deception. Había oído hablar de este juego y su historia en su vida pasada, pero nunca tuvo la oportunidad de probarlo.

Sonriendo para sí mismo, seleccionó a Sub-Zero como su personaje principal y comenzó a explorar el juego.

Las peleas eran intensas, y cada movimiento que hacía en la pantalla lo llenaba de emoción. Mientras jugaba, comenzó a comentar en voz alta sobre los personajes y la historia.

Buu: (riéndose) "Onaga, ¿eh? Interesante villano. Aunque no es tan intimidante como parece. Sub-Zero podría congelarlo en un segundo si yo estuviera al mando."

Las horas pasaron mientras Buu disfrutaba del juego, sumido en un mundo completamente diferente al suyo. Aunque estaba solo en su hogar, no se sentía solo. Por un momento, ese vacío que había sentido antes parecía haberse desvanecido.

Cuando finalmente se detuvo, dejó el control sobre la mesa y suspiró, satisfecho.

Buu: (pensando) "Tal vez esto es lo que necesitaba. Un poco de tiempo para mí, haciendo algo que siempre quise. Aunque... también debería visitar a Satan y los demás pronto. Quizás les traiga algo especial. Tal vez Pan quiera probar algunos dulces."

Con una leve sonrisa, apagó la consola y se recostó en el sofá, disfrutando de la tranquilidad de su hogar recién mejorado. Había encontrado un pequeño momento de felicidad en algo tan simple como jugar un videojuego, y eso era suficiente para él por ahora.

Super Buu se levantó de su sofá después de un rato de descansar y jugar. Su hogar se sentía más acogedor, pero había algo que aún lo llamaba desde el mundo exterior. Decidió salir y visitar a alguien que había estado en su mente: Gohan, Videl, y su hija recién nacida, Pan. Además, pensó que no estaría mal ver también a Satan. Con una sonrisa ligera, salió de su hogar y se dirigió hacia la casa de Gohan y Videl.

El vuelo fue tranquilo, y Buu disfrutó del paisaje mientras se desplazaba. La paz de la Tierra era algo que apreciaba más cada día. Al llegar, descendió suavemente frente a la puerta de la casa. Se tomó un momento para observarla antes de tocar. No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera, y Videl apareciera con una sonrisa cálida.

Videl: Hola, Buu. Qué sorpresa verte. ¿Viniste a ver a Gohan para entrenar, o tal vez a Satan?

Super Buu: (respondiendo con una sonrisa) Ambos, en realidad. Pero también quería ver a tu hija, Pan, si es posible.

Videl: (riendo ligeramente) Por supuesto, pasa. Están en el jardín jugando.

Buu asintió, entrando al hogar con calma. Siguió a Videl hacia el jardín trasero, donde encontró a Gohan y Satan jugando con Pan. La pequeña estaba llena de energía, gateando rápidamente de un lado a otro, persiguiendo una pelota que Satan hacía rodar suavemente hacia ella. Gohan sonreía, observando a su hija con orgullo mientras la animaba.

Al notar la presencia de Buu, ambos se levantaron y lo saludaron.

Gohan: Hola, Buu. ¿Cómo estás?

Satan: (con su tono entusiasta) ¡Buu, amigo mío! ¡Qué bueno verte!

Super Buu: (sonriendo) Hola, Gohan, Satan. Estoy bien. Decidí pasar a visitarlos y ver cómo están.

Pasaron unos momentos charlando, y pronto Buu se unió a las actividades. Pan, con su energía inagotable, se convirtió rápidamente en el centro de atención. La pequeña demostraba una fuerza sorprendente para su edad, algo que no pasó desapercibido para Buu.

Mientras jugaban, Pan, emocionada por la pelota que sostenía, accidentalmente lanzó un golpe hacia Buu. Aunque fue completamente involuntario, el impacto fue lo suficientemente fuerte como para obligarlo a bloquear con ambas manos.

Super Buu: (con una leve risa) Parece que tu hija es más fuerte de lo que imaginaba, Gohan.

Gohan: (sonriendo con orgullo) Sí, lo hemos notado. Pan tiene un poder increíble para ser tan pequeña. Será interesante ver hasta dónde puede llegar cuando crezca.

Satan: (riendo mientras acaricia su barbilla) ¡Por supuesto! ¡Es mi nieta! ¡La más fuerte del mundo, sin duda!

El tiempo pasó rápidamente mientras jugaban y hablaban. Buu observaba con interés cómo Pan interactuaba con su entorno, mostrando destellos de una fuerza natural que prometía mucho para el futuro. La pequeña reía con entusiasmo, y su alegría era contagiosa.

Buu: (pensando mientras observa a Pan) "Es fascinante ver cuánta energía y potencial tiene esta niña. Es como si la fuerza corriera naturalmente por su sangre."

Después de varias horas, Buu decidió que era momento de continuar su día. Se levantó del césped y se despidió de todos.

Super Buu: Gracias por permitirme pasar tiempo con ustedes. Fue agradable verlos, y Pan es increíble. Espero poder visitarlos de nuevo pronto.

Videl: (con una sonrisa) Siempre serás bienvenido, Buu. Gracias por venir.

Gohan: Cuídate, Buu. Nos vemos pronto.

Satan: (dándole una palmada en la espalda) ¡No te olvides de venir a comer algo rico la próxima vez!

Buu asintió, sonriendo mientras se alejaba y tomaba vuelo. Sentía una paz interna que no experimentaba con frecuencia, y eso lo hacía apreciar aún más esos momentos simples con las personas que consideraba amigos.

Volando sobre los paisajes de la Tierra, decidió explorar un poco más antes de regresar a casa. La paz del planeta le ofrecía un descanso de las batallas y las responsabilidades que habían marcado gran parte de su existencia. Mientras surcaba los cielos, Buu se permitió sonreír, disfrutando plenamente de la tranquilidad que la vida le ofrecía en ese momento.

Super Buu volaba tranquilamente hacia el Templo de Kami-sama. El cielo estaba despejado, y el sol del mediodía bañaba la Tierra con su calor radiante. A medida que ascendía, las nubes pasaban bajo sus pies, y una brisa agradable acompañaba su viaje. Aunque sabía que podía teletransportarse directamente al templo, decidió no hacerlo.

Buu: (pensando) "No es que me moleste usar la teletransportación, pero hay algo especial en volar. El cielo, el viento... incluso el sol ardiente tienen su encanto."

Tras unos minutos, el imponente templo apareció en el horizonte. Su estructura, flotando en el cielo, seguía siendo un símbolo de paz y equilibrio para la Tierra. Al aterrizar suavemente en la plataforma, Buu sintió la calma del lugar. No pasó mucho tiempo antes de que notara la figura de Piccolo meditando en el centro.

Piccolo abrió los ojos al sentir la presencia de Buu. Con su característico semblante serio, se levantó y caminó hacia él.

Piccolo: Buu. No esperaba verte por aquí hoy. ¿Qué te trae al Templo?

Super Buu: (con una leve sonrisa) Nada en particular. Decidí pasar a ver cómo estabas. Además, siempre es bueno hablar con alguien como tú. Eres... interesante.

Piccolo: (cruzando los brazos) Supongo que debería tomar eso como un cumplido.

Ambos intercambiaron una mirada que, aunque seria, tenía un aire de camaradería. Se conocían bien después de todo lo que habían vivido, y aunque no siempre habían estado del mismo lado, ahora compartían un respeto mutuo.

Buu: Estuve pensando... sobre el torneo. La pelea contra Hit. Tú viste todo desde las gradas, ¿verdad? ¿Qué te pareció?

Piccolo: (reflexionando) Fue impresionante. Hit es un rival formidable, con una técnica que desafía toda lógica. Pero lo que más me sorprendió fue cómo tanto tú como Goku lograron adaptarse a su estilo. Especialmente tú, Buu. Nunca pensé que llegarías a ese nivel.

Buu: (sonriendo levemente) Fue un buen desafío. Aunque debo admitir que no creo que mi emoción se compare con la de Goku. Él parece vivir para este tipo de peleas.

Piccolo: (asintiendo) Es cierto. Para Goku, enfrentarse a alguien como Hit debe haber sido como un sueño hecho realidad. Pero no subestimes lo que lograste, Buu. Derrotaste a Hit, algo que pocos podrían haber hecho.

Ambos guardaron silencio por un momento, contemplando el cielo despejado sobre ellos. Luego, Piccolo habló nuevamente, con un tono más decidido.

Piccolo: Buu, deberíamos volver a entrenar juntos algún día. Podría ser interesante ver cómo han evolucionado nuestras habilidades desde la última vez.

Super Buu: (pensativo) No suena mal. Entrenar contigo siempre es... desafiante. Acepto.

Con ese acuerdo, ambos se despidieron. Piccolo regresó a su meditación, mientras Buu se elevaba nuevamente al cielo. El sol seguía en su punto más alto, iluminando todo a su alrededor. Buu voló lentamente, disfrutando de la vista desde las alturas.

Buu: (pensando mientras observa el paisaje) "Es curioso. He visto este mundo desde tantas perspectivas, pero nunca deja de sorprenderme. Cada montaña, cada río... incluso el cielo parece tener algo que contar."

El viento acariciaba su rostro mientras seguía su camino, sin un destino fijo. Aunque sabía que podía llegar a cualquier lugar en un instante con su teletransportación, optó por disfrutar del vuelo. La sensación de libertad que le daba era única, y le recordaba que la paz que ahora experimentaba era un regalo que no debía tomar a la ligera.

Buu: (en voz baja, mirando al sol) "Tal vez no todo es perfecto, pero momentos como este hacen que todo valga la pena."

Con esa reflexión, Buu continuó volando, dejando que el mundo bajo él le mostrara su belleza y recordándole que, a pesar de todo, la paz era algo por lo que valía la pena seguir luchando.

Super Buu volaba con tranquilidad hacia la Corporación Cápsula. La brisa del mediodía acompañaba su vuelo, y el familiar paisaje de la ciudad se extendía ante él. Aunque no era su destino habitual, sentía curiosidad por ver a Vegeta y su hijo, Trunks. Aterrizó suavemente frente a la imponente edificación, donde el logo de la cápsula destacaba sobre el cielo despejado.

Al acercarse a la entrada, la puerta automática se deslizó hacia un lado, y Bulma salió justo en ese momento, cargando una pequeña caja con herramientas. Al notar a Buu, esbozó una sonrisa cálida.

Bulma: Buu, qué sorpresa verte por aquí. ¿Qué te trae a la Corporación Cápsula?

Super Buu: (sonriendo levemente) Solo quería pasar a saludar. Además, me preguntaba si Vegeta y Trunks están por aquí.

Bulma: (riendo) Por supuesto. Vegeta volvió después del torneo y ha estado entrenando con Trunks casi todos los días. Por cierto, gracias a ti, Trunks alcanzó la fase del Super Saiyan 2. Parece que eso motivó bastante a Vegeta.

Buu asintió, cruzándose de brazos mientras pensaba en lo que Bulma acababa de decir. Podía imaginarse a Vegeta, orgulloso pero siempre competitivo, empujando a su hijo a ser más fuerte.

Super Buu: (con una sonrisa ligera) Me alegra haber contribuido un poco. Aunque, conociendo a Vegeta, seguro que ahora está más decidido a superarme.

Bulma: (encogiendo los hombros) Bueno, ese es Vegeta. Siempre quiere estar en la cima. Pero dime, ¿cómo va todo contigo? He oído que estás pasando más tiempo con esa chica, Nishi, ¿no?

Super Buu: (asintiendo) Sí. Hemos estado entrenando juntos y... aprendiendo a llevarnos mejor. Es un poco complicado, pero no va mal.

Bulma: (curiosa) ¿Y qué tal como pareja? ¿Cómo se sienten con todo eso?

Buu se quedó pensativo por un momento antes de responder.

Super Buu: (hablando con sinceridad) La verdad, no lo sabemos del todo. Ninguno de los dos tiene mucha experiencia con esto. Solo... hacemos lo mejor que podemos. Supongo que estamos aprendiendo sobre la marcha.

Bulma observó a Buu detenidamente mientras hablaba, y en sus pensamientos, comenzó a conectar los puntos.

Bulma: (pensando) "Es evidente que tanto Buu como Nishi no tienen idea de cómo funciona una relación típica. Pero eso no significa que no puedan construir algo único. Esto es algo que tomará tiempo, y lo importante es que ambos parecen estar dispuestos a intentarlo."

Bulma sonrió con amabilidad, decidiendo dejar de lado más preguntas y simplemente apoyarlo.

Bulma: Bueno, al menos están intentando aprender juntos. Eso es lo que importa. Les deseo lo mejor a los dos.

Super Buu: (asintiendo) Gracias, Bulma. Eso significa mucho.

Hubo un momento de silencio cómodo entre ellos, mientras Bulma ajustaba la caja que sostenía en sus manos.

Bulma: (con una sonrisa) Entonces, ¿quieres quedarte para ver a Vegeta y Trunks entrenar? Estoy segura de que les encantaría verte.

Super Buu: (pensativo) Es tentador, pero creo que no quiero interrumpir. Además, Vegeta parece estar en una buena racha con su hijo, y eso es algo que no quiero arruinar. Quizás lo deje para otra ocasión.

Bulma: (riendo) Entendido. Pero no te preocupes, siempre eres bienvenido por aquí.

Super Buu sonrió nuevamente y dio un paso atrás, preparándose para despegar. Con un movimiento ágil, se elevó al aire, mirando hacia abajo para despedirse.

Super Buu: Gracias, Bulma. Cuídate.

Bulma: (agitándole la mano) Tú también, Buu. Y dale saludos a Nishi.

Con esas palabras, Buu se alejó volando, dejando atrás la Corporación Cápsula. Mientras ascendía, miró hacia el horizonte, disfrutando del cielo despejado y el calor del sol. Aunque había decidido no entrenar con Vegeta ese día, estaba satisfecho con la visita. A veces, incluso las interacciones más simples podían ser gratificantes.

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