ya ni como explicarme

A la mañana siguiente, Lincoln comenzó a despertar lentamente, sintiendo una presión extraña sobre él. Abrió los ojos lentamente y, para su sorpresa, notó que estaba completamente rodeado. Allí, apiladas como si fueran una sola masa de almohadas y mantas, estaban Sunset Shimmer, Pinkie Pie, Rainbow Dash, Rarity, Fluttershy, Applejack y Des, todas acurrucadas alrededor de él, profundamente dormidas.

Lincoln intentó mover un brazo, pero estaba atrapado entre un mar de piernas y brazos que lo envolvían como una trampa cómoda pero firme. Trató de girar la cabeza, dándose cuenta de que estaba prácticamente inmovilizado.

Lincoln, en voz baja y un poco divertido, murmuró: “Bueno, esto es… inesperado.” No pudo evitar sonreír al ver las caras pacíficas de sus amigas mientras dormían, como si todas hubieran encontrado el lugar perfecto para descansar.

Des, que estaba profundamente dormida en su hombro, tenía un brazo sobre su pecho y un ala enrollada alrededor de ellos, dándole un aire protector. La imagen era graciosa y entrañable al mismo tiempo, especialmente porque él sabía lo raro que había sido para ella confiar tanto en alguien como para quedarse dormida de esa forma.

De repente, Pinkie Pie murmuró algo en sueños y dio un pequeño brinco, abrazando a Lincoln con más fuerza. “Mmmm… ¡fiesta de pijamas!” murmuró entre sueños, mientras Lincoln contenía una carcajada.

“Bueno, al menos sé que estoy a salvo,” pensó Lincoln, tratando de mantener la calma mientras sentía la cálida compañía de sus amigas. Se dio cuenta de que, de alguna forma, este momento le daba una extraña sensación de paz.

Intentó mover su brazo, esperando liberar al menos una de sus manos, pero en ese momento, Sunset Shimmer empezó a despertar lentamente. Abrió los ojos un poco adormilada y, al ver a Lincoln atrapado entre todas, su expresión pasó de la confusión a una sonrisa traviesa.

Sunset, en voz baja, le susurró: “Parece que tienes un grupo de fans leales… ¿cómo dormiste, casanova?”

Lincoln, riendo en voz baja, contestó: “Honestamente, dormí genial… hasta que sentí que me aplastaban. Y tú, ¿planeabas despertarlas o esperabas seguir abrazándome por un rato?”

Sunset rió y negó con la cabeza. “No me quejo, la verdad,” dijo mientras observaba a las chicas a su alrededor.

Rainbow Dash también empezó a despertar y, al ver la situación, no pudo evitar soltar una risita. “Bueno, Lincoln, parece que eres nuestro héroe de pijamada. Alguien tenía que estar en el centro de atención.”

Rarity, estirándose con elegancia, notó dónde estaba y sonrió. “Oh, cariño, no queríamos invadir tu espacio personal. Pero tenías tan buena pinta como almohada…”

Las risas y comentarios en voz baja despertaron a Des, quien, sin decir nada, miró a Lincoln y soltó una risita tímida. Su expresión de sorpresa al ver a todas las chicas alrededor fue suficiente para hacer reír a Lincoln. Aunque Des no hablaba mucho, su mirada decía todo lo que necesitaba decir. Su ala se estiró y lo envolvió un poco más antes de que ella decidiera apartarse con una pequeña sonrisa.

Applejack, despertando un poco desorientada, se frotó los ojos y murmuró: “Vaya… esto sí que fue una pijamada en toda regla. No todos los días se duerme uno abrazado a toda su pandilla.”

Fluttershy, que estaba más apartada, se sonrojó al darse cuenta de la situación. “Oh… espero no haber incomodado a nadie… No era mi intención…” dijo en voz baja, apartándose suavemente.

Lincoln se quedó allí, mirando a sus amigas y sonriendo, sintiendo que esta noche había sido especial. Aunque al principio no estaba seguro de si iba a encajar en esta pijamada, el despertar rodeado de sus amigas, compartiendo risas y bromas, le hizo sentir que realmente era parte de algo importante.

“Bueno, chicas,” dijo con una sonrisa, “al menos ahora sé que soy el chico de las pijamadas.”

Pinkie Pie, despertando con una sonrisa, se abrazó a él una vez más antes de decir: “¡Siempre eres bienvenido, Lincoln! ¡Después de todo, una pijamada no es pijamada sin un poco de caos!”

Al abrir bien los ojos, Lincoln se dio cuenta de un detalle que lo dejó boquiabierto: todas sus amigas, incluidas Sunset, Pinkie Pie, Rainbow Dash, Rarity, Fluttershy, Applejack y Des, estaban en ropa interior. Al notarlo, Lincoln sintió cómo el calor le subía al rostro, y, con un instinto de reflejo, se cubrió la cara de inmediato para evitar cualquier malentendido.

Lincoln, nervioso, pensó para sí mismo: “Oh, no, no, no… ¡esto no puede estar pasando! ¡Voy a terminar siendo el culpable de algo que ni siquiera hice!”

Sunset, notando su reacción, le lanzó una mirada divertida. “¿Qué pasa, Lincoln? ¿Te has puesto tímido de repente?” dijo con una sonrisa burlona.

Lincoln, aún con las manos sobre la cara, respondió apresuradamente: “¡Yo… yo no vi nada! ¡Prometo que no estaba mirando!”

Pinkie Pie soltó una carcajada y se estiró despreocupada. “¡Oh, Lincoln, relájate! Nosotras somos las que nos quedamos dormidas así. No hay nada de malo en eso.”

Rarity, que estaba cerca, le dio una palmada en el hombro a Lincoln y añadió en tono divertido: “No te preocupes, cariño. Sabemos que eres un caballero.”

Fluttershy, con un leve rubor en sus mejillas, intentó cubrirse un poco y murmuró en voz baja: “Oh… creo que no me di cuenta de que estaba así. Quizá… debí haberme cambiado antes de dormir.”

Rainbow Dash, con una sonrisa confiada, agregó: “¿Qué pasa, Lincoln? ¿Nunca habías visto a chicas en pijamada? ¡No es gran cosa!”

Applejack, riéndose, le dijo: “No te preocupes, muchacho. Estamos cómodas, y sabemos que no harías nada raro.”

Lincoln bajó las manos lentamente, viendo cómo todas parecían relajadas y sin preocupaciones. Intentando mantener la compostura, dijo: “Solo quería asegurarme de que no me acusarían de… ya saben, ser un pervertido o algo así.”

Sunset sonrió, dándole una palmadita en el hombro. “Confiamos en ti, Lincoln. Sabemos que tienes buenos modales, así que no te preocupes. Además, es nuestra culpa si alguien se quedó dormido con su ropa de pijama en otro lado.”

Des, sin decir nada, simplemente miró a Lincoln y le dio una pequeña sonrisa cómplice, como diciéndole que no se preocupara, que estaba todo bien. Aunque no hablaba, su actitud calmada ayudó a tranquilizarlo.

Todas comenzaron a reír y a hacer bromas entre ellas, sin darle mucha importancia. Lincoln, aún un poco sonrojado, intentó relajarse y disfrutar del momento, sintiéndose agradecido de tener amigas que lo entendían y lo aceptaban como era. La conversación siguió fluyendo con risas y bromas, mientras todas retomaban la comodidad y el ambiente despreocupado de la pijamada.

Lincoln desbloqueó su celular y notó con sorpresa que todos los más de 40 mensajes eran de su madre, Rita. Conforme leía, la situación se volvía cada vez más cómica en su mente. Los mensajes iban desde la preocupación más casual hasta un nivel de ansiedad casi cómico.

El primer mensaje era tranquilo:

"Hola, cariño, ¿cómo estás? ¿La estás pasando bien?"

A medida que los mensajes avanzaban, la calma de Rita desaparecía poco a poco:

"¿Lincoln, estás bien? ¿Comiste algo?"

"¿Por qué no respondes? Espero que no estés ocupado, pero ¿podrías contestarme cuando puedas?"

Luego, los mensajes empezaron a volverse más intensos y divertidos:

"Lincoln, si estás con tus amigos, está bien, pero ¡solo dime que estás bien!"

"¿Qué clase de pijamada es esta en la que no puedes ni mandar un mensaje?"

El último mensaje, lleno de emojis de caritas preocupadas, le arrancó una risa:

"¡LINCOLN LOUD, RESPONDE AHORA MISMO O IRÉ YO MISMA A ESA CASA!"

Lincoln se imaginaba a su madre en la cocina, con el teléfono en una mano y una expresión de "mamá preocupada" en la cara. Se rascó la cabeza, sonrió y finalmente le respondió, tratando de tranquilizarla:

"Mamá, ¡todo está bien! Me quedé dormido. Ahora te llamo en un rato, no te preocupes."

Sabía que más le valía regresar a casa con una buena historia para calmar a su madre.

Las luces de la mañana apenas comenzaban a filtrarse por la ventana de la habitación de Sunset Shimmer cuando las chicas, aún recuperándose de la divertida noche anterior, comenzaron a levantarse. Entre bostezos y risas, recogían sus pertenencias y volvían a ponerse sus ropas normales, cada una recordando los momentos de locura que habían compartido.

Lincoln, aún sentado en uno de los coloridos cojines del suelo, las observaba en silencio mientras cada una se alistaba. Había una calma en el ambiente que contrastaba con la energía de la noche anterior. Ver a sus amigas en su faceta cotidiana, poniéndose sus atuendos habituales y recogiendo el desastre de la fiesta, le hizo sonreír. Habían pasado de risas, juegos y retos a un momento de tranquilidad, y Lincoln se sentía extrañamente agradecido de formar parte de todo eso.

Sunset, que ya estaba lista y de vuelta con su chaqueta de cuero y sus botas, se acercó a él: "Gracias por haber venido, Lincoln. Realmente fue una noche increíble."

Lincoln sonrió, recordando cada momento. "Gracias a ustedes por invitarme. Creo que nunca había pasado una noche tan divertida."

Rainbow Dash pasó a su lado y le dio una palmada en la espalda. "¡Nos divertimos un montón contigo, Lincoln! Eres como un hermano más."

Rarity añadió, mientras acomodaba su bufanda: "Realmente fuiste el caballero perfecto. Aunque anoche las cosas se salieron un poco de control, ¿verdad?"

Lincoln se sonrojó un poco al recordar los atrevidos retos de la noche, y las chicas rieron al ver su reacción.

Applejack, con su sombrero de vaquero ya puesto, se cruzó de brazos. "Bueno, la próxima vez será en mi granja. ¡Ahí haremos algo un poco más rudo!"

Pinkie Pie saltó y dijo con entusiasmo: "¡Sí! ¡Más juegos y más retos! Pero, tal vez esta vez traiga algo diferente para beber."

El grupo soltó una carcajada ante el comentario, recordando el efecto inesperado de la bebida de la noche anterior.

Finalmente, las chicas comenzaron a despedirse una a una. Cada abrazo y cada sonrisa mostraban el aprecio genuino que sentían por Lincoln. Era un momento de amistad auténtica, y Lincoln se sentía afortunado de haberlo vivido.

Al salir de la casa de Sunset, caminó hacia su hogar, sabiendo que esa noche siempre quedaría en su memoria como una de las mejores aventuras junto a sus amigas.

Lincoln se encontraba caminando junto a Des, la chica dragón, después de una noche de diversión con sus amigos. Sin embargo, sabía que era hora de regresar a casa antes de que sus padres comenzaran a preocuparse.

Lincoln: “Des, creo que deberías meterte al brazalete. No quiero que mi madre te vea así.”

Des asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Sin decir una palabra, se deslizó dentro del brazalete, transformándose en una versión más neutral de sí misma. Lincoln sonrió al ver cómo se adaptaba a la situación, sintiendo un alivio momentáneo.

Al llegar a casa, la atmósfera cambió. La puerta estaba abierta, y al entrar, Lincoln se encontró con la imagen que había temido: su madre, Rita, estaba de pie en la entrada, con los brazos cruzados y una expresión que dejaba claro que las cosas no iban a salir bien.

Lincoln: (susurrando para sí mismo) “Oh, no… Esto no puede ser bueno.”

La mirada de Rita era intensa, y Lincoln podía sentir cómo el ambiente se tornaba pesado. Sabía que había llegado tarde, y eso no le traería nada bueno.

Rita: “¿Dónde has estado, Lincoln?”

Sin poder evitarlo, el corazón de Lincoln comenzó a latir más rápido. Se preparó para dar una explicación que sabía que podía no ser suficiente.

Lincoln: “Estaba… en casa de unos amigos. Hicimos una pijamada y… perdí la noción del tiempo.”

Rita frunció el ceño, y Lincoln sintió el peso de su mirada, como si todas las preocupaciones del mundo se concentraran en ese momento.

Rita: “Sabes que debes cumplir el trato que teníamos de mandar mensaje cada hora. No quiero que esto se repita.”

Lincoln asintió, sintiendo cómo el remordimiento comenzaba a invadirlo. No era la primera vez que se metía en problemas por no ser responsable, y no quería que eso sucediera de nuevo.

Lincoln: “Lo siento, mamá. Prometo que seré más cuidadoso la próxima vez.”

Rita: “Espero que lo cumplas. Ahora ve a tu habitación y piensa en lo que has hecho.”

Con un suspiro resignado, Lincoln se dirigió hacia su habitación, sintiendo que había decepcionado a su madre una vez más. A medida que caminaba.

Una vez en su cuarto, Lincoln se dejó caer en la cama, reflexionando sobre cómo siempre parecía encontrarse en situaciones complicadas. Aunque sabía que debía esforzarse más.

Lincoln se la pasó tres días castigado en casa, sin poder salir ni ver a sus amigos, todo por no haber mandado un mensaje a su madre como le había prometido. Antes de que comenzara su castigo, había hablado con Lonna, Selene y Des, advirtiéndoles que debían permanecer en el brazalete durante esos días. No quería que se metieran en problemas por su culpa.

Los primeros días fueron interminables. A través de la ventana, veía a sus hermanas jugar en el jardín, y cada risa que llegaba a sus oídos era un recordatorio de lo aislado que se sentía. Mientras tanto, él se encontraba atrapado entre cuatro paredes, reflexionando sobre su error. Aunque sabía que su madre tenía razón al castigarlo, no podía evitar desear que las cosas fueran diferentes.

Lincoln: “¿Por qué no les dije que se quedaran en la casa en lugar del brazalete? Esto es un desastre.”

Cada vez que pasaba cerca de la sala, su madre lo miraba con brazos cruzados y una expresión que decía todo: estaba decepcionada, y Lincoln no quería hacerla sentir así. A pesar de que su castigo lo mantenía alejado de sus amigos, sabía que era un buen momento para pensar en cómo mejorar.

Lincoln: (murmurando) “Espero que esto acabe

Cuando finalmente llegó el cuarto día, su madre entró en su habitación con una expresión menos severa.

Rita: “Creo que has tenido suficiente tiempo para reflexionar. Puedes salir, pero recuerda la importancia de cumplir tus promesas.”

Lincoln asintió, sintiéndose aliviado. Estaba ansioso por salir y ver a sus amigos. Al salir de su habitación, se sintió decidido a reconectar con ellos, asegurándose de que nunca más dejaría que su falta de comunicación causara problemas.

Lincoln llegó al parque y se encontró con sus amigos: Mina, Stella, Mildred, Zach, Rusty, Liam y Clyde. Al verlos reunidos, su rostro se iluminó con una gran sonrisa. Sin embargo, en cuanto se acercó, lo bombardearon con preguntas.

Mina: “¡Lincoln! ¡Qué bien que estás aquí! ¿Cómo te fue en casa?”

Stella: “¿Te castigaron mucho? ¿Qué hiciste para merecerlo?”

Las chicas hicieron preguntas normales, llenas de preocupación genuina. Pero luego, sus amigos comenzaron a lanzar preguntas un poco más estúpidas.

Zach: “¿Te dejaron ver la televisión? ¿O estuviste encerrado en una jaula como un hamster?”

Rusty: “¿Te llevaron a un campamento de reclusos? ¡Eso suena emocionante!”

Liam: “¿Es cierto que tu mamá te puso un collar de castigo y te hizo hacer tareas domésticas?”

Clyde: “Oye, ¿te alimentaban solo con verduras? ¡Eso sí que es un castigo brutal!”

Lincoln se rió, sintiéndose un poco abrumado pero divertido por la locura de sus amigos.

Lincoln: “No, no, nada de eso. Solo tuve que quedarme en casa y hacer mi tarea. ¡Era un castigo normal!”

Mildred: “Entonces, ¿no hay historias emocionantes? ¿No tuviste que luchar contra dragones o algo así?”

Lincoln: “Lo siento, pero no hubo dragones en mi casa. Solo mi mamá con una lista de tareas.”

Las chicas rieron mientras que sus amigos continuaban con sus bromas, y Lincoln se sintió agradecido de estar de vuelta con ellos, disfrutando de un día en el parque lleno de risas y un poco de locura.

Mientras Lincoln hablaba con todos sus amigos, disfrutando de la conversación y las bromas, de repente, una figura familiar apareció a lo lejos. Era Hilda, con su característico cabello azul y una sonrisa brillante. Se acercó rápidamente al grupo, y sin dudarlo, se abalanzó sobre Lincoln, envolviéndolo en un cálido abrazo.

Hilda: “¡Hola, Lincoln! ¡Te extrañé!”

El abrazo fue tan inesperado que a todos les sorprendió. Las chicas del grupo intercambiaron miradas celosas, sintiendo una punzada de incomodidad al ver la cercanía de Hilda con Lincoln.

Mina: “Wow, eso fue… acogedor.”

Stella: “¿Desde cuándo Hilda se volvió tan… amigable?”

Mildred: “¿Es solo una amiga o hay algo más?”

Lincoln, sintiéndose un poco incómodo pero a la vez contento, devolvió el abrazo con una sonrisa.

Lincoln: “¡Yo también te extrañé, Hilda! ¿Qué has estado haciendo?”

Hilda: “Solo explorando un nuevo lugar en la ciudad. Pero vi que estabas aquí y no podía perderme la oportunidad de saludarte.”

Mientras Hilda y Lincoln charlaban, las miradas celosas de las chicas se hicieron más notorias. Zach, notando la tensión, decidió romper el hielo.

Zach: “Oye, Hilda, ¿te unes a nosotros para jugar un partido de frisbee?”

Hilda: “¡Claro! ¡Eso suena divertido!”

Mientras el grupo disfrutaba del momento en el parque, la risa y el bullicio llenaban el aire. De repente, un escalofrío recorrió la espalda de Lincoln cuando sintió unos brazos rodearlo por la espalda. Sin previo aviso, Merlina apareció detrás de él, usando su típico tono sombrío.

Merlina: “¿Me extrañas, Lincoln?”

Los chicos, que no se esperaban la interrupción, gritaron al unísono, sus voces resonando en el parque.

Zach: “¡¿Qué demonios?!”

Rusty: “¡No hagas eso, Merlina!”

Liam: “¡Casi me da un infarto!”

Mientras los chicos se recuperaban del susto, Lincoln, que ya estaba acostumbrado a las sorpresas de Merlina, simplemente se giró para mirarla con una sonrisa.

Lincoln: “Lo sabes, siempre te extraño.”

Merlina sonrió de manera enigmática, disfrutando del caos que había causado.

Mina: “No podemos creer que te atrevas a hacer eso, Merlina. ¡Fue aterrador!”

Stella: “Pero fue bastante divertido.”

Las chicas intercambiaron miradas de sorpresa y diversión, mientras que los chicos seguían tratando de calmarse. Merlina se despegó de Lincoln y, con su característica expresión, se unió al grupo, lista para seguir disfrutando del día, mientras la atmósfera se llenaba nuevamente de risas.

Después de una intensa ronda de frisbee, el grupo se reunió en una de las mesas de picnic del parque, disfrutando de un merecido descanso. El sol brillaba en lo alto, y el sonido alegre de una camioneta de helados acercándose les dio la excusa perfecta para refrescarse. Sin dudarlo, todos corrieron hacia la camioneta y eligieron sus sabores favoritos.

Sentados juntos, comenzaron a disfrutar de sus helados mientras charlaban sobre sus lanzamientos más locos y las atrapadas más impresionantes del juego. Lincoln notó que Mildred miraba su helado con un brillo en los ojos. Al darse cuenta de que tal vez a ella se le antojaba su sabor, se inclinó hacia ella con una sonrisa amistosa.

Lincoln: “¿Quieres probarlo, Mildred? Es de chocolate con galleta, está buenísimo.”

Mildred sonrió, algo apenada pero agradecida, y aceptó la oferta. Tomó un pequeño bocado del helado de Lincoln, y sus ojos se iluminaron.

Mildred: “¡Está delicioso! Creo que la próxima vez elegiré ese.”

Los demás observaban la escena, intercambiando sonrisas cómplices mientras disfrutaban de sus propios helados. Stella bromeó diciendo que ahora todos tendrían que compartir también, lo que provocó risas en el grupo.

Zach comenzó a relatar una historia divertida sobre una vez que intentó hacer helado en casa y terminó haciendo un desastre, arrancando carcajadas entre todos. El ambiente era ligero y alegre, y Lincoln se sentía en su elemento, disfrutando de la compañía de sus amigos y del momento sencillo y perfecto que estaban compartiendo juntos.

Mientras conversaban y se reían, Lincoln notó que el helado había dejado una pequeña mancha en la mejilla de Mildred. Con una sonrisa amable, se inclinó hacia ella y, sin pensarlo dos veces, usó su pulgar para limpiarle el rostro con suavidad.

Lincoln: "Tienes que mantener limpio ese lindo rostro, Mildred."

La acción y el comentario hicieron que Mildred se sonrojara de inmediato, mirando hacia otro lado mientras intentaba ocultar su sonrisa. El resto del grupo, al ver la escena, no pudo evitar hacer algunas miradas y murmullos entre risas. Stella y Mina se dieron codazos, mientras que Rusty y Zach empezaron a reír y a lanzarle bromas a Lincoln sobre su “toque romántico”.

Clyde susurró emocionado a Liam sobre lo “suave” que había sido el gesto, y Liam le dio una palmada en la espalda a Lincoln, riendo por la situación.

Lincoln, sin perder la calma, simplemente les sonrió con complicidad, mientras Mildred se recuperaba un poco del sonrojo, aunque aún algo tímida.

En medio de las risas y las bromas, Merlina observó atentamente a Lincoln y se dio cuenta de que él también tenía una pequeña mancha de helado en la mejilla. Sin dudarlo, se acercó, extendió su mano y limpió su mejilla con el mismo dedo que luego pasó lentamente por sus propios labios, en un gesto despreocupado y sutilmente provocador.

El grupo entero quedó en silencio al presenciar la escena, con expresiones de sorpresa y desconcierto en sus rostros. Mina y Stella intercambiaron miradas de incredulidad, mientras Rusty y Zach apenas podían contener sus reacciones de asombro. Clyde y Liam abrieron los ojos como platos, mientras Mildred se sonrojaba aún más, visiblemente incómoda.

Lincoln, aunque un poco sorprendido, decidió mantener la calma, pero no pudo evitar ruborizarse un poco ante el gesto inesperado de Merlina.

Merlina, con su típico tono tranquilo y su expresión serena, solo añadió:

Merlina: "Espero que no te moleste, Lincoln. No podía dejar que tú también estuvieras sucio."

El grupo aún seguía procesando el inesperado gesto de Merlina, cuando Rusty rompió el silencio con una pregunta que sorprendió a todos.

Rusty: "Oye, Lincoln, ¿cómo le haces para conseguir chicas como tú? En serio, ¿tienes algún truco o qué?"

El comentario hizo que Lincoln se quedara pensativo, intentando encontrar una respuesta que no sonara presuntuosa. Las chicas, en cambio, intercambiaron miradas de confusión y curiosidad, mientras algunas reían entre dientes, y Mildred se sonrojaba un poco más.

Lincoln: "Eh... no estoy seguro, Rusty. Supongo que... solo intento ser amable."

El grupo soltó una carcajada, y Clyde dio una palmada amistosa en la espalda de Lincoln.

Clyde: "¡Bueno, parece que ser amable es todo lo que necesitas, amigo!"

Todos rieron nuevamente, y el momento incómodo se transformó en una broma entre amigos, mientras continuaban disfrutando de su tarde en el parque.

Mientras el grupo continuaba charlando y bromeando, Mildred aprovechó el momento y se acercó a Lincoln, rodeando uno de sus brazos con el suyo. Lincoln sonrió, disfrutando de la compañía. Sin embargo, apenas unos segundos después, Stella se acercó por el otro lado y también se aferró a su brazo, levantando una ceja mientras le dedicaba una sonrisa a Mildred.

Stella: "Ah, sí, Lincoln... quería pedirte tu opinión sobre, eh… el último libro de historia que discutimos en clase. Necesito asegurarme de que lo entendí bien."

Lincoln miró a Stella, un poco desconcertado por su excusa tan repentina, pero decidió seguirle la corriente.

Lincoln: "Claro, Stella. Siempre es un placer ayudarte con la historia."

Mildred soltó una leve risa, mientras el resto del grupo observaba la escena con miradas cómplices. Clyde y Rusty compartieron una sonrisa burlona, pero no hicieron comentarios, sabiendo que la situación ya era lo suficientemente entretenida por sí sola.

Mientras Lincoln disfrutaba de la compañía de Mildred y Stella, alguien en las sombras los observaba con atención. Desde detrás de un árbol, se encontraba Trixie, tratando de pasar desapercibida bajo un supuesto disfraz: unas gafas de sol grandes y un sombrero que apenas lograban ocultar su identidad.

Trixie murmuraba para sí misma, cruzando los brazos y lanzando miradas críticas hacia el grupo, en especial hacia las chicas que rodeaban a Lincoln.

Trixie: "¿Es en serio? ¿Qué le ven? Yo soy mucho más hermosa que todas ellas... Lincoln debería estar dedicándome toda su atención a mí, no a esas simplonas."

Trixie seguía observando con una mezcla de frustración y celos, esperando el momento perfecto para hacer su aparición, segura de que Lincoln solo necesitaba un pequeño recordatorio de quién era realmente la chica más deslumbrante en su vida.

Mientras Trixie continuaba observando desde su escondite, sus pensamientos comenzaron a tomar un giro más decidido. Frunciendo el ceño, pensó para sí misma, intentando planear algo que captara toda la atención de Lincoln.

Trixie: "Parece que no tengo otra opción… Si quiero que Lincoln solo tenga ojos para mí, quizás tenga que hacer algo… un poco inapropiado."

La idea le hizo esbozar una sonrisa traviesa, mientras su mente empezaba a elaborar un plan audaz. Estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para que Lincoln se olvidara de las chicas que lo rodeaban y centrara toda su atención en ella.

Al rato, Lincoln decidió regresar temprano a casa después de haber pasado un buen tiempo en el parque con sus amigos. Al entrar, fue recibido por su madre, Rita, quien estaba en la sala.

Rita: “¡Oh, Lincoln! Qué bueno que llegaste temprano. ¿Todo bien?”

Lincoln: “Sí, mamá, todo bien. Solo estaba un poco cansado y pensé en venir a descansar.”

Con una sonrisa y un leve saludo, Lincoln subió las escaleras y se dirigió a su habitación, donde finalmente podía relajarse un poco. Al cerrar la puerta detrás de él, dejó escapar un suspiro, contento de haber tenido un buen día, aunque también necesitaba un momento para estar a solas y recuperar energía.

Una vez que Lincoln subió a su habitación, Rita se quedó en la sala, observando las escaleras con una expresión pensativa. Su esposo, Lynn Sr., notó la expresión en su rostro y se acercó, poniéndole una mano en el hombro con suavidad.

Lynn Sr.: "¿Todo bien, cariño? Pareces un poco preocupada."

Rita suspiró, dejando ver la duda en sus ojos.

Rita: "Estaba pensando... ¿crees que fui demasiado dura con Lincoln al castigarlo esos tres días? Sé que debería haberse comunicado, pero… tal vez no le di suficiente oportunidad de explicarse."

Lynn Sr.: "Entiendo cómo te sientes. La verdad es que, cuando se trata de los chicos, es fácil preocuparse y, a veces, reaccionamos con firmeza para protegerlos."

Rita: "Es cierto. A veces creo que quiero mantenerlos a todos tan seguros que termino siendo demasiado estricta. Me preocupa que Lincoln sienta que no confío en él… Solo quiero que sea responsable, pero a veces siento que se nos olvida que él también está creciendo."

Lynn Sr. asintió, comprendiendo las palabras de su esposa.

Lynn Sr.: "Lincoln es un buen chico, cariño. No podemos esperar que todo sea perfecto. Él está aprendiendo, y nosotros también, en este proceso de verlo crecer. Quizá lo mejor sea darle un poco más de confianza… después de todo, esos días en que estaba castigado debieron sentirse muy largos para él."

Rita: "Tal vez debí escuchar más antes de castigar. Lincoln tiene una buena cabeza sobre los hombros, y ya es bastante responsable para su edad. Creo que estoy tan acostumbrada a preocuparme por él y sus hermanas que, a veces, reacciono sin pensar demasiado."

Lynn Sr.: "Tienes un punto. Es parte de ser padres… nos preocupamos, pero también necesitamos aprender a soltar un poco, confiar en que ellos harán lo correcto."

Rita sonrió levemente, tomando las manos de su esposo.

Rita: "Tienes razón. Creo que, después de todo, este castigo fue duro para él… y quizá fue un poco injusto de nuestra parte no darle el beneficio de la duda. Mañana, cuando bajemos a desayunar, le diré que confío en él y que estoy aquí para escuchar cualquier cosa que quiera decirme."

Lynn Sr.: "Estoy seguro de que eso le hará sentir mejor. Lincoln sabe que siempre puede contar con nosotros, pero recordárselo le hará bien."

Rita asintió, sintiéndose un poco aliviada después de su charla con Lynn Sr. Sabía que, como madre, era normal preocuparse y ser protectora, pero también comprendía la importancia de dar espacio y confianza a su hijo.

Mientras Rita estaba en la cocina preparando la cena, su mente seguía dándole vueltas a la idea de que Lincoln pasara tiempo con los Kubota, especialmente con Miko. La idea de organizar una cena en casa comenzó a tomar forma en su mente.

Rita: "Tal vez debería invitar a los Kubota a cenar. Sería una buena manera de que Lincoln y Miko pasen tiempo juntos y, al mismo tiempo, les damos la bienvenida a nuestra casa. Después de todo, ellos también son parte de la comunidad."

Lynn Sr., quien estaba revisando algunos papeles en la mesa, levantó la vista al escuchar a su esposa.

Lynn Sr.: "¿Invitar a los Kubota? ¿A cenar en nuestra casa?"

Rita asintió, animada por la idea.

Rita: "Sí, creo que sería perfecto. Así podríamos conocer mejor a Miko y a sus padres, Yukino y Kenji. Además, Lincoln podría sentirse más a gusto aquí, en su propio espacio. Puedo preparar una cena deliciosa, tal vez algo que les guste a todos."

Lynn Sr.: "Eso suena genial. Siempre hemos querido conocer a los Kubota mejor. Y como bien dices, Miko y Lincoln tienen mucho en común. Esto podría ser una gran oportunidad para que ambos se sientan más conectados."

Rita: "Exacto. Y, al hacerlo en casa, podemos crear un ambiente relajado. A veces, las cenas en un restaurante pueden ser un poco formales y no dan la misma sensación de comodidad."

Lynn Sr. se rascó la cabeza, pensativo.

Lynn Sr.: "Entonces, ¿qué tienes en mente para la cena? ¿Tienes alguna idea de lo que les gustaría comer?"

Rita sonrió, emocionada por el reto.

Rita: "Podría hacer algo sencillo pero delicioso. Quizá unos tacos, así cada uno puede personalizarlos a su gusto. A Lincoln le encantan, y creo que a Miko también. Además, podemos tener algunas opciones vegetarianas para Yukino, así todos estarán felices."

Lynn Sr.: "Buena elección. Los tacos son siempre un éxito en nuestra casa. ¿Y qué tal si hacemos un postre? Podríamos preparar un helado con varios toppings, ya sabes, para que todos puedan armar su propio sundae."

Rita: "¡Esa es una idea brillante! Así mantendremos la diversión y la interacción. Después de la cena, podemos jugar algunos videojuegos juntos, como una especie de noche de juegos. Eso les permitirá relajarse y disfrutar de la compañía."

Lynn Sr.: "Eso suena como un plan. Estoy seguro de que a Lincoln le encantaría. Además, si les hacemos sentir bienvenidos y cómodos, tal vez podamos establecer una buena amistad."

Rita: "Definitivamente. Quiero que Lincoln sepa que aquí siempre tendrá un espacio para sus amigos. A veces, en este mundo caótico, es fácil perderse en los problemas y olvidar disfrutar de los momentos simples."

Con un brillo de determinación en sus ojos, Rita comenzó a anotar en una hoja los detalles de la cena. Quería asegurarse de que todo saliera perfecto. Sabía que esto no solo sería una cena, sino una oportunidad para construir relaciones más fuertes entre las familias y dar a Lincoln el apoyo emocional que necesitaba en este momento.

Rita: "Mañana hablaré con Lincoln y le diré que tenemos una sorpresa. Estoy segura de que le emocionará la idea de tener a Miko aquí. Y no puedo esperar a ver cómo se desenvuelven juntos en nuestra casa."

Lynn Sr.: "Estoy contigo, Rita. Estoy seguro de que será una noche memorable. Y quizás, a través de este tipo de momentos, podamos ayudar a Lincoln a ver que siempre tendrá un lugar en nuestro hogar, sin importar lo que suceda."

Rita sonrió, sintiéndose más aliviada y emocionada por el futuro. Era el momento perfecto para crear memorias, para unir a su familia y a los Kubota, y sobre todo, para asegurarse de que Lincoln supiera que estaba rodeado de amor y apoyo.

Fin del capítulo

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