restaurante


Lincoln, con una mezcla de nervios y emoción, se acercó a Jenny, quien seguía firmando autógrafos para los fanáticos a su alrededor. Se tomó un momento para buscar en su bolsillo algo en lo que Jenny pudiera firmar, encontrando finalmente un cuaderno pequeño que llevaba consigo.

Lincoln: "Disculpa, Jenny. ¿Podrías firmarme un autógrafo?"

Jenny, siempre sonriente, le dirigió una cálida mirada y tomó el cuaderno.

Jenny: "¡Por supuesto! Siempre es un placer conocer a alguien nuevo."

Mientras Jenny firmaba su cuaderno, Luna miraba a su alrededor, algo confundida. Luego, giró hacia Lincoln con una expresión de curiosidad.

Luna: "Oye, Lincoln... ¿por qué es tan famosa esta chica robot? Parece normal, solo que... de metal."

Lincoln soltó una pequeña risa antes de explicarle.

Lincoln: "Bueno, Jenny no es cualquier robot. Es una heroína. Ha salvado la ciudad un montón de veces de todo tipo de amenazas. Además, es súper amable y está siempre dispuesta a ayudar a los demás."

Luna miró a Jenny de nuevo, esta vez con algo más de admiración.

Luna: "Ah, entiendo. Supongo que ser una heroína robótica es bastante genial."

Jenny terminó de firmar y le entregó el cuaderno a Lincoln.

Jenny: "¡Aquí tienes, Lincoln! Sigue siendo tan genial como siempre."

Lincoln, agradecido, tomó el cuaderno y sonrió.

Lincoln: "¡Gracias, Jenny!"

Con el autógrafo en mano, Lincoln y Luna comenzaron a alejarse, mientras Luna todavía reflexionaba sobre lo que Lincoln le había contado.

Mientras se alejaban del grupo de personas, Luna caminaba a un lado de Lincoln, aún intrigada por todo lo que acababan de ver. Giró hacia él, intentando romper el silencio.

Luna: "Bueno, ¿y ahora qué vamos a hacer, Lincoln? Ya has cumplido tu promesa de pasear conmigo."

Lincoln estaba a punto de responder cuando su teléfono comenzó a sonar. Sacó el dispositivo de su bolsillo y vio que era su madre, Rita, quien lo estaba llamando. Sintió un pequeño nudo en el estómago al recordar que había prometido no tardarse tanto.

Lincoln: "Es mi mamá... espera un segundo."

Contestó la llamada y escuchó la voz de su madre, claramente preocupada.

Rita (por teléfono): "Lincoln, ¿dónde estás? Ya es muy tarde. Deberías estar en casa, hijo. Regresa ya, por favor."

Lincoln asintió, aunque su madre no podía verlo.

Lincoln: "Sí, mamá. Lo siento. Ya estamos regresando."

Colgó el teléfono y se volvió hacia Luna, quien lo miraba con una sonrisa divertida.

Luna: "Parece que te has metido en problemas, Lincoln."

Lincoln: "Algo así. Pero no te preocupes, ya me las arreglo. Vamos, tenemos que volver a casa antes de que mamá se preocupe más."

Ambos comenzaron a caminar de regreso, acelerando un poco el paso, mientras el cielo ya mostraba los colores del atardecer.

Cuando Rita escuchó a Lincoln decir "ya estamos regresando", algo dentro de ella la hizo fruncir el ceño. Colgó el teléfono y quedó pensativa por un momento.

Rita (en voz baja): "¿Nosotros? ¿Por qué dijo nosotros? Se supone que Lincoln iba a regresar solo... ¿Quién estará con él?"

La preocupación comenzó a crecer en su mente. Conociendo a su hijo, no descartaba que estuviera metido en alguna situación poco común o acompañando a alguien que ella no conocía. Decidió esperar pacientemente, pero no pudo evitar imaginar qué o quién podría estar con él.

Rita (pensando): "Espero que no se haya metido en problemas otra vez..."

Con esas inquietudes rondando en su cabeza, se dirigió hacia el salón donde estaba Lynn Sr., preguntándose si debía comentarle algo o esperar a ver qué ocurría cuando Lincoln llegara.

Mientras caminaban por la última cuadra antes de llegar a casa, Lincoln miró a Luna, quien seguía con la gorra puesta para ocultar sus orejas y cola. Aunque disfrutaban del paseo, él sabía que era hora de terminar el día y, con eso, volver a la realidad.

Lincoln (preocupado): "Luna, estamos cerca de casa. Será mejor que vuelvas al brazalete antes de que mi mamá nos vea. Si se entera de quién eres, no creo que se lo tome muy bien..."

Luna se detuvo un momento, haciendo un puchero de nuevo, claramente incómoda con la idea de tener que volver a esconderse.

Luna (en voz baja): "¿Otra vez al brazalete? No es justo, apenas estábamos divirtiéndonos."

Lincoln suspiró, sabiendo que no había otra opción.

Lincoln: "Lo sé, lo sé. Pero, si quieres que hagamos esto más veces, tenemos que ser cuidadosos. No quiero que mamá entre en pánico. Confía en mí, será mejor así."

Luna lo miró con una mezcla de resignación y frustración, pero finalmente asintió. Con un pequeño destello de luz, volvió al brazalete, desapareciendo ante los ojos de Lincoln.

Lincoln (susurrando): "Gracias, Luna. Te prometo que buscaremos más momentos para divertirnos."

Guardó el brazalete en su muñeca, ajustándolo bien, y continuó su camino hacia casa, preparándose para cualquier pregunta que su madre pudiera tener.

Lincoln llegó a casa con el brazalete bien ajustado en su muñeca, como si fuera parte de su atuendo habitual. Al entrar por la puerta, notó que varias de sus hermanas estaban en la sala, pero actuaban de manera un tanto extraña, como si trataran de no parecer demasiado interesadas en su llegada. Sin embargo, todas tenían una mirada curiosa, como si estuvieran esperando algo.

Justo enfrente de la puerta, con los brazos cruzados y una expresión seria, estaba su madre, Rita. Parecía haber estado esperando su llegada, y Lincoln sintió una pequeña punzada de nervios al verla.

Rita (seria): "Lincoln, ¿cómo es eso de 'vamos a regresar nosotros'? Me dijiste que ibas solo, ¿quién más está contigo?"

Lincoln se detuvo, sintiendo la presión de la situación. Sabía que no podía decirle la verdad sobre Luna, así que rápidamente comenzó a pensar en una excusa que no levantara sospechas.

Lincoln (sonriendo nervioso): "Oh, mamá, eso fue... fue solo una manera de hablar. Me refería a... mi yo cansado y mi yo feliz. Ya sabes, como cuando uno regresa con dos versiones de uno mismo... ¡Nada raro!"

Rita levantó una ceja, claramente no muy convencida, pero no parecía querer presionar más por el momento. Algunas de sus hermanas, que estaban escuchando desde el sofá, comenzaron a reírse por lo bajo, pero no dijeron nada, disfrutando del incómodo momento de Lincoln.

Rita (suspirando): "Mmm... está bien, pero ya es tarde, y sabes que no quiero que andes fuera de casa hasta estas horas sin decirme con quién estás o a dónde vas. A la próxima, avísame mejor."

Lincoln (asintiendo rápidamente): "¡Sí, mamá! No volverá a pasar, lo prometo."

Rita le lanzó una última mirada de advertencia antes de relajarse un poco y dejarlo pasar. Lincoln soltó un suspiro de alivio, contento de que su excusa, aunque débil, haya sido suficiente por ahora.

Lynn Jr. (bromeando): "¡Lincoln, vaya que te las ingenias! 'Mi yo cansado y mi yo feliz'... ¡clásico!"

Lincoln (rodando los ojos): "Sí, sí, muy gracioso..."

Sabía que tenía que tener más cuidado la próxima vez si no quería levantar más sospechas.

Lincoln entró a la cocina y vio a su padre, Lynn Sr., preparando la cena. Sin embargo, algo parecía estar mal. Lynn Sr. movía los ingredientes lentamente y su expresión parecía ausente, como si estuviera perdido en sus pensamientos. Lincoln notó que su padre no estaba en su mejor forma, y la cena parecía estar tardando más de lo normal.

Lincoln (con preocupación): "¿Papá? ¿Todo bien?"

Lynn Sr. dio un pequeño respingo, sacudiendo la cabeza para volver al presente.

Lynn Sr. (forzando una sonrisa): "Oh, sí, hijo, estoy bien. Solo... algo distraído, supongo."

Lincoln frunció el ceño, sabía que su padre no estaba siendo completamente honesto. Observó el desorden en la cocina: ingredientes sin mezclar, una olla a punto de hervir de más, y el olor de algo que empezaba a quemarse. Parecía claro que Lynn Sr. tenía demasiadas cosas en la mente.

Lincoln (con tono comprensivo): "Papá, déjame ayudarte con la cena. Puedo encargarme de esto mientras te tomas un descanso."

Lynn Sr. lo miró por un momento, claramente considerando la oferta. Aunque le gustaba mantener el control de la cocina, su distracción y el hecho de que algo le estaba preocupando lo convencieron.

Lynn Sr. (suspirando): "Está bien, hijo. Gracias... realmente lo aprecio."

Lincoln sonrió y comenzó a revisar lo que su padre estaba cocinando. Tomó el control de las ollas y sartenes, ajustando el fuego y mezclando los ingredientes que su padre había dejado a medias. Lynn Sr. se sentó en una silla cercana, observando a su hijo trabajar con habilidad en la cocina. Mientras lo veía, una leve sonrisa de orgullo apareció en su rostro.

Lynn Sr. (con voz más relajada): "Sabes, Lincoln, eres un buen chico. A veces me olvido de lo rápido que estás creciendo."

Lincoln (riendo suavemente): "Bueno, he tenido un buen maestro en la cocina."

Lynn Sr. sonrió más ampliamente, aunque seguía siendo evidente que algo lo tenía distraído. Lincoln decidió no presionar por ahora, pero estaba seguro de que su padre necesitaba más que solo ayuda con la cena.

Lincoln y su padre terminaron de preparar la cena juntos. Aunque Lynn Sr. seguía un poco distraído, la ayuda de su hijo había hecho que todo saliera bien. Con la comida lista, ambos la llevaron a la mesa donde el resto de la familia ya los esperaba.

Sus hermanas ya estaban sentadas, como siempre, hablando entre ellas sobre lo que les había pasado durante el día. Lori y Leni discutían sobre algo relacionado con la moda, mientras Luan hacía uno de sus chistes, el cual hizo reír a Lily. Lynn, por su parte, hablaba emocionada sobre el último partido que había jugado en la escuela, sin dejar de moverse ni un segundo.

Luna, que aún estaba oculta dentro del brazalete de Lincoln, observaba todo desde su escondite, escuchando atentamente la dinámica familiar.

Lisa estaba inmersa en una conversación científica con Lucy, quien respondía de manera más poética, aunque en su habitual tono sombrío. Lola y Lana, por otro lado, competían sobre quién había tenido la mejor aventura ese día: una en un concurso de belleza y la otra arreglando algo en el patio.

Rita y Lynn Sr. se unieron a la conversación mientras Lincoln, ya más relajado, se sentó en su lugar. Aunque todos estaban envueltos en sus historias, Lincoln notaba que sus padres intercambiaban miradas, como si estuvieran preocupados por algo que aún no querían compartir con los demás.

Lola (emocionada): "¡Mamá, papá, hoy gané otro concurso de belleza! ¡Me dijeron que era la más elegante de todas!"

Lana (interrumpiendo): "¡Sí, pero yo arreglé el cortacésped en menos de una hora! ¡Eso es mucho más útil!"

Rita (sonriendo suavemente): "Chicas, ambas hicieron cosas increíbles hoy. Estamos orgullosos de ustedes."

La charla continuó entre las hermanas mientras Lincoln se concentraba en la comida, pero no podía evitar sentirse algo distante, sabiendo que algo más estaba pasando. Mientras escuchaba las conversaciones de sus hermanas, pensaba en lo que su madre le había dicho por teléfono antes de llegar a casa. Algo no cuadraba, pero por ahora decidió no darle más vueltas. Solo quería disfrutar del momento en familia, al menos por un rato.

Lincoln (pensando): "Bueno, al menos la cena salió bien..."

Después de la cena, Lincoln subió las escaleras hacia su habitación, sintiendo el cansancio del día acumulado en sus hombros. Cerró la puerta detrás de él y se dejó caer en su cama, mirando al techo. Todo parecía tranquilo ahora, pero en su mente seguían rondando algunos pensamientos sobre lo que había pasado durante el día. No podía evitar pensar en cómo había logrado mantener a Luna oculta de su familia, especialmente de su madre.

Mientras intentaba relajarse, sintió una pequeña vibración en su muñeca. El brazalete comenzó a brillar suavemente y, de repente, Luna apareció frente a él, saliendo lentamente de su escondite mágico. Se estiró un poco y lo miró con una expresión algo tímida pero con una pequeña sonrisa en sus labios.

Luna (susurrando): "Oye, Lincoln... ¿puedo dormir contigo esta noche?"

Lincoln se incorporó un poco, sorprendido por la petición. Aunque ya se había acostumbrado a la compañía de Luna, no esperaba que ella quisiera dormir a su lado. Se rascó la cabeza, un poco inseguro, pero no podía negar que le caía bien y que habían pasado un buen día juntos.

Lincoln (sonriendo levemente): "Claro... no veo por qué no."

Luna sonrió, aliviada por su respuesta, y se acomodó junto a él en la cama, asegurándose de no ocupar mucho espacio. Lincoln, aún algo nervioso, se giró hacia un lado, dándole un poco de espacio.

Luna (en voz baja): "Gracias, Lincoln... es que... después de todo lo que pasó hoy, me siento más tranquila estando cerca de ti."

Lincoln asintió, aunque no estaba del todo seguro de cómo responder. Ambos permanecieron en silencio por unos momentos. La habitación estaba oscura y tranquila, solo el leve resplandor de la luna iluminaba los rincones del cuarto. Aunque al principio Lincoln pensaba que podría ser incómodo, pronto se dio cuenta de que la presencia de Luna era reconfortante.

Lincoln (susurrando): "Buenas noches, Luna."

Luna (con una suave sonrisa): "Buenas noches, Lincoln."

El cansancio finalmente venció a ambos, y lentamente, Lincoln cerró los ojos, mientras Luna se acomodaba mejor a su lado. La calma de la noche los envolvió, y en poco tiempo, los dos estaban profundamente dormidos.

Mientras Lincoln y Luna dormían tranquilamente, en la cocina, Lynn Sr. estaba sentado en la mesa con varios papeles esparcidos frente a él. Eran facturas, extractos bancarios y notas relacionadas con su restaurante. A pesar de haber terminado de preparar la cena con la ayuda de Lincoln, no podía dejar de pensar en los números. Los gastos seguían subiendo, mientras los ingresos parecían decaer semana tras semana.

Con un suspiro pesado, Lynn Sr. miró algunos documentos más de cerca. Entre ellos había informes que mostraban la competencia en el área. Nuevos restaurantes habían aparecido en la ciudad, algunos con tecnología avanzada que ofrecían una experiencia moderna a los clientes: menús interactivos, entregas rápidas, y hasta comida hecha por robots. Todo eso estaba atrayendo a la mayoría de los clientes más jóvenes, dejando su restaurante familiar casi olvidado. A pesar de su esfuerzo y dedicación, los números no mentían.

Había gastado dinero en ingredientes frescos, pero a veces estos se quedaban en las despensas y refrigeradores porque no había suficientes clientes para usarlos. Las cuentas por pagar se acumulaban, y aunque no estaba en una situación crítica, el miedo de caer en números rojos lo acechaba cada día.

Lynn Sr. (pensando): "¿Cómo pasó esto? Solíamos ser el restaurante preferido de la ciudad... La gente venía por nuestra comida casera y por la atención familiar. Pero ahora, parece que ya no es suficiente."

Se reclinó en la silla, mirando la hoja donde estaban anotados los gastos recientes y los ingresos de las últimas semanas. Estaban decayendo constantemente, y no podía ignorar más la realidad. Su restaurante, que alguna vez fue su orgullo, ahora enfrentaba una dura competencia que lo estaba dejando atrás.

Lynn Sr. (susurrando para sí mismo): "Quizá... es hora de hacer algunos cambios. Pero, ¿cómo puedo competir con toda esa tecnología y modernidad? No quiero perder lo que hace especial mi restaurante..."

El sonido suave del reloj en la pared fue lo único que rompía el silencio en la cocina. Lynn Sr. tomó otra hoja, donde había anotado algunas ideas para atraer más clientes, pero aún no estaba convencido de cuál sería la mejor dirección para seguir. Sabía que tenía que innovar de alguna manera, pero sin perder la esencia que había construido durante tantos años.

Con la mente llena de preocupaciones, decidió dejar los papeles a un lado por esa noche. Se levantó de la mesa, apagó las luces de la cocina y se dirigió hacia su habitación, esperando que al día siguiente pudiera encontrar una solución a los problemas que lo estaban agobiando.

Al entrar en su habitación, Lynn Sr. se encontró con Rita, quien estaba sentada en la cama, esperando por él. La luz tenue de la lámpara iluminaba su rostro con una expresión de preocupación. Cuando él entró, se levantó y se acercó a él, abrazándolo suavemente.

Rita: "¿Todo está bien, cariño? Te veo un poco distante esta noche."

Lynn Sr. sintió el calor del abrazo de su esposa y se relajó un poco, pero la preocupación seguía presente en su mente. La voz de Rita siempre había sido un bálsamo en tiempos de incertidumbre.

Lynn Sr.: "Es solo... cosas del restaurante. No puedo dejar de pensar en los números. Las cosas no están yendo tan bien como solían ir."

Rita lo miró con preocupación, sabiendo lo mucho que Lynn se esforzaba por mantener el restaurante a flote. Se separó un poco para mirar a su esposo a los ojos.

Rita: "Siempre has hecho un gran trabajo, pero tal vez es hora de hacer algunos cambios. La competencia está creciendo, y eso puede ser difícil. Pero estoy aquí para ayudarte en lo que necesites."

Lynn Sr. asintió, sintiéndose reconfortado por el apoyo de Rita. Su esposa siempre había sido su mayor aliada, y sus palabras lo motivaron a pensar en posibles soluciones.

Lynn Sr.: "Gracias, Rita. Sé que puedo contar contigo. Solo quiero asegurarme de que nuestra familia siga teniendo un lugar al que llamar hogar, y eso incluye nuestro restaurante."

Rita: "Nosotros superaremos esto juntos, como siempre lo hemos hecho. Quizá podríamos sentarnos mañana y pensar en algunas ideas. Estoy segura de que hay maneras de atraer a más clientes."

Lynn Sr. sonrió ligeramente, sintiéndose un poco más ligero después de compartir sus preocupaciones.

Lynn Sr.: "Tienes razón. Necesito ver esto desde una nueva perspectiva. Gracias por estar siempre a mi lado."

Rita le dio otro abrazo reconfortante, y ambos se quedaron en silencio, disfrutando del apoyo mutuo. Era en momentos como estos que se recordaban la importancia de enfrentar los desafíos juntos, no solo como pareja, sino como una familia.

Al día siguiente, Lincoln se despertó temprano, la luz del sol filtrándose a través de las cortinas de su habitación. Al voltear, vio a Luna aún dormida, su rostro tranquilo y sereno. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Lincoln al recordar lo que había sucedido la noche anterior. Sin querer interrumpir su sueño, decidió levantarse y dejarla descansar.

Bajó las escaleras con cuidado, disfrutando del silencio de la casa. Al llegar a la cocina, se encontró con su padre, Lynn Sr., sentado a la mesa con un montón de hojas esparcidas frente a él. Su mirada estaba fija en los papeles, y parecía profundamente concentrado. Sin embargo, al escuchar el ruido de los pasos de Lincoln, levantó la vista y rápidamente escondió las hojas bajo la mesa.

Lincoln: "Buenos días, papá. ¿Estás trabajando en algo?"

Lynn Sr. se ajustó la gorra y forzó una sonrisa, tratando de parecer despreocupado.

Lynn Sr.: "Oh, solo... cosas del restaurante. Nada importante. ¿Y tú, cómo dormiste?"

Lincoln frunció el ceño por un momento, pero decidió no insistir. Sabía que su padre tenía una tendencia a ocultar las preocupaciones, especialmente cuando se trataba del restaurante.

Lincoln: "Dormí bien. Estaba un poco cansado después de ayer."

Lynn Sr. asintió, como si estuviera agradecido de que su hijo no profundizara en el tema. Se levantó de la mesa, tratando de cambiar de tema.

Lynn Sr.: "¿Quieres que te prepare algo de desayuno? Puedo hacer unos huevos revueltos."

Lincoln: "Claro, suena genial."

Mientras Lynn Sr. se dirigía a la estufa, Lincoln se quedó observándolo. A pesar de la fachada de su padre, Lincoln podía notar la tensión en sus hombros. Era evidente que había algo más en su mente, pero sabía que en el momento adecuado, su padre abriría la puerta para hablar de ello.

Lincoln: "Papá, si necesitas ayuda con el restaurante, estoy aquí. Podemos pensar en algunas ideas juntos."

Lynn Sr. lo miró con gratitud, pero una sombra de preocupación cruzó su rostro.

Lynn Sr.: "Gracias, hijo. Lo aprecio. Ahora, ven, ayúdame a batir estos huevos."

Ambos se pusieron a trabajar en la cocina, pero Lincoln no podía sacudirse la sensación de que había algo más que su padre no estaba compartiendo. Mientras batía los huevos, una parte de él se preocupaba por el futuro del restaurante y lo que eso significaba para su familia.

Después de que Lincoln terminó de desayunar, se levantó con la intención de llevarse un poco más de comida de lo habitual. Miró hacia la mesa, donde su padre, Lynn Sr., estaba preparando más platos en la cocina.

Lincoln: "Papá, creo que voy a comer en mi habitación hoy."

Lynn Sr.: "¿En tu habitación? Eso es inusual, ¿todo bien, hijo?"

Lincoln: "Sí, solo quiero un poco de tiempo a solas. Me siento un poco cansado."

Con esa excusa, se acercó a la mesa y comenzó a llenar su plato con más comida de lo normal: huevos revueltos, tocino crujiente y un par de tostadas. En el fondo, sabía que la comida era en realidad para Luna, quien lo había acompañado la noche anterior. Quería asegurarse de que ella tuviera algo delicioso para comer cuando despertara.

Rita, su madre, al ver la cantidad de comida que estaba tomando, frunció el ceño.

Rita: "Lincoln, ¿estás seguro de que podrás comerte todo eso? Pareces estar llevando comida para un banquete."

Lincoln: (forzando una risa) "Solo tengo un gran apetito hoy, mamá. No se preocupen, todo estará bien."

A pesar de la incredulidad de sus padres, Lincoln se sintió satisfecho al ver que tenían un poco de confianza en él. Mientras se dirigía a la escalera, sintió la mirada curiosa de sus hermanas, quienes también se preguntaban por qué estaba llevando tanto.

Lori: "¿Eres un gran comedor ahora, Lincoln? ¿Dónde está el concurso de comida?"

Leni: "¿Puedo unirme si hay un premio? ¡Me encanta comer!"

Lynn: "¡Vamos, comparte un poco! No creo que puedas terminar todo eso solo."

Lincoln: "De verdad, todo está bien. Solo quiero estar solo un rato."

Finalmente, Lincoln subió las escaleras, sintiendo una mezcla de culpa y emoción. Cerró la puerta de su habitación, se sentó en la cama y preparó la comida para Luna, quien aún estaba dormida. Quería asegurarse de que ella tuviera algo rico y suficiente para comenzar el día.

Lincoln se acercó a la cama, donde Luna dormía plácidamente. Sonrió al verla, con su gorra de lado y una expresión tranquila en su rostro. Se inclinó un poco y le dio un suave empujón en el hombro.

Lincoln: "Hey, Luna, despierta. El desayuno está listo."

Luna abrió lentamente los ojos, parpadeando mientras trataba de ajustarse a la luz del día. Se estiró y sonrió al ver a Lincoln, aún un poco somnolienta.

Luna: "Mmm... desayuno, ¿dijiste? ¿Qué hay de comer?"

Lincoln: "He traído un poco de todo. Pensé que podríamos compartirlo."

Se sentaron en la cama, colocando el plato entre ellos. Había un montón de huevos revueltos, trozos de tocino y un par de tostadas crujientes. Ambos comenzaron a servirse, disfrutando de la cercanía y de la comida.

Luna: "Esto huele increíble. No sabía que fueras un buen cocinero."

Lincoln: (riendo) "No soy un chef, solo tengo suerte cuando se trata de desayunos. Pero siempre trato de hacer algo especial."

Mientras comían, ambos compartieron risas y conversaciones sobre sus planes para el día. Lincoln se sentía feliz de tener a Luna allí, y se preguntaba cómo sería su relación en el futuro.

Luna: "Así que, ¿qué más haremos hoy, además de comer? ¿Tienes alguna idea?"

Lincoln: "Podríamos salir a explorar un poco, o tal vez solo relajarnos aquí. Lo que tú quieras."

Ambos continuaron disfrutando de su desayuno, hablando y compartiendo un momento agradable, sin preocupaciones por el mundo exterior.

De repente, Luna sintió que alguien se acercaba a la puerta. Sin pensarlo dos veces, se metió rápidamente en el brazalete, dejando a Lincoln solo en la habitación. Justo en ese momento, se escuchó un ligero golpe en la puerta.

Lana: (gritando desde el pasillo) "¡Lincoln! ¿Ya terminaste de desayunar? ¡Es hora de salir!"

Lincoln se sobresaltó un poco, intentando actuar con normalidad. Se apresuró a responder, tratando de no mostrar que estaba nervioso.

Lincoln: "¡Sí, ya casi! Solo estoy... limpiando un poco aquí."

Lana: (abría la puerta) "¿Limpiando? ¿O estás escondiendo algo?"

Lana entró y, al mirar a su alrededor, notó que el plato estaba vacío y la cama estaba hecha. Sin embargo, no había rastro de Luna. Lincoln, sintiendo que su hermana podía sospechar algo, trató de desviar la atención.

Lincoln: "Solo estaba organizando mi habitación. ¿Tú qué tal? ¿Listo para salir a la escuela?"

Lana se cruzó de brazos, mirándolo con una ceja levantada.

Lana: "¿Y por qué tienes tanta comida para desayunar? Pareces un ardilla guardando provisiones."

Lincoln sonrió nerviosamente, tratando de actuar natural.

Lincoln: "Ya sabes, solo un poco más de energía para el día. A veces, se necesita más comida para estar listo."

Lana frunció el ceño, pero decidió no presionar más.

Lana: "Está bien, solo espero que no te estés haciendo el desayuno gourmet. Vamos, que llegamos tarde."

Lincoln asintió, aliviado de que Lana no hubiera insistido más. Mientras ella se giraba para salir, su mente estaba llena de pensamientos sobre Luna y cómo ocultar su presencia en el brazalete.

Lincoln: "¡Sí, vamos! ¡No quiero llegar tarde otra vez!"

Justo en ese momento, Luna se asomó por dentro del brazalete, aliviada de que todo había salido bien.

Al final del día, Lincoln y sus hermanas se dirigieron a la escuela, subiendo a la camioneta que llamaban "Camionzilla". El viaje estuvo lleno de risas y charlas sobre el día que les esperaba. Al llegar, se despidieron y cada uno se dirigió a sus clases.

Más tarde, después de las clases, Lincoln y sus amigos decidieron ir al restaurante de su padre, donde su madre los estaba esperando. La atmósfera era familiar y acogedora, y el olor a comida recién preparada llenaba el aire.

Al entrar, Lincoln notó que su padre, Lynn Sr., parecía estar lidiando con algunos problemas. Varias mesas estaban desordenadas, y algunos clientes se veían impacientes. Lincoln se acercó, preocupado por la situación.

Lincoln: "Hey, papá, ¿todo está bien? Pareces estar teniendo un mal día."

Lynn Sr. se giró, visiblemente estresado, pero al ver a su hijo, su expresión se suavizó un poco.

Lynn Sr.: "Oh, Lincoln, es solo un pequeño caos aquí. Algunos empleados no han podido venir y estoy tratando de manejar todo. Pero creo que puedo arreglármelas."

Lincoln miró a su alrededor, viendo la cantidad de trabajo que había por hacer. No podía dejar a su padre lidiar solo con eso.

Lincoln: "¿Estás seguro de que no necesitas ayuda? Puedo quedarme un rato y ayudarte con lo que necesites."

Lynn Sr. suspiró, sintiendo la carga sobre sus hombros.

Lynn Sr.: "La verdad es que me vendría bien una mano. Si puedes ayudar a limpiar las mesas y atender a algunos clientes, sería genial."

Lincoln: "¡Cuenta conmigo, papá!"

Con una sonrisa de alivio, Lynn Sr. asintió, y Lincoln se puso a trabajar de inmediato. Se sentía bien ayudar a su padre y hacer que el restaurante funcionara un poco mejor.

Lincoln se volvió hacia su madre, quien estaba organizando los utensilios en la cocina del restaurante.

Lincoln: "Mamá, voy a quedarme un poco más aquí para ayudar a papá. Mis hermanas están ocupadas en sus propias cosas, así que creo que puedo hacer algo útil."

Rita lo miró con una mezcla de orgullo y preocupación. Sabía que su hijo tenía un buen corazón y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

Rita: "Está bien, Lincoln. Solo asegúrate de no quedarte demasiado tarde. No quiero que te canses."

Lincoln: "No te preocupes, volveré después con papá. Solo quiero asegurarme de que todo esté en orden aquí."

Rita sonrió y le dio un suave empujón en el hombro, reconociendo su esfuerzo.

Rita: "Eres un buen chico. Siempre has estado ahí para tu familia. Si necesitas algo, no dudes en llamarme."

Lincoln asintió y se dirigió hacia la cocina, donde su padre aún lidiaba con el desorden. Sabía que podían trabajar juntos para mejorar la situación y, con un poco de esfuerzo, el restaurante podría estar funcionando a la perfección de nuevo.

Lincoln continuaba ayudando a su padre en el restaurante, moviéndose rápidamente entre las mesas mientras tomaba pedidos y servía comida. Aunque le gustaba ayudar, no podía evitar notar que el ambiente estaba tenso. Sus compañeros de trabajo no se presentaron, y eso dejaba a Lynn Sr. lidiando con más de lo que podía manejar.

Lincoln: "¡Hola! ¿Qué les gustaría pedir hoy?"

Una pareja en una mesa se veía complacida y pidió algunas de las especialidades del restaurante. Lincoln sonrió mientras anotaba el pedido, pero justo después, se acercó un cliente que parecía bastante exigente.

Cliente: "¡Eh! He estado esperando mi comida por más de media hora. ¿Qué está pasando aquí?"

Lincoln se sintió un poco nervioso, pero trató de mantener la calma.

Lincoln: "Lo siento mucho, señor. Estamos teniendo un día un poco complicado, pero me aseguraré de que su pedido llegue lo antes posible."

Mientras se alejaba, escuchó a su padre hablando con otro cliente.

Lynn Sr.: "Gracias por su paciencia. Estamos cortos de personal hoy, pero haremos todo lo posible para atenderlos."

Lincoln se sintió un poco mal por la situación, sabiendo que su padre estaba trabajando más duro de lo habitual. Se acercó a la cocina para verificar el estado de los pedidos y ayudar en lo que pudiera.

Lincoln: "¿Cómo va todo aquí, papá?"

Lynn Sr. parecía concentrado, organizando los platos y asegurándose de que todo estuviera en orden.

Lynn Sr.: "Estamos haciendo lo mejor que podemos, Lincoln. Pero necesito saber si hay algún problema con los meseros. No es normal que todos falten al mismo tiempo."

Mientras Lincoln ayudaba a llevar los pedidos a las mesas, empezó a preguntarse si había algo más detrás de la misteriosa ausencia de los meseros. A medida que pasaban los minutos, más clientes exigentes se acumulaban, y la presión aumentaba.

Finalmente, Lincoln se dio cuenta de que debía hacer algo más. Se acercó a una mesa donde había un grupo de clientes que se estaban quejando de la demora.

Lincoln: "Disculpen, estoy aquí para ayudar. Voy a averiguar qué está pasando con sus pedidos. Gracias por su paciencia."

Mientras trataba de calmar a los clientes, Lynn Sr. se acercó a él y le susurró.

Lynn Sr.: "Lincoln, si tienes alguna idea de lo que está pasando, por favor dímelo. No puedo soportar que esto arruine el negocio."

Lincoln asintió, determinado a averiguar la verdad.

Lincoln: "Voy a investigar más. No puede ser coincidencia que todos estén enfermos hoy."

Con eso, Lincoln decidió que tenía que hablar con los pocos meseros que sí habían acudido al trabajo para intentar descubrir qué estaba sucediendo.

Lincoln decidió que lo mejor era comenzar ayudando a los clientes, la mayoría de los cuales eran amables y estaban acostumbrados a su presencia. Se dirigió a la primera mesa, donde se encontraba una pareja de ancianos que siempre venían a disfrutar de un buen almuerzo.

Lincoln: "¡Hola, señor y señora Gómez! ¿Cómo están hoy?"

Señora Gómez: "¡Hola, Lincoln! Estamos bien, gracias. ¿Qué nos recomiendas hoy?"

Lincoln: "Hoy tenemos una sopa especial y los burritos están realmente buenos. ¿Les gustaría probar alguno de esos?"

Señor Gómez: "Suena perfecto. Dos burritos, por favor."

Lincoln tomó nota rápidamente y se dirigió hacia la cocina para hacer el pedido. Mientras esperaba, se encontró con otros clientes que también eran amables y estaban felices de ver al joven ayudar.

Lincoln: "¡Hola, chicos! ¿Cómo les va? ¿Listos para ordenar?"

Cliente 1: "¡Claro! Dame una hamburguesa y unas papas fritas."

Cliente 2: "Yo quiero la ensalada más grande que tengan."

Lincoln asintió, tomando los pedidos con una sonrisa. Se sentía cada vez más cómodo, especialmente al notar que su esfuerzo estaba ayudando a mantener el buen ambiente en el restaurante.

Mientras atendía a más clientes, notó que algunos de ellos estaban empezando a interactuar entre sí, creando un ambiente más animado.

Lincoln: "¿Todo bien con la comida, chicos? Si necesitan algo más, solo háganmelo saber."

Los clientes sonrieron y agradecieron su atención, lo que lo animó aún más. Aunque el restaurante estaba más lleno de lo habitual, la amabilidad de los clientes le daba a Lincoln la energía necesaria para seguir adelante.

Finalmente, después de atender a varios grupos, Lincoln regresó a la cocina para verificar cómo iba su padre.

Lincoln: "Papá, he estado atendiendo a los clientes que nos conocen, y parece que están disfrutando de la comida."

Lynn Sr.: "Eso es excelente, Lincoln. Gracias por ayudarme. Pero todavía me preocupa la ausencia de los meseros. Necesitamos averiguar qué está pasando."

Lincoln asintió, sintiendo que tenía que hacer algo al respecto, pero en ese momento, se centró en seguir ayudando en el restaurante para aliviar un poco la carga de su padre.

En un auto, Camila Noceda conducía mientras su hija, Luz, miraba por la ventana con curiosidad.

Luz: "¿A dónde vamos, mamá? No me dijiste nada."

Camila sonrió, manteniendo el misterio.

Camila: "Es una sorpresa, Luz. Quiero que pasemos un buen tiempo juntas, solo nosotras."

Luz: "¿Una sorpresa? ¡Qué emocionante! ¿Podemos parar en el camino para un helado?"

Camila rió suavemente, sintiendo que la energía de su hija iluminaba el ambiente.

Camila: "Tal vez después, pero primero tenemos que llegar. Confía en mí, te va a encantar."

Luz, emocionada, empezó a hacer conjeturas sobre el destino mientras miraba los lugares familiares pasar rápidamente.

Luz: "¿Es un parque de diversiones? ¿O tal vez un museo? ¡O incluso una tienda de magia!"

Camila disfrutó de la imaginación de Luz, recordando lo mucho que había crecido.

Camila: "Te prometo que será un día inolvidable. Solo necesitamos un poco de paciencia."

Con la música sonando suavemente de fondo, el viaje continuó, llenándose de risas y conversaciones sobre lo que podrían encontrar en la misteriosa sorpresa. Camila miró de reojo a Luz, sintiendo un cálido deseo de hacer de ese día un recuerdo especial para ambas.

Camila: "¿Estás lista para la aventura, Luz?"

Luz: "¡Listísima! No puedo esperar más."

Ambas compartieron una sonrisa, ansiosas por descubrir lo que el día les tenía preparado.

Camila y Luz llegaron al restaurante "La Mesa Loud", sintiéndose envueltas por el bullicio y la calidez del lugar. El ambiente estaba lleno de risas y el aroma de la comida recién hecha flotaba en el aire. Se acomodaron en una mesa cercana a la ventana, donde podían observar la vida de la calle.

Luz: "¡Mira esto, mamá! Tienen tacos de carne asada, enchiladas y hasta pozole. ¡Todo suena tan bien!"

Camila, sonriendo al escuchar a su hija, revisó su menú.

Camila: "Sí, y no olvides los famosos 'Loud Nachos'. Tienen la mejor salsa de queso que he probado."

Luz se detuvo un momento, contemplando la opción de los nachos.

Luz: "Oh, sí, ¡podríamos pedir eso para compartir! ¿Y tal vez unas enchiladas?"

Camila asintió, disfrutando del momento.

Camila: "Suena perfecto. Aunque creo que deberíamos probar el pozole. Dicen que tiene un sabor increíble."

Mientras esperaban a ser atendidas, Luz siguió hojeando el menú, su emoción palpable.

Luz: "¡Quiero probarlo todo!"

Camila soltó una risa suave, recordando cómo a veces se sentían como en una aventura culinaria en cada visita.

Camila: "Tranquila, Luz. Siempre podemos volver para probar más cosas."

Lincoln se acercó a la mesa con una sonrisa, listo para tomar el pedido.

Lincoln: "¡Hola! Soy Lincoln, el mesero de hoy. ¿Qué van a pedir?"

Camila lo miró con curiosidad y, tras un instante, no pudo evitar preguntar:

Camila: "¿No es un poco joven para estar trabajando aquí?"

Luz se unió a la conversación, sorprendida.

Luz: "Sí, Lincoln, ¿también trabajas aquí?"

Lincoln se rascó la nuca, un poco nervioso, pero sonriendo.

Lincoln: "Sí, estoy ayudando a mi papá en el restaurante. Él es el dueño."

Ambas mujeres se miraron con sorpresa.

Camila: "¡No sabía que eras el hijo del dueño! Eso es impresionante."

Luz: "¡Wow, eso es genial! ¡Debes conocer todos los secretos de la cocina!"

Lincoln sonrió, sintiéndose un poco más a gusto.

Lincoln: "He aprendido un par de cosas. Así que, ¿qué les gustaría pedir?"

Camila y Luz comenzaron a revisar el menú nuevamente, emocionadas por las recomendaciones de Lincoln.

Lincoln tomó nota de sus órdenes, animado por las elecciones que habían hecho.

Lincoln: "Esas son buenas elecciones. Les va a encantar la comida aquí."

Mientras sonreía a Luz, Camila notó la conexión entre ellos y no pudo evitar sonreír también.

Camila: "Mira, Luz, ¡creo que tienes un fan!"

Luz se sonrojó ligeramente, mirando a su madre con incredulidad.

Luz: "¡Mamá! No digas eso."

Camila se rió, disfrutando del momento.

Camila: "Solo digo que parece que a Lincoln le gusta lo que elegiste."

Lincoln, sintiéndose un poco avergonzado pero también divertido, intentó mantener la compostura.

Lincoln: "Solo hago mi trabajo. Estoy aquí para asegurarme de que tengan una buena experiencia."

Camila siguió bromeando.

Camila: "Claro, claro. Solo asegúrate de cuidar de nuestra chica mientras estamos aquí."

Luz, intentando cambiar de tema, se enfocó en el menú de nuevo.

Luz: "Así que, ¿cuánto tiempo tomará nuestra comida?"

Lincoln, aliviado por el cambio de tema, respondió:

Lincoln: "No debería tardar mucho. Solo un par de minutos."

Lincoln se dirigió a la cocina con una sonrisa, mientras Luz observaba cómo se alejaba.

Luz, haciendo un puchero a su mamá: "Mamá, no debiste decir eso. No soy su fan."

Camila sonrió, divertida por la reacción de su hija.

Camila: "Oh, vamos, Luz. Solo estaba bromeando. Además, parece un buen chico."

Luz cruzó los brazos, aún un poco molesta.

Luz: "No necesito que me presentes de esa manera. Solo vine a disfrutar de la comida."

Camila, intentando calmar a su hija, le dio una suave palmadita en la mano.

Camila: "Lo sé, cariño. Pero es divertido ver cómo te pones nerviosa. Además, es hijo del dueño. No está de más ser amable."

Luz suspiró, pero no pudo evitar sonreír un poco al escuchar a su madre.

Luz: "Está bien, está bien. Pero no me vuelvas a molestar sobre eso, ¿de acuerdo?"

Camila asintió, riendo mientras Luz miraba hacia la cocina, preguntándose cuándo volvería Lincoln con su pedido.

Poco después, Lincoln regresó con una bandeja repleta de platos humeantes, la comida desprendía un aroma delicioso que hizo que Luz y Camila se relamieran.

Lincoln: "Aquí tienen su pedido. ¿Qué les gustaría tomar?"

Camila sonrió mientras observaba los platos que había traído.

Camila: "¡Todo se ve increíble! Creo que tomaremos limonada, por favor."

Luz miró la comida con entusiasmo, casi olvidando su molestia anterior.

Luz: "Yo quiero una limonada también. ¿Qué más tienes de bebidas?"

Lincoln se rió un poco, disfrutando de la emoción de Luz.

Lincoln: "Tenemos té helado, refrescos y agua. Pero la limonada es muy popular aquí."

Camila: "Sí, definitivamente nos quedamos con eso."

Lincoln se dirigió nuevamente a la cocina, y Luz no pudo evitar sonreír mientras lo miraba irse.

Luz, a su madre: "Oye, creo que tal vez sí es un buen mesero."

Camila levantó una ceja con una sonrisa traviesa.

Camila: "¿Te parece que es un buen chico, eh?"

Luz se sonrojó ligeramente, mientras su madre continuaba con su juego.

Luz: "¡Mamá! Solo estoy diciendo que su comida es buena."

Camila solo se rió mientras Luz se sentía un poco avergonzada.

Lincoln regresó a la mesa con las limonadas, dejando las bebidas frente a Camila y Luz.

Lincoln: "Aquí tienen. ¡Disfruten!"

Camila: "Gracias, Lincoln. Todo se ve delicioso."

Después de dejar las bebidas, Lincoln se despidió brevemente y se dirigió a otras mesas, atendiendo a más clientes. Camila observó cómo se movía con facilidad entre las mesas, sonriendo y tomando órdenes.

Camila: "Mira cómo se desenvuelve. No parece un chico tan joven trabajando aquí."

Luz asintió, viendo cómo Lincoln interactuaba con los clientes, siempre amable y atento.

Luz: "Es un gran mesero. Me gusta que sea tan servicial."

Mientras Lincoln continuaba atendiendo, Camila sonrió, notando cómo la confianza de su hija brillaba al hablar de él.

Lincoln notó a un cliente que llevaba más de 45 minutos sentado en su mesa, leyendo el menú y hablando por teléfono. La situación le pareció extraña, ya que el hombre no parecía interesado en hacer su pedido.

Decidido a averiguar qué estaba pasando, Lincoln se acercó al sujeto con una sonrisa.

Lincoln: "Hola, ¿está listo para hacer su pedido?"

El hombre levantó la vista, frunciendo el ceño.

Hombre: "¿No ves que estoy ocupado? Solo dame un momento."

Lincoln sintió un ligero escalofrío ante la actitud grosera del cliente, pero decidió no tomárselo a pecho.

Lincoln: "Claro, pero hemos tenido mucha demanda hoy. Si necesita ayuda con algo, estoy aquí."

El hombre hizo un gesto despectivo con la mano, ignorándolo por completo mientras regresaba a su conversación telefónica. Lincoln, frustrado, se alejó, sabiendo que había otros clientes que necesitaban su atención.

Lincoln seguía atendiendo a más clientes, cuando de repente notó que el hombre que había estado leyendo el menú se levantaba y se dirigía hacia un área restringida para los trabajadores del restaurante. Al observar su comportamiento extraño, decidió que debía intervenir.

Lincoln: "¡Espera! ¿Qué quieres aquí?"

El hombre se detuvo, sorprendido, pero no parecía intimidado. Lincoln podía notar que algo no estaba bien con él.

Hombre: "Solo estoy mirando."

En ese momento, Kotaro, uno de los cocineros y amigo de Lynn Sr., apareció detrás de Lincoln. Al ver la situación, se acercó con una expresión seria.

Kotaro: "Oye, amigo, si no vas a hacer un pedido, lo mejor es que te vayas. Este lugar no es un área de descanso."

El hombre miró a Kotaro y luego a Lincoln, notando que ambos no estaban dispuestos a dejarlo pasar. Con un gesto despectivo, decidió que no valía la pena la confrontación.

Hombre: "Está bien, está bien. No necesito esto."

Se dio media vuelta y salió del área restringida, murmurando algo entre dientes mientras se alejaba.

Lincoln y Kotaro se intercambiaron miradas, aliviados de haber manejado la situación.

Lincoln: "Gracias, Kotaro. Ese tipo era raro."

Kotaro: "No hay problema. Solo asegúrate de que nadie más intente hacer lo mismo. Siempre hay que cuidar nuestro espacio."

Lincoln asintió, sintiéndose un poco más seguro con el respaldo de su amigo. Regresó a su tarea de atender a los demás clientes, sintiéndose un poco más confiado.

Después de que el hombre se alejara del área restringida del restaurante, se detuvo en un rincón oscuro cerca de la entrada. Sacó su teléfono y comenzó a teclear rápidamente un mensaje.

Hombre (escribiendo): "Fallo en la misión. No pude entrar al área de la cocina como planeaba. Fui interrumpido por un chico."

Envió el mensaje y se quedó mirando su teléfono, frustrado. Sabía que había perdido una oportunidad valiosa, especialmente porque trabajaba para un restaurante competidor de "La Mesa Loud", rival de Lynn Sr.

Hombre (pensando): "No puedo permitir que esto me detenga. Necesito obtener información sobre su menú y operaciones. Este chico no será un obstáculo la próxima vez."

Fin del capítulo

Que les pareció

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