bueno al menos este día es "normal"
Después de dos horas inmersos en los videojuegos, el club de lectura llegó a su fin, y todos comenzaron a recoger sus cosas para volver a casa. Lincoln guardaba su mochila cuando, de repente, Gaz se acercó a él, extendiéndole un pequeño papel con algo escrito.
Gaz: con su tono serio de siempre "Aquí está mi número. Si quieres, podemos jugar más videojuegos otro día."
Lincoln, sorprendido pero agradecido, tomó el papel y asintió con una sonrisa.
Lincoln: "¡Claro! Me divertí mucho hoy."
Gaz no mostró mucho en su expresión, pero parecía satisfecha con la idea. Ambos se despidieron, y mientras cada uno se dirigía a su casa, Lincoln se dio cuenta de que tal vez había hecho una nueva amiga con la que podría compartir más momentos jugando.
Lincoln caminaba junto a su hermana Lucy y su amiga Haiku después de la reunión del club de lectura. Como siempre, el ambiente alrededor de las chicas era más tranquilo y sombrío, pero eso no impedía que Lincoln intentara aligerar un poco la situación con algo de conversación mientras las acompañaba a casa. Primero, se dirigirían a la casa de Haiku.
Lincoln: mirando a Lucy con una sonrisa ligera "Bueno, no sé si entendí del todo las cosas del club, pero me alegra haber estado allí. Aunque... ¿de verdad dura siempre dos horas?"
Lucy: con su tono monótono "El tiempo pasa rápido cuando estás rodeado de oscuridad y poesía, hermano. Pero no te preocupes, no siempre tendrás que venir."
Lincoln: riendo suavemente "Menos mal. Aunque la verdad, jugar videojuegos con Gaz hizo que se pasara volando."
Haiku: en su tono calmado "Gaz no suele invitar a otros a jugar con ella. Es interesante que lo haya hecho contigo."
Lucy: asintiendo ligeramente "Tal vez encontró en ti una conexión que no tiene con otros, Lincoln. No todos entienden la soledad de una gamer."
Lincoln: encogiéndose de hombros "Bueno, solo fue un rato divertido. Me sorprendió lo bien que juega, eso sí."
Mientras caminaban, pasaron por una hilera de casas y Lincoln notó que Haiku observaba el cielo nublado.
Haiku: pensativa "Esta noche sería perfecta para un paseo bajo la luna llena. El aire frío y la bruma... invitan a la reflexión."
Lincoln: mirando el cielo también "¿Paseo? Pensé que después de tantas horas en el club de lectura estarían más cansadas."
Lucy: seria "La oscuridad nos da energía, Lincoln. Y además... la poesía nunca descansa."
Lincoln sonrió, acostumbrado ya a los comentarios poéticos de su hermana y Haiku. Finalmente, llegaron a la casa de Haiku, quien se giró hacia ellos antes de entrar.
Haiku: haciendo una leve reverencia "Gracias por acompañarme. Nos veremos pronto... en la penumbra de la noche."
Lucy: haciendo una pequeña inclinación también "Nos vemos, Haiku."
Lincoln: sonriendo "Cuídate, Haiku."
Una vez que Haiku entró en su casa, Lincoln y Lucy continuaron su camino hacia su hogar. El silencio entre ellos duró solo un momento antes de que Lincoln rompiera el hielo de nuevo.
Lincoln: "Bueno, al menos ya te acompañé. Espero que no tengas más secretos extraños como el de Mystique que quieras que guarde."
Lucy: en tono serio "Los secretos son parte de mi vida, Lincoln. Pero lo de Mystique era importante. Y además, lo hiciste bien. Aún me debes por eso."
Lincoln: riendo suavemente "No lo olvidaré."
Mientras avanzaban, Lincoln se dio cuenta de lo mucho que quería a su hermana, a pesar de lo reservada y misteriosa que era. De algún modo, siempre encontraba una forma de sorprenderlo o involucrarlo en situaciones fuera de lo común, pero al final, disfrutaba de su compañía.
En otra parte
Gaz caminaba con su hermano Dib hacia casa, como de costumbre. El cielo estaba algo nublado, y una ligera brisa soplaba, haciendo que las hojas en el suelo crujieran bajo sus pies. Dib, como siempre, iba hablando sin parar, completamente inmerso en sus teorías conspirativas y su obsesión por lo paranormal.
Dib: emocionado "¡Te lo digo, Gaz! Hoy en la escuela estuve cerca de probar la existencia de los aliens. ¡Casi atrapo una prueba definitiva! Es solo cuestión de tiempo antes de que todos me crean. Imagínatelo, Gaz, seremos conocidos como los que descubrieron la verdad sobre las razas alienígenas que nos vigilan."
Gaz, con su expresión usual de desinterés y fastidio, caminaba en silencio junto a él. No le sorprendía en lo más mínimo lo que su hermano decía. Siempre estaba hablando de invasiones alienígenas, misterios paranormales, o alguna teoría extraña. Para ella, era algo de todos los días.
Gaz: sin mirarlo "¿Otra vez con eso? No puedes pasar un solo día sin mencionar a los aliens, ¿verdad? ¿Y no puedes dejar de hablar de ellos solo una vez en tu vida?"
Dib: emocionado "¡Pero es que no entiendes, Gaz! Esto es real. ¡He visto cosas que nadie más ha visto! ¡Tú podrías ayudarme, si dejaras de jugar videojuegos por un momento!"
Gaz rodó los ojos, claramente harta del mismo discurso que escuchaba día tras día. Para ella, los videojuegos eran una forma de escapar de las tonterías que su hermano decía constantemente. Su mundo era más sencillo: vencer a sus enemigos en pantalla, obtener la mejor puntuación, y no tener que preocuparse por invasiones extraterrestres.
Gaz: sin emoción "Me importa un pepino lo que hayas visto. Mientras me dejes en paz para jugar mis juegos, puedes seguir persiguiendo fantasmas o aliens o lo que sea que te tenga tan obsesionado."
Dib: ignorando el tono de su hermana "¡Ah! Sabía que dirías eso. ¡Pero algún día verás que tenía razón! Cuando descubra algo realmente importante, todos se darán cuenta de que estaba en lo cierto. Incluso tú tendrás que admitirlo."
Gaz soltó un suspiro largo, claramente frustrada. No es que no quisiera a su hermano, pero cada conversación que tenían se volvía lo mismo. Siempre sobre aliens, invasiones, conspiraciones, y cómo él iba a salvar al mundo. Para Gaz, todo eso era ruido. Su prioridad eran los videojuegos y su vida tranquila, sin las interrupciones molestas de Dib.
Gaz: cruzando los brazos "Dib, déjalo ya. Nadie te cree. Ni siquiera tus amigos de la escuela. Y la verdad, no me importa lo que encuentres o no. Lo único que quiero es llegar a casa, sentarme en mi cuarto y jugar un rato sin escucharte hablar de aliens por un par de horas. ¿Es mucho pedir?"
Dib la miró por un momento, algo sorprendido por la dureza en el tono de su hermana. Sabía que Gaz no compartía su entusiasmo por lo paranormal, pero no podía evitar sentir que ella, más que nadie, debería entenderlo. Después de todo, ambos compartían una casa llena de cosas extrañas... y su vida no era precisamente normal.
Dib: en tono algo defensivo "Bueno, solo espera. Algún día lo verás. Mientras tanto, supongo que puedo... darte un descanso de mis investigaciones por un rato. Pero si ves algo sospechoso, me avisas, ¿verdad?"
Gaz: con sarcasmo "Claro, Dib. Si veo un alien saliendo del televisor mientras juego, serás el primero en saberlo."
Dib, aunque molesto por la actitud de su hermana, sonrió levemente. Sabía que en el fondo, aunque no lo admitiera, Gaz se preocupaba por él. Era su hermana mayor, después de todo. Aunque la mayor parte del tiempo parecía que no le importaba nada, Dib sabía que ella estaba allí para él, de alguna manera. A pesar de sus diferencias, había un lazo que los mantenía unidos.
Dib: suspirando "Bueno, mejor apuro el paso. Aún tengo que revisar los datos que recopilé hoy... Estoy seguro de que hay algo ahí. Y Gaz, podrías tratar de ser un poco más abierta a lo que digo. Tal vez algún día te sorprenda."
Gaz: desinteresada "Dudo que me sorprendas, Dib. Pero lo intentaré... si eso significa que te callas por el resto del camino."
El silencio cayó entre ellos, pero no por mucho tiempo, ya que Dib volvió a mencionar algo sobre un avistamiento que había escuchado, y Gaz simplemente se resignó a escucharlo mientras contaba los minutos para llegar a casa. Sabía que no importaba cuánto le dijera que parara, Dib siempre sería así. Era su hermano, con sus manías y su obsesión por lo paranormal, y aunque la volviera loca, de algún modo, era parte de su rutina diaria.
Así continuaron su camino, mientras el sol se ocultaba lentamente en el horizonte, marcando el fin de otro día extraño en la vida de Gaz y Dib Membrane.
Casa loud
Lincoln, exhausto después de un largo día, apenas había llegado a casa. Subió las escaleras arrastrando los pies, con los párpados pesados, y su única meta en mente era tirarse en su cama y dormir. Abrió la puerta de su habitación, se dejó caer en su colchón y cerró los ojos, finalmente disfrutando de un momento de paz.
Pero esa paz duró poco. De repente, la puerta se abrió de golpe, y Lincoln, sobresaltado, casi se cae de la cama.
Leni: con su típica voz alegre "¡Lincy!"
Lincoln se sentó de un salto, con el corazón latiendo rápidamente.
Lincoln: confundido y respirando profundamente "¡Leni! ¡Por favor! ¿No puedes tocar antes de entrar?"
Leni: riendo suavemente "Ay, lo siento, hermanito. No quería asustarte. Es que te estaba buscando. Sabes, te quería pedir un favor."
Lincoln: dejándose caer de nuevo en la cama "¿Un favor? Leni, estoy muerto. Hoy fue un día larguísimo."
Leni: con voz más dulce "Lo sé, pero es súper importante. Mañana necesito que me ayudes en mi trabajo. ¡Solo por un rato!"
Lincoln cerró los ojos, tratando de procesar lo que Leni estaba diciendo. No quería decepcionarla, pero el cansancio lo dominaba.
Lincoln: murmurando "¿Qué clase de ayuda necesitas? ¿No puedes pedirle a alguien más?"
Leni: con ojos grandes y una sonrisa inocente "Es que... bueno, no quiero molestar a las chicas del trabajo. Además, tú eres el mejor en esto. Necesito que me ayudes a organizar algunas cosas y darme ideas para combinar los nuevos accesorios que llegaron a la tienda."
Lincoln: suspirando profundamente "¿Accesorios? Leni, no sé nada de moda. ¿Por qué me necesitas a mí?"
Leni: sonriendo de oreja a oreja "¡Pero siempre tienes buenas ideas! Y además, me puedes ayudar a llevar algunas cosas al almacén, porque son súper pesadas y no quiero que mis uñas se rompan."
Lincoln: rodando los ojos "¿Es eso? ¿Llevar cosas pesadas?"
Leni: asiente rápidamente "Bueno, eso y también necesito a alguien en quien confiar para decirme si los nuevos colores combinan con los atuendos que tengo en mente. ¡Eres mi hermano de confianza!"
Lincoln se quedó en silencio por unos momentos, pensando en cómo negarse sin hacerla sentir mal. Sabía que Leni siempre era muy dulce y que realmente apreciaba cualquier ayuda, pero estaba tan cansado...
Lincoln: mirándola cansado "Leni, de verdad estoy agotado. Pero... está bien, te ayudaré, solo que no puedo prometer estar muy despierto."
Leni: dando saltitos emocionada "¡Gracias, Lincy! ¡Sabía que podía contar contigo! Eres el mejor hermanito del mundo." Hace una pausa y luego agrega "Prometo que no será por mucho tiempo, y después te compraré algo de helado como agradecimiento. ¿Te parece bien?"
Lincoln: suspirando y sonriendo levemente "Está bien, helado suena bien. Pero ahora, por favor, déjame dormir un poco."
Leni: sonriendo aún más "¡Por supuesto! Buenas noches, Lincy." Le da un beso rápido en la cabeza antes de salir de la habitación "¡Descansa, campeón!"
Lincoln la observó salir, y cuando la puerta finalmente se cerró, se dejó caer nuevamente en la cama, agotado. Aunque estaba rendido, no podía evitar sonreír ante la energía interminable de su hermana mayor. "Mañana va a ser otro día largo", pensó antes de cerrar los ojos y finalmente quedarse dormido.
Lynn Sr. se encontraba sentado en la cocina, revisando una vez más los informes de "La Mesa Loud", su amado restaurante. Aunque las ventas habían mejorado ligeramente en las últimas semanas, la constante necesidad de reparaciones en los equipos seguía siendo una gran fuente de preocupación.
Lynn Sr.: suspirando profundamente mientras pasa las páginas de los informes “Al menos no estamos en números rojos... pero ¿cómo es posible que todo en el restaurante se esté descomponiendo de la nada? El horno, la nevera, el lavavajillas... nada parece querer funcionar últimamente.”
Mientras seguía repasando las facturas de las reparaciones, su esposa, Rita, entró en la cocina. Ella notó la expresión preocupada de Lynn Sr. y, con una taza de café en la mano, se sentó junto a él.
Rita: “¿Algo va mal, cariño? Te veo con esa cara de preocupación otra vez. ¿Es ‘La Mesa Loud’?”
Lynn Sr.: asintiendo y dejando los papeles sobre la mesa “Sí... Las ventas han mejorado un poco, lo cual es un alivio. Pero no entiendo por qué todo el equipo sigue fallando. Ya van varias veces que algo se rompe en las últimas semanas, y no puedo seguir gastando en reparaciones. Todo está estable, pero no podemos permitirnos otro gasto grande.”
Rita: “¿Y has considerado reemplazar el equipo? Si todo sigue descomponiéndose, tal vez sea hora de invertir en cosas nuevas.”
Lynn Sr.: negando con la cabeza “Lo pensé, pero no estoy seguro de que podamos hacer una inversión tan grande ahora mismo. Además, no tiene sentido... el equipo no es tan viejo. No debería estar fallando tanto. Algo raro está pasando.”
Rita lo escuchó con atención, comprendiendo su frustración. Sabía lo mucho que Lynn Sr. había puesto en "La Mesa Loud" y lo importante que era para él mantener el negocio funcionando a la perfección.
Rita: “Tal vez no sea el equipo en sí. ¿Has revisado el sistema eléctrico? Podría haber algún problema que esté afectando a todos los aparatos. Eso explicaría por qué todo se descompone tan rápido.”
Lynn Sr.: reflexionando “No lo había pensado... Tal vez tengas razón. Podría ser un problema eléctrico. Pero la verdad es que me siento como si el restaurante estuviera... no sé, maldito o algo así. Todo está yendo mal al mismo tiempo.”
Rita: sonriendo suavemente “No creo que ‘La Mesa Loud’ esté maldita, cariño. Pero sí creo que deberíamos investigar más a fondo. Tal vez llamar a alguien que revise todo el sistema eléctrico. Eso podría evitar que sigas gastando tanto en reparaciones.”
Lynn Sr. asintió, sintiéndose un poco más aliviado ahora que había una posible explicación. Aunque el restaurante era su gran orgullo, últimamente sentía que se le escapaba de las manos con tantos problemas técnicos.
Lynn Sr.: “Sí, tienes razón. Quizás arreglar eso nos ahorre mucho más a largo plazo. No podemos seguir como hasta ahora, con algo fallando cada semana. Lo que más me duele es que ‘La Mesa Loud’ está empezando a tener más clientes, pero cada vez que algo se descompone, parece que retrocedemos.”
Rita: “Vamos a solucionar esto, Lynn. Solo necesitamos descubrir qué está causando los problemas. Y quién sabe, tal vez después de todo, las cosas mejoren aún más para el restaurante.”
Con un pequeño suspiro de alivio, Lynn Sr. asintió. Aunque aún quedaba mucho por hacer, la idea de solucionar los problemas del restaurante empezaba a parecer más factible.
A la mañana siguiente, la casa Loud amaneció como de costumbre: llena de energía y caos. El despertador de Lincoln sonó temprano, pero antes de que pudiera apagarlo, ya escuchaba las habituales discusiones de sus hermanas. Lori estaba peleando por el baño con Luan, mientras Luna afinaba su guitarra a todo volumen y Lynn corría de un lado a otro entrenando como si estuviera en medio de una competencia.
Lincoln salió de su cuarto con su típico suspiro. El día parecía que iba a ser uno más en la vida de la familia Loud: caótico pero lleno de amor. Después de sobrevivir el bullicio de la casa y un rápido desayuno, se dirigió a la escuela.
En la escuela, todo transcurrió sin mayores incidentes. Clyde y el resto de sus amigos estaban distraídos con sus propias cosas, y el día en general pasó sin nada particularmente emocionante. Sin embargo, en la cabeza de Lincoln, rondaba una sola cosa: el favor que le había prometido a Leni la noche anterior.
Al terminar las clases, Lincoln se despidió de sus amigos y se encaminó hacia la tienda de ropa donde trabajaba su hermana. Sabía que, aunque Leni a veces se distraía fácilmente, siempre hacía su mejor esfuerzo en su trabajo, y él quería ayudarla con todo lo que pudiera.
Al entrar a la tienda, escuchó la suave voz de Leni, quien lo recibió con una sonrisa radiante.
Leni: “¡Linky! ¡Gracias por venir! Sabía que no me fallarías.”
Lincoln: Sonriendo “Te dije que vendría, ¿qué necesitas que haga?”
Leni: “Es que llegaron un montón de cosas nuevas, y están todas desorganizadas. ¡No sé ni por dónde empezar! Si me ayudas a ordenarlas, podríamos terminar mucho más rápido.”
Lincoln miró alrededor y vio varias cajas con mercancía sin abrir, camisas, pantalones y accesorios apilados en desorden. Aunque sabía que el trabajo sería algo pesado, le alegraba poder ayudar a Leni, ya que ella siempre lo apoyaba a él en todo lo que necesitaba.
Lincoln: “Claro, Leni. Vamos a hacerlo juntos. ¿Por dónde empezamos?”
Leni: pensativa “Mmm… bueno, primero podríamos separar las camisetas de los pantalones. ¡Ah! Y fíjate que los zapatos están bien ordenados, porque la última vez, una señora se quejó porque no encontraba su talla.”
Lincoln: “Entendido. ¿Algún consejo para evitar que los clientes se quejen?”
Leni: riendo “Solo sé tú mismo, Linky. Siempre eres bueno con la gente. Además, las quejas no son tan malas. Una vez, una clienta me dijo que su color favorito no era mi culpa. ¡Eso fue muy amable de su parte!”
Mientras organizaban las prendas, Lincoln y Leni seguían charlando. Leni le contaba sobre las historias curiosas de los clientes en la tienda y cómo algunas personas podían ser muy exigentes con la moda. Lincoln, por su parte, intentaba seguir el ritmo y ayudar lo mejor que podía.
Leni: “¿Sabías que la semana pasada un cliente me pidió que combinara su corbata con sus calcetines? ¡Fue tan confuso!”
Lincoln: riendo “¡Vaya, eso suena complicado! ¿Lo lograste?”
Leni: sonriendo orgullosa “¡Obvio! Le dije que no tenía que hacer juego exacto, sino que todo se trata de armonía. ¡Y se fue súper contento!”
Ambos continuaron organizando la mercancía, pero mientras avanzaban, Lincoln se dio cuenta de que, aunque Leni hablaba con ligereza, también se veía algo cansada. Sin embargo, su actitud positiva no cambiaba, y eso lo motivaba a seguir ayudando.
Después de un par de horas de trabajo en equipo, la tienda comenzaba a lucir más organizada, y Leni respiró aliviada.
Leni: “¡Gracias, Linky! Sabía que con tu ayuda lo lograríamos. Ahora podemos terminar antes de lo que pensaba.”
Lincoln: sonriendo “No es nada, Leni. Siempre que necesites ayuda, sabes que aquí estaré.”
Leni: “Lo sé. Eres el mejor hermanito. ¿Sabes? Deberíamos hacer esto más seguido. Trabajar contigo es tan relajante.”
Lincoln: bromeando “Claro, si por relajante te refieres a organizar montones de ropa…”
Ambos rieron y, aunque el día había sido largo, Lincoln se sentía satisfecho de haber podido ayudar a su hermana. Sabía que, aunque a veces la vida en la casa Loud podía ser caótica, esos pequeños momentos de apoyo mutuo eran lo que realmente los mantenía unidos.
Mientras Lincoln y Leni terminaban de organizar la tienda, tres chicas entraron, atrayendo la atención de Leni. Eran Molly, Andre y Libby, quienes se veían emocionadas y un tanto nerviosas al mismo tiempo.
Leni, con su característica energía y entusiasmo, no tardó en acercarse a las chicas para ofrecer su ayuda.
Leni: “¡Hola, chicas! ¿En qué puedo ayudarlas hoy? ¡Me encanta su estilo!”
Las tres chicas intercambiaron miradas, pero pronto Molly, siempre optimista y llena de energía, habló primero.
Molly: “Hola, estamos buscando ropa nueva. Algo que nos represente... pero no demasiado llamativo.”
Leni asintió con entusiasmo, como si hubiera encontrado la oportunidad perfecta para mostrar su talento.
Leni: “¡Claro! Algo único pero que no sea demasiado escandaloso. ¡Tengo justo lo que necesitan!”
Andre, con su actitud curiosa y su amor por la creatividad, se acercó un poco más.
Andre: “¿Tienes algo en colores pastel? Me encanta el estilo suave, pero también quiero algo cómodo.”
Leni: “¡Sí, sí, claro! Tengo algunas camisetas y vestidos en esos tonos que te van a encantar. ¡Déjame mostrártelos!”
Libby, la más práctica del grupo, miró alrededor y comentó:
Libby: “Yo solo busco algo práctico y divertido, tal vez una sudadera o algo así. Quiero estar cómoda.”
Lincoln, que observaba desde un rincón de la tienda, sonrió al ver lo bien que Leni manejaba la situación. Aunque a veces podía ser despistada, en el trabajo demostraba una gran habilidad para entender lo que sus clientes necesitaban. Decidió no interrumpir, confiando en que su hermana podía manejar la situación con facilidad.
Leni comenzó a moverse entre los percheros, sacando diferentes opciones para cada una de las chicas. Para Andre, seleccionó algunas camisetas con diseños suaves, mientras que para Molly encontró un par de vestidos coloridos que parecieron captar su atención. Libby, por su parte, sonrió al ver una sudadera con un diseño divertido que Leni le ofreció.
Leni: “¿Qué les parece esto? Creo que les va a quedar genial, y además, es súper cómodo.”
Las tres chicas parecían impresionadas con las opciones que Leni les mostró. Luego, comenzaron a probarse la ropa, cada una encontrando algo que encajaba con su estilo personal.
Lincoln, mientras tanto, no podía evitar sentirse orgulloso de su hermana. Leni siempre había tenido un talento natural para conectar con las personas y entender sus necesidades, algo que muchas veces pasaba desapercibido en el caos cotidiano de la casa Loud. Pero en la tienda, su hermana brillaba, y Lincoln se dio cuenta de lo importante que era para ella su trabajo.
Después de un rato, las chicas regresaron con sonrisas en sus rostros y agradecieron a Leni por su ayuda.
Andre: “Gracias, has sido de mucha ayuda. Encontramos justo lo que buscábamos.”
Molly: “Sí, no pensé que encontraría algo tan divertido en una tienda como esta.”
Libby: “Definitivamente volveremos. ¡Gracias, Leni!”
Leni sonrió ampliamente.
Leni: “¡De nada! Me alegra mucho haberlas ayudado. Siempre pueden venir cuando quieran, estaré aquí para lo que necesiten.”
Las chicas se despidieron y se dirigieron hacia la caja, dejando a Leni y a Lincoln solos nuevamente. Lincoln, impresionado, se acercó a su hermana con una sonrisa.
Lincoln: “Leni, lo hiciste increíble. No sé cómo lo haces, pero siempre sabes exactamente lo que la gente quiere.”
Leni: sonriendo “¡Gracias, Linky! Solo trato de escuchar y ayudar. ¡Es fácil cuando te diviertes!”
Lincoln asintió, admirando la forma en que su hermana hacía que todo pareciera tan sencillo. A pesar de lo cansado que estaba, momentos como esos le recordaban por qué siempre estaba dispuesto a ayudar a Leni.
Después de ayudar a Leni en la tienda, Lincoln decidió que era hora de tomarse un descanso. Se dirigió hacia el arcade, un lugar que siempre lo llenaba de emoción y le permitía desconectarse de las tensiones diarias. Al salir, la brisa fresca lo envolvió y una sonrisa se dibujó en su rostro al pensar en todos los juegos que podría disfrutar.
Sin embargo, justo cuando estaba a punto de cruzar la calle, algo lo sorprendió. Una figura apareció de repente delante de él, haciéndolo detenerse en seco.
Molly: “¡Lincoln!”
Lincoln dio un pequeño salto, sintiéndose un poco avergonzado por el susto. Pero al darse cuenta de quién era, su expresión cambió a una sonrisa amistosa.
Lincoln: “¡Oh! ¡Molly! No te vi venir. ¿Qué haces aquí?”
Molly, entusiasta como siempre, lo saludó con energía.
Molly: “Vine a buscar a mis amigas para ir al arcade también. Y tú... ¡Te reconozco! Eres el chico del concurso de talentos, ¿verdad? El que hizo trucos de magia.”
Lincoln se rascó la cabeza, un poco avergonzado por la atención.
Lincoln: “Sí, eso soy yo. Hice un par de trucos. La magia es solo algo que me gusta hacer de vez en cuando.”
Molly brilló de emoción, con sus ojos iluminados por la fascinación.
Molly: “¡Eso es genial! Me encanta la magia. Siempre he soñado con aprender trucos y hacer cosas increíbles como tú. ¿Te gustaría mostrarme algunos trucos?”
Lincoln se sintió halagado y algo sorprendido por su interés genuino.
Lincoln: “Claro, si quieres, puedo enseñarte uno simple. Pero te advierto, ¡puede que no sea tan impresionante como lo que viste en el concurso!”
Molly se acercó más, claramente emocionada por la idea.
Molly: “¡Eso suena increíble! ¿Qué tal si practicamos en el arcade? Puede ser divertido y nadie nos interrumpirá.”
Lincoln asintió, disfrutando de la compañía de Molly y de la posibilidad de compartir algo que le apasionaba. Mientras caminaban hacia el arcade, Lincoln no podía evitar sentir que, a pesar de lo que había sido un día agitado, estaba terminando en una nota positiva.
Lincoln: “Oye, ¿qué tipo de trucos te gustaría aprender? Tal vez algo con cartas o...”
Molly: “¡Sí! ¡Me encantaría aprender a hacer trucos con cartas! He visto muchos en videos y siempre quise intentarlo.”
Lincoln: “Perfecto, entonces empecemos con lo básico. Hay un truco que puedo mostrarte que es bastante fácil y sorprendente.”
Molly saltó de alegría, y juntos se adentraron en el arcade, listos para disfrutar de los juegos y de un rato de magia.
Mientras Lincoln estaba fuera del arcade esperando a que Molly se uniera a él, Andre y Libby se acercaron a la conversación.
Andre: “Oye, Molly, ven un momento.”
Libby: “Sí, tenemos que hablar contigo antes de que entres.”
Molly se detuvo y miró a sus amigas, un poco confundida.
Molly: “¿Qué pasa? Estaba a punto de entrar al arcade con Lincoln.”
Andre: “Lo sabemos, pero no podemos perder el tiempo aquí. Es tarde y necesitamos volver a casa pronto.”
Libby: “Sí, deberíamos irnos ya. Nuestros padres se preocuparán si nos retrasamos más.”
Molly miró hacia el arcade, ansiosa por entrar y disfrutar de los juegos.
Molly: “Pero solo quiero quedarme un ratito más. Lincoln me va a enseñar algunos trucos de magia. ¡Es genial!”
Andre: “¿Magia? Vamos, no puedes quedarte aquí solo por eso. Tenemos que irnos.”
Libby: “Además, no sabemos si tus padres te dejarán quedarte tanto tiempo. No queremos meternos en problemas.”
Molly hizo un puchero, claramente desilusionada, pero se mantuvo firme.
Molly: “Solo serán unos minutos. Prometo que será rápido. ¡Solo quiero aprender un par de trucos más de Lincoln!”
Lincoln, que escuchaba la conversación, sonrió y se acercó un poco más.
Lincoln: “No hay problema, Molly. Puedo mostrarte un truco rápido aquí afuera antes de que se vayan.”
Molly se iluminó al escuchar la oferta de Lincoln.
Molly: “¡Eso sería increíble! Solo un par de minutos, por favor.”
Andre: “Está bien, pero solo cinco minutos. No podemos hacer esperar a nuestros padres.”
Libby: “Sí, solo un rato, y luego tenemos que irnos.”
Molly asintió con entusiasmo mientras se acercaba a Lincoln, lista para ver el truco que tenía preparado.
Molly: “¡Vamos, muéstrame lo que puedes hacer!”
Con una sonrisa, Lincoln se preparó para impresionarla, disfrutando del momento antes de que sus amigas las apuraran para irse.
Lincoln estaba de pie fuera del arcade, sonriendo mientras sacaba su pequeño juego de magia para mostrarle a Molly algunos trucos. Molly, Andre y Libby lo observaban con curiosidad, esperando ver lo que él tenía preparado.
Lincoln: "Bien, Molly, este es el primero. Es un clásico, pero siempre sorprende."
Sosteniendo un mazo de cartas, Lincoln le pidió a Molly que eligiera una. Ella sacó una carta y se la mostró a sus amigas, asegurándose de que Lincoln no la viera. Luego, él barajó el mazo con movimientos rápidos y precisos.
Lincoln: "Voy a encontrar tu carta... de una forma especial."
Con un gesto ágil, Lincoln sacó una carta del mazo, pero era incorrecta. Molly sonrió, divertida, mientras Libby y Andre cruzaban los brazos, escépticas. Pero antes de que pudieran decir algo, Lincoln hizo un movimiento repentino y la carta correcta apareció mágicamente en la otra mano, como si hubiera estado allí todo el tiempo.
Molly: "¡Espera! ¿Cómo lo hiciste? Esa es la carta... ¡Es increíble!"
Andre: "¡Wow, eso fue genial!"
Libby, aún un poco incrédula, miró a Lincoln con los ojos entrecerrados, pero no pudo evitar sentirse intrigada.
Lincoln: "Eso solo fue el primero, chicos. Ahora, el segundo truco."
Lincoln sacó una moneda brillante de su bolsillo y la sostuvo frente a ellas.
Lincoln: "Voy a hacer que esta moneda desaparezca."
Con un pequeño movimiento de dedos, la moneda desapareció en el aire. Las tres chicas miraron sorprendidas, especialmente cuando Lincoln hizo un gesto hacia el hombro de Libby, sacando la moneda de la nada.
Libby: "¡No puede ser! ¡Yo estaba mirando atentamente!"
Lincoln: "La magia es todo cuestión de distracción y timing."
Molly lo miraba con los ojos brillantes, impresionada y claramente disfrutando cada momento. Andre y Libby también estaban empezando a dejarse llevar por la magia del momento, riéndose entre ellas por lo sorprendidas que estaban.
Lincoln: "Ahora, para el gran final."
Sacó un pañuelo de colores vivos de su bolsillo y lo dejó caer en su mano abierta. Con un simple chasquido de dedos, el pañuelo se desvaneció completamente. Las chicas abrieron los ojos como platos. Luego, con otro chasquido, el pañuelo apareció nuevamente, esta vez colgando del bolsillo de Molly.
Molly: "¡¿Cómo lo hiciste?! Eso es... ¡increíble!"
Andre: "Ok, eso fue realmente impresionante."
Libby: "¡Eso fue como magia real! No entiendo cómo lo hiciste."
Molly, aún sorprendida por los trucos, no podía dejar de sonreír. Se acercó un poco más a Lincoln, sus mejillas levemente sonrojadas.
Molly: "Lincoln, tengo que decirlo... además de ser un mago increíble, eres muy guapo."
Lincoln se sonrojó ligeramente, no esperando ese comentario, pero antes de que pudiera responder, Molly se dio la vuelta rápidamente.
Molly: "¡Gracias por los trucos! ¡Nos vemos!"
Molly corrió hacia Andre y Libby, quienes ya habían empezado a caminar hacia la calle. Las tres se alejaron rápidamente, pero no antes de que Andre y Libby comenzaran a bombardear a Molly con preguntas.
Andre: "Espera, espera, ¿qué fue eso último? ¿Por qué tanto interés en que Lincoln te mostrara esos trucos de magia? ¿Te gusta o algo?"
Libby: "Sí, nunca te había visto tan insistente por algo así. Te brillaban los ojos."
Molly, aún sonrojada, miró hacia atrás por un segundo para asegurarse de que Lincoln no las estuviera escuchando, antes de responder en voz baja.
Molly: "Bueno, es solo que... no sé, es diferente. Es divertido. Y él... bueno, es muy lindo, ¿ok?"
Andre y Libby se miraron con una mezcla de sorpresa y diversión.
Andre: "¿Así que eso era? ¡Ahora todo tiene sentido!"
Libby: "Bueno, tienes buen gusto. Además, esos trucos de magia fueron geniales."
Molly se encogió de hombros, intentando parecer despreocupada, pero la sonrisa en su rostro decía todo lo contrario.
Mientras las tres chicas se alejaban hacia sus casas, Lincoln se quedó un momento más afuera del arcade, procesando lo que acababa de suceder. Había logrado impresionar a las chicas con sus trucos de magia, pero el cumplido de Molly era lo que realmente lo había sorprendido. Con una sonrisa en su rostro, entró de nuevo al arcade, sintiéndose bastante bien consigo mismo.
Mientras tanto, las chicas continuaron su camino, riéndose y charlando sobre lo ocurrido, pero Molly sabía que ese encuentro no sería algo que olvidaría pronto.
Lincoln estaba a punto de entrar al arcade, todavía sonriendo después de su pequeño espectáculo de magia. Justo cuando iba a cruzar la puerta, una voz familiar lo sorprendió por completo.
Leni: "¡Buuuu!"
Lincoln dio un salto, su corazón latiendo a mil por hora mientras se giraba para ver a su hermana mayor, Leni, sonriendo con inocencia.
Lincoln: "¡Leni! ¡Otra vez! ¡Casi me da un infarto!"
Leni soltó una risita, claramente disfrutando de haberlo asustado.
Leni: "Lo siento, Linky, pero eres tan fácil de asustar. ¡Es adorable!"
Lincoln se cruzó de brazos, intentando no mostrar lo divertido que le parecía también.
Lincoln: "¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que estabas en la tienda."
Leni hizo un gesto con la mano, como si fuera algo sin importancia.
Leni: "Bueno, ya terminé en la tienda, pero papá y mamá llamaron. Quieren que volvamos a casa."
Lincoln suspiró, dándose cuenta de que su tiempo en el arcade se había acabado antes de comenzar.
Lincoln: "Ah, bueno... supongo que será para la próxima."
Leni, con su típico entusiasmo, le puso una mano en el hombro.
Leni: "¡Pero no te preocupes, Linky! Antes de irnos, te voy a comprar ese helado que te prometí. ¡Vamos, será divertido!"
Lincoln no pudo evitar sonreír un poco ante la idea del helado. Sabía que, cuando Leni prometía algo, lo cumplía.
Lincoln: "Está bien, pero nada de helados raros esta vez, ¿ok? Ya me conoces."
Leni: "¡Obvio! No te preocupes, nada de combinaciones extrañas... esta vez. Solo el helado más delicioso que puedas imaginar."
Con eso, los dos se encaminaron hacia la heladería cercana. Mientras caminaban, Lincoln se relajó, sabiendo que, a pesar de que no tendría su tiempo en el arcade, al menos iba a disfrutar de un buen helado en compañía de su hermana. Y, a fin de cuentas, eso no estaba nada mal.
Leni y Lincoln llegaron a la heladería después de un rato caminando. Leni, como siempre, iba tarareando alguna melodía mientras miraba las opciones del menú con ojos brillantes. Lincoln, por su parte, ya sabía exactamente qué quería.
Lincoln: "Yo solo quiero un helado de chocolate, como siempre."
Leni: "¡Claro que sí, Linky! ¡Uno de chocolate para el señor!"
Después de pedir su helado, Leni se quedó mirando las opciones más raras y exóticas que la heladería tenía para ofrecer.
Leni: "Hmm... este suena interesante. ¡Voy a probar el de kiwi con pepino y menta!"
Lincoln: arqueando una ceja "¿Kiwi, pepino y menta? ¿Estás segura de eso?"
Leni sonrió mientras le entregaban su pedido.
Leni: "¡Sí! ¡Siempre es divertido probar cosas nuevas!"
Lincoln miró su propio helado de chocolate y luego el extraño color verde del de Leni. Aunque estaba acostumbrado a las elecciones poco comunes de su hermana, siempre le parecía un poco raro.
Lincoln: "Bueno, tú sabes lo que haces."
Comenzaron a caminar tranquilamente mientras disfrutaban de sus helados. Lincoln, aunque un poco distraído por lo delicioso de su helado de chocolate, notó algo por el rabillo del ojo. En una de las paredes del camino, un gran cartel de colores brillantes llamaba la atención. Era de un circo que pronto estaría en la ciudad.
Cartel: "¡El Gran Circo Fantástico llega a Royal Woods! Espectáculos asombrosos, magia, acrobacias y mucho más. ¡No te lo pierdas!"
Por un momento, Lincoln se detuvo a mirar el cartel. Algo en la idea de un circo despertó su curiosidad, especialmente después de haber estado practicando algunos trucos de magia. Sin embargo, no le dio demasiada importancia y decidió seguir caminando. Quizá lo revisaría más tarde.
Leni: "¿Pasa algo, Linky?"
Lincoln: "Ah, no, nada. Solo un cartel del circo que viene."
Leni le sonrió mientras se llevaba una cucharada de su extraño helado.
Leni: "¡Un circo! Eso suena divertido. Deberíamos ir, ¡podríamos ver cosas increíbles! Aunque..." miró su helado "no creo que tengan algo tan único como esto."
Lincoln rió entre dientes y negó con la cabeza.
Lincoln: "Tienes razón en eso. Pero sí, podría ser divertido. Vamos a pensarlo."
Con esa pequeña conversación, ambos siguieron disfrutando del paseo, el helado y la compañía, dejando el cartel del circo en el fondo de sus pensamientos... por ahora.
Fin del capítulo
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