7.

Mikaela se encontraba sentado en el suelo con el libro, usando la cama como respaldo. Para su suerte, tenía una gran habilidad de reflexión, por lo que no tenía que releer ninguna oración para poder procesarla.

Pero apenas llegaba a un punto, su mente se iba a otra parte: la dulce venganza. O no, quizás la salada venganza.

Sí, eso último sería más lógico.

Yuu estaba con su celular en la cama. En verdad estaba muy aburrido, Mikaela no le prestaba atención en absoluto. Le hubiera avisado lo del libro antes.

—Mika, dime algo.

El rubio ni siquiera abrió la boca. Dejaría que insistiera hasta terminar de leer los últimos párrafos.

—Ya sé que estás enojado...pero te gustó—siempre se empeñaba a empeorar la situación.

Siguió leyendo.

—Además ahora podemos dar fin a la competencia, seguimos siendo amigos ¿sabes?

Volteó la página.

—Mika, háblame—se estiró en la cama y envolvió sus brazos alrededor del cuello del rubio—. Vamos, termina de leer.

Solo le faltaba un párrafo ¿es que no podía esperar? En verdad era un chico totalmente impaciente.

El rubio cerró el libro de un ademán y volteó hacia Yuu, por lo que quedaron frente a frente.

—¿Qué es lo que quieres?

—Atención.

Mika rodó los ojos.

—Sé cómo terminar la competencia.

Se puso de pie en un segundo y caminó hacia el escritorio de su amigo. Agarró una regla de 30 cm y se dirigió a Yuu.

—¿Me vas a pegar? Te advierto que no soy sadomasoquista...

—Idiota—lo señaló con el objeto—. El seme siempre la tiene más grande, quien la tenga más pequeña será el uke y fin.

Yuu enterró las uñas en la cama, nervioso. Sí, se la había tocado a Mika pero que él se la tocara ya era distinto. Aunque, inconscientemente, abrió las piernas.

—Tú...tú—tartamudeó.

—Sí, vamos a medirlas, Yuu-chan.

Bajo un poco su pantalón y sacó lo que Yuu más temía. Posicionó la regla al lado para fijarse los centímetros.

Pero el azabache seguía en la misma posición, estupefacto y fascinado a la vez. Tragó duro cuando Mika se percató de su mirada.

—Ahora sigue Yuu-chan.

—¿Eh?—retrocedió en su cama en busca de seguridad pero dio con la pared—. Eso es abuso sexual.

—Tú lo hiciste conmigo—sonrió de lado—. Ahora déjame a mí y terminemos con esto.

Se abalanzó encima de Yuu y trató de bajarle la cremayera, pero éste forcejeaba más de lo que esperaba.

—¡No!—no dejaba de sacudirse en su lugar—. ¡AYUDA! ME VA A VIOLAR.

—Estamos solos Yuu-chan—Estiró su brazo para agarrar el celular pero Mika lo detuvo—. Por favor, no llamarás a la policía.

Por fin consiguió dejar a Yuu quieto y en bóxer. Volvió a tomar la regla y a la vez, se deshizo de la prenda.

Sin poder evitarlo, Yuuichirou suspiró nervioso al sentir las manos de Mikaela en su miembro. Y su rostro rojo hacía parecer la escena más erotica que competitiva.

El rubio visualizó los centímetros y suspiró con pesadez.

—¿Gané?

—¡Medimos igual!—exclamó Mika, molesto.

—¿Qué...? No puede ser, yo tengo que tenerla más grande.

—Las reglas no mienten, Yuu-chan...

Cerró los ojos, aliviado. Ya al menos terminarían con esa competencia.

O al menos eso creía, hasta que vio la cabeza de Mika bajar hasta quedar frente a su miembro.

—¿Qué haces?—preguntó, asustado.

—Voy a terminar con esto—Mikaela ni siquiera lo miraba a los ojos.

—¡Eso sí es abuso sexual!

—No si te gusta.

Yuuichirou tragó con dificultad al sentir las pálidas manos sobre su intimidad.

El rubio le proporcionó un par de caricias hasta que colocó el miembro en la boca. Primero fue lento y tortuoso, lamiendo los principios hasta meterlo por completo.

Yuu no pudo evitar que se escapara un gemido. Aquella sensación lo hacía temblar de pies a cabeza.

Y como si se tratara de una inspiración, Mikaela aumentó la velocidad sus movimientos. Con ojos cerrados, succionaba la extremidad de su amigo.

Su miembro salía y entraba en profundidad, en la boca del rubio. Su palpitante extremidad le demostraban que con eso no era suficiente, que necesitaba más de esa lengua.

Yuuichirou, sonrojado, echó la cabeza hacia atrás. Sus jadeos inundaban la habitación y lo mejor era que no tenía que preocuparse en que no lo escucharan.

Agarró la cabellera rubia y la atrajo hacia él. Quería que acabara de una vez, sentía que necesitaba más y más roces para satisfacerse.

—Mika...—murmuró, próximo a un gemido—. Yo...

El rubio ya predijo lo que pasaría al sentir el miembro tan palpitante, por lo que decidió quitarlo su boca.

Yuu lo miró con ojos desorbitados al ver que su amigo no se movía, justo cuando él estaba a punto de llegar al clímax.

—¿¡Qué haces!?

—Ya hice suficiente—ni siquiera se inmutaba.

—Mika...—otra vez agarraba su cabello—. Por favor...

Pero esas súplicas le enternecieron tanto que decidió continuar, ésta vez más rápido.

Le proporcionó varios roces con la lengua hasta que Yuu llegó al clímax.

Mika sonrió con malicia al ver el rostro del azabache de un tono rojo y brillante, con ojos obscurecidos debido al placer. Lanzó una especie de quejido, una mezcla entre gemido y suspiro que declaraba que todo había terminado.

Su boca se llenó del líquido que le ofrecía Yuu, blanco y salado, como ya lo había previsto.

Los esmeraldas lo miraron desconcertados, pero se abrieron más de lo normal al escuchar a Mika tragar.

—Yuu-chan sí es salado—afirmó, limpiando sus labios con las manos.

—Tú...

Ambos se sobresaltaron al escuchar el celular de Yuuichirou. Éste lo agarró con lentitud y deslizó su dedo en la pantalla para leer la notificación.

—Mis padres llegarán en cualquier momento—avisó y tragó con dificultad—. Rápido, como cuando éramos pequeños.

Comenzaron a ordenar el cuarto, sin dejar señales de lo sucedido y apagaron las luces. Yuu tenía una cama matrimonial así que, cuando un amigo se quedaba a dormir, normalmente dormían con los lugares invertidos.

Se acostaron en la cama, el azabache del lado correcto y Mika en los pies.

Ambos se quedaron así por un rato, sumergidos en sus propios pensamientos, hasta que el rubio comenzó a jugar con el pie del esmeralda.

—¿Qué haces, Mika?—se le escapó una risa—. Recuerda que tengo cosquillas.

Haciendo caso omiso, el de ojos zafiros mordisqueó el tobilló de su amigo para diversión propia.

—Basta...—dijo mientras se retorcía—. Es en serio.

El rubio se detuvo y por fin habló de lo que tanto ansiaba. Ahora ya no lo podía evadir.

—¿Qué somos?

—Amigos, duh—contestó como si fuera lo más obvio.

—Los amigos no se tocan, Yuu-chan—sonrió de lado—. Quiero que lo pienses en serio.

Su mente quedó en blanco. Hasta donde sabía, solo eran amigos. Pero los amigos no viven con sexo de por medio, no se provocan entre ellos, mucho menos besarse.

Sí, se habían besado una sola vez, pero lo habían hecho al fin y al cabo.

—¿Amigos confundidos?—preguntó Yuu en forma de sugerencia.

—Probablemente—suspiró—. Bien, ahora sí voy a dormir. Hasta mañana, Yuu-chan.

—Hasta mañana, Mika—se acomodó en su cama y bostezó—. Donde le cuentes esto a alguien, te mato—susurró antes de caer en un profundo sueño.

_________________

■Vengo a traer la dosis de Mikayuu hard(?

Aunque siento que me salió feito porque no tuvo preparación

Espero que les guste■

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top