22.
ANTES DE LEER: para el 14 tendrán un especial.
Y TAMBIÉN ESTE CAPÍTULO ES MIKAYUU Y EL SIGUIENTE YUUMIKA PORQUE SINO ES MUY LARGO. EN ESTA HISTORIA SERÁN SUKES SIEMPRE LES GUSTE O NO.
No estoy enojada, nomás quiero que me presten atención ahr.
Gracias.
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Después de una largo período en la fiesta ambos chicos se fueron a la casa de Mikaela, a aquella habitación de huéspedes para ser más exactos. Estaban exhautos, sus pies dolían de tantos intentos de bailar y las punzadas en la sien se hacían presentes. No sabía cómo habían aguantado; del cansancio ni siquiera lograron escuchar el resultado del disfraz en pareja. Claro, más tarde preguntarían a sus amigos.
—Me duele todo —se quejó el azabache al llegar a la habitación. Su voz no se promediaba ya que los padres de su amigo no se encontraban, pues también estaban de fiesta.
Y por supuesto, ambos aprovecharían la situación.
—Deja que te haga masajes, Yuu-chan. —Mika quitó su capa para quedar solo con la camisa de color blanco.
Yuu apenas escuchó la propuesta, se sentó en la cama de su amigo con los hombros relajados, moviendo el cuello de lado a lado en su intento de tronar los huesos. Mikaela se sentó detrás de él y comenzó con sus suaves masajes, pero se detenía constantemente al sentir algo que le estorbaba.
—Quítate la musculosa.
—¿Es necesario? —gimoteó con molestia.
—Estorba demasiado, además soy yo quien debe quejarse.
—Tú te ofreciste.
Pero el azabache, más resignado que exhausto, decidió obedecer y con pereza, quitó la musculosa para después lanzarla a alguna parte de la habitación.
Mikaela comenzó principalmente por los omóplatos. Sus manos parecían mágicas, masajeaban, tiraban y empujaban de la piel de una manera que sólo él sabía hacerlo, con zafiros concentrados en la espalda de su amigo y éste, por su parte, suspirando placenteramente al relajarse tanto.
Pero se estaba dejando llevar cada vez más.
—¿No quieres quitarte las garras también? —susurró en su oído. Y, como si se tratara del canto de una sirena, su amigo obedeció hipnotizado.
Éste último se encontraba con los ojos cerrados y la boca entreabierta. Movía su cuello de un lado al otro y suspiraba cada vez que los pulgares se incrustaban en su piel. Aunque lo hacía inconscientemente, sabía con exactitud lo que provocaba y no se empeñaba en corregirlo.
Mikaela no se resistió. Besó con cautela la espalda del pelinegro, justo donde se encontraba la columna vertebral, olvidándose por completo de los masajes y provocando una descarga eléctrica en el contrario.
Una descarga que se convertía en fuego, y que ardía en otra parte.
Poco a poco, los besos subieron hasta el cuello del ojiverde, donde Mika mordió con lujuria cada parte, como un depredador despedazando a su presa, disfrutando de cada bocado de él. Cada mordida advertía a Yuu de cuánto lo deseaba.
Agarró al azabache por los hombros y lo empujó contra la cama. Yuuichirou aún continuaba algo somnoliento, el cansancio no le permitía reaccionar, por lo que sólo disfrutaba del tacto que le brindaba su amigo. Mikaela se inclinó sobre él, clavando sus rodillas paralelas a las caderas del joven.
—Yuu-chan... —susurró en su oído, como si quisiera despertarlo. Pero esos esmeraldas estaban más perdidos que de costumbre, juraban que se quedaría dormido debajo de él.
Lentamente, el ojiazul se echó hacia atrás y comenzó a besar el abdomen desnudo que tenía debajo, haciendo un camino de besos húmedos hasta llegar a uno de los pezones. Ya en aquel punto, lamió y succionó con suma delicadeza, teniendo sus zafiros fijos en las reacciones que hacía Yuuichirou. Le preocupaba que esté tan callado sólo limitándose a suspirar; al punto que no estaba seguro de si seguir con tal juego erótico.
Cobrando venganza por los eventos pasados, mordió el pezón de su amigo con un notable apetito y eso fue lo suficiente para despertar a la bestia que yacía en Yuu.
Éste ensanchó los ojos y mordió sus labios para ahogar a un grito. Pronto comenzó a forcejear para que Mika dejara de devorarlo sin previa autorización.
—¿¡Qué haces!?
—Lo que a ti te gusta, Yuu-chan. —El rubio agarró sus muñecas para dejarlo inmóvil.
Sin embargo, el azabache juntó toda sus fuerzas y logró derribar a su amigo. Una vez que lo encontró desplomado en la cama, se abalanzó encima de éste para proporcionarle un beso hambriento en los labios.
Yuu colocó una pierna al costado del rubio y con la otra presionando la entrepierna del rubio, de manera que estaba casi a horcajadas para poder darle un largo y excitante beso apasionado.
Con sólo aquel cambio de puestos, se aumentó la temperatura del ambiente y de los cuerpos de ambos jóvenes. Los labios de Yuu estaban atrapados con los de su amigo, separándose solamente para hacer oír su respiración agitada.
Mikaela mordió el labio del pelinegro para así adentrarse y juntar ambas lenguas. Y en ese momento, una lucha de lenguas sería el término correcto, puesto que las lenguas combatían para decidir quién estaría arriba de alguno de ellos en la cama. Mikaela daba lo mejor de él, no podía pensar con claridad con esa inquieta rodilla presionando su miembro. No quería caer rendido tan fácilmente y tampoco dejar lo poco que le quedaba de cordura.
Yuu estaba totalmente atento, ya que con la suma de besos, su rodilla se vio obligada a levantarse un poco. Comenzó a moverla en círculos por encima del miembro, separando su rostro de Mikaela. El botón del pantalón le estorbaba, se clavaba en la rótula y producía cierta molestia. Con una sonrisa maliciosa, desabotonó el pantalón negro y lo jaló bruscamente para dejar el despierto bulto a la deriva, que se asomaba ansioso por la obscura tela de la ropa interior.
—Yuu-chan —murmuró. Sentía que su indecencia atravesaría la fina tela, o que incluso atravesaría la rodilla de Yuu—. No...
—¿Qué sucede? —Interrumpió Yuu mientras acariciaba por encima del bóxer con una mano.
—¿Puedes...? —Clavó los codos en el colchón para alzar la mirada, sus ojos se encontraban al borde del colapso.
—¿Detenerme? —inquirió mientras masajeaba con una sonrisa maliciosa—. ¿O seguir?
—¿Puedes, podemos...? —Tragó con dificultad—. ¿Jugar a piedra papel o tijera?
Yuu dejó de tocar al rubio para dedicarle una mirada incrédula. No existía ningún juego pervertido con ese nombre ¿o sí? ¿En serio quería bromear en esta situación?
—¿A qué te refieres?
—El que gana es el que la mete.
—¿¡Qué!? No pienso dejar que me la metas.
—Pero, Yuu-chan... —Miró su miembro, insinuando que debían hacer algo cuánto antes.
¿Cuán mal estaba hacerlo? Mikaela quería que su primera vez fuera con Yuu, ya que sabía muy bien que le gustaba. Pero el azabache a pesar de considerar a Mika como un amigo, también quería hacerlo. Los dos se habían preparado, ambos estaban informados sobre cómo era y el ser amigos les inspiraba confianza. ¿Estaba mal? Para ellos la primera vez no tenía que ser tan importante.
—Bien, yo siempre te gané en eso.
Acercaron sus manos y a la cuenta de tres, salieron los resultados. Mikaela sacó tijeras y Yuu papel, por lo que Mika con una sonrisa y un recuerdo de su infancia, fingió cortar la mano de su amigo.
—Lo siento, Yuu-chan.
—No voy a...
Pero sus palabras se interrumpieron al ver que él nuevamente se encontraba debajo. Rodó los ojos, resignado de lo que pasaría. Una vez que Mika termine con él, sería su turno de ser el dominante. Así sería justo y nadie saldría disconforme.
El rubio se deshizo de sus jeans en cuestión de minutos y luego volvió a su rostro para besarlo. Yuuichirou con sus manos torpes comenzó a desabotonar la camisa blanca, casi rompiendo un par de botones. Sus besos y movimientos ya no eran cautelosos, más bien eran desesperados por lo que pronto sucedería.
Mikaela lamió y mordisqueó el cuello perteneciente al ojiverde mientras éste jalaba con sus manos de los cabellos rubios, haciendo su cabeza a un lado para facilitar el acceso. No pensó en las marcas que quedarían, no pensó en que los demás podrían descubrirlos. Él disfrutaba de eso al igual que su amigo y a pesar de aún poseer la ropa interior, ya no había vuelta atrás.
Las manos de Yuu llegaron hasta el trasero del rubio y comenzó a presionarlo, atrayéndolo hacia sí, de forma que sus entrepiernas se rozaban. Mika, por su parte, mantenía una una mano sobre el abdomen del azabache y la otra presionando a aquel despierto miembro.
El joven Geales no pudo soportarlo más. De un ademán quitó la ropa interior de ambos, quedando plenamente desnudos. La temperatura aumentó el doble, al igual que la tensión que sólo se rompería con un completo contacto. Se quedaron unos segundos así, rozándose, provocándose entre ellos, hasta que el rubio decidió actuar. Se extendió, abrió el cajón para buscar un condón (los cuales ya había puesto con antelación porque estaba seguro de que algún día pasaría) y se lo colocó apresuradamente. Ya había aprendido cómo hacerlo, no era mucha ciencia; y Yuu lo miraba con concentración y ambición, y también con un cierto miedo que no dejaba que su corazón latiera sin apuro.
El rubio sujetó las piernas de Yuuichirou y se colocó entre medio de éstas, no sin antes hacer contacto visual en un intento de ver una luz verde. Mikaela estaba listo para actuar, pero se se detuvo al ver algo que llamó su atención.
—¿Mika? —cuestionó Yuu al verlo con el entrecejo fruncido, como si se hubiera olvidado lo que estaban a punto de hacer.
—¿¡Tú también te estabas preparando para ser penetrado!? —exclamó él, sorprendido.
—¡No quería correr riesgo de que me doliera! —respondió. Luego procesó las palabras de su amigo—. Espera, ¿a qué te refieres con también? —Ensanchó los ojos—. ¿¡En serio tú también te preparaste!? ¡Vamos, déjame arriba!
—Que no.
—Mika, vamos...
Se vio interrumpido al sentir repentinamente al rubio dentro de él. Sus esmeraldas se vieron aún más grandes que de costumbre y su respiración pareció atascarse. Tragó con dificultad y le dedicó una mirada a Mikaela quien estaba inseguro, tenía miedo de moverse, de seguir adentrándose y que le doliera aún más.
—¿Qué haces estúpido?
—Te-te... —El pálido rostro se tornó de un color rojizo—. ¿Te duele...?
—¡Claro que sí lo hace! Y si no te mueves duele aún más.
El chico de ojos zafiros no tuvo otra alternativa que comenzar a moverse lentamente. Lo sentía completamente embarazoso, como si la vergüenza fuera a ganarle y se largara a correr. Yuu, en cambio, no sabía qué presionar para aguantar el dolor amortiguado por placer.
Con timidez, tomó las manos de Yuuichirou para entrelazarlas con las de él. Quizás no estaban enamorados, quizás sólo eran amigos pero eso no le impedía ser tierno y gentil. Los orbes verdes le miraron con ojos cristalizados, pero aceptaron presionar con fuerza esas manos casi translúcidas en una manera de calmar la congoja.
El rubio comenzó a incrementar sus embestidas haciendo al que estaba debajo de él gemir despacio. Yuu ocultaba su voz con los besos que le proporcionaba su "amigo". No tenía suficientes neuronas para pensar en lo que hacía, sólo se dejaba llevar, lo único que veía era el rostro excitado de Mikaela que se movía constantemente.
¿Le dolía? Por supuesto. Pero mordía los labios del joven Geales en un intento de aliviarlo. Tenía la necesidad de que todo fuera con más velocidad, puesto que conseguiría calmar el dolor, pero Mika estaba siendo más cuidadoso que de costumbre.
Por un momento, Yuuichirou se encontró mordiendo el cuello de Mika mientras éste seguía con sus potentes estocadas. Abría la boca para liberar un suspiro al sentir cómo nuevamente entraba en él una y otra vez. Sí, se había negado al ser el de abajo pero tenía que admitir que se sentía demasiado bien.
—Mika, quiero... —su propio gemido lo interrumpió—. Quiero que terminemos...
—¿Estás pidiendo que vaya más fuerte?
—Termina de una vez, estúpido.
El blondo esbozó una sonrisa y besó aquella sien sudorosa que rogaba por más. Nunca creyó que aquella vista y acción le daría el mayor placer que hubiera podido adquirir en su vida.
Continuó moviendo sus caderas esta vez más rápido, tratando de no soltar las manos de Yuu, aunque éstas lo tomaron por la nuca en cuanto cerró sus ojos y su única alternativa fue presionar las caderas de su amigo para así impulsarse hacia adelante. Su accionar parecía cada vez más desesperado por terminar.
Así, de forma repentina, la habitación se había llenado gemidos y suspiros idílicos que provenían de ambos jóvenes. Creyeron haber alcanzado el clímax, sólo podían sentir y no pensar en nada más que moverse cada vez más rápido, tocándose con lujuria y con los labios quietos al no poder concentrarse en los besos.
Siguieron así un corto tiempo que para ellos fue casi eterno y no querían que acabase, pero sus cuerpos exigieron que era hora de parar por lo que se tuvieron que detener.
Mikaela se hizo a un lado y su cuerpo avisó que ya estaba listo. Tenía el abdomen manchado de genética de su amigo mientras él no había dejado nada, ya que estaba todo dentro del preservativo del cual se quitó con cuidado y arrojó al cesto de basura.
Miró el reloj. Ya eran las seis, sus padres probablemente llegarían a las nueve. Se sorprendía a sí mismo de tener energías para hacer semejante acto.
—¡Yuu-chan! —Sacudió al llamado por la cintura, de manera que sus dedos hicieron contacto con aquel chupetón rojizo.
—¿Qué es lo que quieres? —Ni siquiera se molestaba en voltear.
—¿Te dolió?
—Lo sabrás cuando yo lo meta.
—¿Te gustó?
—Eh... —vaciló unos segundos, su orgullo no le permitía responder.
Por supuesto que le había gustado, pero aquel dolor también lo arruinaba, quizás la próxima disfrutaría más, o disfrutaría cuando él fuera el activo.
—Mírame, Yuu-chan.
Abrazó al Ichinose por la espalda, pero éste se volteó para al fin mantener contacto visual.
—Oh, ¿en serio aún te avergüenzas de lo que hicimos?
—¿¡Eh!? —El rojo de las mejillas de Mika se intensificó al recordar lo que sucedió hace unos minutos—. ¿P-por qué lo dices?
—Estabas rojo...y ahora estás peor. —No recibió respuesta—. Idiota, voltéate. Acabas de metérmela y quieres que duerma con tu pene rozando mi culo, así no funcionan las cosas.
Mikaela rodó los ojos pero volteó gracias a la orden de Yuu. Quería que al menos él también se mostrara más satisfecho, sino se sentiría culpable por arrebatarle la virginidad a su amigo.
Así que Mikaela también estaba preprado...cuando me despierte le daré su merecido.
Ese fue el último pensamiento de Yuuichirou antes de cerrar los ojos y entregarse a un profundo sueño.
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ACTUALIZACIÓN AL FIN, YASSS. Anduve con una especie de bloqueo y no escribía hace muchísimo, pero ahora me agarró repentina inspiración y aproveché para dejarles éste capítulo.
Quería colocar el Yuumika acá pero iba a ser muy largo, así que me esperan al próximo capítulo -se arrodilla para disculparse- ahr
¿Por qué primero fue Mikayuu? Porque hace mucho pregunté cuál de los dos preferían y ganó Mika metiéndola, así que acá estamos.
PUBLIQUÉ UNA HISTORIA YUUMIKA :"D
Son bienvenidos. ♡
También ya tengo recontra preparada esta historia. Las escenas de humor, el final, el epílogo y... ¡la segunda temporada! ¡la secuela! Cada vez estoy más segura de que voy a escribirla ♡ EN LA SECUELA HABRÁ DADDY KINK pero no diré de cuál pareja bue
Les prometo que no los desilusionará <3 ando poniendo mucho empeño en eso.
SIGAN VOTANDO POR OWARI O BORRO LA HISTORIA. ¿OC? OC.
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