15.

Yuu arrastró a Mikaela hasta su habitación y se sentó en la cama, mientras el rubio sólo estaba de pie frente a él.

—Mika, siéntate-ordenó palmeando su regazo.

—No quiero.

—¿Por qué no?

—Porque acabas de poner cerrojo y no quiero cumplir con tus expectativas.

Yuu jaló de los brazos de Mika pero éste seguía sin moverse. Volvió a tirar de los brazos del rubio, pero tuvo que tocar su entrepierna para que por fin se rinda.

Sí, por fin había logrado por una vez que Mikaela se sentara en su regazo.

—Ugh, te...—su suspiro placentero lo interrumpió al sentir una caricia sobre su miembro—. Te odio.

Yuuichirou llevó sus manos hasta el trabajado trasero del rubio y le sonrió maliciosamente.

—Esto por lo del mercado.

—¿¡Huh!? Pero yo te hago cosas cuando no hay nadie.

Yuu depositó besos en las clavículas del rubio, el cual se quejaba se sus actos.

—Y estar así es incómodo...

—¿Mmm? ¿Así cómo?—el azabache se detuvo para lanzar a su amigo a la cama.

—Así, queriendo tocarnos a cada momento, ya es incómodo.

Ya era hora de hablar seriamente.

—¡Pero cuando me quieres ukear ni te quejas!—Yuu lo señaló acusadoramente.

—No, bueno, sí, pero... ¡quiero ganar!

—Y yo también.

Ambos se quedaron unos minutos en silencio, manteniendo el contacto visual como si en los ojos del otro pudieran leer una respuesta.

—Bien, ¿cuándo definiremos quién el seme y quién el uke?p—reguntó Mika después de pensar por un largo rato.

—Cuando yo la meta.

—Entonces nunca—rió egocéntricamente—. Hablo en serio.

—Yo también. ¿Por qué no pensamos en algo más serio, como dónde están las llaves de las esposas?

—Porque nunca hablamos de ésto, siempre evadimos el tema y quiero saber qué somos.

Yuu suspiró con pesadez.

—¿En verdad quieres que diga lo que pienso?

—Sí.

—¿Sabías que el sexo entre amigos mejora la relación?—movió subjetivamente la cejas.

—¿Sabías que todo lo que dicen en las películas porno no es cierto? Lo sé porque la vimos juntos, sé serio por favor.

El azabache miró hacia la pared, en un intento de evitar su mirada.

—Creo que nos hemos vuelto amigos con derecho.

Una cosa era pensarlo, otra decirlo.

Mikaela se alejó hasta chocar con el respaldo de la cama, con un gran rubor cubriendo sus mejillas. No, ni siquiera le gustaba como sonaba. No le agradaba esa idea en absoluto.

—¿Por qué te pones así?—Yuu frunció el ceño—. Es la verdad.

—Pero...ugh. ¿En qué momento hice algo mal?—se preguntó para sí mismo—. Se supone que somos amigos.

—Pero todo cambió cuando nos tocamos...

—¡Tú fuiste quien empezó!

—Y tú me seguiste—el azabache sonrió maliciosamente—. Y ahora es mi turno de ukearte.

—¿¡Qué!? NO.

Muy tarde, abrir la boca para gritar fue una ventaja para Yuuichirou, quien se apresuró en chocar los labios de ambos.

Mikaela correspondió a los segundos, no tenía alternativa. Si gritaba, no sólo sus amigos lo descubrirían (aunque tenía en claro que sospechaban) sino que lo verían a él mismo siendo el pasivo por un momento.

Para peor no podía huir, porque estaban unidos por esas malditas esposas. Tampoco podía sacarle el dominio al azabache, que en ese momento besaba su pecho con lujuria, porque ni siquiera tenía fuerzas para hacerlo. A la noche Yuu había apoyado su espalda con la suya, de manera que despertó con un gran dolor de espalda. Esa era una de las razones por las que siempre que iba a su casa dormía a los pies.

El ojiverde depositó un camino de besos desde su pecho hasta la famosa "V", el camino que conlleva a la gloria.

—Y te detienes allí, Yuu-chan.

Mika agarró la cabellera negra para que no continuara, si sus besos seguían bajando terminaría mal.

—Si me agarras así entiendo otra cosa...

—Es por eso que no quería que me unieran a ti—el rubio hizo una mueca—. La próxima te ataré con mi tío así sabes lo que se siente.

Yuu dio un respingo.

—Entonces busquemos la famosa llave.

Ambos se levantaron de la cama y trataron de ordernar un poco la habitación.

Comenzaron a buscar juntos un lugar donde podría estar la famosa llave.

Por un momento sintieron la necesidad de estar completamente solos, necesitaban pensar. Claro, no había nada que pensar, pero ellos insistían en que debían reflexionarlo más a fondo.

Y sobre todas las cosas, su relación no había cambiado en absoluto. Es decir, sólo el contecto físico había incrementado a gran escala, pero nada más. Desde pequeños se celaban, se molestaban y se abrazaban. Si Mika estaba acostado durmiendo, Yuu se lanzaba encima; su contacto físico muchas veces era dudoso para los demás.

Recordaron el día donde un chica de su curso les preguntó seriamente si se gustaban. Ellos rieron, diciendo que solamente eran amigos. También recordaron a los chicos que en educación física los miraban raro, como si no fuera normal abrazarse antes de un partido.

Siempre habían dudado de ellos, pero nunca ellos es mismos. Es decir, ni Mika ni Yuu se habían planteado que alguna vez podían gustar del contrario, ni siquiera atraerse. Y ahora que lo hacían, no se sentían para nada iluminados, sino como si ya hubieran tenido gran atracción desde siempre.

Era confuso, ni siquiera ellos mismos podían explicarse, es por eso que necesitaban pensar con claridad.

Salieron de la habitación, suspirando en desánimo y se encontraron con todo el grupo de amigos en el sofá.

—¿Encontraron la llave?—preguntó Yuu.

Lacus sacudió un manojo de llaves para mostrárselos.

—Lo acaba de escupir el gato del vecino... aún no sabemos quién fue, pero sigo sospechando de la tabla.

—¡Sé que tienen muchas ganas de que sea yo para así agradecerme!—exclamó la pelipúrpura.

Los dos jóvenes enarcaron una ceja y se acercaron a sus amigos y extendieron las manos así ser libres de una vez.

—Estuvimos hablando sobre la obra de éste año—habló Mitsuba.

—Ah, sí, esa que se hace para los niños más pequeños ¿no?—Mika enarcó una ceja.

—Sí, es obligatoria—alegó Shinoa—. Decidimos sin ustedes porque tardaban mucho, será de ¡Alicia en el país de las maravillas!

—Cuánta originalidad...—dijo Kimizuki sarcástico, el cual estaba en completo desacuerdo.

Lacus y René se aislaron un momento. No podían participar de esa conversación si no iban a la misma escuela, sólo irían a verlos el día que se realize.

Shinya apareció en la sala con el gato del vecino entre los brazos. Tenía un par de arañazos en la cara, lo cual significaba que él fue quien lo había forzado a escupir.

Lo lanzó por la ventana y luego se dirigió con paso perezoso hacia la cocina, los demás prefirieron ignorarlo.

—¡Y ya elegimos los personajes! Como estará basada en la película, Yuu-sal será la reina Blanca, Mika-san será Alicia ¡y Yoichi el conejo! Los demás aún no decidimos, pero ya tenemos una día.

—¿¡POR QUÉ NOS TRASVISTES!?—gritaron zafiro y esmeralda al unísono.

—Porque se tardaban—respuso Mitsuba frunciendo el ceño.

Y ya era la segunda vez que se disfrazarían, esperaban no tener ningún tipo de fetiche con ello, porque sino actuarían sin tener las cosas suficientemente claras.

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■Actualización rápida...creo

Creo que me gusta disfrazar a Mika y Yuu(? O quizás es porque se acerca Halloween ☆

Llegué a la conclusión de que esta historia fue escrita justo en el cumple de Yuu, así que cumplió una especie de aniversario(?

Bueno, mejor dejo de decir cosas ilógicas. Ojalá les haya gustado ♤

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