11- La Conexión
┊┊⋆ ✧ · ✧ ✵
┊┊┊☆ * * ⋆
┊┊★ *
┊┊* . * ✦
┊☆ ° ✧ ·
★*
Al día siguiente, ya en la casa de los Watterson...
POV Gumball:
-"¿Entonces sí se besaron?" -preguntó Darwin, con una mezcla de sorpresa y emoción en el rostro.
-"No exactamente..." -respondí mientras me rascaba la nuca, intentando encontrar las palabras adecuadas-. "Fue un beso en la mejilla, pero... no sé, se sintió realmente mágico. Como si el tiempo se detuviera por un segundo."
Darwin sonrió de oreja a oreja, claramente más emocionado que yo. -"¡Eso es increíble! Me alegro por ti, viejo. Sigue así y ya estarás escuchando las campanas de tu boda."
Lo miré entre divertido y nervioso, encogiéndome de hombros. -"No sé si estoy listo para eso, Darwin. Pero... _______ es diferente. Es realmente especial para mí. Ha sacado una parte de mí que ni siquiera sabía que existía."
Él asintió con entusiasmo. -"Es obvio que te importa mucho. Pero, ¿qué vas a hacer ahora? ¿Vas a hablar con ella sobre lo que pasó? ¿Le vas a invitar a salir? ¡Tienes que hacer algo antes de que te coma la ansiedad!"
Solté un suspiro y desvié la mirada hacia la ventana. -"Eso es lo complicado, Darwin. No quiero presionarla ni arruinarlo. Anoche fue perfecto, y no quiero hacer nada que pueda cambiar eso."
Darwin, siempre el optimista, me dio un codazo juguetón. -"Gumball, a veces pensar demasiado te hace perder oportunidades. Tienes que confiar en ti mismo y, más importante, confiar en lo que sientes. Si realmente te importa, ella lo sabrá."
Sus palabras me hicieron sonreír, aunque no podía evitar sentir un nudo en el estómago. Antes de que pudiera responder, la puerta de la habitación se abrió de golpe y papá apareció con una pila de cajas de pizza vacías. -"¡Hijos, escuchen mi sabiduría! Si vas a declararte, lleva comida. A todos les gusta la comida."
-"Papá, no creo que esto sea lo mismo que pedir perdón por comerme las sobras de mamá," -dije, rodando los ojos.
Él me ignoró por completo y continuó. -"¡Confía en mí! Las pizzas han arreglado más problemas de los que crees. Es más, cuando conocí a tu madre..."
-"Gracias, papá. Lo tendremos en cuenta," -interrumpí rápidamente, sabiendo que si lo dejábamos, empezaría a contar historias que no quería escuchar.
Darwin soltó una carcajada, y yo volví a mirar por la ventana, perdido en mis pensamientos. A pesar del caos que siempre rodeaba nuestra familia, esta vez se sentía diferente. Como si realmente estuviera en el borde de algo importante, algo que no podía permitirme perder.
-"Bueno," -dijo Darwin, poniéndose de pie-, "si decides invitarla a salir, avísame. Puedo ayudarte con ideas geniales... o al menos, evitar que hagas algo muy tonto."
Le lancé una almohada mientras él reía, pero en el fondo sabía que tenía razón. Tenía que hacer algo. Tenía que seguir adelante. Con _______.
-"Mejor te dejo en paz, para que puedas pensar en alguna forma de conquistarla.
Darwin salió de la habitación tarareando una melodía feliz, y me dejó solo con mis pensamientos. Me dejé caer sobre mi cama, suspirando profundamente. Sabía que tenía que planear mi próximo movimiento, pero cada vez que pensaba en _______ mi cerebro se llenaba de un caos confuso: su sonrisa, la forma en que me miró anoche, el suave toque de sus labios en mi mejilla...
-"¡ARGH!" -grité, cubriéndome la cara con una almohada-. "¿Por qué tiene que ser tan complicado?"
En ese momento, Anais entró a la habitación con una pila de libros y me miró con su habitual expresión de desaprobación. -"¿Qué hiciste ahora, Gumball?"
-"Nada," -respondí desde debajo de la almohada-. "Solo estoy lidiando con mi vida amorosa."
Anais arqueó una ceja y dejó los libros sobre la mesa. -"Oh, por favor. Lo único más caótico que tu vida amorosa es tu historial de tareas escolares. ¿Qué hiciste esta vez? ¿La avergonzaste frente a toda la escuela? ¿O fuiste tú quien terminó avergonzado?"
Me senté de golpe, mirándola con indignación. -"Para tu información, todo salió bien. Más que bien, diría yo. Anoche tuvimos un momento... especial."
Anais levantó una mano para detenerme. -"No necesito los detalles, gracias. Pero si todo salió tan bien, ¿por qué pareces un saco de nervios?"
-"Porque no sé qué hacer ahora," -admití, dejándome caer de nuevo-. "No quiero arruinarlo. No quiero que piense que soy un completo idiota."
Anais cruzó los brazos y suspiró. -"Gumball, odio decirlo, pero ella ya sabe que eres un completo idiota. Y por alguna razón, parece que le gustas igual."
Me quedé en silencio por un momento, procesando sus palabras. Por mucho que me molestara, tenía razón. _______ conocía todas mis torpezas y defectos, y aun así me había besado.
-"Entonces, ¿qué sugieres que haga?" -pregunté, mirando a mi hermana con una mezcla de esperanza y desesperación.
Anais tomó asiento y me miró directamente a los ojos. -"Simple. Sé tú mismo, pero no exageres. No trates de ser alguien que no eres. Y lo más importante, habla con ella. Pregúntale cómo se siente. La comunicación es clave en cualquier relación."
Rodé los ojos. -"¿Desde cuándo sabes tanto sobre relaciones, Anais?"
Ella sonrió con suficiencia. -"No es difícil entenderlo cuando lees tanto como yo. Pero tú no necesitas un libro para esto, Gumball. Solo necesitas ser honesto."
Me quedé pensativo por un momento, y luego asentí. -"De acuerdo. Seré honesto. Mañana en la escuela, hablaré con ella."
Anais asintió con satisfacción y se levantó para salir de la habitación. -"Buena suerte, Gumball. La vas a necesitar."
-"Gracias.. supongo-"
Mientras tanto, con ________:
Narrador
En casa de _______, el ambiente estaba lleno de ese característico aroma a jabón y cera de piso. Los miércoles eran, para su desgracia, día de limpieza. Había aprendido a aceptar esa rutina desde pequeña, pero eso no significaba que le gustara.
Con un paño en mano, _______ limpiaba las estanterías del salón mientras su abuela barría con energía. La anciana, con su eterno delantal y su moño perfectamente recogido, era una mujer astuta y observadora, siempre lista para comentar lo que pasaba por su mente.
De repente, su abuela dejó de barrer y se acercó con una sonrisa traviesa. Sin previo aviso, desordenó el cabello de _______ con una mano.
-"Así que... te gusta el vecino, ¿eh?"
-"¿¡Qué a mí qué-!? ¡ABUELA!" -exclamó _______, sintiendo cómo sus mejillas se encendían en un rojo intenso.
La anciana rió con ganas al ver la reacción de su nieta, quien intentaba, sin mucho éxito, ocultar su evidente vergüenza.
-"No me digas mentiras, niña," -dijo con picardía, señalándola con el palo de la escoba-. "Desde el día que lo conociste, ustedes dos se daban miraditas. ¡Y ni hablar de cómo te sonrojaste cuando él te saludó por primera vez!"
_______ miró hacia otro lado, apretando los labios mientras intentaba controlar su nerviosismo. -"¿Cómo es que tú te das cuenta de cosas que ni siquiera yo noto?"
-"Porque tengo experiencia," -respondió la abuela, guiñándole un ojo-. "Y porque me recuerda mucho a cuando tu madre conoció a tu padre. Él era todo un torbellino de energía, siempre hablando y riendo, mientras que ella era más tranquila y reservada. Muy similares a ti y ese tal Gumball."
El rostro de _______ se suavizó al escuchar el nombre de su madre. Dejó de limpiar por un momento y miró a su abuela con curiosidad.
-"¿De verdad fueron así?"
-"¡Claro que sí!" -La anciana dejó la escoba a un lado y se sentó en una de las sillas del comedor, recordando con nostalgia-. "Tu padre no dejaba de perseguir a tu madre por todo el barrio. Era tan insistente, siempre haciendo tonterías para llamar su atención. Pero al final, logró conquistarla. Ella siempre decía que, a pesar de lo diferente que eran, se complementaban de una manera que ni ellos podían explicar."
_______ se dejó caer en el sofá, abrazando el paño que tenía en las manos. Sus ojos brillaban de interés mientras escuchaba cada detalle.
-"Vaya..." -murmuró, con una sonrisa pequeña pero sincera-. "Siempre admiré el amor que sentían mis padres el uno por el otro. Me hacía soñar con tener un amor así algún día. Alguien que me quisiera por quién soy, con mis virtudes y defectos."
La abuela asintió con comprensión. -"Y lo tendrás, niña. Ese Gumball puede ser un cabeza dura, pero cualquiera puede ver cómo te mira. Solo dale tiempo... y paciencia."
El comentario hizo que _______ riera, aunque seguía sintiendo un leve calor en sus mejillas.
-"Abuela, ¿tú siempre tienes que meterte en mi vida así?"
-"Por supuesto," -respondió la anciana con una sonrisa traviesa mientras retomaba la escoba-. "¿De qué sirve ser abuela si no es para avergonzarte de vez en cuando?"
_______ negó con la cabeza, pero no pudo evitar sonreír. Aunque a veces su abuela era un poco entrometida, siempre sabía cómo hacerla sentir un poco mejor.
Pero repentinamente, _______ sintió esa sensación otra vez, como si unas invisibles manos la rodearan, como si unos ojos desconocidos se clavaran en su espalda. Un escalofrío recorrió su cuerpo. No era la primera vez que experimentaba esa inquietante sensación de ser observada, y al igual que antes, un impulso primitivo surgió en su interior: correr. Correr y gritar.
Se levantó bruscamente del sofá, con una falsa calma que apenas logró sostener frente a su abuela.
-"Vuelvo pronto, abuela, necesito ir al baño," -dijo rápidamente, intentando sonar despreocupada.
Su abuela levantó la vista por un instante, observándola con una mezcla de curiosidad y ligera desconfianza.
-"Está bien, pero no tardes, aún queda trabajo por hacer," -respondió, dedicándole una leve sonrisa que no ocultaba del todo su inquietud.
Sin perder tiempo, _______ salió del salón y prácticamente corrió hacia el baño. Su abuela la siguió con la mirada, y aunque no dijo nada, su expresión se ensombreció. Algo no estaba bien, y ella lo sabía.
POV _______:
Cerré la puerta del baño rápidamente y me apoyé contra ella por unos segundos, intentando calmarme. Mi corazón latía con fuerza, y mis manos temblaban.
-"Tranquila, _______. Solo estás siendo paranoica otra vez," -me susurré a mí misma, aunque no lograba convencerme.
Caminé hasta el espejo, mi reflejo me devolvía la mirada. Pero no estaba tranquila. Podía ver el miedo reflejado en mis ojos. Me acerqué un poco más, inclinándome para inspeccionar cada detalle, cada centímetro, intentando encontrar un rastro, cualquier indicio de la estática que había visto aquella vez.
Pasaron unos segundos... nada. Todo parecía normal.
Suspiré, cerré los ojos un momento y me aparté del espejo. Pero fue entonces cuando lo sentí otra vez. Ese tirón en el estómago, como si algo invisible me empujara hacia un abismo. Mi respiración se detuvo por un segundo y, al abrir los ojos, mi corazón dio un vuelco.
Ya no estaba en el baño.
-"¿Qué... qué está pasando?"
A mi alrededor no había paredes ni suelo reconocibles. El mundo se había transformado en una masa de estática de televisión, esa que aparece cuando algo está mal, mezclada con montones de basura: juguetes rotos, cables enredados, objetos desechados que parecían haber sido arrancados de algún lugar olvidado. El aire estaba cargado, denso, y parecía vibrar con un sonido casi imperceptible, como el zumbido de una máquina vieja.
Di un paso hacia adelante, y el suelo bajo mis pies crujió como si estuviera hecho de papel frágil. Miré alrededor, intentando entender dónde estaba.
-"Pero, ¿qué demonios es esto?" -mi voz apenas sonaba, ahogada por el ambiente opresivo.
Tomé aire y grité con todas mis fuerzas:
-"¿¡HAY ALGUIEN AQUÍ!?"
El eco de mi voz se desvaneció rápidamente, y el silencio que quedó detrás era tan pesado que me hacía sentir más sola que nunca.
Mis manos comenzaron a temblar de nuevo. No sabía si estaba soñando, alucinando o si esto era real. Pero la sensación de ser observada estaba ahí otra vez, más fuerte que nunca.
Miré a mi alrededor, desesperada, buscando una salida, una señal, cualquier cosa que me indicara qué hacer. Pero todo lo que veía era más estática, más basura... y un vacío interminable.
-"Esto no puede estar pasando..."
De repente, un zumbido bajo comenzó a surgir de la nada. Era como un ruido eléctrico, creciente y constante, que se metía en mi cabeza y hacía que todo mi cuerpo se tensara. Me giré rápidamente hacia donde creí que venía el sonido, pero no vi nada.
Y entonces lo sentí.
No lo vi, pero sabía que estaba allí. Algo, o alguien, me estaba mirando desde las sombras de la estática. No sabía cómo explicarlo, pero lo sabía.
-"¿Quién está ahí?" -pregunté con un hilo de voz, mi garganta seca de miedo.
El zumbido creció aún más, casi ensordecedor, y antes de que pudiera moverme o hacer algo, el mundo a mi alrededor se desvaneció en un destello cegador de luz blanca.
Cuando volví a abrir los ojos, estaba de nuevo en el baño.
El aire era normal otra vez, fresco y familiar. Podía escuchar el sonido de los autos afuera y el golpeteo del trapeador de mi abuela en el piso. Todo parecía estar bien, pero mi cuerpo seguía temblando, y el miedo no se había ido.
Sin decir una palabra (con el miedo latiendo en mi pecho de que algo extraño pudiera suceder otra vez), salí del baño apresuradamente y corrí hacia mi habitación. Una vez ahí, tomé mi teléfono con manos temblorosas, buscando una conexión con alguien que pudiera darme algo de paz.
___________________________________________
Gumball 😸
Gumball
6:00 PM ✔️
Gumball
6:00 PM ✔️
GUMBALL
6:00 PM ✔️
___________________________________________
-"¡¿Por qué justo cuando lo necesito no responde los mensajes?! ¡En serio, Gumball!" -dije en voz alta, como si mis palabras pudieran de alguna forma llegar hasta él.
Frustrada, me dejé caer sobre la cama, pero pronto, una idea clara y obvia me golpeó como un tren a toda velocidad, y en llamas para rematar.
-"¡VIVE AL LADO! O más bien- AL LADO DE LOS ROBINSON!"
No perdí tiempo. Desconecté mi teléfono, bajé las escaleras a toda prisa, y corrí hacia la puerta. Pero antes de que pudiera abrirla, una figura conocida se interpuso en mi camino.
-"¿A dónde crees que vas, jovencita?" -mi abuela me detuvo con una mirada seria y un trapeador en la mano-. "Sabes que en los días de limpieza no puedes salir hasta que todo esté impecable. ¡Es nuestra tradición!"
-"Pero, abuela, esto es urgente," -intenté argumentar, aunque sabía que las palabras no iban a ser suficientes.
Ella alzó una ceja, claramente incrédula, y cruzó los brazos como si estuviera lista para una larga discusión. Pero antes de que pudiera pronunciar otra palabra, chasqueé los dedos, dejando que la adrenalina me impulsara. En cuestión de segundos, había limpiado cada rincón de la casa, desde los zócalos hasta los techos.
Mi abuela se quedó boquiabierta, mirando alrededor como si no pudiera creerlo.
-"Ya está todo limpio, ¡me voy! ¡Cuídate, abuela, vuelvo pronto, chau!" -grité mientras abría la puerta y salía corriendo antes de que pudiera detenerme otra vez.
El aire fresco golpeaba mi rostro mientras corría hacia la casa de los Watterson. Tenía que cruzar la casa de los Robinson, quienes, como siempre, estaban enfrascados en una discusión absurda. Incluso desde la distancia podía oír a la señora Robinson gritar "MEH MEMEH, MEH MEH MEH" (tal vez algo sobre la basura), mientras el señor Robinson gruñía.
Ignoré el bullicio y seguí adelante, sin detenerme hasta llegar al porche de los Watterson. Mi corazón latía con fuerza, no solo por el esfuerzo físico, sino por la mezcla de ansiedad y miedo que llevaba acumulados desde hace horas.
Golpeé la puerta varias veces, casi desesperada.
-"¡Gumball! ¡Abre, por favor! ¡Es importante!" -grité, rezando para que estuviera en casa.
Unos segundos después, la puerta se abrió, revelando a Gumball con una mirada de confusión.
-"¿_______? ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?"
Lo miré, aliviada al verlo, pero también sentí cómo una oleada de emociones se acumulaba en mi garganta.
-"Puedo... ¿puedo entrar? Necesito hablar contigo," -dije, intentando mantener la calma, aunque mi voz temblaba ligeramente.
Gumball asintió rápidamente, moviéndose para dejarme pasar. Mientras cruzaba el umbral de la puerta, una cosa era clara: no podía seguir lidiando con esto sola. Si alguien podía ayudarme, tenía que ser él.
Entonces, apenas crucé la puerta, mis piernas se debilitaron y me desplomé en el suelo, incapaz de contener las lágrimas. Mi rostro quedó estampado contra el piso, mientras un torrente de emociones me abrumaba.
POV Gumball:
-"¿_-______?" -Mi voz salió temblorosa, apenas un susurro.
No entendía nada. ¿Qué había pasado para que estuviera así? Verla derrumbarse de esa forma me hizo sentir un nudo en el estómago.
Me acerqué lentamente, dejando que la puerta se cerrara detrás de mí. Sin saber exactamente qué hacer, me senté a su lado en el suelo. Con algo de torpeza, extendí mi mano y comencé a acariciar su hombro, intentando transmitirle algo de consuelo.
-"Oye... tranquila, estoy aquí, ¿sí?"
Ella no respondió. Su llanto era desconsolado, como si estuviera cargando con el peso de algo que no podía soportar sola. Mis intentos de consolarla parecían inútiles, y eso solo aumentaba mi frustración.
«¡AGH, POR QUÉ SOY TAN MALO EN ESTO! ¡Debería saber qué hacer!», pensé, mientras mi mente iba a mil por hora buscando una solución.
Me incliné un poco más hacia ella, bajando la voz para no abrumarla más.
-"No sé qué está pasando, pero si necesitas hablar, puedes hacerlo conmigo. Prometo que no te juzgaré ni diré nada estúpido... bueno, intentaré no decir nada estúpido."
________ levantó ligeramente el rostro, sus ojos enrojecidos y húmedos me miraron con una mezcla de tristeza y vulnerabilidad. Parecía querer decir algo, pero las palabras simplemente no salían.
Intentó hablar, pero lo único que salió de su boca fueron murmullos inentendibles, como si estuviera luchando por formar palabras coherentes. Fruncí el ceño, inclinándome un poco más hacia ella para intentar captar algo de lo que decía.
Lo único que logré entender fue un débil "otra vez".
-"¿Otra vez? ¿Otra vez qué?" -pregunté con cuidado, intentando no sonar insistente, aunque la curiosidad y la preocupación me estaban carcomiendo por dentro.
Ella volvió a murmurar algo, pero era igual de incomprensible. Sus labios se movían como si estuviera atrapada en un torbellino de pensamientos y emociones, incapaz de encontrar la forma correcta de expresarse.
Suspiré suavemente, intentando aliviar la tensión.
-"...________, sabes que te quiero mucho, ¿verdad? Pero ahora mismo suenas como alguien que recién salió del dentista con anestesia hasta el tope."
Un pequeño sonido que podría haber sido una risa escapó de sus labios, aunque rápidamente se ahogó en su propia confusión.
-"No es gracioso..." -murmuró finalmente, con una voz que apenas era audible.
-"¡Claro que no lo es! Pero, oye, tienes que admitir que estás siendo un poco difícil de entender ahora mismo."
Intenté sonreír para que supiera que no la estaba juzgando, solo tratando de aligerar el momento. Pero sus ojos seguían llenos de esa mezcla de tristeza y algo más... ¿miedo, quizá?
-"Está bien, no te esfuerces demasiado. Tómate tu tiempo. No importa cuánto tardes, estoy aquí para escuchar."
Le di un pequeño apretón en el hombro, esperando que eso le transmitiera algo de seguridad. Ella respiró hondo, como si estuviera reuniendo fuerzas para hablar de lo que fuera que le estaba atormentando.
Pero, en lugar de continuar, simplemente... se tapó el rostro con las manos, como si quisiera esconderse del mundo que la rodeaba, como si de alguna forma pensara que si no me veía, podría escapar de lo que la estaba haciendo sufrir. Su cuerpo se tensó por un segundo antes de que, finalmente, dejara caer su cabeza sobre su hombro, como si el peso de todo lo que sentía fuera demasiado para soportarlo.
Las lágrimas, que antes apenas se contenían, ahora parecían fluir sin control, empapando sus manos y su rostro. No intentó detenerlas. Solo permaneció allí, inmóvil, en ese estado de completa vulnerabilidad. Era como si, al rendirse, su cuerpo estuviera buscando consuelo en algo más que en las palabras.
-"No tienes que hablar si no quieres, _______," -susurré, sin saber exactamente qué hacer para aliviar su dolor. Me senté junto a ella, manteniendo una distancia respetuosa, pero lo suficientemente cerca como para que supiera que no la dejaría sola.
El silencio llenó la habitación, pesado, casi insoportable. Podía escuchar su respiración irregular, la leve sacudida de sus hombros cada vez que intentaba contener un sollozo. Todo en mí quería hacer algo, pero no sabía qué. ¿Sería suficiente estar aquí? ¿Sería suficiente ofrecerle un poco de mi tiempo y mi apoyo?
Después de unos largos minutos, al final de todo ese silencio, me atreví a susurrar, casi como si hablara conmigo mismo, pero de manera que ella pudiera oírme:
-"No tienes que ser fuerte todo el tiempo. Está bien sentirte rota. Todos lo hacemos alguna vez."
Ella no respondió, pero la leve presión en su hombro me dio una sensación de que, de alguna forma, esas palabras habían llegado a su corazón, aunque no de la forma que esperaba.
-"Gumball, necesito que seas sincero conmigo... ¿Pero alguna vez has estado en un lugar que luce...?" -_______ agarró rápidamente un lápiz y una hoja de papel que descansaban sobre la mesa, casi como si su mente estuviera trabajando a una velocidad mucho mayor que la que sus palabras podían seguir. Comenzó a dibujar con una rapidez frenética, trazando líneas desordenadas que formaban algo extraño, algo que podía describirse como una mezcla entre estática de televisión, basura esparcida por doquier y objetos rotos, como si estuviera retratando un caos incomprensible.
-"... Así." -dijo mientras terminaba el dibujo, el cual parecía capturar algo sombrío y desordenado.
Miré el dibujo por un momento, sin saber exactamente qué pensar. El caos en el papel parecía demasiado familiar y, al mismo tiempo, completamente alienante. Después de unos segundos de incertidumbre, respondí, frunciendo el ceño-:
-"Siento que conozco ese lugar, pero se me hace increíblemente difícil recordar de dónde... Todo parece tan borroso, como si fuera un sueño que ya no puedo alcanzar."
_______ suspiró y bajó la mirada, casi como si buscara consuelo en el simple hecho de que no estaba sola en este desconcierto. Murmuró para sí misma, apenas audible-:
-"Entonces no estoy alucinando..."
Sus ojos, llenos de incertidumbre, recorrían la habitación como si buscaran alguna respuesta en el aire, algo que pudiera darle una pista. Finalmente, volvió a mirarme, como si fuera la última oportunidad para encontrar algo de claridad en medio de todo este caos.
-"No sé por qué, pero siento que esto no significa nada bueno. ¿Conoces a alguien más que creas que pueda saber algo de esto? Algo sobre... esto."
Pensé por un momento, mis dedos tamborileando sobre la mesa mientras trataba de encontrar una respuesta que tuviera sentido. Una persona vino a mi mente, y mi expresión cambió un poco, más seguro de lo que decía.
-"... Roy."
-"Roy? Quien es ese?"
-"¿Rich? ¿Rab? ¿Ron?"
-"Espera, estás hablando de Rob?"
Chasqueo los dedos con una sonrisa presumida-, "Rob! Ya lo tenía en la punta de la lengua."
_______ hizo una pausa, luego se dejó caer hacia atrás a la pared, una sonrisa divertida cruzando su rostro mientras rodaba los ojos con cierto aire juguetón.
-"Por supuesto..." -respondió con una ligera ironía, claramente sin querer admitir que quizás yo había acertado.
-"Ves? Siempre tengo la razón."
_______ suspiró, mirando el dibujo que aún reposaba sobre la mesa, como si buscara una respuesta en las líneas y manchas de tinta. "Creo que hay algo más, algo que no estamos viendo... ¿Por qué Rob, de todas las personas?"
Me quedé pensativo, mirando el dibujo y luego a ella. La preocupación en sus ojos no me era ajena. Era una mezcla de miedo e incertidumbre, algo que podía entender fácilmente. "No lo sé, _______," respondí finalmente, "pero si hay alguien que sabe algo, probablemente sea él. Él siempre ha tenido esa... vibra extraña. Como si supiera más de lo que dice."
-"... Gumball-"- Ella soltó una carcajada, dándome un leve codazo. "Dices eso solo porque es tu 'auto-proclamado' némesis, ¿verdad?"
-"Sí, y no," respondí, encogiéndome de hombros con una sonrisa de medio lado.
-"Ajá, ajá..."- _______ volvió a sonreír, su tono se suavizó un poco. "Puede que lo que digas sea cierto, pero Rob también tiene su lado bueno. Solo cuesta... un poquitito llegar a su corazón."
La miré con escepticismo. "¿De verdad crees que alguien como él tiene un corazón? Nos dejó a Darwin y a mí colgados de cabeza en un árbol por toda la noche, hasta que mamá nos encontró gracias al rastreador en mi teléfono."
_______ soltó un suspiro, como si intentara buscar una justificación en el aire. "Lo sé, lo sé, pero a veces las personas no muestran quiénes son realmente. No estoy diciendo que Rob sea un ángel, pero... tal vez tiene razones para ser como es."
"¿Razones? Como lo veo, Rob simplemente disfruta hacernos la vida imposible," respondí, dejando escapar una risa nerviosa. "No creo que haya nada más allá de su fachada de chico malo."
-"Vamos, Gumball! No es un chico malo, solo quiere ser él mismo..."- _______ intentó mantener una mirada seria, pero no pudo evitar romper la fachada y estallar en carcajadas, lo que hizo que una sonrisa también se formara en mi rostro.
-"¿Te quedaste viendo caricaturas antiguas con tu abuela?"- Pregunté en tono juguetón, disfrutando al ver cómo su risa iluminaba la habitación.
_______ dejó de reír por un momento, mirando con una expresión traviesa. "No, pero creo que vi suficiente como para saber que te vendría bien un poco de optimismo. Aunque bueno, si prefieres seguir siendo un amargado como Rob..." -su voz se volvió un poco más baja, como si estuviera bromeando con un toque de picardía.
Reímos juntos por un segundo, compartiendo esa breve complicidad que siempre había existido entre nosotros. A veces, no podía evitar pensar que, incluso en momentos complicados, ella tenía esa capacidad de sacar lo mejor de mí. Pero la idea de Rob, de todas formas, seguía rondando en mi cabeza.
"Solo... no sé. No es fácil confiar en él," respondí, frotándome la nuca mientras la incertidumbre regresaba a mi mente. "Siento que siempre tiene algo detrás. Como si estuviera esperando el momento perfecto para dar el siguiente golpe."
Pero para mi sorpresa, ________ se acercó a mí y me envolvió en un abrazo cálido, inesperado, que me dejó paralizado por un momento.
-"Entiendo... No te voy a obligar a hacer algo que tú no quieres."-dijo, con una voz suave y comprensiva. Luego, se quedó en silencio por un segundo, como si estuviera buscando las palabras correctas. Cuando finalmente habló de nuevo, su tono se volvió aún más dulce-, "... Gumball, muchas gracias por escucharme. Necesitaba desahogarme un poco..."
Mi cuerpo quedó completamente rígido, incapaz de responder de manera coherente. Los latidos de mi corazón comenzaron a acelerarse a un ritmo descontrolado, y mi mente simplemente se quedó en blanco.
-"M-Mhm..."-fue lo único que pude articular, mi rostro completamente rojo, como si de repente todo el calor del mundo hubiera decidido concentrarse en mis mejillas. Estaba completamente fuera de lugar, como si mi cerebro hubiera hecho un cortocircuito, incapaz de procesar lo que estaba pasando.
«Esta chica va a ser mi perdición...» pensé, sintiendo cómo mis pensamientos se volvían un torbellino de emociones contradictorias.
POV ________:
.
.
.
El abrazo no lo había planeado de antemano. Fue algo impulsivo, un gesto sincero para mostrar cuánto apreciaba tener a Gumball a mi lado, especialmente en esos momentos en los que todo parecía tan confuso. Necesitaba un refugio, y él estaba ahí para darme ese consuelo, sin preguntas, sin juicios.
Además, al estar tan cerca de él, podía sentir los latidos acelerados de su corazón contra el mío, como si ambos estuviéramos sincronizados en esa frágil conexión que no podíamos controlar. Era imposible no notar cómo mi pecho se llenaba de una sensación cálida y reconfortante.
«Es tan abrazable... Puedo quedarme así todo el día,» pensé, con una sonrisa que me asomaba involuntariamente en el rostro.
Pero, como todo lo bueno, no duró para siempre. Gumball ya estaba al borde del paro cardíaco, lo que me hizo reír silenciosamente por lo tierna que resultaba su reacción.
Finalmente, me separé suavemente de él, sonriendo ampliamente.
-"Te sientes bien?"-le pregunté, notando cómo su rostro aún seguía teñido de rojo, como si estuviera a punto de desmayarse de la vergüenza.
Gumball abrió la boca, como si estuviera buscando algo que decir, pero no lograba articular ninguna palabra coherente. Su rostro estaba tan rojo como un tomate maduro, y lo que más me sorprendió fue la expresión de absoluta incomodidad que tenía. Parecía que iba a desmayarse en cualquier momento.
-"S-sí..."-balbuceó finalmente, intentando recobrar la compostura, pero su voz sonó como si fuera a quebrarse en cualquier segundo.
No pude evitar reírme suavemente, viendo cómo intentaba mantener la calma, mientras su cerebro seguía claramente en modo "pánico total". No era la primera vez que lo veía tan nervioso, pero había algo en esta situación que lo hacía aún más adorable.
-"Tranquilo, Gumball. No tienes que ponerte así,"-le dije en tono burlón, mientras lo miraba fijamente, disfrutando de su torpeza. Era imposible no sentir cariño por él en ese momento.
Gumball finalmente respiró hondo, como si estuviera tratando de calmarse a sí mismo.
-"Es que... tú, ya sabes... no ayudas mucho,"-dijo con una sonrisa tensa, tratando de disimular el nerviosismo que todavía lo embargaba.
Me reí un poco más, dándole un toque en el brazo como si estuviera consolándolo, aunque en realidad él era el que me hacía sentir más tranquila.
-"Lo siento, no quería hacerte sentir incómodo..."-le dije, ahora con una voz más suave, casi como un susurro. "Es solo que me siento mejor cuando estoy cerca de ti, más segura, increíblemente-"
Gumball me miró fijamente, como si no pudiera creer lo que acababa de decir. Sus ojos se agrandaron y su respiración se volvió más agitada, pero antes de que pudiera decir algo, volvió a quedarse en silencio, su mente claramente procesando las palabras que acababa de escuchar.
-"¿En serio?"-preguntó con una mezcla de incredulidad y asombro.
Yo asentí, sintiendo una extraña sensación en el estómago, una que no podía describir completamente. Algo entre la felicidad y la ansiedad.
-"Claro que sí!"
Gumball tardó un segundo en procesarlo, pero al final, se echó hacia atrás con una risa nerviosa, rascándose la cabeza.
-"Bueno, en ese caso... yo también me siento mejor cuando estás cerca."-Y su sonrisa volvió a asomarse, esta vez con algo de más seguridad.
Ambos nos sonreímos y nos quedamos en silencio, sin saber que más decir, porque lo que acabamos de decir fué muy cursi para los dos.
Entonces, Gumball decidió romper el hielo, tosiendo un poco para ocultar su vergüenza-, "Ejem... Sonará tonto- pero mañana Darwin y yo iremos al sentro comercial, te parece venir con nosotros?
-"¿¡Hay un centro comercial!?"
-"¿Sí, por q-?"
-"Cuenten conmigo!"
Listooo, otro capítulo hecho 😎.
Pensaron que este sería solo un fanfic de amor? Bueno, algo así, pero también quería agregarle una pizca de lore bien épico.
Y sobre el preguntas y respuestas, voy a dejar una dejarles esto para que pongan sus pregunta:
📭
⬆️ Ahí 😸
(Pongan algo plis 😿)
Nota: Pueden hacerle preguntas a los personajes si ustedes desean
Eso es todo, cuidense! Y feliz año nuevo!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top