Cap 33: El infierno.
Pov Remi.
- Lo prometo -
Después de esa promesa ambas volvimos a abrazarnos y Anni continuó llorando en mi hombro.
- Tranquila, guarda fuerzas para más tarde, las necesitaremos para cuando busquemos a tu madre - La console mientras le daba suaves palmaditas en su espalda.
- A todo esto, ¿como escaparenos?- preguntó Anni.
- Pues muy simple nosotras... - Me detuve en mitad de mi oración al no encontrar una respuesta. Había estado tan concentrada consolando a Anni que no habia pensado en una forma sólida para escapar siquiera.
Miré por la habitación, intentando encontrar algo que pudiera ser de utilidad. Sin embargo además de unos arapientos colchones cubiertos de suciedad y unos desagradables retretes en un estado similar. Mi visión sólo se encontró con las gruesas paredes de hormigón manchadas con toda clase de fluidos que de seguro eran de procedencia humana y cubiertas de musgo y hongos.
No podía encontrar casi nada que pudiera servirnos y la escasa iluminación de la habitación no lo hacía más fácil.
Lo único que se podían apreciar claramente entre las sombras eran la oxidada y pesada puerta de metal y la frágil figura de Rein aún acurrucada en posición fetal, tratando de fundirse con las sombras que oscurecían el rincón en el que se encontraba.
*Tock*Tock*Tock*
El reconocible sonido de pasos se pudieron oir claramente atravez de las gruesas paredes, acercandose en dirección a la puerta.
Rein tembló y lloriqueo aún más, sus lamentos y súplicas se hicieron mayores mientras ella se apretujaba contra la esquina, intentando hacerse invisible o fundirse con la pared para desaparecer de ahí.
Al escuchar cómo la persona que provocaba esos pasos se acercaba por reflejo me puse en posición de pelea y active mi habilidad. Sin embargo al instante en el que mis ojos brillaron sentí como un desagradable cosquilleo recorrió mi cuerpo acompañado de un intenso dolor que me obligó a arrodillarme. Sólo ahora note los extraños collares de metal que estaban fijamente sellados al rededor de mi cuello y del de Rein.
El collar soltó unos cuantos pitidos y una luz roja que emanaba paso a ser verde. Ahora que lo veía bien reconocía que tipo de collar era, lo había visto en películas y algunas series de crimen y policías, era un collar supresor de habilidades, unos que les ponían a los criminales demasiado peligrosos o poderosos como para dejarles usar sus poderes en la cárcel por miedo a que desaten el caos o intenten escapar.
Al comprender que intentar usar mi habilidad era inútil volví a prestar atención a la persona que se acercaba mientras hacia mi mejor intento para prepararme para lo que pudiera pasar. Cuando los pasos se detuvieron ante la puerta, una pequeña rendija en la parte de abajo se abrió.
- Perras aquí está su comida - Gruñó una voz ronca con clara burla acompañada de un nauseabundo sentido de superioridad y desprecio en su tono.
Tres pedazos de panes fueron arrojados al suelo lleno de bacterias y germenes, ni siquiera nos habían dado un plato, cubiertos o incluso un simple baso con agua para acompañar, sólo nos habían arrojado la comida al suelo de la forma más insalubre posible y esperaban que comiéramos como si fuéramos animales de granja.
Y lo peor es que ni siquiera era pan fresco o en condiciones aceptables, estaba duro y pequeños rastros de moho habían comenzado a crecer en su superficie. Era imposible que alguien aceptará comer esta mierda.
Sin embargo para mi incredulidad Rein se arrastró fuera de su esquina con timidez y gateando a cuatro patas como si fuera un perro. Una vez cuando llego tomó uno de los panes entre sus manos como si fuera el más grande tesoro de su vida antes de volver a gatas hacia su esquina predilecta para comenzar a comerlo forzosamente mientras seguía sollozando.
Una mirada de desagrado se formó en mi rostro al ver como nos trataban estos sujetos y una parte de mi se entristeció al ver una muestra de las condiciones en la que habían tenido que vivir Rein y Anni.
Aunque mi expresión cambió a una de total horror cuando note como Anni también se acercaba hacia los dos panes que quedaban en el suelo.
Ella los tomó a ambos y me ofreció uno con una sonrisa amable en su rostro manchado de suciedad.
-¿Que?¿no puedes sugerir en serio que comamos esas cosas?- Cuestioné con horror.
El rostro de Anni decayó un poco ante mis palabras sin embargo su sonrisa amable y ciertamente algo resignada no abandono su rostro.
- Ya lo sé, pero comer esto es mejor que no comer nada en lo absoluto por días - Explicó Anni mientras partía uno de los panes a la mitad y comenzaba a caminar hacia la parte de la habitación donde estaban apilados los colchones - Hay veces en las que los hombres no nos traer comida durante días, por lo que es mejor guardar un poco para después - Ella dijo mientras guardaba un pan dentro de uno de los colchones por medio de una enorme rajadura en el mismo.
Mientras pensaba en las palabras de Anni me percaté de un detalle curioso - Esperen que demonios, deben ser como las una o dos de la mañana, ¿por que demonios nos alimentan a esta hora?-
Después de soltar mi pregunta en voz alta Anni me miró con una expresión confusa.
-¿Son las una de la mañana?- Ella preguntó con sorpresa - Pensaba que estabamos en medio de la tarde -
-¿no saben que hora es?- No pude evitar preguntar con sorpresa. Sin embargo tenía sentido, no había ningún tipo de reloj en la habitación ni tampoco alguna especie de ventana o rendija por la cual podría entrar la luz. Sólo la solitaria y tambaleante bombilla que apenas y da la iluminación suficiente para volver visibles las cosas.
- Nosotras no... - Anni estuvo a punto de decir algo, sin embargo algo más la interrumpió antes de que pudiera terminar sus palabras.
¡¡¡Aaaaaaaaaaahhh!!!
Un fuerte y gutural alarido resonó con fuerza en la distancia, aunque se podía notar como el grito ocurrió a una buena distancia de donde estábamos nosotras, todavía fue tan fuerte que un poco de polvo callera desde el techo.
-¿¡Que demonios fue eso!?- Cuestioné alterada por lo que acababa de oír.
- E- ese es el monstruo - Respondió Anni mientras temblaba de miedo.
-¿Monstruo?- Exclamé en voz alta. Ante el pensamiento sobre un monstruo tuve flashbacks sobre aquella criatura que John había enfrentado en el callejón. Por alguna razón tuve un escalofrío al pensar que otra de esas cosas pudiera estar aquí. Hay por favor no me jodas. Mi situación ya es demasiado mala, no necesito más cosas de las que preocuparme.
- A- algo así siempre se escucha de vez en cuando - Dijo una voz femenina y suave, aunque mucho más madura y temblorosa que la de Anni - Es una criatura que ellos tienen encerrada, no se mucho más... aunque es terrorífica -
Me giré para ver a Rein, la peliplata había dejado de sollozar y ahora me miraba tímidamente desde su esquina.
- Oye, tú eres uno de esos superhéroes, ¿no?- Sus enormes ojos castaños con sus escleróticas rojas por las lágrimas y con una mirada al borde del colapso por lo que habían sufrido estaban fijos en mi.
Ante su pregunta acenti suavemente, disfrutando del hecho de que la peliplata hubiera salido de su mundo y se abriera un poco conmigo.
- Yo y mi compañero estuvimos averiguando sobre la organización que nos tiene secuestradas actualmente, puede que ya me hallan tomado a mi pero estoy segura de que él ya esta en camino y nos ayudará a escapar muy pronto - Aseguré con una sonrisa confiada y tranquilizadora.
- E- esta bien... ¿Por alguna casualidad no sabrás algo sobre mi?, digo, yo era la queen de agwin, de seguro debieron decir algo sobre mi en las noticias, alguien debió notar que desaparecí... ¿verdad? - Cuestionó Rein con un tono de voz desesperado y nervioso.
- Creo aver escuchado algo sobre ti en las noticias - Respondí al recordar aquella tarde en el centro comercial donde vi de reojo la noticia sobre la desaparición de una chica peliplata.
- Sabes... ¿sabes cuanto tiempo a pasado... Desde, desde que estoy aquí?-
Ante la pregunta llena de angustia de la chica respondí a sus cuestiones.
- No sabría decir bien cuanto tiempo, pero creo que han pasado unos pocos días desde que te secuestraron - Respondí después de hacer unas vagas cuentas dentro de mi cabeza.
- Unos días... sólo han pasado unos míseros días - Repitió la chica en voz alta y con una mirada abatida
mientras volvía a apretujarse contra la esquina.
- Oye, ¿estás bien?- Pregunté preocupada por su estado.
Sin embargo la peliplata una vez más se había quedado atrapada en su propio mundo y sólo se abrazaba las rodillas mientras sollozaba y murmuraba cosas que no pude entender.
Miré a la chica mentalmente destruida con pena y lástima, dios sabe las cosas terribles que esos desgraciados le habían hecho.
- Hey, ¿que es esto?- Escuché la suave e infantil voz de Anni cuestionar en voz alta sobre algo.
Me giré para ver a la niña rubia la cual miraba con curiosidad un desgarrado y amarillento trozo de papel escondido en una grieta en la pared.
Las pequeñas y frágil manos de Anni lo sacaron de su escondite, el papel se veía algo viejo y quien sabe cuanto tiempo deberia haber estado ahí.
- He estado en esta habitación por mucho tiempo sin embargo nunca había encontrado esto antes - Exclamó Anni mientras miraba el papel con curiosidad.
- Haber, déjame hecharle un vistazo - Dije mientras extendía mi mano. Anni me entrego el papel y yo lo desenrolle para ver mejor de que se trataba.
Me sorprendi bastante cuando note palabras legibles en el papel. Al parecer esta era una nota o carta escrita por alguien que también estuvo atrapado aquí.
Miré con extrañesa las letras que parecían aver sido escritas toscamente y con un extraño material marrón. Tarde un tiempo en comprender de que se trataba de excremento humano. Tuve que contener una mueca de asco y evitar soltar el papel, sin embargo le obligue a mi misma a seguir tratando de averiguar que es lo que estaba escrito en el mientras contenía las náuseas por el asco.
La poca iluminación de la habitación junto con las desordenadas palabras que habían esparcidos por el papel hicieron algo difícil poder comprenderlas. Sin embargo con algo de esfuerzo pude leer los garabatos.
Hola, seas quien seas, mi nombre es Carla, fuí secuestrada por este grupo de lunáticos desde hace... Dos o tres meses... ¿creo?, en realidad no lo sé, es muy difícil medir el tiempo en este sitio.
Fuí secuestrada mientras iba caminando hacia la casa de una amiga para una pijamada. La calle estaba desierta y estaba muy oscuro cuando una camioneta se interpuso en mi camino y dos hombres enmascarados me arrastraron dentro. Por lo tarde que era y lo poco transitada que era la calle supongo que no habría testigos ni cámaras de seguridad por esa zona, por lo que creo que la policía tendrá un trabajo muy difícil para encontrarme.
En fin, supongo que eres otra pobre chica atrapada en este infierno como yo y no uno de los guardias que ha encontrado esto... espero...
Si todavía no has sido violada te aconsejo que cuando pase pongas tu mente en blanco, no pienses en nada, desconéctate de la realidad lo mejor que puedas, cuenta las grietas en el techo, sumérgete en tus recuerdos más felices, cualquier cosa menos concentrarte en lo que está pasando. Créeme, será mejor para tu cordura.
Aunque sería raro si todavía no te han puesto un dedo encima nada más entrar, ellos siempre esperan con ansia a las chicas nuevas por que no están sucias, desnutridas, o enfermas al punto de parecer cadáveres como las que llevan más tiempo aquí.
Cuando apenas llegue me violaron siete hombres. Termine inconsciente y cuando desperté quería morir. Vivimos peor que animales, la comida que nos dan es una misería y ni hablar de las infecciones o las enfermedades.
Probleblemente tú también tengas ganas de suicidarte y acabar con este tormento. No te culpare si lo haces, incluso la idea misma se me cruzó por la cabeza más de una vez. Cuando pierden las ganas de vivir, lo único que buscan la mayoría de las chicas aquí es acabar con sus vidas para ya no tener que soportar más de esto, las he visto suicidarse de todas las formas posibles. Una de ellas usó las pocas fuerzas que le quedaban para ir a uno de los extremos de la habitación y luego correr con todo lo que podía hasta legar al otro extremo para luego chocar su cabeza contra la pared, esto lo hizo algunas veces hasta que su cráneo se rompió, otra le tuvo que pedir ayuda a otra chica para matarse por que no podía sola.
Pero tranquila, si has encontrado esto todavía hay una pequeña esperanza de escapar de este lugar y llamar a las autoridades.. por lo menos para ti.
Verás. Mi habilidad consiste en poder desintegrar todo lo que toque a un ritmo lento, aunque sólo puede afectar el material inorgánico. Por lo que además de desintegrar la ropa de mis oponentes para dejarlos desnudos era inútil en el combate.
Como ya lo abras notado las más poderosas de nosotras o las que tienen habilidades problemáticas poseen un collar de metal alrededor del cuello. Este tiene la función de inhabilitar nuestros poderes para que no podamos escapar.
Sin embargo un tipo daño mi collar por accidente. Tenía el fetiche de asfixiarme al apretar con fuerza mi cuello con sus grandes manos mientras me violaba. Al parecer él dañó el collar sin darse cuenta y ahora puedo usar mi habilidad sin restricciones.
He estado escarbando un pequeño túnel con mi habilidad para escapar de aquí, lo he estado haciendo justo al lado de la parte de la habitación donde estan los retretes he incluso he logrado mover uno para tapar el hoyo, el túnel es tan estrecho que apenas puede caber una persona, pero servirá. No sé exactamente hasta donde he podido llegar, sin embargo estaba convencida de que esta noche podría escapar.
Espero que esta información te sea de ayuda por que creo que yo no lo lograré.
Justo cuando me preparaba a usar las pocas fuerzas que me quedaban para huir fuí llamada para complacer a esos bastardos. Fuí violada por doce personas esta vez, me mantuvieron casi cinco horas sin parar y me apalizaron cuando ya no podía más y estaba por perder el conocimiento.
Pero podía haber salido mejor. De no ser por que entre ellos había un gigante músculoso de casi dos metros que me violó salvajemente con su habilidad activada. Ese bastardo me rompió la pelvis, no puedo caminar y me estoy desangrando desde mi partes íntimas. Además creo que me han o dañado algun órgano o arteria y ahora tengo un sangrado interno.
Quería tanto volver a casa, no soporto más de esto, y pensar que discutí con mi madre antes de escaparme de mi casa por que ella no quería que fuera a esa pijamada e incluso le dije que nunca más quería volver a verla y que la odiaba. Lo siento mamá, lo siento, no lo dije en serio, juro que no lo dije en serio.
Siento como cada vez tengo más frío, mi cuerpo se siente demasiado pesado y apenas tengo fuerzas para escribir, mis heridas duelen cada vez menos y ahora tengo mucho sueño. Sé que estoy muriendo pero no quiero que pase.
Quiero volver a casa y volver a ver a mi familia, abrazarlos y pedirle perdón a mi madre y decirle lo mucho la quiero. Quiero volver a jugar con mi hermanito y pasar el rato con mis amigas, quiero tanto volver a mi vida normal.
No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir, no quiero morir...
Después de que terminara de leer la nota sentí un aura de pezades similar a recibir un baldazo de agua fría en la espalda envolver mi cuerpo.
Me había quedado congelada y no sabia que hacer, sentía como si todo mi cuerpo hubiera sido sumergido en una tina llena de hielo.
-¿Es una carta verdad?- La voz de Anni me sacó de mis pensamientos pesimistas relacionados con la pobre chica que tuvo que sufrir atrapada en este infierno.
Miré a la niña rubia con una mirada complicada mientras ella me dirigía una mirada cansada y extrañamente comprensiva, como si se hiciera a la idea exactamente acerca de que iba esta carta.
La mirada de Anni me preocupo, esa no era la mirada de una niña cuyas únicas preocupaciónes eran comer cuantos dulces pudiera, jugar con sus amigos, y hacer los deberes de la escuela. Esa era la mirada de una niña que había visto lo peor que este mundo tenía por ofrecer; la mirada de una niña a la cual le habían arrancado y pisoteado su inocencia y eso me perturbó.
-¿Es un último testimonio?- Ella cuestionó.
-¿Que?- Pregunté confundida al no entender.
- Algunas chicas hacían eso, antes de sucumbir escribían sus últimas palabras con sangre o excremento en algún papel o en las propias paredes o el suelo. Con la esperanza de que alguien algún día les pasará sus despedidas a sus familias - Explicó Anni mientras miraba hacia las paredes con una mirada nostálgica. Cómo si viera fantasmas de un pasado que sólo ella conocía.
Ahora que ella lo mencionaba, si miraba bien y con detenimiento podía notar que había garabatos en las paredes, casi todos eran despedidas donde decían cuando amaban a sus familiares y amigos junto a las firmas de sus nombres. Otros simplemente eran rallas gravadas en las paredes que contaban el tiempo que quien sea que las hubiera escrito estuvo aquí.
- Extraño a las otras sabes - Escuché la suave voz de Anni a mi lado. Me giré para verla, sus ojos reflejaban tristeza y nostalgia mientras alternaba su mirada entre la media docena de colchones en mal estado esparcidos por el frío suelo junto a los diversos nombres en la pared.
- Antes había más chicas, yo era la más pequeña de todas y siempre había una que me suplantaba cuando llamaban a alguna de nosotras - Ante la confesión de la pequeña, me agache y le preste total atención mientras dejaba que ella se abriera conmigo.
- Sin embargo todas ellas fueron callendo con el tiempo: algunas nunca más volvían cuando eran llamadas, otras volvían tan golpeadas que apenas eran reconocibles mientras que otras se enfermaban... Cuando se dormían y ya no despertaban mi mamá me decía que sólo estaban muy cansadas y estaban descansando... Sin embargo yo sabia que en verdad... estaban muertas - Unas pequeñas lágrimas comenzaron a deslizarse por las sucias y manchadas mejillas de Anni mientras ella contaba este relato.
- Después mi madre también fue llevada y nunca más la volví a ver - Anni dejo escapar un pequeño sollozo ante la vista de la pobre niña destrozada emocionalmente, quizá por simpatía o por mi instinto materno tuve la inmensa necesidad de cuidarla y protegerla de todo lo que quisiera dañarla.
- Al final, la última chica que quedó conmigo después de que se llevarán a mi madre robó una gran cantidad de unos extraños caramelos y se los comió antes de dormir, al día siguiente tenía espuma en la boca y no se despertaba - Mientras ella terminaba de hablar puse una mano en su hombro para consolarla mientras la acercaba hacia mi para otro abrazo.
- Tranquila, ya he encontrado una forma en la que podremos escapar. Tú puedes estar tranquila, te reuniras de nuevo con tu madre muy pronto - Dije mientras acariciaba su espalda para calmarla.
- Estaré a tu lado hasta que salgamos de aquí y te protegere con mi vida - Aseguré con una sonrisa mientras limpiaba una lágrima traicionera del ojo derecho de Anni.
- Yo también quiero unirme al plan - Nos interrumpió una conocida voz proveniente de una cierta peliplata.
Me giré para ver a Rein. La peliplata aún estaba temerosa y llena de miedo. Sin embargo el deseo desesperado por escapar se podía ver en sus ojos.
- Esta bien - Le aseguré a Rein con una sonrisa - Las tres saldremos de aquí y... -
*Tock*Tock*Tock*
Justo cuando estaba por hablar, al igual que hace un rato un fuerte sonido de pisadas se escuchó acercarse hacia aquí desde el otro lado de la puerta.
Toda la valentía que Rein había reunido para hablarnos se esfumó de un instante al otro. Al igual que la anterior vez ella se acurruco contra la pared mientras se encogía sobre si misma apretando sus rodillas contra su cabeza con fuerza y sollozaba incontrolablemente.
Cuando las pisadas se detuvieron frente a la puerta. En lugar de que la escotilla de abajo se abriera como la otra vez, un chillante sonido provino de la pesada puerta de metal cuando está comenzó a abrirse.
Al instante en el que comprendí que quien sea que fuera el que estaba del otro lado quería entrar me puse en frente de Anni, escondiendola con mi cuerpo.
- Oigan perras es la hora de que una de ustedes divierta a alguno de los peces gordos - Exclamó la nauseabunda voz de un hombre en mediados de los cuarenta cuando la puerta fue abierta.
El hombre era algo alto y robusto, a diferencia de todos los que habíamos visto antes este no llevaba máscara por lo que sus ojos zafiro, cara ancha, su cabeza rapada junto a su frondosa barba castaña y una sicatriz en su ojo derecho eran perfectamente visibles.
Si bien este tipo no era un gigante ni nada por el estilo su tamaño significaban malas noticias para mi, ya que sin mi habilidad podría someterme únicamente con su fuerza bruta.
El hombre famfullo con diversión al verme intentando proteger a Anni antes de barrer la habitación con sus ojos. Sentí su sucia mirada vagar sobre todas nosotras. Viéndonos a todas cómo si fuéramos un simple trozo de carne el cual elegir en una carnicería.
El hombre nos dió una breve mirada a las tres, decidiento a la cual llevar. Hasta que sus ojos se posaron en mi.
Sentí como mis pulmones se saltaban un respiro al ver sus ojos maliciosos llenos de lujuria mirarme, sin embargo recobre mi postura defensiva y fulmine a hombre con la mirada.
Anni estaba justo detrás y ella dependía de mi, no importa que pase, no dejaré que ella corra peligro
Sin embargo al hombre no pareció molestarle mi comportamiento rebelde y desafiante, de hecho parecía verlo como algo bastante divertido.
El hombre rió entre dientes mientras me miraba para luego lamerse los labios antes de hablar.
- Oye, chica nueva, es hora de tu debut -
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