Capítulo 6

Después de haberla presentado ante su amigo, como su novia, Edrick se prometió a sí mismo no volver a llevarla a algún encuentro que tuviera con alguna amistad, solía ser tan parlanchina que le resultaba molesto. Sin embargo, a pesar de todo, logró que la chica olvidara preguntarle nuevamente su nombre, y es que claro, él se lo podía decir sin dificultad alguna, pero quería saber hasta dónde llegaba el grado de distracción e ingenuidad que la chica poseía, ¿quién no le pregunta al chico que será su novio cuál es su nombre? Sólo la castaña de nombre nórdico, seguramente.

Y es que por muy impresionante que pareciera, pese a el carácter que Idunn poseía y el gran orgullo que mantenía, la seriedad de la que podía hacerse y cuanta cosa la hiciera ver madura o enojada, la chica era verdaderamente distraída. Aquello no sólo le causaba cierta gracia, sino también molestia, porque parecía que no podía concentrarse, aunque por lo poco que había ido descubriendo de ella en el tiempo que llevaban de estar conversando gracias a los videojuegos, ella prestaba toda su atención cuando era necesario y podía ser tan obstinada al momento de negarse a olvidar algo. Pero al parecer, recordar que debía saber el nombre del que ahora era su novio, no le causaba gran interés, cierto grado de curiosidad sí, pero esta se desvanecía al querer saber otra cosa del chico de mirada de color indescifrable.

Después de haber hablado con su padre y mostrarle una foto de su nueva "novia", Edrick subió a su habitación, pensando en cuál sería su siguiente jugada, el hombre de mirada gris que portaba el papel de padre y en algunas escasas ocasiones de madre, había lanzado su pieza y se estaba posicionando por delante de él, eso era lo que él pensaba, aunque claramente el juego sólo se trataba de ver quién de los dos era capaz de mantener una relación por más tiempo.

   —¿Una cena romántica? ¿En serio, papá? —Se decía para sí mismo, dentro de su habitación—. Tengo que pensar en el siguiente movimiento.

Mientras el chico pensaba en su próxima jugada, Idunn mantenía una conversación fuera de lo normal con sus padres, aunque claro las conversaciones con ellos rara vez solían ser normales o estar dentro de los parámetros de lo común, eso decía ella.

   —Entonces, ¿nos dirás el nombre de tu novio? —preguntó su madre.

   —Ya les he dicho que no.

   —Vaya que hemos sido estúpidos —añadió su padre—, el chico ese ha estado una buena parte de la tarde con nosotros y no le hemos preguntado lo más importante.

   —Ven que no ha sido mi culpa —se encogió de hombros la castaña—, entonces ¿ya puedo retirarme?

   —Quiero que nos cuentes sobre él.

   —Mamá, él sólo es un reto, uno que ustedes me han impuesto. No lo tendría de no ser por eso.

   —Ay —soltó desanimada la mujer—, no me digas que no te llama ni una pizca de atención, el chico es atractivo, ¿no lo crees cariño? —Dio un leve codazo a su esposo.

   —Tu mamá tiene razón, el chico no está mal, ciertamente no tiene la belleza que yo poseo, pero algo es algo —las chicas soltaron una risa ante aquel comentario—, mis nietos serían hermosos.

   —Papá —dijo seriamente—, ambos sabemos que eso no sucederá, recuerden —Su tono era de molestia— todo esto es un reto.

   —Cariño, no te molestes —intervino su madre—. Sabemos que esto es un reto, porque tú no te enamoras y todo eso, pero ¿y si resulta gustándote él? O bueno, llegas a sentir algo más que atracción, porque segura estoy, que si lo has elegido a él para esto, es porque te atrae.

   —Mamá —renegó—, no. Eso implicaría romper corazones, ¿no son conscientes de eso?

   —Claro que sí —añadió su padre—, pero en la vida está bien que experimentemos lo que es un corazón roto, algunos hemos vivimos una, dos o muchas veces.

   —¿Ustedes tuvieron el corazón roto?

   —¡Sí! —afirmaron ambos al mismo tiempo.

   —Hasta que encontramos el amor correspondido —dijo su madre.

   —Ese que todos merecen.

   —¿Todos? y si es tan correspondido...¿por qué se va? —inquirió la castaña.

   —A veces nuestro amor correspondido no permanece en nuestra vida y nunca sabrás la respuesta del porqué, pero sí conocerás lo que significa haber amado y ser amado de verdad.

   —Ya mucho de eso, igual no pasara, no conmigo.

   —Ay, eres una niña realmente difícil —Se quejó su padre.

   —Ustedes me educaron, son los responsables —contestó.

   —Tú te desviaste, eso pasó —contrapuso la madre.

   —¿¡Desviarme!? Yo sólo he hecho lo que la vida me ha presentado.

   —Ya ves, tú lo has dicho, la vida te desvió —bromeó su papá—, sea como sea te has alejado de las enseñanzas que te dimos sobre el amor. Eres muy incrédula a él y no lo entendemos, te hemos demostrado que hay amores por los que vale la pena luchar, que son duraderos y verdaderos.

   —Sé que todo eso es verdad, sin embargo, no lo es en todos los casos. Y quizás, yo pertenezco a ese porcentaje.

■■■

   —¿Quién es él? —preguntó el chico desde el otro lado.

   —¿Quién?

   —No te hagas la boba, bueno, más de lo que ya eres.

   —Elliot, no es necesario que me ofendas.

   —Entonces contesta mi pregunta, no has dicho nada, hemos hablado en el grupo y has ignorado cada mensaje en los que Young-mi y yo hemos preguntado por ese sujeto. Se ve mayor que tú.

   —Sí, es mayor que yo.

   —Si no me hablas de él, igual mañana nos veremos y tendrás un interrogatorio. ¿Qué tan mayor? —cuestionó.

   —Amigo, tranquilo. Lo necesario, mis padres le conocen —lo dijo con cierta satisfacción para callar al moreno.

   —¿Qué? —preguntó con asombro— ¿Tus padres? Idunn, ¿por qué yo no sabía nada?

   —Haremos algo, ¿te parece?

   —Te escucho.

   —Mañana al receso pueden preguntar todo lo que quieran, ¿sí?

   —De acuerdo. Pero dile eso a Young-mi, que la tienes llena de preguntas.

   —Ok, ¿hablamos mañana?

   —Dale, descansa diosa.

   —Tú también, rulitos.

■■■

Terminaron la llamada, para Elliot aquella situación era extraña, principalmente porque Idunn no había hablado nada sobre estar ligando con alguien, mucho menos que sus padres estuvieran al tanto de ello. ¿Por qué sus padres sí, pero él no? Una respuesta bien justificada tendría que darle para que él pudiera creer esa excusa del porqué desconocía sobre ello.

●●●

La hora de receso había llegado y hasta ahora Idunn había tratado de evitar a sus amigos, quienes en los momentos en los que compartían espacio juntos, buscaban la manera de sacarle algo de información. Ella se había mantenido firme, sin decirles nada, no pensaba decir las cosas dos veces.

Había hablado con su mamá sobre algo que pudiese decir frente a los demás respecto a su novio y aunque no había hablado con Edrick desde que la dejó en su casa, no tenía problema con diferir ante la forma de contar cómo se había dado su relación. Lo habían contado juntos dos veces, con sus padres y su amigo.

Recordando aquello, se percató que nuevamente había fallado, no le había preguntado al chico su nombre, «Definitivamente, eres una mensa», se dijo mientras caminaba al punto de encuentro con sus amigos.

   —¿Estás lista para una historia increíble? —preguntó el castaño, al ver que Idunn se acercaba.

   —Eso seguro —apoyó la pelinegra.

   —¿Por qué tanto afán por saber la historia? —interrogó la de mirada ámbar.

   —Eres nuestra amiga.

   —Casi hermana —interrumpió el chico.

   —Exacto —confirmó la otra chica—, no nos parece justo que no nos hayas contado que: 1, estabas ligando con alguien; 2, el momento en que te hiciste novia; 3, el tremendo bombón que tienes como novio.

   —No apoyo el número tres, pero el resto sí.

   —Bien, yo les cuento —habló Idunn—. Iniciamos nuestra relación el viernes...

Se dirigieron a la mesa donde solían estar siempre, estando en el punto, la castaña comenzó a narrar la historia que había creado, aunque realmente no había mucho que agregar o qué quitar. Se habían conocido gracias a aquel torneo y el chico comenzó a hablarle con intención de fastidiarle la existencia y ambos habían sentido aquella atracción, de manera que habían decidido iniciar una relación. Era claro que había omitido los detalles del reto y cosas relacionadas a eso.

   —¿Te sentías atraída de alguien a quien no conocías? —preguntó incrédulo Elliot.

   —Pues... sí —mintió.

   —Eso es muy tonto —cuestionó.

   —¿Y? Déjala, es su historia de amor —habló la asiática.

   —Igual, no salió tan mal —dijo Idunn.

   —¿Entonces? ¿Por qué lo saben tus padres?

   —Porque ellos interrogaron con quién solía hablar, cuando tú y yo nos distanciamos.

   —¿Y sólo con él hablabas?

   —Young-mi puede asegurarte que con ella no hablaba demasiado, ¿no es así? —observó a la otra chica, quien asintió—. Hablaba con él y otro amigo que se ha vuelto mi pareja de juego.

   —¿Y el otro también es un desconocido?

   —Hasta ahora sólo hemos hablado por llamada.

   —Se te da bien eso de hacer amistades o relacionarte con desconocidos —dijo serio.

   —Y a ti ser un hermano celoso y fastidioso —contraatacó.

   —Miren a quién tenemos por aquí —hablaron detrás de la castaña—, la ridícula que de seguro algo ha de estar pagando para que el chocolatito que vino ayer, la llevara en su auto.

   —Irina, deja de molestar —pidió Young-mi.

   —Cállate —ordenó—, que esto no es asunto tuyo.

   —¿Qué quieres? —preguntó Idunn.

   —Cuéntanos, ¿cuál es tu secreto?

   —¿Qué es esto? Irina, ¿tienes envidia? —inquirió Elliot.

   —¿Es que acaso ustedes no entienden que este tema no es con ustedes? Y, por favor Elliot, ¿envidia de este monstruo?

   —No la llamas así —dijo furioso y levantándose de su puesto.

   —¿O qué? ¿Me vas a pegar?

   —No, nadie te va a pegar, una vez la basura es desechada, ya no se hurga en ella. Y tú no eres bienvenida con nosotros y mi novio ya te ha dicho que tampoco le interesa conocerte, ¿o quieres que te lo repita nuevamente?

Los amigos se pusieron de pie y se marcharon de donde estaban, Irina podía resultar una molestia mayor a la que ocasionaba a veces Edrick hacia Idunn. Todos sabían que aquella chica se consideraba el centro de atención de todo el instituto, nadie se atrevía a darle batalla, nadie excepto Idunn y sus amigos. Quienes venían tratando con el espantoso y pesado carácter, más la actitud podrida que poseía la pelinegra, desde hace mucho tiempo atrás.

A pesar del pequeño acontecimiento con la otra chica, los tres pasaron de forma tranquila su estancia en la escuela. Debían realizar un proyecto, a pesar de no compartir un solo curso entre todos, coincidían en un taller y este les permitía estar un rato juntos algunos días de la semana. Siendo el taller de teatro muy amplio, se ofrecieron como voluntarios para poder ayudar con las escenografías y al ver el entusiasmo que los tres poseían, el profesor a cargo, les dejo ser parte de él.

   —¿Hoy si podemos ir a tu casa? —preguntó la pelinegra.

   —Sí, ¿nos vamos? —dijo al ver llegar a su amigo, quien sólo asintió.

   —Nina irá con nosotros, ¿hay problema?

Ambas negaron y salieron del establecimiento, la otra chica ya estaba esperando a su novio y con una sonrisa tímida y apenada, saludó a las amigas de este.

   —¿Listas? —todas asintieron—, sólo que tendremos que ir caminando, no he traído el auto, está en el taller.

   —Entonces, a caminar se ha dicho —motivó Young-mi.

   —Esperen —interrumpió Idunn.

   —¿Qué pasa? —preguntó su amiga.

   —No puede ser —susurró.

   —¿Estás bien, Idunn? —inquirió el castaño.

   —Sí —contestó con un tono casi inaudible.

   —¿Nos vamos? O...

   —Creo que sé a qué se debe su estado —dijo la chica interrumpiendo a su novio y viendo hacia el estacionamiento.

   —Ahora vuelvo —se alejó de sus amigos y caminó a paso apresurado a donde estaba el chico de mirada indescifrable.

Con una sonrisa de satisfacción, dejó caer el pie que reposaba sobre el neumático del auto y aunque ella se veía molesta y sorprendida, él la tomó por sorpresa depositando un beso en su mejilla.

   —¿Qué estás haciendo?

   —¿No es obvio? Vengo por mi novia.

   —Tendrías que avisarme.

   —¿Para ser un buen novio tengo que avisarte? ¿Serlo sólo cuando quieras?

   —Eh...

   —Calla, ve a despedirte y nos vamos.

   —Espera —dijo ella cuando él dio la vuelta.

   —¿Qué pasa?

   —Tengo que hacer un trabajo con mis amigos.

   —Ok, en ese caso, que te vaya bien —dijo alejándose hacia la puerta del piloto.

   —Escúchame —pidió, cuidando que nadie escuchara—, lo haremos en mi casa. ¿Nos llevarías? Por favor.

   —¿Crees que soy tu chófer? Estás equivocada, novata.

   —Por favor —hizo un puchero.

   —No me convencerás haciendo caras feas —dijo subiéndose al auto.

   —Haré lo que tú quieras —dijo a las cansadas y él bajó el vidrio del copiloto.

   —Perfecto, ve por tus amigos, no vayan a ensuciar mi auto —su tono era de advertencia.

A diferencia del día anterior, Edrick vestía con otro tipo de colores, un jeans azul, una playera naranja y deportivas azules con blanco, sin lentes y chaqueta, Idunn admitía para sí misma, lo que no haría frente a su madre, aquel novio falso era verdaderamente atractivo.

Fue al encuentro con sus amigos, quienes al igual que el resto que estaban fuera, la veía con intriga y duda. Había dejado su mochila en el auto del chico, por lo que también las miradas de sus amigos eran de desaprobación.

   —¿Hoy tampoco se podrá? —preguntó Elliot y Nina le propinó un codazo.

   —Vámonos, él nos llevará —dijo sin verlos directamente.

   —¿Cómo? —dijo la asiática.

   —Vino por mí, pero le he dicho que tengo tareas que hacer, así que él nos llevará a mi casa.

La castaña camino nuevamente de regreso al auto, pero su recorrido se vio interrumpido por el mosquito que desde la hora de la refacción andaba con intención de fastidiar el día.

   —Idunn, cariño... ¿no te da pena que ese chocolatito te vea así de ridícula como andas?

   —Irina, vete.

   —¿Disculpa?

   —¡Que te vayas he dicho! —exclamó.

   —A mí no me hablas así —dijo aproximándose y tomándola del cabello.

Ambas estaban tironeando de su cabeza, y los presentes se habían encargado de formar rueda para ser testigos de aquel acto. Idunn aparentaba ser una chica tranquila, aunque realmente lo era, pero si alguien le molestaba era capaz de dejar su huella en el rostro de la otra persona.

Fue justo en el momento en que Idunn dejó a la pelinegra en el suelo, que la voz ronca hizo que el resto de voces dejara de motivar aquel hecho.

   —Vaya, ¿es que acaso así pretendes impresionar hombres? —preguntó con tono burlón.

   —¡Ves, perra! —expresó Irina, con el labio ensangrentado— El chocolatito está viendo lo corriente que eres.

Idunn estuvo por irse encima de ella nuevamente, pero unos brazos la tomaron de la cintura. Y sus amigos, que hasta ahora no la habían podido sostener, sólo trataban de calmarla.

   —No lo digo por Idunn —habló el chico—, sino por ti. La escena fue clara, has sido tú quien se ha ido por mi novia, ella sólo se defendió.

   —Uhh —soltó la multitud al mismo tiempo.

   —Nos vamos, cariño —dijo viendo a la castaña sin apartar su mano de la cintura.

Todos quedaron atónitos ante aquel suceso, hasta el mismo Edrick se encontraba sorprendido, no sólo por el actuar de la novata, sino también por su propia actuación, había sido todo un buen novio.

Se adelantaron al auto y ahí examinó el rostro de la chica, que por ahora se veía rojo y seguramente al día siguiente presentaría algunos hematomas.

   —¿Por qué te metiste? —preguntó ella.

   —Te he dicho que me mantengo ocupado —dijo—, no pretendía perder tiempo viendo a dos niñas que se pelean por cosas estúpidas.

   —No somos niñas —torció los ojos—, a parte ella comenzó con sus insultos y quería pelear por ti, chocolatito —dijo burlona.

   —No me molesta el apodo —dijo sin importancia—, no lo dice alguien de interés en mi vida. Llama a tus amigos.

   —¡Chicos! —gritó desde el auto, mientras él rodeaba el mismo.

   —¿Qué les dirás a tus padres? —cuestionó él con la mirada fija al frente.

   —Que hemos peleado con Irina.

   —¿Y ya?

   —No, tengo que inventar algo, tú sigue la corriente.

   —Ok —no habló más.

   —Una pregunta —él hizo un gesto para que hablara—, ¿me dirás tu nombre?

   —Eres altamente distraída, eres mi novia y no sabes mi nombre.

   —Por eso lo pregunto ahora —dijo viendo que sus amigos se acercaban.

   —Hasta ahora.

   —Permiso —interrumpió la asiática, subiendo al auto seguida de la otra pareja.

   —Adelante —respondió él.

   —Ella es Nina —dijo el de rulos.

   —Un gusto —contestó viendo a través del retrovisor.

   —El gusto es nuestro —intervino Young-mi, haciendo una pausa para que él se presentara.

   —Edrick —soltó e Idunn le volteó a ver.

El chico sólo dejó escapar una pequeña sonrisa y dio inicio a su recorrido. Los amigos mantenían una conversación, sobre lo que había sido de su día y lo asombrosa que se había visto Idunn contra Irina, también pidiendo disculpas por no interrumpir la disputa, pero el resto de estudiantes no les habían dado la oportunidad de detenerlas.

   —¿Tú a que te dedicas? —preguntó Nina, dirigiéndose a Edrick, quien había estado callado hasta entonces.

   —Estudio.

   —¿Qué estudias? —interrogó el otro chico.

   —Arquitectura.

   —¿Y cuántos años tienes? —cuestionó ahora Young-mi.

   —¿Todos son iguales? —soltó él, viendo a Idunn.

   —¿Sobre?

   —Preguntan mucho —dijo sin tapujos.

   —¿Está mal? —preguntó Elliot.

   —Tantas preguntas suelen ser irritantes.

   —¿Malas experiencias? ¿Cómo que hayas sido detenido y eso? —el moreno estaba exagerando.

   —Te sorprendería saber lo bien que están mis papeles e historial —contestó—. No es esto un interrogatorio para que me estén llenando de preguntas.

   —Perdona —dijo la pelinegra—, es que nos emociona saber y conocer al novio de Idunn, es tan increíble.

   —¿Ajá? ¿Por qué debería serlo?

   —Eres como... su primer novio —confesó el chico y la castaña le dio una mala mirada desde el asiento de adelante.

   —¿Primer novio? Vaya, eso es interesante —hizo una pausa—. Eso me da una idea.

   —¿Qué cosa? —soltó inmediatamente Idunn, que lo veía con intriga.

   —¿Todos aquí tienen pareja? —preguntó Edrick y todos asintieron— ¿qué les parece si mañana salimos todos a cenar? Claro, si no tienen ningún inconveniente, se ponen de acuerdo y que Idunn me avise cómo quedan las cosas.

   —Me parece muy buena idea —dijo Elliot.

En el transcurso del camino Edrick participó ciertas veces en la conversación que sostenían los demás, mientras que Idunn a pesar de estar al tanto de lo que hablaban, pensaba en el nombre de aquel sujeto que tenía por novio. No era un mal nombre, hacía juego con él, un físico que era atractivo junto con una personalidad un tanto molesta, pero atrayente hasta cierto punto, su nombre igual llamaba la atención.

Comenzó a divagar respecto a su novio, sabía que el chico era un egocéntrico de alto nivel, pero debía admitir que le llamaba la atención y aquello hizo que pensara en él para llevar a cabo el reto que sus padres le habían impuesto. Ciertamente, estaba el otro sujeto, ese con el que solía hablar todas las noches, el que se había convertido en su pareja de juego y aunque, creía llevarse de mejor forma que con Edrick, el otro chico no había despertado el interés que JustMe, había logrado levantar.

   —Idunn, ¿bajarás? —preguntó Young-mi.

   —Claro —respondió, regresando a la realidad y dándose cuenta que ya estaban frente a su casa—, ahora voy. ¿Entrarás? —preguntó cuando sus amigos se alejaron.

   —No lo iba a hacer, pero quiero escuchar cuál será esa fantástica historia que le contarás a tu madre, sobre tus golpes.

Ambos salieron del auto y como un buen novio, al posicionarse al lado de la castaña, le tomó la mano. Su madre en el pequeño recibidor escuchaba las historias de los jóvenes que habían entrado minutos antes. Incluyendo, el gesto tierno que Edrick había tenido con Idunn, al llevarla a su auto y revisar que estuviera bien.

Todos tomaron asiento en la sala del hogar y después de repartir las bebidas respectivas a todos los presentes, Idunn comenzó a narrarle la historia de lo ocurrido en la escuela. El chico de ojos grisaceos sólo observaba con diversión los gestos y mentiras del relato que daba a conocer la castaña. Después de aquel acto, el señor de la casa había llegado y los jóvenes decidieron que se pondrían a trabajar en los proyectos que debían entregar para la obra de teatro que presentaría la escuela, Edrick por su parte se despidió de los padres de la chica y de ella, agradeciendo la atención recibida y pensando en las ocurrencias de la novata que tenía como novia.

Aquella noche, Edrick pensaba que la cena con los amigos de la castaña, había sido una buena idea, quizás podría habérsele ocurrido algo mucho mejor, pero si su padre seguiría dando jugadas como la anterior, él tenía que prepararse y mantenerse en guardia.

   —¿Por qué tan pensativo? —preguntó el hombre de mirada gris— ¿es que acaso piensas en la chica, esa que se llama... —Hizo una pausa al no recordar el nombre de la castaña.

  —Idunn —completo el joven—, ¿por qué debería estar pensando en ella?

   —Pues porque es tu novia, ¿no?

   —Es un juego.

   —El juego es que tengas una novia y la trates como todo un caballero, siendo todo un galán enamorado.

   —Toda esa actuación se va a la mierda cuando entro por esa puerta —Señaló hacia la calle.

   —¿Y cuando la traigas a casa?

   —Bueno, se acaba cuando no tengo ningún contacto con ella o todo lo relacionado a su persona.

   —Bien, ¿y ya conociste a sus padres?

   —Ajá —dijo sin importancia.

   —¿No le contarás a tu padre cómo te fue?

   —¿Desde cuándo esta conversación se volvió de padre a hijo y no de Dick a Edrick? —cuestionó.

   —Ay, ¡vamos! —respondió el hombre—. Siempre es de padre a hijo.

   —Un padre no le propondría un juego donde deba tener una novia, a su hijo.

   —La relación padre e hijo entre nosotros nunca ha sido común, eso lo sabes.

   —Buen punto —contestó.

   —Entonces —hizo una pausa—, ¿cerveza? —propuso y el otro asintió—. Empieza a contarme todo, y de paso, acordamos cuándo la conoceré.

Aunque Dick solía tener problemas con el alcohol, en ocasiones acostumbraban beber un poco entre ellos, sin salirse de los límites. Edrick sabía que, a pesar de todas las cosas que ocurrieran entre su papá y él, aquel hombre sólo había buscado la manera de cubrir el vacío que una madre ausente dejó, tanto en el pequeño hijo, como en él.

Más tarde se estaba conectando al ordenador, dispuesto a jugar por el resto de la noche. No pretendía hacer nada al siguiente día, por lo que se dedicaría a jugar, más que todo por el torneo al que se había inscrito. Antes de dar inicio el evento, revisó su buzón de mensajes y ahí estaba el de ella:

■■■

ValkiriaEira: ¡Hola, fastidio! Te traigo noticias para la reunión de la cena. Esa que tú propusiste.

JustMe: Novata.

ValkiriaEira: Antes de todo...

JustMe: Sin rodeos, por favor.

ValkiriaEira: Este...

JustMe: .

ValkiriaEira: Así que... ¿Edrick?

JustMe: Ajá.

ValkiriaEira: ¿No dirás nada?

JustMe: ¿Debería? Es mi nombre, me lo sé de sobra. ¿Qué quieres que te diga?

ValkiriaEira: En serio eres tan fastidioso y molesto.

JustMe: Lo dices mucho. ¿Lo que me ibas a decir? Tengo un torneo en breve.

ValkiriaEira: Te detesto.

JustMe: Es mutuo.

ValkiriaEira: ¿te parece a las 7:30?

JustMe: Bien, paso por ti.

ValkiriaEira: Oki, Edrick El Fastidioso.

Aquel comportamiento lo sacaba de quicio, la chica podía ser tan infantil en ocasiones, no la culpaba, la intención que él tenía con ella desde el principio era molestarla y ella por su parte, sólo solía enfadarse o por lo mucho, contraatacar con cosillas tan minúsculas.

JustMe: Bueno, novata boba.

ValkiriaEira: Suerte en tu torneo, iré a dormir, ya sabes, la escuela.

JustMe: Descansa.

ValkiriaEira: Tú igual, cuando puedas "chocolatito".

JustMe: Tal vez pida una disculpa a esa chica, ya sabes... por mi actitud.

ValkiriaEira: ¡¡Ni se te ocurra!!

JustMe: Tarde, ya se me ocurrió. Ahora sólo falta ejecutarlo, ve a dormir.

ValkiriaEira: ¡Eres tan odioso!

JustMe: También lindos sueños para ti.

■■■

Dudaba que la castaña llegara a desarrollar sentimientos hacia él, de manera que ella no podría estar celosa a este punto, su intención siempre fue molestarle y ahora sabía que la pelinegra de horas atrás, podía ser una forma de fastidiarla y enojarla, más por la pésima relación que mantenían entre ellas, que por la que acababa de surgir entre ellos. Sin embargo, por lo poco que había visto, la chica realmente era insoportable, algunos de los gestos que había visto le recordaban a alguien, pero no estaba seguro de quién.

   —Si que eres un fastidio —decía Idunn en la soledad de su habitación—, más te vale que no estés con esas tonterías... es que sino —«¿Pero en qué estás pensando, Idunn? No tienes nada que reclamarle, aunque ahora sabe que me es odiosa la presencia de Irina y podría aprovecharse de ello para fastidiarme, como es su costumbre».

Con aquellos pensamientos y discusiones internas, la de mirada ámbar se dejó caer en la cama, haciendo que todo aquello le permitiera dormir, aunque quería que eso pasara, había algo que la tenía inquieta, «¿Por qué lo estás pensando tanto? ¿Acaso te está despertando el interés? ¡No! Imposible, yo no puedo tener sentimientos o interés genuino hacia nadie, menos hacia él».

«¿Qué te está pasando, Idunn?»

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¡Hola! Por fin supo el nombre de nuestro chico de mirada indescifrable :3 jajaja, me gustaría saber qué opinión tienen acerca de la pelea entre Irina e Idunn xD. Debo confesar que, al principio creí que el tiempo para compartir los capítulos se haría eterno jaja, pero Dios... ya vamos por el 6 y es impresionante jajaja, estamos cada vez más cerca de mis capítulos favoritos. 

Les agradecería si me ayudaran a compartir el link de la historia :3, nuestros protagonistas también lo estarían jaja. Saludos y espero que se encuentren bien mi gamers nórdicos. 

Con cariño:

Andy <3

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