Capítulo 5
"Vida sólo tenemos una y aunque no resulte lo que esperamos, si no lo hacemos probablemente nos arrepentiremos".
—¿Quieres iniciar una relación conmigo? O al menos, intentar llegar a eso.
La carcajada se hizo presente, la sorpresa, la burla, el temor y el desespero se movía entre aquella vía de comunicación.
●●●
Se había cansado de estar intentando ligar una y otra vez con diferentes chicas, a este paso estaba seguro que andaría de boca en boca, siendo señalado como un picaflor o casanova. Y no era así, sin embargo, lo que el resto opinara, le daba igual.
Entró a jugar durante un rato y como siempre, las victorias se sumaron a su extensa racha de jugadas ganadas. Satisfecho esperó un rato, bebiendo un poco de la bebida que le hacía mantener energías, más porque le provocaba levantarse al baño de forma constante, que por contener energizantes. Era agua.
La luz verde se prendió en uno de los chats que se hacía visible en su otra pantalla, un mensaje de llamada entrante se hizo llegar y vaya que era nuevo, la atendió sin problema y la sorpresa lo tomó al escuchar su voz.
—¿Quieres iniciar una relación conmigo? O al menos, intentar llegar a eso.
Esperó varios minutos para contestar, ya que una parte de él estaba sorprendida. Ella seguía esperando la respuesta, pero él no reaccionaba, era justo lo que andaba buscando y de forma inesperada había llegado a su puerta.
Terminó de beber su botella y la desechó en el cesto, haciéndose el interesante, como siempre solía hacerlo. Soltó una risa burlona y tomó seriedad poco después.
—¿Acaso te has interesado en este engreído?
—¿La verdad o la mentira?
—Independiente de lo que me digas, terminaré sabiendo lo opuesto también.
—Cierto —un tomate no era nada ante el tono de su piel en aquel momento.
—¿Te atraigo?
—¿Contestarás o me seguirás humillando hasta dejarme tirada en el fondo del abismo?
—¿Es uno de esos tontos retos que te imponen y no quieres perder?
—No —mintió—, si no quieres sólo corta la maldita llamada y no me vuelvas a hablar.
—Bien, lo siento —«¿Él dijo un lo siento?» su voz era grave y ronca, un tanto sensual, sin siquiera estar hablando morbosidades—. Acepto.
«¡Carajo! ¡aceptó!» se puso en pie y comenzó a danzar porque no perdería ante sus padres.
—Deja de festejar, novata, recuerda que estás en llamada —«Mierda», se dijo ella dentro de sí—, así que te gustan los engreídos...
—Deja de fastidiar.
—Yo fastidio y tú preguntas mucho. Yo un experto ganador, tú una novata con suerte —comparó burlón—, vaya parejita.
—¿Sabes? olvida lo que dije.
—Ya, ya, no seas tan delicada, novata.
Aquella charla se extendió por un par de horas más, Idunn por su parte se encontraba satisfecha por lograr el cometido que le habían impuesto. Mientras que Edrick se relajaba, pues le había sobrado un poco de tiempo, así que antes de confesar a su padre que había conseguido pareja, optó por jugar más tiempo del que lo hacía.
A la mente de la castaña la atacaron pensamientos que la desconectaron de la realidad luego de acabar la conversación con el chico. «¿Y si es un viejo?; Ni siquiera le has preguntado su nombre, Idunn; ¡Dios! ¿Y si es menor que yo?; Vale acabo de iniciar algo con un completo desconocido; Tengo que traerlo a casa y será el momento de nuestra primera impresión; ¡Oh, no! Será sólo mía, él vio la transmisión de la premiación, mierda».
Por su parte, el joven no tenía interés en mostrarse preocupado o alterado ante aquel lazo que habían unido. «Se ha emocionado cuando acepté, estúpida», se repetía burlón, una y otra vez.
●●●
Al siguiente día acababa el plazo para conseguir novio, ella aún no había confesado a sus padres que ya contaba con él, en primer lugar, porque no pretendía tener que hacer algo por San Valentín y segundo, sabía que al momento de decirlo, insistirían tanto en conocerlo, que ella no podría hacer nada. Y Edrick por su parte, seguía en un plan: Ruégame novata.
Había tratado de convencerlo de diferentes maneras, pero el joven estaba ajeno a cada una de sus proposiciones, habían muy buenas pero no le interesaba nada de eso, alimentar su ego le parecía un buen entretenimiento.
—Por favor, se supone que eres mi novio, tendríamos que vernos.
—Me mantengo ocupado, ya te lo he dicho.
—¿Jugando? Ni siquiera juegas todo el día. Será lo único que te pediré, mis padres quieren saber quién es el chico con el que hablo tanto durante las noches —mintió.
—¿Les has dicho que soy tu novio?
—Sólo he dicho que es alguien a quien estoy conociendo...
—No me molesta que les digas que lo somos —aclaró—. ¿Quién no querría un novio como yo?
—Se te está cayendo el ego de todo lo que desbordas, amigo.
—¿Qué no soy tu novio?
—Ajá —dijo ella.
—¿Por qué "amigo"?
—Bueno, no quieres conocer a mis padres, sólo entrarás y saldrás. Tampoco te trataré como un novio, si no haces cosas de novio —sentenció.
—Mándame tu dirección, lo pensaré, ¿sí?
—De preferencia si vienes mañana —agregó emocionada, mandando su dirección por mensaje.
—Hago mucho pensándolo, no insistas.
—Eres fastidioso.
—El fastidioso que es tu novio —dijo burlón.
—¿Alguna vez dejaremos estas llamadas?
—Sí, seguramente, quién sabe. Tengo que irme ya, entraré a un torneo.
—Bien, iré a dormir. Tengo clases mañana, toma en cuenta que la visita sea mañana. Suerte, fastidio.
—Descansa, novata y feliz día del amor y la amistad —dijo aludiendo el día en el que estaban.
La llamada acabó y cada uno se dedicó a hacer lo que habían indicado. Con la diferencia, que los nervios en Idunn crecían, principalmente porque no estaba segura si él llegaría al siguiente día y el resto, porque si lo hacía, conocería al chico de voz grave que la hacía sentir extraña.
Antes de desconectarse del juego observó que tenía un mensaje del chico de las partidas al azar. "¿Jugarás hoy, niña tonta?", aquel sujeto era molesto, sin embargo, era un buen jugador y había aceptado ser su pareja de juego, pero no contestaría porque debía dormir y... no estaba de humor para tolerar sus: niña tonta.
●●●
Había dormido lo que creía necesario, los nervios la estaban atacando de manera sobrenatural, porque se sentía insegura ante la actitud del que ahora era su novio. Se lo pensó muy bien, y nada le aseguraba que el sujeto fuera alguien de fiar, pero no tenía otra opción. A parte, si él terminaba la relación ya no tendría ella la culpa, porque ella estaba cumpliendo con lo que sus padres habían impuesto, no podía hacer algo para que él se hartara de ella, porque estaba en el trato, pero él sí podría cansarse de la nada, suponía.
Al ser lunes, todo le causaba molestia, pero en ese preciso momento de su vida, sentía más ansiedad que molestia ante todo y todos. Elliot había quedado de recogerla en su auto, no iría con su mamá así que al menos no tendría que soportar un interrogatorio o burlas y advertencias sobre el fin del plazo.
—Hola, Idunn —saludó el de cabellos rizados.
—Hola.
—¿Qué traes?
—Nada, sólo me siento aburrida —soltó con desinterés.
—Bien, vámonos —agregó el chico subiéndose al auto.
El día en la escuela transcurrió normal, pero ella quería que se aplazara lo más que se pudiera, pero el tiempo parecía ir en contra de su petición. Les habían asignado varios trabajos, algunos de los que no entendía absolutamente nada y uno de ellos, sería en pareja con Young-mi, de manera que irían juntas a su casa para iniciarlo con tiempo.
—¿Qué tal van las cosas con Nina? —preguntó la asiática.
—Bien, supongo que hemos mejorado.
—¿Por qué ya no pasas tanto con ella? —inquirió la castaña.
—Decidimos que ambos nos daríamos espacio, merecemos tener amistades.
—Bueno, eso está bien. Pensaba que podríamos ir juntos al cine, en algo como una cita doble —habló Young-mi—, pero sería una triple, Tomás ha dicho que su primo estaría interesado en conocerte, Idunn.
—Yo, yo paso.
—No seas tan aburrida —añadió su amigo—ya va siendo hora de que tengas un ligue o algo así.
—Sí, yo estoy de acuerdo —secundó la otra chica.
—Es que hay algo que debo hablarles.
—Suelta —pidió el chico.
—¡Ah! Déjalo salir —exclamó la pelinegra.
—Es que yo —comenzó a balbucear—, eh.
—¡Suéltalo! —gritaron ambos amigos.
—Yo, yo estoy —se vio interrumpida ante un grito.
—¡Novata! —su voz sonaba mucho mejor, ronca, grave y... más sensual de lo que parecía a través de un aparato.
—¿Quién es? —preguntó el moreno, mientras las chicas que rondaban por ahí observaban al joven que estaba al lado de un coche.
—¿Lo conoces? —preguntó Young-mi.
—Yo —el castaño que traía lentes se acercaba hacia ellos y las demás chicas permanecían atónitas por lo que veían.
—Hola, novata —dijo estampando un beso en la mejilla de Idunn—. Hola a todos —saludó a los acompañantes de esta.
—Él, él es... —«Mierda, no le pregunté nunca su nombre», la interrumpió.
—Soy su novio —le extendió la mano al otro chico y dio un beso a la asiática.
—¿¡Tu qué!? —exclamaron los amigos al mismo tiempo viendo a la castaña.
—De eso quería hablarles —dijo tímida y con las mejillas coloradas. El resto de los que estaban ahí no les quitaban la mirada de encima.
—Hola guapo, soy Irina —dijo una chica acercándose para saludarlo y él se alejó.
—¿Te conozco? —preguntó retirando los lentes que traía, dejando ver la mirada que en ese instante se veía de tono verdoso.
—No, pero si quieres nos podemos conocer —posó su mano sobre su brazo—, y deberías dejar de perder el tiempo con esta gente.
—¿Perdona? No me interesa conocerte, puedes regresarte por donde viniste —dijo indiferente—. ¿Nos vamos? —vio a Idunn.
—No me digas que vienes por esta rata de computadora.
—Irina, vete —pidió Elliot.
—Tú cállate, imbécil.
—No quiero repetir lo que dije anteriormente —agregó el castaño de mayor estatura tomando la mano de Idunn.
—¿Perdón? ¿En serio te irás con ella y no conmigo?
—Me estás desesperando, pareces un mosquito en mi puto oído —soltó al borde de estallar—, lárgate de mi vista.
Cansada y refunfuñando se alejó de ahí.
—Vaya, eso es nuevo —dijo Young-mi que hasta ahora no había hablado.
—Definitivamente —añadió el de rizos.
—¿Nos vamos? —inquirió el chico.
—Yo, e-está bien —habló la castaña.
—Alto —soltó Elliot— ¿no nos presentarás?
—Bien, eh... él es Elliot, mi mejor amigo y ella Young-mi, mi mejor amiga —señaló ambos puestos.
—Un gusto, los veo en otro momento —soltó la mano de Idunn—, te espero en el auto —dijo alejándose del grupo de amigos.
—¿Por qué no sabía que tenías novio? —preguntó el chico.
—¿Y por qué no dijiste que estaba tan bueno?
—Larga historia, prometo que se los explicaré.
—¿Ya no iremos a tu casa a hacer el trabajo? —dijo la pelinegra.
—Te aviso, es que... hay algo que debo resolver ahora.
—Si tienes sexo nos dices —soltó Elliot.
—¡Qué! Estás loco —chilló Idunn.
—Bueno, ten cuidado. ¿En la noche hablamos?
—Sí, yo me pongo en contacto con ustedes.
Se despidió de sus amigos y caminó hacia el automóvil donde estaba recostado el castaño con los lentes colgando de su playera negra. Traía unos vaqueros que no eran tan ajustados, una chaqueta deportiva color gris oscuro, parecía un auténtico chico malo y seguro, era mayor que ella, su complexión física era de tipo atlética, «Si juega todo el tiempo, ¿cuándo hace ejercicio? No tiene pinta de ser un engreído, pero sí un fastidio», se decía Idunn. Era guapo, lo debía admitirlo, seguramente no era el tipo de chico que se fijaría en ella, «¿Cómo supo donde estudiaba?».
—Sube —ordenó cuando ella llegó y él hizo lo mismo.
—¿Cómo supiste donde estudiaba? —preguntó ella.
—Hay muchas cosas que no sabes de mí, novata.
—Lo sé, pero no es que todos deban saber dónde estudio.
—Yo no soy todos —dijo poniendo en marcha el auto.
—Ay, perdóneme señor sólo existo yo —soltó volteando su mirada hacia el otro lado.
—Lindo bolso —señaló él.
—¿Ah?
—No repito las cosas, novata.
—Qué fastidioso eres.
—Lo sé y así te atraigo.
—Cuidado se te escapa el ego de tus manos —apuntó—. ¿Cómo supiste que era yo?
—Eres muy boba.
—¿Perdona?
—Es muy fácil saber quién es la boba del lugar.
—Para el auto, puedo ir sola, ni sé a dónde me llevas.
—¿A tu casa? ¿Qué no ves el camino? —«Si serás idiota, Idunn» se dijo a sí misma— respondiendo tu pregunta, ¿recuerdas que vi la transmisión de la premiación? Y ya no preguntes más, me irritas.
Ella ya no contestó, sólo se quedó observando el lugar que recorrían, la música de Morat y Beret abrazaba el ambiente y él tamborileaba sus dedos sobre el volante.
Ella observaba entre momentos y de forma discreta las facciones del chico, «Vaya, sí que es apuesto, lástima que sea un engreído». Si algo había que resaltar era el físico que Edrick tenía, a pesar de dedicar la mayor parte de su tiempo a los videojuegos, el chico solía hacer ejercicio, aquello le daba puntos de más a su belleza natural. Idunn no se quedaba atrás, a pesar de ser delgada, sus facciones eran muy bien definidas, una chica con suerte por heredar los atributos de sus padres, pues era la fusión perfecta de ambos y sus ojos le resaltaban en su piel blanca.
Estacionó el auto frente a la casa de la chica, no dijo nada, sólo apagó el auto y se dedicó a mirar hacia el frente.
—¿Bajarás? —preguntó ella.
—Dale con las preguntas.
—¿Qué acaso quieres que no las haga y te mande?
—A mí no me manda nadie, menos tú, novata.
—¡Ah! ¡por eso es que te pregunto! —exclamó.
—Baja de mi auto —ordenó.
—¿Tú si me puedes mandar a mí?
—Estás en mi auto y se nos hace tarde, si quieres que conozca a tus padres, baja ya. No entiendo por qué la prisa, pero qué más da.
—Qué molesto sueles ser.
—Lo sé, así eres tú, baja ya —dijo viéndola.
Idunn bajó a regañadientes y se posó frente al jardín, el chico seguía sin salir del auto y cuando ella caminó, él lo hizo.
—Novata —llamó.
—¿Qué quieres? —preguntó.
—Espera —añadió y los vecinos de al lado ya estaban asomándose, era raro ver a la castaña en otro auto, con otro chico y que no fuera Elliot.
Él se posicionó a su lado, en ese momento ella se dio cuenta que él la superaba casi por más de una cabeza, su mente comenzó a divagar y se imaginó a ella parada de puntillas para poder besar sus labios rosados.
—Deja de verme como si fuera un postre —dijo colocándose sus gafas.
—Y-Yo...
—Eres muy nerviosa —señaló.
Abrió la puerta con la esperanza de que ambos padres estuvieran ya en casa, él detallaba cada rincón del lugar y después de eso se quitó los lentes colocándolos en el cuello de su camisa.
Una mujer castaña, con algunos rasgos distintos a la chica que lo acompañaba, salió por una puerta, era la madre.
—Buenas tardes —saludó ella.
—Buenas tardes, señora —él extendió su mano, mientras los movimientos corporales de Idunn denotaban el grado de nervios que poseía.
—Mamá, él es... —«¡Mierda!, no le he preguntado el nombre», al parecer el notó el error que la castaña había cometido porque terminó la oración, omitiendo su nombre.
—Soy el novio de su hija, un gusto señora —la mujer abrió los ojos, al ver y escuchar aquello.
—Un gusto, joven. Puedes decirme Melissa.
—El gusto es mío —«Es que acaso este idiota no mencionará su nombre...» pensó la chica.
—Ven, toma asiento —dijo Melissa caminando hacia la sala—, mi esposo aún no ha venido, así que podríamos conversar un rato.
—Bien —contestó viendo su reloj.
—¿Tienes algo que hacer? —preguntó la misma.
—Hay unos asuntos que tengo que resolver, pero aún tengo tiempo.
—¿Y cómo conociste a Idunn? —«¿Así que Idunn? Vaya, sí que la mitología nórdica persigue a esta chica», pensó él.
—Por los videojuegos —contestó la castaña menor.
—Cuéntenme.
—Mamá, nunca te ha interesado todo eso.
—Quiero saber la historia —dijo risueña la madre.
—Ella jugó en un torneo femenino y ganó, yo gané el masculino. Y debíamos ir a la premiación, pero sólo fue ella, sin embargo, empezamos a hablar luego de eso.
—Ajá, eso —apoyó Idunn.
—¿Cuántos años tienes? —le preguntó la señora.
—Estoy por cumplir 21.
—Idunn cumplirá 18, ¿lo sabías?
—¿Es la edad un impedimento para tener una relación? —contrapuso.
—No, para nada, sólo lo decía porque sigue siendo menor y hay chicos a los que no les gusta eso.
—No tengo problema.
—¿Quieres algo de beber?
—Gracias, si no es molestia.
La mujer los abandonó a ambos en la sala y se dirigió a la puerta de la cocina. El silencio era incómodo y ella lo rompió.
—¿Cómo te llamas?
—Creo que fue la primera pregunta que debiste soltar.
—Lo sé —Bajó su mirada.
—Tu mamá hace muchas preguntas, igual que tú.
—Ella sólo quiere saber sobre mi novio —justificó.
—¿Y tú por qué preguntas tanto? Diosa nórdica —dijo burlón.
—¿Cómo? ¿Sabes de mitología nórdica?
—Te dije que te sorprendería enterarte de lo que sé.
—Ya... entonces, ¿me dirás tu nombre? —El sonido de la puerta abriéndose los interrumpió, era el señor de la casa.
—Buenas tardes —saludó el hombre.
—Buenas tardes, señor —el castaño se puso de pie extendiendo su mano.
—¿Tú eres?
—El novio de su hija —dijo serio.
—¿Así que novio? —Llevó su vista hacia Idunn.
—Sí, papá —hizo una pausa—. Ya te había adelantado algo.
—Bien, ahora regresó.
El hombre se dirigió al segundo piso y la madre entró con el agua que había ofrecido. La conversación comenzó a fluir y aunque Idunn veía que el chico se desenvolvía muy bien con sus padres, seguía inquieta ante la incertidumbre de no saber el nombre.
Una parte de ella estaba incrédula, porque ese chico conversando con tanta normalidad no se parecía en nada al engreído con el que se había acostumbrado a charlar por las noches. Y otra, estaba atónita, él era muy atractivo y definitivamente se marcaba la edad de diferencia que tenía con ella y aunque se viera maduro, tenía algunos rasgos que lo hacían ver como alguien menor.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando todos se pusieron de pie, excepto ella. No había prestado atención a la charla por estar divagando y prestando atención a los movimientos del joven.
—¿Entonces, Idunn? —preguntó su padre.
—D-disculpa, ¿qué sucede?
—¿Irás con él? —aclaró su madre sonriente.
—Yo...
—Habías dicho que sí, ¿lo recuerdas? Cuando veníamos —añadió él.
—Cierto, sí iré —dijo sin saber a qué estaba aceptando.
—Tráela antes de las nueve —sentenció el padre.
—No se preocupe Malcom, yo la traeré.
—¿Te puedo alcanzar en un momento? —inquirió la castaña.
—Bueno, te espero —el joven se despidió de los padres y se fue.
—¿Qué ha dicho? —preguntó cuando él ya estaba fuera.
—Dijo que tenían planes —contestó el padre.
—Nos dimos cuenta que estabas que babeabas —soltó burlona la madre—, buen novio cariño, será difícil que sigas sosteniendo que no te enamoras y todo eso.
—¡Mamá! —chilló—. Yo no me enamoro, ténganlo presente.
—Sí, bueno... como tú digas. Ya vete y ten cuidado —ordenó el padre.
Idunn salió de su casa, no entendía cómo sus padres habían aceptado todo de una forma tan natural, principalmente porque sabían que aquel novio no era nada más y nada menos que una apariencia, un reto, un tipo de relación falsa donde no habría espacio para los sentimientos.
Mientras tanto, Edrick divagaba en sus pensamientos, trayendo una y otra vez los recuerdos de la conversación con su padre. Hasta cierto punto no se le hacía justo aquella acción ante los padres de la chica, quizás había actuado muy pronto, pero no podía hacer mucho, tenía que fingir bien el ser un novio decente para la novata que caminaba en dirección a él.
—¿Ya me dirás a dónde iremos? —interrogó la joven.
—¿Es que acaso no has puesto atención? Sube al auto, no tengo todo el tiempo del mundo.
—¿A dónde vamos? —cuestionó nuevamente—, si no me dices no subiré.
—Perfecto, no lo hagas —respondió él, subiendo al vehículo—. Nos vemos otro día.
—Espera —dijo ella, abriendo la puerta de copiloto.
—Apúrate, no seas tan lenta, ¿así eres en los juegos?
—Cállate —sentenció.
—Novata —susurró y blanqueo los ojos, mientras prendió el auto.
El silencio les hizo compañía en el recorrido, a pesar de que la chica tiempo atrás solía salir con mayor frecuencia al lado de Elliot, el camino que estaban tomando le parecía desconocido.
Su mente estaba aburriéndose de aquella calma que les rodeaba y como si Edrick escuchara sus pensamientos, dejó que las notas de Demons de Imagine Dragons rompieran con el silencio. Sin embargo, aquello no le bastó a la castaña y decidió hablar:
—Les has agrado a mis padres —habló sin verle.
—Lo he notado.
—¿Siempre eres tan serio y seco?
—¿Quieres que me moje? Eso te costaría trabajo —contestó con un toque de perversión en su tono.
—¡No! —exclamó ella—. No entiendes a lo que me refiero —dijo sin entender lo que él quiso decir.
—Creo que has sido tú quien no entendió.
—¿Huh? ¿De qué hablas? —dirigió su mirada a él.
—Nada —contestó ocultando una risa.
—¿Me dirás hacia dónde nos dirigimos?
—Los chicos del instituto, ¿todos son tus amigos? —preguntó, ignorándola.
—La rubia es... una arpía —respondió sin dejar de verlo.
—¿Por qué dices? —inquirió elevando su ceja y viéndola de reojo.
—Me detesta, siempre ha dicho que mi nombre no combina para nada conmigo.
—¿Y tú qué opinas?
—Que es una retrasada —dijo sonriente.
—Y resulta que soy yo el que se cree amo del mundo.
—Puedes serlo, al menos de este mundo mortal —bromeó.
—Como digas, ¿qué prefieres? ¿Novata o Valkiria Eira?
—¿Ah? —dijo sin comprender.
—Eres muy lenta, como un caracol, mejor... ¿novata o caracol?
—¡Oye! —Había comprendido lo que él quiso decir.
—Son verdades.
—Diosa —él la volteó a ver, aprovechando el semáforo—, por mi nombre.
—Eres muy graciosa —contestó y seguido soltó una carcajada.
—Y tú un odioso.
—Odioso, engreído, amo del mundo, egocéntrico, narcisista, puedes usar cualquiera —dijo con suficiencia.
—Dime a dónde iremos.
—Iremos a la casa de un amigo, tengo que entregarle unas cosas —observó por el retrovisor las cosas que había en los asientos traseros.
—¿Para eso me sacaste de casa?
—No tenía otros planes, a parte, era para cobrarme el favor que te he hecho al visitar a tus padres.
—Eso no es justo —desvió su mirada a la ventana.
—Nada suele ser justo para alguien que no sabe perder.
—Lo dice el que nunca pierde en los juegos.
—He perdido otras cosas, novata.
—¿Como cuáles? —cuestionó.
—No te interesa —habló serio—, no me hablaste de tus amigos.
—Cierto —él notaba lo distraída que podía ser la castaña y le causaba gracia aquello—, el chico es mi mejor amigo desde muy pequeño, somos como hermanos. Y Young-mi, ella es una amiga de hace un tiempo, sería como esa mejor amiga, pero hay cosas que aún no estoy dispuesta a compartir con ella, aún no tengo ese grado de confianza.
—¿Como bañarse juntas? —bromeó él.
—Qué molesto eres —respondió.
—Tú que no soportas una broma.
—¿Tienes mejor amigo?
—Max.
—¿Max?
—Mi ex pareja de juego y amigo desde hace mucho.
—¿Y mejor amiga?
—¿Te pondrás celosa? Odio los celos —«Dato que tomaré a mi favor», se dijo a sí misma.
—No, no por ahora —estacionó el auto
—Más te vale que no lo hagas nunca —sentenció—, sí, tengo una. Ahora espera aquí, iré a entregar esto.
—¿Puedo ir contigo? —preguntó antes de que él saliera del coche.
—No.
—Gracias —dijo ella abriendo la puerta, ignorando la respuesta.
—Y yo soy la molestia —soltó él cuando estaba a su lado.
Aquel 15 de febrero de se convirtió en la primera vez en que tanto Edrick, como Idunn salían con una persona a quien desconocían en muchos sentidos, pero ya habían introducido a su vida y presentado ante otras personas.
ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ💜🎮💙ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ
¡Hola a todos! Les seré honesta, cuando escribí este capítulo pegaba grititos de emoción cada que escribía algo. Edrick... mi niño de ojitos interesantes es, es complicado, pero un completo amor <3 jajaja, Idunn es una niña completamente distraída, ¿cómo se le ha olvidado preguntarle su nombre al chico que es su novio? Dios... jajaja lo que hacen los retos xD
Nos leemos la próxima semana mis gamers nórdicos :3
Pd: Perdón si es algo largo este cap :'), los próximos se vienen más largos :3
Con amor:
Andy 🤍🎮
:3 🎮
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