Capítulo 21

"El peor error del ser humano es anteponer el orgullo y ambición, por encima del amor".

A pesar del notorio enojo de Idunn, las aguas se calmaron durante la cena con Malcom, pues antes de partir, él pidió disculpas por las palabras. Le habían comentado al padre de la chica sobre la alocada idea de Cameron, aquello fue algo sorpresivo para él, su cara expresaba confusión, pero no lo tomó a mal. Sin embargo, la respuesta fue un: "Tendré que hablar con Melisa", claro que también con Idunn, porque no entendía qué diablos pasaba, se supone que el reto acabaría en los próximos días.

Una semana había pasado desde esa noche, el castaño había ido por su chica a la escuela, durante toda la semana, incluso el jueves le había llevado una caja de chocolates, los cuales terminaron comiéndose los dos mientras iban a aquel sitio en el que tuvieron su "primer cita" luego de la fallida cena con los amigos de ella.

El viernes por la noche Max se encontraba en casa de Edrick, tenían un par de cervezas en la mesa que estaba frente al televisor, pretendían desvelarse, pero Edrck tenía que estudiar a la mañana siguiente, así que la emoción no les duró toda la noche, sin embargo, acordaron verse la noche del sábado para poder realizar lo que tenían planeado. A la mañana siguiente Edrick recibió sus clases y antes del mediodía ya se había desocupado, estaba por acabar el programa que le solicitaban en España, así que las clases ya no eran tan extensas, antes de confirmar a Max, optó por visitar a la castaña de ojos amarillos que por momentos lo hechizaban.

■■■

Edrick•: En 10 estoy frente a tu casa.

■■■

Envió el mensaje y salió de la casa, el auto estaba en el lavado, así que iría en motocicleta, a pesar de ser sábado de clases, Edrick se encontraba de muy buena actitud.

Idunn bajó las gradas torpemente, no había dormido toda la noche y estaba dormida, cuando vio el mensaje de su novio ya habían pasado 7 minutos. A como pudo se cepilló los dientes, arregló su cabello. Su sorpresa fue encontrarse con el chico sentado en la sala conversando con Melisa, quien lucía un poco desgastada.

   —Oh, cariño —exclamó la mujer—. Le he dicho a Edrick que disculpe la demora, pero que no habías despertado.

Idunn le dedicó una mirada fulminante a su madre y el chico aguantaba la risa.

   —Yo los dejo solos, iré a descansar.

   —Que siga mejor, señora Holden.

   —Gracias niño.

   —No soy un...

   —Eres un niño y ya —dijo la señora despareciendo entre las escaleras.

   —¿Qué hablabas con mi madre, niño? —dijo en tono burlón.

   —Cosas, bella durmiente.

   —No empieces.

   —Tú iniciaste, no vengas con eso.

   —¿Qué necesitas?

   —¿Quieres ir a almorzar? Tengo libre parte de la tarde, luego me reuniré con Max y beberemos por la noche —ella alzó una ceja—. A diferencia de ti y tus amigos, él y yo somos más responsables al momento de beber.

   —Sí, sí, como tú digas —bostezó—. Iré por mi móvil y nos vamos, ¿sale?

   —Te espero afuera.

Al llegar al restaurante ordenaron y ambos revisaban su móvil, Edrick le indicaba a Max que estaba con Idunn y al dejarla en casa pasaría por él para ir a su casa, mientras ella leía la conversación en el grupo con sus amigos, donde estaban organizando una reunión con pizza en casa de Elliot. El almuerzo transcurrió con normalidad, entre bromas, charlas, risas e incluso, halagos que el castaño soltaba para la chica.

Idunn se había percatado de la forma en que Edrick sonreía, era dulce, distinta a como hace algunos meses atrás, donde destilaba un alto nivel de ego. Su cabello estaba un poco más largo de como lo acostumbraba traer, algunos rebeldes caían sobre su frente, «Típico de un cabello que no era lacio, pero tampoco rizado», sus ojos en aquella ocasión se veían grises con un toque azul. Siempre se atrevía a admirarlo a "escondidas", pero ahora se daba cuenta que aquellos rasgos y gestos que alguna vez notó en su novio, eran distintos. Más tiernos, frescos, relajados.

Quizás algo de impacto había tenido en la vida de Edrick, seguía siendo un egocéntrico, uno más carismático, al menos con ella. Si algo le pesaba a la chica de mirada ámbar era el tener que alejarse de las personas que, en los últimos seis meses, se habían convertido en su mejor compañía. Todos habían aportado algo a su vida y quizás, ella a la de ellos.

Los seis meses habían terminado hacía dos días, era 14 de agosto y no estaba segura de si debía acabar la relación en aquel momento. Edrick se iría en un tiempo, ¿le dolía? Claro que lo hacía, una parte de ella se sentía muy bien con él, admitía que le tenía cariño y que si la vida se lo permitiera, le encantaría tenerlo en si vida. Pero la otra se reprendía a sí misma por estar pensando eso del estúpido reto que había aceptado, un estúpido reto que tenía una altura de un metro ochenta y dos, ojos locos y sonrisa encantadora.

Al terminar de comer, Edrick llevo a la chica a su casa, se bajaron del auto y la acompañó hasta la puerta.

   —Nos vemos —dijo la chica.

   —De acuerdo, ¿pasa algo?

   —No.

   —Novata, si algo sé decir es que te he aprendido a leer, te noto triste —le tomó las manos—. ¿Quieres decirme qué sucede?

   —Es que... —hizo una pausa—. Ojos locos —él alzó las cejas—, yo, yo quiero decirte que...

   —No me digas que —la mirada del chico se tornó oscura y traviesa, una sonrisa se formó en su rostro—, tú...

Idunn no dejó que él terminara de decir las cosas, Malcom se acercaba a ellos, pero se desvió hacia el patio trasero para no interrumpirlos, pues los Holden estaban seguros que Idunn acabaría su relación pronto.

   —¿Qué pasa? —cuestionó él separándose de ella.

   —Venía mi padre.

   —¿Y preferías que nos viera besándonos que hablando?

   —Era por lo que ibas a decir.

   —¿Temes que diga la verdad?

   —No.

   —Algo me dice que tengo la razón y por eso prefieres que calle.

   —Te equivocas, Meyer. Es más probable que yo me niegue a un reto, a que yo...

El teléfono de ambos sonó, parecía que el destino conspiraba a favor de aquello que prometieron no decir nunca. Al acabar las llamadas, el chico se despidió y ella ingresó a su hogar, agradecía al Todopoderoso porque le impidiera acabar aquella frase, se golpeó mentalmente en varias ocasiones y en ese preciso instante decidió que no vería a su novio hasta después de que su impulso de idiotez le dejara de fastidiar la existencia.

●●●

Aquella noche, mientras bebía algunas cervezas, su mejor amigo comenzó a hablar con él sobre el juego.

   —¿No crees que ya es mucho?

   —Tal vez sí, tal vez no.

   —¿Y si ella se está enamorando?

   —¿Tú crees? —lo volteó a ver—. Hoy estaba rara.

   —¿Rara cómo?

   —No sé, hoy me veía de más —rio—, pero no quise decirle nada. Y sus ojos estaban tristes.

   —Edrick, es imposible no verte y admirarte —rieron—. Hablando en serio, quizás se ha enamorado de ti.

   —No creo.

   —¿Por qué? Vamos, has sido todo un caballero... si soy honesto, no creo que sólo ella sea la enamorada, tú también lo estás.

   —Qué estupideces dices.

   —No son estupideces, Edrick, sabes que es verdad. Mira todo lo que has hecho, muy reto tuyo podrá ser, muchas las ganas de ganarle a Dick, pero creo que... es más amor que un simple juego.

   —No.

   —Edrick, la chica te ha sacado de la puta silla, ríes más, haces lo que te gusta, sin privarte, traes un mejor humor, sonríes como estúpido cuando ella está cerca tus ojos brillan, además... tú mismo has dicho que no sabes lo que sientes y no lo explicarías.

   —No sé, Max.

   —¿Qué hay de malo en enamorarse? Si sigues allí es porque la quieres.

   —Nunca he dicho que no la quiero.

   —¿Cómo amiga o como pareja? —el ojiazul le dedicó una mirada indescifrable—. Amigo, la has retratado, ¿harías eso por alguien que sólo ves como amiga? —Max negó.

   —No sé, no sé Max, joder.

   —¿Qué no sabes?

   —El amor suele ser una mierda.

   —Qué va, el amor es magia, es como videojuego... a veces tendrás que dar más de ti, porque con cada nivel que pasas, las cosas son más complicadas, pero siempre tendrás el éxtasis de tener la victoria.

   —La victoria es no enamorarse, no sentir nada por la otra persona.

   —¿Tú crees que a este pasado Dick no está enamorado?

   —No lo creo.

   —Eres el más ciego de todos, primero porque a tu padre ya le han robado al corazón, Idunn está perdidamente enamorada de ti y tú de ella. Te están pasando tres cosas y te haces el de la vista gorda.

   —No puedo estar enamorado —Max enarcó una ceja—, Idunn es una niña tierna, encantadora, alegre, con una mirada hechizante, digna de ser admirada por cualquier otro ser. ¿Y yo? Vamos, Max, ¿crees que ella querría estar con alguien como yo? Un idiota de primera talla, alguien que antepone los juegos, orgulloso y sobre todo, ¿Qué está jugando con ella? Además, ¿de qué sirve? Yo me iré.

   —Tienes meses aún, puedes vivir un lindo romance en este tiempo y quien sabe si al final, la loca de Cameron no acierta con la idea que tuvo.

   —No.

   —¿No qué?

   —Idunn no puede venir conmigo a España.

   —¿Por qué no? Sería grandioso, ¡podrían coger! Oye, ¿no han tenido sexo o si? —le lanzó un almohadón.

   —Podré ser muy hijo de puta, Max. Pero no tendría relaciones con ella sabiendo que es un juego, sería caer muy bajo como hombre y no estoy dispuesto a lastimar a una mujer, no a ella.

   —Y dices que no estás enamorado...

   —No lo sé Max, no sé, pero no haría nada sólo para dañarla.

   —Nunca tendrás la respuesta de si estás enamorado o no...

Esa noche siguieron conversando de varias cosas, pero la mente de Edrick daba una y otra vuelta. Su amigo tenía razón, por Idunn había hecho cosas que nunca antes creyó hacer, y si bien era cierto que se quería lucir como novio, habían algunos detalles que hasta él lo sorprendían.

●●●

Young-mi y Elliot se encontraban posicionados frente a la castaña, que los veía con un semblante serio.

   —Vamos, admítelo —habló la asiática.

   —¿Qué cosa?

   —Diosa, es estúpido que no quieras admitir que estás enamorada de tu novio.

   —Cállate, Elliot.

   —No lo calles, él tiene razón. Niña, tus ojos brillan, tu sonrisa es estúpida cuando lo ves y claro que babeas por él.

   —Estoy seguro que sólo tú no quieres admitir que lo estás.

   —¿Creen que él lo esté? —preguntó curiosa.

   —¡Dios! —exclamó el chico y alzando sus manos al cielo—. ¿Por qué mi amiga es tan torpe? —Idunn le lanzó un golpe—. ¿Lo has visto? El tío está enamoradísimo de ti, claro que sí, te ve con ojos de amor, ha hecho de todo por ti y podrá ser el hijo de puta que tanto alardea, pero contigo es un jodido caballero.

   —Elliot tiene razón, se nota que él te quiere bonito. ¿No crees que eres la única insensible aquí? Eso no es justo para Edrick, el chico está loco por ti, sus ojos dicen mucho y los tuyos también, pero tu bocota es una estúpida por no querer admitirlo, igual tu cabezota.   

   —Es que no, ¿recuerdan? Yo no me enamoro...

   —Al diablo con no enamorarse —la interrumpió el moreno—, ya es tarde para ti y creo que deberías darte una oportunidad de vivirlo sin estarte negando a eso. No somos eternos y los momentos, las personas, tampoco lo son, pero los sentimientos esos sí que lo serán.

   —No lo sé, igual él se irá —Elliot la vio y entrecerró los ojos negando—. No es lo correcto.

   —¿Te digo que no es lo correcto? —dijo molesta Young-mi—. Que estés aquí como estúpida negándote que estás enamorada, cuando lo estás hasta los huesos.

   —Tampoco es correcto que estés aquí, cuando podrías estar con él, diciéndole un te amo o cosas lindas.

   —¡Ya sé! —alzó la voz la pelinegra—. ¡Organicemos una cena! Puedo pedirle ayuda a Max, estoy seguro que nos dirá que sí.

   —¡Qué! ¡no! Ninguno hará nada, yo no quiero.

   —¿Por qué? —cuestionaron ambos al mismo tiempo.

   —El amor duele, siempre lo hace.

   —¡Al carajo el dolor! —gritó Elliot alzando una botella de Coca Cola— ¡Que venga el amor!

En ese momento Young-mi llamó a Max, pero este no atendía la llamada, Idunn le explicó que de seguro estaba con Edrick, pues el castaño le había comentado que estarían juntos por el resto de la noche. Pero la pelinegra no se rendiría, tampoco lo haría Elliot, pues ambos se habían dado cuenta que su amiga se negaba a aceptar que estaba enamorada, cosa que a ambos les parecía ilógico, eran pareja y no podían ser más evidentes que estaban enamorados.

A eso de las dos de la mañana, Elliot se levantó en busca de agua, en una de las sillas del desayunador se encontraba Idunn con un vaso de chocolatada.

   —¿En qué piensas, diosa?

   —¿Crees que él esté enamorado? —preguntó sin despegar su vista del vaso que tenía entre sus manos.

   —Estoy seguro que sí, ¿por qué lo preguntas? Es la segunda vez que lo haces, y si son pareja se supone que deben estar seguros de lo que sienten el uno por el otro.

   —Elliot, no quiero que él se enamore —el chico le regaló una cara de confusión.

   —¿Por qué?

   —Tú más que nadie lo sabe —le dedicó una mirada cristalina—, siempre he dicho que el amor duele y siempre hay corazones rotos.

   —Si no tuvieran un propósito, no hubieran corazones rotos.

   —¿Crees que Edrick merezca uno?

   —No, tampoco tú y no vas a limitarte de hablar tus sentimientos sólo porque no quieres dañar al otro.

  —Creí que detestabas a Edrick... —comentó de la nada.

   —Tal vez al principio, cuando no sabía de dónde había salido o cómo fue que resultaste con un novio, no me habías contado nada, sí estaba molesto. Temía que ante todo, él te hiciera daño y tu amor de preparatoria fuera una mierda y un mal recuerdo que llevarías, ya sabes —hizo una pausa— por el resto de la vida...

   —Entiendo. Y resultó ser lo contrario.

   —Ha demostrado que te merece «Es mi estúpido reto favorito...»y se nota que te quiere.

   —¿Lo crees?

   —¿Por qué dudas tanto de los sentimientos que él tenga hacia ti? No entiendo eso.

«Si tan sólo lo supieran», se repetía constantemente.

   —Es raro que un chico como él, esté conmigo, ¿no crees? —mintió.

●●●

El domingo por la mañana, a pesar de la resaca, Max logró leer el mensaje de su novia, así que después de desayunar, jugar un rato y despedirse de los Meyer, se movió a su cada para poder organizar las cosas con los amigos de Idunn. Sabía que estaban a destiempo para poder reservar una mesa privada en los restaurantes de la ciudad, así que luego de asegurarse que Edrick se había perdido en algún lugar, se dirigió a la casa del mismo, en busca de Dick.

   —¿Puedes prestarnos tu patio trasero?

   —¿Para qué es? —el hombre estaba serio.

   —Una cena, entre Edrick e Idunn.

   —¿Y por qué la organizan ustedes?

   —Porque...

   —Max —dijo en tono acusatorio.

   —No te puedo decir.

   —Entonces mi casa no está disponible.

   —Vamos, Dick, es para tu hijo.

   —Es que no puedo.

   —Es para que ellos hablen sobre sus sentimientos —aquello activó las alertas de Dick, ¿acaso Edrick pensaba hablar de sentimientos? Eso era nuevo.

   —¿Sus sentimientos? —Max asintió.

   —Sé que todo es un juego —soltó—, pero Edrick está empezando a sentir cosas por Idunn y creo que sería correcto que hablara, que pierda por un momento su orgullo y afronte los sentimientos.

   —Entiendo, bueno, pero no puedo prestar la casa —espetó con todo indiferente—. Hanna y yo cenaremos hoy aquí y no quiero interrupciones.

   —¿Te costaba decirme eso antes de soltar todo? ¿O es que no quieres que él hable sobre lo que siente?

   —Lo hiciera o no, tú me dirías todo, estoy seguro de ello. Además, yo estaré encantado de ganarle a Edrick. Mejor ve a buscar un sitio y yo me encargo de traer a Edrick y que se prepare —sonrió.

   —De acuerdo.

Un dudoso Max se fue del lugar, bajando libros para recordar algún lugar. A Edrick ya se le había indicado que se verían por la noche, pero que le avisaría sobre el lugar, se suponía que se vería con Cameron y Max. Dick llamó a su hijo unos minutos después de que el otro dejara el sitio.

■■■

   —¿Dónde estás? —cuestionó el mayor.

   —¿Qué necesitas?

   —En casa, ¡ya!

    —Desde cuándo tan imponente, papá —soltó burlón.

    —Necesitamos hablar, es urgente.

■■■

Dick no dio tiempo a que Edrick reprochara algo, el chico se quedó pensativo. Cubrió el lienzo sobre el que estaba dibujando y guardó todos los materiales que había estado usando, colocó su mochila al hombro y se cruzó la cámara, para salir de aquel lugar. Desde hace algunas semanas había encontrado ese rincón y se había encargado de limpiar, ordenar y darle una vista distinta, también había traído algunos de sus cuadros favoritos y esculturas, incluso fotografías que eran dignas de ser admiradas. Casi nunca pedía algún gusto o no era caprichoso, pero cuando lo encontró supo que sería el sitio que necesitaba, así que le había pedido ayuda a su padre para poder obtenerlo, y con un poco de apoyo económico —pues él también tenía ahorros de los torneos que ganaba— por parte de Dick, se hizo de él.

La motocicleta avanzaba por las calles y avenidas, no estaba tan retirado de su casa, así que no tardó tanto en llegar. Al entrar no vio por ningún lado a su padre, dejó la mochila y cámara en el recibidor y gritó:

   —¿Dick?

   —¡En el despacho!

Se acercó y al entrar vio a su padre en la silla principal, su aspecto era relajado y divertido, tenía un vaso con ¿vodka? En la mano y dijo:

   —Siéntate, pequeño.

   —¿Qué quieres? —espetó al verlo tan divertido.

   —Te interesa, Edrick.

   —Suéltalo entonces.

   —¿Hoy tienes una cena? —asintió.

   —Con Cameron y Max, ¿por? —el hombre negó y se rio—. ¿Qué te es tan gracioso?

   —Nunca creí decir esto pero, vaya que eres ingenuo, hijo.

   —¿De qué hablas?

   —Tus amigos y los amigos de Idunn están organizando una cita sorpresa —soltó burlón—, ya sabes... para que ella y tú hablen de sus sentimientos.

   —¿Sentimientos? —una risa amarga se hizo del lugar—. Yo no siento nada por ella, Dick.

   —No es lo que dicen tus amigos, no me digas que te has enamorado, porque eso significa que he ganado, ¿no? —el menor comenzó a reírse y luego chasqueo la lengua.

   —¿Por qué tan seguro, papá? —enarcó una ceja y se levantó se la silla—. Creo que el más grande error que han podido cometer es creer que todo lo relacionado a Idunn es real —Dick frunció el entrecejo—. Sí, soy su novio, pero todo es una farsa, ella es sólo un juego —el tono de voz era duro— y siempre lo será, todo lo que pueda decir o hacer por ella es una mentira, el que Max sepa que esto es un juego, no significa que deba hablarle con la verdad sobre ella.

   —¿Entonces no estás enamorado?

   —No —dijo con voz firme—, ¿qué te haría creer que sí?

   —Tus acciones, tu actuar y el que sigas ahí.

   —Sigo ahí porque... —hizo una pausa y su padre le dedicó una mirada curiosa— porque tú no has dejado a Hanna y no pretendo perder.

   —Bien, ese es mi hijo —rio y se levantó de la silla, tragándose lo que quedaba en el vaso—. Un mes, Edrick, eso es lo que va durar tu jueguito, ¿de acuerdo? Y no quiero enterarme que vas a ir a hablar sobre sentimientos porque me estarás dando a entender que perdiste.

   —Yo no pierdo, Dick —espetó.

   —Entonces demuéstralo y deja de decir estupideces frente a los demás —se irguió—. ¿Sientes algo por Idunn?

   —No —contestó de inmediato—, sólo pena porque en algún momento acabará.

   —Perfecto, espero y no me estés mintiendo.

   —Si llegué a creer que sentía algo por ella fue una equivocación, papá. La mente suele jugar sucio, pero no sabe que está enfrentándose al puto amo de los juegos —dijo seguro—, y yo no pierdo.

   —Ese es el Edrick que yo crié.

Las dos miradas grises se quedaron fijas la una contra la otra, hasta que Dick rompió aquel choque, para servir más vodka y darle un trago a su hijo.

Max y Elliot estaban desesperados, Edrick no contestaba desde hacía un buen rato, frente a ellos yacía una mesa decorada y con toques románticos, Young-mi sostenía las manos de Idunn, quién estaba nerviosa. El reloj marcaba las ocho de la noche y Edrick no llegaba, lo que era extraño, él siempre era puntual, menos mal los amigos de la castaña no se habían ido de lugar para no dejarla sola.

El reloj marcaba las 8:45pm y Edrick no estaba, Idunn veía a Max, quien alzaba los hombros porque desconocía el motivo por el que su amigo no había asistido, ya que sí había confirmado. La chica se levantó de su asiento y colocó su abrigo, antes de salir del recinto dijo:

   —Gracias por su ayuda, pero mejor vámonos.

Su voz salió entrecortada, caminó hacia donde estaba el auto y se recostó en él, Elliot se acercó a ella y guardó silencio a su lado, paso su brazo por su hombro y la abrazó.

   —Corazones rotos —musitó ella.

Él sólo supo acercarla más a él y depositar un beso en su cabeza. En su mente daban miles de vueltas las palabras que había preparado, Idunn sabía que hablar sobre sus sentimientos le acarrearía consecuencias, esas que alejarían a Edrick, pero si en algo tenía razón Elliot, era en que los momentos y las personas no eran eternas. Ni ella, ni Edrick lo serían, porque ambos se irían.

Cuando inició el reto era consciente que pasados seis meses la relación se tendría que acabar, ella sabía que las cosas no iban a ser sencillas, principalmente porque al que había elegido como novio era un grano en el trasero, pero aquello le aseguraba que no podría llegar a sentir nada por él, lastimosamente en cuestiones del amor, la mente se vuelve tonta y no permite escuchar la razón.

Los ojos locos de Edrick habían penetrado aquella fortaleza que ella misma se construyó, esa donde no podían entrar los sentimientos, especial y particularmente ese al que le llaman amor, no sabía en qué momento pasó, pero Dimitri alguna vez le había dicho que sólo lo sabes y ya. Eso le había pasado, en los brazos de él encontró algo que no había sentido nunca, en el azul de sus ojos veía cielos llenos de estrellas, en el gris podía ver cómo en la oscuridad siempre había luz y en el verdoso de ellos, logró encontrar la paz que no sentía hace mucho tiempo. Y ahora todo aquello se iba a la mierda, Edrick nunca faltaba, ni siquiera cuando estaba molesto. «¿Por qué lo estaría conmigo? Él no sabe que tú vendrías». O eso creía la chica, se sentía herida y no entendía porqué.

Aquella noche todos dejaron un mensaje en el buzón de Edrick, todos menos Idunn. Pero ninguno fue contestado, tampoco leído, el castaño se encontraba durmiendo en el despacho de su padre, ambos se habían embriagado de más.

Dick sabía que luego de la charla que habían tenido, su hijo no abandonaría la casa, al menos no para ir a hacerse el pendejo a una cena. Sin embargo, una cosa los llevó a la otra, la botella se había acabado y la otra ya iba más allá de la mitad.

●●●

Después de ese día Edrick no contestó los mensajes de nadie, pero Idunn tampoco le escribió a él, estaba sentida y prefería dejar las cosas así, la relación iba a acabar, el plazo que sus padres le dieron, ya había expirado, no era necesario que siguiera ahí.

A pesar de no hablar con la castaña, el miércoles siguiente Edrick se presentó en la escuela para llevarla a casa y aunque se había asegurado que no sentía nada por ella, el juego con su padre seguía en pie y no podía fallar, pero la decepción tocó a su puerta cuando no encontró a la chica de melena castaña. A lo lejos observó a Elliot, Young-mi y Nina, pero los tres lo pasaron desapercibido, ninguno dio la cara o siquiera lo volteo a ver, tuvo la intención de acercarse a ellos, pero no lo hizo.

Los chicos se habían percatado de la presencia del castaño, pero prefirieron ignorarlo, Idunn no había ido a la escuela por segunda ocasión en la semana, nadie sabía porque, nadie preguntaba nada, pero Elliot era consciente del porqué.

Ese mismo día Edrick le escribió a Idunn, quería saber de ella, desde el sábado no se habían visto y quizás había fallado al no ir a la cena, pero no iba ir a hablar de sentimientos, unos que claramente él no tenía. No pensaba perder ante su padre, tampoco darle tanta importancia a un juego y que ella se riera de él por ser sentimental. Algo que él no era, algo que no podía permitirse, algo a lo que se había cerrado desde hace tanto tiempo.

Dos semanas, tal vez no era mucho para algunos, pero para otros sí, dos semanas desde la última vez que Idunn había visto a Edrick, mañana se cumplía dos semanas de la cena en la que la había dejado plantada, y dos semanas de no hablar con el castaño de ojos locos.

El jueves siguiente al que Edrick visitó la escuela, Idunn dejó de asistir por una semana, Elliot se había encargado de ayudarle con las tareas, Young-mi la había ido a visitar, ambos creyeron que algo malo había pasado, pero la chica parecía estar bien y ella aseguraba estarlo. También le contaron sobre la presencia de su novio en la escuela, y a ella pareció no importarle, había decidido no hablar más sobre el tema, tampoco mencionaba a Edrick, la pelinegra intentaba ser discreta al momento de hablar sobre Max o algo relacionado a este, ya que ella sí había tenido algún contacto con el ojiazul.

Era sábado por la tarde y Elliot le había propuesto a su mejor amiga que salieran, de mala gana terminó aceptando, el chico tenía la intención de acercarla a Edrick, por alguna razón él mantenía las esperanzas en que todo volviera a ser como antes, intentó contactarse con Edrick, pero este no atendía llamadas, ni mensajes y descartaba la idea de ir a buscarlo, pues hasta donde sabía, este solía andar de desaparecido y eso le constaba.

Llegaron a una heladería del centro, él pidió sabor lima limón y la castaña de chocolate, estando ahí Idunn logró observar algo, alguien en realidad, del otro lado del local se encontraba el chico de cabello azabache y ojos miel. Lo recordaba, era el mismo chico se la premiación, él le había brindado su número para cuando necesitara hablar con un amigo, pero ella lo olvido. Elliot seguía hablando, pero ella sólo lo veía mover la boca, su atención estaba en dirección a donde se encontraba el pelinegro, quien de un momento a otro le brindó una sonrisa y saludó con su mano, «Mierda, ese no era el plan», Idunn sólo asintió y bajó la mirada.

   —¿Qué pasa, diosa?

   —Nada, ¿nos vamos?

   —Estas muy nerviosa, ¿Edrick está aquí? —preguntó volteando a ver y sólo vio al chico que se aproximaba, regresó su mirada a su amiga y ella sonreía con nerviosismo—. ¿Quién es?

   —Él... él es...

   —¡Hola! —dijo con notable entusiasmo el de ojos miel.

   —¿Hola? —habló Elliot.

   —¿Puedo? —ambos asintieron, pero el moreno se sentía confundido.

   —Disculpa, pero ¿quién eres?

   —Emerson —se sentó al lado de la castaña—, Emerson García.

   —Lo siento pero me he quedado en las mismas —el pelinegro rio—, ¿qué es gracioso? —por alguna razón Elliot no se sentía cómodo.

   —¿Conoces a Cameron? —asintió—. Soy la pareja de juego de ella.

   —Bueno, ¿y qué haces aquí?

   —Creí que no interrumpía algo, nos vemos luego Idunn —la castaña volteo a ver a su amigo con cara de desaprobación y este alzó los hombros.

   —No interrumpes nada —contestó—, es más, Elliot y yo no teníamos nada de qué hablar.

   —Mientes, estábamos hablando sobre la obra.

   —Elliot —lo fulminó con la mirada y Emerson se relajó.

   —Como sea.

   —¿De qué obra hablan? —preguntó el chico que se les unió.

   —Es una comedia que ha escrito el taller de literatura —habló el rizado.

  —Interesante.

   —Claro que lo es —dijo Idunn—, la presentaremos el martes, miércoles y jueves en el parque central, por si gustas asistir —Elliot frunció su frente—. Estaré participando.

   —Tengo algo que hacer —interrumpió el mejor amigo—, lo había olvidado. Nos vemos.

   —Dijiste que iríamos juntos a casa —respondió de inmediato Idunn.

   —Veo que no te quedas mal acompañada —espetó—, así que nos vemos el lunes.

Idunn notó la molestia de su amigo, sin embargo no hizo nada por detenerlo y Emerson sólo observaba todo. Elliot salió del lugar echando humo por las orejas, condujo con la música a todo volumen, no entendía las actitudes de su mejor amiga, no tenía sentido, no se había preocupado por hablar o escribir a Edrick, menos de informarle sobre las actividades que habían en la escuela esta semana, incluso les prohibió a él y a Young-mi siquiera comentar sobre esto.

Se estacionó frente la casa y se regañó mentalmente por lo que estaba por hacer, si esto hubiera pasado al principio, quizás no haría nada de esto, porque no estaba de acuerdo, pero ahora las cosas eran distintas. Se bajó y decidido llamó a la puerta al estar frente a esta.

Emerson se encargó de ir a dejar a Idunn, al estar frente a la casa él se bajó y la acompañó, ambos lucían risueños, Young-mi los observaba desde la ventana de la sala, había estado esperándola desde hacía algunos minutos, Melissa y Malcom la acompañaban, ninguno entendía qué estaba ocurriendo, ellos la habían visto salir con el moreno y ahora regresaba con un fulano que quién sabe de donde había salido.

Alguna vez Young-mi se había cuestionado y reprendido por las imprudencias que cometía a todo momento, pero la mayor parte de veces, no eran intencionales. Sin embargo, lo que esta por hacer si era intencional.

   —¡Idunn! —la llamó desde la puerta, la cara de la aludida era de impresión—. Llevo horas esperándote, a ti y a Elliot. Le he marcado a él pero no responde y tú tampoco —soltó.

   —Young-mi, no sabía que vendrías.

   —Si claro, tenemos retraso, ¿vienes ya?

   —Oye, espera...

   —Creo que lo mejor es que me vaya, fue un gusto verte Idunn y conversar contigo también lo fue —dijo el chico, besando la mejilla de ella.

   —Lo mismo digo —articuló.

Él se marchó y cuando Idunn volteó su amiga se encontraba parada con los brazos en jarras y con los ojos entrecerrados, sus padres estaban detrás con el entrecejo fruncido, no entendían qué sucedía.

   —He de decir que el chico es hermoso, pero no tiene justificación del porqué no estás aquí con Elliot y apareces con un fulano que no tengo ni la jodida idea de dónde salió —dijo la pelinegra.

   —No importa —musitó la chica, mientras pasaba al lado de ellos y subía sin decir una palabra más, todos se voltearon a ver con la boca abierta.

   —Esto no está bien, esto está fatal —dijo Malcom—. Les toca a ustedes encargarse de arreglar eso, mientras yo cocino para pensar en qué carajos pasa en mi vida.

El hombre se encaminó a la cocina y Melissa junto a la asiática se quedaron observando todo.

●●●

   —No sé qué mierda haya pasado —dijo con tono desesperado—, ambos han cometido errores, pero no justifica ni una, ni otra acción. Así que por eso he venido, necesitaba contar las cosas, no necesito que me cuentes tu versión de los hechos, porque sea lo que me digas, siempre voy a estar de su lado aunque no comparta las cosas, pero por eso estoy aquí, porque sé que hay alguien sensato entre ambos y ella no lo es, al menos no hoy.

   —No entiendo mucho, ¿qué diablos tenía que estar haciendo él allí? Y más allá de eso, ¿por qué lo recibió tan bien? —dijo el otro.

   —No lo sé, pero yo no sé cómo fue que se dio todo, de pronto ya estaba allí —confesó.

   —Ella no sabe —dijo Edrick.

   —¿Y? —respondieron los otros dos al mismo tiempo.

   —¿Cómo va actuar distinto si no sabe? Además, Idunn es así, de buen corazón y he de admitir que Emerson no es un hijo de puta o cosa similar —comentó Edrick.

Elliot había contado al castaño lo ocurrido en la heladería, si de algo estaba seguro era que su amiga aún era novia de él y aunque fuera casi su hermana, no iba a permitir que ese tipo se le acercara, por alguna razón no le había caído bien y terminó de confirmarlo cuando le contaron lo sucedido unos años atrás.

Así que, aunque ella lo detestara por un tiempo, optó por invitar a Edrick a las actividades que el instituto estaría realizando durante la semana, al menos si el otro llegaba, ver al novio en el sitio le ocasionaría incomodidad y si bien lo haría también con Idunn, pero él quería que las cosas se arreglaran con mayor rapidez.

El fin de semana acabó y Elliot seguía sin contactarse con la castaña, el lunes por la mañana se encontraron en los pasillos de la escuela, ella venía acompañada de Young-mi y Nina, cuando las observó se desvió de su camino y tomó otro rumbo. Para las otras dos chicas aquella actitud era de extrañarse, primero porque él no pasaba desapercibida la presencia de sus amigas, sin embargo, ninguna sabía lo ocurrido el sábado. Idunn había decidido no hablar con nadie sobre eso, tampoco habló sobre el pelinegro de ojos miel, con quien después de ese día, había iniciado una conversación vía chat.

Con la llegada del martes, las clases acabaron a las 2:30 de la tarde tenían que presentarse en el parque de la ciudad, pues la función se llevaría acabo a las tres en punto. El reloj marcaba las 2:30pm, e Idunn no había salido de casa todavía, «Si Edrick estuviera aquí, de seguro ya me hubiera dejado por impuntual», pensó e inmediatamente se reprendió por traerlo a su cabeza. Una parte de ella decía que estaba mal el mantenerse alejada de él, que era estúpido el distanciamiento que habían tomado, pero no le importó, se las apañó y faltan diez minutos para que la función iniciada Idunn estaba colocándose el vestuario que utilizaría.

El narrador de la obra de teatro comenzó su trabajo y los personajes fueron apareciendo conforme lo solicitaba el libreto. Al salir a escena, vislumbró entre el público el cabello negro de su nuevo amigo, sus ojos conectaron por unos segundos y siguió con su papel. Cuarenta minutos después estaba acabando la presentación, Emerson se encontraba cerca de los escalones donde bajaban los actores de la obra, Idunn bajó y se encontró con él, luego de saludarse se quedaron conversando, pero el chico le entregó un objeto envuelto en papel decorativo.

En los últimos asientos, sentado y sereno estaba Edrick, observando con detenimiento lo que hacían los otros dos jóvenes, Idunn sonreía y el otro lucía alegre y atento con ella, «Qué estupidez que estés haciendo esto», se dijo a sí mismo. Tomó una bocanada de aire y se paró, irguiéndose y caminando hacia la salida improvisada que habían creado los estudiantes, no sin antes voltear a ver en dirección a donde se encontraba la castaña. Edrick era un chico de un metro ochenta y dos, de buen porte y cuerpo atlético, de un aura que era imposible ignorar, de tal forma que, aunque él quisiera —cosa que no era así— pasar desapercibido, no podría y esta no sería la excepción.

Los ojos se teñían de un verde oscuro, el mismo que se cruzó con el ámbar de los de Idunn, pero inmediatamente se perdió entre la multitud, la chica intento ir tras él, dejando atrás al pelinegro que la había acompañado en aquella actividad, pero la estatura de ella no ayudaba y cuando la gente comenzó a dispersarse, no había rastros de Edrick. El otro joven salió tras ella y al posicionarse a su lado ella estaba agitada.

   —¿Estás bien?

   —Sí, no te preocupes.

   —¿Qué pasó?

   —Nada, creí ver a alguien —el chico enarcó la ceja y asintió.

   —¿Nos vamos? —inquirió.

El día miércoles Idunn llegó más temprano al parque y ya se encontraba el pelinegro de ojos miel, al igual que el día anterior la obra se llevó a cabo y la castaña fue centro de atención al ser la protagonista del evento. Nina, Young-mi y Elliot se encontraban al costado de las sillas que se colocaron para el público, cuando ella descendió del escenario Emerson iba a su encuentro, entonces se escuchó una voz masculina:

   —¡Idunn! —era la voz risueña de Max—, estuviste grandiosa.

   —Max —dijo con un poco incómoda.

El resto se acercó a saludar, el mejor amigo de la chica mantuvo su distancia y justo cuando estaba por acercarse, les interrumpió Emerson, quien se presentó con total naturalidad. Elliot retrocedió los pasos que había dado y se abstuvo de hablar, la mirada de Idunn se veía perdida, Max se lo atribuía al que estuviera buscando a Edrick, Young-mi aseguraba que se debía a su distanciamiento tanto con su novio, como con el mejor amigo y Elliot sospechaba y estaba seguro que se debía a otra cosa, una que nada tenía que ver con lo que los demás pensaban.

   —Creo que es momento de irnos —habló Nina.

   —Es verdad —secundó Max.

Seguido de esto se despidieron de la castaña, dejándola con dudas y con una pregunta que resaltaba en su cabeza: ¿Y Edrick?

El pelinegro se quedó a su lado y trató de alegrarla o motivarla, pues su cambio de actitud había sido muy brusco, de estar completamente eufórica, ahora sólo sonreía levemente.

   —Creo que deberías irte —señal ella.

   —¿No nos iremos juntos? —negó.

   —Emerson, debo quedarme haciendo unos arreglos para mañana.

   —Puedo esperarte.

   —No es necesario, yo me iré sola. Adiós.

Le dio la espalda y desapareció entre el escenario que había en el lugar. Mientras terminaba de vestirse y acomodar sus cosas para irse a casa, escuchó unos pasos, supuso que se trataba de alguno de sus compañeros de teatro, así que se volteó diciendo:

   —Ya me... —las palabras quedaron en el aire cuando sus ojos recorrieron el torso que estaba a unos cuantos centímetros de ella—. ¿Qué haces aquí? —dijo tajante.

   —Veo que te la estás pasando bien —murmuró para ambos y se movió hacia uno de los taburetes que estaban al costado de la chica.

   —Estoy haciendo lo que me gusta —le cortó.

   —Bien.

   —¿Te puedes ir ya? —él frunció el entrecejo.

   —Si no estoy mal ibas a decir que ya te ibas, ¿me equivoco? —enarcó la ceja—. Y si me equivoco, me debes un beso —dijo con sorna. Ella sabía que era darle la razón o un beso y en aquel instante no quería nada de eso, «¿Estás segura o sólo te quieres llevar la contraria?», le reclamaba su subconsciente.

   —Quiero estar sola, eso es.

   —¿Es eso o sólo no quieres darme la razón? O te estás prohibiendo darte un placer de tu corta vida, novata.

   —Besarte no es un placer —espetó, «Claro que lo son, no seas idiota, Idunn».

   —¿Sabes? Mentir no te queda tan bien, pero supongo que estarás esperando que me vaya para pasarla bien con tu nuevo amigo, ¿no? —soltó él.

   —¿Qué quieres, Meyer?

   —Nada, quería verte, felicitarte y no sé, algo más quizás —hizo una pausa—. Pero al parecer, alguien más ya se ha encargado de eso y no Idunn, yo no soy una segunda opción de nadie —ella abrió la boca, pero él siguió hablando—. Siempre he sido el primero, sin opción a reemplazo, así que dejaré ese trabajo para Emerson.

Se levantó de donde estaba acomodado y comenzó a caminar, pero ella habló:

   —Espera, Edrick —este no detuvo el paso—. ¿Podemos hablar?

   —Ya tienes a alguien más para eso.

   —No, espera —lo alcanzó y tomó del brazo, este sin ser brusco se apartó, aquella acción hizo que algo se moviera en el interior de la castaña.

   —Vine sólo para avisarte que el dos de este mes tenemos la inscripción a un torneo, Holden y vas conmigo —informó—. No quería hablar, no quería nada porque sé que la has estado pasando bien con tu nueva compañía, y como no pretendo hablar de ninguna otra forma contigo, me moví hasta acá. Así que estate atenta a la información que te haré llegar —se alejó.

   —¿Me harás llegar? —cuestionó. Se detuvo sin voltearse.

   —No hablaré de ninguna otra forma contigo, dije.

   —¿Y esto qué es? —preguntó.

  —¿Qué esto? —se volteo. 

   —Lo de nosotros —por un instante Edrick pensó en contestar "Un Juego", pero no lo haría.

   —Creo que tú sabes la respuesta, Idunn.

Edrick subió a su auto, sabía que Emerson seguía ahí con la esperanza de llevar a Idunn a su casa. Era verdad lo del torneo, al principio había decidido que sería parte de este y convencería Nicholas que fuera su pareja de juego, no quería tener más contacto con la de mirada ámbar, si ella quería alejarse, estaba bien. No le molestaba que se relacionara con Emerson, al menos no como lo hacía ver, ella no tenía ni idea de lo que había ocurrido con él en el pasado, seguramente si se enteraba se sentiría torpe por sus actitudes con el pelinegro. Sin embargo, a pesar de todo, Elliot y Max le habían convencido que la única forma en que podría "fastidiar" a Emerson y a Idunn al mismo tiempo, seria trayéndola como pareja en el torneo que se daría entre el 4 y 11 de ese mes, así que debía aprovecharse de ello.

La mente de Idunn daba vueltas, y la frase: «Creo que tú sabes la respuesta», se repetía una y otra vez en su cabeza. Él tenía razón, ella más que nadie sabía de lo que iba su relación, eso era, una relación y ella estaba poniendo distancia. Lo que quedaba del día sería un tormento si no dejaba de pensar en lo que estaba pasando, así que decidió ir en busca de la persona que podría ayudarle a sacar aquello y que, posiblemente, le daría un buen consejo.


ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ💜🎮💙ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ

Holis de nuevo xD

Como dije en capítulos anteriores, la recta final está por llegar, ahora más cerca de lo que yo quisiera que estuviera y dagjkdfa esto me tiene muy nerviosa y nostálgica, pero ahí vamos, de eso van las historias... pero, no se me desanimen, que en las próximas actualizaciones que tendremos estaremos teniendo pequeñas sorpresitas. Así que ojito.

Yo espero que les esté gustando cómo va la historia, quiero compartir algo con ustedes, porque como ya dije, estoy sentimental y Diooos, cuando comencé a escribir Yo No Me Enamoro, las ideas comenzaron a fluir de forma muy relajada, la idea era guardarme la historia para mí, luego tuve la motivación de  dos personas en especial que me dijeron: Dale y de repente dije: Lo pensaré y acá andamos... a partir de este momento, ustedes están leyendo los últimos capítulos de YNME, no quiero decir cuánto falta o cuándo acabará porque hasta yo estoy sentimental jajaja, pero eso. Quiero que hoy cuando acaben de leer acá, (para quienes van al día con las actualizaciones) chequen bien la portada de la historia, porque esto va tener un poco que ver con la sorpresa de la que hablaré el miércoles. 

Nos leemos luego mis gamers nordicxs <3, un abrazo fuerte para ustedes y espero que estén siendo felices :3

Con amor:
Andy 🍀🤍

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top