Capítulo 15
“Hay juegos que matan y otros que encantan”.
Había pasado casi una semana desde el cumpleaños de Idunn, pero su mente seguía reproduciendo los momentos que había vivido aquel día. Young-mi se encargaba de recordarle cada detalle y Elliot solía hacer bromas o explicar ciertos aspectos de lo que ocurrió. La sonrisa de su rostro no se había borrado, desde entonces le pidió a su amigo que todos los días la acompañara a ver la obra de arte que su novio había creado y si en caso él se negaba o no podía, se lo pedía a Edrick.
El castaño sonreía al ver cómo ella pegaba saltos cada que recordaba alguna de las cosas que había realizado para su cumpleaños. Sin embargo, en su mente se repetía la misma oración: «Torpe, todo esto es un juego, uno que debe estar a mi altura para ser tan perfecto como yo». A pesar de que, si bien lo admitía, le había tomado cierto grado de afecto a la novata, pero nada podría sacarlo de su objetivo. Ganarle a Dick.
Y es que era imposible olvidar que todo era un estúpido juego, como lo llamaban ambos Meyer, pues el mayor se encargaba de dejar notas en la mesa del comedor, todas las mañanas. Ciertamente Edrick no podía olvidar algo tan importante como los juegos en los que se entretenía, este no era la excepción. Pero su padre lo hacía con la intención de recordarle sus palabras al momento en que pactaron el juego: «Yo no me enamoro».
A lo largo de su adolescencia Edrick había sido el típico chico que podía salir con la chica que él quisiera, incluso con cuantas quisiera. Pero el pacto que habían realizado con Max se los impedía, y no se trataba de evitarlo por obligación, sino porque sabían que estar con más de una persona o realizar acciones que lastimaran a la otra parte, traía consecuencias para ambos. En el caso de su madre, ella había dañado la confianza y sentimientos de su padre, rompió las promesas que hizo a su hijo y lo abandonó sin más, y ella… ella murió tras su arrebato.
Esto no había evitado que el castaño tuviera dos novias en el transcurso de la escuela y también unas cuantas bocas a las cuales besar. Había disfrutado su adolescencia a su manera. Fiestas. Alcohol. Amigos. Besos. Y sí, porqué negarlo, sexo. Aunque como bien había mencionado Max el otro día, sólo dos chicas habían estado con él y no pedía más. Estaba bien con lo que había logrado hasta entonces. Los juegos eran su mayor entretenimiento, su vicio ante los ojos de su padre, pero para él un refugio que le permitía olvidar toda la mierda que acarreaba tras de sí.
En algún momento, al igual que su padre, intentó refugiarse en los brazos adictivos del alcohol. No funcionó. Le había tomado amor a las cervezas, whisky y otras bebidas embriagantes, sin embargo, no eran algo que lo llenaran. Los videojuegos si lo hacían.
Recordaba que una tarde, mientras esperaba la llegada de su novia, se puso a comparar lo que le causaban las tres cosas en las que se mantenía enfrascado. El alcohol. Su novia. Los videojuegos. Aquel día se dio cuenta que nada lo hacía sentirse tan pleno, como aquel “pasatiempo” que lo mantenía pegado a la computadora. Justo al atardecer, mientras bebía una botella de cerveza al lado de su novia, decidió ponerle fin a la relación que tenía con ella.
Tiempo después de aquel acontecimiento, conoció a Ivania. Una chica pelinegra con un cuerpo despampanante, a pesar de su corta edad, con las mismas ambiciones que él. Ser mejor en todo. Lastimosamente la chica no era una crack en los videojuegos, pero hacía su mayor esfuerzo por ser de las mejores, más adelante el castaño se dio cuenta que todo era una pantalla para poder tener la atención del mejor jugador del RallyForce en su región (para ese entonces él se encontraba ascendiendo en el ranking mundial). Toda la farsa que se había armado la chica le causó molestia a Edrick, él no era el juego de nadie —de eso estaba seguro—, mucho menos el experimento o trofeo para lucir ante los demás.
Cuando conoció a Eleazar y limpió toda una cancha de fútbol con él, los problemas con Ivania ya estaban al borde de derramarse, por lo que tenía dos problemas. A una farsante que quería presumir su relación para tener fama entre los gamers y un envidioso que no aceptaba que siempre va a existir alguien que pierde. Así que puso fin a todo lo que le causaba molestias, dejó a su novia y dejó los torneos para niños —como llamaba aquellos que no eran de tanta relevancia— y se fue a ligas mayores. Donde él, Max y Cameron se hicieron de los mejores jugadores a nivel nacional, para más adelante serlo a un nivel internacional, en ese momento se les unió Nicholas.
No le había dolido la estupidez de Ivania, sin embargo, más adelante se enteró que la muy descarada se encontraba cada cierto tiempo —cuando él no aceptaba salir con ella— con otro sujeto. No le dolía nada, pero se repetía «¿Cómo pude ser tan idiota para no darme cuenta? ¿es que acaso todas hacen eso? ¿me tiene que pasar todo el jodido tiempo a mí?», aquellas palabras y algunos pensamientos lo torturaban. Sabía que él era grandioso en todo su esplendor, pero ¿qué debía haber de malo en él para que todos lo abandonaran o lo engañaran?
Nada, en él no había nada de malo. Eso era lo que le repetía Dick todos los días de su vida —quizás su padre había tenido, en gran parte, la culpa por el carácter y el ego que su hijo tenía—, incluso siendo mayor, él recordaba la mirada gris de su padre repitiéndole: «Contigo siempre está todo bien, no hay errores en ti. Los hay en los demás». Con el pasar del tiempo y mientras crecía se fue dando cuenta que errar era de humanos, pero que él podía ser lo más cercano a la perfección que existiera en todo el mundo o al menos intentarlo. Y lo había conseguido, era el mejor jugador de RallyForce y su mayor competencia, era Marshall54, a quien detrás de la pantalla conocía como Cameron, su mejor amiga. Seguida por su amigo Max y tras de él, Nicholas. Todos eran sus amigos.
Alguna vez se había preguntado si sus amigos lo dejaban ganar a propósito, sólo porque conocían la historia tras el egocéntrico de Edrick Meyer, pero se dio cuenta que no. Ellos eran buenos, los mejores, pero si hablaban de lo mejor de lo mejor, ese era él.
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—Tu novio es un vándalo —bromeó el moreno.
—Podrá serlo, pero es muy romántico —interrumpió Young-mi, que recién se les unía.
—Deberías aprender de él —le reprendió Nina y él fingió ofensa—. Es broma, amorcito —le dio un pequeño beso en la mejilla—, tú eres grandioso a tu manera.
—Pero no hay que quitarle el crédito a Edrick, eres toda una afortunada Idunn.
La castaña no dejaba de sonreír y sus amigos la observaban esperando la respuesta, una que no llegó.
—Planeta Elliot llamando a planeta Idunn… ¿hay alguien allí con vida?
—Idunn… Idunn… —la chica seguía sin reaccionar— ¡Idunn! Dios, esta niña está enamorada.
—No —respondió con desdén—. El amor no es para mí.
—Bromeas, ¿cierto? —le dijo Nina—. Tus ojos brillan, siempre lo han hecho, pero ahora es más.
—Además, sonríes como boba —apoyó Elliot.
—Y se ve como torpe, todos nos vemos torpes cuando estamos enamorados —la pelinegra rio ante su propio comentario.
—No, eso no.
—Idunn, llevas un buen tiempo con tu novio, lo quieres y es todo un caballero contigo, es estúpido que niegues estar enamorada.
—Estúpido es enamorarse —con estas palabras se levantó de su puesto y se fue del lugar.
—Nunca aceptará que se ha enamorado —comentó Nina.
—A menos que la retes —dijo el rizado.
—¿A enamorarse? —preguntó Young-me—. Sería estúpido retar a alguien para que se enamoré.
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El resto de la mañana pasó muy rápido, la castaña estaba molesta e irritada. Sus amigos tenían razón, tenía cara de boba, pero no podía ser por Edrick. Tal vez por los detalles que había realizado, pero no porque estuviera enamorada de él. No podía estarlo, ella no se permitía tal cosa, además, nunca se había enamorado y eso no sería muy propio de ella, debía dejar de lado todo eso y centrarse en lo que realmente importaba. El torneo internacional.
Estaba a veinticuatro horas de entrar al evento más importante de la vida, al menos para Edrick, para ella sólo se trataba de un reto más. Pero no podía permitirse perder, le habían impuesto retos y tenía que cumplir con ellos, aunque en realidad para ella no era importante ganar, sino sólo realizar lo necesario que lo hiciera valedero.
A la hora de salida, Edrick estaba recostado sobre el auto que había llevado la primera vez que fue por ella, el día que la conoció. Traía una camisilla que dejaba ver sus brazos bien trabajados «¿Cómo es que le da tiempo para hacer ejercicio?», su espalda era ancha, así que se veía muy bien, también se podían admirar sus hombros y su clavícula. Sus pantaloncillos cortos mostraban sus piernas bien formadas y trabajadas «También». Sus ojos venían cubiertos por unas gafas oscuras, no podía ver sus ojos.
—Nunca me cansaré de decir que tu novio es un bombón —su amiga le interrumpió los pensamientos a su amiga.
—¿Es infidelidad ver a otros chicos cuando tienes novio? —preguntó Nina y Elliot le dedicó una mirada de desaprobación—. Sólo bromeo, tú tranquilo, además es el novio de Idunn.
—¿Ya dejaste de babear? —dijo la voz ronca, mientras Idunn entrecerraba sus ojos y negaba.
—Nosotros nos vamos —informó Elliot—. Un gusto verte, Meyer.
—Igual —contestó.
—Young-mi, ¿te vas con nosotros? —le preguntó a la otra chica y esta aceptó.
—Ahora que ya has dejado de babear, ¿nos vamos?
—¿Cuándo dejarás de pensar que babeo por ti?
—Es fácil notar cuando una chica se atonta por un galán como yo.
—Tú tan engreído como siempre.
—Lo normal, ¿no crees?
Tomó el bolso que ella traía colgando de uno de sus hombros y se dirigieron al vehículo. Dejó que la música de Morat inundara el auto, no hablaron en el transcurso del camino a casa de la castaña, pero sí cantaron todas las canciones que se reprodujeron. Cuando llegaron se estacionó y apagó la música.
—Tienes —hizo una pausa viendo su reloj— diez minutos para volver a poner tu trasero en ese asiento. Ponte ropa cómoda, y de preferencia zapatillas deportivas.
—Pero debo pedir permiso a mis padres.
—Tus padres te dan permiso siempre y cuando sea conmigo —ella frunció sus cejas—. Además, ya me adelanté y les pedí permiso. Tienes ocho minutos, pícale novata.
—¿A dónde iremos?
—¿Algún día dejarás de preguntarme a dónde vamos? El tiempo está corriendo y si el reloj marca los diez minutos, yo me largo de aquí.
Refunfuñando salió del coche y con grandes zancadas entró a su casa, después de saludar brevemente a sus padres y colocarse lo primero que encontró, que consideraba cómodo, bajó. El chico ya tenía el auto encendido y sonaba Yo Contigo, Tú Conmigo.
—¿Eres fan de Morat?
—Podría ser —dijo con una ceja alzada y con una sonrisa traviesa.
Comenzaron a moverse por la calle y juntos cantaban la canción a todo pulmón, «Sí es fan», se dijo ella internamente. Los padres de la chica observaban por la ventana de la sala principal.
—¿Cuánto a que ya se enamoró? —pregunta Melissa.
—Cien billetes —le contestó Malcom— ¿Cómo lo averiguarás?
—Tú sólo espera mi respuesta.
—Ok, pero… ¿te das cuenta que el reto está funcionando?
—¿Huh?
—La logramos separar de su “preciada computadora y amiga fiel” —dijo con risas y haciendo un gesto de comillas.
—¡Ja! Te dije que funcionaría, mis planes nunca fallan.
—Sin embargo, te recuerdo que… yo aposté porque dejaría la silla tan pronto tuviera un novio, así que… me debes cien billetes.
—Tienes buena memoria, amor.
—Y otras cosas también —movió las cejas con coquetería.
—¡Malcom! —le reprendió con risas y entregándole el dinero—. Guárdalos, porque me los devolverás cuando yo sepa que se ha enamorado.
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Ya habían avanzado por más de quince minutos, y aunque todo el trayecto ninguno había dicho palabra alguna, que no fuera ninguna de las canciones, se sentían cómodos el uno con el otro. La castaña no estaba prestando atención al camino, pero cuando su novio aparcó el auto se dio cuenta del lugar en el que se encontraban. Era la pequeña cabaña de la otra vez, esa a la que había ido su amiga y el mejor amigo de Edrick.
—¿Qué hacemos aquí? —cuestionó ella.
—El día que tú no hagas una pregunta, podré decir que he presenciado un milagro. Baja —ordenó.
Él hizo lo mismo y la esperó. Cuando ella estuvo a su lado la tomó de la mano y comenzaron a caminar en dirección a la casita, muchas preguntas se formulaban en la cabeza de Idunn, pero sabía que no tendrían una contestación, tal como minutos atrás.
Cuando se posaron en las pequeñas escaleras que daban a la cabaña, el crujido de la madera al sentir su peso, se hizo notar. Él tomó la iniciativa y siguió hasta donde se encontraba la puertecilla, luego con un movimiento de cabeza le indicó a ella que le siguiera, unos segundos después la puerta cedió ante la presión que ejercía sobre el pomo.
—¿Esto no es delito? —preguntó sin resistirse y Edrick blanqueo los ojos.
—¿Ahora te preocupa la ley?
—No soy una delincuente.
—¿Estás diciendo que yo lo soy?
—¿Pintar en una propiedad privada no es un delito?
—El edificio es de mi padre.
—Oh, eso no lo sabía.
—Hay muchas cosas que aún no sabes.
—Creí que se trataba de algún lugar x.
—Novata, yo tengo todo planeado —la casa estaba a oscuras, él soltó su mano.
—No me dejes sola —chilló siguiendo por donde él pisaba—. Creí que esta casa era vieja —comentó al darse cuenta que el suelo no rechinaba cada que pisaba.
Edrick había dejado de contestar, a pesar de ser de día, el lugar estaba repleto de árboles altos, que permitían un escaso filtro de luz solar. Así que no podía ver gran cosa dentro de la casita, además, las ventanas parecían estar cerradas.
—¿Edrick? —preguntó al vacío—. No soy miedosa, pero… es inquietante estar sola en este lugar.
—Miedosa —habló una voz ronca atrás de ella.
—Déjame —hizo el ademán de querer empujarlo, pero no le atinó—. ¿Dónde estás?
—Aquí —por alguna razón el tono de voz se escuchaba distinto, pero era lindo.
—Deja de jugar así.
—No estoy jugando, novata —al escuchar la última palabra salir de su boca, un escalofrío le recorrió el cuerpo, se escuchaba tan único y encantador.
—¿Entonces? Ven conmigo, no me gusta esto.
—¿Le temes a la oscuridad? —ella trataba de seguir la voz, pero cada vez venía de un lugar distinto.
—No —dijo segura.
—En ese caso, te reto a encontrarme —propuso.
—De acuerdo —no le temía a la oscuridad, pero si realmente la casa tenía por dentro el mismo toque que el exterior, le asustaba que algún animal le causara daño.
El chico ya no habló y ella trataba de encontrarlo, había pensado que podía perseguir su voz, pero Edrick no era tonto, «Eso lo tuviste que tener claro desde hace mucho». Su vista ya se había acostumbrado a la oscuridad, pero era incapaz de percibir algún tipo de movimiento, y en el silencio del sitio sólo eran perceptibles ambas respiraciones y el cantar de los pajarillos que rondaban fuera de la cabañita.
—Edrick —le llamó, pero no contestó—. Ya me aburrí.
—¿Te estás rindiendo? —preguntó él, se escuchaba cerca de ella.
—No, pero es aburrido, tú de seguro conoces este lugar, por eso te puedes escabullir fácilmente.
—Estás equivocada.
—¿No se supone que tienes todo bajo control?
—Todo lo que depende de mí, sí. El resto de cosas que dependen de otras personas estúpidas, no.
—¿Me estás diciendo estúpida? —él soltó una carcajada, pero ahora ya no venía del lugar de donde ella creía que podría encontrarlo.
—Eres boba, más no estúpida. Nunca diría eso, novata.
—Tú si eres estúpido.
—Insisto, para ser una señorita, eres muy grosera. ¿Qué acaso tus padres no te enseñaron a hablar como tal?
—Tú qué sabes de cómo me educaron.
—Tus padres no son nada tradicionales, eso se nota. Sin embargo, puedo deducir que te educaron con buenos valores y principios, así como con un buen léxico. Pero asumo que eres rebelde y te gusta ser una chica mala utilizando palabrotas.
—¿Tú quién te crees para decirme quién o qué soy? Lo dice el chico que se cree perfecto, no acepta perder y se cree el puto amo del mundo.
—Si buscabas ofenderme, he de decirte que no lo has hecho, sólo has descrito lo que en verdad soy.
—Eres un idiota, te tuvieron que enseñar que no siempre se gana.
—Sé que no siempre se gana —dijo en un murmuro, pero no supo identificar de dónde venía la voz—, pero siempre y cuando dependa de mí, soy yo quien gana. Yo no pierdo, yo gano siempre.
—¿Por qué no aceptas perder en los juegos? —estaba tratando que él hablara para poder encontrarlo.
—Una vez ganas no quieres dejar de hacerlo. Además, admitamos que soy el puto amo del virtual world, nena… no puedo aceptar perder porque nunca me han logrado ganar.
—¿Me dirías una vez que hayas perdido?
—Hace muchos años… —hizo una pausa—. Yo era muy joven… —un silencio sepulcral se apoderó del lugar.
—¿Edrick?
—Perdí y ya —dijo estampando un beso en los labios de la chica y colocando sus manos sobre las caderas de ella.
Al parecer él sí sabía cómo encontrarla a ella. El beso duró varios segundos, los pies de Idunn se encontraban de puntillas, las manos de Edrick pasaron al rostro de la chica, ella posó sus manos sobre el abdomen de él.
—¿Perdiste y ya? —preguntó ella separándose de los labios del chico, pero sin dejar la posición en la que se encontraban.
—Sí, así —él volvió a besarla.
La sensación que los labios de Edrick provocaban le hacían revolotear, y no, no a eran mariposas lo que sentía en su vientre, sólo sabía que las sensaciones que él era capaz de despertar eran inexplicables.
—Estaba buscando la luz —confesó él pegándola a su cuerpo y con sus labios contra los de ella—. No está en el lugar que se supone debería estar.
—¿Y por qué no has prendido el móvil? —se alejaron un poco.
—¿Crees que cargo el mío? No hago esas cosas cuando salgo a lugares como estos.
—¿Y si te sucede algo?
—Moriré o qué sé yo.
—¿No piensas en tu padre?
—Él sabe que si me muero es porque andaba haciendo cosas que me gustaban.
—Yo traigo el mío.
—Ven, vamos a buscarlo, pero no saques tu celular.
—¿Por qué?
—Porque la buscaremos sin ayuda de eso.
—Pero es más fácil.
—La vida no es fácil, así que tómate las cosas por el lado difícil, sufrirás más, pero… tendrás nuevas experiencias y conocimientos.
—Pero… ¿y si hay animales o bichos que nos quieran hacer daño?
—No te imaginas la belleza que oculta la fachada de esta casucha.
Estuvieron gran parte de la tarde en el lugar. Ciertamente Edrick no había encontrado el interruptor, pero lo hizo poco después de que Idunn comenzara a buscarlo con él. Sin embargo, le parecía gracioso escuchar los leves quejidos o gritos que pegaba cada que sentía algo que desconocía.
A eso de las cinco de la tarde salieron del sitio y la dejó en su casa, antes de irse y despedirse de los padres de Idunn, le recordó.
—Mañana iré por ti a la casa de Young-mi.
—De acuerdo.
—Pide permiso para estar el resto de la tarde conmigo. El torneo lo realizaremos en mi casa.
—¿Por qué?
—Max y Nicholas estarán presentes. Quieren estar con nosotros, Max quiere ver cómo juego contigo, luego de jugar por años con él. Y Nich quiere ver qué tan bien aprendiste.
—¿Y Cameron? —cuestionó ella.
—Ha estado entrenando, mañana nos enfrentaremos a ella.
—¿Crees que ganaremos? —él la volteó a ver con una cara de “¿No es obvio?”
—Es tonto que preguntes eso. Yo siempre gano, novata.
—Pero jugarás conmigo.
—¿Y eso qué? Confío en que lo harás bien, sino no te hubiera tomado como pareja de juego.
—¿Por qué dices?
—Si no confiara en lo que haces no te hubiera retado a ser mi pareja. Max trabaja con mi padre, fácilmente pudo darle permiso para que jugara conmigo.
—Que mimado eres.
—Beneficios de ser el hijo único y el retrato de tu padre.
—Entonces… estás seguro que ganaremos —trato de sonar segura, pero parecía más una pregunta.
—Mira novata, yo siempre pongo mi mejor esfuerzo para ganar y aunque no lo haga, pasa. Tú concéntrate en hacer lo que haces mejor, además de preguntar y fastidiarme con esas jodidas preguntas, que es jugar como la novata con suerte que eres.
—¿Eso es una ofensa o una motivación?
—Tómalo como quieras —dijo dándose la vuelta—. Prepárate y descansa bien —se volteó de nuevo para dejar un beso en su frente—, mejor te vendré a traer por la mañana, traes una mochila con ropa, luego te iré a recoger a la casa de tu amiga. Habla con tus padres, Dick llegará por la noche.
—¿Cuánto dura el torneo? —preguntó al escuchar lo último.
—Pueden ser hasta 24 horas.
—Pero mañana es sábado y luego el domingo tengo que… —la interrumpió.
—Idunn, vamos. Sólo tienes que hacer tareas, si ganamos, que es obvio, te ayudaré a hacer tarea. Te quedarás en mi casa, dile a tus padres que no estaremos solos, Dick llegará en la noche y Hanna también lo hará.
—¿Por qué no vienes tú a mi casa?
—Porque… —«Tienes buen equipo, pero no como el mío, boba». Pensó qué podía decir— vienen los chicos a jugar.
—Qué molesto eres, ojos locos.
—El molesto al que quieres, hasta mañana, novata.
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Para Edrick no era algo nuevo el estar en las vísperas de un torneo de tal magnitud, estaba acostumbrado a las grandes ligas, así que había dormido muy bien la noche anterior. Al contrario de Idunn, que había tomado alrededor de tres té que le calmaran los nervios y pidió a Melissa que durmiera con ella para poder ayudarla a conciliar el sueño.
A la mañana siguiente tenía que ir a casa de Young-mi, pues tenía un trabajo que realizar, el torneo daría inicio a la una de la tarde, por lo que Edrick iría a traerla a las doce en punto. Así que tuvo que trabajar con prisa y seguridad para no cometer errores. Había contado a Young-mi lo que estaba pasando entre ella y el castaño, su amiga le aseguraba que ambos se estaban enamorando, la de mirada ámbar negaba todo, y es que al menos ella no sentía eso. Pero, el actuar de su novio podía explicar lo que sentía, eso decía su amiga.
Convencer a sus padres sobre quedarse en la casa de Edrick y que no era un plan para perder su virginidad fue un reto, y eso que ella no se rendía. Cuando terminó con esa conversación, como solía hacerlo siempre, pedía una explicación sobre el porqué sus padres nos eran normales. El ojiazul tenía razón, sus padres no eran nada parecido a los padres tradicionales, tal vez algunas personas desearían tenerlos como padres, ella no se quejaba de ellos, pero realmente eran raros, fuera de lo normal «¿Aunque qué ha sido normal en tu vida, Idunn? Tu novio es un reto, ¿es eso normal? No, definitivamente, pero fueron ellos quienes me lo impusieron».
Faltaban diez minutos para que el reloj marcara las doce, aprovechando que habían terminado el trabajo con tiempo, Young-mi le confesó a su amiga que no sabía cómo decirle a sus padres que ya no era novia de Tomás, habían estado cuestionándole porqué ya no lo veían, pero ese no era un problema. Su mayor problema era que ahora las cosas con Max estaban creciendo en un buen sentido, y si había costado que sus padres aceptaran al otro chico, con este otro le armarían otro lío.
Faltando un minuto para las doce el celular de Idunn vibró, era Edrick.
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Ojos Locos <3: ¿Ya?
Novata con suerte: Voy.
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El chico estaba revisando su auto, desde el cumpleaños de la castaña había comenzado a utilizar el descapotable azul. Se podía ver que habían algunas bolsas de comida y cosas que sabía, servirían para la noche que les esperaba.
La pelinegra salió a acompañar a su amiga hasta donde estaba Edrick, quien las saludó con cierta emoción.
—Te quería proponer algo —comentó dirigiéndose a la coreana.
—¿Qué cosa? —cuestionaron ambas al mismo tiempo.
—Estoy seguro que ganaremos el torneo. Probablemente finalice por la madrugada, así que tengo unos planes, Max, Cameron, Dimitri y Nicholas se nos unirán —la castaña alzó la ceja—. ¿Quieres venir?
—Gracias Edrick, pero dudo que mis padres me den permiso.
—Podríamos decirles que te quedarás en casa —insinúo su amiga.
—Pero de seguro llamarán a tus padres —dijo desanimada.
—Tú tranquila, yo me encargó de eso. Elliot vendrá por ti más tarde —aseguró Edrick—. Por el momento, nosotros nos vamos, debemos comer y prepararnos.
El chico se despidió y se subió al auto. Idunn volteó a ver a su amiga y ambas abrieron la boca pero ninguna fue capaz de decir algo, hasta que se despidió.
—Nos vemos al rato.
—Tu novio sí que es mandón.
—Bienvenida al mundo donde los Meyer dominan.
Durante el trayecto a casa Edrick no dijo nada, la castaña había estado tarareando una canción, él sabía que la había escuchado en algún momento, pero no recordaba en qué situación había sido. Estaban por llegar a la casa del chico, ella sabía que habían momentos incómodos en los que solía romper el silencio que acrecentaba la tensión que entre ellos dos se daba cuando discutían o simplemente cuando no hablaban de nada. A pesar de que en ese momento no se sentía para nada incómoda, necesitaba sacar aquella pregunta que le estaba comiendo la tranquilidad.
El ojiazul ya se había percatado que su novia estaba ansiosa, sus dedos los movía de un lado a otro, mordía sus labios cuando no estaba tratando de cantar y sus pies se movían de un lado a otro simultáneamente. Sabía que en algún momento abriría la boca con las preguntas que su alocada cabeza se había estado creando. Las mejillas se le inflaban, sus ojos amarillos iban y venían, viéndolo a él y la distancia que faltaba para llegar al lugar.
—Suéltalo. Siento que morirás de un ataque de ansiedad y me desesperas —dijo al fin.
—¿Cómo conseguirás que le den permiso a Young-mi?
—Ella lo hará, con un poco de ayuda que le hemos pedido a tus padres.
—¿Mis padres? ¿De qué hablas?
—Decir “suéltalo” es desencadenar una serie de preguntas peor que un interrogatorio para un criminal de primer nivel. ¿Lo sabías?
—Yo no quería preguntar —contestó restándole importancia—, has sido tú quien pidió que lo hiciera.
—Porque estallabas en preguntas o por la ansiedad que te estaba ahogando por aguantar tanta interrogante.
—Como sea, ¿me dirás?
—Podría ser.
—¿Por qué siempre me contestar un Pidrii sir?
—En serio eres una molestia, Holden.
—Dicen que al que anda en la miel algo se le pega.
—No veo tu sed por ganar en ningún lado, así que, si eres una molestia es porque ya lo eras incluso antes de conocerme. Ahora baja —ordenó y ella sólo entrecerró los ojos—. Ya lo tenía planeado desde hace varios días, así que no te preocupes —agregó mientras ella bajaba.
Terminaron de comer y los nervios de la castaña incrementaban, Edrick por su parte estaba tranquilo. Nicholas trataba de mantener a la chica relajada, si su novio se daba cuenta que estaba desbordando nervios por todas partes, seguramente se molestaría con ella, no podía permitir que estos la traicionaran y los hiciera perder. Él no toleraba una sola pérdida.
—Idunn, debes concentrarte, no dejar que te dominen los nervios.
—Eres muy buena en esto —secundó Max.
—¿Y si fallo? Edrick me odiará
—No muestres debilidad o miedo, Edrick es un cabrón —dijo el que traía coleta— y sabe identificar quiénes lo poseen y cuáles son sus debilidades.
—Exacto.
—Se dará cuenta —sus nervios iban más por cometer un error y hacer perder a su novio, que por el torneo. Sabía que era buena y que la ayuda que los amigos del chico le habían dado había sido estupenda, pero temía hacer quedar mal al de ojos locos.
—¿Cuenta de qué? —la voz ronca de Edrick resonó en la habitación donde se encontraban.
—Nada —contestaron los tres al mismo tiempo.
—¿Me creen estúpido? Sé que tienes miedo, típico de una novata —el comentario fastidió a la chica.
—Te lo dije —murmuró Nich y la mirada grisácea se clavó en él.
—Es normal tener miedo, siempre que haces cosas nuevas te enfrentas a un mundo desconocido. Pero dudo que tu temor sea por un juego al que ya le has dedicado gran parte de tu tiempo.
—Tiene miedo de hacerte perder —confesó Max, el chico no podía ocultarle muchas cosas a su amigo.
—Lo supuse —ahora su vista se dirigió al color ámbar de los iris de ella—. No me puede hacer perder, porque yo nunca pierdo. Yo juego para ganar. Eres mi pareja de juego y también fuera dé, de manera que debes mostrar estar a mi alcance, acá es donde mostrarás de qué estás hecha. Te di la oportunidad de jugar con los mejores —aludiendo a sus amigos—, les has demostrado que puedes, ¿por qué habría probabilidades que pierdas ante novatos inexpertos?
—Tú has dicho que soy una novata.
—Es tu sobrenombre, me gusta llamarte así. Pero ya no perteneces a las novatas inexpertas, si lo fueras —hizo una pausa—, ¿crees que te dejaría jugar conmigo? Hay muchos errores en esas ideas tuyas.
Con esas palabras se dio la vuelta y se dirigió al cuarto de juegos.
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El torneo había dado inicio, se trataba de una cantidad de parejas de un aproximado de diez mil, es decir, veinte mil personas detrás de una pantalla disputándose los primeros lugares. Ciertamente los primeros diez lugares serían premiados, pero los más codiciados eran los cinco, no para Edrick. Su premio más grande era llevarse, por tercer año consecutivo, el primer lugar.
Los ojos grises del chico estaban centrados en el ordenador, a su lado, con una posición similar a la que este mantenía, se encontraba la castaña. Max y Nicholas en la parte de atrás daban un pequeño vistazo a lo que hacían, se encontraban jugando cartas (ese era el primer juego por el que habían optado).
Alrededor de las cinco de la tarde, Elliot llegó a la casa del castaño, acompañado de Young-mi, quien traía una pequeña mochila, «Sí le dieron permiso». Pensó el de ojos oscuros.
A las siete de la noche les dieron un pequeño receso para que comieran un poco, para entonces la cantidad de participantes había disminuido a la mitad. Edrick estaba satisfecho, JustMe y ValkiriaEira se encontraban posicionados en el primer puesto. Durante ese lapso de tiempo Cameron se comunicó con ellos, de forma sincera les indicó que estaba feliz por ellos, ella se encontraba en el tercer puesto al lado de su pareja.
—¿Qué no Marshall54 era la mejor chica en el juego? —cuestionó Elliot.
—Lo es —dijo a secas el de coleta.
—¿Entonces por qué está en el tercer puesto y no en el primero o segundo?
—Porque por encima de todos esos, siempre está Edrick —comentó Max.
—Pero está en el tercer puesto —repitió.
—Es la forma de jugar de ella —contestó Edrick sin quitar su vista de su móvil.
—No entiendo —Elliot había pasado gran parte de su tiempo con Idunn, observando cómo jugaba y todo lo que hacía, sabía cómo se manejaba el ambiente.
—Nich, ¿nos haces el honor? —el moreno los vio con confusión.
—Nich no sólo es considerado uno de los mejores jugadores a nivel nacional e internacional, por su casi intacta racha de victorias —explicó dirigiendo sus ojos grises al mejor amigo de su novia—. Digamos que es como un cerebrito que estudia los movimientos de sus oponentes o de los jugadores a quienes conoce, por eso le pedí que ayudara a Idunn.
—Pero… —la castaña intervino—. Si estudia el juego de los otros, ¿por qué no te ha podido ganar? —dijo refiriéndose a Edrick.
—Las estrategias de juego de él no son como el resto. Edrick no juega con un sólo modo de juego. Cameron es el tipo de persona que espera que todos se esfuercen, pero cuando sus mentes ya están agotadas, ella ataca, además, tiene ciertos as bajo la manga y no hablo de hacks, pero Meyer los conoce, entonces no puede derrotarlo. Max juega por diversión y pasión, es entregado y reflexivo, siempre va dar lo mejor que pueda, se toma su tiempo para ciertas cosas y acá es donde algunos se aprovechan, pero pensar las cosas le ayuda a tomar ventaja en muchos momentos. Dimitri, él es… distinto a todos, juega porque no tiene mucho por hacer y porque hace amigos, así que su juego no es tan pulido como el resto. Idunn juega para distraerse, de manera que concentra toda su mente en el juego, la adrenalina le hace olvidar el resto de cosas, unido a su energía y ganas por demostrar lo que quiere conseguir, sin embargo, el que busque olvidar todo, no le ayuda cuando vienen cuestionamientos de razonamiento, ya que da vía libre a muchas otras cosas que puede recordar.
—Vaya… eso es, increíble —admitió Elliot.
—¿Y Edrick? —preguntó Young-mi.
—El hambre de ganar le abre la mente, quiere ganar, así que busca cualquier método permitido para sacarle ventaja. Hace mezclas, crea sus propias tácticas, al igual que su personalidad, es indescifrable y la única persona capaz de llevarle el ritmo a casi totalidad, es Max. Por eso Cam y yo ayudamos con ciertas cosas a Idunn, ha funcionado, pero hay nervios en ella todavía.
—Pero, si Cameron ha estado a punto de ganarle, ¿ella también le sigue el ritmo?
—Cam conoce mucho del juego, al igual que estos dos —dijo refiriéndose a los mejores amigos—, ha estudiado el juego. Pero Edrick y Max desde muy pequeños Dick les proporcionó todo lo que les pudiera generar mayor conocimiento.
—Como sea, ya empezará el juego, así que les pido que hagan lo que quieran, sólo no me fastidien.
—Vamos —dijo Max—, está explicando.
—Sigan haciéndolo, en cuanto no quite la concentración de Idunn del juego —con estas palabras colocó sus audífonos sobre sus orejas y se dedicó a esperar que el torneo reanudara.
—¿Por qué es tan molesto? —preguntó la castaña a Nicholas y este alzó los brazos—. Creí que identificarías su personalidad también.
—Edrick es indescifrable, ya te he dicho —murmuró el chico.
●●●
El reloj estaba marcando las dos de la mañana, Dick ya se encontraba en casa, les había avisado a los demás que en la refrigeradora dejaba comida en caso de que se les antojara algo. El número de participantes ya se había reducido a quinientas parejas, de las cuales, en la siguiente partida se eliminarían cerca de dos tercios, para terminar con 160 dúos. Edrick (para variar) llevaba el primer puesto.
Idunn se encontraba cansada, había pasado demasiado tiempo jugando en otras ocasiones, pero ahora la estaba superando el cansancio. Mientras él se veía tan fresco como una lechuga, «¿Cómo no? Si él se dedica a esto», pensaba la castaña.
Les habían dado un receso de diez minutos, Young-mi estaba dormida, Nicholas estaba recostado en la cama que había en esa habitación, leyendo. Max se encontraba al tanto de su amigo y su pareja, se acercó a este y le dijo:
—Edrick, Idunn se ve cansada… creo que esto la está superando, son más de doce horas sentada en una silla.
—¿Ajá?
—Tal vez es suficiente —comentó sabiendo la reprimenda que daría a continuación el chico.
—Llevo la misma cantidad de horas sentado y… ¿me ves mal?
—No, pero tú eres un experto en esto. Ella no.
—Si está jugando conmigo, es porque lo es —respondió, la chica se había levantado al baño, no podía escucharlos.
—Pero es su primer juego de tal magnitud.
—¿Y qué con eso?
—¿Cómo que “y qué con eso”? Edrick, se ve mal.
—Yo no puedo hacer nada, Max —su tono de voz había llamado la atención del que reposaba en la cama.
—Podrías.
—Ni se te ocurra pedir que abandone el juego, si ella quiere dormir hay una cama aquí —señaló a donde dormía la pelinegra— y otra en mi habitación. Camas donde pueden descansar hay, yo puedo sacar esto solo.
—No me malentiendas, sabes que te he apoyado en todo. Pero debes tener un poco de comprensión con ella.
—¿Por qué?
—Max —interrumpió Nicholas—. Edrick no dejará el torneo. Idunn está cansada, sí. Pero ella puede seguir, Cameron y yo la entrenamos bien, no está acostumbrada al ritmo que mantenemos nosotros, pero lo soportará. Además, si no estoy mal y por la secuencia que he visto en las horas anteriores, en la siguiente partida el número disminuirá a una cantidad entre 150 y 160 participantes. Para luego dejar 50 de los que escogerán a los primeros 20. De esos 20 saldrán los primeros 10 lugares y ya. Cuatro partidas más. Y tú —dijo refiriéndose al castaño de mayor estatura—. Recuerda que ella es menor por varios años, estudia y se dedica a hacer otras cosas que tú no estás haciendo en este momento de tu vida. Así que mantén tu comprensión un poco más elevada al 50%.
Nich era un sujeto demasiado honesto, al igual que los dos amigos y aunque Edrick fuera más serio que él. Cuando de ganar se trataba, el ojiazul no medía riesgos, para eso tenía a sus amigos allí, para hacerlo entrar en razón. Rara vez no le hacía caso a Max y cuando esto ocurría, Nicholas tenía que intervenir.
La castaña regresó y traía más entusiasmo que con el que se había levantado de la silla, antes de regresar a su puesto se acercó a ver a su amiga y depositó un casto beso en la melena negra. Al tomar asiento Edrick la vio de reojo sin que ella lo notara y soltó un suspiro.
—¿Estás cansada? Si es así… —las palabras no salían de su boca—. Podrías descansar y yo me encargo —había pensado en decir que se retiraban, pero él no le daría ese gusto a nadie, así que prefería hacerse cargo él solo, ella lo vio confundida.
—¿De qué hablas?
—Ya sabes, si quieres dormir o algo —le tomó la mano, Max lo miraba sorprendido y Nich sólo asentía con una ceja alzada.
—No, aguanto aún, sólo me dolía un poco el trasero —confesó.
—Tenía algo planeado para cuando termináramos, pero si tu trasero se acalambra, mejor lo dejamos para otro día.
—¿Y hacer venir a Young-mi en vano? No, ni lo creas, fastidioso —soltó una risa.
—De acuerdo, pero sólo si aceptas dormir cuando volvamos, sin límite de tiempo, hasta que el culo te duela de estar acostada.
—¿Qué clase de vocabulario es ese para hablarle a tu novia?
—Tú eres una grosera cada nada y no te reprendo por eso.
—Claro que lo haces, es como tener un grano en el culo.
—Ahí lo tienes —sonrió satisfecho.
—Lo has hecho a propósito.
—Esto es a propósito —dijo estampando un rápido y corto beso en sus labios, a sabiendas que sus amigos lo estaban observando.
La luz era tenue en la habitación, pero las mejillas de Idunn se tornaron de un rojo intenso. Comenzó a mover sus labios de un lado a otro, tal como cuando estaba molesta porque alguna chica se le insinuara a Edrick, luego de pensarlo y antes que acabara su tiempo, se dejó ir hacia él depositando un beso más prolongado en los labios del chico, quien lo correspondió halándola hacia sí mismo.
La jugada se estaba tornando más intensa, sólo quedaban 20 parejas, de las cuales presumían, eran lo mejor a nivel internacional. Edrick contaba con un programa que descifraba quiénes usaban hacks para tomar ventaja. Y aunque tal vez podrían sancionarlo por ello, se encargaba de bloquear todo tipo de hacks que pudiesen usar sus oponentes. No iba a perder nunca, siempre ganaba y lo hacía honestamente, nunca usaba hacks, pero tampoco perdería contra algunos estúpidos que se creyeran superior a él con trampa.
Había un total de 12 parejas todavía, Edrick estaba por llegar al centro del laberinto, Idunn se encontraba a su lado y su coordinación era perfecta. Digna de admirar, «Ya no es tan novata». Y era cierto, a pesar de que su relación no había iniciado de la forma más normal posible, Edrick quería que la chica de ojos hechizantes se convirtiera en una gran jugadora del RallyForce, ciertamente al principio lo hacía más por su apariencia, «¿Cómo el mejor jugador iba a estar con una novata que a veces tenía suerte? Eso jamás, Meyer», se había repetido en varias ocasiones. Sin embargo, cuando ocurrió lo de Eleazar e Ivania, se había prometido que así como la chica podía defenderse físicamente de la mosquito de Irina, también tendría que hacerlo virtualmente.
Una pareja se interpuso en el camino de los jóvenes, Idunn parecía nerviosa, se trataba de la pareja que había estado peleando el segundo puesto con Cameron, venían pisándoles los talones. Edrick lucía relajado, Nicholas atrás observaba con detenimiento el actuar de sus amigos.
—¿Será el fin, novata? —preguntó, su voz sonaba muy ronca y profunda.
—Eh…
—Bien. Es tu oportunidad de demostrar por qué eres mi pareja, Holden.
Nicholas sabía que Edrick siempre tenía un plan oculto. Idunn comenzó a resolver los acertijos con los que debía derrotar a sus rivales, Edrick no se inmutaba. Sus dedos estaban sobre los controles, pero no se movían. Esto confundía a Nich y Max.
—¿Qué carajos haces, Meyer? —gritó Max, despertando a la asiática— ¡La estás dejando sola!
—Cállate —pidió Nicholas.
—¿Qué no ves? ¡ESTÁ HACIENDO SOLA EL TRABAJO!
—Cierra tu boca —pidió Edrick, igual de relajado.
Pasaron varios minutos, Idunn estaba concentrada en lo que hacía y el castaño sólo la observaba y sonreía con fanfarronería.
—Ahora —dijo él.
Dejó ir sus dedos contra los botones, acabando con rápidos movimientos con las dos personas que estaban resolviendo el acertijo, mientras ValkiriaEira avanzaba por las veredas, acabando así con las dos parejas que impedían que el juego se cerrara sólo para discutir el orden de ganadores. Se trataba de la última prueba, era una operación matemática. Edrick la resolvió en menos de un minuto y esto les permitió asegurar su primer puesto.
Más relajados, se tomaron el tiempo para apreciar las jugadas de los demás, Cameron se encontraba en aprietos, pues les estaban rodeando, sabían que sin JustMe en el juego, su mayor competencia era Marshall54, y allí estaba: Raynold’s su pareja de juego desde hace mucho tiempo atrás.
—¿Él es Dimitri?
—Dimitri no es la pareja de juego de Cameron —contestó Edrick.
—¿Entonces?
—Un amigo —contestaron los tres chicos al unísono.
La pareja de Cameron se encargó de acabar con la encrucijada en la que los habían metido, Cam era lista y el hacerlos creer que estaban desprotegidos y con gran desventaja había sido su táctica para sobrepasar el peligro. En menos de lo que notaron, Marshall54 y Raynold’s, se encontraban en el centro del laberinto, al lado de JustMe y ValkiriaEira.
Minutos más tarde la partida daba por terminada, los encargados de presentar el juego en vivo informaron lo concerniente a la premiación.
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—¡Bien! Luego de catorce horas de juego continuo tenemos a las diez parejas ganadoras, ¿qué opinas sobre lo ocurrido? —preguntó al sujeto que encontraba a su lado.
—Intenso, muy intenso y aunque por un instante creí que ciertos equipos llevaban la delantera y que otros podrían ser derrotados —sabían que se refería a la pareja de Cam y Edrick—, en los juegos todo puede ser inesperado.
—Tienes toda la razón, sin lugar a dudas en los pixeles no hay nada seguro.
—Definitivamente, amigo mío.
—Pero bueno, primero que nada quiero felicitar a la pareja de JustMe y ValkiriaEira, quienes se han posicionado en un primer puesto entre todos los participantes, demostrando la calidad de jugadores que son. No puedo dejar de mencionar que en muchas ocasiones se dice que la tercera es la vencida, para nuestro amigo JustMe este no es el caso, pues el día de hoy se encuentra obteniendo por tercer año consecutivo el premio del Torneo Internacional.
—Es asombroso como este muchacho sigue siendo el líder de la comunidad Force, impresionante su trabajo —aquellas palabras engrandecían el ego del castaño, que sonreía con orgullo.
—Pero te has dado cuenta que ahora no viene acompañado de su pareja anterior, ¿no?
—Eso pude notar, se trata de una señorita.
—Hasta mis oídos han llegado los rumores que se trata de una pareja gamer, algo fuera del juego. ¿Crees que en la premiación que se realizará en su ciudad veremos algo de esto? ¿Qué no son sólo rumores?
—Tendremos que estar atentos, eso seguro.
—Definitivamente.
—También queremos felicitar al segundo puesto, Marshall54 y Raynold’s, la pareja que demostró que se puede llegar tan lejos como se pueda si tomas tu tiempo.
—Sin duda contamos con calidad de jugadores en este torneo, sólo lo mejor de lo mejor llega a estos puestos.
—¿Sabías que Marshall54 mantiene una relación amistosa con JustMe?
—Había escuchado algunos comentarios.
—Tengo entendido que han sido grandes amigos, al lado de ForeverMe, la pareja anterior de JustMe.
■■■
La narración se extendió más allá de las 3:30 horas, los cinco jóvenes se pusieron de pie y luego de lavarse la cara para espantar el sueño, se dirigieron al primer piso. Allí se encontraba Dick sentado en el sofá bebiendo café.
—Los felicito muchachos, sus gritos casi no me dejaron dormir —todos hicieron un gesto de disculpas—, es broma. Estoy acostumbrado a que Edrick se altere todas las noches, pero desperté calculando la hora en la que se desocuparían.
—¿No volverá a dormir? —preguntó Idunn.
—Claro que lo haré, es mi día de descanso y tengo una cita con mi pareja más tarde, así que… con su permiso —se levantó y comenzó a caminar en dirección a las escaleras.
—Dick —dijo el menor de los Meyer.
—Querido hijo, ¿qué deseas?
—Ya sabes —dijo con total seriedad.
—No.
—Bien, como sea, saldremos a vandalizar las calles de la ciudad —informó y a Young-me y la castaña se les descompuso el gesto.
—Como sea, las llaves de los vehículos están en el garage, y las otras, sobre la mesa del comedor. Que se diviertan, jóvenes y por favor, no me hagan abuelo todavía, soy muy joven como para que ande un mini Edrick haciéndome perder los estribos.
Los chicos rieron, mientras las mejillas de la novata se ruborizaban ante el comentario. Nunca había tenido curiosidad de lo que significaba tener relaciones con su pareja, «¿Qué bobadas dices? Nunca has tenido pareja», pensó. Ni siquiera lo había pensado cuando su amiga le narró lo que estuvo por hacer con Tomás y aunque su interés en eso no superaba ni el peso de un grano de azúcar, Edrick no parecía prestar atención a ese tema.
Los ojos del castaño se veían de un azul oscuro y fuerte a pesar de no haber nada de iluminación, Idunn admiraba el cambio de tono en los ojos de su novio, lo hacía más interesante de lo que ya era.
—Max, te llevas el auto negro, yo me llevo el azul. Nich te vas con ellos, Idunn se viene conmigo.
—Bien —contestó el mejor amigo.
—De acuerdo —respondió el de coleta.
—¿Recorrido? —preguntó Max.
—Casa de Cam y el resto ya sabes.
—Perfecto.
—Señoritas —habló viéndolas a ambas—, si están aquí es porque confían en nosotros y porque nosotros también lo hacemos en ustedes. La única mujer que se ha sumado a nuestras locuras de madrugada, ha sido Cameron, hoy se unirán ustedes así que esperamos se diviertan.
—¿Listas para la noche más divertida de todas? —cuestionó Nich tratando de escucharse entusiasmado.
—¿Divertido como tu tono de voz? —dijo la castaña y todos rieron.
—Aunque no lo creas, Nich es más divertido de lo que parece —comentó Max.
—Ya, demasiada charla. Suban —ordenó Edrick.
●●●
Idunn sabía que conocía el lugar al que se dirigían, pero no estaba segura. No podía ser posible, el reloj marcaba un poco más de las cuatro de la mañana, en menos de una hora los rayos de luz comenzarían a aparecer. Cameron y Dimitri venían en el asiento trasero. Mientras Nicholas, Max y Young-mi traían el otro auto. Dick no prestaba sus autos, pero luego de Edrick, Max era el único a quien le confiaba sus bellezas —como las llamaba él—, así que por eso se habían organizado de tal manera.
—Hemos llegado —avisó Edrick abriendo la puerta.
—¿De qué hablas? —preguntó con un tono preocupado la castaña.
—Cariño, sólo diviértete —le aconsejó la mulata.
—Novata, ¿tienes miedo? —negó—. Entonces ven a mi lado —pidió él desde fuera del vehículo.
El parque de diversiones de las afueras de la ciudad se encontraba frente a ellos. Pero todo estaba oscuro, parecía una imagen digna de una película de terror. Max y Edrick caminaron hacia una puerta que se encontraba al costado de la entrada principal, allí el de mayor estatura introdujo la llave que había tomado de la mesa y la puerta cedió.
—Bienvenidos, ahora… a disfrutar se ha dicho.
Activaron varios de los juegos que sabían, podían manejar, y dieron vía libre a su diversión. Edrick pidió que nadie hiciera preguntas, por nadie se refería a su novia y la mejor amiga de esta, el resto sabían lo que implicaba ser amigo de Meyer. Tener acceso a lugares a los que nadie creería podrían entrar a tales horas de la mañana.
Entre juegos y risas el tiempo comenzó a pasar, a eso de las seis de la mañana estaban abordando los vehículos en dirección a la casa de los Meyer. Al llegar las chicas se establecieron en la habitación donde habían realizado el torneo y los chicos en la habitación de Edrick. En ambas habían camas, por lo que no había problema. Dick les había dejado un mensaje para cuando llegaran:
“No me despierten, sólo quiero recordarles que no soy un reloj despertador, así que si quieren despertar pronto, coloquen alarma o qué sé yo. Pero por mi parte, si están muy cansados, pueden dormir por más de doce horas. Edrick, Max, Dimitri, no olviden llevar a las damas antes de las 6:00pm a sus casas, si es más tarde se las verán conmigo”.
●●●
A eso de la 1:00pm, los jóvenes iban despertando, Dick ya no estaba en la casa, Edrick ya se había tomado el gesto de pedir comida para almorzar —él y Nicholas se habían despertado antes—. Todos almorzaron y más tarde Elliot llegó por Young-mi e Idunn, la madre de Cameron por su hija y Dimitri, Nicholas partió en su auto y Max se quedaría hasta más noche.
La semana comenzó a pasar tan rápido que el jueves llegó sin más, Max y Young-mi habían estado organizando una cita, pero no se presentaba la oportunidad, siempre se daba un inconveniente, hasta entonces tuvieron la oportunidad. Con ayuda de Idunn había pedido a Melissa que indicara que se encontraba con ellas realizando un trabajo de la escuela, en caso de que su madre llamara. Sus padres apenas supieron sobre la ruptura de Tomás, no les había dado detalles, esos iban de más, sin embargo, no mencionó al chico que ahora la estaba pretendiendo. Tener permiso para iniciar una relación había sido un caos y una lucha de constantes peleas, no quería lidiar con ello si se enteraban que ahora había un chico de mayor edad con quien se estaba relacionando, no quería vivir tal situación, no ahora.
Los padres de Idunn veían a la pelinegra como un integrante más de su familia, así que Melissa aceptó. Idunn no había visto a Edrick ya que este se sometería a un examen académico el sábado. El chico no tenía necesidad de estudiar, todas las guías que le extendieron para realizar el examen contenían temas que él ya había estudiado en algún momento de su vida, pero Dick insistió en que debía repasar, a lo que no se negó, más que todo porque sabía que aquello le traería grandes beneficios para su futuro.
El viernes por la mañana Young-mi corría al salón de clases que compartía con Idunn a primera hora, no le importaba a quién arrollara en el transcurso de su camino.
—¡Idunn! —gritó al ingresar al salón, llamando la atención de los demás.
—Tranquila —habló la castaña, con voz calmada—, ¿qué pasa?
—¡Adivina! —la emoción era notoria en su voz.
—¿Ya no eres virgen? Creo que eso no debería causarte tanta emoción, pero me alegro por ti —comentó risueña.
—¿Qué? ¡No! No seas boba, Max y yo somos novios —espetó.
—¿Qué dices?
—¡Sí! —la castaña se levantó de su puesto y abrazó a su amiga.
Young-mi era de las pocas personas que no se molestaba por contestar todas las preguntas que Idunn era capaz de hacer, así que comenzó a narrarle todo con lujo de detalles. La novata estaba feliz, a diferencia de ella, su amiga había conseguido un novio que no era un juego, al menos algo bueno surgió del falso noviazgo que estaba viviendo. La pelinegra ahora estaba al lado de un chico con un gran corazón y muy atento. Dentro del poco tiempo que llevaba de conocer a Max se había percatado que el chico era un completo caballero, era una versión de Edrick, sólo que más dulce y menos seria.
Ese mismo día Edrick viajaba hacia el centro del país, la prueba se llevaría a cabo en la capital, había discutido muchas veces tal decisión con su padre, pero estaba seguro que era lo correcto y Dick estaba de acuerdo que siempre y cuando fuera para su bien, él lo apoyaría.
●●●
El sábado por la mañana el castaño ingresó al lugar donde se realizaría el examen, la seguridad con la que caminaba hacia sentir orgulloso al mayor. Sabía que para su hijo no había sido fácil crecer sin la figura de una madre, pero él se había empeñado en cubrir todos los vacíos que se presentaran en su camino. Sí, había cometido errores, cientos de ellos, estaba seguro de eso, pero su hijo no era un monstruo o cosa similar. No tenía vicios, al menos no uno que acabara con su vida, sabía que los videojuegos eran el refugio en el que se sumergía cuando los recuerdos lo atacaban; bebía, sí, lo hacía, pero no era una adicción, los cigarrillos no eran de su agrado. Tampoco jugaba con los corazones de las mujeres.
Si algo se había prometido Dick era, no crear un hombre que juegue con los sentimientos de las mujeres. A pesar de la infidelidad de su esposa y la imagen que el menor tuvo de ella desde muy pequeño, se aseguró que el joven no se empeñara en lastimar a una mujer, mucho menos que las viera como un juguete. Era consciente que el juego que le había propuesto decía todo lo contrario, pero ¿qué otra cosa podría hacer para poder alejarlo de los videojuegos? Una mujer, era lo único. Seguramente alguno de los dos terminaría lastimado, pero aún faltaba para eso, todos debían vivir la experiencia de un corazón roto, y no por eso se morirían.
El lunes llegó y Edrick había quedado en ir a recoger a Idunn a la escuela, se pusieron al día de todo lo ocurrido durante el fin de semana, ella quiso sorprenderlo para contarle sobre la relación que habían iniciado Max y su mejor amiga, pero él se burló, comentándole que él sabía desde antes cuál había sido la intención de la cita que Max había organizado y que él le había ayudado a que todo saliera perfecto. Que todo dependía únicamente de la respuesta de su amiga.
Ante la situación decidieron planear una cita “doble”, así que el sábado luego de las clases de Edrick se reunirían en la casa de la castaña.
●●●
La semana transcurrió con normalidad, Edrick había estando viendo a la chica de mirada ámbar. Conviviendo por breves períodos de tiempo con los amigos de ella y con sus padres, en ocasiones aún mantenía algunos roces con Elliot, esto debido a ciertos gustos en los que se contrariaban, pero nada que no se resolviera inmediatamente.
—¿A dónde iremos? —preguntó Idunn subiendo al asiento del copiloto.
—¿Siempre tienes que preguntar? —el tono de voz de Edrick mostraba enfado.
—¿Siempre tienes que ser tan enojado?
—No le has dado su ración de besos diarios, por eso está molesto —bromeó Max y todos rieron, menos el ojiazul.
—Tus ojos están azules —señaló la castaña.
—Y están hermosos —respondió el aludido.
—¿Nunca dejas de ser tan tú?
—¿Nunca dejas de ser una preguntona?
En la parte trasera del vehículo el par de amigos trataba de mantener su postura seria. Al parecer Edrick no andaba de buen humor. Como cosa rara.
Llegaron a un restaurante que contaba con un karaoke, el sitio no contaba con tantas personas, pero si unas cuantas parejas y grupos de amigos. Encontraron una mesa desocupada a un costado del que simulaba un escenario. Ordenaron comida y charlaron. Videojuegos, estudios, pasatiempos, etc. Idunn había intentado saber un poco más del examen que había realizado su novio, pero este evadía el tema, por lo que entendió con la conversación que mantenían, sólo Dick y Max conocían el asunto.
Durante la cena el humor del castaño mejoró en gran medida, música de todo tipo sonaba y varias personas habían tomado el micrófono para participar en el karaoke. Un tiempo después la castaña y pelinegra discutían sobre si subían o no, pero su discusión terminó al momento en que ambos amigos se pusieron de pie y pidieron dos micrófonos.
Una pista que ambas conocían se hizo presente en el lugar, terminaron de confirmar de qué canción se trataba cuando los chicos comenzaron a cantar. Muchos, al igual que ellas, se sumaban a los jóvenes en los coros.
¿Cuándo comenzaron la luna y la tierra?
달과 지구는 언제부터
¿Estaban juntos así?
이렇게 함께했던 건지
Brillas hasta con tu existencia
존재로도 빛나는 너
¿Puedes mantenerme a mi lado?
그 곁을 나 지켜도 될지
Eres mi tierra, para ti yo soy solo una luna
너는 나의 지구 네게 난 just a moon
Tu estrellita que ilumina tu corazón
네 맘을 밝혀주는 너의 작은 별
tu eres mi tierra y todo lo que veo eres tu
너는 나의 지구 and all I see is you
solo te miro asi
이렇게 그저 널 바라볼 뿐인 걸
todos dicen que soy hermosa
모두들 내가 아름답다 하지만
Mi mar es todo negro
내 바다는 온통 까만 걸
Las flores florecen y el cielo es una estrella azul.
꽃들이 피고 하늘이 새파란 별
eres realmente hermosa
정말 아름다운 건 너야
De repente pienso, ¿me estás mirando ahora mismo?
문득 생각해 너도 날 지금 보고 있을까
…
Cuando Edrick conoció a Idunn se percató que su mochila se encontraba repleta de decoraciones del grupo BTS, algunas semanas atrás puso a prueba el gusto de la chica, dejando que la canción Mikrokosmos se reprodujera en el estéreo del auto. Luego de aquel día, el castaño comenzó a escuchar de forma ocasional la música de Bangtan, sabía que su novia era sólo un juego, pero quería conocer un poco más de lo que era ella. Cuando Max le comentó que la pelinegra era fan de ellos, se le ocurrió organizar una cita en la que tuvieran la oportunidad demostrarles que prestaban atención de lo que a ellas les gustaba. Y lo habían logrado, las sorprendieron.
—¿Cómo fue que eso pasó? —cuestionó Young-mi.
—¿Escuchan a BTS? —dijo impresionada la castaña.
—Pues, no precisamente —confesó Edrick.
—Pero queríamos hacer algo para ustedes —indicó el otro.
—Tenemos a los mejores novios que podrían existir —expresó la asiática.
—Y nosotros a las novias más tiernas —respondió Max.
Edrick no comentó nada, sólo depositó un beso sobre los labios de su novia. Los ojos de esta brillaban, el azul grisáceo de sus ojos conectó con el ámbar de los de ella, debía admitir que había cantidad de imperfecciones en la chica, pero tenía atributos que podían causar todo tipo de sensaciones. En otros, en él no. Era consciente que su novia era digna de llamar la atención que, de no ser por el juego, seguramente nunca la hubiera volteado a ver y no porque ella no ameritara su atención «O bueno…», sino porque él no estaba interesado en iniciar una relación.
Luego de dejar a la otra pareja a cada uno en su casa, se dirigieron a la casa de la novata. Melissa y Malcom se encontraban en la entrada, al parecer acababan de despedir a alguien. Se bajó del vehículo y acompañó a su novia hasta donde estaban sus padres, después de una corta charla con ellos se despidió, Idunn sin sentirse apenada se permitió dejar un corto beso en los labios de su novio, aun estando sus padres ahí. Al castaño aquello no le incomodaba, pero lo había sentido extraño, la sonrisa de la chica era espléndida y genuina, el brillo de sus ojos seguía tan fuerte como en el restaurante.
Aquella noche Edrick se dedicó a jugar, sin perder ningún segundo de su tiempo, Dick había intentado hablar con él, pero no se lo permitió. Tenía algo en mente de lo que quería deshacerse y sólo los videojuegos eran capaces de sacarle tal locura de la cabeza.
ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ💜🎮💙ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ
Hola mis bellos gamers nórdicos <3, lamento no actualizar el lunes, tuve unos inconvenientes, pero hoy ya estamos listxs!!
Espero que les guste este capítulo tanto como a mí, ¿de qué creen que sea ese examen? 🤔
¿Qué es lo que no se le sale de la cabeza a Edrick? 😑
Con amor:
Andy 🤍🍀
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