1._Capitulo Único
La diferencia entre el amor y la obsesión;es que esta última dura más.
Era un hombre sombrío, no sólo por ese atuendo en tonos negros y grises, la oscura casa y ese corcel azabache, en el que se paseaba por la pequeña ciudad. Era lóbrego por su naturaleza,
una que escapaba por sus ojos de ébano que a pesar de siempre ser hostiles,tenían algo magnético difícil de ignorar. Tenía unos cuarenta años,una buena posición económica y nunca se había casado,lo que a su edad era extraño. Pero la lista de extrañezas de Black,que era el nombre de este hombre,era larga.
Su casa era una de las más grandes de esa ciudad blanca,
incrustada en las montañas. Quedaba algo separada de las filas de edificios que componían la arquitectura de aquel asentamiento,que creció gracias a las minas de acero y las riquezas marinas. Por un lado estaban las verdes montañas y por el otro el vasto océano,del que Black tenía una hermosa vista desde su balcón. Era desde ahí que vigilaba una pequeña isla rocosa,que visitaba cada tres días. Siempre muy temprano.
En ese desolado lugar,Black tenía un prisionero encadenado al muro de roca,en el interior de una cueva que al subir la marea,casi se inundaba por completo. Aquel hombre era ya un despojo de lo que solía ser. Su cuerpo era,prácticamente,piel y huesos. Se asemejaba a un espectro. Sus piernas estaban deformadas por las fracturas de sus huesos mal sanadas,lo mismo sus brazos. Dientes casi no tenía y de su ojo izquierdo escurrían secreciones mal olientes,el otro que era dueño de un bello color azul, tenía una expresión demencial.Ya no tenía cordura más que para reconocer a su captor,todo lo demás eran desvaríos como ese que tenía cuando el sol entraba en la cueva,iluminando las aguas sobre las que se formaban reflejos traviesos en que se dibujaba Rebeca.
-¿Como estas hoy?-le preguntó Black,con esa media sonrisa torcida y sarcástica.
El pobre miserable lo miró y se acurruco entre las piedras. Temblaba de frío y de temor. Por casi seis meses,había sido víctima de toda clase de torturas,allí donde nadie jamás oiría sus lamentos.
-Todos piensan que estas muerto y el tío de Rebeca,busca un nuevo prospecto-le dijo Black, arrojándole un balde a los pies-Quiere casar a su sobrina lo más rápido posible.
El hombre lo ignoro para arrojarse sobre las sobras de comida, que flotaban en las aguas. Black se sonrió con desprecio.
-No la recuerdas-murmuro satisfecho-Entonces dejaste de ser útil.
Aquel hombre ya no recordaba a su amada Rebeca. La veía,pero no sabia quien era esa bella mujer. Las torturas de las que fue víctima,le drenaron todo de ella. Primero todos los secretos que guardaba desde su tierna infancia,luego su pasión de adolescente y por último su amor de hombre. Nada quedaba para Rebeca, su amada desde siempre y nada había de él,para ella. Todo se lo llevo Black, quien esa mañana dejo la isla,para no volver jamás,condenando a muerte a ese hombre de cabellos azulinos.
Rebeca era la sobrina de Mister Satán, un extranjero que llego a la ciudad, con su hija,hace como veinte años; pero aquella joven murió producto de una enfermedad misteriosa. Por esta razón,Mister Satán,adopto a una sobrina y la llevo a vivir con él. La joven Tania unos ojos azules preciosos,un cabello castaño ondeado largo y un rostro angelical. Era hermosa si,refinada y educada;toda una señorita de sociedad. A la que más de uno pretendía y se pensó con una oportunidad al desaparecer Trunks, su prometido. Claro que una vez entro Black,en escena,esas esperanzas se esfumaron.
Black era rico y tenía nobleza,
pero a Mister Satán no terminaba de agradarle. Si antes le hubiera dado la mano de Rebeca al primer pastor, tras la muerte de su hija se volvió más cauto y receloso,por lo que en la actualidad prefería dejar a su sobrina en manos de un joven de origen más humilde,pero que se le hacia más de fiar. Sin embargo,Black no puso su atención en él,sino en su sobrina, a quien no perdía oportunidad de galantear.
Black era astuto y sabiendo todo lo que sabia de ella,le fue fácil ir ganando la atención de la muchacha. En un principio,
Rebeca,lo vio con temor. Era un hombre cuya presencia era muy fuerte. Siempre enhiesto, con una rudeza equilibrada con su elegancia y un buen manejo de las palabras. Apantallaba a cualquiera, mas con ella era más delicado y tan atento. Parecía leer su mente,sabia todo lo que le gustaba y siempre tenía con ella algún delicado detalle,sin embargo,el recuerdo de Trunks no la abandonaba y era la traba que impedía que le entregara su candido corazón.
La muchacha conocía a Trunks desde niño y,por un tiempo,
vivieron muy cerca,pero una vez dejo la ciudad no supo más de él,hasta que su tío la trajo de vuelta. Rebeca siempre tuvo un temple tranquilo,pero solitario. Se lo pasaba leyendo o practicando en el piano. No era fácil que se llevará con otras chicas de la ciudad,pues estas tenían intereses muy alejados de los de ella,que se inclinaba por las artes. Las mismas artes,que Black parecía valorar,por eso se fue aproximando a él y porque a diferencia de los otros hombres,
que ella conocía,este parecía no temer a explorar al ser humano sin denunciar las más recónditas regiones de los anhelos,como las más abominables. Él no temía tocar temas tabú,en una charla mientras iba con ella del brazo por el parque.
Rebeca era curiosa y quería comprender muchas cosas,mas se resignaba a la vida de una chica burguesa o así era,antes de conocer a Black. En cuanto a él,le gustaba Rebeca por ser pura y caminar al filo de la inmundicia humana. Lo descubrió una vez que ella dejo un cuaderno olvidado,en una banca del parque. Desde entonces la escogió como su compañera y la tendría a su lado a como diera lugar.
Para asegurarse de que la Sombra de Trunks dejara de ser un estorbo,se las arreglo para algunos de los pescadores? que trabajaban para él, dieran con el cuerpo del hombre,unas semanas después. Horror causo en todos enterarse del trágico final de Trunks y no dejaban de preguntarse ¿Quién y por qué le ocasiono una muerte tan terrible?
Sumida en la pena,Rebeca le escribió poemas a su amado muerto. Poemas que cayeron en el olvido,gracias a la sombra de Black,que aprovecho la fisura en la muchacha,para entrar con más fuerza. Sin embargo,a poco andar Rebeca tuvo que enfrentar la muerte de su tío. El hombre en su terrible agonía, consintió la boda de ella con Black,con un brillo de esperanza en la mirada,que se extengio esa misma noche. Murió antes del alba.
La boda se celebro cincuenta días después de la muerte de Mister Satán, en la iglesia del pueblo que daba hacia el mar. Ella lo amaba si,él supo como lograrlo. No le fue difícil conseguirlo y ella nunca sospecho de él,ni siquiera esa noche de bodas.
Fabulas de serpientes,cuevas,
oraciones y tantas cosas que preparaban a las señoritas para enfrentar el terrible pecado de las nupcias,no sirvieron de nada a Rebeca,quien esa jornada descubrió la verdad. Fue por accidente,en el lapso que Black le dio para prepararse,que la muchacha perdió un arete al quitarse el velo. La joya cayo al piso y rodó bajo la cama. Como eran recuerdo de su madre,en seguida bajo a buscarla,
encontrándose con un objeto distinto,pero conocido para ella: la espada de Trunks. Un arma recuerdo de sus días de sargento,en la marina.
Asustada retrocedió tropezando con pliegue de la alfombra. Termino de espaldas contra el suelo y al girarse, para levantarse,se encontró con algo escondido bajo el ropero. Lo tomo con cuidado,era el cuaderno que ella perdió hace unos años. Lo abrió y encontró nuevas anotaciones. Escritos hechos por Black,en los que relataba brevemente,todo lo hecho para llegar a ese momento. La muerte de Trunks, a quien tuvo cautivo por meses y la de su tío,a quien enveneno para después ofrecerle el antidoto a cambio de su mano,
entre otras menos relevantes,
pero igual de perturbadoras acciones. Aterrada se levantó y corrió hacia la puerta,pero en ella apareció él,terminando con su única posibilidad de escapar.
-Así que ya lo descubriste. Fuiste más rápida de lo que calcule
-comentó al ver la espada y el cuaderno.
Saco una llave de su bolsillo y la metió en la cerradura,para después colgarla en su cuello.
-Todo fue por tí-continuo mientras se quitaba la chaqueta-Todo lo que hice fue por tí y por mí;por los dos. No me mires así,yo no soy un monstruo.
-¡Los mataste!-le grito Rebeca- ¿Cómo pudiste hacer eso? Es...es...¡Detestable!
Black se sonrió como repasando sus acciones con oscuro regocijo. La tomó por un brazo para llevarla contra la pared,
dejándola entre él y el muro, atrapada e indefensa.
-Al contrario,es glorioso-le dijo cerrando sus dedos entorno a la barbilla de Rebeca-Regocijate en este amor que te tengo,que no entiende de consecuencias y menos de moral. Mientras te tenga a mi lado, todo se justifica ¿Cuantos estarían dispuestos a tanto por tí? ¿Cuantas mujeres,
allá afuera,se tienen que conformar con insipidas muestras de cariño, porque de amor no saben nada? Mientras que tú,gozas de un amante que es capas de sobrepasar cualquier límite por tí.
La mano de Black,levantaba su vestido y se abría paso entre el sin fin de pliegues que tenía aquella prenda, hasta que por fin alcanzo ese muslo helado,que se erizo con el toque de esa mano.
-Te muestras horrorizada porque así es como la moral te obliga a actuar,pero lo cierto es que no te escandaliza tanto-continuo Black-¡Anda! ¡Lucha por escapar de mí! ¡Intenta huir de este monstruo! ¿Qué esperas? ¿Por qué no te estas defendiendo?
Cierto era que Rebeca lo miraba con aversión,pero tampoco se resistía. Parecía estar en una contienda interna,absorta en sus ideas,pero cuando sintió la lengua de Black en su cuello,su cuerpo entero se estremeció y ese suave mordisco,de aquella calurosa boca le arrebato un quejido placentero. Es que él, tenía razón y todo lo que hizo por ella, la lleno de un regocijo muy diferente a cualquiera que hubiera experimentado antes.
No ofreció resistencia a las manos de Black,ni a su boca;pero mientras su piel se erizaba con aquel tacto,los fragmentos de su conciencia comenzaban a arder como brasas y quemar su experiencia. Cuando ese vestido pomposo,quedo a medio caer de su cuerpo,no pudo más y grito que se apartara de ella.
Black retrocedió y ella caminó hacia la ventana,buscando el aire helado de la noche.
-No puedo-articulo-No puedo...
Black caminó hacia la mesa de noche y de ella tomo un vaso con agua,que permanecia cubierto con una servilleta. En el vertió un polvo que guardaba en un trozo de papel muy bien doblado,que saco de su bolsillo. Camino hacia Rebeca y le ofreció el vaso.
-Si lo que te impide entregarte a tus deseos es la conciencia,
duermela-le dijo.
Rebeca miro aquel vaso y luego a Black. Su pulso aun parecía un manada de caballos corriendo por la pradera. Entre sus piernas escurría una suave humedad y en su interior se agitaba un anhelo. Bebió a la sombra de ese hombre de perversa sonrisa,que sólo tuvo que esperar unos minutos para hacer con ella lo que quisiera.
La droga resto voluntad a Rebeca,pero no toda. La dosis fue calculada para que ella siguiera, ahí,pero como en sueños. Sueños de pasiones oscuras,en que los libros de la ciencia del placer desfilaron por ese lecho sin traba o tiempo. El deleite del control y el regocijo de la sumisión en total armonía,sin límite hasta que los cuerpos sucumbieron. Y al amanecer,borrachos de deleite,los encontró el sol que nacía desde el océano.
Fue Rebeca la primera en despertar y envuelta en una de las sabanas, caminó hasta la ventana para mirar esa isla con la caverna,que ella y Videl descubrieron de niñas. Rebeca nunca quiso dejar esa ciudad por eso cuando murió su padre y su prima la visitó, hurdio un plan. Mato a su prima envenenandola y luego envío cartas a su tio insinuando que podían hacerse buena compañía. Ella perdió a su padre,él a su hija.
Todos conocían a Black y ella lo deseo desde el principio,
llegando a obsesionarse con él. Que Black encontrara el cuaderno no fue un accidente y nada de lo que allí estaba escrito era mentira. Ella sabía que él podía comprender aquello,pero no calculo el límite de aquel hombre,que sin duda superaba con creces los de ella. Volvió hacia la cama y se sentó a un costado de Black,para después reposar su cabeza en su pecho.
-Yo,juego sucio-murmuro al sentir una mano sobre su cabeza.
-No más que yo-le dijo Black acariciando su cabello.
Fin.
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