Estaba emocionada, pensaba que en el día de mi cumpleaños la pasaría estresada o indiferente, ante el examen.

Pero todo fue lo contrario, después del examen que era a la segunda hora, entraron varios de mis compañeros con un pastel no muy grande. Mérida y algunas amigas llegaron y me dieron un abrazo de cumpleaños.

Los demás sólo aplaudían y me felicitaban. Algunos también me dieron regalos.

Aunque sea difícil de creer, yo, la antisocial logro llevarse bien con el grupo. Claro, a diferencia de alguna que otra persona.

No fue tan mal día del todo. Cuando se acabaron las clases, Mérida me acompañó a mi casa, pues vivimos a unas cuantas casas.

Entre a mi casa e hice las típicas tareas,  comer, lavar los platos y hasta el último me senté a hacer mi tarea, no sin antes abrir los regalos.

Algunos daban dulces, perfumes, libretas decoradas. Mérida me regaló tarjetas de Netflix, entre otras cosas.

Pero... El único que no había abierto era el de Jackson. Tomé la bolsa del regalo y la abrí.

En una caja de color blanco, dentro tenía una pulsera con decorados de copo de nieve y conejo de peluche blanco.  A diferencia de todos los demás regalos, este, fue el que me sacó una sonrisa.

Jackson, terminaste mi cumpleaños con final feliz.