Elsa.

¿Cómo puedo explicarles a las personas que me siento vacía? ¿Cómo me pueden entender los demás? ¿Habrá alguien que me sepa por lo que estoy pasando?

Son preguntas que día con día recorren mi mente desde aquel día con Jackson y se intensificaron más cuando hablé con Tooth.

No puedo hablar con nadie más que con Anna, con mi madre... Bueno, la situación es delicada... Como tal, con ella, a pesar de ser mi madre, no tengo la suficiente confianza para poder contarle lo que me pasa; con la única que llevo una relación "estable" es con Anna, mi hermana.

Anna es el puente entre mi madre y yo, digamos que ella es la "chismosa" o la "mensajera", por lo que también me veo en la necesidad de no contarle a mi madre cuando Anna está aquí.

Y justamente hoy, a unos días de la conversación con Tooth, Anna fue a contarle a mi madre cómo la pasaba con todo esto y con ello, ella parece que tomó la iniciativa de ir a hablar conmigo.

-Elsa, hija, sé que no he logrado ser una madre para tí, pero con todo esto que tu estás pasando... Te vengo a hacer la propuesta o a que tomes la consideración de... Ir a un psicólogo. - comentó mi madre en la puerta de mi cuarto.

-¿Me estás llamando loca? - pregunté indignada.

-Jamás te llamaría así. Pero, el humano es incapaz de curarse mentalmente a sí mismo. - comentó mi madre.- estoy dispuesta a ayudarte a este proceso... No he estado presente en los momentos más difíciles que has tenido y ahora quiero remediar esa ausencia.

- Mamá, no es fácil, si quiero perdonarte lo haré cuando quiera, como quiera y si quiero hacerlo, acepto la ayuda que me das, pero no es el momento de perdones ahora... - le dije mirándola.

- Lo entiendo, la primer cita con el psicólogo es pasado mañana - salió sin más de mi cuarto.

Por más que odie esto, tiene razón, no puedo sanar mi mente por mí misma... Definitivamente, necesito ayuda.