Capítulo 4

— ¿Qué hora es?— me dije entre sueños tratando de alcanzar el reloj de mi escritorio.— Diez para... Las ocho... Las clases son a las siete.... Diablos.

Me lancé de la cama doblandome el tobillo. Sin importarme eso, corrí al armario a ponerme lo primero que encuentre y tratar de llegar un poco fuera de la hora a la que estoy acostumbrado llegar.

No duermo tanto, no tengo ni la menor idea de lo que pasó. Ah... Si la tengo. Hablé con Bill hasta muy tarde.

—Por lo menos ya estoy en la calle— dije a para mis adentros mientras corría lo loco.

La distancia de mi casa a la secundaria, no es para nada cerca; así que tengo que acelerar el paso lo más que pueda.

— ¿Quieres mi ayuda?— rió Bill en su bicicleta que iba a la par mía. santificado sea el queso.

— La verdad , sí— sonreí subiendo entre el timón y él.

— Sostener fuerte, ya sé que vamos tarde.

Sin esperar que me agarre bien, empezó a ir rápido. Está con sus audífonos a todo volumen, taraea y mira el camino y también a mí. Es vergonzoso.

— ¡BILL CUIDADO!— grité cuando ví un auto que venía en nuestra dirección.

— ¡MIERDA!— bufó girando bruscamente el timón, provocando que ambos cayeramos a la acera.

No crean que fue una linda caída cliché, al contrario el calló unos metros lejos a mí y yo cerca a otro auto, pero estacionado, sí, choqué con un automóvil. No es que no sea obvio, pero me raspé el brazo y nada más. Pero, ¿Y Bill?

— ¿Estás bien?— me preguntó preocupado. Allí está.— ¿Te duele algo?

No me puedo mover,me da vueltas la cabeza y duele, sin embargo, sé que estaré bien.

Asentí con una sonrisa.

— Sip, me duele un poco el brazo.

— A mí, los ovarios.— rió buscando su bicicleta con la mirada.— Oh, ahí está.— dijo a punto de cruzar la pista, por eso casi nos matan por qué el descuidado no se fija por dónde va.

Lo tomé de la sudadera y miré de izquierda a derecha. No hay señales de vida.

— ¿Por qué hiciste eso?— me preguntó acercándose a su bici.

— Porque si no lo hacía ibas a terminar atropellado. Deberías tener más cuidado, idiota.— le resondré cruzando los brazos.

— Ég er svo hryggur, furu. (Lo siento mucho, pino)

— ¿Khà?

Él estalló a carcajadas.

— Vamos al tarde a clase ¿No crees?— rió bajo.

Nuevamente subimos a su bicicleta, esta vez sí fue precavido.
Ya tenemos la excusa de nuestra tardanza, ambos estamos golpeados y a pesar de que ese conductor le valió casi atropellarlos estamos bien.

Sí, llegamos muy tarde, ya es el receso. Bajé de la bicicleta, pero muchas personas nos están mirando raro, murmurando entre ellas. Bill dejó de mirarme como hace unos segundos, también bajó de su bicicleta. Suspiró, para luego hacer un mueca de incomodidad.
Entendí de inmediato, me separé un poco.

— Gracias, y siento mucho esto— dije entrenado a la secundaria.

— Entiendo...

Narración omniconciente.

— Maldición— susurró Dipper en su carpeta, tratando de resolver un problema de física elemental.— Pero si el móvil va a 0,78 milisegundos y el plano está en una inclinación de 35° cada diez centímetros... ¿Cómo diablos voy a encontrar la t/s²!?— dijo la voz interna que todos tenemos.— jajajaja, ya encontré la variación. — rió por su tonta confusión.

— Todos pueden salir— aviso una profesora.

— Bueno, ya acabé.

El castaño sonrió, iba a visitar a Bill, esa misma mañana lo cambiaron de clase y estás se volvieron aburridas, ya que sin las ocurrencias de Bill no era lo mismo.

Guardó sus cosas y salió de su aula de prácticas a buscar a aquel rubio que era su único amigo.
Entre el bullicio de los pasillos escuchó la estruendosa risa de Bill. Los de los grados mayores eran mucho, mucho más altos que Dipper, cubriendo su vista. Por suerte pudo escabullirse y llegar a Bill.

— Hola, Bill— saludó con un movimiento de mano.

— Bill, ¿De verdad aún no tienes novia?— preguntó una porrista que estaba muy apegada al rubio.

— No la necesito, además sería una molestia.— dijo pícaro el susodicho deslizando la mano por debajo de la falda de la chica.

— Interesante— respondió pícara la otra chica pelirosa de pompones que al igual que la contraria estaba apegada a Bill.

Lo incomodidad y los Celos se apoderaron del cuerpo de Dipper, no pensó que Bill actuase de esa forma, tan arrogante y ya muy vista en libros de rayitas y putas.

Carraspeó planteándose frente a Bill y las chicas esas.

— ¿Ese no es el rarito?— murmuró con desprecio la de cabello rosa.

— Sí, Zed, dice que lo vio vendarse la cara hace unos meses. Cuentan que es el hijo de uno de los villanos de Batman— se carcajeo la más alta de ojos celestes.

— Chicas, chicas. No lo molesten.— exigió Bill con voz calmada, como si solo lo hiciera para caer bien.

— Si billcibuh— dijeron a unísono las porristas.

Ambas chicas se llevaron a Bill a jalones, dejando al castaño desconcertado. No todas las personas que dicen ser tus amigos lo son, sólo forman parte de los millones de hipócritas que van a una lista de nunca acabarse.

Dipper

Algún día dejaré de ser un idiota y hacer falsos amigos...

¿¡Ellas que saben de mÍ!?

Entré al baño a paso apresurado, puse el seguro, no quiero que pase lo que pasó aquella vez...

Flashback

— Ese idiota— se quejó Dipper.

En la cafetería un rubio de ojos rojos le había vaciado su café helado en la cabeza, había mojado completamente sus gasas y chaleco.

Poco a poco se quitó las gasas, al terminar de sacarlas las tiró a la basura. Observo  la mitad de su rostro, con esa quemadura que tanto detestaba, cubría cierta parte de su marca de nacimiento, pero igual la aborrecía.

Labó su cara y medio mojó su cabello para quitar el café. Guardó en su morral el chaleco, estaba a segundo de sacar gasas nuevas de allí, pero, unas carcajadas de unas dos personas lo hicieron levantar la mirada dejándolo petrificado.

— Sí, pero, ella le dijo que si no estuviera casada, le pediría matrimonio. Fue épico.—  rió un castaño acompañado por un rubio de ojos rubíes.

— No lo sé, pero si es gracioso...

Esos dos chicos entraron al baño chocando con Dipper que iba de salida .

— Ten cuidado, imbécil.— bufó el rubio.

— Es Pines, Zed— dijo el más bajo con una sonrisa maliciosa.

— ¿El cubridas locas? Tyrone, ¿Quieres averiguar qué hay debajo de esas gasas?— el mencionado asintió.

Estampó a Dipper contra una pared haciéndolo gemir de dolor por el golpe.

— Veamos...— levantó el cabello de el de ojos achocolatados esperando quitarle las vendas, vendas que no llegó a ponerse.

— Bro, mira— rió Zed.— Esto es asquerosamente horrible.

— ¿Qué?¡ Oh, santa mierda! ¡Es Harvey Dent!— se burló Tyrone.

Dipper desesperado salió de allí como un loco, cubriendo con su mano su rostro. Entrenado a su salón, escondiéndose en sus brazos hasta que suene el timbre de fin de clase.

Fin del flashback

— Un verdadero desastre— sollosé.

Si Mabel estuviera conmigo sabría que hacer, ella estaría aquí, sin importarle que sea el baño de chicos, estaría aquí consolándome, pero no está, no pude salvarla.

Este mundo es injusto, siempre se lleva lo que más amas.









Did ya miss me? :D





Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top