Vol. 7 / Cap. 97 Devuelta a casa
Gorefiend se encontraba a los pies del gran portal, hasta que un orco se le acercaría jadeante.
Esta listo (exclamó a la ves que recuperaba el aliento)
Bien (Gorefiend se daría media vuelta y vería como un grupo de ogros jalaban grandes jaulas y en su interior se podía ver varias criaturas como animales y monstruos, así como un par de humanos capturados conformado por algunos hombres, mujeres y niños quienes se encontraban aterrados en los brazos de sus padres) perfecto, con estos serán más que suficientes para abrir el portal por un lapso de tiempo.
Cuanto tiempo??? (Se pregunto Orgrim quien haría acto de presencia) _ lo suficiente como para poder cruzar y volver (respondió)
Bien, entonces comienza de una ves.
Gorefiend daría un asentimiento y procederia a mirar el portal.
Así sin más miraría las jaulas que se hallaban a sus costados y extendiendo sus manos, procedería a absorver la energía vital de sus cuerpos.
La escena para los presentes era grotesca y aterradora, para Orgrim más que nada, quien sentía un gran repudio a esa magia y más al recordar a Gul'dan quien la empleaba mucho en el pasado, pero ahora esa magia era el único método que conocía para abrir el portal.
Finalmente tras absorber la energía vital, lo canalizaria para arrojarla hacia la entrada.
Esto causaría una gran reacción en el portal y tras unos segundos, esta comenzaría a brillar y finalmente abrirse.
¡¡¡Funcionó, jajaja pude hacerlo!!! (Gritó emocionado Gorefiend al conseguir abrir el portal)
¡Tira! _ ¡Cállate! _ ¡Tira, maldita sea!
¡De acuerdo! (rezongó Gratar, quien hizo ademán de levantarse y tensó los poderosos músculos de los hombros. Movió un brazo rápidamente hacia delante y abajo y su puño descendió a gran velocidad, al instante, abrió la mano y los pequeños dados de hueso cayeron al suelo con estrépito)
¡Ja! (exclamó Brodog riéndose, y sus colmillos sobresalieron de su boca al sonreír) ¡Solo uno!
¡Maldición! (Gratar se hundió en la piedra en que se hallaba sentado, mientras observaba enfurruñado cómo Brodog recogía de nuevo los dados y los agitaba de manera
vigorosa)
No sabía por qué seguía jugando con Brodog, el otro orco prácticamente ganaba siempre. Era algo casi antinatural.
Antinatural. Esa palabra ya carecía de significado alguno para Gratar.
Alzó la vista para contemplar aquel cielo totalmente rojo que cubría el horizonte, donde el sol era un
orbe brillante de la misma tonalidad.
No obstante, el mundo no siempre había sido así.
Gratar era lo bastante viejo como para recordar cielos azules, un sol de un cálido color amarillo, y valles y campos frondosos y verdes.
En su época, se había bañado en lagos y ríos profundos y frescos sin ser consciente, por suerte, de lo valiosa que llegaría a ser el
agua algún día. El agua potable, ese bien tan necesario para la vida, ahora era traída en tuneles y repartida con suma mezquindad y tacañería.
Gratar se levantó y sin ninguna razón aparente, le dio una patada a un trozo de tierra que se encontraba ante él, después, observó como el polvo rojo que había levantado
ascendía y le resecaba la boca y, a continuación, cogió un odre del que bebió con moderación.
El polvo le cubrió la piel, atenuando así su color verde y aclarando el color de su pelo negro. El rojo reinaba por doquier, como si el mundo se hallara ahogado en sangre.
De un modo antinatural.
Pero lo más antinatural de todo era la razón por la que él y Brodog se encontraban apostados en aquel lugar, perdiendo el tiempo a lo largo de esos días invadidos por un crepúsculo perenne jugando a absurdos juegos de azar.
Gratar posó su mirada sobre el alto arco que se hallaba a lo lejos, tras Brodog, y la reluciente cortina de energía que llenaba su
parte interior.
Se trataba del Portal Oscuro. Gratar sabía que aquel extraño portal místico llevaba a otro mundo, aunque nunca lo había atravesado, tampoco los miembros de su
clan.
Sin embargo, sí había observado cómo orgullosos guerreros de la Horda habían entrado en aquel portal para ganar gloriosamente a los humanos y a sus aliados. Desde
entonces, un puñado de orcos habían regresado para informar de los avances que estaba haciendo la Horda al otro lado. No obstante, últimamente, no habían sabido nada al respecto. Ni una palabra, ni un explorador, nada de nada.
Gratar frunció el ceño e ignoró el repiqueteo contra el suelo de los huesos que acababa de lanzar Brodog.
El portal parecía... distinto. Gratar se acercó a aquel portal de
tamaño colosal, y el vello de los brazos y el pecho se le erizó de inmediato.
¿Gratar? Te toca. ¿Qué haces?
Gratar ignoró a Brodog. Entrecerró los ojos y contempló detenidamente aquel velo de energía fluctuante.
¿Qué estaba ocurriendo más allá de aquel portal, en ese otro mundo
tan extraño?
Mientras observaba el fulgor ondulante de aquella cortina, este se intensificó y se tornó más translúcido, de tal modo que Gratar pudo ver algo tras aquel velo como si se tratara de una escena vista a través de unas aguas turbias.
Entornó aún más los ojos,
observó detenidamente y... profirió un grito ahogado a la vez que retrocedía tambaleándose y asombrado.
Ante sus ojos, se desplegaba una feroz y violenta batalla como si estuviera viendo
una recreación ritual de un combate.
¿Qué? (inquirió Brodog, quien se encontró junto a él al instante, olvidándose del juego de inmediato, estaba también boquiabierto)
Ambos contemplaron aquella escena anonadados hasta que Gratar recobró la compostura.
¡Vete! (le gritó a Brodog) ¡Informa de lo que está pasando!
De acuerdo... informaré al comandante (replicó Brodog, cuya mirada seguía clavada en el combate que estaba teniendo lugar ante ellos)
No (le espetó Gratar. Intuía que lo que estaba a punto de suceder iba a superar la capacidad de reacción y respuesta de su comandante. Sin embargo, conocía a un orco en
concreto que sí sabría qué hacer al respecto) Ner'zhul. Informa a Ner'zhul ¡él sabrá qué hacer!
Brodog asintió y se alejó corriendo de allí, aunque miró hacia atrás en varias ocasiones. Pese a que Gratar lo oyó marchar, no apartó la mirada de aquella fascinante batalla tan violenta que lo tenía obnubilado y que observaba a través de un extraño velo.
Pudo distinguir a algunos orcos e incluso creyó reconocer a algunos en concreto.
Luchaban contra unas figuras extrañas, más pequeñas, y de complexión menos robusta que ellos, pero ataviadas con mejores armaduras. Aquellos seres extraños a los que Gratar recordó
que se les solía llamar «humanos» eran rápidos y tan numerosos como mosquitos y rodeaban cual enjambre a los asediados orcos a quienes doblegaban de uno en uno.
¿Cómo era posible que su pueblo estuviera sufriendo una derrota? ¿Dónde se encontraba Doomhammer? Gratar no divisó al enorme y poderoso Jefe de Guerra por ningún lado.
¿Qué había ocurrido en aquel otro mundo?
Seguía observando embelesado, de una manera morbosa y obsesiva, aquella carnicería cuando escuchó los pasos de alguien que se aproximaba. Apartó la mirada del
portal y comprobó que Brodog había regresado acompañado de dos seres. Uno de ellos era realmente enorme, más grande y mucho más fuerte que cualquier orco, de piel lechosa y rasgos muy marcados. Un ogro, que debía de ser mago también, pues Gratar atisbó el centelleo de una gran astucia en sus pequeños ojos, que se asemejaban a los de un cerdo.
No obstante, quien era realmente importante era el orco que acompañaba a aquel colosal
ser, el cual se abrió paso directamente hacia el portal.
Si bien su pelo era canoso y su semblante estaba surcado por profundas arrugas,
Ner'zhul, el cabecilla del clan Sombraluna, quien en su día había sido el chamán más poderoso que los orcos jamás habían conocido, seguía poseyendo una constitución robusta y sus ojos marrones continuaban reflejando su agudeza mental habitual.
Observó detenidamente el portal y el desastre que vagamente se vislumbraba tras su fulgor.
Una batalla (se dijo a sí mismo Ner'zhul)
Una que la Horda está perdiendo, pensó Gratar.
¿Cuánto tiempo hace que... (preguntó Ner'zhul. Pero, de repente, el espacio que se encontraba enmarcado por el Portal Oscuro mutó, y sus energías se arremolinaron de manera violenta)
La batalla que se había proyectado, desapareció y en su lugar la luz del portal se intensificó y de el pudo notar una sombra que empezó a tomar forma.
Hasta que esa figura hizo acto de presencia.
Ner'zhul observaria a aquel ser que vestía un traje que cubría todo su cuerpo, hasta su rostro.
¿Qué ha pasado? (exigió saber Ner'zhul en voz alta) ¡Tú!
(El chamán señaló a esa criaturas tan peculiar e insistió) ¿Qué clase de orco eres tú? ¿Por qué te tapas la cara de este modo? ¡Ven aquí!
Aquella figura se detuvo de repente, se encogió de hombros y se acercó a Ner'zhul.
Como desees (replicó con una voz gélida que poseía un ligero tono burlón. A pesar del calor que fustigaba aquella tierra reseca y estéril, Gratar se estremeció)
Aquel ser se echó hacia atrás la capucha con una mano cubierta por una cota de malla, y Gratar no pudo evitar gritar presa del terror. Tal vez los rasgos de aquel ser hubieran sido bellos y proporcionados en algún momento, pero ya no era así.
Su piel era de un color verde, gris y pálido, y se le había rasgado justo en ese sitio donde la oreja se une a la mandíbula, en el cual brillaba trémulamente un fino hilillo de una sustancia. Sus labios hinchados, agrietados y morados esbozaron una sonrisa mientras sus ojos refulgían con un brillo que revelaba que poseía un malévolo sentido del humor y una aguda inteligencia.
Obviamente, aquella cosa estaba muerta.
Incluso Ner'zhul se encogió de miedo, aunque recobró la compostura con rapidez.
¿Quién... qué eres? (exigió saber Ner'zhul con un tono de voz ligeramente vacilante) ¿Y qué quieres de esta tierra?
¿No me reconoces? Soy Teron Gorefiend (respondió aquella figura, que se rio entre dientes del obvio desconcierto que se había apoderado del chamán)
¡Eso es imposible! Murió hace tiempo y se encuentra en el más allá. ¡Fue asesinado por Doomhammer junto al resto del Consejo de la Sombra!
Efectivamente, estoy muerto (admitió aquella criatura) pero no me hallo en el más allá. Gul'dan, tu antiguo aprendiz, dio con la manera de traernos de vuelta y de
introducimos en estos cadáveres putrefactos.
Entonces se encogió de hombros, y Gratar pudo escuchar cómo aquella carne desprovista de vida crujía a modo de tenue protesta.
Pero nos basta (agregó)
¿Gul'dan? (El anciano chamán parecía más estupefacto ante esa revelación que ante el hecho de que aquel cadáver andante se hallará ante él) ¿Tu amo todavía vive?
Entonces, debes volver con él. Me diste la espalda a mí y a la tradición chamánica para seguir su liderazgo, te convertiste en un brujo cuando vivías, abominación.
Sírvelo a él ahora que estás muerto.
(Gorefiend negó con la cabeza) Gul'dan ha muerto. Lo cual es todo un alivio. Nos traicionó, dividió en dos a la Horda en un momento crucial y obligó a Doomhammer a perseguirlo en vez de conquistar
una ciudad humana. Esa traición nos ha costado la guerra.
¿Hemos... perdido? (tartamudeó Ner'zhul) Pero... ¿cómo es posible?
Me encantaría seguir con esta conversación, pero primero (Gorefiend se daria media vuelta y tomaría una piedra del suelo, para luego lanzarlo hacia el portal)
Acto que no entendían los demás del por qué hizo eso, hasta que luego de unos segundos, otras figuras más cruzaron el portal.
Entre ellos se hallaba Tharbek, Varok, Zuluhed y por último Orgrim Doomhammer.
(Orgrim daría un rápido avistamientos del panorama) así que si funciona después de todo, bien hecho Teron.
De haber fallado el precio por mi fracaso hubiera sido la muerte ni bien cruzar el portal (respondió Gorefiend)
Orgrim??? Eres tú??? (Se pregunto Ner'zhul)
A pasado tiempo Ner'zhul, me encantaría decir que extrañaba mi hogar, pero con ver esta tierra, solo me trae ira y pesar.
Dime, que ha pasado con la invasión??? Que hay con la guerra??? (Se preguntaba Ner'zhul)
Humm... te lo diré, pero vallamos a otro lugar más adecuado no te parece???
Así el grupo se pondría en marcha.
Gratar los observaria marcharse, pero su vista se centraría nuevamente en el portal.
En su mente aún estaba presente lo que había visto.
Era una ilusión??? Aquella gran batalla que había visto, era solo una ilusión???
No tenía la respuesta, pero si lo que había visto fuera real, entonces esos humanos resultaban ser más peligrosos de lo que pensaba.
Un saludo para las 5 primero personas que dejaron su estrella en el primer capitulo del Vol.7
Han obtenido 1 puntos como fan destacado.
*Comunicado*
Gente, estoy reuniendo un equipo para crear la serie de yo en Warcraft con el editor de mundos.
Algún interesado en ser parte del proyecto???
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