Capítulo 13.
Kirino se encontraba bastante confundido. Ni siquiera estaba seguro de donde se encontraba.
Parpadeó repetidas veces para asegurarse de que todo aquello era más que una simple ilusión. Al parecer lo era.
Lo rodeaba un precioso prado verde con una puerta al fondo. A su alrededor, lo único aparte de la puerta era una extraña fuente de agua artificial.
<<¿Dónde estoy?>> se preguntó a si mismo por enésima vez.
Lo último que recordaba era sus disculpas a los chicos, esa pesadez en su cuerpo y luego...¿se había desmayado? No estaba del todo seguro.
El viento a su alrededor sopabla fuerte. Se revisó entonces a si mismo y bufó con cansancio. Si, aún seguía siendo una chica.
Decidió avanzar hacia la fuente antes de probar que había al otro lado de la puerta. El agua que fluía allí era cristalina y hermosa a vista de Kirino. Medio sonrió instintivamente.
Estiró entonces su mano para alcanzar a rozar el agua pero, para hacerlo, tuvo que ver su reflejo en ella. Se paralizó y contuvo la respiración cual golpe en el estómago.
—Lo que veo cuando me miro al espejo...— murmuró con cierto esfuerzo.
Su reflejo. Aún camuflado en el aspecto de una chica. ¿Cuánto había llegado a odiar su propio reflejo?
Las lágrimas comenzaron a empañar sus ojos azules, dándoles un tenue de tristeza. Donde sea que estuviera, tal vez no debía volver. Nadie le necesitaría, casi podía estar seguro de ello.
Las lágrimas se deslizaron al fin por sus mejillas siendo al final gotas que cayeron con un chapoteo casi imperceptible en el agua de la fuente.
Tal vez...Tal vez solo debía rendirse.
Estiró esta vez ambas manos hasta hundirlas en el agua. La fuente parecía tirarlo para llevarlo al interior. El pelirrosa se dejó llevar.
—¡Kirino!
Una voz ya muy conocida para él le hizo detenerse. ¿Podría ser...?
—¡Kirino!
Ahora volteó, sacando los brazos de la fuente con cierto esfuerzo.
—Shindou...
¿Qué hacía él allí? Y no solo Shindou, Tsurugi y Kariya también estaban allí, cada uno a un lado del castaño.
Kirino se puso de pie, mas no sonrió.
—¿Qué...Qué hacen aquí?
—Tienes que escucharnos,
Kirino— habló esta vez Tsurugi, con su seriedad característica.
Kariya asintió con la cabeza, secundando las palabras de su compañero.
—Vuelva con nosotros,
Kirino-senpai.
El nombrado negó levemente con la cabeza.
—No puedo.
—¡Claro que sí! No queremos perderte, Kirino— Tsurugi habló con convicción, pero el pelirrosa no acabó de creerle.
—No me necesitan...Ustedes pueden seguir sin mi.
—Ranmaru...
—¡Ya no digas tonterías!— gritó Kariya, visiblemente molestó—. ¡No quiero volver a escucharte decir tal sarta de estupideces!
Kirino, que había bajado la mirada, la alzó sorprendido.
El menor continuó hablando con los puños apretados.
—No tienes idea de cuanto nos importas, tú...— respiró profundo, sus ojos rebosaron en lágrimas finas—. Tu siempre nos estás sosteniendo. Confíaste en mi, no en el falso yo que había creado para los demás, sino mi verdadero yo... Siempre me escuchas, Kirino-senpai... Vales mucho para mí, para todos. No te lo pido, te exijo que lo entiendas ¡¿Me oíste bien?!
El pelirrosa quiso dar unos pasos al frente, pero el agua había tomado forma de manos y le sostenía ambos brazos. Tragó saliva.
—Lo siento, Kariya.
—No pidas disculpas— lo interrumpió Tsurugi. Era su turno de hablar—. ¿Sabes? Tú nunca dices nada. En los entrenamientos permaneces callado, sonríes en silencio, siempre apoyando a Shindou...Casi pareciera que no tienes problemas con los que lidiar...
>>Pero yo estaba equivocado. Y creo que eres aún más valiente que cualquiera de nosotros. Eres fuerte, Kirino, lo has demostrado. No te ridas ahora, por favor... Yo no me enamoré de Ran, sino de ti, de tu forma de hablar y reír. Kirino, yo no hablo mucho, pero necesito que sepas que eres demasiado especial como para que vaya a dejarte caer tan fácilmente.
Ante las palabras de Tsurugi, Kirino pudo soltar un brazo, pero el otro cautivo aún no le dejó avanzar más de dos pasos. Las lágrimas fluían por el rostro de Tsurugi tanto como por el suyo propio.
¿De verdad el podía ser todo eso que ellos decían?
—Sólo un poco más, Ranmaru— Shindou le sonrió a pesar de sus propias lágrimas que le resbalaban por las mejillas—. No hay nada que pueda decirte que has hecho por mí que no te haya dicho ya. Eres una de las personas más importantes en mi vida. Siempre has sido mi apoyo...perdóname por no haberme dado cuenta de que también necesitabas uno.
>>Escúchame Ranmaru, eres hermoso por dentro y por fuera, y no permitiré que dudes de ello. Siempre estás cuidando de mí y...quizás...quizás suene un poco bobo, pero es la verdad... No podría vivir sin Ranmaru, porque yo no te quiero...Yo te amo...
Kirino se soltó del otro brazo y avanzó un par de pasos sin darse cuenta. El corazón le latía con fuerza.
—Chicos...
Entonces les sonrió, fue sus sonrisa mas bella y sincera en mucho tiempo.
—Vuelve con nosotros, Kirino— le pidieron los tres al unísono, desvaneciéndose sus imágenes más allá de las colinas verdes.
Pero ahora, Kirino sabía exactamente lo que debía hacer. Sentía que había vuelto a la vida.
Se miró en la fuente y se sonrió con sinceridad. Por primera vez, no le importó lo que vio. Entonces el agua le mostró su verdadero reflejo. Una halo de luz rosa lo envolvió y el cerró los ojos, dejándose llevar con una sonrisa en los labios.
Volvía a ser él, no había que comprobarlo para que lo supiera. Con una satisfactoria paz envolviéndolo, Kirino se acercó a la puerta, giró la perilla y atravesó al otro lado sin dudar.
La luz le cegó unos instantes al abrir los ojos. Le costó un poco acostumbrarse a la luz del sol, pero cuando lo hizo lo primero que vio fue el rostro de Shindou, quien lo sostenía entre sus brazos mirándole con una mezcla de felicidad y preocupación en su rostro.
—¿Ranmaru? ¿Ranmaru me oyes?
Kirino asintió levemente con la cabeza. Se sentía agotado, pero aún así le dedicó a Shindou una pequeña sonrisa.
Tsurugi y Kariya también se encontraban de rodillas a su lado. Uno de ellos le había cogido la mano, no podía ver bien quién, la vista se le hacía borrosa a ratos.
—Tranquilo, la ambulancia debe estar llegado— Shindou le acarició la mejilla con dulzura.
Quiso negarse, decir que no necesitaba eso, que ya estaba bien...pero no le quedaban fuerzas para protestar.
Escuchó a lo lejos las voces de Kinako y Fey, pero no logró distinguir que decían. Las sirenas de la ambulancia ya se oían en las cercanías.
Tsurigi le puso al pelirrosa una mano en la frente.
—Tu descansa, ya todo está bien.
Kirino cerró los ojos nuevamente y una sonrisa leve decoró su rostro que apenas comenzaba a recuperar algo de color.
En los brazos de Shindou, por primera vez en mucho tiempo se sintió seguro. Y ahí volvió a dormirse con unas últimas palabras pululando en lo más profundo de su ser.
<<Yo también te amo...>>
...
¡Waaa! No pensé que mi historia ya estuviera por acabar pero así es. El próximo ya es el epílogo.
Pero tranquilos, porque no es el fin. Planeo una serie de extras para traerles, como un día en una cita y cosas así❤👀
¿Qué les parece la idea?
Los agradecimientos como tal irán en el próximo capítulo pero, de todas formas, les agradezco a los que han llegado hasta aquí apoyando la historia, se ganaron un lugar en mi corazoncito💞
Quiero opiniones c: ¿Qué les pareció el capítulo?
Denme ideas de lo que quieren ver en los extras👀👀👀
Ahora unas preguntas aparte:
~Hablando de Saint Seiya, ¿cuáles son sus shipps favoritos? ¿Qué opinan del Shun x Hyoga?
~Entre Kariya y Tsurugi, ¿A quién prefieren?
~¿Cuál es el género de historias que más le gusta leer?
Eso es todo por hoy. ¡Hasta la próxima!
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