Capítulo 10.
—¡Me voy a desangrar!— gritó Kirino, lloriqueando desde el interior del baño.
Afuera, Shindou suspiró con una gotita estilo anime dibujada en la frente.
—Tranquilo Kirino, es algo normal...
—¡¿Normal?! ¡¿Y esto de donde sale?! ¡Maldición!— se escuchó como el pelirrosa pateaba la pared.
—Se que ya se te pasará...
—¡Ve a contarle ese cuento a tu abuela Takuto!
Shindou volvió a la búsqueda que estaba realizando en su móvil. Remedios para aliviar los dolores menstruales. O quizás debería buscar, "como encerrar a tu amigo en un sótano hasta que descubra que no se va a desangrar".
Kirino finalmente salió del baño. Parecía que caminaba arrastrándose. Se dejó caer en la cama como peso muerto.
—La vida no tiene sentido...— murmuró en plan emo y la gotita estilo anime volvió a deslizarse sobre la frente de Shindou.
—No es para tanto...
—¡¿Qué no es para tanto?!— Kirino hizo el ademán de levantarse pero volvió a arrojarse a la cama—. Si yo tuviera que resistir eso mes a mes preferiría suicidarme— declaró.
—¡Kirino!
—No me regañes, tu no sabes nada.
Shindou volvió a suspirar.
—Esperame, ya vuelvo.
Dijo y bajó hasta el primer piso para prepararle a Kirino un té caliente. Poco después subió a la habitación con el y una almohadilla térmica.
—Oye...¿Cómo estás?
—Si vuelves a preguntarme eso te volare los dientes, Shindou.
—Vale vale, tranquilo...— el castaño dejó el té sobre la mesita de noche—. Te he traído algo caliente, leí por Internet que eso alivia el dolor.
—Un tiro en la cabeza también lo aliviaria.
—¡Kirino! ¡Ya basta de ideas suicidas!
—Lo siento.
—Anda, deja que te ponga esto.
Con cuidado, Shindou le levantó la camiseta dejando ver la parte baja del abdomen y puso la bolsa térmica en la zona.
—Wow, esto se siente bien.
—¿Ves?— Shindou medio sonrió triunfante.
Así pasaron el tiempo. Cuando Kirino se sintió un poco mejor comieron algo y vieron una película. Por un momento, Shindou olvidó el aspecto actual del pelirrosa y Kirino olvidó la prisa que tenía por darle unos puñetazos a quienes le habían cambiado de cuerpo.
Eran solo ellos dos en una tarde un poco difícil, como aquella vez en que Shindou había cogido una gripe y Kirino se había pasado el día cuidándolo.
—No puedo creerlo, ¿en serio están secuestrando a Minho? ¿al final?— comentó Shindou frunciendo levemente el ceño.
Al no obtener respuesta por parte de Kirino, volteó a mirarlo, encontrándose con la tierna imagen de su amigo profundamente dormido. Sonrió enternecido y le acarició unos mechones de cabello. Extraña ver su cabello rosas y sus dos coletas cortas. Se sonrojó ligeramente al depositarle un beso en la frente.
—Te quiero, Ranmaru.
Kirino se sonrojó inevitablemente aunque el castaño no se dio cuenta. Había sido mala idea hacerse el dormido, sin duda.
Al final, ambos se durmieron y acabaron pasando la noche en el sillón.
Uno junto al otro.
....
[Dos días de agonía después]
—Lamento si he sido...un poquito irritante...— se disculpó el pelirrosa ante la divertida mirada de Shindou.
Era jueves por la tarde y día libre de entrenamiento, así que estaban merendando ambos en casa de Kirino.
—¿Solo un poco?— Shindou alzó una ceja con cierta ironía.
El pelirrosa le dio un golpe amistoso en el hombro.
—¡Ya he dicho que lo sentía!
Shindou se carcajeo.
—Anda ya, no te disculpes— dijo sonriéndole—. No fue tu culpa.
—Creí que me desangraria— Kirino hizo un puchero.
—Al menos no te pegaste un tiro ni me volaste los dientes.
El pelirrosa se sonrojó.
—Lo siento de nuevo.
—No importa— Shindou miró su reloj de muñeca—. ¿Te importa si me marcho? Quedé de oracticar algo con Tsurugi y me matará si llego tarde, últimamente está muy irritable.
Kirino fingió que no sabía el porque de eso.
—Claro, no quiero que piensen que te tengo secuestrado.
—Vendré mañana a buscarte para ir a la escuela.
—¿La escuela? Vale...
El pelirrosa hizo otro puchero y Shindou hizo un esfuerzo por mantener la compostura.
—Debo...Debo irme.
—Hasta mañana, Shindou.
Con el rostro sonrojado hasta las orejas, el castaño abandonó la casa de Kirino.
....
Había llegado el temido momento. Su tutora legal le había llamado y Kirino tenía que poner la voz más varonil que una chica era capaz de fingir.
Estaba empezando a hartarse de todo esto.
—¡Ranmaru! No me has llamado, ¿está todo bien por allá?
—Si— se limitó a responder.
—¿Y? ¿Nada nuevo que contarme?
—No.
Monosílabos era lo mejor que podía decir en estos casos.
—Vamos, se que estás molesto y admito que mi decisión fue impulsiva y mi forma de decírtelo no fue la más correcta...Pero quiero que me entiendas— hizo una pausa y luego continuó—. Aquí juegan al fútbol de una manera fabulosa, te encantaría verlo.
—Aja.
—Ranmaru...me lo pones difícil.
—Lo...siento.
—Se que te preocupan tus amigos, pero aquí harás otros nuevos.
Kirino no respondió. No podía hacerlo usando monosílabos. El no quería mudarse. No quería quedarse...solo...
—¿Ranmaru?
Y Kirino colgó.
Sus ojos azules se rebalsaron de lágrimas finas.
¿Por qué tenía que ser tan débil?
....
Se encontraba mirándose al espejo cuando alguien tocó a la puerta.
Shindou no vendría hasta mañana, así que se le hizo un poco extraño.
En el espejo, no veía nada más que a una chica. Un cuerpo que no era el suyo, que ocultaba a un chico débil y torpe. Un chico que jamás saldría de eso pozo oscuro que era la soledad.
No entendía que tenía que ver en su reflejo, pero no estaba funcionando, fuera lo que fuera.
Caminó a paso lento hasta la puerta y abrió. Frente a él y para su sorpresa, volvía a estar Kariya con su expresión inquisidora.
—¿Qué...?— pero el peliazul le interrumpió sin siquiera dejarle formular una pregunta.
—Se que Kirino-senpai no está en Inglaterra.
Mierda.
....
Oh oh. Kirino está en aprietos de nuevo.
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó?
En el próximo veremos como se comienzan a cumplir las predicciones del "Prefacio", así que atentos todos👀👀
¿Algo que agregar o que les gustaría ver? Estamos por llegar a la parte crítica de la historia, así que prepárense.
Por cierto, ¿cual es su personaje favorito de Inazuma Eleven?
¿Y de Inazuma Eleven Go?
Eso es todo, ¡hasta la próxima!
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