Capítulo 1.

La luz se abría paso por entre los árboles hasta la ventana de cierto chico de cabellos rosas. A penas amanecía y la mañana silenciosa era...

Corrijo, el despertador sonó y arruinó por completo la tranquilidad.

—¡¿Que alguien apague esa cosa del demonio?!— grita el peli-rosa tapándose la cabeza con la almohada.

Pero nadie responde.

<<Como siempre>> piensa con desgano mientras se levanta en la búsqueda del despertador con el único deseo de hacerlo trizas. Esta vez su tutora lo había dejado más lejos de su alcance, en el primer piso. Una estrategia inteligente, pues le obligaba a levantarse para encontrarlo.

Bajo las escaleras como zombie hasta descubrir el despertador. Si, estaba en el refrigerador.

—Esta vez se ha pasado— murmuró, para luego lanzarlo por la ventana abierta de la cocina.

El silencio se hizo presente.

—Mucho mejor— se dijo a si mismo con una sonrisa triste y antes de subir a arreglarse a su habitación, coge la nota que le han dejado en la mesa:

"Ranmaru, me voy de luna de miel con mi novio por un mes, espero que no te importé. Hay dinero suficiente en el tarro, no lo malgastes, y puedes trabajar extra en la tienda si te hace falta. Eso es todo, ¡nos vemos en un mes!"

Rodó los ojos, arrugó el papel y lo arrojo a la basura.

Subió las escaleras, se dio una corta ducha, se vistió con el uniforme, y luego rápidamente se amarró las coletas.

Bajó y al ver que el tiempo no le daba para comer, tomó su bandolera y salió con el pelo estilado mojándole la espalda.

Parecía que sería otro día normal en la vida de Kirino Ranmaru.

Parecía...

....

Llegó al instituto justo al toque de timbre, por suerte hoy no había entrenamiento matutino. Corriendo a toda velocidad, había logrado llegar al mismo tiempo que el profesor.

Se dirigió a su asiento algo agitado por la carrera. A su lado le esperaba Shindou de brazos cruzados, mirándole inquisitivo.

—¿Que te pasó esta vez?— le preguntó su amigo con los brazos en jarra una vez se hubieron sentado.

—El despertador no sonó— mintió Kirino.

Shindou fingió creerle.

—Te vas a resfriar con el cabello así— afirmó, alzando una ceja como ceña reprobatoria.

—Ni siquiera pude desayunar, el cabello no me importa demasiado— le respondió el pelirosa.

El castaño sacó unas galletas de su mochila en lo que suspiraba.

—Comelas antes de que me arrepienta— le extendió las galletas y entonces sonrió.

Esa sonrisa era siempre una ráfaga de seguridad para Kirino. Le devolvió el gesto, agradecido por su preocupación.

Le alegraba poder siempre contar con su amigo. Shindou era de esa clase de chico que se desviviría por ti y no temía mostrar su lado sensible para hacerlo.

Kirino lo quería por eso. Era feliz de tener un amigo. Aunque, aún así, siempre estaba solo...

.....

L

as clases avanzaron con una lentitud no deseada. Al menos ya era la hora del almuerzo y los chicos del raimon se habían reunido a comer bajo el cerezo.

Excepto Kirino, que había "olvidado" el almuerzo en casa. La verdad era que ni él ni su tutora lo habían dejado listo el día anterior.

—Tienes que comer algo—
le dijo Shindou al vez que le ofrecía de su almuerzo, que siempre le preparaba su cheff personal.

—Ya te dije que me lo he olvidado en casa, luego compraré algo— se negó el pelirosa, terco como siempre.

Antes que Shindou le diera un sermón-lo que era muy habitual-  el móvil del pelirosa sonó.

—Espera— dijo y se dirigió a un lugar más apartado para poder hablar con tranquilidad.

—¿Hola?

¡Hola Ranmaru!— era su tutora legal, y sonaba más animada que de costumbre. Eso no podía ser bueno.

—¿Qué sucede?— preguntó Kirino con cierta frialdad—. Sabes que estoy en horario de instituto.

Al diablo con eso. ¡Te tengo increíbles noticias!

Como el pelirosa no dijo nada, ella continuo.

Aquí en Inglaterra todo es tan hermoso, y mi novio me a dicho que cuando volvamos nos casaremos y nos vendremos a vivir todos aquí, ¿no es increíble?

A Kirino casi le da un paro al oírla.

—¡No, no lo es!— respondió exaltado.

Cálmate y asimila la noticia, que tienes un mes, además, sabes que no acepto un no por respuesta.

—Estás de coña...— susurró entre dientes con rabia, para luego cortar dejando a su tutora al otro lado de la linea con las palabras en la boca.

¿Como es que podía hacerle eso? Quería golpear algo, hacer pedazos algo, y no específicamente una almohada.

No dijo nada, se volvió a sentar junto a Shindou con cara de pocos amigos. Este, que conocía a su amigo como la palma
de su mano, sabía que pocas veces se molestaba, pero cuando lo hacía, no vivías para contarlo, así que omitió las preguntas.

El resto del día transcurrió gris. Pronto se desataría una tormenta. Y no solo en el cielo, sino dentro de Kirino Ranmaru.

Y ya nadie podría detener el tornado.

....

¿Qué taaaal?

En el próximo capítulo comienza la acción real. Espero les haya gustado.

Comenten con quien shippean a Kirino c:

Eso, nos vemos en el próximo capítulo. Byesh💕

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